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Kahatt
Muchos de los proyectos de vivienda moderna han intentado conjugar la vida privada con la
pública a través de su arquitectura y, con ello, lograr la integración social y el sentido de
comunidad. Las unidades vecinales de Lima fueron respuestas particulares en tiempo y espacio
a esta búsqueda de bienestar del sujeto moderno y a la voluntad de hacer ciudad dentro del
contexto de crecimiento económico y social del país, el cual también produjo el desborde urbano
de su capital, Lima.
Utopías construidas, un libro de Sharif S. Kahatt, editado por Pontificia Universidad Católica del
Perú elabora una teoría que revela las dimensiones políticas, culturales, urbanas y
arquitectónicas de los proyectos de las unidades vecinales de Lima desarrollados entre 1945 y
1975, haciendo especial énfasis en la Unidad Vecinal 3, la Unidad Vecinal Matute, la Residencial
San Felipe y el Proyecto Experimental de Vivienda -PREVI, los cuales son producto de la riqueza
y complejidad cultural del Perú en su proceso de modernización.
(Este podría ser inicio) El crecimiento de la ciudad de Lima desde su fundación española ha sido
de manera orgánica, más no organicista, que cual organismo biológico ha ido creciendo en forma
de mancha de aceite, sin mayor planificación que lo que la intuición sugería a la burocracia
responsable de su administración. Este crecimiento, pequeño en sus inicios y súper acelerado y
descontrolado luego, ha puesto en riesgo el funcionamiento y el abastecimiento de la ciudad, al
extremo de convertir a Lima en una de las megalópolis más extensas del planeta. Ese
crecimiento de la ciudad básicamente ha sido horizontal, descontrolado, no planificado,
realizado por invasión del suelo urbano antes que por proceso de urbanización. La especulación
inmobiliaria ha tenido también lo suyo, pues ha orientado el crecimiento de la ciudad más con
fines mercantilistas que con propósitos de ordenamiento del territorio. Por otra parte la
administración de la ciudad nunca se había preocupado por el crecimiento ordenado de la
misma, sino cuando ya el asunto se había convertido en un monstruo de dos cabezas y la
planificación científica era un ensayo tardío de lo sucedido en otras realidades.
Si Buenos Aires, Bogotá, y Río de Janeiro habían recibido la visita del maestro, encargándosele
algún plan de desarrollo, el Perú no podía quedarse atrás y aprovecha la presencia de Sert en
Lima para recibir la asesoría a la ONPU que desarrollaba el Plan Regulador y Plan Piloto de Lima.
Aunque esta iniciativa haya sido del propio Sert. Realizado el encargo y aprobada su ejecución
en setiembre de 1949, muy rápidamente el plan resulta rebasado por una realidad inimaginable
para los planificadores provenientes del mundo desarrollado: las invasiones*. El mismo
Fernando Belaúnde Terry no llegaba a considerar a los invasores de la ciudad como ciudadanos
con necesidades a tener en cuenta, sino más bien los consideró gente al margen del orden, casi
al margen de la ley.
Los Planes Urbanos, como instrumentos de la planificación moderna de las ciudades, entre otros
aspectos, deben previsoramente adelantarse a los acontecimientos y así poder solucionar los
problemas en su momento o para que éstos no se presenten. Asimismo deben poder asignarle
funciones y roles nuevos a las ciudades en función de su dinámica, su geoestrategia, región o
cuenca, promoviendo efectivamente su desarrollo, su especialización, contribuyendo de ese
modo a la instalación de industrias y microempresas con la finalidad de promocionar el trabajo
para sus habitantes. El Planteamiento de la red viaria y el sistema de transporte público se hará
en consideración de los estudios realizados con la finalidad de no tener pérdidas de
horas/hombre en el desplazamiento de la población, asi como para el ahorro de combustible
que en nuestro caso significaría ahorro en divisas. La no respuesta a estos requerimientos
básicos en un plan propicia su fracaso, siendo en la práctica letra muerta o de poca utilidad.
Siendo de este modo que el plan Urbano se concibe como instrumento al servicio del hombre,
de la ciudad y los ciudadanos. Por ello, la importancia del Plan para el futuro de la ciudad
planificada es capital, así como las enseñanzas que hoy mismo nos pueda dejar el Plan Piloto
para el futuro de la metrópoli.
HUAPAYA ESPINOZA, Jose Carlos. • (2014) Fernando Belaunde Terry y el ideario moderno:
arquitectura y urbanismo en el Perú entre 1936 y 1968.
La década de 1940 representa sin duda un periodo fundacional para el urbanismo peruano y la
instauración de los ideales del Movimiento Moderno en este ámbito desde el punto de vista insti
- tucional, normativo y de formación profesional.
Una de las etapas más fecundas del siglo XX peruano en términos de urbanismo y vivienda social:
cuando el ideario moderno se convierte desde el gobierno en voluntad política y programa de
transformación social. Todo ello liderado por el arquitecto Fernando Belaunde Terry desde su
condi - ción de diputado y luego presidente de la República. En el primer capítulo de esta tercera
parte el autor aborda la contribución del arquitecto Belaunde al origen de una “tradición
planificatoria” en el Perú y la conversión de la vivienda social en un asunto de Estado y objeto
de política pública. Posteriormente, el segundo capítulo, aborda la cuestión de las Unidades
Vecinales en el marco de la labor desempeñada desde sus orígenes por la Corporación Nacional
de la Vivienda (CNV). El tercer capítulo lleva como título “Convicción en el ideario y busca de
otras alternativas: las vicisitudes de la vivienda popular y el Proyecto de Experimentación
(PREVI)”.
Las principales conclusiones a las que arriba el estudio de José Carlos Huapaya Espinoza son: por
un lado, que Fernando Belaunde Terry es una figura de múltiples facetas, las cuales fueron
desempeñadas con singular compromiso, constancia y relieve como arquitecto, ur - banista,
editor, crítico, catedrático y político. Y que su proyección pública y reconocimiento profesional
se debe, entre otras razones, a esta diversidad de actividades, pero también a la influencia de
una familia social y políticamente reconocida en el país, así como a sus vivencias y estudios en
Francia y los EEUU (p. 353). Otra conclusión importante del estudio revela algo que quedaba aún
bajo cierta zona gris: que; no obstante, su no tan reducida producción proyectual en términos
de arquitectura, su contribución más descollante y de trascendencia pública se produce en el
campo de la urbanística, la vivienda social y el planeamiento regional. Campo o especialización
profesional que se afirma en el arquitecto Belaunde de manera progresiva por una conjunción
de factores políticos (su desempeño como diputado y luego presidente de la República) y de una
nueva visión de los problemas y soluciones del país y sus ciudades. Además de este factor
esencial, el autor considera que también influyeron en esta vocación por el urbanismo y la
vivienda social su estrecho contacto con la experiencia urbanística americana, en especial las
políticas de vivienda promovidas por el New Deal de Franklin D. Roosevelt. Desde mediados de
la década de 1950, su vocación por el planeamiento y el urbanismo residencial se verían
potenciados por dos viajes de estudio que tendrían una singular influencia. Estas dos
experiencias significarán no solo la ratificación de su visión sobre los problemas urbanos y la
necesidad de aplicar un Plan Moderno en el Perú, sino la necesidad que el discurso de lo
moderno en el urbanismo y la planificación territorial debía ser “peruanizado”.
ENSAYO
Las ciudades