CORPORACION UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS

ADMINISTRACION DE EMPRESAS
PROYECTO DE VIDA

PROFESOR
ANA MARIA VALEGA PAREJO

CUENTO SOBRE EXPERIENCIA PERSONAL

PRESENTADO POR
EUGENIO CAÑAVERA ARIAS

BARRANQUILLA, 14 DE MARZO DEL 2019

EL REY Y EL PERRO

abia una vez en un país lejano un rey amado por todos, su reino gozaba de
Tierras abundantes, ríos que cruzaban los pastizales, su gente lo amaba ya que era
justo y sabio.
Este rey tenía una hermosa hija, tres hermosas hermanas y tres valientes hermanos, el
rey al ver que sus hermanos en sus largos viajes se aburrían en su castillo decidió
llevar a su casa a una pequeña mascota a la cual cariñosamente todos la llamaron
cony, con su pelaje blanco como la nieve, ojos color miel con azul como lo profundo del
mar, además de ser cariñosa, tierna, juguetona, valiente y fiel.

Al llegar cony a este majestuoso castillo, lleno con su gran amor el corazón de todas las
personas que vivían en ese lugar, lleno de alegría cada uno de los espacios de tan
majestuoso lugar.
- ¡Vaya, que eres ruidosa cony! exclamo el rey al levantarse por los ladridos de la
perrita.
- ¡Vaya, que eres Juguetona! decían los hermanos/as del rey felices por encontrar en
aquella perrita la compañía perfecta para salir a correr las hectáreas del verde pasto
que hacían parte del valle, donde estaba ubicado aquel lejano reino.
Los años fueron pasando en este hermoso reino, la hermosa hija del rey fue creciendo
y algunos de los hermanos del rey se marcharon del reino y conquistaron tierras
lejanas, el rey quedo en el Castillo solo con su reina, su adorada hija y la fiel perrita que
tantas alegrías había traído a su castillo. Cony ya no era tan juguetona, ya poco
quedaba de aquella perrita que salía al bosque a pasear y ayudaba al rey a cazar, pero
su fidelidad y valentía permanecían intactos.

Con el pasar de los años una terrible enfermedad cayó sobre la hermosa y valiente
perrita, el rey triste con la noticia llamo a sus consejeros reales para que le ayudaran a
comprender su inmenso dolor, ya que cony se había convertido en parte de su familia,
ella era el hilo conductor para que todos se reunieron alrededor de ella.
Al llegar sus consejeros le sugirieron al rey conocido por todos por su inmensa
sabiduría, que llamara a sus hermanos y los reuniera a todos en su reino y junto a ellos
tomar una decisión y saber qué hacer con la enfermedad que tantos días llevaba
aquejando a la perrita. ya no corría, ya no caminaba lastimosamente ya no era la
misma.
De reinos lejanos llegaron los hermanos del rey, atendiendo al llamado de su padre.
El rey desesperado clamo a sus hermanos concejos, los cuales le dijeron que lo mejor
era que la operara el veterinario del pueblo, afamado por salvar a todos los animales
del reino. El rey no se encontraba muy convencido de tomar esta decisión, aun así,
acepto y a cony llevo a su terrible operación.

Todos en el reino oraban por la pronta mejoría de la perrita, deseaban que fuera la
misma que algún día llego y lleno aquel castillo, pasaron las horas y en el castillo no se
escuchaba una noticia de cony, su cirugía estaba tardando por lo delicada que era,
después de varias horas y muchas oraciones, la hermosa perrita salió victoriosa de su
operación.
La recuperación llego con los días, pero no siendo muy satisfactoria, la reina y el rey
lloraban por el estado de salud de su alegre y fiel perrita, su salud empezó a empeorar,
cada vez estaba peor, ya no ladraba, no comía ni jugueteaba, el castillo estaba triste,
¡Cuanta falta nos haces Cony!, exclamaban cada miembro de la familia real, aquella
perrita los miraba con sus ojos llenos de amor, pero al mismo tiempo implorando que la
ayudaran, ella quería estar mejor pero no podía.
Un día lluvioso y oscuro el rey sintió que algo muy grave había sucedido y al recorrer el
castillo, se dio cuenta que su fiel compañera, ya no estaría para sus paseos, ni para
alegrar sus días con sus ladridos, cony cerro sus ojos azules y profundos para siempre.
Desde entonces ya todo no era igual, sus hermanos se marcharon a sus tierras lejanas
y el castillo dejo de brillar por mucho tiempo.

FIN