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Fernando Pita.
“Los objetivos de las políticas neoliberales apuntaban a promover la variabilidad de las
relaciones sociales en los marcos del capitalismo, con el fin de relanzar las premisas
que aseguren una acumulación estable del capitalismo, incluyendo la reproducción de
las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales, es decir, el propio proceso
de valorización y dominación capitalista. El objetivo era afectar el poder acumulado
por los trabajadores y los pueblos”
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expresión, está amenazada por el despliegue de credos que, reclamando el
privilegio de la tolerancia cuando están en situación de minoría procuran
solamente establecer una posición de poder desde la cual suprimir y obliterar
todas las perspectivas que no sean la suya”1.
El intento de impulsar una sociedad que redujera las desigualdades era
considerado por estos autores como destructores de la libertad y ponía trabas a
la competencia económica. Comenzaban a desafiar un consenso generalizado,
al argumentar que la desigualdad era un valor positivo que lo acercará a
concepciones conservadoras al mismo tiempo que lo alejaba de una premisa
del liberalismo clásico: la igualdad. De este modo, el neoliberalismo retoma del
liberalismo clásico (proceso histórico marcado en lo socio-económico por el
desarrollo de la Revolución Industrial –originaria de Gran Bretaña y
posteriormente extendida a otras regiones– y en lo político por la Revolución
Francesa) estableciendo la idea de libertad y de orden natural como los
valores supremos para alcanzar el bienestar social. Lo natural es el individuo,
no la sociedad; lo natural es la voluntad, el interés y libertad de cada individuo,
no la voluntad general; lo natural es lo económico y el andamiaje principal para
lograr la libertad individual. Al enfatizar las libertades individuales se refuerzan
las concepciones en torno a la iniciativa privada, al mercado por sobre los
valores societales. Mientras que para el liberalismo clásico el concepto de
libertad es más global y totalizador pues abarca la esfera individual, la política
(aunque hasta fines del siglo XIX éstas estaban restringidas para gran parte de
la población, fundamentalmente analfabetos, trabajadores y mujeres) y la
económica, para el neoliberalismo la libertad económica es la condición
necesaria para lograr la libertad individual.
Consideramos que es necesario poner en cuestión una visión extendida
que el neoliberalismo es sinónimo de mínima intervención estatal. El geógrafo
David Harvey define al neoliberalismo como “una teoría de prácticas político-
económicas que afirma que la mejor manera de promover el bienestar del ser
humano, consiste en no restringir el libre desarrollo de las capacidades y de las
libertades empresariales del individuo, dentro de un marco institucional
caracterizado por derechos de propiedad privada, fuertes mercados libres y
libertad de comercio. El papel del Estado es crear y preservar el marco
institucional apropiado para el desarrollo de estas prácticas. Por ejemplo, tiene
que garantizar la calidad y la integridad del dinero. Igualmente, debe disponer
las funciones y estructuras militares, defensivas, policiales y legales que son
necesarias para asegurar los derechos de propiedad privada y garantizar, en
caso necesario mediante el uso de la fuerza, el correcto funcionamiento de los
mercados. Por otro lado, en aquellas áreas en las que no existe mercado
(como la tierra, el agua, la educación, la atención sanitaria, la seguridad social
o la contaminación medioambiental), estos deben ser creados, cuando sea
necesario, mediante la acción estatal. Pero el Estado no debe aventurarse más
allá de lo que prescriban estas tareas. La intervención estatal en los mercados
(una vez creados) debe ser mínima porque, de acuerdo con esta teoría, el
Estado no puede en modo alguno obtener la información necesaria para
anticiparse a las señales del mercado (los precios) y porque es inevitable que
poderosos grupos de interés distorsionen y condicionen estas intervenciones
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Citado por Harvey, David: “Breve historia del neoliberalismo” (extraída del sitio web:
http://wwwmontpelerin.org/aboutmps.html). Versión de internet. Págs. 25 y 26.
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estatales (en particular en los sistemas democráticos) atendiendo a su propio
beneficio2.
Al respecto Albert Recio destaca cuatro áreas de intervención estatal que
promovió el neoliberalismo:
1) Política económica: donde el pleno empleo es sustituido por
la lucha contra la inflación legitimada por una concepción
macroeconómica que postula como no deseable el pleno
empleo. Se considera que existe una tasa natural de
desempleo que no acelere inflación). El argumento central
de este enfoque es que el desempleo no se reduce con
políticas de expansión de la demanda, ya que “estas, a partir
un límite, generaban inflación, y además inflación creciente,
una situación que se consideraba desastrosa para la
generación de inversión privada que permite el crecimiento
económico necesario para el pleno empleo” 3. A diferencia de
la lógica del Estado Bienestar Keynesiano (EBK) de expandir
la demanda se postulaba las reformas estructurales del
mercado laboral, donde el pleno empleo es dejado de lado
por el empleo flexible.
2) Sistema financiero: a través de una serie de políticas: 1)
Liberalización del movimiento de capitales entre diversos
países, permitiendo los paraísos fiscales; 2) Eliminación de
restricciones a la formación de entidades financieras
especializadas, eliminando las barreras que existían entre
bancos comerciales, cajas de ahorro, etc. 3) Liberalización
de la creación de activos financieros y sus consecuentes
“derivados” (títulos financieros negociables, bonos,
hipotecas, etc.; 4). Creación de empresas financieras con
una regulación más laxa, muchas de ellas filiales de los
propios bancos, aunque también independientes que son las
gestoras de los títulos “derivados”; 5) Reemplazo parcial de
la regulación estatal por formas mercantiles auto-
regulatorias, tomando relevancia las auditorias y empresas
de calificación de riesgos.
3) Liberalización de mercancías y servicios. Si bien este
proceso comienza antes y que no culminó por las diversas
resistencias. Esto se expresa en privatizaciones de
empresas estatales o que ciertas actividades laborales sean
parcial o totalmente realizadas sean contratadas o
subcontratadas externamente. La justificación de estas
medidas es que las empresas privadas son más eficientes
ante la burocracia estatal.
Dos de los exponentes más cabales de la Escuela de Chicago, vertiente
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económica.
En Inglaterra, el contexto socio-histórico fue muy diferente. A diferencia de
los Estados Unidos existía un fuerte desarrollo de Estado de Bienestar con una
presencia sindical y la existencia del Partido Laborista que actuaba como nexo
político de las organizaciones gremiales de los trabajadores. Del mismo modo,
hay una ausencia de grupos evangélicos de peso económico y con deseos de
involucrarse en la actividad política. Sin embargo, el neoconservadurismo tuvo
también su grado de confluencia con las políticas neoliberales al restringir
libertades individuales. La búsqueda de cierto grado de coerción social para
poner énfasis en la restauración del orden “emerge como una sencilla manera
de despojarse del velo de antiautoritarismo en el que pretendía envolverse el
neoliberalismo. Pero también propone respuestas propias a una de las
contradicciones centrales del neoliberalismo. Si “no existe eso que llamamos
sociedad, sino únicamente individuo”, tal y como Thatcher lo formulara en un
principio, entonces, el caos de los intereses individuales puede con facilidad
acabar prevaleciendo sobre el orden. La anarquía del mercado, de la
competitividad y del individualismo desenfrenado (esperanzas, deseos,
ansiedades y miedos individuales; opciones sobre los estilos de vida, sobre los
hábitos y orientaciones sexuales; modos de expresión y de comportamiento
hacia los otros) genera una situación que se torna progresivamente
ingobernable. Incluso, puede conducir a una ruptura de todos los vínculos de
solidaridad y a un estado próximo al anarquismo social y el nihilismo” 10.
Los gobiernos de Margaret Thatcher en Gran Bretaña y Ronald Reagan
en los Estados Unidos se convirtieron en modelos paradigmáticos, para otros
países tanto de Europa, como de América Latina, para desmontar y socavar las
bases de las diversas variantes del Estado de Bienestar. El neoliberalismo
inaugura así una época en que comienzan a generalizares gobiernos
neoliberales, y con ellos la aplicación de políticas basadas en las reformas
estructurales del estado, en las privatizaciones, y la implementación de
políticas tendientes a la reducción del gasto público, entre otras. De este modo,
esta concepción pasó de una etapa inicial de corte meramente académico y
minoritario en sus adhesiones a otra de búsqueda de consenso y apoyo
popular. La búsqueda de apoyos populares hizo reflotar un tono nacionalista a
la prédica de dichos gobiernos como se evidenció a partir del triunfo de Reagan
en su avanzada militar en el medio Oriente (al inicio con Irán) y en el caso de
Gran Bretaña con la guerra de Malvinas. Una consigna lanzada por la primera
ministra Thatcher intentaba dar cuenta que era el único camino posible: “No
hay alternativa”.
4. La crisis del ’70 y la oportunidad para el neoliberalismo
El desarrollo de la economía capitalista mundial a partir de la década del
40 del siglo XX –basado en los supuestos teóricos keynesianos que se
expresaron en los diversos Estados de Bienestar de economía mixta– comenzó
a detenerse a finales de la década de los ’60. Ambos conceptos abarcan y
explican mejor los fenómenos y sistemas económico-sociales de la posguerra.
Estado de Bienestar Keynesiano combina los programas sociales de
distribución del ingreso por fuera del circuito productivo y los planes de
intervención estatal anticíclica que surgieron para contrarrestar la crisis de
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la legitimidad del sistema capitalista traduciéndose en una crisis hegemónica, al
perder niveles de consenso político. De este modo, se abre una etapa de
replanteos para el capitalismo, considerando necesario reconvertir el modelo
de acumulación en el cual se basaba el Estado de Bienestar Keynesiano, y por
ende, las políticas económicas para generar nuevas modalidades para
recuperar los niveles de tasas de ganancias.
Además, se acelera un proceso de centralización y concentración del
capital soportado en la tercera revolución científico-técnica que permitió una
profundización de la mundialización de las relaciones productivas iniciándose
una tendencia que se acentuará en los años posteriores: mayor cantidad de
inversiones en el sector financiero. En este sentido, Miguel Mazzeo señala que:
“en 1970 casi el 90% de las transacciones de divisas estaba relacionado con la
economía real. En la actualidad el porcentaje no llega al 5%. Es decir, que en el
mundo actual el 95% de estas transacciones son de carácter especulativo. A
diario se trasladan por el mundo alrededor de 1,5 billones de dólares,
especulando sobre las variaciones en la cotización de las divisas” 11. A este
fenómeno de especulación financiera que genera fuga de capitales, Harvey lo
llama acumulación por desposesión que tiene cuatro rasgos centrales: 1)
privatización y mercantilización; 2) financiarizción; 3) gestión y manipulación de
la crisis; y 4) redistribuciones estatales.
El auge económico de posguerra comenzó a evidenciar signos de declive
hacia mediados de la década del ´60 e inicios del ´70. Los índices de
producción y de la tasa de ganancia empresarial comenzaron a decaer en
Europa. Estados Unidos intentó una salida con un aumento del gasto militar
durante la guerra de Vietnam, generando un crecimiento breve. El aumento de
las luchas sindicales en Europa (como el recordado mayo francés y el otoño
caliente italiano) también generó mayor presión social. Para recuperar parte de
su caída de sus ganancias, los empresarios comenzaron a aumentar los
precios. A este fenómeno de estancamiento económico e inflación se lo
denominó estanflación. Los neoliberales desde la perspectiva del monetarismo
comenzaron a remarcar que el aumento del gasto público generado por la
emisión monetaria sin control llevaba a la inflación.
Para poder financiar los gastos de la guerra de Vietnam, durante la
presidencia de Richard Nixon en Estados Unidos se declara el domingo 15 de
agosto de 1971 la inconvertibilidad del dólar con respecto al oro, poniendo fin al
sistema monetario de Bretton Woods impulsado después de la Segunda
Guerra Mundial. Los EEUU venían saldando sus déficits de exportación
mediante la emisión de dólares. La derrota en la guerra y la necesidad de
importar cada vez más petróleo fueron minando la reserva de oro. Desde ese
momento, el comercio mundial se estructuró a través de los dólares emitidos
por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Los países comenzaron
a reemplazar sus reservas en oro por el billete verde.
Desde la posguerra se desarrollaron fuertes inversiones en la explotación
de energía. En noviembre de 1973, la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP) reaccionó ante la nueva situación económica con la
triplicación del precio del petróleo crudo, para contrarrestar el crecimiento
inflacionario y la depreciación del dólar. Estas medidas agravaron la recesión
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está más debilitada y fragmentada que en Gran Bretaña, en 1981, el gobierno
de Reagan fue muy duro para frenar la huelga impulsada por la Organización
de Controladores Profesionales del Tráfico Aéreo (PATCO). Las políticas anti-
sindicales llevaron el salario mínimo federal cayera a un 30 % en 1990.
Del mismo modo que en Gran Bretaña, el objetivo fue revertir las políticas
impositivas, generando mayor desigualdad social. Susan George recoge datos
de un ex asesor del presidente estadounidense Richard Nixon sobre la base de
políticas elaboradas por la Heritage Foundation, donde destaca que “pasando
la década de los 80, el 10% superior de las familias aumentó sus ingresos un
16%; de éstos, el 5% superior, aumentó sus ingresos en 23%; pero el
extremadamente afortunado 1% de las familias norteamericanas pueden
agradecerle a Reagan su incremento en un 50%. Sus ingresos van de los 270
000 a los 405 000 dólares” (…). En cuanto a los más pobres “perdieron el 15%
de sus ya magros ingresos; de una media anual de $4.113 dólares cayeron a
un inhumano $3 504. En 1977, el 1% superior de las familias tenían un ingreso
medio 65 veces más alto que el 10% de más abajo. Una década más tarde, el
1% ganaba 115 veces más”21.
Paradójicamente, cuando a inicios de la década del ’90, el capitalismo
parecía entrar en una fuerte recesión, las políticas neoliberales tuvieron un
segundo aliento. En Suecia donde la socialdemocracia era el único país que
había resistido la arremetida neoliberal en los años ’80, fue derrotada por una
coalición de derecha en 1991, del mismo modo que el socialismo francés en las
elecciones de 1993. El nuevo impulso del proyecto neoliberal también se
expresó en la nueva ola de privatizaciones que se llevaron a cabo en Alemania,
Austria e Italia.
Sin embargo, la hegemonía neoliberal se tornó completa cuando en los ex
países comunistas de Europa del Este comenzaron a aplicar de manera
sorprendentemente ortodoxa los postulados de Von Hayeck y Friedman.
Aunque hay que señalar que luego de la aplicación de estas políticas existió
una fuerte reacción popular que se expresó en las elecciones en Polonia,
Hungría y Lituania, donde se impusieron partidos ex comunistas. Después del
desmembramiento de la URSS –primer lugar del mundo donde se había
instalado la experiencia comunista– la aplicación de la denominada “terapia de
schock” que implicaba ajustes en los gastos sociales y privatizaciones en Rusia
(centro político de la ex Unión Soviética con empresas completamente en
manos del Estado) tuvo un fuerte impacto publicitario en lo que se dio en llamar
el “fin de las ideologías”. Ex miembros del Partido Comunista de la Unión
Soviética se convertían en furibundos capitalistas adoradores del libre
mercado. Las consecuencias no sólo fueron una fuerte concentración de la
riqueza en pocas manos, sino que “durante la década de 1990, la renta per
cápita en Rusia descendió a una tasa del 3,5 % anual. Una gran parte de la
población se vio sumida en la pobreza y como resultado la expectativa de vida
en los varones descendió 5 años”22La caída del Muro de Berlín que separaba
en dicha ciudad alemana, con la unificación de dicho país dividido hasta
entonces en Alemania Federal y Alemania Oriental fue el otro elemento que
Anderson, Perry: ibid.
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Hobsbawm, Eric: “Historia del Siglo XX”, Barcelona, Crítica, 1995, Págs. 414 y
415.
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Hobsbawm, Eric: “Historia del Siglo XX”, Barcelona, Crítica, 1995, Pág. 416.
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García Delgado, Daniel R.: “Estado y sociedad: La nueva relación a partir del
cambio estructural.”, Tesis Norma, Buenos Aires, 1994, Pág. 78.
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