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"Año de la Lucha contra la Corrupción e Impunidad"

UNIVERSIDAD NACIONAL DANIEL ALOMIA ROBLES


EDUCACION MUSICAL

TITULO
LA REBELIÓN DE TUPAC AMARU Y J.S. ATAHUALPA

ALUMNO
ELVIS RENE ESTELA MEDRANO

CURSO
HISTORIA COMPARADA DE PERÚ Y DEL MUNDO

HUANUCO, PERU
2019
LA REBELION
DE
JUAN SANTOS ATAHUALPA
Y
TUPAC AMARU II

LA REBELIÓN DE JUAN SANTOS ATAHUALPA


Juan Santos estableció su cuartel general en el Gran Pajonal, luego de destruir 25 misiones
franciscanas y expulsarlos de la selva central. Rápidamente, el virrey Marqués de Villagarcía
mandó expediciones militares en 1742 y 1743, dirigidas por Pedro Milla y Benito Troncoso,
integradas por soldados profesionales, enviados del Callao y por milicias reclutadas en Tarma
y Jauja. Los españoles fueron derrotados gracias a una estrategia militar adecuada para el
terreno del monte: la guerra de guerrillas. La estrategia de emboscadas fue utilizada por los
hombres de Juan Santos durante los diez años que duró el movimiento, sumando a esto la
toma de algunas ciudades importantes por algunos pocos días, lo cual, si bien no significaba
ningún éxito militar a largo plazo, sí calaba hondo en la moral de los españoles y conseguía
difundir los logros del movimiento en amplias zonas del virreinato, mientras hacía aumentar el
sentimiento de inseguridad. En la expedición de 1743, los españoles establecieron un fuerte
en Quimiri (La Merced), pero fue destruido por los rebeldes el 1 de agosto, consiguiendo
después la toma del valle de Chanchamayo.

Durante el mandato del siguiente virrey, José Antonio Manso de Velasco (1745-1761), Conde
de Superunda, veterano de la guerra de indios en Chile, se mandaron nuevas incursiones bajo
la comandancia del prestigioso general José de Llamas. Le fueron asignados 850 hombres,
que fracasaron en 1746, y luego repitieron la derrota en 1750, en la zona de Monobamba. En
ambos casos, la estrategia de emboscadas logró diezmar a los españoles lo suficiente para
hacer fracasar la empresa.

Luego de estas victorias de Juan Santos es que su movimiento realizó la acción militar más
importante hasta ese momento, al tomar los poblados de Sonomoro y Andamarca en 1752, la
zona más cercana a la sierra a la que logró llegar la rebelión. Al parecer, se buscó tomar la
región de Jauja y establecer una cabecera de playa desde la cual organizar un ataque final a
Lima, con la ayuda de las poblaciones serranas que se habrían plegado al movimiento. Sin
embargo, advertido de un contraataque de las fuerzas coloniales, dejaron el pueblo tan sólo
dos días después de haberlo tomado.

Para ese entonces, los españoles ya habían optado por una nueva estrategia defensiva. Se
basaba en convertir a Jauja y Tarma en bastiones militares para evitar que Juan Santos
alcanzara la sierra y que su movimiento influyera en una zona articulada con la capital, lo que
hubiese comprometido el abastecimiento de alimentos a Lima. También se quería evitar que
el fenómeno escalara a un levantamiento panandino. Así es que se dispuso utilizar cinco
compañías de infantería y caballería, apoyadas por milicias locales y patrullas de la región. Y
el virrey designó a militares profesionales como corregidores de la zona. Sin embargo, las
fuerzas españolas y rebeldes nunca se volverían a enfrentar.

El movimiento de Juan Santos Atahualpa, luego de la toma de Andamarca, se diluyó hasta


desaparecer, y se dice que su líder murió luchando contra un curaca local en Metraro,
alrededor de 1756.
LA REBELION DE TUPAC AMARU II
El movimiento rebelde de mayor envergadura y trascendencia fue el liderado por José Gabriel
Condorcanqui, Túpac Amaru. Asumió este nombre por Túpac Amaru, el último Inca de la
resistencia de Vilcabamba. Esta rebelión articuló a sectores sociales muy diversos, desde
criollos e indígenas, hasta el clero, gracias al descontento generalizado producido por los
ajustes fiscales y presiones sociales de las reformas borbónicas.

Sobre todo en las zonas comercialmente más articuladas. Si bien ya nos hemos referido a
dichas reformas en este capítulo, no es el único factor a tomar en cuenta, por lo cual vale la
pena ahondar en la situación del sur andino y del altiplano como contexto al desarrollo de la
gran rebelión.

Etapas de la rebelión.
1.1 Primera etapa
Desde el 4 de noviembre de 1780, en que estalla la rebelión, hasta el 18 de mayo de 1781
(ajusticiamiento de José Gabriel, su familia y colaboradores).
Abarcó lugares como: Cusco, Quispicanchis, Canas, Paruro, Acomayo, Espinar, Calca,
Urubamba, Paucartambo, parte de Arequipa, Azángaro y Lampa.
Se destruyen los obrajes y invaden las tierras; se dan por abolidas las mitas, alcabalas,
corregimientos, aduanas y repartimientos, así como también se proclama la libertad de los
esclavos.
Se dan las principales batallas, como la de Sangarará (triunfo tupacamarista), las operaciones
en el Collao, la infructuosa toma de la ciudad del Cusco y la derrota y prisión del gran
revolucionario en Langui.
1.2 Segunda etapa
Del 18 de mayo de 1781 a octubre de 1783. Esta segunda etapa estuvo bajo la dirección de
Diego Cristóbal Túpac Amaru, y tuvo su cuartel general en Azángaro. Tomó por asalto la
ciudad de Sorata y se enfrentó a las tropas realistas en varias batallas como las de Pisac,
Chucuito, Carabaya, La Paz etc. Fue hecho prisionero y condenado a la pena del
“atenaceado”, por la cual las carnes del cuerpo le fueron arrancadas con tenaza al rojo vivo.
Otros dirigentes de la rebeión tupacamarista fueron: Alejandro Calisaya, Nina Catari, Melchor
Laura, Túpac Catari Tito Atauchi y Pedro Vilcapasa, este último, se enfrentó a los realistas en
las batallas de Condorcuyo, Puquinacancari, Huaycho Moho. Capturado, fue sentenciado a
morir descuartizado por ocho caballos. Antes de morir dijo: “Por este Sol, aprended a morir
como yo”. Igual suerte corrieron los otros líderes de la rebelión.
2. Carácter de la rebelión.
La Rebelión tupacamarista fue antifeudal y anticolonial.
Antifeudal porque apuntaba hacia la destrucción de las diversas formas de la explotación
feudal (sistema de la gran propiedad de la tierra y el trabajo servil). Este carácter antifeudal
se manifiesta con las invasiones a las tierras y la destrucción de obrajes y minas por parte de
los mitayos, quienes estuvieron hasta el final de la rebelión.
El carácter anticolonial se manifiesta por el separatismo frente a la metrópoli planteando en el
curso de la rebelión.
A todo esto hay que agregar la posición antiesclavista, expresada en su famoso edicto del 16
de noviembre de 1780, la que declaraba la libertad de los esclavos.
Es admirable, también el inmenso contingente humano que participo, principalmente indígena.
Se calcula aproximadamente en 100 mil el número de muertos durante los dos periodos de
esta rebelión.

Tupac Amaru II
3. Repercusión continental.
La rebelión tupacamarista no fue local o regional como algunos equivocadamente lo plantean
tratando de minimizarla; Esta tuvo gran amplitud, a tal punto que abarcó tres virreinatos (Perú,
Río de la Plata y Nueva Granada) que hoy día corresponden a seis repúblicas sudamericanas.
Veamos a continuación algunas acciones:
3.1 Virreinato del río de la plata
En abril de 1781 el Virrey Vértiz, señalaba que “en todas partes hay una obediencia por imitar
las turbulencias que hoy agitan al Perú”.
En la región de Jujuy, el mestizo José Quiroga organizó un alzamiento, según los españoles
emanado del mal ejemplo del Perú.
3.2 Conspiración en Quito
Conocida al rebelión tupacamarista, un grupo de personas envió una carta al Inca
rebelde “animándole a que siga su empresa” y le piden que se traslade a aquella provincia.

3.3 Comuneros de Nueva Granada


Las insurrecciones de los comuneros de Nueva Granada, es muy posible que tuvieran
relaciones con Túpac Amaru. Un documento español señala que una de las causas de la
lucha de los comuneros “son las noticias remitidas de los progresos de Túpac Amaru contra
las armas del Rey”.
3.4 En Chile
En este país detuvieron al cacique Chicaguala, embajador de Túpac Amaru, quien debía
extender la rebelión de Chile.
En síntesis, diremos que la rebelión de Túpac Amaru, más que un movimiento precursor
separatista, fue la lucha revolucionaria más grande de las masas indígenas contra la
explotación feudal y la dominación colonial.
De haber triunfado esta rebelión, los indígenas hubiesen tenido el control del poder político.
Lamentablemente, dentro de la secuencia lógica del desarrollo histórico, era imposible que
esta rebelión triunfara.

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