Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ierre Legendre es un intelectual que habla poco rara en los medios. Continuó durante cuarenta
años un trabajo antropológico grande en el hombre occidental a través del cual denunció el
engaño intelectual constituida por teorías impotentes muchas para explicar el mundo. La
mayoría de los medios de comunicación lo ignoran, teniendo en cuenta la densidad de su
discurso incomprensible para el público en general. Sin embargo, es perfectamente
inteligible. Marianne2.fr publicado el lunes 24 al jueves 27 de diciembre, mandó una extensa
entrevista y se negó por una revista del consumidor.
Pierre Legendre: La respuesta es sencilla: porque digo lo que sé acerca de algunas cuestiones
importantes que trabajan los seres humanos. Y lo que yo digo, yo digo evitando me encierre en
la cárcel conceptos mentales "cansado.
Pensar no es la acumulación de las teorías de comer helado en cualquier parte del planeta. Los
intelectuales occidentales tienen la obligación de reevaluar la política de ultramodernidad tan
entusiasmado con su propia tradición, una tradición que está de moda en calidad de
ignorar.Podemos esperar, sobre todo en Francia, abandonando la posición que es tan fácil
predicar al mundo. En la globalización, la indignación no se entiende. Que yo llamo una
posición fácil.
Yo no soy una película para agitar los sentimientos, sino a "pensar". Considere la posibilidad de
primero para mí hacer frente a la perplejidad ante la imagen me da el espejo. Algo tenía tan
bien entendida y traducida cineasta Cocteau y el poeta Borges. Esta es la ciencia de espejo me
impresiona: es el núcleo humano de lo que llamamos "pensar" la especulación, mirada
reflexiva. Este conocimiento es tan vivo que hace cine con mi amigo Frederick Wiseman, con
quien comparto el hecho de haber sido un profesor de derecho.
En mi caso, debo decir que me ha guiado a poner en práctica este entendimiento por Pierre-
Olivier Bardet y Gérald Caillat, productor y director con el que tengo la oportunidad de hacer
equipo.
Mi objetivo es filmar un pensamiento. Mis títulos son mixtos, sugieren un complot para
descubrir. Vivimos en la cultura de la mancha: ilumina significa ciego! Y que da el documental-
punch, nos mudamos y se acabó ... hasta la próxima! Esta no es mi estilo.
El título en latín? Es la misteriosa cortina del teatro antes de descubrir la escena, "El Imperio
de Gestión. Que notifique el espectador y el espesor del tiempo, lo que hace comprensible el
marco institucional de la Globalización: La gestión generalizada.
"Dominium Mundi" significa literalmente "Propiedad del Mundo" o "el señorío del mundo". El
término viene del derecho romano, en el siglo II dC. Ella ha regresado a Europa en la corriente
que pasa a través de la Edad Media. Se mencionó en un texto que anuncia la normativa
internacional sobre responsabilidad en el transporte marítimo. En la era del petróleo, todo el
mundo entiende la importancia de estas cosas. ¿Qué quieres mejor, más enigmática y, al mismo
tiempo más concretas para llegar al hecho histórico de la dominación del mundo por
Occidente? El mismo paso, tocamos el tema del conflicto de civilizaciones, que es también la
cuestión de los bloqueos occidental y huida hacia adelante que generan. Y esta pregunta, está
en el corazón de la película.
PIERRE LEGENDRE
En busca del Occidente perdido
Después de haber ganado cierto renombre en los 70, Pierre Legendre parecía haber
quedado relegado en el olvido. Hasta que la editorial argentina Amorrortu
decidió volver a apostar por él, lanzando cuatro libros que recogen
conferencias, guiones cinematográficos y ensayos breves en los que el
psicoanalista francés intenta definir Occidente y darle un sentido a lo que se ha
dado en llamar “la occidentalización del mundo”.
Por Eugenia Zicavo
Pierre Legendre. A la izquierda. Luego Roland Barthes, Pierre Bourdieu y Michel Foucault,
con quienes dialoga y discute sobre el estatudo del pensamiento occidental moderno.
Cuatro nuevos títulos de Pierre Legendre acaban de llegar a las librerías. A pesar de haber ganado
cierto renombre a fines de los 70 (sobre todo con su libro El amor del censor) las obras del
psicoanalista y profesor de derecho francés no han tenido gran difusión en nuestro país.
Actualmente, la editorial Amorrortu ha apostado al autor publicando cuatro libros (Lo que Occidente
no ve de Occidente; El tajo; La fábrica del hombre occidental; Dominium mundi) que recogen
conferencias, guiones cinematográficos y ensayos breves en los que Legendre intenta definir
Occidente y comprender qué significa la “occidentalización del mundo” y sus puntos de contacto
con los procesos de globalización. Partiendo de que Occidente no es siquiera una región
geográfica definida que permita entenderla como un objeto de estudio claramente delimitado,
apunta a un rastreo genealógico de las bases y mitos que sustentan a la cultura occidental en
términos de identidad/alteridad.
Tal vez el más interesante sea Lo que Occidente no ve de Occidente, un compilado de
conferencias que Legendre dio –quizá, no casualmente– en Japón, en las que aborda el proceso
de globalización y bucea en los antecedentes históricos que le dan sustento, empezando por el
mito fundante occidental, su tradición judeo-cristiana y su posterior identificación con el imperio
romano, con la apropiación de un poder de inclusión universal propio del derecho que lleva ese
nombre. Su pregunta es la siguiente: ¿de qué modo aquello que, mediante una fórmula
estereotipada, se da en llamar judeo-cristianismo, fue reutilizado como material eficaz por el
occidente mundializador, en una época de tecno-ciencia-economía en la que “Dios ha muerto”?
Verdad y consecuencia. “Para apreciar la mirada occidental sobre las culturas no occidentales es
preciso retornar a la experiencia de un Imperio de la Verdad adecuado al espíritu de un cristianismo
que, unido al derecho romano, ejerce los derechos de la Verdad sobre todo el planeta para
arrancar al otro, a todos los otros, del error, para convertirlos.” Traducido en términos de
modernidad industrial, Legendre postula que esta “verdad” aporta poder a la “humanidad
occidentalizada” sobre la base de aquella genealogía oculta, el romano cristianismo elaborado por
la Edad Media, a la que Europa debe sus grandes herramientas de conversión: la herramienta
política del concepto estandarizado de Estado y sus técnicas jurídicas de asimilación y la
herramienta mental de categorías de la alteridad.
En Los mitos de la burguesía Roland Barthes describe siete figuras retóricas en las que se
sustenta el mito burgués (podríamos agregar “occidental”) de las cuales se sirve la ideología
dominante: formas argumentativas naturalizadas, huellas discursivas dejadas en la lucha por la
imposición de un sentido, “verdades” que se aceptan sin cuestionar. Una de ellas es la
“identificación”: cuando no se puede imaginar al otro, sólo queda ignorarlo (negarlo) o transformarlo
en sí mismo. De este modo, instituciones como los tribunales se vuelven espejos y la Justicia se
reduce a una operación de balanzas: pesan en sus platillos “lo mismo con lo mismo”. De un modo
similar, Legendre se refiere a la estrategia de inclusión-conversión occidental: “Al no poder destruir
a las otras culturas, occidente las incluye. Erigirse en espejo para el otro, es decir, manejar el poder
absoluto –el poder sobre las imágenes–, es la estrategia implícita de Occidente”. En Sobre el
etnocidio, el antropólogo Pierre Clastres postula que todas las sociedades son etnocéntricas y que
el etnocidio (la supresión de la cultura del otro) sería una parte constitutiva “hacia adentro” de la
formación de los estados modernos (que precisan borrar las diferencias internas de sus
ciudadanos, sus dialectos, sus identidades dispersas) aunque no todos pretendan expandir dicha
política hacia afuera. En sus propios términos, Legendre también remite a estas cuestiones en lo
vinculado a la globalización: la ilusión occidentalista de que la exportación de modos de vida y
tecnología funcionan como conversores de identidad.
Preguntas y respuestas. ¿Qué es Occidente? ¿Sobre qué bases se conoce Occidente? ¿A quién
pertenece el mundo? Las preguntas que Legendre formula son interesantes, pero en general sus
respuestas no están a la altura de tamaños interrogantes. Tampoco discute con las ideas de
autores actuales como Bauman o Sennett en temáticas como la globalización de la que tanto se ha
escrito en los últimos años.
Desde la muerte de Foucault y Bourdieu, los dos grandes teóricos franceses del siglo XX, hay que
leer mucho, quizá demasiado de sus coterráneos contemporáneos para que alguno de los
intelectuales en boga aporte ideas realmente novedosas, sistemas de pensamiento originales
desde los cuales cuestionar criterios de visión y división del mundo. En el mejor de los casos, se
encuentra una suma de aforismos ingeniosos mechados de algunas reflexiones lúcidas, pero lo
suficientemente asistemáticas, como para no lograr un corpus teórico de peso.