36. “VIVIENDO EN EL FUEGO DE DIOS”. Texto: 2°Reyes 2:1-12. a. Como ovejas del matadero. Romanos 8:36b.
as del matadero. Romanos 8:36b. Como está escrito: Por causa de
Introducción: Es sorprendente como mucho de lo relacionado con Dios habla de
fuego. Muchas veces cuando Dios se manifestó lo hizo con fuego. Elías, un profeta
que inspira fue arrebatado en un carro de fuego. En el día de pentecostés lenguas
de fuego cayeron sobre los 120 que fueron llenos del Espíritu Santo. Hoy, los hijos
de Dios necesitan la manifestación del fuego del Espíritu Santo. Consideremos:
I. EL FUEGO DE DIOS QUE PURIFICA.
a) Fuego que consumió a los murmuradores. Números 11:1-2. Aconteció que
el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se
encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del
campamento. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el
fuego se extinguió
b) Fuego que consume en una fiesta cuestionable. Job 1:16, Aún estaba éste
hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó
las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la
noticia..
c) El fuego extraño de Nadab y Abiú. Levítico 10:1-2. Nadab y Abiú, hijos de
Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual
pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca
les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante
de Jehová.
II) EL FUEGO DE DIOS QUE PROTEGE.
a. En el andar hacia la tierra prometida. Éxodo 13:21. Y Jehová iba delante de
ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en
una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de
noche.
b. ¡Qué decir de los jóvenes en el horno de fuego! Daniel 3:24-25. Entonces el rey
Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su
consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos
respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones
sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto
del cuarto es semejante a hijo de los dioses.
c. La protección de muros de fuego. Zacarías 2:5. y le dijo: Corre, habla a este
joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de
hombres y de ganado en medio de ella. Yo seré para ella, dice Jehová, muro de
fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.
III. EL FUEGO DE DIOS QUE SOSTIENE!
ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.
b. El escarnio o burla que desanima. Jeremías 20:8. Porque cuantas veces
hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me
ha sido para afrenta y escarnio cada día.
c. Mas el fuego divino sostiene. Jeremías 20:9. Y dije: No me acordaré más de
él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un
fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude.
IV. EL FUEGO DE DIOS QUE APASIONA.
a. La pasión que tenían dejaba sorprendida a la gente. Hechos 4:13. Entonces
viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras
y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
b. La oración de la primera Iglesia. Hechos 4:29b. Y ahora, Señor, mira sus
amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,
mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios
mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en
que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y
hablaban con denuedo la palabra de Dios.
c. La experiencia en el camino a Emaús. Lucas 24:32. Y levantándose en la
misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que
estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha
aparecido a Simón
d. A diario hay que avivar el fuego. 2° Timoteo 1:6. Por lo cual te aconsejo que
avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.
CONCLUSIÓN: Vivamos en el fuego de Dios diariamente, cuidando que nunca se
apague. Levítico 6:13. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.