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FORMA A-55

Mexicali, Baja California, resolución del Séptimo


Tribunal Unitario del Decimoquinto Circuito, de treinta y uno
de marzo de dos mil quince.

V I S T O S los autos para resolver el toca penal


392/2014, relativo al recurso de apelación interpuesto por
********** y su defensora pública federal, contra la sentencia de
uno de diciembre de dos mil catorce, dictada por el Juez
Segundo de Distrito en el Estado, con residencia en esta
ciudad, en el proceso penal 251/2013, en la que se le encontró
penalmente responsable por la comisión del delito contra la
salud, en la modalidad de introducción al país de
marihuana, previsto y sancionado por el artículo 194, fracción
II, párrafo primero, del Código Penal Federal.

R E S U L T A N D O:

PRIMERO. Trámite y resolución en primera


instancia. El Juez de Distrito remitió el original del proceso
penal indicado, en el que dictó sentencia condenatoria a
**********, conforme a los puntos resolutivos siguientes:

“PRIMERO. **********, de generales conocidas, es


penalmente responsable del delito CONTRA LA SALUD, en la
modalidad de introducción al país del estupefaciente
marihuana, que se prevé y sanciona en el artículo 194,
fracción II, párrafo primero, y el diverso 193, ambos del Código
Penal Federal, en relación con el artículo 234 de la Ley General
de Salud, en términos de los numerales 7° fracción I, 8°, 9°,
párrafo primero, y 13, fracción II, todos del Código Penal
Federal.
SEGUNDO. Por tal delito y peculiares
circunstancias, se impone al sentenciado la pena de DIEZ
AÑOS DE PRISIÓN Y CIEN DÍAS MULTA, equivalente la
sanción pecuniaria a $6,476.00 (seis mil cuatrocientos setenta
y seis pesos 00/100, moneda nacional).
TERCERO. Se niega al sentenciado el beneficio de
la condena condicional, asimismo, se niegan al sentenciado los
beneficios de sustitución de la pena de prisión previstos en el
artículo 70 del Código Penal Federal, en términos del
considerando séptimo de esta sentencia.
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CUARTO. Se decreta el decomiso del narcótico


afecto a la presente causa, por las razones y efectos
plasmadas en el considerando octavo.
SEXTO. [sic] Se deberá suspender al sentenciado
en sus derechos civiles y políticos, en términos del
considerando noveno de este fallo.
SÉPTIMO. [sic] Amonéstese al sentenciado para
prevenir su reincidencia.
OCTAVO. [sic] Una vez que cause ejecutoria la
presente sentencia definitiva solicítese el inicio del
procedimiento de ejecución de la pena.
[…]”

SEGUNDO. Trámite del recurso ante el Juzgado de


Distrito. Contra tal fallo, el sentenciado y su defensora pública
federal interpusieron sendos recursos de apelación, los cuales
se admitió en ambos efectos por el juez de primer grado [folio
457 del original del proceso penal].

TERCERO. Trámite del recurso en la alzada. El toca


penal se abrió por proveído de dieciocho de diciembre de dos
mil catorce; la apelación se substanció por sus trámites, sin que
se hubiera ofrecido prueba por las partes; finalmente, se
celebró la audiencia de vista el veintiuno de enero del presente
año, en los términos que se asentaron en el acta respectiva.

En consecuencia, con apoyo en el artículo 383 del


Código Federal de Procedimientos Penales, se procede a
dictar la ejecutoria correspondiente.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Objeto del recurso de apelación. De


conformidad con el artículo 363 del Código Federal de
Procedimientos Penales, la segunda instancia tiene por objeto
examinar si en la resolución recurrida no se aplicó la ley
correspondiente o si se aplicó ésta inexactamente, si se
violaron los principios reguladores de la valoración de la
prueba, si se alteraron los hechos o no se fundó o motivó
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correctamente. Lo anterior, con base en los agravios que


exprese la parte apelante, o en defecto o deficiencia de ellos,
con soporte en el estudio oficioso que lleve a cabo este
tribunal, cuando el apelante sea el sentenciado o su defensor,
con apoyo en el artículo 364 del código procesal citado.

SEGUNDO. Competencia. Este tribunal unitario es


competente para conocer y resolver el recurso de apelación,
con fundamento en lo dispuesto por los artículos 104, fracción
I, constitucional, por tratarse de una controversia sobre la
aplicación de leyes federales, como son el Código Penal
Federal y el Código Federal de Procedimientos Penales; 50,
fracción I, inciso a), en relación con el 29, fracción II, de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación, por constituir una
apelación interpuesta contra una resolución de un Juzgado de
Distrito, así como los Acuerdos Generales 32/2004 y 3/2013 del
Pleno del Consejo de la Judicatura Federal, ya que la
resolución recurrida proviene de un juzgado residente dentro
de la jurisdicción que corresponde a este órgano de alzada.

TERCERO. Agravios de la defensa. El defensor


público federal expresó agravios, en los que, en síntesis,
sostiene lo siguiente:

1. Que es incorrecta la adecuación de los hechos en


la descripción legal que prevé el artículo 194, fracción II,
párrafo primero, del Código Penal Federal, ya que a partir de
las reformas de la Ley General de Salud, del Código Penal
Federal y del Código Federal de Procedimientos Penales,
publicadas en el Diario Oficial de la Federación de veinte de
agosto de dos mil nueve, el numeral 474 de la Ley General de
Salud, establece: que las autoridades de seguridad pública,
procuración e impartición de justicia, así como ejecución de
sanciones de las entidades federativas, conocerán y resolverán
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de los delitos o ejecutarán las sanciones y medidas de


seguridad a que se refiere este capítulo, cuando los narcóticos,
objeto de los mismos estén previstos en la tabla, siempre y
cuando la cantidad de que se trate sea inferior a la que resulte
de multiplicar por mil el monto de las previstas en dicha tabla y
no existan elementos suficientes para presumir delincuencia
organizada; y el precepto 195, tercero párrafo, del Código
Penal Federal, dispone que: cuando el inculpado posea alguno
de los narcóticos señalados en la tabla prevista en el artículo
479 de la Ley General de Salud, en cantidad igual o superior a
la que resulte de multiplicar por mil las ahí referidas, se
presume que la posesión tiene como objeto cometer alguna de
las conductas previstas en el artículo 194 de ese mismo
código.

2. Que si bien es cierto el sentenciado admitió que


venía procedente de Yuma, Arizona, Estados Unidos de
América y que traía consigo la marihuana afecta, la cual había
adquirido para su consumo personal, ya que es adicto a la
misma, también lo es que la cantidad esa droga resultó ser de
cuatrocientos cuarenta y cinco gramos seiscientos miligramos,
la cual se encuentra dentro de los parámetros fijados en la
tabla de orientación de dosis máximas de consumo personal e
inmediato inserta en el artículo 479 de la Ley General de Salud.

3. Que si la introducción de la marihuana al país se


dio en la medida en que la misma fue poseída por el
sentenciado, al existir identidad del sujeto activo, unidad en la
conducta desplegada en las circunstancias de tiempo, modo y
lugar de comisión y la puesta en peligro del bien jurídico
tutelado [la salud pública], tal conducta actualiza la comisión de
un solo delito contra la salud, en este caso, en la modalidad de
posesión prevista en el artículo 477 de la Ley General de
Salud; por ello la conducta delictiva no debió sancionarse bajo
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la figura jurídica contenida en el numeral 194, fracción II,


párrafo primero, del Código Penal Federal.

4. Que el juez de la causa violó los principios


reguladores de la valoración de las pruebas, contenidos en los
artículos 279 al 290 del Código Federal de Procedimientos
Penales y, como consecuencia de ello, realizó una inexacta
aplicación del artículo 194, fracción II, del Código Penal
Federal; por tanto, solicita se revoque la sentencia
condenatoria impugnada y se decrete la absolución de
**********.

En apoyo a sus agravios, cita las tesis de rubros:


“FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN, NO EXISTE CUANDO EL ACTO
NO SE ADECUA A LA NORMA EN QUE SE APOYA”,
“FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN DE LAS RESOLUCIONES
JURISDICCIONALES, DEBEN ANALIZARSE A LA LUZ DE LOS
ARTÍCULOS 14 Y 16 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, RESPECTIVAMENTE.”, “GARANTÍA
DE LEGALIDAD. QUE DEBE ENTENDERSE POR.”, “GARANTÍA DE
SEGURIDAD JURÍDICA. SUS ALCANCES”, “PRINCIPIO DE
ESPECIALIDAD. APLICACIÓN DEL.” “CONCURSO APARENTE DE
TIPOS PENALES. AL ADVERTIRSE SU PRESENCIA DEBE
RESOLVERSE MEDIANTE EL PRINCIPIO DE ESPECIALIDAD” y
“PRINCIPIO IN DUBIO PRO REO. ESTÁ PREVISTO IMPLÍCITAMENTE
EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS”.

CUARTO. Estudio de fondo. Una vez analizada la


sentencia materia de apelación y las constancias que se
tomaron en cuenta para emitirla, este tribunal considera que los
agravios planteados por el defensor público federal del
sentenciado son fundados, al ser suplidos en su deficiencia,
conforme al artículo 364 del Código Federal de Procedimientos
Penales; lo que implicará revocar la sentencia condenatoria
que se impugna.
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En efecto, contrario a lo que el juez de distrito sostiene


en el fallo que se revisa, este tribunal estima que en el caso no
procede dictar sentencia de condena a ********** por el delito
contra la salud, en la modalidad de introducción al país de
marihuana, previsto y sancionado por el artículo 194, fracción
II, párrafo primero, del Código Penal Federal.

Ello es así, no obstante este tribunal confirmó el auto


de formal prisión que fue materia de apelación en el toca penal
559/2013, puesto que el estudio del material probatorio que se
hace en la presente etapa procesal [sentencia definitiva], no
permite tener demostrado que el sentenciado tuviera la
intención de introducir la marihuana afecta al país, sino de
mantenerla dentro de su radio de acción y disponibilidad, con
fines de autoconsumo.

Lo anterior resulta determinante para que este tribunal


de alzada aplique el control difuso de constitucionalidad y
convencionalidad, respecto de la norma contenida en el artículo
194, fracción II, párrafo primero, del Código Penal Federal, en
la parte que tipifica el delito contra la salud, en la modalidad
de introducción de narcóticos al país; por tanto, no se estima
justo y legal sostener la sentencia de condena emitida contra
**********, por la comisión de tal ilícito, en la modalidad citada.

Es pertinente establecer, en principio, que el grado de


convicción que una prueba merezca al juez como apoyo para
someter al inculpado a proceso, no constituye un imperativo
que lo constriña a sostener el mismo valor hasta el momento de
dictar sentencia; ello porque su apreciación en la etapa en que
se resuelve la situación jurídica [auto de formal prisión] se
realiza en forma preliminar, empero, puede variar al dictar el
fallo definitivo, dependiendo de la idoneidad que aquélla le
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merezca conforme a la apreciación de otras pruebas en las


siguientes etapas del proceso.

El criterio se apoya en las tesis aisladas de rubro y


texto siguientes:

Registro: 192,036
Tesis aislada
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Tribunal Colegiado en Materia Penal del
Sexto Circuito.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XI, Abril de 2000
Tesis: VI.P.55 P
Página: 986

“PRUEBAS EN EL PROCESO PENAL. SU


VALORACIÓN EN LA SENTENCIA DEFINITIVA PUEDE
VARIAR EN RELACIÓN A LA REALIZADA EN EL AUTO DE
FORMAL PRISIÓN. El grado de convicción que una prueba
merezca al juzgador como apoyo para someter al indiciado a
proceso, no constituye un imperativo que lo constriña a
sostener el mismo valor de ella hasta el momento de dictar
sentencia, pues su apreciación por parte del Juez en la
etapa en que se resuelve la situación jurídica, se realiza en
forma preliminar, y puede variar al dictar el fallo definitivo,
dependiendo de la idoneidad que aquélla le merezca conforme
a la apreciación de otras pruebas en las siguientes etapas del
proceso, que lo induzcan a emitir el fallo, bien condenando al
acusado, o bien, absolviéndolo. Pensar lo contrario,
sosteniendo que el valor que el Juez conceda a determinada
prueba al dictar el auto de término constitucional, debe
prevalecer hasta el dictado de la sentencia, sería tanto como
estimar que ningún objeto práctico tendría contradecir en el
proceso las pruebas que sustentan el auto de bien preso,
cuando de antemano se sabría que todo intento sería en vano.”
[Énfasis añadido]

Registro: 194,913
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Penal del Tercer Circuito.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
VIII, Diciembre de 1998
Tesis: III.2o.P. J/8
Página: 938

“AUTO DE FORMAL PRISIÓN. NO PUEDE


CONSTITUIRSE EN PRUEBA DEL DELITO POR EL QUE SE
SENTENCIÓ AL QUEJOSO. Resulta incorrecto el proceder de
la Sala responsable, que toma en consideración el contenido
del auto de formal prisión dictado en el proceso, en contra del
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promovente del amparo y otros, como probables responsables


del delito de secuestro; interlocutoria en la que se valoraron las
pruebas allegadas a la indagatoria, con las que afirma, al dictar
sentencia definitiva, que se acreditaron los elementos del ilícito
en cuestión. Lo incorrecto es porque el auto de término
constitucional, de ninguna manera constituye prueba para
tener por acreditado el injusto que se atribuye al
procesado, pues aquél, en su momento procesal, sólo
sirvió para resolver la situación jurídica del inculpado, por
lo que la autoridad responsable no se debe remitir al citado
proveído para tener por demostrado el delito, sino que, por el
contrario, debe valorar por sí misma y de manera directa,
todos y cada uno de los elementos de convicción que
obren agregados al sumario y emitir la resolución condigna.”
[Énfasis añadido]

Ahora, a la luz del nuevo régimen constitucional en


materia de derechos humanos, este tribunal de jurisdicción
ordinaria está facultado para ejercer el control difuso de
constitucionalidad y de convencionalidad. En primer lugar,
derivado de la obligación a cargo de todas las autoridades del
país, conforme al artículo 1° constitucional, de velar no sólo por
los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal,
sino también por aquéllos establecidos en los tratados
internacionales de los que el Estado mexicano sea parte,
adoptando la interpretación más favorable al derecho humano
de que se trate.

En segundo lugar, y vinculado con lo anterior, el nuevo


paradigma de defensa constitucional y convencional en el
orden jurídico mexicano se sustenta en el orden interno, en las
determinaciones tomadas por el Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, relativas al expediente varios 912/2010.
En ellas se pronunció sobre la obligación concreta que debe
realizar el Poder Judicial, derivada del párrafo 339 de la
sentencia condenatoria emitida en el caso Radilla Pacheco vs.
Estados Unidos Mexicanos, por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, que en su parte esencial establece:

“[…] cuando un Estado ha ratificado un tratado


internacional como la Convención Americana, sus jueces, como
parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo
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que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones


de la Convención no se vean mermados por la aplicación de
leyes contrarias a su objeto y fin, que desde un inicio carecen
de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe
ejercer un ‘control de convencionalidad’ ex officio entre las
normas internas y la Convención Americana, evidentemente en
el marco de sus respectivas competencias y de las
regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, el
Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado,
sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte
Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”.
[Énfasis añadido]

Conforme a lo cual, el Pleno de la Suprema Corte


determinó que el Poder Judicial debe ejercer un control de
convencionalidad ex officio.

Asimismo, en la acción de inconstitucionalidad


155/2007, el Pleno sustentó nuevamente el criterio sostenido
en el expediente varios 912/2010, y se expuso explícitamente
que con el objetivo de respetar el principio pro persona, “la
integración del parámetro de control de constitucionalidad en
cada caso concreto, para el posterior ejercicio de valoración
derivado del mandato contenido en la parte final del segundo
párrafo del nuevo artículo 1° constitucional realizado por este
Tribunal, debe incluir […] los estándares derivados de las
disposiciones internacionales que establezcan derechos
humanos contenidas en instrumentos internacionales
ratificados por el Estado mexicano”.

Finalmente, en la contradicción de tesis 293/2011, el


Pleno sostuvo que los derechos humanos reconocidos en los
tratados internacionales y en la Constitución Federal gozan del
mismo estatus o rango constitucional y, por ende, constituyen el
parámetro de regularidad de todo el ordenamiento jurídico.

Para establecer el marco dentro del cual debe


realizarse este control de convencionalidad, el Pleno de la
Suprema Corte partió de la lectura conjunta del contenido del
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artículo 1º constitucional y lo establecido por el diverso numeral


133 de la Constitución Federal, en cuanto establecen lo
siguiente:

“Art. 1°.- En los Estados Unidos Mexicanos todas las


personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en
esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su
protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución
establece.

Las normas relativas a los derechos humanos se


interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los
tratados internacionales en la materia favoreciendo en todo
tiempo a las personas la protección más amplia.

Todas las autoridades, en el ámbito de sus


competencias, tienen la obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar, los derechos humanos de conformidad
con los principios de universalidad, interdependencia,
indivisibilidad, y progresividad. En consecuencia, el Estado
deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones
a los derechos humanos en los términos que establezca la ley
[…]”.

“Art. 133.- … Los jueces de cada Estado se


arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las
disposiciones en contrario que pueda haber en las
Constituciones o leyes de los Estados.”.

Del análisis sistemático de tales disposiciones


constitucionales, el Pleno desprendió un modelo general de
control de constitucionalidad, que sirve de marco dentro del
cual debe llevarse a cabo el control de convencionalidad ex
officio de referencia; esquema en el que todos los jueces están
obligados a preferir los derechos humanos contenidos en la
Constitución y en los tratados internacionales, aun a pesar de
las disposiciones en contrario establecidas en cualquier
norma inferior [examen de convencionalidad necesariamente
vinculado con el de constitucionalidad].

Ese deber de todos los jueces se ejercerá en el


marco de sus respectivas competencias, mismas que a
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partir de lo determinado en la citada resolución del expediente


varios 912/2010, se despliegan en dos grandes vertientes:

1. Control concentrado, ejercido por los órganos del


Poder Judicial de la Federación con vías directas de control:
acciones de inconstitucionalidad, controversias constitucionales
y amparo directo e indirecto.

2. Control difuso, ejercido por parte del resto de los


jueces del país, en forma incidental durante los procesos
ordinarios en los que son competentes, esto es, sin necesidad
de abrir un expediente por cuerda separada.

De manera que conforme al nuevo esquema de


defensa constitucional y convencional, este tribunal de
apelación está obligado a dictar sus resoluciones con respeto a
los derechos humanos reconocidos por la Constitución Federal
y por los tratados internacionales, así como sus garantías; para
ello debe realizar el control difuso de constitucionalidad y de
convencionalidad, en su caso, para lo cual, según el criterio del
mismo Pleno, establecido en la tesis aislada LXVIII/2011, de
rubro: “PARÁMETRO PARA EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.”, deben

observarse:

“Todos los derechos humanos contenidos en la


Constitución Federal (con fundamento en los artículos 1º y
133), así como la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial
de la Federación.

Todos los derechos humanos contenidos en tratados


internacionales en los que el Estado mexicano sea parte.

Criterios vinculantes de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos establecidos en las sentencias en las que
el Estado mexicano haya sido parte, y criterios orientadores de
la jurisprudencia y precedentes de la citada Corte, cuando el
Estado mexicano no haya sido parte.”
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A partir de lo anterior, la resolución del propio Pleno


señala que la interpretación por parte de los jueces presupone
realizar tres pasos [tesis aislada LXIX/2011(9a.), titulada:
“PASOS A SEGUIR EN EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y
CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS
HUMANOS.”], que son:

1. Interpretación conforme en sentido amplio.


Ello significa que los jueces del País, al igual que todas las
demás autoridades del Estado mexicano, deben interpretar el
orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos
establecidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los cuales el Estado mexicano sea parte,
favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más
amplia.

2. Interpretación conforme en sentido estricto.


Ello significa que cuando hay varias interpretaciones
jurídicamente válidas, los jueces deben, partiendo de la
presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir aquélla
que hace a la ley acorde a los derechos humanos establecidos
en la Constitución y en los tratados internacionales en los que
el Estado mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el
contenido esencial de estos derechos.

3. Inaplicación de la ley cuando las


alternativas anteriores no son posibles. Ello no afecta o
rompe con la lógica del principio de división de poderes y del
federalismo, sino que fortalece el papel de los jueces al ser el
último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva
de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en
los tratados internacionales de los cuales el Estado mexicano
es parte. [Énfasis añadido]

En ese contexto, a la luz de la nueva doctrina


jurisprudencial sobre el control difuso de constitucionalidad y
convencionalidad, el juez ordinario, dentro de su ámbito
competencial, se constituye en un controlador [verificador] de
los actos legislativos [leyes], actos administrativos [actuación
ejecutiva] y actos jurisdiccionales [resoluciones y sentencias], al
estar legitimado para efectuar el examen de confrontación de
normas y actos en que se vean involucrados derechos
humanos, frente a la Constitución Federal y a los tratados
internacionales de los que el Estado mexicano sea parte, con el
fin de garantizar el efectivo y pleno ejercicio de los derechos y
libertades.
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Lo anterior significa que en el ejercicio de la función


jurisdiccional, el juez ordinario no sólo debe realizar el
escrutinio de las normas jurídicas, sino también de los actos de
cualquier autoridad cuya actuación se incorpore al proceso
jurisdiccional; ello porque sólo de esta forma se puede hacer
efectivo el control de constitucionalidad y convencionalidad.

Consideración que se sustenta en la jurisprudencia de


la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
particularmente en el Voto Razonado del juez ad hoc Eduardo
Ferrer Mac-Gregor Poisot, en relación con la sentencia dictada
en el caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, de
veintiséis de noviembre de dos mil diez, párrafo 66, en la parte
en la que expresamente se determinó:

“66. De esta manera, el “control difuso de


convencionalidad” implica que todos los jueces y órganos
mexicanos vinculados a la administración de justicia en todos
los niveles, pertenecientes o no al Poder Judicial, con
independencia de su jerarquía, grado, cuantía o materia de
especialización, están obligados, de oficio, a realizar un
ejercicio de compatibilidad entre los actos y normas
nacionales con la Convención Americana de Derechos
Humanos, sus Protocolos adicionales (y algunos otros
instrumentos internacionales), así como con la jurisprudencia
de la Corte IDH, formándose un “bloque de convencionalidad”
en los términos analizados con antelación. Lo anterior debido a
que:

[…] no sólo la supresión o expedición de las normas


en el derecho interno garantizan los derechos contenidos en la
Convención Americana, de conformidad a la obligación
comprendida en el artículo 2 de dicho instrumento. También se
requiere el desarrollo de prácticas estatales conducentes a
la observancia efectiva de los derechos y libertades
consagrados en la misma. En consecuencia, la existencia de
una norma no garantiza por sí misma que su aplicación sea
adecuada. Es necesario que la aplicación de las normas o su
interpretación, en tanto prácticas jurisdiccionales y
manifestación del orden público estatal, se encuentren
ajustadas al mismo fin que persigue el artículo 2 de la
Convención.” [Énfasis añadido]

De igual forma, este tribunal de jurisdicción ordinaria


está facultado para ejercer el control difuso de
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constitucionalidad y de convencionalidad ex officio, cuando se


satisfacen ciertos presupuestos formales y materiales de
admisibilidad y procedencia, que permiten el ejercicio de este
control, conforme a la tesis de jurisprudencia siguiente:

Época: Décima Época


Registro: 2005057
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Libro 1, Diciembre de 2013, Tomo II
Materia(s): Común
Tesis: XXVII.1o.(VIII Región) J/8 (10a.)
Página: 953

“CONTROL DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD


EX OFFICIO. SUS PRESUPUESTOS FORMALES Y
MATERIALES DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA. Aun
cuando el control difuso de constitucionalidad -connotación que
incluye el control de convencionalidad- que ejercen los órganos
jurisdiccionales en la modalidad ex officio no está limitado a las
manifestaciones o actos de las partes, pues se sustenta en el
principio iura novit curia, ello no implica que deba ejercerse
siempre, pues existen presupuestos formales y materiales de
admisibilidad y procedencia que deben tenerse en cuenta. La
ley, la jurisprudencia y la práctica muestran que algunos de
esos presupuestos, que de no satisfacerse impedirán su
ejercicio, de manera enunciativa son: a) que el juzgador tenga
competencia legal para resolver el procedimiento o proceso en
el que vaya a contrastar una norma; b) si es a petición de parte,
que se proporcionen los elementos mínimos, es decir, debe
señalarse con toda claridad cuál es el derecho humano o
garantía que se estima infringido, la norma general a contrastar
y el agravio que le produce, pues de otra forma, sin soslayar su
carácter de conocedor del derecho, el juzgador no está
obligado a emprender un estudio expreso oficioso de los
derechos humanos o preceptos constitucionales o
convencionales que se le transcriban, o que de manera
genérica se invoquen como pertenecientes al sistema; c) debe
existir aplicación expresa o implícita de la norma, aunque en
ciertos casos también puede ejercitarse respecto de normas
que, bien sea expresa o implícitamente, deban emplearse para
resolver alguna cuestión del procedimiento en el que se actúa;
d) la existencia de un perjuicio en quien solicita el control
difuso, o bien irrogarlo a cualquiera de las partes cuando se
realiza oficiosamente; e) inexistencia de cosa juzgada respecto
del tema en el juicio, pues si el órgano jurisdiccional ya realizó
el control difuso, estimando que la norma es constitucional, no
puede realizarlo nuevamente, máxime si un juzgador superior
ya se pronunció sobre el tema; f) inexistencia de jurisprudencia
obligatoria sobre la constitucionalidad de la norma que emiten
los órganos colegiados del Poder Judicial de la Federación,
porque de existir, tal criterio debe respetarse, pues el control
concentrado rige al control difuso y, g) inexistencia de criterios
vinculantes respecto de la convencionalidad de la norma
general, ya que conforme a las tesis de la Suprema Corte de
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Justicia de la Nación, los emitidos por la Corte Interamericana


de Derechos Humanos son vinculantes para los tribunales del
Estado Mexicano.”

Ahora, en primer lugar, este tribunal es competente


para resolver el recurso de apelación interpuesto contra la
sentencia pronunciada en la causa penal de origen, de
conformidad con lo expuesto en el considerando segundo de
esta ejecutoria. En segundo lugar, en el caso existe aplicación
expresa de la norma y perjuicio en contra de **********en tanto
éste fue sentenciado por la conducta ilícita prevista y
sancionada por el artículo 194, fracción II, del Código Penal
Federal y, por esa razón, se le impusieron las penas de diez
años de prisión y cien días multa establecidas en este
precepto. En tercer lugar, no existe cosa juzgada respecto del
tema en el juicio, criterios de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, en relación con la convencionalidad de la
norma, ni jurisprudencia obligatoria sobre la constitucionalidad
de esa norma. La única jurisprudencia obligatoria existente
emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, establece que cuando el sujeto activo es detenido
con algún narcótico en una garita aduanal o recinto fiscal
ubicado en un Estado de la República, se actualiza el tipo
penal [no en grado de tentativa], en tanto que éste contempla
cualquier introducción [o extracción] del territorio nacional, por
el mero rebasamiento de sus límites territoriales, y no puede
considerarse que tales recintos se ubiquen en territorio
extranjero1.

Es menester precisar que no se pasa por alto la


existencia de la tesis aislada 1a. XXX/2008, emitida por la
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de
1
Tesis de jurisprudencia 1a./J. 41/2003, emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, de rubro: “SALUD, DELITO CONTRA LA. EN SU MODALIDAD
DE INTRODUCCIÓN DE NARCÓTICOS PREVISTA EN EL ARTÍCULO 194, FRACCIÓN
II, DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL, SE CONSUMA DESDE EL MOMENTO EN QUE
EL REO ES DETENIDO EN EL RECINTO ADUANAL.”, consultable en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XVIII, Diciembre de 2003, Materia(s): Penal,
página: 46.
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rubro: “DELITOS CONTRA LA SALUD. EL ARTÍCULO 194, FRACCIÓN


I, DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL QUE ESTABLECE LA PENA
APLICABLE POR SU COMISIÓN, NO VIOLA EL NUMERAL 22 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.”.

En el citado asunto se consideró que es justificable la


penalidad establecida para los delitos contra la salud
contemplados en el artículo y fracción mencionados, porque del
proceso legislativo se advierte que el legislador pretendió
sancionar con mayor severidad tales ilícitos, que afectan la
seguridad pública de la sociedad en general; que entonces, tal
penalidad no viola el artículo 22 constitucional, al no tratarse de
las proscritas por ese numeral constitucional ni pueden
calificarse como inusitadas y trascendentales; además de que
la circunstancia de que se sancionen severamente, por ser
delitos graves, no puede servir de sustento para calificar la
inconstitucionalidad de la pena, puesto que resulta acorde al
peligro e inseguridad que pretenden evitarse, a través del
combate al comercio y consumo de drogas.

Se hace mención de este asunto, porque si bien es


cierto hace referencia a los delitos contra la salud previstos en
la fracción I del artículo 194 del Código Penal Federal, y no en
la fracción II del mismo numeral, relativa al caso que se analiza;
también lo es que la Primera Sala, al resolver el amparo directo
en revisión 977/2012, reconoció que los márgenes de
punibilidad establecidos por el legislador en la fracción I, son
respecto de un delito contra la salud, que es de la misma
naturaleza que el que se estudia.

Igualmente, no pasa inadvertido que la Primera Sala,


en el amparo directo en revisión 977/2012 precitado, efectuó el
análisis del artículo 194, fracción II, del Código Penal Federal,
por la conducta de introducción de un narcótico al país, esto es,
la que se analiza en el caso concreto. En ese asunto, consideró
que las penas que instituyó el legislador para los delitos
FORMA A-55

17
TOCA PENAL 392/2014.

previstos en el artículo 194, fracción I, y por extensión a la


fracción II, por ser de la misma naturaleza, se ajustan al
principio de proporcionalidad; ello, porque la pena prevista para
la conducta consistente en introducir narcóticos –en cualquier
cantidad–, se justifica por la mayor intensidad en la afectación
al bien jurídico protegido, la cual resulta proporcional si se
considera que las acciones de narcotráfico son la causa
generadora del fenómeno del narcomenudeo y, como
consecuencia, de la venta de narcóticos y el eventual consumo
ilícito de drogas; de donde puede apreciarse la comprobación
de la legitimidad del fin perseguido con la medida, cuyo objetivo
o fin inmediato del legislador al establecer la cuantía de la pena
no es otro que una determinada política criminal, con base en
que tiene un amplio margen de apreciación para establecer el
contenido de las normas penales de sanción.

Sin embargo, este tribunal considera que tales


criterios no son impedimento para ejercer el control difuso de
constitucionalidad y de convencionalidad ex officio por dos
razones. La primera, esos criterios no se contraponen con el
criterio que se asume en el presente asunto, porque el análisis
se aborda sobre diferentes cuestiones. En efecto, la Primera
Sala efectuó el estudio de proporcionalidad en torno a los
márgenes de punibilidad del artículo 194, fracciones I y II, del
Código Penal Federal, a la luz del numeral 22 de la
Constitución Federal [principio de proporcionalidad analizado
en su vertiente abstracta]; situación distinta del presente
asunto, en el que se estudia la inconstitucionalidad e
inconvencionalidad del precepto 194, fracción II, a la luz del
derecho humano a la igualdad reconocido tanto en la
Constitución como en los tratados internacionales, en su
vertiente de igualdad por diferenciación.
18

La segunda razón es porque los criterios relacionados


no constituyen jurisprudencia obligatoria, y si bien es cierto la
Segunda Sala estableció que las tesis emitidas que no
constituyan jurisprudencia obligatoria pueden servir de legal
sustento para las sentencias de tribunales inferiores, al no
existir precepto legal que impida a los juzgadores redireccionar
sus criterios conforme a los precedentes emitidos por el
Máximo Tribunal y porque es un principio generalmente
reconocido el que los tribunales inferiores adecuen su criterio al
de los de mayor jerarquía, como se dijo, el análisis efectuado
por la Primera Sala respecto del artículo 194, fracciones I y II,
del Código Penal Federal, es distinto del que se hace en el
presente asunto.

La tesis aislada a que se hizo alusión es del tenor


literal siguiente:

Época: Séptima Época


Registro: 237858
Instancia: Segunda Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Volumen 139-144, Tercera Parte
Materia(s): Común
Página: 141

“TESIS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA


QUE NO HAN INTEGRADO JURISPRUDENCIA. TIENEN
FUERZA JURIDICA PARA NORMAR EL CRITERIO DE
TRIBUNALES INFERIORES. Las tesis sustentadas por la Sala
que no constituyen jurisprudencia y por ello no entrañan
obligatoriedad, sí, en cambio, bien pueden servir de legal
sustentación a las sentencias de tribunales inferiores, al no
existir precepto legal alguno que impida a los Jueces que
orienten su criterio con los precedentes de esta Suprema
Corte, además de que es un principio generalmente reconocido
el que los tribunales inferiores adecuen su criterio al de los de
mayor jerarquía.”

De igual forma, se precisa que tampoco se pasa por


alto la tesis de jurisprudencia XXI.1º.J/21, sustentada por el
Primer Tribunal Colegiado del Vigesimoprimer Circuito, de
rubro: “CUERPO DEL DELITO. EN EL ILÍCITO CONTRA LA SALUD
FORMA A-55

19
TOCA PENAL 392/2014.

EN SU MODALIDAD DE TRANSPORTACIÓN, NO SE REQUIERE,


PARA INTEGRARLO, UN ELEMENTO SUBJETIVO.”. En efecto, en la

jurisprudencia referida únicamente se expone que para integrar


el cuerpo del delito contra la salud, en la modalidad de
transportación, previsto y sancionado por el artículo 194,
fracción I, del Código Penal Federal, no se requiere de un
elemento subjetivo; por tanto, considera incorrecto señalar
como elemento subjetivo del delito, la finalidad de esa actividad
[transportación], de llevar a cabo alguna otra conducta
contemplada en el propio numeral, específicamente, el
comercio.

En primer término, la jurisprudencia no se refiere a la


modalidad de introducción al país de narcóticos, sino a la
diversa de transportación de éstos; sin embargo, se considera
pertinente analizarla, porque la modalidad de introducción
tampoco contiene elementos subjetivos específicos. En
segundo término, tal jurisprudencia no contiene algún análisis
de constitucionalidad, para determinar si el tipo penal del delito
contra la salud, en la modalidad de transportación, debe o no
contener elementos subjetivos específicos. Por estas razones,
se concluye que la jurisprudencia mencionada no constituye un
obstáculo para aplicar en este caso el control difuso de
constitucionalidad y convencionalidad.

Por otra parte, los alcances de este control rigen


únicamente en el caso en análisis, de conformidad con los
parámetros establecidos en el expediente varios 912/2010; por
ello, los criterios emitidos por la Primera Sala relativos a que el
artículo 194, fracción II, del Código Penal Federal, no viola el
principio de proporcionalidad de la pena, en términos del
numeral 22 constitucional, seguirán aplicándose en la
generalidad de los casos, porque este criterio no resulta
20

aplicable a aquéllos que no se encuentren en la misma


situación excepcional diferenciada.

Bajo las directrices mencionadas, este tribunal


emprende el estudio del caso concreto, en el que advierte que
la norma 194, fracción II, del Código Penal Federal, que prevé
y sanciona la conducta ilícita por la que **********fue
sentenciado, resulta inconstitucional e inconvencional,
porque viola el derecho humano a la igualdad, en su
vertiente de igualdad por diferenciación, conforme a las
consideraciones siguientes.

De la mecánica de los hechos plasmada en el parte


informativo, analizada en relación con el resto del cúmulo
probatorio que obra en la causa penal, se obtiene que el
sentenciado**********introdujo la marihuana afecta al país, con
el único propósito de mantener la posesión de tal
narcótico, para destinarlo a su autoconsumo, con motivo de
su farmacodependencia.

En efecto, obra el parte informativo de treinta de


octubre de dos mil trece, suscrito y ratificado por el cabo de
caballería **********y soldados de caballería **********y
**********, pertenecientes al ********** Regimiento de Caballería
Motorizado, destacamento en **********, y por la oficial de
comercio exterior del Servicio de Administración Tributaria, en
Los Algodones, Baja California, **********, en el que asentaron
lo siguiente:
**********Que aproximadamente a las diecisiete horas
con diez minutos de la fecha señalada, al estar efectuando
revisiones de rutina a los vehículos que ingresan de Estados
Unidos de América a México, por la garita internacional
“Algodones”, ubicada en Los Algodones, Baja California, arribó
un vehículo Chevrolet Silverado Suburban, color café con
FORMA A-55

21
TOCA PENAL 392/2014.

beige, modelo 1983, con placas de circulación **********de


Arizona, Estados Unidos de América y número de serie
**********proveniente del país vecino, el cual era conducido por
quien dijo llamarse **********de ********** de edad, originario de
**********Que le dijeron al sujeto que le practicarían una revisión
al vehículo, accediendo a lo solicitado; que el cabo de
caballería **********, al efectuar la revisión, localizó un
envoltorio de plástico cubierto de cinta adhesiva gris, que
estaba oculto entre el piso y el tanque de gasolina del vehículo;
que al revisar su interior, resultó que contenía un vegetal verde
y seco, con las características de la marihuana.

Que **********, oficial de comercio exterior adscrita a la


garita, verificó la estancia legal del vehículo en el país, no
localizando en el sistema digital alguna alerta de robo; que los
soldados de caballería **********proporcionaron seguridad
perimetral en el lugar de los hechos, percatándose en todo
momento del hallazgo del envoltorio de plástico antes citado.

Asimismo, obra la declaración ministerial de


**********[ratificada ante el juez de la causa en preparatoria y
ampliación de ésta], en la que manifestó, en lo conducente, que
venía procedente de Yuma, Arizona, Estados Unidos de
América; que al ingresar a este país por la garita Los
Algodones, ya fuera de las instalaciones de la misma, los
militares le dijeron que detuviera su marcha, a lo cual no tuvo
inconveniente; que después de que revisaron minuciosamente
el vehículo, le informaron que habían encontrado un envoltorio
con marihuana, lo que él conocía, ya que tal envoltorio era de
su propiedad y lo tenía para su consumo personal, y que él
mismo lo puso allí, para dejarlo en su casa y consumirlo
diariamente.
22

A preguntas del agente del Ministerio Público Federal,


en lo que interesa, contestó: que el envoltorio era de su
propiedad y lo adquirió por la mañana del día de su detención,
con un individuo desconocido en un parque de Yuma, Arizona;
que la marihuana la quería para su consumo personal, ya que
es adicto a esa droga desde hace ********** años; que la droga
la depositó arriba del tanque de gasolina y se le olvidó dejarla
allí, ya que acostumbra que la marihuana que compra en Yuma
la deja allá y cuando viene a México, la compra en San Luis
Río Colorado, Sonora; que siempre deja la droga en su
domicilio; que en ningún momento pensó ingresar esa droga a
México, ya que sólo fue un olvido.

De igual forma, obra el dictamen médico practicado y


ratificado por la perito [tercero en discordia] **********, adscrita a
la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General
de Justicia del Estado de Baja California, en el que la experta
concluyó que el sentenciado presentaba datos clínicos y físicos
de ser consumidor de marihuana.

En relación con lo anterior, se destaca que no


obstante en el dictamen médico pericial se concluyó que el
encausado no es farmacodependiente sino sólo consumidor de
marihuana, debe apreciarse el hecho de que tal dictamen fue
practicado el veintinueve de julio de dos mil catorce, esto es,
nueve meses después de la fecha en que ocurrió la detención
[treinta de octubre de dos mil trece]; lo que pudo incidir en el
resultado de la pericial, en tanto que en ese lapso el procesado
no consumió marihuana, al estar privado de su libertad en
reclusión; máxime si se considera que obra diverso dictamen
médico en el cual se concluyó que sí era farmacodependiente a
esa droga, el cual fue practicado el trece de diciembre de dos
mil trece, esto es, a menos de dos meses de su detención; por
esta razón, es factible determinar que en la fecha en que
FORMA A-55

23
TOCA PENAL 392/2014.

ocurrieron los hechos que se analizan, el encausado sí tenía la


calidad de farmacodependiente [enfermo].

Esta consideración encuentra sustento en el artículo


1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
que establece que las normas en materia de derechos
humanos se interpretarán de conformidad con la Carta Magna y
con los tratados internacionales de la materia, procurando
favorecer en todo tiempo a las personas en la protección
más amplia.

Conforme a lo cual, tal precepto recoge de manera


directa el criterio o directriz hermenéutica denominada principio
pro homine [pro persona], el cual consiste en ponderar ante
todo la fundamentalidad de los derechos humanos, a efecto de
estar siempre a favor de la persona. Esto implica que debe
acudirse a la norma más amplia o a la interpretación extensiva
cuando se trate de derechos protegidos e, inversamente, a la
norma o a la interpretación más restringida, cuando se trate de
establecer límites para su ejercicio.

Asimismo, en el plano del derecho internacional, el


principio pro homine está consagrado en los artículos 29 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y 5 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos; de manera que
debe aplicarse en forma obligatoria, en términos del numeral
133 constitucional.

Apoyan lo expuesto las tesis asiladas con los datos de


identificación, rubro y texto siguientes:

Época: Décima Época


Registro: 2000630
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
24

Gaceta, Libro VII, Abril de 2012, Tomo 2


Materia(s): Constitucional
Tesis: XVIII.3o.1 K (10a.)
Página: 1838

“PRINCIPIO PRO HOMINE. SU


CONCEPTUALIZACIÓN Y FUNDAMENTOS. En atención al
artículo 1o., segundo párrafo, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, adicionado mediante decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación el diez de junio
de dos mil once, las normas en materia de derechos humanos
se interpretarán de conformidad con la Carta Magna y con los
tratados internacionales de la materia, procurando favorecer en
todo tiempo a las personas con la aplicación más amplia. Dicho
precepto recoge de manera directa el criterio o directriz
hermenéutica denominada principio pro homine, el cual
consiste en ponderar ante todo la fundamentalidad de los
derechos humanos, a efecto de estar siempre a favor del
hombre, lo que implica que debe acudirse a la norma más
amplia o a la interpretación extensiva cuando se trate de
derechos protegidos e, inversamente, a la norma o a la
interpretación más restringida, cuando se trate de establecer
límites para su ejercicio. Asimismo, en el plano del derecho
internacional, el principio en mención se encuentra consagrado
en los artículos 29 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y 5 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, publicados en el Diario Oficial de la
Federación, de manera respectiva, el siete y el veinte de mayo
de mil novecientos ochenta y uno.”

Época: Novena Época


Registro: 179233
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XXI, Febrero de 2005
Materia(s): Administrativa
Tesis: I.4o.A.464 A
Página: 1744

“PRINCIPIO PRO HOMINE. SU APLICACIÓN ES


OBLIGATORIA. El principio pro homine que implica que la
interpretación jurídica siempre debe buscar el mayor beneficio
para el hombre, es decir, que debe acudirse a la norma más
amplia o a la interpretación extensiva cuando se trata de
derechos protegidos y, por el contrario, a la norma o a la
interpretación más restringida, cuando se trata de establecer
límites a su ejercicio, se contempla en los artículos 29 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y 5 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, publicados en el
Diario Oficial de la Federación el siete y el veinte de mayo de
mil novecientos ochenta y uno, respectivamente. Ahora bien,
como dichos tratados forman parte de la Ley Suprema de la
Unión, conforme al artículo 133 constitucional, es claro que el
citado principio debe aplicarse en forma obligatoria.”

Época: Novena Época


Registro: 180294
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
FORMA A-55

25
TOCA PENAL 392/2014.

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su


Gaceta, Tomo XX, Octubre de 2004
Materia(s): Administrativa
Tesis: I.4o.A.441 A
Página: 2385

“PRINCIPIO PRO HOMINE. SU APLICACIÓN. El


principio pro homine, incorporado en múltiples tratados
internacionales, es un criterio hermenéutico que coincide con el
rasgo fundamental de los derechos humanos, por virtud del
cual debe estarse siempre a favor del hombre e implica que
debe acudirse a la norma más amplia o a la interpretación
extensiva cuando se trata de derechos protegidos y, por el
contrario, a la norma o a la interpretación más restringida,
cuando se trata de establecer límites a su ejercicio.”

Por lo anterior, se estima legal la determinación del


juez de primera instancia, en la que ordenó que **********
quedara a disposición de la autoridad sanitaria
correspondiente, a fin de que fuera sometido a tratamiento
médico de rehabilitación, para aliviar la farmacodependencia
que padece.

Resulta aplicable al caso la tesis de jurisprudencia que


es del tenor literal siguiente:

Registro No. 218404


Octava Época
Instancia: Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Penal del Primer Circuito.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, 57, Septiembre de 1992
Página: 43
Tesis: I.2o.P. J/44
Jurisprudencia
Materia(s): Penal

“SALUD, DERECHO A LA. TRANSGREDE EL,


CUANDO NO SE ORDENA EL TRATAMIENTO SOBRE LA
ADICCIÓN DE UN SENTENCIADO TOXICÓMANO. Se
transgrede el sentido del artículo 4o. constitucional, que
consagra el derecho a la salud, así como lo estatuido en el
precepto 194, fracción IV del Código Penal Federal, cuando en
un delito contra la salud, al sentenciarse a un acusado que es
toxicómano adicto al consumo de enervantes o estupefacientes,
la responsable ordenadora omite dejarlo a disposición de la
autoridad sanitaria para su tratamiento.”

En otro aspecto, de los autos de la causa penal se


desprenden dos aspectos importantes. El primero, que la
26

marihuana afecta se encontraba en un solo envoltorio y no


distribuida en diversas dosis. El segundo, que aun cuando la
cantidad de droga de cuatrocientos cuarenta y cinco gramos
seiscientos miligramos, peso neto, rebasa la dosis máxima de
consumo personal e inmediato previsto en la tabla de
orientación del artículo 479 de la Ley General de Salud, que es
de cinco gramos, no excede la cantidad máxima de cinco
kilogramos que el numeral 477 de la propia ley permite poseer
[sin la finalidad de comercio o suministro, aun gratuito]; de lo
cual se desprende que la cantidad de tal droga no es
desproporcionada para considerarla con fines de autoconsumo,
en tanto que representa poco menos de la décima parte de la
cantidad permitida por la tabla de referencia para poseer, sin
las finalidades mencionadas.

A lo anterior, se suma que constituye un hecho notorio


para este tribunal que la droga generalmente suele extraerse a
Estados Unidos de América, y no tanto introducirse a este país,
por los flujos de comercio ilícito de drogas.

En ese contexto, se estima que el cúmulo probatorio


que obra en autos no arroja datos que permitan concluir que el
sentenciado destinaría la marihuana afecta a un propósito
diverso a su simple tenencia, con fines de autoconsumo.

En efecto, las pruebas relacionadas sólo demuestran


que la intención del sentenciado era poseer el narcótico, con la
finalidad de destinarlo a su consumo personal, a partir de los
datos siguientes:

1. Que el sentenciado era


farmacodependiente al momento en que se suscitaron
los hechos.
FORMA A-55

27
TOCA PENAL 392/2014.

2. Que introdujo la marihuana afecta al país,


sólo como medio necesario para seguir poseyendo la
misma.

3. Que la finalidad de la conducta fue para


destinarla a su consumo personal.

4. Que la cantidad de droga no era


desproporcionada, en tanto representa poco menos
de la décima parte de la cantidad máxima de cinco
kilogramos que la tabla de orientación del artículo 479
de la Ley General de Salud permite poseer [sin la
finalidad de comercio o suministro, aun gratuito].

5. Que la droga se encontraba en un solo


envoltorio y no dosificada.

6. Que no existen datos que evidencien un


fin distinto del autoconsumo.

Lo cual permite concluir que en el caso se acreditó


que el sentenciado, en su calidad de propietario, internó a
territorio nacional la marihuana afecta, ejerciendo únicamente
actos típicamente posesorios de tal narcótico, esto es, con
el único propósito de seguir en poder de su propia droga,
sin finalidades inmediatas de transmitirla o suministrarla, aun
gratuitamente, a terceros, sino sólo de destinarla a su
autoconsumo.

Conforme a lo anterior, no se estima apegado a


derecho que el sentenciado sea condenado por el delito contra
la salud, en la modalidad de introducción al país de
marihuana, previsto y sancionado por el artículo 194, fracción
II, párrafo primero, del Código Penal Federal, con las
28

correspondientes penas de diez a veinticinco años de prisión


y de cien hasta quinientos días multa.

Ello es así, porque el análisis del presente asunto en


la etapa final del juicio permite evidenciar que la norma 194,
fracción II, del Código Penal Federal, que contiene la conducta
ilícita reprochada al sentenciado resulta inconstitucional e
inconvencional, al violar el derecho humano a la igualdad,
en su vertiente de igualdad por diferenciación.

Ciertamente, la reforma constitucional de diez de junio


de dos mil once, al introducir la interpretación conforme y el
principio pro homine [pro persona], favoreció sustancialmente el
entendimiento y la aplicación de los derechos humanos; ello
porque si bien el concepto jurídico de igualdad, desde un punto
de vista abstracto, estaba presente desde antes de la reforma
al artículo 1° constitucional, las condiciones de aplicación del
derecho y los supuestos de protección se han ampliado
significativamente con la proyección de los derechos humanos
en los tratados internacionales, con la jurisprudencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos y con la
jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Así, el juzgador no puede desdeñar el texto de los


tratados internacionales que hacen referencia a la igualdad y a
la prohibición de discriminación, sino que tiene que efectuar el
escrutinio de constitucionalidad, teniendo como ámbito material
de validez a la Constitución Federal y a los diferentes tratados
sobre derechos humanos, ratificados por el Estado mexicano.

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, en el amparo en revisión 796/2011, del cual derivó la
tesis 1ª. CLXXVI/2012, de rubro: “IGUALDAD ANTE LA LEY Y NO
DISCRIMINACIÓN. SU CONNOTACIÓN JURÍDICA NACIONAL E
FORMA A-55

29
TOCA PENAL 392/2014.

INTERNACIONAL”, estableció que la igualdad es un principio

inherente a la naturaleza del género humano y es inseparable


de la dignidad de la persona; por ello se han establecido una
multiplicidad de criterios que tienden a alcanzar su mayor grado
de protección y efectividad, principalmente en lo que toca a la
revisión de los actos del poder legislativo, para evitar no
solamente diferenciaciones injustificadas en la ley o en su
aplicación, sino también el mismo trato cuando existen
situaciones relevantes que ameritan un trato distinto por el
legislador.

El principio de igualdad en el ordenamiento


constitucional está reconocido en el artículo 1°, párrafos
primero y quinto, así como en los numerales 2°, aparatado B,
4°, primer párrafo, 12, 31, fracción IV, y 123, apartado A,
fracción VII, de la Constitución Federal, por medio de sus
diversas manifestaciones de carácter específico, como la
igualdad de oportunidades de los indígenas, la igualdad entre
el hombre y la mujer, la prohibición de conceder títulos de
nobleza, prerrogativas y honores hereditarios, así como de dar
efectos a los otorgados por otro país, la equidad tributaria o la
igualdad en la percepción de salarios. Los preceptos invocados
establecen:

“Artículo 1o.- En los Estados Unidos Mexicanos


todas las personas gozarán de los derechos humanos
reconocidos en esta Constitución y en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así
como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no
podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta Constitución establece.

[…]

Queda prohibida toda discriminación motivada por


origen étnico o nacional, el género, la edad, las
discapacidades, la condición social, las condiciones de salud,
la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado
civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y
tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades
de las personas”.
30

“Artículo 2o.- La Nación Mexicana es única e


indivisible […] B. La Federación, los Estados y los Municipios,
para promover la igualdad de oportunidades de los indígenas y
eliminar cualquier práctica discriminatoria, establecerán las
instituciones y determinarán las políticas necesarias para
garantizar la vigencia de los derechos de los indígenas y el
desarrollo integral de sus pueblos y comunidades, las cuales
deberán ser diseñadas y operadas conjuntamente con ellos”.

“Artículo 4o.- El varón y la mujer son iguales ante la


ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia”.

“Artículo 12.- En los Estados Unidos Mexicanos no


se concederán títulos de nobleza, ni prerrogativas y honores
hereditarios, ni se dará efecto alguno a los otorgados por
cualquier otro país.”

“Artículo 31.- Son obligaciones de los mexicanos:

[…]

IV.- Contribuir para los gastos públicos, así de la


Federación, como del Distrito Federal o del Estado y Municipio
en que residan, de la manera proporcional y equitativa que
dispongan las leyes”.

“Artículo 123.- Toda persona tiene derecho al


trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverán la
creación de empleos y la organización social de trabajo,
conforme a la ley.

El Congreso de la Unión, sin contravenir a las bases


siguientes deberá expedir leyes sobre el trabajo, las cuales
regirán:

A.- Entre los obreros, jornaleros, empleados


domésticos, artesanos y de una manera general, todo contrato
de trabajo:

[…]

VII.- Para trabajo igual debe corresponder salario


igual, sin tener en cuenta sexo ni nacionalidad”.

Asimismo, el principio de igualdad ha sido reconocido


en diversos instrumentos internacionales, entre los que
destacan los artículos 1, 2 y 7 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos; 2.1 y 26 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; 2.2 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales; II de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
y 1.1 y 24 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, que establecen:
FORMA A-55

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TOCA PENAL 392/2014.

“Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e


iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón
y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con
los otros”.

“Artículo 2. Toda persona tiene todos los derechos y


libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción
alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o
de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no
se hará distinción alguna fundada en la condición política,
jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción
dependa una persona, tanto si se trata de un país
independiente, como de un territorio bajo administración
fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación
de soberanía”.

“Artículo 7. Todos son iguales ante la ley y tienen,


sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen
derecho a igual protección contra toda discriminación que
infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal
discriminación”.

“Artículo 2.1. Cada uno de los Estados Partes en el


presente Pacto se compromete a respetar y a garantizar a
todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén
sujetos a su jurisdicción los derechos reconocidos en el
presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier
otra condición social”.

“Artículo 26. Todas las personas son iguales ante la


ley y tienen derecho sin discriminación a igual protección de la
ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación y
garantizará a todas las personas protección igual y efectiva
contra cualquier discriminación por motivos de raza, color,
sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición social”.

“Artículo 2.2. Los Estados Partes en el presente


Pacto se comprometen a garantizar el ejercicio de los derechos
que en él se enuncian, sin discriminación alguna por motivos
de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra
índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social”.

“Artículo II. Todas las personas son iguales ante la


Ley y tienen los derechos y deberes consagrados en esta
declaración sin distinción de raza, sexo, idioma, credo ni otra
alguna”.

“Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos.


1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a
respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a
garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté
sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos
de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de
32

cualquier otra índole, origen nacional o social, posición


económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.

“Artículo 24. Igualdad ante la Ley. Todas las


personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen
derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley”.

De conformidad con los citados preceptos de la


Constitución Federal y de los tratados internacionales, el
contenido del derecho humano no está delimitado a que deba
ser respetado, protegido y salvaguardado únicamente por
cierto órgano jurídico o por algún tipo de autoridad.

El derecho humano a la igualdad jurídica y, en


específico, el principio de no discriminación, no sólo obliga al
poder legislativo o a los aplicadores de una norma jurídica, sino
a todas las autoridades del Estado, tales como los juzgadores u
órganos autónomos.

En otras palabras, dado que todos los seres humanos


nacen libres e iguales en dignidad y, por ende, gozan en
igualdad de circunstancias de los mismos derechos humanos,
sin que sea posible aceptar una diferenciación injustificada en
el ordenamiento jurídico, la única forma de acatar y dar una
verdadera efectividad a este derecho humano es reconocer
que todas las autoridades se encuentran vinculadas al mismo,
sin importar que formen parte del Poder Legislativo, Ejecutivo o
Judicial.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, a lo largo


de la jurisprudencia, ha acogido la conceptualización del
derecho la igualdad jurídica; no obstante, debe precisarse que
la mayoría de los criterios sobre la igualdad jurídica
[principalmente por lo que se refiere a la denominada igualdad
en la norma jurídica y en la aplicación de la ley], fueron
desarrollados durante la Novena Época del Poder Judicial de la
Federación. Destacan, por ser unos de los primeros
FORMA A-55

33
TOCA PENAL 392/2014.

precedentes, el amparo en revisión 1174/99 y el amparo directo


en revisión 988/2004, resueltos el diecisiete de abril de dos mil
y el veintinueve de septiembre de dos mil cuatro,
respectivamente.

El primer amparo dio lugar a un relevante criterio


sobre los límites formales al principio de igualdad, del cual
derivó la tesis 1ª./J. 81/2004, titulada: “IGUALDAD. LÍMITES A
ESTE PRINCIPIO.”. En ese asunto se destacó que la Constitución

Federal establece que la igualdad se configura como uno de


los valores superiores del orden jurídico, lo que significa que ha
de servir de criterio básico para la producción normativa y su
posterior interpretación y aplicación [igualdad ante la ley y en
su aplicación], por lo que si bien es cierto que el verdadero
sentido de la igualdad es colocar a los particulares en
condiciones de poder acceder a derechos reconocidos
constitucionalmente, lo que implica eliminar situaciones de
desigualdad manifiesta, ello no significa que todos los
individuos deban ser iguales en todo.

El segundo precedente, del cual derivó la tesis de


jurisprudencia 1a./J. 55/2006, de rubro: “IGUALDAD. CRITERIOS
PARA DETERMINAR SI EL LEGISLADOR RESPETA ESE PRINCIPIO
CONSTITUCIONAL.”, aclaró que la igualdad es un derecho

primigenio en el ordenamiento jurídico e inherente a la persona,


por lo que debe entenderse como un principio que exige tratar
igual a los iguales y desigual a los desiguales, y que para
ajustarse a ello, en algunas ocasiones hacer distinciones estará
vedado, pero en otras estará permitido, o incluso
constitucionalmente exigido [es lo que la doctrina conoce como
igualdad por diferenciación]; lo que a su vez tiene como
consecuencia que la igualdad sea un principio complejo que
otorga a las personas no solamente la garantía de que serán
iguales ante la ley —esto es, en su condición de destinatarios
34

de las normas y de usuarios del sistema de administración de


justicia— sino también en la ley —esto es, en relación con el
contenido de la ley—, la cual tendrá que ajustarse a las
disposiciones constitucionales sobre igualdad para ser
constitucional.

En suma, en esos asuntos se establecieron los


parámetros para determinar si el legislador respeta la igualdad
jurídica en la producción normativa, con base en criterios tales
como que la caracterización o distinción legislativa deba
obedecer a una finalidad objetiva y constitucionalmente válida,
así como que tendrá que ser necesaria, idónea y proporcional
para alcanzar los objetivos constitucionalmente legítimos.

Este estándar ha sido complementado por medio de


varios precedentes, hasta el punto de que se han establecido
diferentes niveles de escrutinio para determinar si la actuación
del legislador es acorde o no a Derecho. Estos precedentes
son: a) tesis de jurisprudencia 2a. LXXXII/2008, titulada:
“PRINCIPIO GENERAL DE IGUALDAD. SU CONTENIDO Y ALCANCE”;

b) tesis aislada 1a. CII/2010, de rubro: “PRINCIPIO DE IGUALDAD.


INTERPRETACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN A EFECTOS DE
DETERMINAR LA INTENSIDAD DEL ESCRUTINIO”; c) tesis aislada

1a. CIV/2010, titulada: “PRINCIPIO DE IGUALDAD.


INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL PARA DETERMINAR SI EN UN
CASO PROCEDE APLICAR ESCRUTINIO INTENSO POR ESTAR
INVOLUCRADAS CATEGORÍAS SOSPECHOSAS”; d) tesis aislada

1a. CIII/2010, de rubro: “PRINCIPIO DE IGUALDAD.


INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL PARA DETERMINAR SI EN UN
CASO PROCEDE APLICAR ESCRUTINIO INTENSO POR ESTAR
INVOLUCRADOS DERECHOS FUNDAMENTALES”; e) tesis de
jurisprudencia P./J. 28/2011, titulada: “ESCRUTINIO DE IGUALDAD
Y ANÁLISIS CONSTITUCIONAL ORIENTADO A DETERMINAR LA
LEGITIMIDAD DE LAS LIMITACIONES A LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES. SU RELACIÓN”; f) tesis aislada 1a.
FORMA A-55

35
TOCA PENAL 392/2014.

CXXXIX/2013 (10a.), de rubro: “IGUALDAD JURÍDICA.


INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 24 DE LA CONVENCIÓN
AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS”, y g) tesis aislada 1a.

XCIX/2013 (10a.), titulada: “IGUALDAD. CUANDO UNA LEY


CONTENGA UNA DISTINCIÓN BASADA EN UNA CATEGORÍA
SOSPECHOSA, EL JUZGADOR DEBE REALIZAR UN ESCRUTINIO
ESTRICTO A LA LUZ DE AQUEL PRINCIPIO”.

Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos


Humanos también ha sido enfática en la importancia y
trascendencia del respeto y protección del derecho humano a
la igualdad jurídica a lo largo de su jurisprudencia. En la
Opinión Consultiva OC-4/84, sobre la Propuesta de
modificación a la Constitución Política de Costa Rica
relacionada con la Naturalización, se sostuvo por primera vez
que de acuerdo a los artículos 1.1 [cláusula subordinada del
principio de igualdad a la violación de otros derechos
convencionales] y 24 [cláusula autónoma del principio de
igualdad que se actualiza ante la violación del propio derecho
por discriminación o prohibición de trato arbitrario] de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, la noción de
igualdad se desprende directamente de la unidad de naturaleza
del género humano y es inseparable de la dignidad esencial de
la persona2.

Sin embargo, la Corte Interamericana sostiene que no


todo tratamiento jurídico diferente es discriminatorio, porque no
toda distinción de trato puede considerarse, por sí misma,
ofensiva de la dignidad humana, salvo cuando carezca de una
justificación objetiva y razonable3; criterio que ha sido reiterado
y complementado, aunque no de manera esquematizada, en

2
Opinión Consultiva OC-4/84, sobre la Propuesta de modificación a la Constitución
Política de Costa Rica, relacionada con la Naturalización, de 19 de enero de 1984. Serie
A, No. 4, párrafo 53.
3
Ibíd.
36

una variedad de casos de la Corte Interamericana, entre los


que se destaca el caso Yatama vs. Nicaragua4.

Ahora, de los precedentes citados se advierte que el


derecho humano a la igualdad, consistente en que toda
persona debe gozar y ejercer sus derechos humanos en un
plano de paridad relacional con otras personas o grupos que
compartan sus mismas características jurídicamente
relevantes, ha sido tradicionalmente interpretado y configurado
en nuestro país a partir de dos principios: el principio de
igualdad ante la ley y el de igualdad en la ley, los cuales se
han identificado como igualdad en sentido formal o de
derecho.

1. Igualdad en sentido formal o de derecho .

a) El principio de igualdad ante la ley obliga a que


las normas jurídicas sean aplicadas de modo uniforme a todas
las personas que se encuentren en la misma situación y a que
los órganos materialmente jurisdiccionales no puedan modificar
arbitrariamente sus decisiones en casos que compartan la
misma litis, salvo cuando consideren que deben apartarse de
sus precedentes, momento en el que deberán de ofrecer una
fundamentación y motivación razonable y suficiente.

b) El principio de igualdad en la ley opera frente a la


autoridad materialmente legislativa y tiene como objetivo el
control del contenido de la norma jurídica a fin de evitar
diferenciaciones legislativas sin justificación constitucional o
violatorias del principio de proporcionalidad en sentido amplio.

La igualdad no se agota en el sentido formal o de


derecho, porque su operatividad constitucional no se limita a
4
Caso Yatama vs. Nicaragua. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C, No. 127.
Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas.
FORMA A-55

37
TOCA PENAL 392/2014.

verificar la existencia arbitraria de diferenciaciones en la norma,


sino que su objetivo último es proteger a grupos socialmente
vulnerables, para lo cual es necesario advertir desigualdades
de hecho y no meramente de derecho; con base en lo anterior,
se reconoce la igualdad sustantiva o de hecho.

2. La igualdad sustantiva o de hecho se configura


como una faceta o dimensión del derecho humano a la
igualdad que tiene como objetivo remover y/o disminuir los
obstáculos sociales, políticos, culturales, económicos o de
cualquier otra índole que impiden a ciertas personas o grupos
sociales gozar o ejercer de manera real y efectiva sus derechos
humanos en condiciones de paridad con otro conjunto de
personas o grupo social.

En complemento a lo detallado sobre el principio de


igualdad formal en la aplicación de la ley y en la norma jurídica,
esta segunda dimensión del derecho a la igualdad impone a las
autoridades del Estado la obligación de llevar a cabo ciertos
actos que tiendan a obtener correspondencia de oportunidades
entre los distintos grupos sociales y sus integrantes, y el resto
de la población.

Por ende, esta dimensión de la igualdad se cumple a


través de una serie de medidas de carácter administrativo,
legislativo o de cualquier otra índole, que tengan como finalidad
última evitar que se siga dando la diferenciación injustificada, o
la discriminación sistemática o revertir los efectos de la
marginación histórica y/o estructural del grupo social relevante.

A estas medidas se les pueden catalogar como


acciones positivas o de igualación positiva, y tienen como
finalidad la paridad real entre los grupos sociales o entre los
sujetos de los derechos humanos considerados en forma
38

individual, y pueden llevarse a cabo a través de una serie de


actos generales o específicos que persigan la consecución de
la igualdad de hecho y no meramente de derecho entre los
diferentes grupos sociales y sus integrantes, en relación con el
resto de la población.

Este análisis fue realizado por la Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el amparo directo
en revisión 1464/2013, del que surgieron las tesis aisladas 1ª.
XL/2014 (10ª.), 1ª. XLI/2014 (10ª.), 1ª. XLII/2014 (10ª.) y 1ª.
XLIII/2014 (10ª.), 1ª. XLIV/2014 (10ª.) y 1ª. XLV/2014 (10ª.), de
entre las cuales, por su importancia, se citan las siguientes:

Época: Décima Época


Registro: 2005531
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Libro 3, Febrero de 2014, Tomo I
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. XL/2014 (10a.)
Página: 648

“DERECHO HUMANO A LA IGUALDAD JURÍDICA.


SU ÁMBITO MATERIAL DE VALIDEZ A PARTIR DE LA
REFORMA CONSTITUCIONAL PUBLICADA EN EL DIARIO
OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 10 DE JUNIO DE 2011. El
artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, reformado mediante decreto publicado en el citado
diario, al establecer que todas las personas gozarán de los
derechos humanos reconocidos en el propio texto
constitucional y en los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte, modificó sustancialmente el
contenido de los derechos protegidos constitucionalmente,
incluido el de igualdad, el cual es un principio adjetivo que se
predica siempre de algo y que, por tanto, se define y actualiza
progresivamente a través del tiempo y a la luz de una
multiplicidad de factores sociales, culturales, económicos,
políticos, entre otros. Consecuentemente, si bien es cierto que
el concepto jurídico de igualdad desde un punto de vista
abstracto se encontraba presente desde antes de dicha
reforma constitucional, también lo es que sus condiciones de
aplicación y supuestos de protección se han ampliado
significativamente con el contenido de los tratados
internacionales; un ejemplo de ello lo constituye la Convención
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, que establece criterios específicos para
verificar si existe o no discriminación, los cuales complementan
materialmente a los preceptos constitucionales. De ahí que, a
partir de la citada reforma, cuando se alegue una violación al
FORMA A-55

39
TOCA PENAL 392/2014.

principio de igualdad jurídica, el juzgador no puede desdeñar el


texto de los tratados internacionales que hacen referencia a la
igualdad y a la prohibición de discriminación, sino que debe
efectuar el escrutinio de constitucionalidad correspondiente
teniendo como ámbito material de validez a la Constitución y a
los diferentes tratados ratificados por México, máxime cuando
ese análisis ha sido solicitado por el quejoso.”

Época: Décima Época


Registro: 2005530
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Libro 3, Febrero de 2014, Tomo I
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. XLI/2014 (10a.)
Página: 647

“DERECHO HUMANO A LA IGUALDAD JURÍDICA.


RECONOCIMIENTO DE SU DIMENSIÓN SUSTANTIVA O DE
HECHO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO MEXICANO. El
derecho humano a la igualdad jurídica ha sido tradicionalmente
interpretado y configurado en el ordenamiento jurídico
mexicano a partir de dos principios: el de igualdad ante la ley y
el de igualdad en la ley (los cuales se han identificado como
igualdad en sentido formal o de derecho). El primer principio
obliga, por un lado, a que las normas jurídicas sean aplicadas
de modo uniforme a todas las personas que se encuentren en
una misma situación y, a su vez, a que los órganos
materialmente jurisdiccionales no puedan modificar
arbitrariamente sus decisiones en casos que compartan la
misma litis, salvo cuando consideren que deben apartarse de
sus precedentes, momento en el que deberán ofrecer una
fundamentación y motivación razonable y suficiente. Por lo que
hace al segundo principio, éste opera frente a la autoridad
materialmente legislativa y tiene como objetivo el control del
contenido de la norma jurídica a fin de evitar diferenciaciones
legislativas sin justificación constitucional o violatorias del
principio de proporcionalidad en sentido amplio. No obstante lo
anterior, debe destacarse que la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos no es ciega a las desigualdades
sociales, por lo que contiene diversas protecciones jurídicas a
favor de grupos sujetos a vulnerabilidad, a través, por ejemplo,
de manifestaciones específicas del principio de igualdad, tales
como la igualdad entre el varón y la mujer (artículo 4o., párrafo
primero) y la salvaguarda de la pluriculturalidad de los pueblos
indígenas de manera equitativa (artículo 2o. apartado B). Así, la
igualdad jurídica en nuestro ordenamiento constitucional
protege tanto a personas como a grupos. De ahí que se
considere que el derecho humano a la igualdad jurídica no sólo
tiene una faceta o dimensión formal o de derecho, sino también
una de carácter sustantivo o de hecho, la cual tiene como
objetivo remover y/o disminuir los obstáculos sociales, políticos,
culturales, económicos o de cualquier otra índole que impiden a
ciertas personas o grupos sociales gozar o ejercer de manera
real y efectiva sus derechos humanos en condiciones de
paridad con otro conjunto de personas o grupo social.”

Época: Décima Época


Registro: 2005528
40

Instancia: Primera Sala


Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Libro 3, Febrero de 2014, Tomo I
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. XLIII/2014 (10a.)
Página: 644

“DERECHO HUMANO A LA IGUALDAD JURÍDICA.


CONTENIDO Y ALCANCES DE SU DIMENSIÓN
SUSTANTIVA O DE HECHO. Esta modalidad del principio
constitucional de igualdad jurídica impone a las distintas
autoridades del Estado la obligación de llevar a cabo ciertos
actos que tiendan a obtener una correspondencia de
oportunidades entre distintos grupos sociales y sus integrantes
y el resto de la población; por ende, se cumple a través de una
serie de medidas de carácter administrativo, legislativo o de
cualquier otra índole que tengan como finalidad evitar que se
siga produciendo una diferenciación injustificada o
discriminación sistemática o que se reviertan los efectos de la
marginación histórica y/o estructural de un grupo social
relevante. A estas medidas se les pueden catalogar como
acciones positivas o de igualación positiva. Ejemplos de las
primeras pueden ser ciertas políticas públicas que tengan como
sujetos a las mujeres o a las personas con algún grado de
discapacidad y que busquen otorgarles bienes o servicios
adicionales para que alcancen un mismo grado de
oportunidades para el ejercicio de sus derechos; mientras que
ejemplos de las segundas consisten en las cuotas o los actos
específicos de discriminación inversa en favor de una persona
que pertenezca a un determinado grupo social. En algunos de
esos casos, se dará formalmente un trato desigual de iure o de
facto respecto de otras personas o grupos, pero el mismo
deberá estar justificado precisamente por la consecución de la
igualdad de hecho y tendrá que cumplir con criterios de
proporcionalidad. Con base en lo anterior, se estima que no
existe una lista exhaustiva o definitiva sobre las medidas que
puedan llevarse a cabo para la obtención de la igualdad de
hecho; dependerá tanto de las circunstancias fácticas, sociales,
económicas, culturales, políticas o jurídicas que imperen al
momento de tomarse la decisión, como de la entidad o
autoridad que vaya a llevar a cabo la medida correspondiente
con un amplio margen de apreciación. Sin embargo, lo que es
común a todos estos tipos de medidas es que buscan conferir
un mismo nivel de oportunidades para el goce y ejercicio de los
derechos humanos de los miembros de ciertos grupos sociales,
los cuales se caracterizan por ser o haber sido objeto de una
discriminación o exclusión recurrente y sistemática. Estos
grupos se definen por su existencia objetiva e identidad
colectiva, así como por su situación de subordinación y poder
político disminuido frente a otros grupos; no obstante, aunque
no existe una delimitación exhaustiva de tales grupos sociales
relevantes para la aplicación de esta faceta del principio de
igualdad, el artículo 1o., último párrafo, de la Constitución
Federal, ha establecido distintas categorías sospechosas que
sirven como punto de partida para su identificación.”

Época: Décima Época


Registro: 2005529
Instancia: Primera Sala
FORMA A-55

41
TOCA PENAL 392/2014.

Tipo de Tesis: Aislada


Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Libro 3, Febrero de 2014, Tomo I
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. XLIV/2014 (10a.)
Página: 645

“DERECHO HUMANO A LA IGUALDAD JURÍDICA.


DIFERENCIAS ENTRE SUS MODALIDADES
CONCEPTUALES. El citado derecho humano, como principio
adjetivo, se configura por distintas facetas que, aunque son
interdependientes y complementarias entre sí, pueden
distinguirse conceptualmente en dos modalidades: 1) la
igualdad formal o de derecho, y 2) la igualdad sustantiva o de
hecho. La primera es una protección contra distinciones o
tratos arbitrarios y se compone a su vez de la igualdad ante la
ley, como uniformidad en la aplicación de la norma jurídica por
parte de todas las autoridades, e igualdad en la norma jurídica,
que va dirigida a la autoridad materialmente legislativa y que
consiste en el control del contenido de las normas a fin de
evitar diferenciaciones legislativas sin justificación
constitucional o violatorias del principio de proporcionalidad en
sentido amplio. Las violaciones a esta faceta del principio de
igualdad jurídica dan lugar a actos discriminatorios directos,
cuando la distinción en la aplicación o en la norma obedece
explícitamente a un factor prohibido o no justificado
constitucionalmente, o a actos discriminatorios indirectos, que
se dan cuando la aplicación de la norma o su contenido es
aparentemente neutra, pero el efecto o su resultado conlleva a
una diferenciación o exclusión desproporcionada de cierto
grupo social, sin que exista una justificación objetiva para ello.
Por su parte, la segunda modalidad (igualdad sustantiva o de
hecho) radica en alcanzar una paridad de oportunidades en el
goce y ejercicio real y efectivo de los derechos humanos de
todas las personas, lo que conlleva a que en algunos casos
sea necesario remover y/o disminuir los obstáculos sociales,
políticos, culturales, económicos o de cualquier otra índole que
impidan a los integrantes de ciertos grupos sociales
vulnerables gozar y ejercer tales derechos. Por ello, la violación
a este principio surge cuando existe una discriminación
estructural en contra de un grupo social o sus integrantes
individualmente considerados y la autoridad no lleva a cabo las
acciones necesarias para eliminar y/o revertir tal situación;
además, su violación también puede reflejarse en omisiones,
en una desproporcionada aplicación de la ley o en un efecto
adverso y desproporcional de cierto contenido normativo en
contra de un grupo social relevante o de sus integrantes, con la
diferencia de que, respecto a la igualdad formal, los elementos
para verificar la violación dependerán de las características del
propio grupo y la existencia acreditada de la discriminación
estructural y/o sistemática. Por lo tanto, la omisión en la
realización o adopción de acciones podrá dar lugar a que el
gobernado demande su cumplimiento, por ejemplo, a través de
la vía jurisdiccional; sin embargo, la condición para que
prospere tal demanda será que la persona en cuestión
pertenezca a un grupo social que sufra o haya sufrido una
discriminación estructural y sistemática, y que la autoridad se
encuentre efectivamente obligada a tomar determinadas
acciones a favor del grupo y en posibilidad real de llevar a cabo
las medidas tendentes a alcanzar la igualdad de hecho,
42

valorando a su vez el amplio margen de apreciación del


legislador, si es el caso; de ahí que tal situación deberá ser
argumentada y probada por las partes o, en su caso, el Juez
podrá justificarla o identificarla a partir de medidas para mejor
proveer.”

Es importante citar nuevamente el amparo en revisión


1174/99, resuelto por la Primera Sala, del cual derivó la tesis
1ª./J. 81/2004, titulada: “IGUALDAD. LÍMITES A ESTE PRINCIPIO.”,
en tanto que dio lugar a un criterio relevante sobre los límites
formales al principio de igualdad. En ese asunto se destacó
que el valor superior que pretende este principio consiste
en evitar que existan normas que, llamadas a proyectarse
sobre situaciones de igualdad de hecho, produzcan como
efecto de su aplicación la ruptura de esa desigualdad al
generar un trato discriminatorio entre situaciones
análogas, o bien, propicien efectos semejantes sobre
personas que se encuentran en situaciones dispares
[igualdad por diferenciación]; lo anterior, porque ello se
traduciría en una desigualdad jurídica.

Una vez efectuado el análisis del derecho humano a la


igualdad, por cuanto hace a sus modalidades conceptuales,
contenido, alcances y límites establecidos por la Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, debe señalarse
que este derecho tiene a su vez una doble vertiente: como
principio de equiparación y como principio de
diferenciación.

1. El principio de igualdad como exigencia de


equiparación implica el trato igual de las personas y de las
situaciones no idénticas, pero sí equiparables en cuanto que
las diferencias existentes entre ellas deben considerarse
irrelevantes para el disfrute o ejercicio de determinados
derechos o para la aplicación de una misma reglamentación
normativa5.
5
María Encarnación Fernández Ruiz Galvez, “Principio de quiparación y principio de
FORMA A-55

43
TOCA PENAL 392/2014.

Esta vertiente supone hacer abstracción de


determinados rasgos distintivos que existen de hecho entre los
seres humanos y las situaciones, pero que se consideran
irrelevantes a los efectos de establecer un trato normativo
diferenciado6.

En esta vertiente tiene lugar destacado el principio de


no discriminación por razón de raza, sexo, religión, estrato
social, etcétera, en cuanto supone que tales rasgos distintivos
entre las personas deben considerarse, al menos en principio,
irrelevantes a los efectos de establecer un trato normativo
diferenciado7.

Así, el principio de igualdad como exigencia de


equiparación da tratamiento jurídico igual para situaciones no
idénticas, pero que guardan entre sí la suficiente
homogeneidad y caracteres comunes como para que su
diversidad se considere irrelevante en orden a la aplicación de
un estatuto jurídico distinto. La equiparación supone el trato
igual de lo que no lo es en el plano fáctico, pero se estima que
jurídicamente debe serlo.

Por tanto, esta vertiente prohíbe de manera genérica


las desigualdades de trato arbitrarias, injustificadas o
irrazonables, y para que las diferencias normativas sean
aceptables, tienen que tener una justificación objetiva y
razonable.

2. El principio de igualdad como exigencia de


diferenciación, esto es, de trato diferenciado de las personas

diferenciación: su articulación práctica.”, http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?


codigo=138108 (fecha de acceso: 13 de marzo de 2015).
6
Antonio Enrique Pérez Luño, “El concepto de igualdad como fundamento de los
derechos económicos, sociales y culturales” (Madrid: Anuario de Derechos Humanos No.
1, 1981), 265-267.
7
Ibíd., 267.
44

o situaciones entre las que existen diferencias relevantes a los


efectos de la regulación jurídica de que se trate. 8

Esta vertiente parte de la base de que el principio de


igualdad no puede exigir que el derecho trate a todas las
personas y todas las situaciones de la misma manera. No
impide que el derecho y los órdenes normativos tomen en
consideración la diversidad de situaciones para darles un trato
normativo diferenciado; de lo contrario, se llegaría a resultados
absurdos, partiendo de la base de que la equiparación absoluta
de todos y todas las situaciones, esto es, la absoluta identidad
de trato de todos y todas las situaciones no hace sino conducir
a una sucesión de desigualdades reales9.

El principio de igualdad como exigencia de


diferenciación se manifiesta cuando los rasgos heterogéneos
de los términos de la comparación no resistan el juicio de
equiparación; por ello, un tratamiento idéntico a situaciones que
se muestran abiertamente desiguales vaciaría de contenido el
principio de igualdad.

Así, la consecución de la igualdad sustancial es una


razón que puede justificar la introducción de diferencias de
trato, por ejemplo, en la extranjería, en la incapacidad, en los
menores de edad, en los migrantes, entre otros.

Conforme al análisis realizado, este tribunal estima


que el artículo 194, fracción II, del Código Penal Federal, es
violatorio de la faceta del derecho de igualdad en sentido
formal o de derecho, en específico, del principio de igualdad
en la ley, que opera frente a la autoridad materialmente

8
María Encarnación Fernández Ruiz Galvez, “Principio de quiparación y principio de
Diferenciación…”, http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=138108 (fecha de
acceso: 13 de marzo de 2015).
9
Antonio Enrique Pérez Luño, “El concepto de igualdad como fundamento de los
derechos económicos, sociales y culturales”, 268.
FORMA A-55

45
TOCA PENAL 392/2014.

legislativa y tiene como objetivo el control del contenido de la


norma jurídica, en su vertiente de exigencia de
diferenciación, que requiere el trato diferenciado de personas
o situaciones entre las que existen diferencias relevantes a los
efectos de la norma jurídica, para ser regulados de un modo
también diferenciado.

Debe destacarse que el principio de igualdad como


exigencia de diferenciación tiene íntima relación con los
diversos principios de equidad tributaria y
proporcionalidad, previstos en el artículo 31, fracción IV, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En efecto, el Pleno de la Suprema Corte estableció en


la tesis de jurisprudencia sin número titulada:
“PROPORCIONALIDAD Y EQUIDAD TRIBUTARIAS ESTABLECIDAS
EN EL ARTÍCULO 31, FRACCIÓN IV, CONSTITUCIONAL”, que el

principio de equidad radica medularmente en la igualdad ante


la ley tributaria de todos los sujetos pasivos de un mismo
tributo, los que deben recibir un tratamiento idéntico. Así, la
equidad tributaria consiste en que los contribuyentes de un
mismo impuesto deben guardar una situación de igualdad
frente a la norma jurídica que lo establece.

Asimismo, el Pleno de la Suprema Corte, en el


amparo en revisión 1525/96, sostuvo que el principio de
equidad surgió con el fin de que los poderes públicos tengan en
cuenta que los particulares que están en la misma situación
deben ser tratados igualmente, sin privilegio ni favor; sin
embargo, no se exige que todos los hombres sean iguales,
porque si se aceptan y protegen constitucionalmente la
propiedad privada, la libertad económica, el derecho a la
herencia y otros derechos patrimoniales, se está reconociendo
46

implícitamente la existencia de desigualdades materiales y


económicas.

Lo que se trata es evitar que existan normas que,


llamadas a proyectarse sobre situaciones de igualdad de
hecho, produzcan como efecto de su aplicación la ruptura
de esa igualdad, introduciendo como consecuencia un
trato discriminatorio entre esas situaciones. Inversamente,
sería contrario al principio de equidad toda norma que puesta
en vigor para que se aplique sobre una situación de
desigualdad entre distintos sujetos, venga en su aplicación a
tratar a éstos de manera paritaria o equidistante,
generando así más discriminación que la que se pretendía
eliminar.

Por tanto, no sólo habrá discriminación injustificada


cuando se establezca un trato diferenciado por razones
distintas a las de obtener igualdad de hecho, sino también
cuando se estructura una norma de tal manera que
produzca en sí misma efectos semejantes sobre personas
que se encuentran en situaciones de desigualdad o
disparidad.

En esa virtud, la igualdad reclama que las normas


legales respeten no sólo las preexistentes situaciones de
igualdad entre los sujetos, sino también que las normas se
apliquen de tal forma que puedan reconducirse las
situaciones de discriminación a situaciones de igualdad,
en una palabra, tratar igual a los iguales y desigual a los
desiguales.

De lo anterior derivan los elementos objetivos que


permiten delimitar al principio de equidad tributaria:
FORMA A-55

47
TOCA PENAL 392/2014.

a) No toda desigualdad de trato por la ley supone una


violación al artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, sino que tal violación se
configura únicamente si aquella desigualdad produce distinción
entre situaciones tributarias que pueden considerarse iguales,
sin que exista para ello una justificación objetiva y razonable.

b) A iguales supuestos de hecho deben corresponder


idénticas consecuencias jurídicas.

c) No se prohíbe al legislador contemplar la


desigualdad de trato, sino sólo en los casos en que resulta
artificiosa o injustificada la distinción.

d) Para que la diferenciación tributaria resulte acorde


con las garantías de igualdad, las consecuencias jurídicas que
resultan de la ley deben ser adecuadas y proporcionadas, para
conseguir el trato equitativo; de manera que la relación entre la
medida adoptada, el resultado que produce y el fin pretendido
por el legislador, superen un juicio de equilibrio en sede
constitucional.

El criterio mencionado fue parte integrante de la tesis


de jurisprudencia P./J. 41/97, que es del tenor literal siguiente:

Época: Novena Época


Registro: 198403
Instancia: Pleno
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta,Tomo V, Junio de 1997
Materia(s): Administrativa, Constitucional
Tesis: P./J. 41/97
Página: 43

“EQUIDAD TRIBUTARIA. SUS ELEMENTOS. El


principio de equidad no implica la necesidad de que los sujetos
se encuentren, en todo momento y ante cualquier
circunstancia, en condiciones de absoluta igualdad, sino que,
sin perjuicio del deber de los Poderes públicos de procurar la
igualdad real, dicho principio se refiere a la igualdad jurídica, es
48

decir, al derecho de todos los gobernados de recibir el mismo


trato que quienes se ubican en similar situación de hecho
porque la igualdad a que se refiere el artículo 31, fracción IV,
constitucional, lo es ante la ley y ante la aplicación de la ley. De
lo anterior derivan los siguientes elementos objetivos, que
permiten delimitar al principio de equidad tributaria: a) no toda
desigualdad de trato por la ley supone una violación al artículo
31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, sino que dicha violación se configura
únicamente si aquella desigualdad produce distinción entre
situaciones tributarias que pueden considerarse iguales sin que
exista para ello una justificación objetiva y razonable; b) a
iguales supuestos de hecho deben corresponder idénticas
consecuencias jurídicas; c) no se prohíbe al legislador
contemplar la desigualdad de trato, sino sólo en los casos en
que resulta artificiosa o injustificada la distinción; y d) para que
la diferenciación tributaria resulte acorde con las garantías de
igualdad, las consecuencias jurídicas que resultan de la ley,
deben ser adecuadas y proporcionadas, para conseguir el trato
equitativo, de manera que la relación entre la medida adoptada,
el resultado que produce y el fin pretendido por el legislador,
superen un juicio de equilibrio en sede constitucional.”

Adicionalmente, la Primera Sala de la Suprema Corte


de la Justicia de la Nación, emitió la tesis de jurisprudencia
1a./J. 97/2006, de rubro y texto siguiente:

“EQUIDAD TRIBUTARIA. CUANDO SE RECLAMA


LA EXISTENCIA DE UN TRATO DIFERENCIADO RESPECTO
DE DISPOSICIONES LEGALES QUE NO CORRESPONDEN
AL ÁMBITO ESPECÍFICO DE APLICACIÓN DE AQUEL
PRINCIPIO, LOS ARGUMENTOS RELATIVOS DEBEN
ANALIZARSE A LA LUZ DE LA GARANTÍA DE IGUALDAD.
La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
ha sostenido que la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos prevé diferentes facetas de la igualdad y se refiere a
ella tanto en un plano general como en el contexto de un
ámbito material específico, sin establecer casos de excepción
en su aplicación. Así, el artículo 31, fracción IV, constitucional
proyecta las exigencias del principio de igualdad sobre el
ámbito impositivo, es decir, la garantía de equidad tributaria es
la manifestación del principio de igualdad en materia fiscal, por
lo que no tiene menor o mayor valor que la igualdad
garantizada en otros preceptos constitucionales. Por otra parte,
debe tenerse presente que este Alto Tribunal ha delimitado el
contenido de la garantía de equidad tributaria, precisando que
ésta radica en la igualdad ante la misma ley tributaria de los
sujetos pasivos de un mismo gravamen. En ese sentido,
tratándose de disposiciones legales que no corresponden
al ámbito específico de aplicación de la garantía de
equidad tributaria -es decir, que no se refieren a
contribuciones, exenciones o a la delimitación de obligaciones
materialmente recaudatorias, así como en los casos de normas
que tengan repercusión fiscal y sean emitidas por el Poder
Ejecutivo- los argumentos que reclaman la existencia de un
trato diferenciado o discriminatorio entre dos personas o
FORMA A-55

49
TOCA PENAL 392/2014.

grupos deben analizarse en el contexto más amplio, esto


es, a la luz de la garantía de igualdad.” [Énfasis añadido].

En esta jurisprudencia, la Primera Sala, reiterando el


análisis que efectuó en el amparo directo en revisión 988/2004,
estableció que la Constitución Federal prevé diferentes facetas
del principio igualdad, y se refiere a ella tanto en un plano
general como en el contexto de un ámbito material específico.
Así, el artículo 31, fracción IV, constitucional, proyecta las
exigencias del principio de igualdad sobre el ámbito impositivo,
es decir, la equidad tributaria es la manifestación del
principio de igualdad en materia fiscal.

Como ejemplo de un caso en el que se estimó


violatorio del principio de equidad tributaria, puede citarse el
que conoció el Primer Tribunal Colegiado en Materias Penal y
Administrativa del Quinto Circuito, en el amparo en revisión
323/201110. En ese asunto, se consideró que el artículo 60 bis b
de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado de Sonora, al establecer que quienes
disfrutaban de una pensión o jubilación deberían aportar
mensualmente al fondo de pensiones el diez por ciento de la
cuantía de su pensión mensual, violaba el principio en
comento, porque el legislador local daba un trato igual a los
pensionados o jubilados, respecto de los trabajadores
laboralmente activos, siendo que poseían calidades distintas y
se encontraban en situaciones diferentes; ello, porque
conforme al artículo 2°, fracciones IV y V de la misma ley,
trabajador era la persona que prestaba sus servicios al Estado
o a los organismos públicos incorporados, mientras que el

10
Este criterio se cita sólo a manera de ejemplo, puesto que contendió en la contradicción
de tesis 189/2012, del que derivó la tesis de jurisprudencia 2ª./J. 111/2012 (10ª.), de
rubro: “FONDO DE PENSIONES. LA APORTACIÓN PREVISTA EN EL ARTÍCULO 60
BIS B DE LA LEY DEL INSTITUTO DE SEGURIDAD Y SERVICIOS SOCIALES DE LOS
TRABAJADORES DEL ESTADO DE SONORA ES DE SEGURIDAD SOCIAL Y, POR
TANTO, CONSTITUYE UNA CONTRIBUCIÓN SUJETA A LOS PRINCIPIOS
CONSTITUCIONALES DE JUSTICIA FISCAL.”
50

pensionista o pensionado era quien tenía derecho a percibir y


cobrar una pensión cuando reúna los requisitos legales.

De tal asunto derivó la tesis con los datos de


identificación, rubro y texto siguientes:

Época: Décima Época


Registro: 2001352
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Libro XI, Agosto de 2012, Tomo 2
Materia(s): Constitucional
Tesis: V.1o.P.A.1 A (10a.)
Página: 1790

“INSTITUTO DE SEGURIDAD Y SERVICIOS


SOCIALES DE LOS TRABAJADORES DEL ESTADO DE
SONORA. EL ARTÍCULO 60 BIS B DE LA LEY RELATIVA,
AL OBLIGAR A LOS PENSIONADOS O JUBILADOS DE ESE
ORGANISMO A APORTAR MENSUALMENTE EL 10% DE LA
CUANTÍA DE SU PENSIÓN MENSUAL AL FONDO DE
PENSIONES, VIOLA EL PRINCIPIO DE EQUIDAD
TRIBUTARIA. El citado precepto, al establecer que quienes
disfruten de una pensión o jubilación del propio instituto
deberán aportar mensualmente al fondo de pensiones el 10%
de la cuantía de su pensión mensual, viola el principio de
equidad tributaria contenido en el artículo 31, fracción IV, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en
virtud de que el legislador local da un trato igual a los
pensionados o jubilados respecto de los trabajadores
laboralmente activos, siendo que poseen calidades distintas y
se encuentran en situaciones de hecho diferentes, pues de
conformidad con el artículo 2o., fracciones IV y V, de la
indicada ley, trabajador es aquella persona que preste sus
servicios al Estado o a los organismos públicos incorporados,
mientras que el pensionista o pensionado es aquel que tiene
derecho a percibir y cobrar una pensión cuando reúna los
requisitos legales; no obstante lo anterior, el referido artículo 60
Bis B obliga a quienes ostenten esta última categoría a aportar
al referido fondo de pensiones, al igual que lo hace el precepto
16 del mencionado ordenamiento respecto de los
trabajadores.”

Por estar vinculado al principio de equidad tributara,


se cita de manera somera el diverso principio de
proporcionalidad. Sobre este último principio, el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación sostuvo que radica
medularmente en que los sujetos pasivos deben contribuir a los
gastos públicos en función de su capacidad económica,
FORMA A-55

51
TOCA PENAL 392/2014.

debiendo aportar una parte justa y adecuada de sus ingresos,


utilidades o rendimientos.

Conforme a este principio, los gravámenes deben


fijarse de acuerdo con la capacidad económica de cada sujeto
pasivo, de manera que las personas que obtengan ingresos
elevados tributen en forma cualitativa superior a los de
medianos y reducidos recursos.

En otras palabras, la proporcionalidad se encuentra


vinculada con la capacidad económica de los contribuyentes
que debe ser gravada diferencialmente, conforme a tarifas
progresivas, para que en cada caso el impacto sea distinto, no
sólo en cantidad, sino en lo tocante al mayor o menor sacrificio
reflejado cualitativamente en la disminución patrimonial que
proceda, y que debe encontrarse en proporción a los ingresos
obtenidos.

De acuerdo con lo expuesto, se confirma la estrecha


relación del principio de igualdad por diferenciación y los
principios de equidad tributaria y proporcionalidad, en
tanto que ambos principios permiten el trato diferenciado de
personas, con el fin de alcanzar la igualdad sustancial; esto,
porque de ser tratadas de manera igual que el resto, se llegaría
a resultados absurdos que sólo llevarían a la desigualdad; lo
que es acorde al concepto del principio de igualdad señalado
por Aristóteles11, que consiste en la exigencia de tratar de
manera igual lo que es igual y de manera desigual lo que es
desigual.

Anterior criterio que ha sido reiterado por la Primera


Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en

11
Aristóteles, “Ética a Nicómaco”, edición bilingüe y traducción por María Aráujo y Julián
Marías (Madrid: Instituto de Estudios Políticos, 1959), 1-5.
52

jurisprudencia definida12, al establecer que el principio de


igualdad debe entenderse como la exigencia constitucional de
tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales; de ahí que
en algunas ocasiones hacer distinciones estará vedado,
mientras que en otras estará permitido o, incluso,
constitucionalmente exigido.

En el ámbito internacional se reconoce el principio de


igualdad por diferenciación. La Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha sostenido que no todo tratamiento
jurídico diferente es discriminatorio, porque no toda distinción
de trato puede considerarse, por sí misma, ofensiva de la
dignidad humana, salvo cuando no sea razonable, objetiva,
proporcional y lesione derechos humanos.

En la jurisprudencia interamericana, la idea del trato


distintivo como exigencia de no discriminación jugó un papel
importante en un caso relacionado con los derechos de
comunidades indígenas. En el caso Yatama vs. Nicaragua, la
Corte Interamericana se refirió a la aplicación de una ley
electoral en virtud de la cual las comunidades indígenas
nicaragüenses tuvieron que organizarse bajo la forma de
partidos políticos, así como cumplir otra serie de condiciones
para poder presentar candidatos en las elecciones municipales
del año dos mil.

La Corte determinó que el Estado había violado los


artículos 23 y 24 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con los artículos 1.1 y 2, “ya que dispuso
y aplicó disposiciones de la Ley Electoral… que establecen una
restricción indebida al ejercicio del derecho a ser elegido y lo

12
Tesis de jurisprudencia 1ª./J. 55/2006, de rubro: “IGUALDAD. CRITERIOS PARA
DETERMINAR SI EL LEGISLADOR RESPETA ESE PRINCIPIO CONSTITUCIONAL.”.
Novena Época. Registro: 174247. Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Tomo XXIV, Septiembre de 2006. Materia(s): Constitucional.
Página: 75.
FORMA A-55

53
TOCA PENAL 392/2014.

reglamentan de forma discriminatoria” 13. Consideró que la ley


electoral no tuvo en cuenta las características particulares de la
población indígena de Nicaragua y los obligó a adoptar “una
forma de organización ajena a sus usos, costumbres y
tradiciones”14, así como a presentar candidatos en al menos el
ochenta por ciento de los municipios de la circunscripción
territorial, desconociendo que “habría municipios en los que no
se contraría con apoyo para presentar candidatos o no se
tendría interés en buscar dicho apoyo” 15, porque la población
indígena era minoritaria en muchos de ellos; circunstancias que
finalmente impactaron de forma negativa la participación de los
candidatos de la población indígena en las elecciones.

Como medida de reparación, la Corte Interamericana


dispuso que el Estado debía reformar los dos requisitos de la
ley electoral que impidieron la participación de los indígenas en
las elecciones municipales y adoptar “las medidas necesarias
para que los integrantes de las comunidades indígenas y
étnicas puedan participar en los procesos electorales en forma
efectiva y tomando en cuenta sus tradiciones, usos y
costumbres, en el marco de la sociedad democrática”16.

De este caso se desprende que la aplicación igual de


la ley a personas y grupos que se encuentran en situaciones
diferentes, puede conducir a una desigualdad en el goce de los
derechos; ello, porque como lo señaló la Corte, antes de la ley
electoral las comunidades indígenas habían participado en las
elecciones bajo sus propias formas de organización política y
habían logrado una mejor participación en las elecciones, pero
la definición de unos requisitos de participación electoral, sin
consideración a las características distintivas de los pueblos
indígenas, disminuyó considerablemente sus posibilidades
13
Caso Yatama vs. Nicaragua. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 12, párrafo 229.
14
Ibíd., párrafo 218.
15
Ibíd., párrafo 223.
16
Ibíd., párrafo 259.
54

efectivas de acceso a cargos de elección popular, en relación


con el resto de la población.

En el caso Vélez Loor vs. Panamá, la Corte


Interamericana de Derechos Humanos reconoció igualmente el
trato diferenciado. En ese asunto sostuvo que el Estado puede
otorgar un trato distinto a los migrantes documentados con
respecto de los migrantes indocumentados, o entre migrantes y
nacionales, siempre y cuando este trato diferencial sea
razonable, objetivo, proporcional y no lesiones los derechos
humanos.17

Asimismo, en el ámbito internacional encontramos el


caso Thlimmenos vs. Greece, en el cual el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos sostuvo que el derecho a no sufrir
discriminación también se conculca cuando los Estados, sin una
razón objetiva y razonable, no tratan de modo distinto a
personas cuyas situaciones difieren considerablemente 18.

Este caso se refirió a la situación de un testigo de


Jehová que fue condenado a prisión por un tribunal militar, al
haberse negado a portar el uniforme militar con motivo de sus
creencias religiosas; posteriormente, esta persona obtuvo el
segundo lugar en un examen público para el ejercicio de un
cargo, pero no fue nombrado porque había sido condenado por
un crimen serio.

El órgano europeo determinó que el Estado incumplió


con la prohibición de discriminación, porque no existía una
justificación objetiva y razonable para no haber otorgado, en el
nombramiento del cargo, un trato distinto de las personas
condenadas por un delito serio como resultado de sus
17
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Vélez Loor vs. Panamá.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre
de 2010., párrafo 248.
18
http://idpbarcelona.net/docs/actividades/seminarioddff/caso_kokkinakis.pdf (fecha de
acceso: 17 de marzo de 2015).
FORMA A-55

55
TOCA PENAL 392/2014.

creencias religiosas, en relación con el resto de los condenados


por este tipo de crímenes. Así, de los casos analizados resulta
claro que en determinadas situaciones un trato distintivo no sólo
resulta permitido, sino necesario para garantizar efectivamente
la igualdad.

De igual forma, puede citarse como ejemplo la


existencia de un protocolo del que México es Estado parte, que
establece una diferencia de trato en beneficio de los migrantes,
cuando éstos posean un documento de viaje o de identidad
falso. En efecto, el diez de abril de dos mil tres, se publicó en el
Diario Oficial de la Federación el “PROTOCOLO CONTRA EL
TRÁFICO ILÍCITO DE MIGRANTES POR TIERRA, MAR Y AIRE, QUE
COMPLEMENTA LA CONVENCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA TRANSNACIONAL”, con el

objeto de prevenir y combatir esta forma de delincuencia, de


promover la cooperación de los Estados parte a tal fin y de
proteger los derechos de los migrantes objeto de tráfico.

En el preámbulo de este instrumento, se expusieron


las consideraciones siguientes:

“… se requiere un enfoque amplio e internacional,


que conlleve la cooperación, el intercambio de información y la
adopción de medidas apropiadas, incluidas las de índole
socioeconómica, en los planos nacional, regional e
internacional,

Recordando la resolución 54/212 de la Asamblea


General, de 22 de diciembre de 1999, en la que la Asamblea
instó a los Estados Miembros y al sistema de las Naciones
Unidas a que fortalecieran la cooperación internacional en la
esfera de la migración internacional y el desarrollo a fin de
abordar las causas fundamentales de la migración,
especialmente las relacionadas con la pobreza, y de
aumentar al máximo los beneficios que la migración
internacional podía reportar a los interesados, y alentó a los
mecanismos interregionales, regionales y subregionales a que,
cuando procediera, se siguieran ocupando de la cuestión de la
migración y el desarrollo,

Convencidos de la necesidad de dar un trato


humano a los migrantes y de proteger plenamente sus
derechos humanos,
56

[…]

Preocupados por el notable aumento de las


actividades de los grupos delictivos organizados en
relación con el tráfico ilícito de migrantes y otras
actividades delictivas conexas tipificadas en el presente
Protocolo […]

Preocupados también por el hecho de que el tráfico


ilícito de migrantes puede poner en peligro la vida o la
seguridad de los migrantes involucrados,

[…]

Convencidos de que complementar el texto de la


Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional con un instrumento internacional
dirigido contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire
constituirá un medio útil para prevenir y combatir esta
forma de delincuencia”

Conforme a esos lineamientos, el artículo 5, relativo a


la “responsabilidad penal de los migrantes”, dispuso que los
migrantes no estarán sujetos a enjuiciamiento penal, por el
hecho de haber sido objeto de alguna de las conductas
enunciadas en el numeral 6 del mismo instrumento, en
específico, la contemplada en el número 1., inciso b), ii), relativa
a la posesión de un documento de viaje o de identidad falso.

Así, se evidencia la legitimidad de tratos diferenciados,


al partir de la base de que en una sociedad los individuos y
grupos pueden encontrarse en posiciones distintas; de manera
que tratarlos del mismo modo, pudiera conducir a una situación
de mayor desigualdad, en violación del derecho humano a la
igualdad, en su vertiente de igualdad por diferenciación.

Sentado lo anterior, se procede a efectuar el análisis


del tipo penal del delito contra la salud, en la modalidad de
introducción al país de marihuana, por el cual se dictó
sentencia definitiva a **********, previsto en el artículo 194,
fracción II, párrafo primero, del Código Penal Federal, que se
considera inconstitucional e inconvencional.
FORMA A-55

57
TOCA PENAL 392/2014.

El artículo 194 del Código Penal Federal establece:

“ARTICULO 194.- Se impondrá prisión de diez a


veinticinco años y de cien hasta quinientos días multa al que:

[…]

II.- Introduzca o extraiga del país alguno de los


narcóticos comprendidos en el artículo anterior, aunque fuere
en forma momentánea o en tránsito.

[…]” [Énfasis añadido].

Los elementos que integran el tipo penal del delito, en


el caso concreto, son:

Elementos objetivos:

1. La existencia física de un narcótico, en este caso,


marihuana [objeto material].

2. Que alguien introduzca tal narcótico al país


[conducta objetiva].

3. Que con esa conducta se ponga en peligro la salud


pública [bien jurídico tutelado por la norma].

Elementos normativos:

1. La valoración cultural del concepto de introducir un


narcótico al país, consistente en su traslado de territorio
extranjero hacia el interior de la República Mexicana.

2. Que esa conducta se realice al margen de las


normas vigentes en materia de salud.

Conforme a lo anterior, la conducta ilícita consiste en


que alguien introduzca un narcótico al país, entendido esto
58

como el traslado de tal narcótico de territorio extranjero al


interior del territorio nacional, sin el permiso o autorización de la
autoridad correspondiente; con lo cual se pone en peligro la
salud pública, que es el bien jurídico tutelado por la norma.

Del análisis del texto del artículo 194, fracción II, del
Código Penal Federal o de los elementos que integran el tipo
penal, no se desprende que el delito tenga elementos
subjetivos, como finalidades o intenciones; por esta razón, a
todas las personas que se ubiquen en el supuesto que
establece este numeral, es decir, que introduzcan un narcótico
al país, sin el permiso o autorización de la autoridad sanitaria,
se les aplicarán las sanciones correspondientes, de acuerdo a
la punibilidad del precepto, que son de diez a veinticinco años
de prisión y de cien hasta quinientos días multa.

Ahora bien, este tribunal estima que la omisión del


legislador de establecer como parte integrante del tipo penal
que se estudia elementos subjetivos relacionados con los fines
específicos del autor, constituye una laguna axiológica que
afecta al derecho humano a la igualdad, en su vertiente de
igualdad por diferenciación.

Según Carlos E. Alchourrón y Eugenio Bulygin


[citados por Jorge Rodríguez], una laguna axiológica se
produce cuando pese a la existencia en el sistema jurídico de
una solución para cierto caso, tal solución es considerada
axiológicamente inadecuada, debido a que la autoridad
normativa no ha tomado como relevante cierta distinción que
debería haber sido tomada en cuenta 19. La idea es que el
legislador no ha tomado en consideración una propiedad,
porque no la ha considerado, pero si lo hubiera hecho, le
habría dado una solución diferente al caso, esto es, en lugar de

19
Jorge Rodríguez “Lagunas axiológicas y relevancia normativa” (Doxa, 1999), 349.
FORMA A-55

59
TOCA PENAL 392/2014.

haberlo resuelto como lo hizo, le habría dado una solución


distinta20.

Las lagunas axiológicas constituyen la presencia de


un caso en un ordenamiento jurídico, regulado por una norma
jurídica que le adjudica cierta calificación normativa, pero
respecto de la cual el intérprete considera que el legislador, por
descuido, error o manifestación errónea de la voluntad, ha
soslayado una propiedad relevante que debió ser tenida en
cuenta, conforme a ciertas exigencias de justicia y, que por
tanto, dispone de una solución normativa injusta o
insatisfactoria21. Esto significa que de acuerdo con el sistema
axiológico presupuesto por la autoridad normativa al dictar
ciertas normas, la propiedad particular que presenta el caso
debe ser considerada relevante.

De acuerdo con lo expuesto, es dable sostener que el


artículo 194, fracción II, del Código Penal Federal contiene una
laguna axiológica. El legislador, al establecer la conducta ilícita
y la punibilidad contemplada en ese precepto, trató a todos los
autores del delito de la misma forma, sin hacer distinción de los
fines perseguidos por esos autores. Sin embargo, se estima
que era necesario que el legislador estableciera tales fines,
para respetar el derecho humano a la igualdad, en su vertiente
de igualdad por diferenciación y, con ello, el valor de la igualdad
que sustenta este derecho, así como para sancionar a los
autores del delito, de acuerdo a la conducta realizada.

Así, la omisión por parte del legislador trae como


consecuencia una norma injusta y violatoria del derecho
humano a la igualdad, en su vertiente de igualdad por
diferenciación. Esta apreciación es acorde a la teoría finalista
de Hans Welzel, conforme a la cual el delito es una acción
20
Ibídem., 356.
21
Pierluigi Chaissoni, “Las Lagunas en el Derecho. Proyecto de voz para un vademécum
jurídico”, en Paolo Comanducci, “Análisis y Derecho” (México: Fontamara, 2004), 185.
60

humana orientada a un fin, es decir, persigue un propósito; por


tanto, la acción es un ejercicio humano voluntario de actividad
final y está orientada conscientemente a un fin.

En relación con el finalismo, su autor señala lo


siguiente:

“Acción humana es ejercicio de actividad final. La


acción es, por eso, acontecer “final”, no solamente “causal”. La
“finalidad” o el carácter final de la acción se basa en que el
hombre, gracias a su saber causal, puede prever, dentro de
ciertos límites, las consecuencias posibles de su actividad,
ponerse, por tanto, fines diversos y dirigir su actividad,
conforme a su plan, a la consecución de estos fines.” 22

Asimismo, respecto del concepto de acción, el propio


autor añade que:

“Dado que la finalidad se basa sobre la capacidad de


la voluntad de prever, dentro de ciertos límites, las
consecuencias del engranaje de la intervención causal, y
merced a ello dirigirla de acuerdo a un plan a la consecución
del fin, es la voluntad consciente del fin, que rige el acontecer
causal, la columna vertebral de la acción final.” 23

Por último, sobre la acción en el derecho penal,


señala:
“La estructura final del actuar humano es
necesariamente constitutiva para las normas del Derecho
Penal. Las normas jurídicas, es decir, las prohibiciones o los
mandatos del Derecho, no pueden dirigirse a procesos
causales ciegos, sino sólo a acciones que tienen la capacidad
de configurar finalmente el futuro. Las normas sólo pueden
mandar o prohibir una conducta final. ”24

De manera que conforme a la naturaleza de la acción


humana, el juicio de reproche debe ser acorde a la conducta
objetiva y al fin de la misma; ello, porque sí interesan al
derecho penal los fines de la conducta humana para formular
un juicio de reproche, en un estado de derecho en el que
prevalece el principio pro persona; esto en el marco del deber
22
Hans Welzel, “Derecho Penal Alemán” (Santiago de Chile: Editorial Jurídica de Chile),
53.
23
Ibíd., 54.
24
Ibíd., 59.
FORMA A-55

61
TOCA PENAL 392/2014.

de las autoridades a promover, respetar, proteger y garantizar


los derechos humanos de las personas, conforme al artículo 1°
constitucional.

De acuerdo con lo anterior, no puede considerarse


que está en igualdad de circunstancias una persona con la
calidad de farmacodependiente que introduce al país una
pequeña cantidad de narcótico, con fines de autoconsumo,
respecto de otra que introduce una gran cantidad de narcótico,
con fines de comercialización, en tanto se trata de situaciones
diferentes que ameritan una respuesta distinta del Estado, que
sea acorde a las acciones y a los fines de los autores.

Ello es así, porque debe tomarse en consideración


que en el caso existe una diferencia relevante, traducida en la
finalidad del autor del delito, de destinar el narcótico afecto a su
consumo personal, que relacionado con los datos restantes
que arroja la causa penal, como la calidad de
farmacodependiente del sentenciado y el tipo y cantidad del
narcótico, evidencian su situación de desigualdad respecto de
cualquier otra persona que introduzca a territorio nacional una
cantidad considerable de narcótico, con fines de
comercializarlo.

Lo que se corrobora con el hecho de que ambas


conductas no ponen, en el mismo grado, en peligro el bien
jurídico tutelado por la norma, que es la salud pública; ello
porque en el primer supuesto, el farmacodependiente es el
destinatario natural del narcótico, el cual además, por su
pequeña cantidad, pone en menor riesgo la salud pública,
mientras que en el segundo supuesto, el riesgo se incrementa
notoriamente, ya que la cantidad del narcótico suele ser
significativa y además porque está destinado al comercio ilícito.
62

Tampoco puede afirmarse que las conductas sean


iguales, bajo la perspectiva del derecho penal del acto, en el
cual se sustenta el orden jurídico vigente, como lo sostuvo la
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en
las tesis de jurisprudencia 1ª./J. 19/2014 (10ª) y 1ª./J. 21/2014
(10ª), de rubros: “DERECHO PENAL DE AUTOR Y DERECHO
PENAL DEL ACTO. RASGOS CARACTERIZADORES Y
DIFERENCIAS” y “DERECHO PENAL DEL ACTO. RAZONES POR LAS
CUALES LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS SE DECANTA POR DICHO PARADIGMA
(INTERPRETACIÓN SISTEMÁTICA DE LOS ARTÍCULOS 1º., 14,
TERCER PÁRRAFO, 18, SEGUNDO PÁRRAFO, Y 22, PRIMER
PÁRRAFO).”, conforme al cual la respuesta del Estado debe ir

de acuerdo con el acto realizado por el autor del delito; lo


anterior, porque si en una de las conductas analizadas existe
una diferencia relevante, como acontece en el presente asunto,
no puede constituir el mismo acto.

Por esta razón, se reitera que no es el mismo acto la


introducción al país de una pequeña cantidad de narcótico por
una persona farmacodependiente, con fines de autoconsumo,
que la introducción de una gran cantidad de un narcótico por
otra persona que no tenga esta calidad o la de consumidor, con
fines de comercialización; además de que ambos actos no
ponen en el mismo grado de peligro la salud pública, que es el
bien jurídico tutelado por la norma.

De manera que al no establecer ni tomar en


consideración el legislador esta diferencia relevante y dar el
mismo trato y rigor en la punibilidad para todas las acciones o
actos de introducción, sin atender las situaciones diversas en
que se encuentran los autores del delito, constituye una
violación al derecho a la igualdad, en su vertiente de igualdad
por diferenciación, emparentada con el principio de equidad,
FORMA A-55

63
TOCA PENAL 392/2014.

que requiere dar trato diferente a quienes se encuentran en


una situación distinta.

Lo anterior es así, porque cuando las semejanzas


relevantes del caso concreto sean mayores, se impone un
tratamiento igual, pero si por el contrario, existen diferencias
relevantes de peso, no es exigible el mismo trato, sino que
resulta necesario un tratamiento diferenciado, como sucede en
la especie.

Además, el propio legislador ha tomado en


consideración datos relevantes para legislar sobre el delito
contra la salud y establecer una diferenciación de trato, ya que
en el texto del anterior artículo 195 bis del Código Penal
Federal [ahora derogado], estableció una modalidad de
transporte de droga atenuada más benéfica que la prevista en
el numeral 194, fracción I, del propio código, atendiendo a la
cantidad del narcótico, las circunstancias del hecho y la
calidad del sujeto activo, en tanto disponía que cuando por la
cantidad de droga y las demás circunstancias del hecho, no
pudiera considerarse destinada a realizar alguna de las
conductas previstas en el último precepto [194], se impondrían
las penas establecidas en el artículo 195 bis, siempre que el
sujeto activo no se tratara de miembro de una asociación
delictuosa.

La exposición de motivos deja claro la intención del


legislador de otorgar el trato diferenciado, como se ve a
continuación:

“PROCESOS LEGISLATIVOS.-
DICTAMEN/ORIGEN.- CÁMARA DE ORIGEN: DIPUTADOS.-
DICTAMEN.- México, Distrito Federal, a 14 de diciembre de
1993.- Comisiones Unidas de Gobernación y Puntos
Constitucionales y de Justicia.-

[…]
64

7. Reformas en el Libro Segundo del Código Penal

a) Como se desprende de la iniciativa, se propone


una reestructuración del Capítulo I del Título Séptimo del
Código Penal, que se refiere a los delitos contra la salud, para
considerar, por una parte, el problema de la delincuencia
organizada relacionada con el narcotráfico y, por otra, para dar
un trato más racionalizado y diferenciado para los que
comercian o trafican con estupefacientes o sicotrópicos y para
los que siembran, cultivan, cosechan etcétera, dichos vegetales
o sustancias.

En este sentido, es menester señalar que dicha


iniciativa contienen avances importantes en el trato que se
debe dar al problema de la delincuencia organizada, y
particularmente del narcotráfico, que en los últimos tiempos se
ha convertido en un problema desmesurado en nuestro país.
Los diputados que han participado en el proceso legislativo
hasta esta etapa, han manifestado su preocupación en torno a
este problema, considerando positivo el trato que la iniciativa le
da.

Se considera adecuado dar un trato diferenciado a


los que siembran, cultivan o cosechan estupefacientes o
sicotrópicos de aquellos que comercian o trafican con los
mismos, además de que se contienen criterios de tipificación
que toman en cuenta actos de producción con y sin fines de
tráfico, superando de esta manera la actual regulación del
artículo 197 que no hace distinción alguna. Resulta asimismo
adecuado el trato diferenciado de penalidad que se da a la
posesión de estupefacientes o sicotrópicos, que atiende a
si se realiza con o sin fines de tráfico, así como a la
cantidad y demás circunstancias del hecho.

En el artículo 193 de la iniciativa se utiliza el término


genérico narcóticos para referirse a los estupefacientes y
psicotrópicos y demás sustancias vegetales que determinen la
Ley General de Salud, los convenios y tratados internacionales
de observancia obligatoria en México, así como los que
señalan las demás disposiciones legales aplicables en la
materia. Se ajusta con ello a las recomendaciones de ciertos
convenios, como es el caso de la Convención de Viena de
1988, de la que México ha sido partícipe importante. En el
propio artículo 193 se incluyen elementos que deberán ser
tomados en cuenta por el juzgador para determinar la gravedad
del hecho, atendiendo a la cantidad y clase de estupefaciente o
sicotrópico de que se trate y a su mayor o menor relación con
el bien jurídico tutelado, que es un criterio adecuado para
individualizar la pena o la medida de seguridad de manera más
justa y racional.

A efecto de garantizar una adecuada


administración de justicia, y considerando que los tipos
penales en materia de delitos contra la salud señalan de
manera general el transporte y la posesión y no
determinan las cantidades del narcótico que se posee o
transporta, se propone adicionar el artículo 195-bis de este
Código Penal, en el que se precisan las punibilidades para
el caso de posesión y transporte de narcóticos. Se ha
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TOCA PENAL 392/2014.

observado que en la práctica se imponen las mismas


penas de prisión atendiendo exclusivamente a dicho
transporte o posesión sin considerar las cantidades, de
esta manera, se dictan sentencias individualizando la pena con
reglas generales, de lo que resulta la misma sanción para
aquel individuo que posee o transporta un kilogramo de
mariguana o el que lo hace con una tonelada. Se desvirtúa
de esta manera, la finalidad de la individualización de la
pena, al no guardar proporción la sanción con la cantidad
de narcótico.

Esta situación propicia que el sujetó activo tienda a


poseer o transportar mayor cantidad de narcótico, puesto que
lo hace a sabiendas que la pena será la misma. Por otro lado,
resulta excesiva la pena de prisión para aquellos
individuos que son sentenciados por la posesión o
transporte de cantidades que no impactan de manera
considerable el bien jurídico tutelado y que en
consecuencia, no requieren de un tratamiento de
readaptación social prolongado y su necesaria reclusión
atendiendo a la sentencia, propiciando un riesgo considerable
de revertir el referido tratamiento.

Se estima que al proporcionar a las autoridades


jurisdiccionales un instrumento jurídico idóneo que le permita
atender los criterios que los artículos 193 y 195-bis propugnan,
como lo es una tabla de referencia sobre las cantidades y tipo
de narcótico que se posea o transporte, y la primodelincuencia
o reincidencia del sujeto activo, posibilitando de esta manera la
unificación de criterios y de acciones en la administración de
justicia.

En atención a lo anterior, estas comisiones proponen


la incorporación al texto de la iniciativa de unas tablas que
normen los criterios de las autoridades al individualizar la pena,
tratándose de posesión o transporte de cantidades de
narcóticos que no repercutan de manera considerable en el
bien jurídico tutelado en materia de delitos contra la salud.
Asimismo para adecuar la iniciativa que nos ocupa conforme a
esta propuesta, resulta pertinente a adicionar el artículo 195-
bis, suprimir el párrafo segundo del 195 y suprimir el último
párrafo del 198.

Con esa misma idea, en el artículo 194 se regula lo


que propiamente es el narcotráfico, con la misma penalidad
que actualmente prevé el artículo 197, ya que el aumento de
ésta es relativamente reciente; mientras que las hipótesis de
agravación de la pena se prevén en el artículo 196.

Con el nuevo artículo 196-bis la iniciativa propone


regular la conducta de quienes por sí mismos, a través de
terceros o a nombre de otros, dirigen, administran o supervisan
cualquier tipo de organización para realizar de manera
sistemática conductas delictivas que afectan la salud. Sin duda,
se trata de una adición muy necesaria y conveniente como
forma de enfrentar la delincuencia organizada relacionada con
el narcotráfico, a la cual se le asigna una penalidad bastante
elevada, de 20 a 40 años de prisión y de 500 a 10 mil días
multa, además del decomiso.
66

La iniciativa, finalmente, considera el problema de


los farmacodependientes en el artículo 199, ampliando las
hipótesis de prevención por lo que hace a la cantidad de droga
para su consumo y estableciendo que no serán objeto de pena
alguna si el narcótico que poseen es para su estricto consumo
personal. Con la nueva fórmula se supera la contenida en el
actual artículo 194, sobre todo por lo que hace a los efectos
prácticos.” [Énfasis añadido].

“PROCESOS LEGISLATIVOS.-
DICTAMEN/REVISORA.- CÁMARA REVISORA:
SENADORES.- DICTAMEN.- México, Distrito Federal, a 21 de
diciembre de 1993.- COMISIONES UNIDAS DE JUSTICIA Y
DE ESTUDIOS LEGISLATIVOS, PRIMERA SECCIÓN.-

[…]

Es de señalarse que el contenido de la reforma […]


implica una reforma a las normas penales secundarias, que
conducen a un nuevo tratamiento de las conductas delictivas,
tanto desde la óptica de las causas excluyentes de
responsabilidad y la integración misma de las figuras punibles,
como desde la perspectiva del establecimiento de nuevos
ilícitos penales, en virtud de la evolución de la sociedad y de
las conductas antisociales mismas.

[…]

Con el propósito de proveer los criterios necesarios


para la individualización de la pena, se ha puesto la adición de
un artículo 195 bis para precisar la punibilidad en el caso de
posesión y transporte de narcóticos. Al efecto, se agrega un
apéndice que contiene tablas que correlacionan la cantidad de
narcóticos, el tipo de éstos y la sanción aplicable en el caso de
primera delincuencia, primera, segunda o multireincidencia.”

“PROCESOS LEGISLATIVOS.-
DICTAMEN/REVISORA.- CÁMARA REVISORA:
SENADORES.- DISCUSIÓN.- México, Distrito Federal, a 21 de
diciembre de 1993.-

[…]

Con las reformas propuestas, se buscan nuevas


directrices para revisar y reorientar la actual estrategia político-
criminal, de suerte que abarque también los aspectos social,
económico y financiero, para profundizar en el fenómeno
demanda-oferta de la droga, de sus mercados y de sus efectos
económicos, nacionales e internacionales.

La razón de ello, y lo reconoce el Ejecutivo en su


iniciativa, es que el narcotráfico se ha convertido en un
problema de seguridad y de responsabilidad mundial.

Por ello, es adecuado dar un trato diferenciado a los


que siembran, ocultan o cosechan estupefacientes, o
psicotrópicos, de aquellos que comercien o trafican con los
mismos, además de que se contienen criterios de tipificación
que tomen en cuenta actos de producción con y sin fines de
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TOCA PENAL 392/2014.

tráfico, superando de esta manera la actual regulación del


artículo 197 que no hace distinción alguna.

Asimismo, es adecuado el trato diferenciado de


penalidad que se da a la posesión de estupefacientes o
psicotrópicos, que atiende a si se realiza con o sin fines de
tráfico, así como la cantidad y demás circunstancias.”
[Énfasis añadido].

Por otra parte, también debe tomarse en


consideración, como dato relevante, que el sentenciado es
farmacodependiente y, que por esta razón, es un enfermo.
Ciertamente, la farmacodependencia debe considerarse como
una enfermedad, conforme al artículo 74, fracción I, de la Ley
General de Salud, que establece:

“Artículo 74. La atención de las enfermedades


mentales comprende:

I.- La atención de personas con padecimientos


mentales, la rehabilitación psiquiátrica de enfermos mentales
crónicos, deficientes mentales, alcohólicos y personas que
usen habitualmente estupefacientes o substancias
psicotrópicas, y…” [Énfasis añadido].

En el mismo sentido, la Primera Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, en las tesis aisladas tituladas
“ENERVANTES, POSESIÓN DE.”, “ENERVANTES, POSESIÓN Y USO
DE.” y “TOXICÓMANOS, NO ES PUNIBLE LA TENENCIA DE DROGA
ESTRICTAMENTE NECESARIA PARA LA SATISFACCIÓN DE LAS
NECESIDADES DE LOS.”, estableció que la toxicomanía o

farmacodependencia es considerada como una enfermedad.

Más recientemente, el Pleno de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, en la resolución del amparo directo en
revisión 1492/2007, al interpretar el artículo 199 del Código
Penal Federal [vigente hasta antes del veinte de agosto de dos
mil nueve], consideró que la farmacodependencia es una
excluyente del delito y no una excusa absolutoria, en tanto que
se está en el caso de una persona enferma, a la cual debe
someterse a tratamiento que garantice su rehabilitación, y
no a un proceso penal que culmine con una sanción.
68

Al respecto, determinó que el adicto no es un


delincuente, es una víctima de la sustancia que consume, es
decir, es un enfermo que no puede controlar su adicción; por
ello, el Estado tiene el deber de atender a los
farmacodependientes, como se demuestra con el
establecimiento del artículo 191 de la Ley General de Salud,
que dispone:

“Artículo 191. La Secretaría de Salud y el Consejo


de Salubridad General, en el ámbito de sus respectivas
competencias, se coordinarán para la ejecución del programa
contra la farmacodependencia, a través de las siguientes
acciones:

I.- La prevención y el tratamiento de la


farmacodependencia y, en su caso, la rehabilitación de los
farmacodependientes; […]”

Con base en tales consideraciones, el Pleno de la


Suprema Corte determinó que la urgencia de poseer narcóticos
no está determinada por una intención de cometer un delito,
sino por una necesidad; lo que no indica ni autoriza a que se
deje de someter a proceso penal a aquellas personas que,
siendo farmacodependientes, posean más de la cantidad que
requieren para su estricto consumo personal.

Asimismo, el veinte de agosto de dos mil nueve, se


publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el
que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones
de la Ley General de Salud, del Código Penal Federal y del
Código Federal de Procedimientos Penales, mediante el cual
se trasladó del Código Penal Federal a la Ley General de
Salud, la regulación del narcomenudeo.

Esta reforma obedeció a un nuevo tratamiento de la


posesión y consumo de narcóticos, ya que aborda el problema
como una cuestión de salud pública y no meramente criminal,
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TOCA PENAL 392/2014.

en la que se busca prevenir y tratar el consumo, antes que


reprochar penalmente la conducta del farmacodependiente; ello
porque como consigna la exposición de motivos del citado
Decreto, farmacodependientes y consumidores “…no deben
ser sujetos de persecución policíaca sino de tratamiento
médico, psicológico y social…”; de donde se aprecia que el
objetivo de la norma es la lucha del derecho penal en contra
del tráfico de drogas y evitar los problemas derivados de su
consumo.

Razones que sustentaron la adición del Capítulo VII a


la Ley General de Salud, con el rubro: “Delitos Contra la Salud
en su modalidad de Narcomenudeo”, dentro del cual se
establece con precisión lo que debe entenderse, entre otros
conceptos, por “farmacodependencia”, “farmacodependiente” y
“consumidor”, en los términos siguientes:

“II. Farmacodependencia: Es el conjunto de


fenómenos de comportamiento, cognoscitivos y fisiológicos,
que se desarrollan luego del consumo repetido de
estupefacientes o psicotrópicos de los previstos en los artículos
237 y 245, fracciones I a III, de esta Ley;

III. Farmacodependiente: Toda persona que


presenta algún signo o síntoma de dependencia a
estupefacientes o psicotrópicos;

IV. Consumidor: Toda persona que consume o


utilice estupefacientes o psicotrópicos y que no presente signos
ni síntomas de dependencia…”

De conformidad con lo anterior, no resulta razonable


que el sentenciado sea condenado por el delito de introducción
de marihuana al país, con una pena privativa de libertad de
diez años, como pena mínima, cuando quedó demostrado que
tiene la calidad de farmacodependiente y que introdujo tal
narcótico al territorio nacional, sólo como medio necesario para
continuar poseyéndolo, con la finalidad de destinarlo a su
autoconsumo, máxime que no existe constancia de que se
70

haya sometido a un tratamiento de rehabilitación, para aliviar su


enfermedad.

Lo que se sostiene, porque como lo dijo el Pleno de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, debe tomarse en
consideración que un farmacodependiente es una víctima de la
sustancia que consume, es decir, es un enfermo que no puede
controlar su adicción, de manera que la urgencia de poseer
narcóticos está determinada por una necesidad; además que al
imponerle al sentenciado la punición mínima de diez años de
prisión, se trastocaría la evolución que en el sistema penal
mexicano ha tenido el tratamiento a la farmacodependencia
como enfermedad y, sobre todo, a la prevención para afrontar
tal problema sanitario, que constituye un mecanismo en la
lucha del derecho penal en contra del tráfico de drogas.

Asimismo, en el caso adquiere relevancia el tipo del


narcótico y la cantidad [peso] del mismo, ya que la marihuana
incautada es de los narcóticos previstos en la tabla de
orientación de dosis máximas de consumo personal e
inmediato del artículo 479 de la Ley General de Salud, y la
cantidad de la misma representa poco menos de la décima
parte de la máxima de cinco kilogramos que la tabla permite
poseer [sin la finalidad de comercio o suministro, aun gratuito];
además que ley mencionada establece sanciones más
atenuadas del delito contra la salud, respecto de las previstas
en el Código Penal Federal. Tipo y cantidad de narcótico que
de acuerdo a las pruebas que obran en la causa penal, el
sentenciado destinaría a su consumo personal.

En ese contexto, se confirma que en el caso


concurren diferencias relevantes, tales como la calidad de
farmacodependiente del autor del delito, los fines de la
conducta, así como el tipo y cantidad del narcótico afecto, que
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TOCA PENAL 392/2014.

hacen exigible un trato diferenciado del sentenciado, quien


introdujo tal narcótico al país, sólo como medio para seguir
poseyéndolo, con la finalidad de destinarlo a su consumo
personal.

Por otra parte, es menester destacar que la


punibilidad del delito que se analiza se encamina a
instrumentar una política criminal que busca inhibir la
realización de conductas asociadas con acciones propias del
narcotráfico [las cuales pueden tener lugar con independencia
de la cantidad del narcótico] y de forma mediata está dirigida a
proteger principalmente la salud colectiva.

En efecto, la Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, al resolver el amparo directo en revisión
977/2012, reiteró el análisis que efectuó en el diverso amparo
directo en revisión 2181/2007, para determinar si el artículo
194, fracción II, del Código Penal Federal, era violatorio del
principio de proporcionalidad de la pena, en términos del
precepto 22 constitucional, tomando como base el estudio
efectuado del mismo artículo, en su fracción I, haciendo la
precisión de que era de la misma naturaleza.

En ese asunto hizo referencia a la exposición de


motivos del legislador, de la cual se advierte su intención de
inhibir la realización de conductas asociadas con acciones
propias del narcotráfico, en los términos siguientes:

“Ahora bien, como ha quedado señalado, el quejoso


impugna de inconstitucional el artículo 194, fracción I, del
Código Penal Federal, que a la letra señala lo siguiente: […].

Dicho artículo, fue modificado por decreto publicado


en el Diario Oficial de la Federación el diez de enero de mil
novecientos noventa y cuatro, la modificación consistió en
regular en el artículo 194 del Código Penal Federal, las
penalidades que se preveían en el numeral 197 del citado
código. Lo anterior tiene sustento en la exposición de motivos
respectiva, en donde se señaló lo siguiente:
72

‘II. Reforma penal sustantiva.--- …---- En atención a


ello, el proyecto de reformas plantea la necesidad de
reestructurar el contenido del Capítulo I del Título Séptimo del
Código Penal, relativo a las diversas conductas relacionadas
con los estupefacientes y psicotrópicos, dándoles un
tratamiento adecuado, en atención a sus diversas
connotaciones. Cada una de las diversas conductas previstas
en el actual artículo 197 del Código Penal tienen connotaciones
diferentes en atención al bien jurídico a proteger, y representan
distinta relación con el efecto de favorecer o facilitar el
consumo de drogas. De ahí la conveniencia de hacer una
diferenciación de dichas conductas, atendiendo a su
trascendencia o gravedad, y establecer una penalidad
diferenciada, dándole al juzgador elementos distintos para que
también en esa especie de delitos se mueva con criterios de
racionalidad y de justicia.--- Con base en lo anterior, en la
presente iniciativa se propone al honorable Congreso de la
Unión, regular en el artículo 194 lo que es propiamente el
narcotráfico, con la penalidad que actualmente prevé el artículo
197,….’

En atención a lo anterior, la modificación al artículo


194 del Código Penal Federal nos remite al contenido del
precepto 197 del mismo código, con vigencia anterior a las
reformas de enero de mil novecientos noventa y cuatro. El
numeral mencionado sostenía lo siguiente:

‘ARTÍCULO 197.- Se impondrá prisión de diez a


veinticinco años y de cien a quinientos días multa, al que, fuera
de los casos comprendidos en los artículos anteriores:--- I.-
Siembre, cultive, coseche, produzca, manufacture, fabrique,
elabore, prepare, acondicione, transporte, venda, compre,
adquiera, enajene o trafique, comercie, suministre aún
gratuitamente, o prescriba alguno de los vegetales o
substancias señalados en el artículo 193, sin la autorización
correspondiente a que se refiere la Ley General de Salud; […]’.

Entonces, resulta evidente que el artículo transcrito y


que era vigente antes de enero de mil novecientos noventa y
cuatro, preveía la penalidad que ahora el artículo 194, fracción
I, del Código Penal Federal vigente contiene y, por lo tanto para
dar contestación al concepto de violación del quejoso es
necesario remitirse a la exposición de motivos del numeral 197
de dicho código, para efecto de determinar la constitucionalidad
de la pena que éste contenía en su momento y que, reiterando,
a partir de las reformas de enero de mil novecientos noventa y
cuatro, la contiene la fracción I del numeral 194 del Código
punitivo, y que ahora se cuestiona:

‘CÁMARA DE ORIGEN:--- DIPUTADOS


EXPOSICIÓN DE MOTIVOS--- México, D.F., a 15 de diciembre
de 1988--- INICIATIVA: EJECUTIVO--- …--- México, Distrito
Federal, a 14 de diciembre de 1988.- El Secretario, Fernando
Gutiérrez Barrios.
Ciudadanos Secretarios de la Cámara de Diputados
del honorable Congreso de la Unión.--- Presentes.--- Durante
mi campaña política por la Presidencia de la República a lo
largo del territorio nacional, escuché el reclamo de la
comunidad por una mayor seguridad y justicia, que garanticen
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TOCA PENAL 392/2014.

con eficacia la paz pública y aseguren la protección de la


sociedad, defendiéndola de la violencia.--- Este reclamo se
manifestó con mayor insistencia en la ciudad capital, donde se
hicieron importantes pronunciamientos en el sentido de que se
ha tolerado un incremento de la actividad delictiva, sin tomar
providencias suficientes para limitar la violencia que incide
gravemente en la comunidad, provocando zozobra e
intranquilidad social.--- Ante el incremento delictivo que afecta
bienes jurídicos de especial relevancia, como son la vida, el
patrimonio, la libertad y la salud colectiva de nuestro pueblo, el
Ejecutivo a mi cargo considera que es indispensable
profundizar en la reforma jurídica que concierne a la política
criminal del Estado por poner énfasis en la tutela de la paz
colectiva, en un orden jurídico de libertad y democracia.
Perseguimos el fin primordial de fortalecer la conciencia de
seguridad general, que haga posible que todos los ciudadanos
puedan desarrollar en libertad, la plenitud de su
personalidad.--- El logro de la seguridad no se agota
únicamente con la mayor penalización de conductas, sino que
se requiere de un enfoque global del problema de la
criminalidad. Este enfoque exige nuevos ordenamientos
jurídicos en lo material o sustantivo y en lo formal o
instrumental. Exige asimismo una lucha frontal contra los
factores criminógenos que surgen de una sociedad moderna y
plural con una considerable dinámica demográfica y un
importante fenómeno de urbanización.--- La sociedad
demanda, sin embargo, soluciones inmediatas. Es por ello que
someto a la consideración del honorable Congreso de la Unión
la presente iniciativa, que pretende responder al clamor
ciudadano por penas más severas, conforme a la gravedad de
los ilícitos y que a su vez, tengan una mayor eficacia
preventiva. La misión del derecho penal es proteger los
intereses individuales y sociales para permitir la convivencia
humana y para que tal convivencia pueda tutelarse con
eficacia, resulta indispensable que los delitos graves no se
minimicen por infundada benevolencia y que se impongan a
sus autores las penas que merezcan, denunciando el carácter
ilícito de sus conductas e impidiendo su legitimación.--- El
derecho penal tiene una función correctiva al castigar las
conductas delictivas cometidas, pero tiene a la vez una función
preventiva, al inhibir la comisión de futuros delitos.--- La
eficacia preventiva del derecho penal no puede obtenerse sin
que exista una nueva conciencia ciudadana que advierta con
claridad que al cometerse determinados delitos de especial
gravedad, el Estado reaccionará con la aplicación de penas
más elevadas y que los delincuentes quedarán excluidos de la
vida social por lapsos prolongados. Lo anterior debe tener la
fuerza configuradora de nuevas costumbres sociales que alejen
a la juventud de la actividad delictiva e inhiba a los adultos que
piensan delinquir.--- Se dan en la vida social delitos de extrema
gravedad, por lo que se estima indispensable que para esas
determinadas hipótesis, a las que más adelante se hará
referencia, pueda imponerse pena privativa de libertad hasta
por cincuenta años. Esta propuesta ha sido considerada por el
Ejecutivo a mi cargo, en vista de la realidad social, sin soslayar
la crítica doctrinal sobre la eficacia y bondad de las penas de
larga duración, pero consciente de que la comunidad reclama
una nueva actitud del Estado para reforzar el carácter
controlador del derecho penal.--- Es evidente que para la
aplicación de las penas de larga duración, habrá de ser
74

revisado el procedimiento normativo de la ejecución de


sanciones, en el que se ponga particular énfasis en la
ejemplaridad que comporta la pena de prisión, determinándose
con precisión las hipótesis que le permitan al reo mantener viva
la esperanza de una más pronta liberación.--- Empero, lo
reiteramos, la sociedad exige protección contra organizaciones
delictivas que afectan la vida e integridad de las personas y
que atentan contra su libertad y patrimonio. Clama por mayor
penalización de conductas abusivas de los servidores públicos
responsables de la seguridad ciudadana y de aquéllos que
están encargados de funciones de fiscalización, vigilancia e
inspección. Exige mayor control sobre el ejercicio de la función
policíaca y, particularmente, repudia la conducta de los que
atentan contra la libertad sexual y corrompen a menores e
incapaces.--- El narcotráfico es, evidentemente, un problema
que atañe en su combate, a la humanidad y al concierto de
naciones. Cada una de éstas, en su ámbito soberano, ha de
enfrentarlo con decisión y firmeza a partir de recursos e
instrumentos que deben ser cada vez más eficaces.--- El
consumo y tráfico de narcóticos vulneran la convivencia y
afectan la salud pública y social de los pueblos.--- La salud de
los mexicanos, la salud de la humanidad y la preservación de
nuestra soberanía, exigen continuar con mayor empeño la
campaña contra el narcotráfico, por lo que es preciso adecuar
las normas jurídicas a la realidad.
En este contexto se inscribe la presente iniciativa, cuyos
aspectos sobresalientes y razones específicas se describen a
continuación:--- Incremento de la pena de prisión.--- … ---
Delitos contra la salud.--- … --- En la reforma planteada al
artículo 197, se contemplan cambios importantes para
diferenciar las conductas y se precisan los casos de agravación
de la pena, para prever penas adicionales.--- Cabe destacar
que con referencia al artículo 197 que determina las más
graves conductas del narcotráfico, se propone incrementar el
máximo de la pena hasta veinticinco años, dada la gravedad de
los delitos y particularmente la importancia de los bienes
jurídicos que se tutelan. […]’.

De lo transcrito, se advierte que el propósito de la


reforma fue el de incrementar las penas relativas al narcotráfico
con una máxima de veinticinco años de reclusión, con los
siguientes fines:

1) Prevenir la comisión de delitos graves, en este


caso el narcotráfico, porque el consumo y tráfico de narcóticos
vulneran la salud y la convivencia social, entendiéndose ello
como el bien jurídicamente tutelado.

2) Crear una conciencia en la que los gobernados


adviertan que si se cometen delitos graves, el Estado aplicará
penas más elevadas que se traducirán en lapsos de reclusión
prolongados.

3) La creación de nuevas costumbres sociales que


inhiba la comisión de delitos relativos al narcotráfico.

Lo anterior se propuso debido a que en esa época


los delitos graves relativos al narcotráfico se veían minimizados
y eran tratados con benevolencia, lo que se evidencia con el
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TOCA PENAL 392/2014.

texto del artículo 197 del Código Penal Federal, antes de su


reforma, que sostenía lo siguiente:

‘ARTÍCULO 197.- Fuera de los casos comprendidos


en los artículos anteriores:--- Se impondrá prisión de siete a
quince años y multa de diez mil a un millón de pesos:--- I.- Al
que siembre, cultive, coseche, manufacture, fabrique, elabore,
prepare, acondicione, posea, transporte, venda, compre,
adquiera, enajene o trafique en cualquier forma, comercie,
suministre aun gratuitamente, o prescriba vegetales o
substancias de los comprendidos en cualquiera de las
fracciones del artículo 193, sin satisfacer los requisitos fijados
por las normas a que se refiere el primer párrafo del propio
artículo’.

Ahora bien, de la exposición de motivos, de enero de


mil novecientos noventa y cuatro, y que ya fue transcrita en
párrafos anteriores, el legislador además de trasladar las
penas, también otorgó a los Jueces, mayores elementos para
la determinación e individualización de las penas que deben
imponerse por la comisión de delitos contra la salud, tomando
en cuenta la cantidad de estupefacientes o psicotrópicos que
se porten, lo que es muy importante pues dependiendo de la
cantidad que el sujeto activo posee, al Juez le permitirá
determinar si la posesión de psicotrópicos era con fines de
tráfico o no (comercio), lo que influiría directamente en la
gravedad del acto y por lo tanto en el incremento de la pena. El
legislador también señaló que es importante tomar en cuenta el
tipo de enervante que se tiene en posesión.

Una vez que se ha precisado en qué consistieron las


modificaciones que sufrió el Código Penal Federal, es
jurídicamente pertinente pronunciarse respecto del argumento
de constitucionalidad expuesto por el quejoso, en cuanto a que
la pena ahora prevista en el artículo 194, fracción I, de dicho
código es excesiva y por lo tanto violatoria del artículo 22 de la
Constitución General de la República.” [Énfasis añadido].

Sin embargo, en el caso no puede afirmarse que la


conducta desplegada por el sentenciado esté relacionada con
acciones propias del narcotráfico y, que por esa razón, afecte
con mayor intensidad la salud colectiva, que es el bien jurídico
tutelado por la norma; ello, porque como se vio, introdujo la
marihuana afecta al país, sólo como medio para seguir
poseyéndola con fines de autoconsumo, dada su
farmacodependencia, esto es, como destinatario de este
narcótico.

Como consecuencia, este tribunal considera que en el


caso también se vulnera el principio de proporcionalidad,
76

entre la conducta ilícita desplegada por el sentenciado y la


pena a imponer por parte del Estado de diez años de prisión.

Sobre el tópico, la Primera Sala de la Suprema Corte


de Justicia de la Nación, en el amparo en revisión 85/2004,
señaló que el término “proporcionalidad” es ambiguo, ya que
puede predicarse del test de proporcionalidad en materia de
derechos fundamentales o de las penas en términos del
artículo 22 constitucional.

A partir de lo anterior, estableció que en el test de


proporcionalidad de derechos fundamentales lo que se
analiza es una relación entre principios, entendidos como
mandatos de optimización que ordenan que algo debe
realizarse en la mayor medida posible [de acuerdo con las
posibilidades fácticas y normativas existentes]. Los conflictos
entre principios [o entre derechos así concebidos] deben
resolverse aplicando un test de proporcionalidad, que viene a
ser una especie de meta-principio o, si se quiere, el principio
último del ordenamiento jurídico.

En cambio, en el caso de la proporcionalidad de las


penas regularmente se analiza una regla [el tipo penal de que
se trate] frente a un principio constitucional [el principio de
proporcionalidad establecido en el artículo 22 constitucional],
con la finalidad de determinar si la regla satisface o no la
exigencia del principio constitucional; concretamente, si la pena
es acorde o no en relación con el bien jurídico afectado.

El test de proporcionalidad de derechos


fundamentales consta, a su vez, de tres sub-principios: el de
necesidad, el de idoneidad y el de proporcionalidad en
sentido estricto o ponderación. Los dos primeros se refieren
a la optimización en relación con las posibilidades fácticas; lo
FORMA A-55

77
TOCA PENAL 392/2014.

que significa que una medida [ley, sentencia, etcétera] que


limita un derecho o un bien constitucional de considerable
importancia para satisfacer otro, debe ser idónea para obtener
esa finalidad y necesaria, o sea, no debe ocurrir que la misma
finalidad pudiera alcanzarse con un costo menor. El tercer sub-
principio, por el contrario, tiene que ver con la optimización en
relación con las posibilidades normativas.

Del amparo en revisión 85/2004 mencionado


emanaron diversas tesis aisladas, de entre las cuales, por su
importancia, se cita la siguiente:

Época: Décima Época


Registro: 2007342
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Libro 10, Septiembre de 2014, Tomo I
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. CCCIX/2014 (10a.)
Página: 590

“PROPORCIONALIDAD DE LAS PENAS. SUS


DIFERENCIAS CON EL TEST DE PROPORCIONALIDAD EN
DERECHOS FUNDAMENTALES. El término "proporcionalidad"
es ambiguo, ya que puede predicarse del test de
proporcionalidad en materia de derechos fundamentales, o de
las penas, en términos del artículo 22 constitucional. Así, en el
primer caso, lo que se analiza es una relación entre principios,
entendidos como mandatos de optimización que ordenan que
algo debe realizarse en la mayor medida posible (de acuerdo
con las posibilidades fácticas y normativas existentes). Los
conflictos entre principios (o entre derechos así concebidos)
deben resolverse aplicando un test de proporcionalidad, que
viene a ser una especie de meta-principio o, si se quiere, el
principio último del ordenamiento jurídico. Ese principio consta,
a su vez, de tres sub-principios: el de idoneidad, el de
necesidad y el de proporcionalidad en sentido estricto o
ponderación. Los dos primeros se refieren a la optimización en
relación con las posibilidades fácticas. Significa que una
medida, esto es, una ley o una sentencia, etcétera, que limita
un derecho o un bien constitucional de considerable
importancia para satisfacer otro, debe ser idónea para obtener
esa finalidad y necesaria, o sea, no debe ocurrir que la misma
finalidad pudiera alcanzarse con un costo menor. El tercer sub-
principio, por el contrario, tiene que ver con la optimización en
relación con las posibilidades normativas. En cambio, en el
caso de la proporcionalidad de penas, regularmente se analiza
una regla (el tipo penal de que se trate) frente a un principio
constitucional (el principio de proporcionalidad establecido en el
artículo 22 constitucional), con la finalidad de determinar si
78

aquélla -la regla- satisface o no la exigencia del principio


constitucional; concretamente, si la pena es acorde o no en
relación con el bien jurídico afectado. En estos casos, es
posible adoptar cualquier metodología encaminada a la
justificación exigida por el artículo 22, dejando fuera,
naturalmente, un análisis de proporcionalidad en materia de
derechos fundamentales, dado que en este tipo de casos no se
está ante la colisión de dos principios.”

En relación con el tema, también se cita la tesis


aislada que es del tenor literal siguiente:

Época: Décima Época


Registro: 2004712
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Libro XXV, Octubre de 2013, Tomo 2
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. CCCXII/2013 (10a.)
Página: 1052

“INTENSIDAD DEL ANÁLISIS DE


CONSTITUCIONALIDAD Y USO DEL PRINCIPIO DE
PROPORCIONALIDAD. SU APLICACIÓN EN RELACIÓN
CON LOS DERECHOS HUMANOS. La Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha sostenido reiteradamente que existen
dos niveles de análisis de la constitucionalidad, uno de carácter
ordinario y otro de nivel intenso. El primero debe realizarlo el
juez constitucional en los asuntos que no incidan directamente
sobre los derechos humanos y exista un amplio margen de
acción y apreciación para la autoridad desde el punto de vista
normativo, como ocurre en la materia económica o financiera.
En cambio, el escrutinio estricto se actualiza cuando el caso
que se tenga que resolver involucre categorías sospechosas
detalladas en el artículo 1o., párrafo quinto, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos; se afecten derechos
humanos reconocidos por el propio texto constitucional y/o por
los tratados internacionales, o se incida directamente sobre la
configuración legislativa que la Constitución prevé de manera
específica para la actuación de las autoridades de los distintos
niveles de gobierno. En este sentido, si bien las diferencias en
la intensidad del control constitucional y el uso del principio de
proporcionalidad han derivado de precedentes relacionados
sólo con el principio de igualdad, ello no es impedimento para
utilizar esta clasificación jurisprudencial y el respectivo test de
proporcionalidad (fin legítimo, idoneidad, necesidad y
proporcionalidad en estricto sentido) para casos que no estén
estricta y únicamente vinculados con el aludido principio
constitucional. Lo anterior, porque el juzgador realiza indirecta y
cotidianamente diversos grados de análisis constitucional
dependiendo si se trata, por ejemplo, de la afectación de un
derecho humano o del incumplimiento de una norma
competencial de contenido delimitado o de libre configuración,
aun cuando la materia del caso no sea la violación estricta del
derecho de igualdad. Así, el principio de proporcionalidad
irradia y aplica sobre la totalidad de los derechos humanos con
FORMA A-55

79
TOCA PENAL 392/2014.

fundamento en el artículo 1o., párrafo tercero, de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.”

En el caso se justifica el primer requisito de


necesidad. El Congreso de la Unión puede, en ejercicio de su
política criminal, establecer sanciones que afecten la libertad
de las personas por la comisión de delitos contra la salud, en
específico, por introducir o extraer narcóticos del país, en
términos del artículo 194, fracción II, del Código Penal Federal;
lo anterior, porque conforme al artículo 73, fracción XXI, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, está
facultado para establecer delitos y faltas contra la Federación,
así como para fijar los castigos que por ellos deban imponerse.

Debe precisarse que, como lo sostuvo la Primera Sala


de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis
aislada 1a. CCIX/2011 (9a.), en materia penal el legislador
democrático tiene un amplio margen de apreciación para
diseñar el rumbo de la política criminal. Esto significa que goza
de un considerable margen de acción para elegir los bienes
jurídicos tutelados, las conductas típicas, antijurídicas y las
sanciones penales, de acuerdo con las necesidades sociales
de cada momento y lugar.

La tesis aislada a la que se hizo referencia, es del


tenor literal siguiente:

Época: Décima Época


Registro: 160670
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
Libro II, Noviembre de 2011, Tomo 1
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a. CCIX/2011 (9a.)
Página: 203

“PENAS. LA INTENSIDAD DEL TEST DE


PROPORCIONALIDAD PARA EXAMINAR SU AUMENTO
ESTÁ DETERMINADA POR EL AMPLIO MARGEN DE
80

APRECIACIÓN DEL LEGISLADOR EN MATERIA DE


POLÍTICA CRIMINAL. El principio de proporcionalidad en
sentido amplio no es una herramienta para analizar las normas
penales a la luz de los criterios ético-políticos de una
determinada ideología o filosofía penal. Como instrumento de
control de constitucionalidad, el principio de proporcionalidad
está orientado exclusivamente a fundamentar la validez o
invalidez de una intervención en derechos fundamentales
atendiendo a los límites impuestos al legislador democrático
por la propia Constitución. Esta Suprema Corte ha sostenido en
varios precedentes que en materia penal el legislador
democrático tiene un amplio margen de apreciación para
diseñar el rumbo de la política criminal. Esto significa que
goza de un considerable margen de acción para elegir los
bienes jurídicos tutelados, las conductas típicas,
antijurídicas y las sanciones penales, de acuerdo con las
necesidades sociales de cada momento y lugar. Por tanto,
la intensidad del test de proporcionalidad para examinar una
medida legislativa consistente en el aumento de una pena
prevista para un determinado delito, debe corresponderse con
la amplitud del poder normativo que la Constitución confiere al
legislador, de conformidad con la citada interpretación de esta
Suprema Corte.” [Énfasis añadido].

Asimismo, se justifica el segundo requisito de


idoneidad. La punibilidad o penalidad es la conminación de
privación o restricción de bienes del autor del delito, formulada
por el legislador, para la prevención general y determinada
cualitativamente por la clase del bien tutelado y
cuantitativamente por la magnitud del bien y del ataque a
éste25. La medida es idónea, porque se estima necesaria y útil
para efectos tanto de la prevención general como de la
especial.

Sin embargo, no se cumple el tercer requisito de


proporcionalidad en sentido estricto. La pena no es
proporcionada, ya que no atiende el derecho humano a la
igualdad, en su vertiente de igualdad por diferenciación, al fijar
una punibilidad de diez a veinticinco años de prisión y de cien
hasta quinientos días multa, al sentenciado que con motivo de
su calidad de farmacodependiente [entendida ésta como una
25
Tesis aislada 1ª. CCCX/2014 (10ª), sustentada por la Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, titulada: “PROPORCIONALIDAD DE LAS PENAS Y
PROPORCIONALIDAD EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES.
LA PRIMERA ESTÁ RELACIONADA CON LA PENALIDAD EN ABSTRACTO,
MIENTRAS QUE LA SEGUNDA PUEDE VINCULARSE CON LA INDIVIDUALIZACIÓN
EN EL CASO CONCRETO.”, Registro: 2007343.
FORMA A-55

81
TOCA PENAL 392/2014.

enfermedad], introdujo la marihuana afecta a territorio nacional,


en una cantidad que de acuerdo a las pruebas que obran en la
causa penal destinaría a su consumo personal.

Además, como lo ha sostenido la Primera Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la interpretación del
artículo 22 constitucional, se desprende que la gravedad de la
pena debe ser proporcional a la gravedad del hecho antijurídico
y al grado de afectación al bien jurídico protegido 26, y como se
expuso en párrafos precedentes, la conducta desplegada por el
sentenciado no tiene la misma gravedad que la introducción de
una gran cantidad de narcóticos al país, desplegada por otra
persona que no tenga esta calidad o la de consumidor, con
fines de comercialización, además de que ambos actos no
ponen en el mismo grado de peligro la salud pública, que es el
bien jurídico tutelado por la norma.

Es importante destacar que el principio de


proporcionalidad se constituye en un límite a la autonomía del
legislador penal para crear los tipos penales y fijar su
penalidad; por tanto, debe respetar ese principio al desplegar
su política criminal.

En efecto, una de las características particulares del


estado social de derecho es la existencia de una jurisdicción
constitucional encargada de establecer si determinada ley es
compatible o no con la Constitución. Esta función se erige
como una garantía de los particulares, al no estar al arbitrio de
los políticos y, por tanto, es un límite a los poderes públicos, de
tal manera que éstos no podrán desbordar las atribuciones que
les ha dado la Constitución.27

26
Sentencia de 12 de noviembre de 2014, emitida por la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, en el amparo directo en revisión 2708/2014, párrafo 57.
27
Carlos Arturo Hernández y Moisés Rodrigo Mazabel. “Hermenéutica jurídica e
interpretación constitucional.” (Lima: ARA Editores, 2010), 88.
82

Entonces, si bien la creación de la política criminal,


más precisamente la configuración de tipos penales, es
potestad exclusiva del legislación, ésta no es absoluta, porque
los derechos fundamentales no pueden ser restringidos al
punto que se desconozca la supremacía constitucional ni el
respeto a la dignidad humana puede ser puesto en tela de
juicio. Esto es, aun cuando el Estado considere un fin muy
importante, en ningún caso puede considerar al hombre como
un medio para conseguir ese fin, porque la Constitución
reconoce como principio rector el respecto a la dignidad
humana.28

Para delimitar el marco que la Constitución y los


derechos fundamentales otorgan al legislador en materia penal,
cabe recordar que los derechos fundamentales establecen lo
constitucionalmente necesario [los mandatos] y lo
constitucionalmente imposible [las prohibiciones], y a la vez
deparan al legislador el extenso terreno de lo
constitucionalmente posible [lo permitido]. 29

Sobre el tópico, el Pleno de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, al resolver la acción de
inconstitucionalidad 146/2007, en sesión de veintiocho de
agosto de dos mil ocho, estableció que si bien es cierto la
proporcionalidad de las penas en relación con las conductas
cometidas y al grado de participación de los autores del delito
son temas que tienen que ver directamente con el
establecimiento de políticas criminales y, en su caso, de
prevención general, especial y rehabilitación social, también lo
es que el legislador se encuentra obligado, en todos los casos,
a justificar de manera expresa las razones por las cuales se
establecen determinadas penas para ciertas conductas que se
estiman delictuosas, atendiendo a la proporcionalidad que debe
28
Ibíd. 90.
29
Ibíd. 92.
FORMA A-55

83
TOCA PENAL 392/2014.

guardarse entre delito y pena, así como a los postulados


constitucionales que prohíben las penas crueles, inhumanas,
infamantes o trascendentes.

Las consideraciones sustentadas en la acción de


inconstitucionalidad citada, dieron origen a la tesis de
jurisprudencia siguiente:

“LEYES PENALES. AL EXAMINAR SU


CONSTITUCIONALIDAD DEBEN ANALIZARSE LOS
PRINCIPIOS DE PROPORCIONALIDAD Y RAZONABILIDAD
JURÍDICA. El legislador en materia penal tiene amplia libertad
para diseñar el rumbo de la política criminal, es decir, para
elegir los bienes jurídicamente tutelados, las conductas típicas
antijurídicas y las sanciones penales, de acuerdo con las
necesidades sociales del momento histórico respectivo; sin
embargo, al configurar las leyes relativas debe respetar el
contenido de diversos principios constitucionales, entre
ellos los de proporcionalidad y razonabilidad jurídica, a fin
de que la aplicación de las penas no sea infamante, cruel,
excesiva, inusitada, trascendental o contraria a la dignidad
del ser humano, conforme a los artículos 14, 16, 18, 19, 20,
21 y 22 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. Por esa razón, el Juez constitucional, al examinar
la constitucionalidad de las leyes penales, debe analizar que
exista proporción y razonabilidad suficientes entre la cuantía de
la pena y la gravedad del delito cometido, para lo cual debe
considerar el daño al bien jurídico protegido, la posibilidad para
individualizarla entre un mínimo y un máximo, el grado de
reprochabilidad atribuible al sujeto activo, la idoneidad del tipo y
de la cuantía de la pena para alcanzar la prevención del delito,
así como la viabilidad de lograr, mediante su aplicación, la
resocialización del sentenciado”. 30

Por su parte, la Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación ha emitido diversos criterios que reiteran lo
sustentado por el Pleno, tal como se refleja en las tesis
siguientes:

“PENAS Y SISTEMA PARA SU APLICACIÓN.


CORRESPONDE AL PODER LEGISLATIVO JUSTIFICAR EN
TODOS LOS CASOS Y EN FORMA EXPRESA, LAS
RAZONES DE SU ESTABLECIMIENTO EN LA LEY. El
legislador al crear las penas y el sistema para la imposición de
las mismas, no cuenta con libertad absoluta para su
establecimiento en la ley, sino que debe atender a diversos
principios como lo es el de la proporcionalidad entre delito y

30
Novena Época. Instancia: Pleno. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Tomo: XXVIII, septiembre de 2008. Tesis: P./J. 102/2008. Página: 599.
84

pena, ya que de ello dependerá si su aplicación es no


humanitaria, infamante, cruel o excesiva, o por el contrario, es
acorde a los postulados constitucionales. La proporción entre
delito y pena, en el caso del Poder Legislativo, es el de hacer
depender la gravedad de la pena en forma abstracta, lo cual se
encuentra relacionado con la naturaleza del delito cometido, el
bien jurídico protegido y el daño que se causa al mismo. Esto
permite advertir la importancia que tiene el que el Poder
Legislativo justifique, en todos los casos y en forma expresa, en
el proceso de creación de la ley, cuáles son las razones del
establecimiento de las penas y el sistema de aplicación de las
mismas, para cuando una persona despliega una conducta
considerada como delito. Lo anterior, permitirá que en un
problema de constitucionalidad de leyes, se atienda a las
razones expuestas por los órganos encargados de crear la ley
y no a las posibles ideas que haya tenido o a las posibles
finalidades u objetivos que se haya propuesto alcanzar. Así, lo
relatado adquiere relevancia si se toma en consideración que al
corresponderle al legislador señalar expresamente las razones
de mérito, el órgano de control constitucional contará con otro
elemento valioso cuyo análisis le permitirá llevar a cabo la
declaratoria de constitucionalidad o inconstitucionalidad del
precepto o preceptos impugnados”. 31

“PENAS. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD


CONTENIDO EN EL ARTÍCULO 22 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. De la
interpretación del citado precepto constitucional se advierte que
la gravedad de la pena debe ser proporcional a la del hecho
antijurídico y del grado de afectación al bien jurídico protegido;
de manera que las penas más graves deben dirigirse a los
tipos penales que protegen los bienes jurídicos más
importantes. Así, el legislador debe atender a tal principio de
proporcionalidad al establecer en la ley tanto las penas como el
sistema para su imposición, y si bien es cierto que decide el
contenido de las normas penales y de sus consecuencias
jurídicas conforme al principio de autonomía legislativa,
también lo es que cuando ejerce dicha facultad no puede
actuar a su libre arbitrio, sino que debe observar los postulados
contenidos en la Constitución General de la República; de ahí
que su actuación esté sujeta al escrutinio del órgano de control
constitucional -la legislación penal no está constitucionalmente
exenta-, pues la decisión que se emita al respecto habrá de
depender del respeto irrestricto al indicado principio
constitucional.”32

“PENAS. LA INTENSIDAD DEL TEST DE


PROPORCIONALIDAD PARA EXAMINAR SU AUMENTO
ESTÁ DETERMINADA POR EL AMPLIO MARGEN DE
APRECIACIÓN DEL LEGISLADOR EN MATERIA DE
POLÍTICA CRIMINAL. El principio de proporcionalidad en
sentido amplio no es una herramienta para analizar las normas
penales a la luz de los criterios ético-políticos de una
determinada ideología o filosofía penal. Como instrumento de
31
Novena Época.- Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta. Tomo: XXXIII, Enero de 2011. Tesis: 1a./J. 114/2010. Página: 340.
32
Jurisprudencia, Materia(s):Constitucional, Penal, Décima Época, Instancia: Primera
Sala, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: Libro V, Febrero
de 2012, Tomo 1, Tesis: 1a./J. 3/2012 (9a.), Página: 503
FORMA A-55

85
TOCA PENAL 392/2014.

control de constitucionalidad, el principio de proporcionalidad


está orientado exclusivamente a fundamentar la validez o
invalidez de una intervención en derechos fundamentales
atendiendo a los límites impuestos al legislador democrático
por la propia Constitución. Esta Suprema Corte ha sostenido en
varios precedentes que en materia penal el legislador
democrático tiene un amplio margen de apreciación para
diseñar el rumbo de la política criminal. Esto significa que goza
de un considerable margen de acción para elegir los bienes
jurídicos tutelados, las conductas típicas, antijurídicas y las
sanciones penales, de acuerdo con las necesidades sociales
de cada momento y lugar. Por tanto, la intensidad del test de
proporcionalidad para examinar una medida legislativa
consistente en el aumento de una pena prevista para un
determinado delito, debe corresponderse con la amplitud del
poder normativo que la Constitución confiere al legislador, de
conformidad con la citada interpretación de esta Suprema
Corte.”33

De acuerdo con lo anterior, no es dable sostener la


legalidad de la pena de diez años de prisión impuesta al
sentenciado, por haber introducido marihuana al país, so
pretexto de la política criminal establecida por el legislador
penal, en franca violación de un derecho humano, en
específico, del derecho a la igualdad, en su vertiente de
igualdad por diferenciación.

Además, la Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, al establecer los criterios para determinar
si el legislador ha respetado el principio de igualdad, sostuvo
en jurisprudencia definida34, que debe cumplirse con el requisito
de proporcionalidad. Al respecto, señaló que el legislador no
puede tratar de alcanzar objetivos constitucionalmente
legítimos de un modo abiertamente desproporcional, así como
que la persecución de un objetivo constitucional no puede
hacerse a costa de una afectación innecesaria o desmedida de
otros bienes y derechos constitucionalmente protegidos.

33
Décima Época, Instancia: Primera Sala, Tesis Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Libro II, Noviembre de 2011, Tomo 1, Materia(s): Constitucional,
Tesis: 1a. CCIX/2011 (9a.), Página: 203
34
Tesis de jurisprudencia 1ª./J. 55/2006, de rubro: “IGUALDAD. CRITERIOS PARA
DETERMINAR SI EL LEGISLADOR RESPETA ESE PRINCIPIO CONSTITUCIONAL.”.
Novena Época. Registro: 174247. Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Tomo XXIV, Septiembre de 2006. Materia(s): Constitucional.
Página: 75.
86

Sostener lo contrario sería también ir en contra de la


corriente contemporánea del funcionalismo, propuesto a partir
de las ideas de Günther Jakobs, que percibe al fenómeno
delictivo de una forma integral, porque comprende tanto el
delito como la punición, entendida ésta como la respuesta del
Estado ante la infracción de la norma, siendo que la punición
debe ser únicamente la necesaria para los fines de la
prevención general y especial.

Al respecto, Jakobs señala que la pena es la réplica


ante la infracción de la norma, ejecutada a costa de su
infractor35, su misión es reafirmar la vigencia de la norma, no
evitar lesiones de bienes jurídicos tutelados, debiendo
equipararse a tal efecto, vigencia y reconocimiento 36, y tiene
una función preventiva, esto es, de prevención general y
especial mediante el ejercicio en el reconocimiento de la
norma37.

Sobre la teoría del funcionalismo, el autor Carlos Daza


Gómez señala que la tesis más importante de Jakobs es en el
sentido de que el derecho penal ya no persigue la mera
protección de bienes jurídicos, sino que centra su atención al
mantenimiento de la vigencia de la norma, puesto que el fin de
la pena es el mantenimiento de la confianza en el derecho 38. En
relación con las repercusiones del funcionalismo, este autor
enuncia, entre otras, las siguientes: se orienta la culpabilidad a
los fines de la prevención, más concretamente, a los fines de la
pena; se proclama la completa remisión de la culpabilidad a la
prevención general positiva, entendiendo por tal, el fin mismo
de la pena; el núcleo del delito no es la lesión de bienes
jurídicos, sino la norma; la pena tiene por función estabilizar el
35
Günther Jakobs, “Derecho Penal, parte general, fundamentos y teoría de la imputación”
(Madrid: Marcial Pons, 1997), 13.
36
Ibíd.
37
Ibíd., 18 y 28.
38
Carlos Daza Gómez, “El funcionalismo hoy.”, 115
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/facdermx/cont/227/dtr/dtr4.pdf (fecha de
acceso: 19 de marzo de 2015).
FORMA A-55

87
TOCA PENAL 392/2014.

defraudamiento de una expectativa normativa; la relación entre


delito y pena sigue una lógica de comunicación entre pregunta
y respuesta39.

De acuerdo con lo expuesto, si el legislador penal no


estableció las hipótesis típicas que correspondan a las distintas
situaciones en que pueden colocarse los autores delito que se
analiza, viola el principio a la igualdad, en la vertiente de
igualdad por diferenciación y desatiende los fines del
funcionalismo, al no existir una respuesta adecuada a los fines
de la prevención general y especial. Tampoco puede
considerarse que con las sanciones impuestas se establezca el
defraudamiento de la expectativa de la norma, ni que exista
una relación entre delito y pena.

Asimismo, debe tomarse en consideración que el


derecho penal es la última ratio; por ello, la respuesta del
Estado, entendida ésta como la aplicación de las penas, debe
ser justa y proporcionada a la acción delictiva y debe estar
conectada a los fines de la prevención general y especial; esto
con el fin de respetar el principio de proporcionalidad de las
penas establecido en el artículo 22 constitucional.

Sobre esto último, se cita, en lo conducente, la tesis


de jurisprudencia que es del tenor literal siguiente:

Época: Décima Época


Registro: 160280
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Libro V, Febrero de 2012, Tomo 1
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a./J. 3/2012 (9a.)
Página: 503

“PENAS. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD


CONTENIDO EN EL ARTÍCULO 22 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. De la
39
Ibíd., 116.
88

interpretación del citado precepto constitucional se advierte que


la gravedad de la pena debe ser proporcional a la del hecho
antijurídico y del grado de afectación al bien jurídico protegido;
de manera que las penas más graves deben dirigirse a los
tipos penales que protegen los bienes jurídicos más
importantes. Así, el legislador debe atender a tal principio de
proporcionalidad al establecer en la ley tanto las penas como el
sistema para su imposición, y si bien es cierto que decide el
contenido de las normas penales y de sus consecuencias
jurídicas conforme al principio de autonomía legislativa,
también lo es que cuando ejerce dicha facultad no puede
actuar a su libre arbitrio, sino que debe observar los postulados
contenidos en la Constitución General de la República; de ahí
que su actuación esté sujeta al escrutinio del órgano de control
constitucional -la legislación penal no está constitucionalmente
exenta-, pues la decisión que se emita al respecto habrá de
depender del respeto irrestricto al indicado principio
constitucional.”

En otro aspecto, la norma en análisis no establece la


coherencia y la consistencia, como valores del sistema
jurídico. En efecto, que una decisión tenga sentido en relación
con el sistema, significa que satisface los requisitos de
coherencia y consistencia.

La coherencia, según Neil MacCormick, es una


relación por la cual un conjunto de normas se subordina a [o
subsume en] un conjunto de principios o valores relevantes; las
normas coherentes satisfacen o son instancias de estos
principios o valores40.

La coherencia se balancea entre la necesidad de


especificidad del derecho [en cuanto a la necesidad de
estipulación de normas detalladas] y la necesidad de que tales
normas sean instancias de principios generales [exigencia de
universalidad y generalidad], porque pocas personas pueden
conocer el derecho en detalle, mientras que la mayoría pueden
conocer los principios y valores generales del mismo41.

40
Juan Pablo Alonso, “Principios Implícitos y Coherencia”,
http://www.unibocconi.eu/wps/wcm/connect/4eb2aeb8-d133-405d-940c-
f48d15bb8e68/Alonso.pdf?MOD=AJPERES (fecha de acceso: 13 de marzo de 2015).
41
Ibíd.
FORMA A-55

89
TOCA PENAL 392/2014.

Conforme a lo anterior, las normas secundarias deben


ser coherentes con la Constitución Federal y con los
instrumentos internacionales, esto es, con los derechos
humanos, principios y valores que los sustentan.

Respecto a la consistencia, se dice que una decisión


satisface el requisito de consistencia cuando se basa en
premisas normativas que no entran en contradicción con
normas válidamente establecidas42. Esta exigencia cabe
extenderse a la premisa fáctica. Así, cuando existe un
problema de prueba, las proposiciones sobre el pasado [el
hecho cuya existencia de infiere] no deben entrar en
contradicción con las afirmaciones verdaderas sobre el
presente. El requisito de consistencia deriva, por una parte, de
la obligación de los jueces de no infringir el derecho vigente y,
por otra parte, de la obligación de ajustarse a la realidad en
materia de prueba.

Con base en lo expuesto, el artículo 194, fracción II,


del Código Penal Federal, que tipifica la conducta ilícita
consistente en la introducción de narcóticos al país, no es
coherente, puesto que contradice el derecho de igualdad, en
su vertiente de igualdad por diferenciación.

En relación con lo expuesto, conviene hacer mención


del sistema jurídico como sistema axiológico, que requiere
coherencia. Ciertamente, la idea de sistema jurídico de Ronald
Dworkin gira sobre el concepto de coherencia, que se basa en
su teoría del derecho como integridad. 43 Este autor utiliza
integridad en dos sentidos.

En el primero sentido, integridad equivale a totalidad:


describir, interpretar o aplicar una norma jurídica significa dar
42
Manuel Atienza, “Las Razones del Derecho” (México: Litoroda, 2007), 117.
43
Victoria Iturralde Sesma, “Sistema jurídico, validez y razonamiento judicial.” (Perú: ARA
Editores, 2010), 25.
90

cuenta de todo el derecho de una comunidad. Cada expresión


singular del derecho, por muy particular o específica, ha de ser
contemplada como la expresión del espíritu integral del
sistema. Dworkin lleva esto hasta sus últimas consecuencias, al
presumir que el sistema puede ser reducido a un orden de
coherencia único, y éste subyace en cada razonamiento
jurídico.44

La integridad en la adjudicación requiere que los


jueces traten el sistema de normas públicas como si respetara
y expresara un grupo coherente de principios y, con ese fin,
que interpreten estas normas para hallar normas implícitas
entre y debajo de las explícitas.45

En el segundo sentido, referido a la moral y al


derecho, entiende la coherencia como la totalidad de los
principios morales. La integridad es un principio de justificación
de todo el sistema jurídico y marca un ideal o meta que debe
guiar la práctica jurídica y la actividad de sus participantes. No
se trata de un principio empírico, sino que la integridad impone
que entendamos el ordenamiento como si estuviese presidido
por una coherencia global y, por tanto, exige del juez que
reconstruya una interpretación capaz de conciliar ambos
sectores del ordenamiento.46

Conforme a lo anterior, el sistema jurídico debe


entenderse como un sistema de valores, en el que el juez
puede reconstruir el sistema, al interpretar cada expresión del
derecho como la expresión integral de los valores, principios y
reglas en los que éste se sustenta. En el mismo sentido, el
legislador debe entender al sistema jurídico como un conjunto
valorativo y no únicamente normativo al momento de legislar,
para no incurrir en lagunas axiológicas.
44
Ibíd.
45
Ibíd.
46
Ibíd.
FORMA A-55

91
TOCA PENAL 392/2014.

Además de no ser coherente, el artículo 194, fracción


II, del Código Penal Federal que se analiza, tampoco es
consistente, por las razones siguientes.

En el Código Penal Federal se contempla el artículo


195, párrafo primero, que tipifica la posesión calificada de
narcóticos, esto es, cuando esa posesión es con la finalidad
de realizar alguna de las conductas previstas en el numeral
194 del propio código, como transportar, comerciar,
suministrar, etcétera. Por otra parte, el precepto 195 bis tipifica
la posesión simple de narcóticos, es decir, cuando esa
posesión no pueda considerarse destinada a realizar alguna
de las conductas establecidas en el numeral 194, como las
precitadas.

En la Ley General de Salud, el artículo 476 tipifica la


posesión calificada de los narcóticos señalados en la tabla de
orientación de dosis máxima de consumo personal e inmediato,
del numeral 479 [opio, diacetilmorfina o heroína, cannabis
sativa, indica o mariguana, cocaína, lisergida [LSD], MDA,
metilendioxianfetamina, MDMA, dl-34-metilendioxi-n-
diametilfeniletilamina y metanfetamina], en cantidad inferior a la
que resulte de multiplicar por mil las cantidades previstas en la
tabla para cada uno de esos narcótico, esto es, cuando esa
posesión sea con la finalidad de comerciarlos o
suministrarlos, aun gratuitamente. Por su parte, el artículo
477 tipifica la posesión simple de los narcóticos y cantidades
señalados en la tabla, cuando tal posesión no pueda
considerarse destinada a comerciarlos o suministrarlos,
aun gratuitamente.

El legislador, al regular estos tipos penales, estableció


que la posesión con fines establecida en el Código Penal
92

Federal, se sancionaría con las penas de cinco a quince años


de prisión y de cien a trescientos cincuenta días multa, y la
posesión simple con las penas de cuatro a siete años seis
meses de prisión y de cincuenta a ciento cincuenta días
multa; asimismo, la posesión con fines prevista en la Ley
General de Salud se sancionaría con las penas de tres a seis
años de prisión y de ochenta a trescientos días multa, y la
posesión simple con las penas de diez meses a tres años de
prisión y hasta ochenta días multa.

Del análisis anterior se advierte que el legislador no es


consistente, ya que en los tipos penales relacionados sí tomó
en cuenta los fines del autor del delito, de los que partió
para separar las conductas de posesión calificada y simple
previstas tanto en el Código Penal Federal como en la Ley
General de Salud, estableciendo mayor penalidad en los tipos
penales en los que existen fines de comercio.

Por otra parte, del análisis de los tipos penales


precitados se desprende que el legislador hizo dos
clasificaciones en las conductas de posesión calificada y simple
previstas en la Ley General de Salud, ya que las limitó a que
fueran respecto de determinados narcóticos. Esto es, los
señalados en la tabla de orientación de dosis máximas de
consumo personal e inmediato del numeral 479 [opio,
diacetilmorfina o heroína, cannabis sativa, indica o mariguana,
cocaína, lisergida [LSD], MDA, metilendioxianfetamina, MDMA,
dl-34-metilendioxi-n-diametilfeniletilamina y metanfetamina], y
por una cantidad específica, inferior a la que resulte de
multiplicar por mil las cantidades previstas en la tabla para cada
narcótico.

Asimismo, del contenido de la Ley General de Salud


se advierte que el legislador estableció una excluyente del
FORMA A-55

93
TOCA PENAL 392/2014.

delito atendiendo a la calidad del autor, cuando éste fuera


farmacodependiente o consumidor, ya que su artículo 478
establece que el Ministerio Público no ejercerá acción penal por
el delito de posesión [simple], contra quien sea
farmacodependiente o consumidor y posea alguno de los
narcóticos señalados en la tabla, en igual o inferior cantidad a
la prevista en la misma para su estricto consumo personal, con
la limitante de que ello ocurra fuera de los lugares establecidos
en el numeral 475, fracción II, de la propia ley.

En suma, el legislador, al redactar los tipos penales


relacionados, tomó en cuenta diversas cuestiones distintas de
la propia conducta delictiva, como los fines de esa conducta,
el tipo de narcótico y la cantidad [peso] del mismo; incluso
permitió la posesión de narcóticos a personas que tuvieran la
calidad de farmacodependientes o consumidores, por las
drogas y cantidades establecidas en la tabla del artículo 479 de
la Ley General de Salud, lo que se traduce en que el Estado,
como titular del ius puniendi, resolvió que no se ejercería
acción penal en este supuesto.

En esas condiciones, los tipos penales previstos en el


Código Penal Federal y en la Ley General de Salud revelan
una mayor especificidad en su regulación, ya que no sólo
atienden a los fines de los autores, sino que también atienden
al tipo y peso del narcótico; lo que no ocurre en el delito contra
la salud que se analiza, establecido en el artículo 194, fracción
II, del Código Penal Federal, en el cual el delito se actualiza por
el solo hecho de que una persona introduzca al país el
narcótico, sin el permiso de la autoridad sanitaria
correspondiente; lo cual demuestra que no existe consistencia
por parte del legislador al regular un mismo delito [contra la
salud], que si bien es cierto presenta diversas modalidades,
también lo es que tiene unidad jurídica.
94

Ciertamente, el delito contra la salud, con


independencia de la modalidad o las modalidades en que se
cometa, permanece en su unidad como una infracción penal,
esto es, constituye una sola figura típica, a pesar de que se
cometan varias de sus modalidades. En otras palabras, el
delito contra la salud es una figura típica que puede
configurarse por uno o más de los diversos medios específicos,
que aun con características típicas autónomas, constituyen
modalidades del mismo delito, cuya unidad subsiste a pesar de
que el agente haya incurrido en varias de esas formas, como
se estableció en la tesis de jurisprudencia 323 que fue citada
en el cuerpo de esta sentencia, de rubro: “SALUD DELITO
CONTRA LA, MODALIDADES Y UNIDAD DEL.”.

En ese contexto, la falta de coherencia y consistencia


revelan la violación al derecho humano a la igualdad, en su
vertiente de igualdad por diferenciación y, por ende, el trato
desigual del legislador en perjuicio de aquellas personas que
están en una situación como la del sentenciado, en la que, en
su calidad de farmacodependiente, introdujo una cantidad de
marihuana al país, sólo como medio necesario para seguir
poseyendo la misma, con fines de autoconsumo.

Sobre el tema se cita, en lo conducente, la tesis de


jurisprudencia que es del tenor literal siguiente:

Época: Novena Época


Registro: 161310
Instancia: Pleno
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XXXIV, Agosto de 2011
Materia(s): Constitucional
Tesis: P./J. 28/2011
Página: 5

“ESCRUTINIO DE IGUALDAD Y ANÁLISIS


CONSTITUCIONAL ORIENTADO A DETERMINAR LA
LEGITIMIDAD DE LAS LIMITACIONES A LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES. SU RELACIÓN. Los criterios de análisis
FORMA A-55

95
TOCA PENAL 392/2014.

constitucional ante alegaciones que denuncian limitaciones


excesivas a los derechos fundamentales tienen mucho de
común a los que se usan para evaluar eventuales infracciones
al principio de igualdad, lo cual se explica porque legislar
implica necesariamente clasificar y distinguir casos y porque en
cualquier medida legal clasificatoria opera una afectación de
expectativas o derechos, siendo entonces natural que los dos
tipos de examen de constitucionalidad se sobrepongan
parcialmente. Sin embargo, cuando la Suprema Corte de
Justicia de la Nación se ve llamada a actuar como garante del
principio de igualdad y no discriminación previsto en el artículo
1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, ello la obliga a examinar rasgos adicionales a los
que considera cuando contempla la cuestión desde la
perspectiva de los derechos sustantivos involucrados. Así,
aunque el Alto Tribunal haya concluido que una
determinada regulación limitadora de derechos no es
excesiva sino legítima, necesaria y proporcional,
justificada por la necesidad de armonizar las exigencias
normativas derivadas del derecho en cuestión con otras
también relevantes en el caso, todavía puede ser necesario
analizar, bajo el principio de igualdad, si las cargas que esa
limitación de derechos representa están repartidas
utilizando criterios clasificatorios legítimos. Esto es,
aunque una norma legal sea adecuada en el sentido de
representar una medida globalmente apta para tratar de
alcanzar un determinado fin, puede tener defectos de
sobre inclusión o de infra inclusión, de los que derive una
vulneración del principio de igualdad y no discriminación.
Incluso, en algunas ocasiones, por el tipo de criterio usado por
la norma legal examinada (origen étnico o nacional, el género,
la edad, las discapacidades, la condición social, las
condiciones de salud, la religión, las opiniones, las
preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra
la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los
derechos y libertades de las personas) o por la extensión e
intensidad de la incidencia en el goce de un derecho
fundamental, será necesario examinar con especial cuidado si
los medios (distinciones) usados por el legislador son
adecuados a la luz del fin perseguido.” [Énfasis añadido].

Asimismo, es preciso mencionar que las normas


constitucionales e internacionales son normas supremas que
vinculan a los poderes públicos; por esa razón, la producción
normativa del legislador se encuentra supeditada a estas
normas supremas; de manera que los derechos humanos
establecidos en éstas son vinculantes para el legislador.

Esto significa que el legislador, al ejercer la política


criminal mediante la tipificación de conductas antisociales, está
obligado a respetar los derechos humanos, como
96

expresamente lo dispone el artículo 1° de la Constitución


General; lo cual se traduce en un límite constitucional
incontrovertible a la autonomía del legislador en su función de
política criminal, en tanto que no es posible entender esta
autonomía como una potestad ilimitada para regular los delitos
y las penas, sin atender los derechos fundamentales y los
principios constitucionales, así como los valores que los
sustentan.

Así, el valor normativo de la Constitución obliga a


todas las autoridades, incluyendo al legislador a respetar los
derechos humanos contenidos en la propia Constitución y en
los instrumentos internacionales; por ello, cuando éste
incumpla con ese deber de respeto de los derechos
fundamentales, deberá aplicarse el contenido de la
Constitución sobre las normas del legislador.

En las condiciones apuntadas, en ejercicio del control


difuso de constitucionalidad y convencionalidad ex officio, este
tribunal de alzada considera que en el caso concreto procede
inaplicar el artículo 194, fracción II, del Código Penal
Federal.

Ello es así, porque si bien el ejercicio del control que


se realiza presupone realizar tres pasos, a saber: 1.
Interpretación conforme en sentido amplio, en la cual debe
interpretarse el orden jurídico a la luz y conforme a los
derechos humanos establecidos en la Constitución y en los
tratados internacionales, favoreciendo a las personas la
protección más amplia; 2. Interpretación conforme en
sentido estricto, que implica que cuando hay varias
interpretaciones jurídicamente válidas debe preferirse aquella
que hace a la ley acorde a los derechos humanos, para evitar
incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos, y 3.
FORMA A-55

97
TOCA PENAL 392/2014.

Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no


son posibles; en la especie el precepto analizado no resiste
una interpretación conforme en sentido amplio y en sentido
estricto.

En efecto, en el caso no puede sostenerse que el


artículo 194, fracción II, del Código Penal Federal, es acorde
con la Constitución Federal ni con los tratados internacionales
de los que el Estado Mexicano es parte, porque viola el
derecho humano a la igualdad, en su vertiente de igualdad por
diferenciación. Tampoco puede considerarse que exista una
interpretación que permita estimar que este precepto es acorde
a la Constitución y a los instrumentos internacionales, y que
exista otra interpretación conforme a la cual sea
inconstitucional e inconvencional, de tal manera que se prefiera
la primera interpretación respecto de la segunda.

Es menester precisar que este control difuso no


significa una declaratoria general de inconstitucionalidad e
inconvencionalidad del precepto aludido, sino que sus
alcances rigen únicamente en el caso en análisis, de
conformidad con los parámetros establecidos en el expediente
varios 912/2010, dentro de los cuales se señala que los jueces,
en el ejercicio de este control, no podrán hacer una declaración
general sobre la invalidez o expulsar del orden jurídico las
normas que consideren contrarias a los derechos humanos
contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales,
sino que sólo estarán obligados a dejar de aplicar esas normas
inferiores.

Encuentra apoyo la tesis aislada emitida por el Tercer


Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Cuarto
Circuito, que dice:
98

Época: Décima Época


Registro: 2002268
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Libro XV, Diciembre de 2012, Tomo 2
Materia(s): Constitucional
Tesis: IV.3o.A.10 K (10a.)
Página: 1303

“CONTROL DE CONVENCIONALIDAD.
PARÁMETROS PARA EJERCERLO EN EL ÁMBITO
JURISDICCIONAL CONFORME A LA EJECUTORIA DE LA
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN DICTADA
EN EL EXPEDIENTE VARIOS 912/2010. En estricto
acatamiento a la reforma constitucional en materia de derechos
humanos y su protección, todas las autoridades del país, en el
ámbito de sus competencias, en caso de ser necesario, deben
ejercer el control de convencionalidad para verificar si un acto
de autoridad vulnera los derechos humanos. Los parámetros
para ese ejercicio, en el ámbito jurisdiccional, están contenidos
en la ejecutoria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
dictada en el expediente varios 912/2010, que aparece
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Décima Época, Libro I, Tomo 1, octubre de 2011,
página 313, con motivo del cumplimiento de la sentencia
pronunciada en el caso Radilla Pacheco contra los Estados
Unidos Mexicanos, del índice de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, en los términos siguientes: 1. La firmeza
vinculante de las sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos deriva, entre otros aspectos, de los
artículos 62, numeral 3, 67 y 68 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. 2. Las resoluciones de dicha Corte
(incluidos todos los criterios en ellas contenidos) son
obligatorias cuando el Estado Mexicano haya sido parte del
litigio. 3. Las demás resoluciones tienen el carácter orientador
de todas las decisiones de los Jueces mexicanos, siempre en
aquello que sea más favorecedor a la persona. 4. Éstos deben
observar los derechos humanos contenidos en la Constitución
y en los tratados internacionales, así como la jurisprudencia
nacional y acudir a la internacional para evaluar si existe
alguna más favorable que procure una protección más amplia
del derecho que se pretende proteger. 5. Todas las autoridades
del país, dentro del ámbito de sus competencias, se
encuentran obligadas a velar no sólo por los derechos
humanos contenidos en los instrumentos internacionales
firmados por México, sino también por los previstos en la
Constitución Federal, adoptando la interpretación más
favorable al derecho humano de que se trate, lo que se
entiende en la doctrina como el principio pro persona. 6. En el
caso de la función jurisdiccional, al ejercer el control de
convencionalidad, los Jueces no pueden hacer una
declaración general sobre la invalidez o expulsar del orden
jurídico las normas que consideren contrarias a los
derechos humanos contenidos en la Constitución y en los
tratados, pero están obligados a dejar de aplicar estas
normas inferiores, dando preferencia a los contenidos de
la Constitución y de los tratados en esta materia. 7. El
mecanismo para el control de convencionalidad ex officio en
materia de derechos humanos debe ser acorde con el modelo
FORMA A-55

99
TOCA PENAL 392/2014.

general de control establecido constitucionalmente. 8. El


ejercicio de dicho control presupone realizar tres pasos: a)
Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa que los
Jueces del país, al igual que todas las demás autoridades,
deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los
derechos humanos establecidos en la Constitución y en los
tratados internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea
parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección
más amplia; b) Interpretación conforme en sentido estricto.
Implica que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente
válidas debe, a partir de la presunción de constitucionalidad de
las leyes, preferirse aquella que hace a la ley acorde a los
derechos humanos establecidos en la Constitución y en los
tratados internacionales para evitar incidir o vulnerar el
contenido esencial de estos derechos; y, c) Inaplicación de la
ley cuando las alternativas anteriores no son posibles. Lo
anterior no afecta la lógica del principio de división de poderes
y del federalismo, sino que fortalece el papel de los Jueces, al
ser el último recurso para asegurar la primacía y aplicación
efectiva de los derechos humanos establecidos en la
Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el
Estado Mexicano es parte.” [Énfasis añadido].

No obstante, este tribunal podrá aplicar este criterio en


el futuro, por virtud del principio de igualdad en la aplicación de
la ley, en aquellos casos en que los inculpados se encuentren
en una situación como la del sentenciado, esto es, en el
supuesto en que el narcótico se introduzca al país por un
farmacodependiente o consumidor, únicamente como medio
para continuar poseyéndolo, con el fin de destinarlo a su
autoconsumo, siempre y cuando la cantidad de droga no sea
desproporcionada y no existan datos diversos que evidencien
un fin distinto.

En ese entendido, este precedente no resulta


aplicable a los casos que no se encuentren en la misma
situación excepcional diferenciada; por tanto, en esos casos
no habrá necesidad de aplicar el control difuso. En efecto,
aun cuando la laguna axiológica existe, si una persona no se
encuentra en esa situación excepcional diferenciada, no se
produciría en su perjuicio violación al derecho humano de
igualdad, por diferenciación.
100

Esta determinación en que se aplica ex officio el


control difuso de constitucionalidad y convencionalidad, no
implica que el legislador prevea caso por caso la forma en que
pueden cometerse los delitos contra la salud, sino que está
obligado a respetar los derechos humanos establecidos tanto
en la Constitución como en los tratados internacionales,
cuando existan diferencias relevantes que justifiquen un trato
diferenciado, como ocurre con el universo de personas
constituido por los farmacodependientes que introducen droga
al país con fines de autoconsumo, en pequeñas cantidades que
permitan apreciar esa finalidad.

De acuerdo con las consideraciones expuestas, no


basta que el legislador establezca los tipos penales formal y
materialmente [principio de reserva de ley o legalidad], o que
ello lo realice en forma clara, precisa y exacta, describiendo la
conducta ilícita y sus elementos, haciéndolo comprensible para
los destinatarios de la norma [principio de taxatividad], sino
que, además, es necesario que lo haga de manera completa,
para no incurrir en lagunas axiológicas que vulneren el derecho
fundamental a la igualdad, en la vertiente señalada.

Sobre el tópico, se cita la tesis de jurisprudencia con


los datos de identificación, rubro y texto siguientes:

Época: Décima Época


Registro: 2006867
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Libro 8, Julio de 2014, Tomo I
Materia(s): Constitucional
Tesis: 1a./J. 54/2014 (10a.)
Página: 131

“PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL EN SU


VERTIENTE DE TAXATIVIDAD. ANÁLISIS DEL CONTEXTO
EN EL CUAL SE DESENVUELVEN LAS NORMAS PENALES,
ASÍ COMO DE SUS POSIBLES DESTINATARIOS. El artículo
14, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, consagra el derecho fundamental de exacta
FORMA A-55

101
TOCA PENAL 392/2014.

aplicación de la ley en materia penal al establecer que en los


juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple
analogía y aun por mayoría de razón, pena alguna que no esté
decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se
trata. Este derecho fundamental no se limita a ordenar a la
autoridad jurisdiccional que se abstenga de interpretar por
simple analogía o mayoría de razón, sino que es extensivo al
creador de la norma. En ese orden, al legislador le es exigible
la emisión de normas claras, precisas y exactas respecto de la
conducta reprochable, así como de la consecuencia jurídica por
la comisión de un ilícito; esta descripción no es otra cosa que el
tipo penal, el cual debe estar claramente formulado. Para
determinar la tipicidad de una conducta, el intérprete debe
tener en cuenta, como derivación del principio de legalidad, al
de taxatividad o exigencia de un contenido concreto y unívoco
en la labor de tipificación de la ley. Es decir, la descripción
típica no debe ser de tal manera vaga, imprecisa, abierta o
amplia, al grado de permitir la arbitrariedad en su aplicación.
Así, el mandato de taxatividad supone la exigencia de que el
grado de determinación de la conducta típica sea tal, que lo
que es objeto de prohibición pueda ser conocido por el
destinatario de la norma. Sin embargo, lo anterior no implica
que para salvaguardar el principio de exacta aplicación de la
pena, el legislador deba definir cada vocablo o locución
utilizada al redactar algún tipo penal, toda vez que ello tornaría
imposible la función legislativa. Asimismo, a juicio de esta
Primera Sala, es necesario señalar que en la aplicación del
principio de taxatividad es imprescindible atender al contexto
en el cual se desenvuelven las normas, así como sus posibles
destinatarios. Es decir, la legislación debe ser precisa para
quienes potencialmente pueden verse sujetos a ella. En este
sentido, es posible que los tipos penales contengan conceptos
jurídicos indeterminados, términos técnicos o vocablos propios
de un sector o profesión, siempre y cuando los destinatarios de
la norma tengan un conocimiento específico de las pautas de
conducta que, por estimarse ilegítimas, se hallan prohibidas por
el ordenamiento. El principio de taxatividad no exige que en
una sociedad compleja, plural y altamente especializada como
la de hoy en día, los tipos penales se configuren de tal manera
que todos los gobernados tengan una comprensión absoluta de
los mismos, específicamente tratándose de aquellos respecto
de los cuales no pueden ser sujetos activos, ya que están
dirigidos a cierto sector cuyas pautas de conducta son muy
específicas, como ocurre con los tipos penales dirigidos a los
miembros de las Fuerzas Armadas.”

Esta determinación encuentra sustento jurídico en el


principio pro homine, o mejor llamado pro persona, que se
manifiesta mediante una interpretación extensiva a los
derechos fundamentales, es decir, conlleva a ampliar o
extender el sentido o alcance de un derecho.

En el mismo sentido, resulta de aplicación al caso,


como manifestación del citado principio pro persona, el diverso
102

de favor rei [a favor del reo], por medio del cual, en materia de
recursos, el tribunal de alzada está facultado para pronunciar,
respecto del acusado, una sentencia más favorable o incluso
su absolución.

Por las consideraciones expuestas, procede inaplicar


el artículo 194, fracción II, del Código Penal Federal, y dejar
sin efecto la sentencia condenatoria emitida en primera
instancia a **********, por el delito contra la salud, en la
modalidad de introducción al país de marihuana, previsto y
sancionado por el citado numeral.

QUINTO. Ahora, en atención a que en la causa penal


quedó acreditado que el sentenciado introdujo el narcótico
afecto a territorio nacional, sólo como medio para seguir
poseyéndolo, con la finalidad de destinarlo a su autoconsumo,
y considerando que en el caso se inaplicó el artículo 194,
fracción II, del Código Penal Federal, procede analizar su
conducta por el delito contra la salud, en la modalidad de
posesión de marihuana, previsto y sancionado por el artículo
477 de la Ley General de Salud.

Es pertinente precisar que ello no significa que se esté


efectuando una reclasificación del delito en sentencia definitiva,
porque como se puntualizó, independientemente de la
modalidad que se acredite durante el proceso del delito contra
la salud, tal ilícito permanece en su unidad, como una sola
infracción penal.

Lo que se sostiene, ya que existen únicamente dos


casos en los que no se considerará que el delito es diverso, a
saber: a) Cuando el que se exprese en la sentencia sólo difiera
en grado del que haya sido materia del proceso, y b) Cuando la
sentencia se refiera a los mismos hechos materiales que fueron
FORMA A-55

103
TOCA PENAL 392/2014.

objeto de la averiguación, siempre que el Ministerio Público


haya formulado conclusiones acusatorias cambiando la
clasificación del delito hecha en el auto de formal prisión o de
sujeción a proceso, y el procesado hubiera sido oído en
defensa sobre la nueva clasificación durante el juicio.

Además que de lo expuesto se deduce en forma


lógica y jurídica que es una facultad del juez establecer en la
sentencia cuál es el grado que en la comisión del delito
quedó actualizado durante el procedimiento.

Sirve de apoyo a lo anterior, las tesis aisladas cuyos


datos de identificación, rubro y texto son:

Novena Época
Registro: 192193
Instancia: Segundo Tribunal Colegiado del Décimo
Segundo Circuito.
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XI, Marzo de 2000
Materia(s): Penal
Tesis: XII.2o.19 P
Página: 982

“DELITO CONTRA LA SALUD, EN LA


MODALIDAD DE POSESIÓN DE NARCÓTICOS, PREVISTA
TANTO EN EL ARTÍCULO 195, PRIMER PÁRRAFO Y EN EL
DIVERSO 195 BIS, AMBOS DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL.
SÓLO DIFIEREN EN GRADO Y CORRESPONDE AL
JUZGADOR DE INSTANCIA DETERMINARLO SIN QUE
ELLO IMPLIQUE LA RECLASIFICACIÓN DEL DELITO POR
EL QUE SE SIGUIÓ EL PROCESO. De la interpretación
armónica de los artículos 385, primer párrafo y 388, fracción
XIII, ambos del Código Federal de Procedimientos Penales, en
relación con la fracción XVI del artículo 160 de la Ley de
Amparo, se desprende que cuando la sentencia se dicta por un
delito diverso al establecido en el auto de formal prisión,
constituye una violación de garantías que amerita la reposición
del procedimiento para que se subsane esa irregularidad; sin
embargo, se establecen expresamente dos casos en los
cuales no se considerará que el delito es diverso, a saber:
1) Cuando el que se exprese en la sentencia sólo difiera en
grado del que haya sido materia del proceso; y, 2) Cuando
la sentencia se refiera a los mismos hechos materiales que
fueron objeto de la averiguación, siempre que en este
último caso, el Ministerio Público haya formulado
conclusiones acusatorias cambiando la clasificación del
delito hecha en el auto de formal prisión o de sujeción a
104

proceso, y el quejoso hubiese sido oído en defensa sobre


la nueva clasificación durante el juicio propiamente tal. De
lo anterior se deduce en forma lógica y jurídica que es una
facultad del juzgador de instancia establecer en la
sentencia, cuál es el grado que en la comisión del delito
quedó actualizado durante el procedimiento, y que ello de
manera alguna queda comprendido como una anormalidad
en el proceso. Ahora bien, cuando el Tribunal Colegiado, que
conoce del amparo directo, concluye, en beneficio del quejoso,
que no se acreditó que éste poseyó el narcótico con la finalidad
de realizar alguna de las conductas previstas en el artículo 194
del Código Penal Federal, según lo exige el artículo 195, primer
párrafo de dicho ordenamiento legal, por el que se siguió el
proceso, lo procedente es conceder el amparo para el efecto
de que el juzgador de instancia, en ejercicio de la función
jurisdiccional que le corresponde, determine el grado correcto
de la comisión del delito que el caso amerite, pues el tipo penal
del delito contra la salud en la modalidad de posesión de
narcótico contemplada en el artículo 195, párrafo primero del
código punitivo federal, sólo difiere en grado del previsto en el
artículo 195 bis, ya que el primero sanciona la modalidad
aludida en forma agravada y el segundo de manera atenuada,
por lo que no se trata de delitos diferentes sino de uno mismo,
que guarda su unidad y sólo difiere en grado, y en esa tesitura,
la no actualización de la agravante, no tiene como
consecuencia inmediata la anulación del delito, y por tanto,
corresponde a la autoridad responsable determinar lo que
proceda en ejercicio de la aludida función jurisdiccional.”
[Énfasis añadido]

Novena Época
Registro: 181289
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XIX, Junio de 2004
Materia(s): Penal
Tesis: II.2o.P.142 P
Página: 1465

“RECLASIFICACIÓN DEL DELITO. NO SE VIOLA


LA GARANTÍA PREVISTA EN EL PÁRRAFO TERCERO DEL
ARTÍCULO 19 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, NI SE
CAUSA INDEFENSIÓN AL SENTENCIADO, SI LA
AUTORIDAD JUDICIAL EN EL AUTO DE FORMAL PRISIÓN
ESTIMA QUE DIVERSAS CONDUCTAS CONFIGURAN UN
SOLO ILÍCITO Y EN LA SENTENCIA RESPECTIVA
REENCUADRA LOS MISMOS HECHOS EN DIVERSOS
DELITOS. El párrafo tercero del artículo 19 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que: "Todo
proceso se seguirá forzosamente por el delito o delitos
señalados en el auto de formal prisión o de sujeción a
proceso. ...". Luego, para definir si existe infracción al anterior
precepto ante la reclasificación del delito en la sentencia, es
necesario considerar que la fracción XVI del artículo 160 de la
Ley de Amparo, disposición reglamentaria de la garantía
constitucional aludida, establece que no se considerará que el
delito es diverso cuando el que se exprese en la sentencia: a)
Sólo difiera en grado del que haya sido materia del
proceso, sin importar que el Ministerio Público no hubiese
FORMA A-55

105
TOCA PENAL 392/2014.

formulado la reclasificación en sus conclusiones; o, b) El


nuevo delito, aunque difiera en algo más que en grado,
verse sobre los mismos hechos objeto de la averiguación,
siempre que el Ministerio Público haya formulado la
reclasificación en sus conclusiones acusatorias y el
quejoso hubiese sido oído en defensa sobre la nueva
clasificación durante el juicio. Ahora bien, si en el auto de
formal prisión la autoridad judicial estimó que diversas
conductas realizadas en momentos diferentes configuraban un
solo delito y en la sentencia respectiva, previa solicitud del
Ministerio Público en sus conclusiones acusatorias, consideró
que se trataba de diversos delitos, sólo existe un
encuadramiento diferente de los mismos hechos sin ser
alterados, ya que en el término constitucional se consideraron
probadas las diferentes conductas. En tal virtud, al no
prohibirse el reencuadramiento de los hechos que fundan el
auto de formal prisión en la sentencia, sino el cambio de éstos
y como en la especie no se varió el conjunto de actos que
integraban el hecho criminoso, sino tan sólo su momen juris, no
existe violación a la garantía de referencia y, en consecuencia,
ninguna indefensión se causó al sentenciado.” [Énfasis
añadido]

Asimismo, es importante destacar que la Primera Sala


de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la
contradicción de tesis 2/2009, centró su análisis en la conducta
desplegada por el sujeto activo, consistente en que se
presentara a un centro de reclusión con el fin de hacer llegar a
un interno algún narcótico, sin que lograra su objetivo por
causas ajenas a su voluntad. En ese caso, estableció que la
modalidad del delito contra la salud que se actualizaba era la
de posesión con fines de suministro y no el de suministro
genérico en grado de tentativa, y que ello no conllevaba a
concluir que ante un proceso en donde no se hubiera
emitido sentencia ejecutoriada, seguido por el delito de
tentativa de suministro, debiera decretarse la libertad a
favor del procesado, ya que al tratarse de los mismos
hechos y en atención al principio de mayor beneficio, lo
conducente era dictar orden de aprehensión, auto de
formal prisión o, en su caso, sentencia, según el estado
procesal de que se tratara, por el delito de posesión con fines
de suministro que era el que realmente se actualizaba, sin que
ello menoscabara las garantías del inculpado, puesto que
no implicaba una variación del delito contra la salud, sino
106

una modalidad diversa por especialización; aunado a que


tal reclasificación le resulta más benéfica, en tanto que su
punibilidad era menor.

De igual forma, la propia Sala, en la ejecutoria


correspondiente, estableció que el juez debía tener por
acreditada la modalidad de posesión con fines de suministro en
orden de aprehensión, formal prisión, sentencia de primera
instancia o incluso en resolución de segunda instancia
ordinaria, porque con tal conducta no se causaba perjuicio al
justiciable, en tanto se trataba de los mismos hechos que
configuran un delito de la misma especie, en el caso, contra la
salud, pero que en atención al principio de especialidad,
resultaba aplicable en la especie; a lo que se sumaba que tal
reclasificación le resulta más benéfica al justiciable, ya su
punibilidad era menor, como se ve a continuación:

“En efecto, de acuerdo al nuevo criterio de este Alto


Tribunal cuando un sujeto activo pretende introducir un
estupefaciente a una prisión para entregarlo a un recluso, el
delito que se actualiza es el de posesión con fines de
suministro previsto en el artículo 195 y no la tentativa de
suministro genérico, contemplada en la fracción I del diverso
numeral 194, en relación al 12, todos del Código Penal Federal.

Ahora, puede presentarse el caso de que, por


hechos así referidos, el Ministerio Público haya ejercido acción
penal por el delito de tentativa de suministro y no por el de
posesión con fines de suministro, en cuyo caso podrían
actualizarse cuatro escenarios posibles:

a) Que aún no se haya dictado la orden de


aprehensión.

b) Que el auto de plazo constitucional ya se haya


emitido por dicha tentativa de suministro.

c) Que se haya acusado en conclusiones sin existir


todavía sentencia de primera instancia por tentativa de
suministro.

d) Que se haya ya dictado sentencia de primera


instancia por tentativa de suministro pero todavía no haya
causado estado, sea porque está transcurriendo el término
para la interposición de un recurso o bien porque éste se esté
tramitando.
FORMA A-55

107
TOCA PENAL 392/2014.

En todos los casos anteriormente narrados, en


atención al principio de mayor beneficio, el juzgador
competente deberá identificar que al tratarse de los
mismos hechos, procede dictar la orden de aprehensión, la
formal prisión, la sentencia de primera instancia o bien la
resolución de segunda instancia ordinaria, según
corresponda por el delito de posesión con fines de
suministro y no así por tentativa de suministro; ello porque
con tal conducta ningún perjuicio se causa al justiciable en
tanto se trata de los mismos hechos que configuran un
delito de la misma especie, en el caso contra la salud pero
que, en atención al principio de especialidad, resulta
aplicable en la especie; a lo que se suma que tal
reclasificación le resulta más benéfica al justiciable en
tanto su punibilidad es menor.” [Énfasis añadido]

De la contradicción de tesis mencionada derivó la


tesis de jurisprudencia 1a./J. 39/2010, que es del tenor literal
siguiente:

Novena Época
Registro: 164353
Instancia: Primera Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XXXII, Julio de 2010
Materia(s): Penal
Tesis: 1a./J. 39/2010
Página: 185

“DELITO CONTRA LA SALUD. SI DURANTE EL


PROCEDIMIENTO SE ADVIERTE QUE SE ESTÁ SIGUIENDO
POR EL DELITO DE TENTATIVA DE SUMINISTRO Y NO POR
EL DE POSESIÓN CON FINES DE SUMINISTRO, DEBE
HACERSE LA RECLASIFICACIÓN CORRESPONDIENTE Y
NO ORDENARSE LA LIBERTAD DEL INCULPADO. En el
caso de que el sujeto activo se presente en un centro de
reclusión con el fin de hacer llegar a un interno algún narcótico
de los previstos en el artículo 193 del Código Penal Federal, sin
que logre su objetivo por causas ajenas a su voluntad, el delito
que se tipifica es el de posesión con fines de suministro
establecido en el artículo 195 del Código Penal Federal y no el
de suministro genérico en grado de tentativa contenido en la
fracción I del artículo 194 en relación con el numeral 12, ambos
del propio ordenamiento; sin embargo, ello no conlleva a
concluir que por esa razón, ante un proceso en donde no
se haya emitido sentencia ejecutoriada seguido por el
delito de tentativa de suministro deba decretarse la libertad
a favor del procesado, sino que al tratarse de los mismos
hechos y en atención al principio de mayor beneficio, lo
conducente es dictar orden de aprehensión, auto de formal
prisión, o en su caso sentencia, según el estado procesal
de que se trate, por el delito de posesión con fines de
suministro que es el que realmente se actualiza, sin que
ello menoscabe las garantías del inculpado, pues esto no
implica una variación del delito contra la salud, sino una
modalidad diversa por especialización, aunado a que tal
108

reclasificación le resulta más benéfica en tanto que su


punibilidad es menor.” [Énfasis añadido]

Sobre el tópico, también se cita la tesis de


jurisprudencia 1a./J. 12/2000, sustentada por la Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XII,
octubre de 2000, Materia Penal, página 163, Novena Época,
con registro 190924, que dice:

“SALUD, DELITO CONTRA LA. EFECTOS DE LA


CONCESIÓN DEL AMPARO CUANDO NO QUEDA
ACREDITADA LA MODALIDAD DEL DELITO POR LA QUE
FUE SENTENCIADO EL QUEJOSO, PERO SÍ UNA DIVERSA
DE MENOR PENALIDAD (ARTÍCULOS 194, FRACCIÓN I,
195, PÁRRAFO PRIMERO Y 195 BIS, DEL CÓDIGO PENAL
FEDERAL). Cuando el tribunal de amparo advierta que no
se acredita alguna de las modalidades del delito contra la
salud, transporte o posesión de narcóticos, previstas en los
artículos 194, fracción I y 195, primer párrafo, del Código Penal
Federal, por la cual el quejoso fue sentenciado, pero sí una
distinta de menor penalidad, que sólo difiere en grado de la
primera, como son las establecidas en el diverso 195 bis de
ese ordenamiento legal, se debe otorgar el amparo para
efectos de que la responsable deje insubsistente la sentencia
reclamada y en su lugar dicte otra en la que lo declare
penalmente responsable a la luz de la modalidad del delito
que sí quedó acreditada. Lo anterior, en virtud de que el
artículo 160, fracción XVI, de la Ley de Amparo establece que
el delito no se considerará diverso cuando el que se exprese en
la sentencia sólo difiera en grado del que haya sido materia del
proceso.” [Énfasis añadido]

De todo lo cual se desprende que resulta factible que


en este momento [sentencia de segunda instancia] se analice
el delito contra la salud, respecto de la modalidad de posesión
simple de marihuana.

Por lo expuesto, procede analizar los elementos que


integran el tipo penal del delito contra la salud, en la
modalidad de posesión de marihuana, previsto y sancionado
por el artículo 477 de la Ley General de Salud, que son los
siguientes:

Elementos objetivos:
FORMA A-55

109
TOCA PENAL 392/2014.

1. La existencia de un narcótico que esté comprendido


en la tabla del artículo 479 de la Ley General de Salud, en el
caso, marihuana, en cantidad inferior a cinco kilogramos, que
resulta de multiplicar por mil la dosis máxima de consumo
personal e inmediato previsto en esa tabla para tal narcótico,
que es de cinco gramos [objeto material].

2. Que alguien posea el narcótico, cuando por las


circunstancias del hecho, la posesión no pueda considerarse
destinada a comercializarlo o suministrarlo, aun gratuitamente
[conducta objetiva].

3. Que con esa conducta se ponga en peligro la salud


pública [bien jurídico tutelado].

Elementos normativos:

1. La valoración normativa del concepto de posesión


de narcóticos, consistente en la tenencia material de narcóticos
o cuando éstos están dentro del radio de acción y
disponibilidad de una persona, conforme al artículo 473,
fracción VI, de la Ley General de Salud.

2. Que la posesión se realice al margen de las normas


vigentes en materia de salud.

El primer elemento objetivo, relativo a la existencia


material del narcótico, se demostró con la inspección ministerial
de treinta de octubre de dos mil trece, practicada por el agente
del Ministerio Público de la Federación. En esa diligencia, el
fiscal dio fe de tener a la vista un envoltorio flejado con plástico
transparente, cubierto con cinta adhesiva color gris y papel
110

aluminio, continente de un vegetal verde y seco, con las


características de la marihuana, que arrojó un peso neto de
cuatrocientos cuarenta y cinco gramos seiscientos
miligramos.

Diligencia que cumplió con las exigencias previstas


por los artículos 208 y 209 del Código Federal de
Procedimientos Penales, al haber sido practicada por el agente
del Ministerio Público de la Federación, con la asistencia de
dos testigos, haciendo constar lo que pudo apreciar a través de
los sentidos; por esta razón, se estima apegado a derecho que
el juez de primera instancia le haya conferido valor probatorio
pleno, atento a lo dispuesto por el diverso numeral 284 del
código procesal en comento.

La anterior probanza se adminicula con el dictamen


químico de treinta y uno de octubre de dos mil trece, elaborado
por el perito oficial Francisco Javier Camacho Flores, adscrito a
la Procuraduría General de la República, quien concluyó que el
vegetal verde y seco materia de análisis corresponde a
Cannabis Sativa L., comúnmente conocida como marihuana,
que se encuentra considerada como estupefaciente por la Ley
General de Salud.

Opinión pericial a la que el juzgador de primera


instancia legalmente otorgó valor probatorio de indicio, en
atención a los artículos 285 y 288 del Código Federal de
Procedimientos Penales.

Lo anterior, porque el referido dictamen cumplió con


los lineamientos que establecen los artículos 220, 223, 225,
227, 234 y 235 del ordenamiento legal en cita, al haber sido
rendido por un perito en la materia designado por el fiscal de la
federación; asimismo, el perito precisó la metodología
FORMA A-55

111
TOCA PENAL 392/2014.

empleada para arribar a la conclusión que sostuvo, pues al


respecto señaló haber sometido el vegetal verde y seco
incautado a observaciones microscópicas y reacciones con
desarrollo de color, duquenois modificado y o-dianisidina,
obteniendo resultados positivos de tales pruebas para la
identificación de Cannabis Sativa L. [marihuana].

Además, la pericial en análisis es el único dictamen en


la materia que obra en autos, sin prueba alguna que lo
desvirtúe; por el contrario, la conclusión del perito debe
adminicularse estrechamente con la apreciación del agente del
Ministerio Público de la Federación, en el desahogo de la
inspección ocular del narcótico, ya que indicó que tuvo a la
vista un envoltorio flejado con plástico transparente, cubierto
con cinta adhesiva color gris y papel aluminio, continente de un
vegetal verde y seco, con las características de la marihuana;
así como con la identificación que hicieron los militares
aprehensores en el parte informativo, dado que señalaron que
localizaron un envoltorio de plástico cubierto de cinta adhesiva
color gris, que contenía un vegetal verde y seco, con las
características de la marihuana.

Las referencias anteriores deben tomarse en


consideración, porque fueron emitidas por servidores y
funcionarios públicos que, por la labor que desempeñan como
agente del Ministerio Público de la Federación y elementos del
********** Regimiento de Caballería Motorizado, destacamento
en **********, es común que tengan contacto directo con
diversos narcóticos y, por ende, es factible que los reconozcan
cuando están en presencia de ellos, como en el caso fue la
marihuana incautada.

En apoyo a lo expuesto, se cita la tesis aislada cuyos


datos de identificación, rubro y texto, dicen:
112

Registro: 176,492
Tesis aislada
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Cuarto Tribunal Colegiado del Quinto
Circuito.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta XXII, Diciembre de 2005
Tesis: V.4o.9 P
Página: 2744

“PRUEBA PERICIAL EN MATERIA PENAL. LA


VALORACIÓN DE LOS DICTÁMENES EMITIDOS POR
PERITOS CIENTÍFICOS U OFICIALES, QUEDA SUJETA A
LAS REGLAS DE LA SANA CRÍTICA Y A LOS PRINCIPIOS
QUE LE SON INHERENTES, EN FUNCIÓN DE LA
INTEGRACIÓN DE LA PRUEBA CIRCUNSTANCIAL Y EN
ACATAMIENTO AL PRINCIPIO DE ESTRICTA APLICACIÓN
DE LA LEY, EN CONGRUENCIA CON LAS CONSTANCIAS
DE AUTOS. Conforme al artículo 285 del Código Federal de
Procedimientos Penales, la prueba de peritos constituye un
mero indicio, que por sí mismo carece de eficacia demostrativa
plena. Sobre el tema, Mittermaier, en su "Tratado de la prueba
en materia criminal", al referirse a las reglas para apreciar la
fuerza probatoria del examen pericial, señala que debe tomarse
en cuenta, particularmente: a) los principios que el perito ha
tomado como puntos de partida, y las leyes científicas a que ha
sometido los hechos observados; b) las deducciones
motivadas, con cuyo auxilio establece su opinión; c) su
concordancia con los datos resultantes de las piezas del
proceso; d) si el dictamen está sólidamente motivado y no deja
acceso a la desconfianza; y, e) el acuerdo o la unanimidad de
los peritos, cuando son varios. Por tanto, la apreciación de los
dictámenes debe quedar sujeta a las reglas de la sana crítica y
a los principios de la lógica en que el derecho se apoya, en
congruencia con las constancias de autos, pues al constituir el
dictamen pericial una prueba sui géneris, su apreciación no
puede hacerse sino siguiendo los principios que a dicha prueba
le son inherentes, en función de la integración de la prueba
circunstancial y con puntual acatamiento al principio de estricta
aplicación de la ley en materia penal, en términos del artículo
14, párrafo tercero, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, juicio crítico de valor al que no escapan los
dictámenes de los peritos científicos y oficiales, conforme a lo
previsto en el artículo 288 del código anteriormente citado.”

De igual forma resulta aplicable, en lo conducente, la


tesis de jurisprudencia por contradicción, que es del tenor
siguiente:

“DICTÁMENES PERICIALES NO OBJETADOS. SU


VALORACIÓN. En relación con la facultad de los Jueces para
apreciar las pruebas, la legislación mexicana adopta un
sistema mixto de valoración, pues si bien concede arbitrio
FORMA A-55

113
TOCA PENAL 392/2014.

judicial al juzgador para apreciar ciertos medios probatorios


(testimoniales, periciales o presuntivos), dicho arbitrio no es
absoluto, sino restringido por determinadas reglas. En tal virtud,
el hecho de que no se objete algún dictamen pericial exhibido
en autos, no implica que éste necesariamente tenga valor
probatorio pleno, pues conforme al principio de valoración
de las pruebas, el juzgador debe analizar dicha probanza
para establecer si contiene los razonamientos en los
cuales el perito basó su opinión, así como las operaciones,
estudios o experimentos propios de su arte que lo llevaron
a emitir su dictamen, apreciándolo conjuntamente con los
medios de convicción aportados, admitidos y
desahogados en autos, atendiendo a las reglas de la lógica
y de la experiencia, exponiendo los fundamentos de su
valoración y de su decisión. Por tanto, la falta de
impugnación de un dictamen pericial no impide al Juez de la
causa estudiar los razonamientos técnicos propuestos en él,
para estar en posibilidad de establecer cuál peritaje merece
mayor credibilidad y pronunciarse respecto de la cuestión
debatida, determinando según su particular apreciación, la
eficacia probatoria del aludido dictamen.(Precedentes:
Contradicción de tesis 31/2005-PS. Entre las sustentadas por
el Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito y el
Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, actualmente en
Materia Civil. 15 de junio de 2005. Cinco votos. Ponente: Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Beatriz J.
Jaimes Ramos. Tesis de jurisprudencia 90/2005. Aprobada por
la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha
veintinueve de junio de dos mil cinco).” [Énfasis añadido]

Así como la tesis de jurisprudencia que se encuentra


publicada bajo el número 254, en el Apéndice de 1995, Tomo II,
Parte Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la página
143, intitulada:

“PERITOS. VALOR PROBATORIO DE SU


DICTAMEN. Dentro del amplio arbitrio que la ley y la
jurisprudencia reconocen a la autoridad judicial para justipreciar
los dictámenes periciales, el juzgador puede negarles eficacia
probatoria o concederles hasta el valor de prueba plena,
eligiendo entre los emitidos en forma legal, o aceptando o
desechando el único o los varios que se hubieran rendido,
según la idoneidad jurídica que fundada y razonadamente
determine respecto de unos y otros.”

De manera que la inspección ministerial y el dictamen


químico, en relación con el parte informativo, tienen alcance
probatorio para sustentar la existencia de cuatrocientos
cuarenta y cinco gramos seiscientos miligramos de
marihuana y, por ende, para tener por acreditado el primer
elemento objetivo del delito a estudio.
114

Ahora, en virtud de que la existencia del narcótico es


incorporada al proceso como objeto material de la conducta
delictuosa atribuida al sujeto activo, cobra relevancia procesal
que el juzgador verifique la satisfacción de las reglas relativas a
la cadena de custodia efectuada; ello, para preservar tales
objetos como indicios o evidencia, asegurándose la integridad
de los mismos, con la finalidad de ser utilizados en posteriores
diligencias, preponderantemente cuando sean requeridos para
la práctica de prueba en la averiguación previa o en el proceso.

Lo que como se ve, guarda estrecha relación con el


derecho de defensa del procesado, pues en caso de que el o
los objetos se pierdan, destruyan o alteren debido a una
deficiente identificación, recolección del lugar de los hechos,
embalaje, o puesta a disposición del órgano investigador o del
juzgador, se vería transgredido el debido proceso consagrado
como derecho fundamental en el artículo 14 constitucional,
enmarcado en las formalidades esenciales que se deben seguir
en el procedimiento, entre las cuales destacan la oportunidad
de ofrecer y desahogar las pruebas en que se finque la
defensa, y la oportunidad de alegar [derecho de audiencia]; lo
que implica que sólo si el debido proceso ha sido respetado,
procede atribuir a una persona un delito y la sanción
legalmente establecida.

Ahora, este tribunal constata de autos del proceso


penal de origen, que la autoridad ministerial cumplió con las
reglas de cadena de custodia del narcótico afecto, en términos
de los artículos 123 Bis a 123 Quintus del Código Federal de
Procedimientos Penales, como se desprende de las
constancias siguientes:
FORMA A-55

115
TOCA PENAL 392/2014.

1. Parte informativo de treinta de octubre de dos mil


trece, emitido por el cabo de caballería **********y soldados de
caballería **********y**********, pertenecientes al **********
Regimiento de Caballería Motorizado, destacamento en
**********, y por la oficial de comercio exterior del Servicio de
Administración Tributaria, en Los Algodones, Baja California,
**********, del que se obtiene que dieron inicio a la cadena de
custodia, describiendo lo siguiente: “… un envoltorio de plástico
y cubierto cinta adhesiva color gris que al revisar en su interior
contenía un vegetal verde y seco con las características de la
Marihuana […]” [foja 3 del original del proceso penal].

2. Registro de cadena de custodia, entrega de los


indicios o evidencias al agente del Ministerio Público de la
Federación, de treinta de octubre de dos mil trece, en el que
consta que el cabo de caballería **********entregó al fiscal
federal, la evidencia consistente en: “un paquete de mariguana
[sic]” [foja 10].

3. Inspección y aseguramiento ministerial de treinta de


octubre de dos mil trece, en la que se dio fe de la existencia de:
“1.- un envoltorio flejado con plástico transparente, cubierto

también con cinta adhesiva color gris y papel aluminio,


conteniendo un vegetal verde y seco con las características de
la MARIHUANA, arrojando un PESO BRUTO DE QUINIENTOS
CUARENTA Y CINCO GRAMOS CUATROCIENTOS MILIGRAMOS , se

procede a extraer el contenido de los envoltorios arrojando un


PESO NETO DE CUATROCIENTOS CUARENTA Y CINCO GRAMOS
SEISCIENTOS MILIGRAMOS […]” [foja 20].

4. Registro de cadena de custodia, procesamiento de


los indicios o evidencias, del cual se advierte que el agente del
Ministerio Público de la Federación entregó al perito químico:
“1 Un vegetal verde y seco contenido dentro de un
116

envoltorio flejado con plástico transparente, cinta adhesiva


color gris y papel aluminio”, para pesaje, análisis y
elaboración de dictamen químico [fojas 27 a 29].

5. Dictamen químico de treinta y uno de octubre de


dos mil trece, mediante el cual el perito concluyó que la
muestra 1 materia de análisis, corresponde a Cannabis Sativa
L., comúnmente conocida como marihuana y considerada
como estupefaciente por la Ley General de Salud; asimismo, el
perito hizo constar que la muestra tomada para el laboratorio se
agotó en el análisis [foja 56].

6. Registro de cadena de custodia, del cual se


advierte que el perito en materia química devolvió al fiscal
federal: “[…] 1: Sustancia verde y seco contenido en un (1)
envoltorio confeccionado de material sintético transparente,
cinta adhesiva color gris, material sintético color verde y papel
color blanco.”, en una bolsa de material sintético sellada
térmicamente [foja 57].

7. Registro de cadena de custodia, procesamiento de


los indicios o evidencias de treinta y uno de octubre de dos mil
trece, del cual se advierte que el agente del Ministerio Público
de la Federación entregó al encargado de la Policía Federal
Ministerial, para su guarda y custodia, lo siguiente: “1.- (01)
UNA BOLSA DE PLÁSTICO TRANSPARENTE CONTENIENDO
EN SU INTERIOR UN VEGETAL VERDE Y SECO, EL CUAL
RESULTO PERICIALMENTE SER MARIHUANA, CON UN PESO
NETO ENTREGADO POR EL PERITO QUÍMICO DE
CUATROCIENTOS CUARENTA Y CUATRO GRAMOS
OCHOCIENTOS MILIGRAMOS” [foja 87].

8. Pliego de consignación mediante el cual el agente


del Ministerio Público de la Federación hizo del conocimiento
del Juez de Distrito en turno, que dejó a su disposición el
FORMA A-55

117
TOCA PENAL 392/2014.

narcótico asegurado, en la bodega de la Policía Federal


Ministerial, a donde fue remitido para su guarda y custodia [foja
99].

9. Acuerdo de inicio de uno de noviembre de dos mil


trece, dictado por el juez de primer grado, mediante el cual
ratificó el aseguramiento ministerial del narcótico [foja 105].

Con lo que se constata la existencia y preservación


del narcótico afecto, que se traduce en el objeto material de la
conducta constitutiva de delito que se analiza; lo que permite
concluir sobre la validez y eficacia de las pruebas que tuvieron
por objeto el vegetal incautado, como lo son las diligencias de
fe ministerial y el dictamen pericial, valorados en los términos
precitados.

El segundo elemento objetivo del delito y modalidad


apuntados, en relación con el elemento normativo,
consistente en que alguien tenga dentro de su radio de acción
y disponibilidad el narcótico marihuana asegurado, cuando por
las circunstancias del hecho, la posesión no pueda
considerarse destinada a comercializarlo o suministrarlo, aun
gratuitamente, quedó demostrado con el parte informativo de
treinta de octubre de dos mil trece, suscrito por el cabo de
caballería **********y soldados de caballería **********y
**********, pertenecientes al ********** Regimiento de Caballería
Motorizado, destacamento en Mexicali, Baja California, y por la
oficial de comercio exterior del Servicio de Administración
Tributaria, en Los Algodones, Baja California, Margarita Ruelas
Leal, en el que asentaron lo siguiente:

Que aproximadamente a las diecisiete horas con diez


minutos de la fecha señalada, al estar efectuando revisiones de
rutina a los vehículos que ingresan de Estados Unidos de
118

América a México, por la garita internacional “Algodones”,


ubicada en Los Algodones, Baja California, arribó un vehículo
Chevrolet Silverado Suburban, color café con beige, modelo
1983, con placas de circulación **********de Arizona, Estados
Unidos de América y número de serie **********proveniente del
país vecino, el cual era conducido por quien dijo llamarse
**********de ********** de edad, originario de **********Que le
dijeron al sujeto que le practicarían una revisión al vehículo,
accediendo a lo solicitado; que el cabo de caballería **********,
al efectuar la revisión, localizó un envoltorio de plástico cubierto
de cinta adhesiva gris, que estaba oculto entre el piso y el
tanque de gasolina del vehículo; que al revisar su interior,
resultó que contenía un vegetal verde y seco, con las
características de la marihuana.

Que **********, oficial de comercio exterior adscrita a la


garita, verificó la estancia legal del vehículo en el país, no
localizando en el sistema digital alguna alerta de robo; que los
soldados de caballería **********y **********proporcionaron
seguridad perimetral en el lugar de los hechos, percatándose
en todo momento del hallazgo del envoltorio de plástico antes
citado.

Parte informativo que se encuentra debidamente


ratificado por sus signantes, el cabo de caballería ********** y
soldados de caballería ********** y **********, pertenecientes al
********** Regimiento de Caballería Motorizado, destacamento
en **********, y por la oficial de comercio exterior del Servicio de
Administración Tributaria, en Los Algodones, Baja California, en
diligencias especiales ante el órgano investigador, en las que
constataron que el sentenciado fue detenido en las
circunstancias narradas en el parte informativo, al haber
localizado la droga afecta entre el piso y el tanque de gasolina
del vehículo que conducía.
FORMA A-55

119
TOCA PENAL 392/2014.

Cabe destacar que los elementos aprehensores


conocieron por sí mismos los hechos, con motivo de sus
funciones encomendadas legalmente; sus declaraciones son
claras, precisas y congruentes, sin dudas ni reticencias, tanto
en la sustancia como en las circunstancias esenciales y
accidentales del hecho, como fue el hallazgo de un envoltorio
de plástico cubierto de cinta adhesiva gris, continente de un
vegetal verde y seco, con las características de la marihuana,
entre el piso y el tanque de gasolina del vehículo que el
sentenciado conducía.

Además, de autos no se advierte que los elementos


aprehensores hayan emitido sus testimonios obligados por
fuerza o miedo, ni impulsados por engaño, error o soborno; en
consecuencia, las manifestaciones por ellos vertidas tienen el
rango de testimonios por equiparación.

Por tanto, como bien lo estimó el resolutor de origen,


esos testimonios adquieren valor de indicio, de conformidad
con el artículo 285 del Código Federal de Procedimientos
Penales; lo anterior, al haber cumplido los requisitos exigidos
por el numeral 289 del ordenamiento legal mencionado, ya que
dada su mayoría de edad, capacidad e instrucción, se estima
que los emitentes tuvieron criterio suficiente para juzgar los
hechos que narran.

Se entiende por esto último, no que los elementos


aprehensores tuvieran la facultad de juzgar, sino que, de
acuerdo a los aspectos ya destacados, que son los previstos
en la fracción I del artículo 289 del ordenamiento legal
invocado, supieron discernir entre lo lícito o ilícito, esto es,
entre lo bueno y lo malo del acto desplegado por el detenido,
sin que esto se traduzca en una facultad de aquéllos para
120

apreciar jurídicamente el acto; por ello la justipreciación que


sobre ese particular realizó el juzgador, se encuentra ajustada
a derecho.

Al caso, resulta aplicable la tesis de jurisprudencia


sustentada por la otrora Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, consultable con el número 255, visible en
la página 144, Tomo II, Materia Penal, Parte SCJN, del
Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995,
que dice:

“POLICÍAS APREHENSORES, VALOR


PROBATORIO DE TESTIMONIOS DE. Por cuanto hace a las
declaraciones de los agentes aprehensores del acusado de un
delito, lejos de estimarse que carecen de independencia para
atestiguar en un proceso penal, debe darse a sus
declaraciones el valor probatorio que la ley les atribuye, como
testigos de los hechos ilícitos que conocieron.”

Así como la que aparece publicada con el número


257, visible en la página 145, Tomo II, Materia Penal, Parte
SCJN, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación
1917-1995, que reza:

“POLICÍAS, TESTIMONIOS DE LOS. Los dichos de


los agentes de la autoridad sobre hechos relacionados con el
delito imputado, constituyen testimonios sujetos a los principios
y normas reguladores de la prueba, independientemente del
carácter oficial de quienes declaran.”

Las circunstancias objetivas narradas por los


elementos aprehensores se encuentran corroboradas con la
declaración ministerial de ********** [ratificada en preparatoria y
ampliación de la misma], en la que en esencia manifestó que
venía procedente de Yuma, Arizona, Estados Unidos de
América, y al ingresar a este país por la garita Los Algodones,
ya fuera de las instalaciones de la misma, los militares le
dijeron que detuviera su marcha, a lo cual no tuvo
inconveniente; que después de que revisaron minuciosamente
FORMA A-55

121
TOCA PENAL 392/2014.

el vehículo, le informaron que habían encontrado un envoltorio


con marihuana, lo que él conocía, ya que tal envoltorio era de
su propiedad y lo tenía para su consumo personal, y lo puso allí
para dejarlo en su casa y consumirlo diariamente.

A preguntas del agente del Ministerio Público Federal,


en lo que interesa, contestó que el envoltorio era de su
propiedad y lo adquirió por la mañana del día de su detención,
con un individuo desconocido en un parque de Yuma, Arizona;
que la marihuana la quería para su consumo personal, ya que
es adicto a esa droga desde hace ********** años; que la droga
la depositó arriba del tanque de gasolina y se le olvidó dejarla
allí, ya que acostumbra que la marihuana que compra en Yuma
la deja allá y cuando viene a México, la compra en San Luis
Río Colorado, Sonora, y siempre la deja en su domicilio; que en
ningún momento pensó ingresar esa droga a México, ya que
sólo fue un olvido.

Aserto del sentenciado que constituye una confesión,


al tenor de lo dispuesto por los artículos 207 y 287 del Código
Federal de Procedimientos Penales; sin embargo, es necesario
precisar que se trata de una confesión calificada divisible.

Ciertamente, del atesto del sentenciado se desprende


que aceptó los hechos constitutivos del delito que se le imputa,
en este caso, la posesión de la marihuana afecta, en las
circunstancias expuestas en el parte informativo; empero, junto
con tal reconocimiento de culpabilidad, introdujo circunstancias
que modifican el alcance de esa confesión, como lo es que
destinaría esa droga a su consumo personal, dada su
farmacodependencia.

En tal virtud, debe concederse valor de indicio, en


términos del artículo 285 del Código Federal de Procedimientos
122

Penales, sólo a las circunstancias que perjudican al


sentenciado [la disponibilidad del narcótico], no así a las que le
benefician [que lo poseyó para su consumo personal], al no
haberse acreditado estas últimas; ello porque la cantidad de
droga que poseyó [cuatrocientos cuarenta y cinco gramos
seiscientos miligramos de marihuana], excede la dosis máxima
de cinco gramos contemplada en la tabla de orientación de
consumo personal e inmediato del artículo 479 de la Ley
General de Salud, para ese narcótico.

Es aplicable, en lo conducente, la tesis de


jurisprudencia con los datos de identificación, rubro y texto
siguientes:

Registro No. 164364


Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, XXXII, Julio de 2010, Página: 34
Tesis: 1a./J. 31/2010
Jurisprudencia
Materia(s): Penal.

“CONFESIÓN. TIENE ESE CARÁCTER LA


DECLARACIÓN DEL INCULPADO, EN EL CASO DEL
DELITO CONTRA LA SALUD PREVISTO EN EL ARTÍCULO
195, PRIMER PÁRRAFO, DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL,
CUANDO NO RECONOCE EL ELEMENTO SUBJETIVO
ESPECÍFICO REQUERIDO POR LA LEY Y ADUCE QUE LA
POSESIÓN DEL NARCÓTICO ES PARA SU CONSUMO
PERSONAL (LEGISLACIÓN VIGENTE HASTA EL VEINTE
DE AGOSTO DE DOS MIL NUEVE). La Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha sostenido que la confesión, llamada
impropiamente como calificada, es aquella en la que el
acusado confiesa el hecho ilícito, pero introduce a su favor una
causa excluyente o modificativa de responsabilidad. Dicha
confesión, en principio, es indivisible y, por ende, debe
admitirse en su integridad, pero si no es verosímil o se
encuentra contradicha por otros elementos de prueba,
entonces podrá dividirse, para tomar en cuenta sólo lo que
perjudica al inculpado y no lo que le beneficia. Atento a lo
anterior, se concluye que la declaración del inculpado, en el
caso del delito contra la salud en su modalidad de posesión de
narcóticos referida en el artículo 195, primer párrafo, del
Código Penal Federal, adquiere el carácter de confesión
calificada, cuando reconoce la posesión del narcótico pero no
la finalidad de realizar alguna de las conductas establecidas en
el diverso numeral 194 del citado ordenamiento y, en cambio,
FORMA A-55

123
TOCA PENAL 392/2014.

aduce que el narcótico está destinado para su consumo


personal. Ello es así porque tal declaración no entraña la
negativa de delito alguno, en virtud de que puede actualizarse
la posesión simple a la que alude el artículo 195 bis del Código
Penal Federal, y además se prevale de una auténtica
excluyente de responsabilidad, en términos del artículo 195,
segundo párrafo, de dicho Código y 525 del Código Federal de
Procedimientos Penales. En este caso, pueden presentarse
cualquiera de dos hipótesis, a saber: i) que sea creíble y
verosímil el que la posesión del narcótico sea por una sola vez
y en cantidad tal que pueda presumirse que está destinada a
su consumo personal, en términos del artículo 195, segundo
párrafo, del Código Penal Federal, en cuyo caso la confesión
no podrá dividirse y beneficiará en su integridad al procesado;
o bien, ii) que la confesión al respecto no sea creíble ni
verosímil y se encuentre contradicha, en cuyo caso constituirá
una confesión calificada divisible, de la que sólo se podrá tener
por cierto lo que le perjudica al inculpado y no lo que le
beneficia.”

Asimismo, este tribunal considera que las probanzas


relacionadas se robustecen con la inspección ministerial de
treinta de octubre de dos mil trece, en la que se hizo constar la
existencia de un vehículo marca Chevrolet Silverado,
Suburban, color café, modelo 1983, con placas de circulación
********** del Estado de Arizona, Estados Unidos de América,
con número de serie **********

Diligencia ministerial que cumplió con las exigencias


previstas por los artículos 208 y 209 del Código Federal de
Procedimientos Penales, al haber sido practicada por el agente
del Ministerio Público de la Federación, con la asistencia de
dos testigos, haciendo constar lo que apreció a través de los
sentidos; por esa razón, este tribunal, ante la falta de reenvío
en materia penal, le otorga valor probatorio pleno, atento a lo
dispuesto por el numeral 284 del código procesal en comento.

De igual forma, este tribunal encuentra que el


elemento objetivo, en relación con el normativo en estudio,
relativo a la conducta de posesión del narcótico afecto,
encuentra soporte fáctico en autos con la inspección ministerial
y el dictamen químico practicados al narcótico relacionado
124

[marihuana, en cantidad de cuatrocientos cuarenta y cinco


gramos seiscientos miligramos, en peso neto], a las cuales se
les asignó valor probatorio pleno y de indicio, respectivamente,
y son aptas para corroborar lo asentado en el informe de
hechos, puesto que ponen de manifiesto la existencia material
del narcótico, cuya posesión ilícita es materia de análisis.

En otro aspecto, de los medios de prueba


relacionados se evidencia que no existen datos que permitan
inferir que el narcótico poseído por el sujeto activo fuera a ser
destinado a comerciarlo o suministrarlo, aun gratuitamente;
ello, porque no se advierte algún dato que así lo indique ni
aquél fue sorprendido realizando alguna conducta encaminada
a realizar ese fin con el narcótico incautado.

El segundo elemento normativo, relativo a que la


conducta delictiva se realice al margen de las normas vigentes
en materia de salud, se acreditó, ya que el sujeto activo no
contaba con el permiso o autorización para efectuar la
posesión del narcótico, es decir, que el acto delictivo enunciado
no fue con fines médicos o científicos, según lo autoriza la Ley
General de Salud; por tanto, su actuar fue en contravención
con las disposiciones en materia sanitaria.

El tercer elemento objetivo del delito a estudio


igualmente se acreditó, al haber quedado evidenciado que con
la conducta desplegada se puso en peligro el bien jurídico
protegido por la norma, que es la salud pública de la población
en general.

Aplica, en lo conducente, la tesis aislada que en


materia Constitucional Penal sustentó la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la Novena Época,
que se consulta en el Semanario Judicial de la Federación y su
FORMA A-55

125
TOCA PENAL 392/2014.

Gaceta, Tomo XIV, agosto de 2001, página 248, tesis 2a.


CLVIII/2001, del tenor literal siguiente:

“SALUD, DELITOS CONTRA LA. SON


CONSTITUCIONALES LOS ARTÍCULOS 193 Y 195 DEL
CÓDIGO PENAL FEDERAL EN CUANTO EL PRIMERO
REMITE A LA LEY GENERAL DE SALUD PARA
DETERMINAR CUÁLES SON LOS NARCÓTICOS Y EL
SEGUNDO TIPIFICA Y SANCIONA COMO DELITO LA
POSESIÓN DE LOS MISMOS CON LA FINALIDAD DE
REALIZAR ALGUNA DE LAS CONDUCTAS PREVISTAS
POR EL NUMERAL 194 DEL PROPIO CÓDIGO. El artículo
193 del Código Penal Federal que considera como narcóticos a
los estupefacientes, psicotrópicos y demás substancias o
vegetales que determine la Ley General de Salud, los
convenios y los tratados internacionales de observancia
obligatoria en México y las demás disposiciones aplicables en
la materia, así como el numeral 195 del citado código que
tipifica y sanciona su posesión, sin la autorización
correspondiente, siempre y cuando esa posesión sea con la
finalidad de realizar alguna de las conductas previstas en el
numeral 194 del propio código, son constitucionales. Lo
anterior es así, porque el Congreso de la Unión, en términos de
lo dispuesto por el artículo 73, fracciones XVI y XXI, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, está
facultado para dictar leyes sobre la salubridad general de la
nación, así como para establecer los delitos y las faltas contra
la Federación y fijar los castigos que por ellos deban imponerse
y si bien la creación de ilícitos responde a la necesidad de que
éstos sean un instrumento para la defensa de los valores
fundamentales de la comunidad, que sólo debe emplearse
contra ataques graves a esos valores (última ratio) y en una
forma controlada y limitada por el imperio de la ley, de los
aludidos preceptos se desprende que se estableció el delito
de que se trata para proteger el bien jurídico de la salud de
la población en general; luego, como la posesión clandestina
de narcóticos con fines de comercio es catalogada como una
conducta que pone en peligro ese bien jurídico, debe
considerarse que los motivos, finalidades y espíritu son los
de proteger a la sociedad contra su infracción. Con estas
precisiones, queda confirmada la potestad punitiva del
Congreso de la Unión para establecer tal ilícito, con la
finalidad de salvaguardar un bien jurídico que estimó vital,
como es la salud de los gobernados, considerados en su
generalidad, y que por su trascendencia se protegió con
sanciones punitivas aplicables a quienes eventualmente la
pongan en peligro, independientemente de que puedan existir
otras substancias que no se han prohibido y que también
pudieran envilecer al individuo y degenerar la raza humana,
como las bebidas alcohólicas, pues el legislador tiene la
facultad exclusiva de decidir cuáles conductas antisociales que
se presentan en las relaciones sociales y jurídicas merecen ser
catalogadas como delitos, desde luego atendiendo a razones
de política criminal.” [Énfasis añadido]

Bajo tales condiciones, el cúmulo probatorio


relacionado, al analizarse y valorarse conjuntamente, en
126

términos del artículo 286 del Código Federal de Procedimientos


Penales, acredita plenamente que aproximadamente a las
diecisiete horas con diez minutos del treinta de octubre de dos
mil trece, alguien poseyó la marihuana afecta, en cantidad
inferior a cinco kilogramos, que resulta de multiplicar por mil la
dosis personal de cinco gramos prevista en la tabla del artículo
479 de la Ley General de Salud para ese narcótico, ya que
poseyó cuatrocientos cuarenta y cinco gramos seiscientos
miligramos; conducta que se materializó sin la autorización
correspondiente y sin la finalidad de comerciarla o
suministrarla, aun gratuitamente; lo que puso en peligro el bien
jurídico protegido por la norma, que es la salud pública.

Por tanto, se concluye que en el caso se actualizan


los elementos que integran el tipo penal del delito contra la
salud, en la modalidad de posesión de marihuana, previsto y
sancionado por el artículo 477 de la Ley General de Salud.

SEXTO. Responsabilidad penal. En otro orden de


consideraciones, del estudio de las constancias que integran el
proceso penal en análisis, este tribunal considera que se
acredita la plena responsabilidad de **********, como autor del
delito analizado en el considerando que antecede.**********
Lo anterior, si se considera que la plena
responsabilidad del sentenciado se tendrá por acreditada
cuando de los medios probatorios existentes:

1. Se acredite que participó en el delito.

2. Se demuestre que lo cometió de manera dolosa o


culposa.

3. Que no exista acreditada a su favor alguna causa


de licitud.
FORMA A-55

127
TOCA PENAL 392/2014.

4. Que no esté demostrada a su favor alguna


excluyente de culpabilidad.

Elementos que se encuentran demostrados en el


proceso penal que se revisa, como se expone a continuación.

1. Que se acredite la participación del sentenciado


en la comisión del delito que se le imputa, quedó
comprobada con el caudal probatorio que conforma la causa
penal en análisis, ya que su valoración en conjunto permitió
acreditar que fue la persona que poseyó la marihuana afecta,
en cantidad de cuatrocientos cuarenta y cinco gramos
seiscientos miligramos, sin autorización expedida por la
autoridad sanitaria correspondiente y sin la finalidad de
comerciarla o suministrarla, aun gratuitamente.

Lo anterior, ya que obra el parte informativo de treinta


de octubre de dos mil trece, suscrito y ratificado por el cabo de
caballería **********y soldados de caballería **********y
**********, pertenecientes al ********** Regimiento de Caballería
Motorizado, destacamento en Mexicali, Baja California, y por la
oficial de comercio exterior del Servicio de Administración
Tributaria, en Los Algodones, Baja California, Margarita Ruelas
Leal, del que se advierte que el cabo primeramente
mencionado, al efectuar una revisión al vehículo que conducía
el sentenciado, localizó un envoltorio de plástico cubierto de
cinta adhesiva gris, que estaba oculto entre el piso y el tanque
de gasolina, el cual contenía un vegetal verde y seco, con las
características de la marihuana.

Parte informativo ratificado del que se desprenden los


testimonios de los elementos aprehensores, mismos que fueron
valorados como indicio, conforme a lo dispuesto por el artículo
128

285 del Código Federal de Procedimientos Penales, atento a


que en ese informe de hechos, en relación con la
comparecencia de sus signantes, se observaron las exigencias
que establecen los diversos numerales 287, último párrafo, y
289 del código procesal en comento.

Testimonios policíacos que se adminicularon con la


confesión calificada divisible de **********, vertida al rendir
declaración ministerial [ratificada en preparatoria y ampliación
de ésta], en la cual reconoció que poseyó la marihuana afecta
que encontraron los militares aprehensores en el vehículo, el
cual era de su propiedad y la tenía para su consumo personal.

Deposado que fue valorado como un indicio, como lo


dispone el artículo 285 del Código Federal de Procedimientos
Penales, en relación con los numerales 207 y 287 de la misma
codificación, respecto a los datos que corroboran lo expuesto
por los elementos aprehensores, esto es, que el procesado
poseyó la marihuana asegurada, no respecto a que era para su
consumo personal, al no haberse acreditado esa circunstancia;
máxime que en su deposado se observaron las exigencias
previstas en los artículos 20, apartado A, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y 128 del código
procesal invocado.

Probanzas relacionadas a las que a su vez se


sumaron la diligencia de inspección practicada por el agente
del Ministerio Público de la Federación, en la que hizo constar
la existencia del vehículo marca Chevrolet Silverado, Suburban,
color café, modelo 1983, con placas de circulación ********** del
Estado de Arizona, Estados Unidos de América, con número de
serie **********, así como la diligencia de inspección y dictamen
en materia química que recayeron sobre el narcótico, las cuales
FORMA A-55

129
TOCA PENAL 392/2014.

acreditaron plenamente la existencia de la unidad automotriz


que conducía el sentenciado y de la marihuana afecta.

Elementos de prueba a los que se les otorgó valor


probatorio pleno y de indicio, respectivamente, de conformidad
con los artículos 284, 285 y 288 del Código Federal de
Procedimientos Penales, y que corroboran la participación del
sentenciado en la comisión del delito que se le reprocha.

Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis con los datos de


identificación, rubro y texto siguiente:

Novena Época
Instancia: Tercer Tribunal Colegiado en Materia de
Trabajo del Cuarto Circuito.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo: XVI, Septiembre de 2002,
Página: 1422
Tesis: IV.3o.T.31 P

“PRUEBAS EN EL PROCEDIMIENTO PENAL


FEDERAL. LA FE MINISTERIAL DE LA DROGA Y EL
DICTAMEN QUÍMICO CONSTITUYEN INDICIOS QUE,
ADMINICULADOS CON OTROS, SON IDÓNEOS PARA
ACREDITAR LA RESPONSABILIDAD. Es cierto que la fe de
la existencia de la droga y el dictamen de la misma son
elementos probatorios que por su naturaleza se hallan
encaminados a demostrar la corporeidad del delito, pero ello no
soslaya el hecho de que esos propios elementos puedan
constituir un indicio de la plena responsabilidad de los
sentenciados e integrar la prueba indiciaria. Para considerarlo
así, basta tener en cuenta que al dar fe de la existencia de la
droga el agente del Ministerio Público Federal y al dictaminarse
parcialmente su peso y cantidad se corrobora indiciariamente
cuál fue aquella que les fue recogida a los detenidos. Ese
indicio, derivado de esas pruebas, lo avala el artículo 285 del
Código Federal de Procedimientos Penales, al establecer que
con independencia de la confesión y de los documentos
públicos, todos los demás elementos de prueba constituyen
"indicios". De ahí que si la propia ley le confiere el valor de un
indicio a esas pruebas, no puede estimarse que ese indicio sea
solamente para integrar el cuerpo del delito y no la
responsabilidad; máxime si dichas pruebas se encuentran
adminiculadas con el parte informativo.”

En ese contexto, las pruebas relacionadas, al


valorarse de manera conjunta, conforme al artículo 286 del
Código Federal de Procedimientos Penales, permiten acreditar
130

la participación del sentenciado en la conducta que se le


reprocha como autor directo, esto es, en términos del numeral
13, fracción II, del Código Penal Federal; lo anterior, ya que
ponen de manifiesto que tuvo el dominio funcional del hecho
ilícito, es decir, que llevó a cabo, por sí mismo, las acciones
necesarias y esenciales para ejecutar el hecho delictivo.

2. Que se demuestre la comisión dolosa o culposa


de la acción u omisión. En el caso concreto, el delito contra la
salud en estudio se traduce en una conducta de acción, de
naturaleza eminentemente dolosa; por tanto, como delito
doloso, su adecuación típica se caracteriza porque la hipótesis
abstracta, general y permanente descrita en el tipo penal,
presenta una coincidencia entre la voluntad del autor o
partícipe y la ejecución de la conducta, es decir, la acción
[conducta] registra en su concreción elementos objetivos
[exteriores] y subjetivos que por su esencia psíquica se
originan en la conciencia del autor, constituyendo lo que la
doctrina penal ha llamado tipo subjetivo, además de que así lo
ha conceptuado la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en la ejecutoria relativa a la contradicción
de tesis 68/2005, en la que determinó sobre el tópico lo
siguiente:

“[…] Del artículo 8º. del Código Penal Federal, se


desprende que los delitos pueden ser dolosos o culposos. Un
delito es de carácter doloso cuando el sujeto activo lo comete
conociendo los elementos del tipo penal o previendo como
posible el resultado típico y, aun así, quiere o acepta la
realización del hecho descrito por la ley. Así pues, el dolo no
es más que la conciencia y voluntad de realizar el tipo
objetivo de un delito. […]

“[…] Por lo que hace a la manera, en concreto, en


que debe acreditarse la existencia del dolo, debe tomarse en
consideración que el dolo es un elemento subjetivo que,
como tal, atañe a la psique del individuo, de ahí que, en
primera instancia, la prueba idónea para acreditarlo sea la
confesión del agente del delito, empero ante tal ausencia,
puede comprobarse con la prueba circunstancial o de indicios
[…]”
FORMA A-55

131
TOCA PENAL 392/2014.

En el presente asunto, este órgano revisor estima que


la comisión dolosa del delito que se le atribuye al sentenciado
quedó de manifiesto al valorar en conjunto los medios
probatorios reseñados en el presente considerando, los cuales
fueron valorados y de los que se obtiene que el sentenciado
poseyó el narcótico de manera consciente y voluntaria, es
decir, dolosamente, puesto que sabía y quiso realizar la
conducta ilícita.

Lo anterior, porque de esos medios se destaca la


confesión calificada divisible del sentenciado, en la que en
forma clara y espontánea reconoció la posesión del narcótico
afecto, en armonía con el parte informativo, del que se
desprende que fue detenido en flagrancia delictiva, al tener
dentro de su radio de acción y ámbito de disponibilidad la
marihuana afecta; pruebas que se relacionan con las
inspecciones ministeriales y el dictamen pericial que
acreditaron la existencia de la marihuana afecta y de la unidad
automotriz en la que se encontraba oculta.

En ese contexto, es dable concluir que las pruebas


mencionadas producen indicios suficientes para acreditar, al
valorarse de manera conjunta, en términos del artículo 286 del
Código Federal de Procedimientos Penales, que el sentenciado
ejecutó el delito que se le imputa bajo la concurrencia de los
elementos cognoscitivo y volitivo, para acreditar que su
conducta fue dolosa.

En apoyo a las consideraciones narradas, se cita la


tesis de jurisprudencia siguiente:

Registro: 177,944
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Segundo Tribunal Colegiado en Materia
132

Penal del Segundo circuito.


Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta XXII, Julio de 2005, Página: 1137
Tesis: II.2o.P. J/14

“INDICIOS. CUANDO EXISTEN BASTANTES PARA


ARRIBAR A LA CERTEZA LEGAL RESPECTO DE LA
CULPABILIDAD DEL ENJUICIADO, NO ES SU VALOR
AISLADO EL QUE DEBE ATENDERSE, SINO EL QUE
RESULTA DE SU CONCATENAMIENTO. Si cada uno, visto
individualmente, no resulta suficiente para fundar un fallo
condenatorio, ello no significa que dicha resolución sea
violatoria de garantías cuando de su análisis se advierte que no
se está basando en uno solo de esos indicios, sino en la
totalidad de ellos y cuando el enlace de éstos conduce a la
obtención de un superior estado de conocimiento, del que
deriva la certeza legal respecto de la culpabilidad del
enjuiciado, según el vetusto principio singula quae non prosunt
simulunita juvant, o dicho en otro término, las cosas que no
sirven separadas, unidas sí aprovechan.”

Así como la tesis aislada emanada de la contradicción


de tesis 68/2005-PS, entre las sustentadas por el Primer
Tribunal Colegiado del Quinto Circuito y el Primer Tribunal
Colegiado del Octavo Circuito, con los datos de identificación,
rubro y texto siguientes:

Novena Época
Registro: 175606
Instancia: Primera Sala
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XXIII, Marzo de 2006, Página: 205
Materia(s): Penal
Tesis: 1a. CVII/2005

“DOLO DIRECTO. SU ACREDITACIÓN MEDIANTE


LA PRUEBA CIRCUNSTANCIAL. El dolo directo se presenta
cuando el sujeto activo, mediante su conducta, quiere provocar
directamente o prevé como seguro, el resultado típico de un
delito. Así, la comprobación del dolo requiere necesariamente la
acreditación de que el sujeto activo tiene conocimiento de los
elementos objetivos y normativos del tipo penal y quiere la
realización del hecho descrito por la ley. Por ello, al ser el dolo
un elemento subjetivo que atañe a la psique del individuo, la
prueba idónea para acreditarlo es la confesión del agente del
delito. Empero, ante su ausencia, puede comprobarse con la
prueba circunstancial o de indicios, la cual consiste en que de
un hecho conocido, se induce otro desconocido, mediante un
argumento probatorio obtenido de aquél, en virtud de una
operación lógica crítica basada en normas generales de la
experiencia o en principios científicos o técnicos. En efecto,
para la valoración de las pruebas, el juzgador goza de libertad
para emplear todos los medios de investigación no reprobados
por la ley, a fin de demostrar los elementos del delito -entre
FORMA A-55

133
TOCA PENAL 392/2014.

ellos el dolo-, por lo que puede apreciar en conciencia el valor


de los indicios hasta poder considerarlos como prueba plena.
Esto es, los indicios -elementos esenciales constituidos por
hechos y circunstancias ciertas- se utilizan como la base del
razonamiento lógico del juzgador para considerar como ciertos,
hechos diversos de los primeros, pero relacionados con ellos
desde la óptica causal o lógica. Ahora bien, un requisito
primordial de dicha prueba es la certeza de la circunstancia
indiciaria, que se traduce en que una vez demostrada ésta, es
necesario referirla, según las normas de la lógica, a una
premisa mayor en la que se contenga en abstracto la
conclusión de la que se busca certeza. Consecuentemente, al
ser el dolo un elemento que no puede demostrarse de manera
directa- excepto que se cuente con una confesión del sujeto
activo del delito- para acreditarlo, es necesario hacer uso de la
prueba circunstancial que se apoya en el valor incriminatorio de
los indicios y cuyo punto de partida son hechos y circunstancias
ya probados.”

Por tanto, están dadas las condiciones fácticas y


jurídicas para considerar el actuar de ********** como doloso, en
términos del artículo 9° párrafo primero, del Código Penal
Federal.

3. Que no exista acreditada a favor del


sentenciado alguna causa de licitud. El agotamiento de la
conducta típica es insuficiente para establecer su ilicitud, ya
que para que ésta se actualice es necesario que la realización
de esa acción típica sea antijurídica; lo que implica que no
esté autorizada por el derecho como causa de justificación.
Una acción prevista por la ley como delictiva puede, en algunos
casos, estar justificada por el propio legislador, y se excluye el
delito, siendo estas hipótesis las establecidas en las fracciones
III a VI del artículo 15 del Código Penal Federal. Así, la
antijuridicidad se presenta como un juicio de desvalor que
recae sobre el acto humano.

En tal virtud, para estimar que una conducta típica es


antijurídica, es necesario realizar un juicio de valoración en
sentido negativo del material probatorio reseñado, del cual no
se advierte que en el actuar típico de **********hubiera mediado
alguna causa de licitud o causa de justificación de las que
134

establece el aludido dispositivo, específicamente las previstas


en sus fracciones III [consentimiento del titular del bien jurídico
afectado], ya que en el caso, el bien jurídico puesto en peligro
es la salud pública, que es indisponible, de modo que no pudo
haber actuado con consentimiento de su titular; IV [legítima
defensa], V [estado de necesidad] o VI [cumplimiento de un
deber o ejercicio de un derecho], puesto que no se advierte que
el procesado hubiera actuado en defensa legítima, en estado
de necesidad justificante, en cumplimiento de un deber o en
ejercicio de un derecho, este último distinto de la autorización
de la Secretaría de Salud para poseer droga.

Por consiguiente, se acredita que la conducta típica


que desplegó el sentenciado es antijurídica, al no encontrarse
amparada por alguna de las causas de licitud, ni justificada por
alguna de las normas permisivas antes precisadas.

4. Que no esté demostrada a favor del sentenciado


alguna excluyente de culpabilidad. Conforme a los principios
adoptados en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en el Código Penal Federal y en el Código Federal
de Procedimientos Penales, la culpabilidad debe ser entendida
como el juicio de reproche que hace el juzgador al autor de un
injusto penal, por haber actuado contra las exigencias de una
norma, cuando pudo haberlo hecho de otra manera.

Para poder realizar ese juicio de reproche, es


necesaria la satisfacción de tres requisitos, a saber:

a) Que el sujeto sea imputable.

b) Que éste tenga conciencia o cognocibilidad de la


antijuridicidad de la conducta realizada.
FORMA A-55

135
TOCA PENAL 392/2014.

c) Que le sea exigible una conducta apegada a


derecho.

Tales requisitos se encuentran previstos en sentido


negativo en las fracciones VII, VIII y IX, del artículo 15 del
Código Penal Federal, los cuales están satisfechos, de acuerdo
a los elementos de prueba que obran en el proceso penal que
se revisa, como se ve a continuación:

a) La imputabilidad de **********se demuestra con el


dictamen médico que le fue practicado en sede ministerial, en
el que el procesado manifestó tener **********años de edad;
asimismo, existen las declaraciones ministerial y preparatoria
emitidas por aquél [en la parte que proporcionó sus generales],
en las que reiteró su mayoría de edad; medios probatorios a los
que se les confiere valor de indicio, conforme a dispuesto por el
artículo 285 del Código Federal de Procedimientos Penales, y
que apreciados de manera conjunta, comprueban que el
encausado es una persona mayor de edad, que se encontraba
en condiciones de comprender el carácter delictivo de la
conducta que realizó.

Por tanto, se evidencia que el procesado, al momento


de realizar el hecho típico, no estaba bajo algún trastorno
mental o desarrollo intelectual retardado que le impidiera tener
la capacidad de comprender el carácter ilícito de aquél o de
conducirse de acuerdo con esa comprensión, en términos de la
fracción VII del artículo 15 del Código Penal Federal.

b) La conciencia de antijuridicidad o de la ilicitud


se acreditó al declarar el procesado ante el juzgado de origen,
en donde manifestó tener domicilio**********en
**********y**********en**********, con instrucción escolar de
preparatoria terminada y de ocupación **********; por tanto,
136

cuenta con capacidad psicológica y cognoscitiva suficiente para


saber que su conducta era contraria a las normas de
convivencia social, traducidas en leyes de carácter penal, al
evidenciarse que no es una persona segregada de la sociedad
a tal grado que desconociera la existencia de la ley o el alcance
de la misma, de conformidad con el artículo 15, fracción VIII,
inciso b), del Código Penal Federal.

c) La exigibilidad de una conducta diversa a la


realizada se demostró, ya que atentas las circunstancias que
concurrieron en la realización de la conducta ilícita, el
sentenciado pudo ajustar su proceder a las normas jurídicas
que rigen el estado de derecho y no ubicarse en la hipótesis de
ejecutar una conducta sancionada por ésta; por tanto, no es el
caso de estimar acreditada la excluyente prevista en la fracción
IX, del artículo 15, del Código Penal Federal.

De manera que las pruebas aportadas por el agente


del Ministerio Público de la Federación, en cumplimiento a la
exigencia que a su cargo impone el artículo 21 constitucional,
mismas que fueron legalmente valoradas por el juez, no llevan
a considerar la duda a favor del sentenciado; ello porque la
apreciación conjunta de tales elementos probatorios motiva el
dictado de la sentencia de condena con estricto apego a la
legalidad.

Lo que se sostiene, ya que en el caso es dable


concluir que ante el imperio de la ley, al sentenciado le era
exigible que asumiera un actuar distinto del que desplegó;
entonces, al no haberlo hecho de esa forma, resulta ajustado a
derecho el juicio de reproche, con lo cual no se vulneran los
principios de presunción de inocencia y de libertad; ello, porque
de los medios de prueba que obran en el proceso penal se
desprenden hechos probados idóneos y suficientes para
FORMA A-55

137
TOCA PENAL 392/2014.

acreditar la plena responsabilidad del sentenciado en la


comisión del delito, en su doble aspecto, externo [participación
y causas de licitud], e interno [dolo y no actualización de
excluyentes de culpabilidad].

Por tanto, al actualizarse tales condiciones, la


afectación al sentenciado se ve justificada por la constatación
de haberse observado o cumplido los requisitos que la propia
ley contempla para que esa afectación quede enmarcada
dentro de la legalidad, en aras del interés público, que es
inherente al proceso penal y, en general, a la persecución de
los delitos.

Tal determinación se sustenta en la tesis de


jurisprudencia que se cita a continuación:

No. Registro 175,111


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, XXIII, Mayo de 2006, Página 1512
Novena Época
Tesis II.2o.P. J/20
Jurisprudencia
Materia(s) Penal

“DEBIDO PROCESO Y PRESUNCIÓN DE


INOCENCIA. NO SE TRANSGREDEN LA CONSTITUCIÓN NI
LOS TRATADOS QUE RECONOCEN ESTOS PRINCIPIOS
CUANDO LA AFECTACIÓN A LA LIBERTAD DEL QUEJOSO
SE JUSTIFICA POR HABERSE CUMPLIDO LOS
REQUISITOS LEGALES EXIGIDOS CONFORME A LA
NORMATIVIDAD APLICABLE. La circunstancia de que
determinados principios como los de debido proceso legal y
presunción de inocencia no sólo estén consagrados en la
Constitución Federal, sino también en tratados internacionales,
no significa que no pueda justificarse una sentencia de
condena o que todo acto de autoridad que afecte los intereses
del procesado, como su libertad, trastoquen dichos principios.
Por el contrario, lo que en ellos se establece es la
condicionante de que dicha afectación al quejoso, en su
caso, se vea justificada por la constatación de haberse
observado o cumplido los requisitos que la propia ley
contempla para que esa afectación quede enmarcada
dentro de la legalidad en aras del interés público que es
inherente al proceso penal y, en general, a la persecución
de los delitos. Luego, si se obtiene que el sentido del fallo se
justifica por haberse cumplido los requisitos legales exigidos
por el caso y con base en la normatividad aplicable, resulta
138

obvio que no se transgreden los principios aludidos y


consagrados en la Constitución ni, por ende, los posibles
tratados que igualmente los reconocieran.”

En consecuencia, por las razones establecidas en el


cuerpo de la esta ejecutoria, procede modificar la sentencia
apelada, y en variación del grado del delito, decretar sentencia
de condena a **********, por la comisión del delito contra la
salud, en la modalidad de posesión de marihuana, previsto y
sancionado por el artículo 477 de la Ley General de Salud.

SÉPTIMO. Individualización de la pena. Por lo


resuelto en los considerandos que anteceden, este tribunal
procede a individualizar las penas que corresponden a
**********, por el delito contra la salud, en la modalidad de
posesión de marihuana, previsto y sancionado por el artículo
477 de la Ley General de Salud, que establece como
punibilidad de diez meses a tres años de prisión y hasta
ochenta días multa, tomando como base el grado de
culpabilidad mínimo que el juez de primera instancia
consideró evidenció el sentenciado.

Conforme a lo anterior, el quantum de las sanciones


que corresponden al sentenciado por el delito cometido es de
diez meses de prisión y un día multa, equivalente ésta última
a $64.76 (sesenta y cuatro pesos con setenta y seis
centavos, moneda nacional); cantidad que se toma
atendiendo al salario mínimo general vigente en el Distrito
Federal, al momento en que se consumó el ilícito [treinta de
octubre de dos mil trece], en términos del artículo 29 del Código
Penal Federal, a razón de la imprecisión de los ingresos
económicos del sentenciado.

En apoyo a los argumentos expuestos, se citan las


tesis de jurisprudencia siguientes:
FORMA A-55

139
TOCA PENAL 392/2014.

Robustecen los razonamientos expuestos, las tesis de


jurisprudencia que a continuación se citan:

Registro 224818
Octava Época
Instancia: Tercer Tribunal Colegiado del Sexto
Circuito.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
VI, Segunda Parte-1, Julio a Diciembre de 1990
Página: 383
Tesis: VI. 3o. J/14
Jurisprudencia
Materia(s): Penal

“PENA MÍNIMA, NO ES NECESARIO QUE SE


RAZONE SU IMPOSICIÓN. Cuando el juzgador, haciendo uso
de su arbitrio, estima justo imponer como pena la mínima que
contempla la ley para el delito que corresponda, es evidente
que tal proceder no es violatorio de garantías, ya que en este
caso ni siquiera es necesario razonar la imposición de la misma
en base al grado de peligrosidad o circunstancias en que se
efectuó el delito, en virtud de que estos elementos sólo deben
tomarse en cuenta cuando se impone una sanción mayor, pero
no cuando se aplica la mínima, pues es inconcuso que no
podría aplicarse una menor a ésta.”

Registro 210776
Octava Época
Instancia: Segundo Tribunal Colegiado del Sexto
Circuito.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación
80, Agosto de 1994, Página: 82
Tesis: VI.2o. J/315
Jurisprudencia
Materia(s): Penal

“PENA MÍNIMA QUE NO VIOLA GARANTÍAS. El


incumplimiento de las reglas para la individualización de la
pena no causa agravio que amerite la protección constitucional,
si el sentenciador impone el mínimo de la sanción que la ley
señala para el delito cometido.”

Registro 208,975
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Octava Época
Instancia: Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Penal del Tercer Circuito.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, 86-1, Febrero de 1995, Página: 31
Tesis: III.2o.P. J/9

“MULTA. ANTE LA IMPRECISIÓN DE LOS


INGRESOS PERCIBIDOS POR EL ACUSADO, EL SALARIO
MÍNIMO SERÁ EL PARÁMETRO PARA ESTABLECER LA
CONDENA AL PAGO DE LA. Si de autos se desprende que no
140

se acreditó de manera fehaciente el monto a que ascendían los


ingresos del acusado, la juez de la causa, al momento de
determinar la condena en días multa, deberá tomar como base
el salario mínimo vigente en la época de la comisión de los
hechos delictuosos, conforme lo establece el artículo 29,
párrafo tercero del Código Penal Federal.”

Ahora, de las constancias de autos se advierte que el


sentenciado ha estado privado de su libertad desde el treinta
de octubre de dos mil trece, que acontecieron los hechos que
se analizan; por tanto, a la fecha ya transcurrió la pena de diez
meses de prisión impuesta por este tribunal.

Conforme a lo anterior, se tiene por compurgada la


pena de prisión impuesta a **********; en consecuencia, gírese
oficio al Director del Centro de Reinserción Social Mexicali, a fin
de que deje en inmediata y absoluta libertad al sentenciado,
única y exclusivamente por lo que al delito, causa penal y este
toca se refiere.

Por otra parte, la sanción pecuniaria podrá ser


sustituida por una jornada de trabajo a favor de la comunidad,
en caso de insolvencia económica acreditada del sentenciado;
ello, de conformidad con el artículo 29 del Código Penal
Federal, que establece que: “Cada jornada de trabajo saldará
un día multa.”

Resulta aplicable al caso, la tesis de jurisprudencia


84/2007 de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, cuyo contenido es el siguiente:

“SUSTITUCIÓN DE LA PENA PECUNIARIA POR


JORNADAS DE TRABAJO EN FAVOR DE LA COMUNIDAD.
EN CASO DE INSOLVENCIA DEL SENTENCIADO, LA
AUTORIDAD JUDICIAL PUEDE DECRETARLA PARCIAL O
TOTALMENTE, CON INDEPENDENCIA DE QUE EL
MINISTERIO PÚBLICO LA SOLICITE O NO EN SU PLIEGO
DE CONCLUSIONES. Del análisis armónico de los artículos
30, 36, 39 y 85 del Nuevo Código Penal para el Distrito
Federal, tenemos que la pena consistente en el trabajo en
beneficio de la víctima o en favor de la comunidad, tiene un
doble aspecto, pues por un lado está considerada como pena
FORMA A-55

141
TOCA PENAL 392/2014.

autónoma y por el otro, puede imponerse como una pena


sustituta de la pena de prisión o de multa. Así, cuando el
trabajo en beneficio de la víctima del delito o en favor de la
comunidad se impone como pena autónoma, ésta deberá ser
solicitada por el Ministerio Público al ejercitar la acción penal
correspondiente. En el caso de que se imponga como pena
sustitutiva en lugar de la multa, por acreditarse la insolvencia
del sentenciado que haga imposible el pago de la multa o bien
sólo se logre cubrir parte de la misma, el artículo 39 de la
codificación penal en estudio faculta expresamente al juzgador
a resolver respecto de la sustitución, lo que de manera alguna
implica que el órgano acusador deba solicitar dicha sustitución
en su pliego de conclusiones, pues se reitera que la citada
pena no se está imponiendo como pena autónoma sino
sustitutiva de la multa. Por lo tanto, es válido afirmar que se
encontrará apegada a derecho, la sentencia en la que el
juzgador de la causa sustituya parcial o totalmente la multa
al sentenciado, a cambio de trabajo en beneficio de la
víctima o trabajo a favor de la comunidad, cuando se
acredite que aquél no puede pagar la multa o solamente
puede cubrir parte de ella, con independencia de que el
Ministerio Público haya solicitado o no en su pliego de
conclusiones la citada sustitución de la pena.” [Énfasis
añadido]

OCTAVO. Beneficios. En otro orden de


consideraciones, es innecesario proveer respecto a los
beneficios de sustitución de la pena y condena condicional
previstos en los artículos 70 y 90 del Código Penal Federal, a
razón de que el sentenciado compurgó la pena de prisión
impuesta.

NOVENO. Derechos políticos y civiles. Se levanta


la suspensión de los derechos políticos y civiles limitativos del
sentenciado, decretada por el juez de primera instancia, porque
al ser consecuencia directa y necesaria de la pena de prisión
impuesta por el delito cometido, concluye con la sanción de
que es consecuencia, conforme a los artículos 45 y 46 del
Código Penal Federal.

DÉCIMO. Amonestación pública y decomiso. En


otro aspecto, procede confirmar los aspectos relativos a la
amonestación pública y el decomiso del narcótico afecto; ello
porque estas determinaciones están ajustadas a derecho y son
consecuencias legales del delito cometido.
142

DECIMOPRIMERO. Tratamiento médico.


Finalmente, procede confirmar la determinación del juez de
primer grado de ordenar a la autoridad sanitaria que
proporcione el tratamiento médico que corresponda a **********,
a fin de lograr su rehabilitación al consumo marihuana.

DECIMOSEGUNDO. Notificación al Instituto


Nacional de Migración. Del análisis de las constancias que
integran la causa penal, este tribunal encuentra como hecho
probado que ********** es de nacionalidad estadounidense; lo
anterior, ya que así se constata de las declaraciones ministerial
y preparatoria del sentenciado, en la parte en que proporcionó
sus generales, en las que manifestó que nació en **********,
**********, lo que se corroboró con el certificado de nacimiento
traducido que obra en autos.

En relación con lo anterior, se destaca que obra en


autos el oficio 1872/2013, de treinta de octubre de dos mil
trece, suscrito por el agente del Ministerio Público de la
Federación, dirigido al Cónsul de Estados Unidos de América,
en Tijuana, Baja California, en el que informó que se dio inicio a
una averiguación previa contra el ahora sentenciado, quien
quedó a su disposición, con motivo del hallazgo de un paquete
con marihuana.

Asimismo, obra la constancia ministerial de treinta y


uno de octubre de dos mil trece, de las que se desprende que
el fiscal investigador entabló comunicación telefónica con el
Consulado de Estados Unidos de América, en Tijuana, Baja
California, específicamente, con el agente consular Jorge
Reyes, a quien le informó sobre la situación jurídica de
********** y le permitió comunicarse con el antes nombrado.
FORMA A-55

143
TOCA PENAL 392/2014.

Elementos de prueba que son valorados como indicio,


en términos del artículo 285 del Código Federal de
Procedimientos Penales, y que al adminicularse entre sí, de
conformidad con el numeral 286 del código procesal en
comento, tienen alcance probatorio para acreditar que el
sentenciado tiene la calidad de extranjero que establece el
precepto 3, fracción XI, de la Ley de Migración, que dispone:

“Artículo 3. Para efectos de la presente Ley se


entenderá por:

[…]

XI. Extranjero: a la persona que no posea la calidad


de mexicano, conforme a lo previsto en el artículo 30 de la
Constitución;”

Ahora, el artículo 103 de la Ley de Migración,


establece:

“Artículo 103. Las autoridades judiciales deberán


dar a conocer al Instituto la filiación del extranjero que se
encuentre sujeto a providencias precautorias o medidas
cautelares, o bien, que cuente con una orden de presentación,
orden de aprehensión o auto de vinculación a proceso, en el
momento en que se dicten, informando del delito del que sean
presuntos responsables.

En el caso del auto de vinculación a proceso y la


sentencia firme condenatoria o absolutoria, deberán notificarlo
al Instituto, dentro de las veinticuatro horas siguientes a que
ésta se dicte.”

En consecuencia, con fundamento en el artículo 103


de la Ley de Migración, remítase copia certificada de la
ejecutoria al Instituto Nacional de Migración, anexándole los
datos de identificación de **********.

DECIMOTERCERO. Expedición de copia


certificada. Con fundamento en el artículo 531 del Código
Federal de Procedimientos Penales, remítase copia certificada
de esta ejecutoria al Comisionado del Órgano Administrativo
Desconcentrado Prevención y Readaptación Social,
integrante de la Comisión Nacional de Seguridad [que
144

sustituyó a la otrora Secretaría de Seguridad Pública, según


artículo segundo transitorio del Decreto por el que se expide el
Reglamento Interior de la Secretaría de Gobernación,
publicado en el Diario Oficial de la Federación de dos de abril
de dos mil trece], órgano auxiliar de la Secretaría de
Gobernación, con sede en México, Distrito Federal, con los
datos de identificación del sentenciado.

DECIMOCUARTO. Publicación de la sentencia. No


obstante que **********ni su defensa hicieron manifestación
alguna, en cuanto al derecho que le asiste al sentenciado para
oponerse, en relación con terceros, a la publicación de sus
datos personales, según se advierte de la notificación de
diecinueve de diciembre de dos mil catorce; en consecuencia,
de la versión pública de la sentencia deben suprimirse los
datos sensibles que pueda contener, procurando que la
supresión no impida conocer el criterio sostenido por este
órgano jurisdiccional, con fundamento en el artículo 8 de la Ley
Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública
Gubernamental, en relación con el numeral 8°, párrafo tercero,
del Reglamento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y
del Consejo de la Judicatura Federal, para la aplicación de la
citada ley, así como los artículos 14, 16, párrafo primero, in fine,
55 y 56, fracciones I, III, IV y VII, del Acuerdo General del Pleno
del Consejo de la Judicatura Federal, que establece las
disposiciones en materia de transparencia, acceso a la
información pública, protección de datos y archivos, en
concordancia con los numerales 3, fracción II y 18, fracción II,
de la ley de la materia, 2, fracciones VIII, XXI y XXII del
reglamento y 2, fracción XXII y 26, fracciones I y II, del Acuerdo
General de referencia.
FORMA A-55

145
TOCA PENAL 392/2014.

Por lo expuesto y con fundamento en los artículos


363, 364, 365, 383 y demás relativos del Código Federal de
Procedimientos Penales, se

R E S U E L V E:

PRIMERO. Se modifica la sentencia apelada.

SEGUNDO. Se revoca la sentencia condenatoria


dictada a ********** por el delito contra la salud, en la
modalidad de introducción de marihuana al país, previsto y
sancionado por el artículo 194, fracción II, del Código Penal
Federal, con motivo de que en el caso concreto procede
inaplicar tal numeral, como se evidenció del control de
constitucionalidad y convencionalidad que este tribunal ejerció
ex officio.

TERCERO. ********** es penalmente responsable de


la comisión del delito contra la salud, en la modalidad de
posesión de marihuana, previsto y sancionado por el artículo
477 de la Ley General de Salud.

CUARTO. Por la comisión de tal ilícito, se imponen al


sentenciado las penas de diez meses de prisión y un día
multa.

En relación con la pena de prisión, se tiene por


COMPURGADA la misma; en consecuencia, gírese oficio al
Director del Centro de Reinserción Social Mexicali, a fin de que
deje en inmediata y absoluta libertad a **********, única y
exclusivamente por lo que al delito, causa penal y este toca se
refiere.

QUINTO. Es innecesario proveer respecto a los


beneficios de sustitución de la pena y condena condicional
146

previstos en los artículos 70 y 90 del Código Penal Federal, a


razón de que el sentenciado compurgó la pena de prisión
impuesta.

SEXTO. Se levanta la suspensión de los derechos


políticos y civiles limitativos del sentenciado, decretada por el
juez de primera instancia, por los motivos expuestos en el
considerando noveno de esta sentencia.

SÉPTIMO. En lo demás, se confirma la sentencia


apelada.

OCTAVO. Remítase copia certificada de esta


ejecutoria al Instituto Nacional de Migración, anexándole los
datos de identificación del sentenciado.

NOVENO. Remítase copia certificada de esta


ejecutoria al Comisionado del Órgano Administrativo
Desconcentrado Prevención y Readaptación Social, integrante
de la Comisión Nacional de Seguridad, órgano auxiliar de la
Secretaría de Gobernación, con sede en México, Distrito
Federal, con los datos de identificación del sentenciado.

DÉCIMO. Esta sentencia debe ser publicada con


supresión de los datos sensibles que pueda contener, de
conformidad con lo establecido en el considerando
decimotercero de este fallo.

Háganse las anotaciones de rigor en el libro de


gobierno; réstese el asunto en la noticia de estadística;
expídanse las copias necesarias con testimonio de la
ejecutoria; remítase el original del proceso penal al Juzgado
Segundo de Distrito en el Estado, con sede en esta ciudad y,
en su oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.
FORMA A-55

147
TOCA PENAL 392/2014.

Notifíquese personalmente.

Así lo resolvió y firma el licenciado Joaquín Gallegos


Flores, Magistrado del Séptimo Tribunal Unitario del
Decimoquinto Circuito, ante la licenciada Shakti Lomelí
Giottonini, Secretaria que autoriza y da fe. Doy fe.

'En términos de lo previsto en los artículos 13, 14


y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública Gubernamental, en esta versión
pública se suprime la información considerada legalmente
como reservada o confidencial que encuadra en esos
supuestos normativos'.

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