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Las cosas ya no se llaman por su

nombre
Eufemismos que disimulan problemas y lenguaje 'oenegero' hacen parte de la
tendencia idiomática.

Por: FEDERICO ARANGO

29 de mayo 2016 , 09:55 p.m.


El fenómeno tiene lugar sobre todo en el sector público. A diario la gente nota cómo
se le deja de llamar pan al pan y vino al vino, para usar rebuscados términos que
no todo el mundo entiende; a veces, simplemente para demostrar una supuesta
experticia, y otras, con el fin de maquillar realidades adversas.
Dicen los entendidos que el lenguaje determina y moldea nuestras nociones de la
realidad y que en esa medida al transformarlo actuamos sobre ella. Pero hay
quienes creen que debe ser al revés, de manera que la transformación de la
realidad termina reflejándose en el lenguaje, camino más largo y empinado.
Más allá de este debate tipo huevo-gallina, lo cierto es que son muchos los casos
en Colombia donde la denominación acuñada desde instancias oficiales para un
problema se estrella de frente contra él, haciéndose evidente que nombrarlo distinto
no va a solucionarlo. Y más grave aún resulta cuando el esfuerzo estatal se limita a
eso.

Hay múltiples ejemplos, desde el atrevimiento de llamar migrantes internos a los


desplazados por la violencia, inseguridad alimentaria al hambre y sectores
vulnerables a comunidades en la pobreza hasta el caso de los Grupos
Armados Organizados en los que amanecieron convertidas hace poco en
bandas criminales o ‘bacrim’. Hasta al viejo fantasma del racionamiento eléctrico
le dieron una nueva identidad: cortes programados, de la misma manera que las
cuotas políticas reemplazaron a las cuasipatrimoniales corbatas. Ni hablar, qué
lástima, de los ‘falsos positivos’ como camuflaje de las ejecuciones extrajudiciales.
(Además: El 'oso' de usar anglicismos en la oficina para descrestar)
Pasa lo mismo cuando una administración local advierte sobre una afectación
vehicular en una vía en la que miles de conductores padecen un trancón de
antología.Calle que muy posiblemente presenta, a juicio de las autoridades,
baches y ondulaciones (léase parece la superficie lunar, plagada de cráteres).

La tendencia es similar a la que se ve con algunos movimientos sociales


(generalmente en el costado izquierdo del espectro político) y sus acciones
afirmativas de inclusión en el lenguaje, que han instalado la expresión “en situación
de”: personas en situación de calle, en situación de desplazamiento, en situación de
discapacidad, etc.

“Años de segregación activa, racismo, clasismo, sexismo y homofobia, por parte del
establecimiento político y religioso del país, han hecho que, desde una perspectiva
wittgensteiniana (hablamos como pensamos), la izquierda biempensante haya
decidido emprender esta cruzada”, explica Santiago Rivas, presentador del
programa de televisión Los puros criollos, quien ha estudiado este fenómeno
por su cuenta. Para él, de esta manera se sacrifica la elocuencia y el sentido,
en pro de la forma.

“Muchas de esas ‘poblaciones vulnerables’, los líderes y las ‘lideresas’ de los


‘procesos a viabilizar’, son los mismos que exigen del establecimiento este lenguaje
cargado de eufemismos y posturas políticamente correctas, que terminan por
afectar la posibilidad de comunicarnos entre nosotros”, añade Rivas.

La otra pata de este asunto es el uso de un léxico extremadamente


especializado e incomprensible para buena parte de los colombianos. Es como
si expresarse así fuera una señal de pertenencia a una curiosa vanguardia
burocrática. Funciona como cualquier moda: de un momento a otro surge un
término, un barbarismo las más de las veces, y en un parpadeo está siendo
pronunciado en cuanta reunión, comité o seminario tenga lugar.

“Esta jerga sirve para dar la apariencia de una experticia técnica, de un


conocimiento único y críptico al que los mortales no podemos acceder –plantea
Sergio Roncallo, profesor de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad
de la Sabana–. En gran parte, se trata de una forma esnob, arribista, de hacer una
‘limpieza’ del lenguaje, bajo el supuesto de que hay cosas que si se dicen en un
tono que todos entendamos no resultan políticamente correctas”.

De esta cosecha hacen parte términos como retroalimentación, coadyuvar,


socializar, propender, cocreación, interlocutar y, sobre todo, el abuso al que a diario
son sometidos los verbos aplicar, socializar y validar, entre muchos otros.

Es dentro del marco de esta tendencia que hoy se habla, por ejemplo, de la siembra
por parte de adultos mayores de equis cantidad de individuos arbóreos para
referirse a unos tiernos abuelos que plantaron unos arbolitos. O de políticas de
atención integral para los perros y perras en situación de abandono cuando
unas almas caritativas rescatan a unos pobres gozques callejeros.

Como decíamos, este fenómeno no es exclusivo del ámbito estatal. Recordemos


cómo hace ya varios años que las máquinas de los casinos dejaron de ser
tragamonedas para convertirse en pagamonedas. Y de cómo el verbo manejar
canibalizó a tener con la misma ferocidad que colocar ya lo hizo con poner.

Fundamental tener en cuenta que ya ningún promotor (vendedor) invita a comprar


un plan de tiempo compartido o un curso de lectura rápida. No. Ahora la invitación
es a invertir. Tal vez en unos años le pediremos al mesero “el valor de la
inversión en nutrición y esparcimiento” en lugar de la cuenta.
(Lea también: 'Grilla' o 'farra', ¿dónde quedó el buen uso del idioma universitario?)

Es urgente abordar el tema. Poner sobre la mesa la importancia de frenar o al menos


moderar la tendencia. De lo contrario, a vuelta de unos años se hablará de que
James Rodríguez es un futbolista en situación de suplencia o de que en Venezuela
no se maneja lo que es la democracia como tal.

Alto nivel (comisión de): Excusa gubernamental para salirse por la tangente.
“Conformaremos una comisión de alto nivel para que colombianos dejen de llevarse
las cobijas de los aviones”.
B

Bache: Hueco en vía pública, por lo general con dimensiones de pozo de


exploración petrolera. “En mi barrio, todos les celebramos los cumpleaños a nuestro
bache”.
C
Centro de beneficio animal: Matadero. “Míralos. Pobres: van como ovejas al
centro de beneficio animal”.
Coadyuvar: Dar una mano. “La gente cree que Valverde nunca le coadyuva a
Nairo”.
Cuota política: Cargo en el sector público, gestionado por un cacique, en el que no
se labora pero sí se cobra. “No, olvídalo, yo no voy a trabajar, yo soy cuota política”.
D

Dinamizar: Meterle chancleta, tupirle. “Hay que dinamizar la discusión del proyecto
de ley para no quedarnos sin ‘mermelada’ ”.
E

Enajenar (acciones o activos): Privatizar. “A este ritmo, van a terminar enajenando


el Nobel de Gabo”.
Escalar (el caso): Chantarle el lío a otro, hacer la de Pilatos. “Ante la solicitud de
permiso de la adolescente para ir a acampar con amigos, la mamá escaló el caso
hasta instancias del padre”.
I

Individuo arbóreo: Arbolito. “Papá, para el carro que tengo que rociar un individuo
arbóreo”.
Interlocución: Diálogo. “Es necesario generar procesos de interlocución con los
vecinos para que le enseñen al perrito a no ensuciar nuestro jardín”.
M

Manejar: Tener. “Ya no manejo ganas de soñar un futuro juntos”.


Multiplicador: Persona responsable de difundir, entre otras, información. “Los
porteros suelen ser grandes multiplicadores de información privada de los
residentes”.
P

Propender: Mirar a ver qué se puede hacer. “Es deber del Distrito propender a que
los buses del SITP se varen solo una vez al día”.
R
Reprogramar: Aplazar. Término recientemente acuñado por la Dimayor, autoridad
mundial en el aplazamiento de partidos. “Es la décima vez que reprograman la
entrega del deprimido de la calle 94”.
Retroalimentación: Opinión sobre algo. “Pienso hipotecar la casa y empeñar los
juguetes del niño. Dame retroalimentación”.
S

Sentipensante: Persona que combina razón y emoción en su desempeño


profesional, con prevalencia de lo segundo. “El ‘Pecoso’ Castro es un técnico de la
escuela sentipensante”.
Sinergias: Meter a todo el mundo en el mismo cuento. “James y Zidane no lograron
crear sinergias”.
Socializar: Compartir una información otrora reservada. “Es hora de que
socialicemos lo nuestro con tus padres”.
V

Validar: Revisar, ver que todo esté bien. Su uso es cada vez más frecuente e
inmisericorde en los ‘call centers’. “¿La corte ya validó el acuerdo de paz?”.
Viabilizar: Levantar plata. “Hay que viabilizar el paseo a la finca, hagamos una
vaca”.
Visibilizar: Que la gente se entere de la existencia de un problema, un grupo social,
etc. “Es hora de visibilizar el drama cotidiano de las personas en situación de
alopecia”.

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