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RESUMEN
INTRODUCCIÓN
En La tradición bíblica el texto sagrado sin ser una obra de literatura, está
cargado de imágenes sutiles y profundas cargadas de vitalidad narrativa, de
profundidad simbólica (…) de un lenguaje auténticamente literario que deja ver por
ejemplo, como el testimonio profético no solamente es un mensaje de anuncio y
denuncio sino también contiene una palabra estética.
Elaborar tales afirmaciones es ya causa de análisis de discurso con lo cual
habría ya que profundizar los lenguajes propios de una narrativa que sin conocer los
sucesos literarios del acaecer narrativo sobrepuso su propia interceptación de la
palabra como tal, y la traspuso en los lenguajes de una época, convirtiéndose entonces
en portavoz de la idea de una literatura que llegaría un día a la idea de género o figura
retórica o literaria.
Como insinúa (Sicre, 2011) muchos le quitan el criterio de validez literaria a los
textos ya que lo asimilan más como un tipo de sermón sobre el cual se vuelca toda la
atención formativa mediante los ímpetus de las costumbres, la conciencia moral, la
identidad social, cultual y religiosa, y esto como un asunto propio de la discursiva u
oratoria sagrada, que dista de la correspondiente tendencia literaria que no es
sermocinal sino estética.
Siguiendo con la línea teórica propuesta por (Sicre, 2011) se puede además
afirmar a partir de su postulado, que la literatura que aparece como el límite entre la
pregunta por la realidad y la estética del lenguaje se vuelca a la interceptación del
análisis signico y no solamente a lo que se aduce por sola percepción, como se puede
pensar de la lectura profética donde se capturan imágenes en las cuales se expresan
diversos sentimientos de fe, en la que el autor sagrado involucra su idea de mundo, de
las cosas, de Dios, de la naturaleza y de su propia experiencia de relación con el pueblo
y la vida que circunda en su acontecer histórico. . Tales prescripciones deben dar la
posibilidad de análisis de fondo que converja entre lo meramente formal y lo que
subyace en su profundidad.
La voz de Dios que se comunica debe ser exaltada, debe ser embellecida, debe ser
enaltecida sin ningún miramiento. Tal asunto es lo que el (Barthes, 1996) también
llamara la acomodación lingüística, es decir; las voces técnicas que son producto de
otras voces narrativas que deberán ser asumidas por el intérprete y que luego pasarán
a formar parte de un discurso común.
Por ello ningún autor se asume su libro como una creación suya ni mucho menos
como una obra terminada, en caso de hacerlo estaría faltando al principio de
acomodación lingüística. Esta acomodación será luego una recomprensión estructurada
de términos en orden al lenguaje mismo, que será la que clasifique la forma en que
aparece el tono del texto; con dejes particulares que trascienden la misma forma, esto
es lo que se define como el estilo.
Por eso la escritura es una realidad ambigua: por una parte nace, sin
duda, de una confrontación del escritor y de su sociedad; por otra, remite
al escritor, por una suerte de transferencia trágica, desde esa finalidad
social hasta las fuentes instrumentales de su creación. No pudiendo
ofrecerle un lenguaje libremente consumido, la historia le propone la
exigencia de un lenguaje libremente producido. (Barthes, 1996, p. 17)
Para el hombre del Medioevo por ejemplo las prescripciones literarias eran una
huella de héroes adscrita a los términos morales donde la semblanza de toda narrativa
sería luego una impresión simbólica, que aducirá sin mayores pretensiones el estado de
un hombre y por ende de una sociedad ideal. Por ello (Barthes, 1996) afirma con todo
rigor que una época va acompañada de una forma singular de escritura que abrirá a la
comprensión de un estado de formas individuales que propenderán por enraizar ideas y
situaciones que luego, serán por supuesto la madeja interpretativa del tiempo y que
suscitará una manera de comprender el mundo y sus transformaciones.
La definición “no moral” de la libertad para la escritura empotrada en los signos que
la determinan en el tiempo dependerá exclusivamente de la manifestación arraigada en
la posesión implícita en la misma temporalidad.
los signos claros del arte, con el objeto de arrastrarlo con más seguridad
-La escritura como fenómeno sígnico, parte también de una necesidad estética de
determinada por las voces íntimas que adjudican la realidad de los hechos. A este punto
continuación:
más aún, la historia del impacto y del efecto que, como escritura, ha dejado
Biblia es, por tanto, conocer también lo que se ha hecho con ella en la
2005, p. 17)
-Existe un elemento que conecta la glosa inquietante con los hechos arraigados
-En la profecía de Israel, por ejemplo las palabras propias del momento profético,
eran una manifestación profunda del salto de lo que se concebía como histórico, con la
realidad que circunda los mismos momentos propios que el profeta vivía, por ello la
PROFÉTICA
intérprete de las narrativas Bíblicas. Puesto que como se dijo anterior mente
referenciando a (Sicre, 2011) no se puede decir que lo que compendia la Biblia sea
literatura. Sin embargo y sin pretensiones arraigadas en la mera hermenéutica del
texto, ¿cómo escapar a una reflexión de esta índole en un libro que está cargado de
del hecho que desborda la mera interpretación literal de los hechos: es decir dejan ver
extemporales y que las define luego, con ese callado lenguaje trascendente que esboza
realidades que se combinan con la realidad; donde todo lo narrado a modo de verso,
2012, p. 53)
Como se leyó, se sigue entonces que la simbología que está latente en la profecía es
ya clave para comprender lo literario como posibilidad de narrar con hechos concretos
de la narrativa, lo que acontece en la experiencia de fe, vinculada claro está con estas
HOMERO ISAIAS
de tu marcha refrena el ardor para oír nuestro Sión será rescatada por el derecho y
canto, y porque nadie en su negro bajel pasa los que se conviertan, por la justicia.
aquí sin que atienda a esta voz que en Los rebeldes y pecadores serán
mil cosas: ustedes saben los trabajos que allá Señor. Ustedes se avergonzarán de
por la Tróade y sus campos de los dioses las encinas que tanto amaban, se
aún aquello que ocurre doquier en la tierra eligieron; porque serán como una
dejes de denuncia.
Lo que si llama enormemente la atención es que en su estructura se observa una
trasposición de hecho, como si el uno y el otro texto fueran contados por el mismo autor
En este mismo libro: Isaías, los Ayes abundan con gran implicación literaria: se
asuntos morales que van a corresponder a lo largo del texto: advertencia del juicio de
Yahvé contra el abuso contra el derecho. Es muy bello el relato que aparece en 6:5
donde aparte del aye, surge la exclamación poética que reclama contra la deshonra,
contra la piedad y los deseos de una conciencia espiritual (…) los ayes constituyen gran
parte del mensaje de Isaías y aparece desde la queja retórica del autor por manifestar
Se sigue en Isaías por ejemplo la gran reiteración de Cánticos, donde prevalecen las
voces polifónicas. Es decir toda la manifestación de narrativas que en boca del profeta
se vuelven cánticos, alabanza, cantos, y que tienen como fin manifestar una única
palabra y con ella declarar sus sentimientos de conexión con Dios. De esta semblanza
Los himnos o cánticos en la literatura son caracterizados por ser una manifestación
espontánea, que surgen como voces narrativas, cargadas de metáforas y símiles; que
ajusten la sonancia y la métrica con el mensaje que suele ser profundo, exhortativo,
te he elegido y no te he rechazado”
narración; sin embargo algunos se trasponen en las elegías, las cuales denotan en su
cometido definitorio, las claves para asomarse a unos textos con una etopeya y una
los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, (52,4)
narrativa, ya que lo que acuña el dato del primer verso lo sustenta de manera negativa,
comparativa de la realidad inminente con una más profunda, dinámica, moral y política
de la época. Así por ejemplo, la metáfora de la Viña que aparece en los relatos del
profético: manifestar lo que Dios hace y lo que no, cuando no hay obediencia a sus
mandatos.
hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas
haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas
sublime. 1:21 ¡Cómo se ha prostituido, la ciudad fiel! Estaba llena de equidad, la justicia
En el profeta se puede ver también la sátira: la cual es más que burla una
Entonarás esta sátira contra el rey de Babilonia. Tú dirás: ¡Qué fin ha tenido el tirano, en
Se puede ver de una manera muy plena, como utiliza varios recursos en una
ahora, habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, sean ustedes los jueces entre mi
viña y yo. ¿Qué más se podía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? Si esperaba
que diera uvas, ¿por qué dio frutos agrios? (5, 3-4) sobresale en este fragmento la
En el texto profético se advierte la ironía como una manera de propender por una
explicar. (23,16; 37,22; 28,7-13) que deviene luego en una acción simbólica, sobretodo
Parábolas: discurso con metáforas y símiles que comparan sobre todo acciones
BIBLIOGRAFÍA