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La reforma agraria de Juan Velasco Alvarado en Perú en la década de 1960 redistribuyó tierras de haciendas a campesinos. Más de 11 millones de hectáreas fueron adjudicadas a cooperativas y comunidades campesinas. Sin embargo, las cooperativas agrícolas formadas fracasaron y no lograron ser eficientes, lo que llevó a una parcelación de tierras y pérdida de productividad. Aunque eliminó el trabajo servil, la reforma también tuvo consecuencias negativas como la descapitalización del campo
La reforma agraria de Juan Velasco Alvarado en Perú en la década de 1960 redistribuyó tierras de haciendas a campesinos. Más de 11 millones de hectáreas fueron adjudicadas a cooperativas y comunidades campesinas. Sin embargo, las cooperativas agrícolas formadas fracasaron y no lograron ser eficientes, lo que llevó a una parcelación de tierras y pérdida de productividad. Aunque eliminó el trabajo servil, la reforma también tuvo consecuencias negativas como la descapitalización del campo
La reforma agraria de Juan Velasco Alvarado en Perú en la década de 1960 redistribuyó tierras de haciendas a campesinos. Más de 11 millones de hectáreas fueron adjudicadas a cooperativas y comunidades campesinas. Sin embargo, las cooperativas agrícolas formadas fracasaron y no lograron ser eficientes, lo que llevó a una parcelación de tierras y pérdida de productividad. Aunque eliminó el trabajo servil, la reforma también tuvo consecuencias negativas como la descapitalización del campo
161.3401.422 ¿FUE UNA REVOLUCIÓN O REFORMA? Fue una Reforma. Hacia la mitad del siglo pasado, en los fundos de nuestra serranía ya se percibía el germen de protesta de los campesinos-siervos, runakuna que trabajaban al servicio del gamonal, déspota propietario de la tierra. Fue en la provincia de La Convención en Cusco donde se encendió la chispa que se propagó por toda la sierra centro sur del país. Hugo Blanco y su sindicalismo campesino, con toma de tierras incluida, fue el iniciador de esta gesta. Pedro Beltrán, primer ministro de Manuel Prado, en 1958 conformó la comisión para la Reforma Agraria (RA), sin ningún efecto práctico. En 1963, bajo el manto del corto gobierno militar de los generales Pérez Godoy y Nicolás Lindley, se dio una “ley de bases” para la RA. En mayo de 1964 –primer gobierno de Fernando Belaunde– se promulgó la ley esperada, pero mediatizada por la oposición conservadora de la mayoría apro-odriísta. El 24 de junio de 1969, el general Velasco inició una radical reforma con el lema “Campesino, el patrón no vivirá de tu pobreza”. Durante los siguientes años, se afectó 15 mil fundos y se expropió 9.2 millones de hectáreas (1.1 millones cultivables, el resto pastos). Fueron beneficiadas 370 mil familias campesinas, 20% de la PEA agrícola. Se eliminó de tajo el trabajo servil sin salario (pongo, semanero). De facto, las parcelas que el patrón les daba para engancharlos en el trabajo gratuito pasaron a ser propiedad de ellos. Los exsiervos ya miraban sin bajar los ojos a los mistis. Se consiguió una impactante y decisiva reforma social en el campo, que años después bloqueó el avance senderista. Sin embargo, las cooperativas agrarias fracasaron. Se descapitalizó el sector moderno de la agricultura, desapareció el mercado de tierras y la inversión privada. En mi opinión, fue al contrario, la reforma agraria fue el germen de Sendero porque la reforma trajo mayor pobreza y descontento en las zonas rurales. LA TRANSFORMACIÓN DE LA ESTRUCTURA FEUDAL-LATIFUNDISTA Al plantear la sustitución del minifundio y del latifundio y al estimular la difusión de la pequeña y mediana propiedad, la ley establece medidas que aseguran la no fragmentación de la gran propiedad como unidad de producción. Es el régimen de tenencia lo que la ley afecta, mas no el concepto de unidad de producción agrícola o pecuaria. Por eso, para el caso de las empresas agro-industriales, la ley contempla la cooperativización en favor de sus servidores, pero garantiza el funcionamiento de la nueva empresa como una sola unidad. En este sentido, la ley considera a la tierra y a las instalaciones como un todo indivisible de producción sujeto a la reforma agraria. La planta industrial de procesamiento primario de productos del campo está indisolublemente ligada a la tierra. Por tanto, es imposible afectar a ésta y dejar intocada a aquélla. Y así como en el caso del problema del petróleo el Estado expropió la totalidad del complejo, afectando los pozos y la refinería con todas sus instalaciones y servicios, así también en el caso de la gran propiedad agroindustrial, la Ley de Reforma Agraria tiene que afectar necesariamente la totalidad de la negociación. Esto no quiere decir que la gran propiedad será dividida y fragmentada, porque ello se traduciría en un perjudicial descenso de los rendimientos de la tierra. Por eso, la ley contempla el mantenimiento de la unidad de producción bajo un distinto y justo régimen de propiedad. Y dentro de la nueva empresa la ley garantiza la estabilidad de trabajo, los niveles de remuneración y todos los derechos sociales de la planta de dirección técnica y administrativa y de todos los actuales servidores, abriendo para ellos, además, el acceso a los beneficios y utilidades de la cooperativa que será la nueva propietaria del gran complejo agroindustrial que la reforma agraria afecte. ¿QUÉ ES EL SAIS? La reforma fue retomada durante la dictadura de Juan Velasco Alvarado. El 24 de junio de 1969, se promulgó el Decreto Ley N° 17716, con el cual se inició el proceso. En los años siguientes, alrededor de 11 millones de hectáreas fueron adjudicados a cooperativas y comunidades campesinas. Dos tipos de cooperativas fueron formados: las cooperativas agrarias de producción (CAP) y las sociedades agrícolas de interés social (SAIS). Las CAP fueron formadas en las haciendas agrícolas de la costa como propiedad colectiva de los trabajadores agrícolas. Las SAIS fueron organizadas en las haciendas ganaderas de los Andes como combinación de cooperativa de trabajo asalariado y comunidades campesinas tradicionales. Como resultado no solo se repartieron siete millones de hectáreas de tierras, sino que, además, liberó a una fuerza social que había estado oprimida durante la colonia española y la república criolla. FRACASO DE LA REFORMA AGRARIA Y SUS CONSECUENCIAS La Reforma Agraria produjo una profunda transformación de la realidad del campo, que permitió eliminar muchas de las causas de conflictos sociales del campo, los mismos que venían incubando desde la conquista y que generaron condiciones de latente conflicto que podían derivar en una explosión social. Sin embargo, no todos los efectos de la reforma agraria han sido positivos, de hecho, se pueden apreciar los siguientes problemas luego de la reforma agraria: a. Las empresas agrarias de producción de carácter asociativas no lograron el nivel de eficiencia deseado. b. Ante el fracaso de las mencionadas empresas, la mayoría de ellas se han desintegrado, generándose un proceso masivo de parcelación individual en favor de los socios de estas empresas, lo que ha restado productividad y eficiencia a la explotación de las mismas. c. Eliminación del mercado de tierras. d. Descapitalización del campo e. Parcelación y excesivo minifundismo. f. Eliminación de las empresas privadas en el agro, lo que disminuyó la inversión en nuevas tecnologías. ROL DE LA CCP La Confederación Campesina del Perú (CCP) es una organización campesina e indígena del Perú, fundada en 1947. Desempeñó un papel fundamental en las luchas de las comunidades indígenas en la Sierra del Perú para recuperar sus tierras. Promueve el desarrollo sostenible de la pequeña agricultura y fortalece sus organizaciones por capacitar sus dirigentes. La CCP apoyó la expropiación de las haciendas por el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, pero criticó la formación de súper cooperativas como las SAIS (Sociedades Agrícolas de Interés Social) y defendió el derecho de las comunidades campesinas a recuperar las tierras de las haciendas adjudicadas a las SAIS.