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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

Facultad de Ingeniería Química

Carrera Licenciatura en Gastronomía

TEMA:

Primera Parte : Celebración del día de muertos en América

(Proyecto de investigación)

AUTOR:

María Elena Guerrero Salazar

FECHA:

20.12.2018
i

Índice

Índice ............................................................................................................................................i
Resumen....................................................................................................................................... ii
Introducción ................................................................................................................................ iii
Planteamiento del problema ........................................................................................................ iv
Justificación de la investigación ................................................................................................... v
Objetivo General ......................................................................................................................... vi
Objetivos específicos............................................................................................................... vi
Capítulo I: Marco Teórico ............................................................................................................7
La puesta de mes, herencia cultural de nuestro país .................................................................7
Festividad en Manabí .............................................................................................................13
Tradiciones de Santa Elena para sus difuntos .........................................................................15
“Santa Elena en Bus”, historias y leyendas peninsulares ........................................................19
Festejos por el Día de los difuntos en las provincias de la Sierra ...........................................19
Antecedentes Universales ......................................................................................................21
Similitud de nuestra celebración con los países de América Latina........................................21
México ...............................................................................................................................23
Chile ...................................................................................................................................25
Nicaragua ...........................................................................................................................26
Bolivia ................................................................................................................................27
Perú ....................................................................................................................................28
ii

Resumen

Este presente trabajo hace un recorrido por las diferentes culturas de Latinoamérica

para proyectar la similitud de nuestras tradiciones con las los demás países de

Latinoamérica. Es una evidencia clara de la conexión existente entre la celebración del

Día de muertos de México con los elementos que nuestros antepasados utilizaban para

celebrar a sus muertos. Las costumbres y tradiciones de cada uno de estos países son

parte del patrimonio que deben heredar y resguardar celosamente sus habitantes, son

símbolo de la riqueza de nuestros antepasados y que deben mantenerse y valorizarse a

través del tiempo, de esta forma prolongamos nuestra identidad como pueblo indígena

que somos.

La celebración del día de muertos en Ecuador es una tradición que se mantiene desde

hace 300 años, esta comunidad son descendiente de la cultura las vegas, también se

evidencia la misma tradición en la provincia de Manabí, debido a las migraciones de las

diferentes culturas por todo el país.

Palabras claves: Herencia, Tradición, Similitud, Celebración, Difuntos


iii

Introducción

En los países latinoamericanos xisten muchas tradiciones ancestrales que se están

perdiendo con el pasar de los años, tradiciones que deben mantenerse vivas como un

legado de nuestros antepasados y patrimonio cultural del mundo. En el Ecuador existe

una tradición que se celebra cada2 de Noviembre en ciertas provincias de nuestro país

especialmente en la Región Costa como es el caso de la provincia de Santa Elena y

Manabí, quienes mantienen viva las costumbres y tradiciones que sus antecesores

efectuaban ese dia.

La pérdida de esta tradición en gran parte del país se debe al estilo de vida actual por

las exigencias de sistema económico, se podría mencionar un sin número de causas

como es el caso de asimilación de costumbres extranjeras olvidando las propias, la cual

se hace evidente a través del poco interés que muestran los jóvenes( quienes son los

futuros forjadores de las costumbres de sus padres, abuelos,etc) a estas tradiciones ya

que es en un mundo gobernado por la tecnología y el dinero, actividades como la

celebración a nuestros difuntos se van dejando de lado y ese es el enfoque de esta

investigación.

Anconcito es una parroquia rural de cantón Salinas de la provincia de Santa Elena,

un importante puerto pesquero, en este pequeño pueblo aún se mantiene viva a tradición

de celebrar a los difuntos y ellos tienen 2 días especiales el 1 de noviembre es para

celebrar a los difuntos niños y el 2 de noviembre celebran a los difuntos adultos, una

celebración que inicia sus preparativos en la madrugada con la preparación de alimentos

y culmina con una misa en el cementerio; conoceremos todos los aspectos de esta

tradición en el presente documento.


iv

Planteamiento del problema

La población ecuatoriana debe conocer acerca de las tradiciones de sus antepasados

que se han ido perdiendo a través del tiempo, debido a muchos factores como es la

aculturación que hemos tenido a través de los años, cambiando de esta manera nuestro

estilo de vida; viéndose alterada gran parte de nuestras tradiciones y costumbres,

además juega un papel importante la economía, la política e incluso la religión en la

perdida de dichas tradiciones, cabe recalcar que ciertas tradiciones son llevadas a cabo

por la religión católica, por ende las otras religiones lo asimilan como un acto pagano y

que no debería celebrarse como es el caso de la puesta de mesa en el día de los difuntos.

Esta tradición ha formado parte de nuestro país hace muchos años atrás desde el tiempo

de nuestros ancestros como un legado o patrimonio de muchas culturas de nuestro país.


v

Justificación de la investigación

Se busca concientizar a la gente acerca de nuestras costumbres y de esta forma

buscar la manera de rescatar estas tradiciones y que se mantengan vivas, y no mueran

con nuestros ancestros. Esto forma parte de una gran labor que se está realizando en

nuestro país como se menciona el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (2014) :

Al amparo de la Ley Orgánica de Participación Ciudadana y de la Convención

para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, se han

gestado interesantes experiencias participativas desde las entidades estatales

encargadas del patrimonio cultural. A partir del 2008, por ejemplo, en esta labor

se inició con un proceso sistemático de registro del patrimonio inmaterial a nivel

nacional que permitió la identificación de las prácticas y las manifestaciones

culturales; también se han realizado investigaciones y se han elaborado planes de

salvaguardia del patrimonio inmaterial con participación activa de las

comunidades, tal como lo prevén las directrices y la normativa (pág. 6)

Las tradiciones del día de muertos es algo que debería permanecer en nuestra cultura

ecuatoriana por todo lo que representa; estas celebraciones son creadas para que una vez

al año recordar a nuestros seres queridos que partieron hacia el más allá. Recordar es

volver a vivir, es traer al presente anécdotas, gustos y preferencias de los seres amados

que ya no están con nosotros. La colocación de la mesa de difuntos se realiza con la

finalidad de preparar la comida que a los fieles difuntos les gustaba en vida, celebrar el

día de muertos es recordar el pasado y sentir de nuevo aquello que una vez nos hizo

feliz y dejo marcas en el corazón.


vi

Objetivo General

Reconocer los patrones culturales de la celebración del día de muertos de

Anconcito y su similitud con la celebración que se realiza en los países americanos.

Objetivos específicos

 Investigar sobre la celebración del Día de muertos en América y la similitud

de esta festividad con la de México.

 Conocer datos importantes de Anconcito y los beneficios que conlleva la

celebración en el lugar.

 Conocer el proceso de elaboración de platos gastronómicos que pertenecen a

a la tradición de Anconcito.
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Capítulo I: Marco Teórico

La puesta de mes, herencia cultural de nuestro país

Para poder referirnos a herencia primero debemos establecer que es tradición

basándonos en la cultura de los países, la forma de vida material, sociales e ideacional

de los pueblos, las sociedades y los grupos humanos, lo cual a su vez es universal y

particular, múltiple y diversa en la experiencia humana[…] La tradición es una

construcción social que cambia temporalmente, de una generación a otra; y

espacialmente, de un lugar a otro. Es decir, la tradición varía dentro de cada cultura, en

el tiempo y según los grupos sociales. (Arévalo , 2004)

Para Arévalo (2004) la tradición debe estar en continua reinvención es decir poder

adaptarse a los cambios de la sociedad como lo expresa así:

Si la tradición es la herencia colectiva, el legado del pasado, lo es también debido

a su renovación en el presente. La tradición, de hecho, actualiza y renueva el

pasado desde el presente. La tradición, para mantenerse vigente, y no quedarse en

un conjunto de anacrónicas antiguallas o costumbres fósiles y obsoletas, se

modifica al compás de la sociedad, pues representa la continuidad cultural. De

aquí, justamente, su versátil capacidad de cambio y de adaptación cultural. La

tradición, para ser funcional, está en constante renovación, y se crea, recrea,

inventa y destruye cada día. Porque la tradición contiene en sí misma los

gérmenes de la estabilidad y del cambio. Y el cambio, en términos de adaptación


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sociocultural, es consustancial a toda sociedad; continuamente se crean nuevas

formas de expresión cultural. (pág. 926)

A su vez la tradición puede ser vista como un punto negativo para el avance de la

sociedad, pero aquello depende del punto de vista crítico de cada individuo como le

expresa Madrazo (2005) :

Desde otro punto de vista ese anclaje no es otra cosa que un síntoma evidente de

la dificultad de adaptación expedita a los crecientes cambios que exige la vida

moderna o el progreso, cuando no, se ha dicho con frecuencia, una mera

conjunción de ignorancias y simplezas que en muchos casos reflejan una mente

obtusa. Esto sucede porque la tradición ha sido comprendida en términos de un

autoritarismo irracionalista que sin mayores miramientos traduce la idea de que la

experiencia de las nuevas generaciones no debe contradecir el saber acumulado y

decantado por las generaciones anteriores. Según esto a la tradición hay que

obedecerla y hasta reverenciarla, por supuesto en detrimento del espíritu crítico.

(pág. 116).

Todo asentamiento humano contiene una serie de características específicas que lo

definen como tal, como son la geografía, la historia, la economía, la política,

tradiciones y costumbres etc. que todas juntas configuran su cultura, su identidad

de pueblo, de comunidad. Este concepto no es estático, sino dinámico, está

expuesto a las múltiples influencias tanto internas como externas de cambio, en

virtud de sus propias interacciones. La identidad de un pueblo por tanto no se


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puede definir como esencia, sino como proceso, algo que está siempre en

construcción.

La UNESCO en la Recomendación sobre la salvaguardia de la cultura tradicional y

popular (1989) como:

El conjunto de creaciones que emanan de una comunidad cultural fundada en la

tradición, expresada por un grupo o por individuos y que reconocidamente

responden a las expectativas de la comunidad en cuanto expresión de su identidad

cultural y social; las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación o

de otras maneras. Sus formas comprenden, entre otras, la lengua, la literatura, la

música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, las costumbres, la artesanía, la

arquitectura y otras artes. (Madrazo, 2005)

En si la tradición es un conjunto de valores que se hereda de generación en

generación y que se adapta al tiempo en el que sobrevive, llegando a ser parte de la

identidad de un pueblo, pero con el pasar de los años se observa que los individuos van

perdiendo sus tradiciones dejando a un lado su herencia, su legado, así lo expresa en

entrevista al historiador y antropólogo José Sánchez Conesa “Muchas tradiciones se

han perdido. Antes las gentes de los pueblos tenían unas pautas a seguir. Su día a día

giraba entorno al encuentro entre personas. Y eso ahora se ha perdido, aunque es una

pena” (La Verdad 20, 2010, pág. 1), se dice que uno los motivos de esta desestimación

se debe a los flujos migratorios los que dan como resultado un cambio cultural según

indica Mercado (2008):


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Los flujos migratorios en los espacios indígenas han alterado las pautas de

reproducción cultural y la identidad, en dos sentidos: a) el movimiento

poblacional ha influido en el afianzamiento y consolidación de esas estructuras y

b) la cultura y la identidad están siendo alteradas de manera importante como

consecuencia de la migración. (pág. 2)

Las personas por adquirir conceptos modernistas está perdiendo parte de su identidad

es así que ponen mucho énfasis en tradiciones extranjeras dejando a un lado su propia

cultura, relegando al olvido su propio legado tal es el caso de las fiestas de Halloween

que se celebra hoy en día en casi todos los países de América.

Halloween tiene sus orígenes en una festividad proveniente de la cultura Celta.

Los celtas fue una do los primeros pueblos de origen indoeuropeo, que vino de

Asia, y que se estableció en Europa. El pueblo celta vivió en el norte de Francia y

las Islas Británicas. Practicaban las artes ocultas y adoraban a la naturaleza

atribuyéndole cualidades sobrenaturales. Los celtas y sus sacerdotes Druidas

(clase sacerdotal) comienzan su año nuevo el 1º de noviembre, el cual marca el

inicio del invierno. Ellos creían que el 31 de octubre, la noche previa al año

nuevo, el señor de la muerte reunía las almas de los muertos que en vida habían

sido malos, y que eran condenados a reencarnarse en cuerpos de animales. Esta

festividad recibe el nombre de SAMHAIN. (Departamento Educativo Museo

Histórico Nacional , 2015)

En gran parte se dice que la identidad cultural la mantienen los pueblos indígenas

que son lo que más arraigadas están a sus costumbres y tradiciones como lo admite

Rojas (2002) Los indígenas, en América Latina, representan lo “extraño”, el “otro“, son
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grupos heterogéneos, relativamente alejados de las pautas culturales dominantes

(Todorov, 1987); sin embargo, al mismo tiempo, son parte esencial de las formas

diversas de la identidad cultural.(pág.9) La identidad adquiere significación nada más

cuando se expresa en relación con otros individuos o grupos humanos... la naturaleza

dialéctica de la identidad reside en que a la vez identifica y distingue (Cabral, 1977,

pág. 83), esto conlleva a interpretar que la desvalorización de la identidad es producto

de la falta de aceptación del gabaje cultural perteneciente al individuo, ya que si este es

rechazado por vestir, actuar diferente, adopta nuevas culturas, extinguiendo la propia.

Después de haber dado una breve revisión a lo que es en sí tradición, cultura,

identidad se puede expresar claramente que todo esto es un conjunto de bienes

materiales como inmateriales que pertenecen a un grupo humano o comunidad que

forma parte de un legado que se hereda de generación en generación que abarca un gran

espacio de tiempo, a todo este contexto se le puede llamar patrimonio, la misma que es

una herencia cultural tal es el caso de la celebración del día de difuntos que se realiza en

Ecuador y en algunos países de América, esta celebración forma del patrimonio cultural

de estos pueblos (Madrazo, 2005).

Al hablar de Ecuador y sus tradiciones nos remontamos en el tiempo hace 300 años

donde comenzó aproximadamente el ritual de la puesta de mesa, el cual data desde el

tiempo de nuestros antepasados indígenas y se ha ido fortaleciendo de generación en

generación, es un tradición proveniente de la cultura Las vegas, la misma que se asentó

en el valle de Valdivia de esta provincia y que después continuaron las diferentes

culturas que se asentaron en el lugar, esta tradición se distribuyó a distintos lugares


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donde migraban, es por ello que en la provincia de Manabí también se observa para el

feriado de Noviembre la puesta de mesa por el día de los difuntos. El Telégrafo, (2017)

indica:

La puesta de mesa de difuntos es una tradición que se cumple en Santa Elena cada

1 y 2 de noviembre. Ayer fue dedicado a los niños fallecidos, y hoy se dedica a

quienes murieron en la etapa de la adultez. La tradición en Santa Elena relata que

son los deudos quienes en una mesa cubierta con un mantel blanco ubican cada

uno de los alimentos que más le gustaban al “muetito”. Sonnia Del Pezo […] la

tradición se llena de nostalgia, pues asegura que es una forma de recordar a su

primogénito. (pág. 1)

Según datos históricos esta costumbre milenaria proviene de la cultura costeña Las

Vegas. Los habitantes de la Península hace 8.000 años ya estaban preocupándose por

tener a sus muertos con ellos. Y esta tradición parte de la idea de que todo el bienestar

que se requiere para vivir viene de los ancestros, según Karen Stothert, en entrevista

para el periódico el Universo. El comenta que: “La comida es el vínculo principal entre

los vivos y los muertos, y es por eso que La Mesa de Difuntos es el elemento principal

alrededor del cual se produce el reencuentro simbólico”. (El Universo, 2015, pág. 1)

Para los peninsulares el acto de comer es muy privado de carácter íntimo, por tal

motivo se cubre la mesa con sabanas para evitar que los muertos sean interrumpidos por

los presentes, cuando ellos ya han consumido lo necesario, emprenden nuevamente su

camino de regreso al más allá, la marca o huella que ellos dejan al marcharse es la

comida aminorada, seca o chupada que se avizora en la mesa. Lo que está en buenas
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condiciones y no ha sido tocado se reparte entre los visitantes que llegan al lugar

previamente calentado. En el caso de los niños ellos llegan diciendo la frase: Ángeles

somos, del cielo venimos, pan pedimos y si no nos dan ya no venimos, en el caso de ser

visita de un mayor en el día de los muertos grandes ellos llegan diciendo; Aquí está su

finadito para participar del ritual. La vigencia e importancia de esta tradición es

innegable, y los habitantes de la península que la guardan fielmente lo saben. Ellos

hablan de este ritual como algo sagrado que debe ser transmitido y como un

conocimiento heredado que debe ser respetado y por lo mismo, cuidadosamente

difundido entre ámbitos no locales y turísticos (El Universo, 2015, pág. 1).

Festividad en Manabí

Según los moradores de la provincia de Manabí, donde también se da la puesta de

mesa y que en esta se sirven los platos que les gustaban a todos los difuntos de la

familia, de todo el banquete existente, ellos toman lo que era de su preferencia comer

cuando aún vivían. Tanto en Santa Elena como en Manabí en la puesta de mesa de los

niños hay variedad y más cantidad de platos dulces y pocos platos fuertes. En la

celebración de los muertos grandes se ponen todo tipo de plato, normalmente esta mesa

suele ser más grande que la de los difuntos chicos. En comunidades rurales como

Sancán de Jipijapa aún sirven durante casi tres días para conmemorar a los Fieles

Difuntos (El Diario, 2015).

Según Germán Figueroa de 84 años comenta que sus antepasados les enseñaron a

servirle a sus difuntos ya que solo con el aroma se llenaban, Nancy González de 46
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años expresa así no tenga para la comida más que se agua les coloca para que se

hidraten para el largo viaje de regreso (El Diario, 2015). Ella es sobrina de Don

Germán y la artífice del rito, puesto que todas las preparaciones salen de sus manos. De

hecho, desde días atrás ya preparó los ingredientes, alistó los insumos para desplegar

todo tipo de preparaciones. Conforme van estando listas se prepara para servirlas.

Primero cubre la rústica mesa de madera con un mantel, coloca una cruz en el centro,

deja servido un vaso con agua y luego de a poco acomoda una variedad de platos que

cocinó en su horno de leña y ollas de barro (pág. 1).

El primero de noviembre está dedicado a los angelitos, es decir a los niños que han

fallecido, la preferencia de los niños siempre son las cosas dulces es por ello que en la

mesa se sirven: Bollos dulces, galletas, mermelada de camote, dulce de guineo maduro,

rosquitas, postre de papaya y otros manjares son los primeros en ocupar la mesa[…]

Desde temprano, en la víspera del Día de los Fieles Difuntos, a la mesa se suman las

preparaciones saladas dedicadas para los muertos adultos: Bollos de plátano y maní,

greñoso, tortillas de maíz y yuca, tambores de yuca (una variante de los bollos), café,

agua y hasta aguardiente se pone para que los difuntos mayores pasen y tomen lo que

les guste (El Diario, 2015).

Los antepasados de Don Germán decían “que no es que comen sino que no más

con el olor ya a ellos les basta”. Y como en un suceso místico, la comida de

verdad desaparece. Conforme llegan visitas en el feriado de los fieles difuntos se

les va brindando algo. Nadie se va de casa sin comer. “Ahí queda servido para

vivos y muertos”, acota riendo Nancy al explicar que al mediodía del 3 de


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noviembre, cuando acaba el rito y se recogen los platos, ya casi nada queda. Si

algo sobra se regala a quien lo quiera. Nancy es poco optimista y cuenta que todos

sus hijos son varones y no han aprendido el arte de cocinar este banquete para los

fieles, por ello, medio en serio medio en broma, dice que no tendrá quien le

prepare la comida cuando ella ya no esté en este mundo. Germán, en cambio, lo

da por hecho. “Es que tienen que hacerlo”, sentencia bromeando y es como si se

imaginara a sí mismo volando sobre la mesa servida. (El Diario, 2015, pág. 1)

Tradiciones de Santa Elena para sus difuntos

En la Península de Santa Elena en el museo de los Amantes de Sumpa, realizan la

puesta de mesa todos los 2 de noviembre. Según Javier Bazán, asistente de la

administración del museo peninsular, cada año se reúnen entre 800 y 1.000

personas para compartir la Mesa de Difuntos, como se conoce al evento en esta

región. Un voluntariado de aproximadamente 80 personas se encarga de preparar

mil porciones de colada morada y de hornear el pan de muertos, lo que en la

Sierra se conoce como guaguas de pan. En Anconcito la puesta de mesa se la

realiza en la Plazoleta del lugar donde asiste una copiosa cantidad de personas. (El

Diario, 2017, pág. 1)

Según la antropóloga Karen Stothert es un vínculo, la comida es la unión

principal entre los vivos y los muertos, por eso esta fecha en especial se produce

un reencuentro simbólico. A más del pan y de la colada morada, en la mesa hay

bollos, tortillas de maíz, natilla (postre típico de la región), torta de camote,

moros, ‘agua de muerto’ o licor, chicha y café. Tradición. La comida siempre va


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acompañada de la música preferida y objetos del difunto, como afeitadoras,

cigarrillos, peines o ‘ropa sin pecar’, adornada por manteles de algodón tejidos a

mano que fueron utilizados por generaciones, únicamente en esta fecha. Se sirven

los alimentos en la intimidad familiar; se cubren con toldos las mesas y se evita

estar presentes cuando sus muertos los visitan. Los peninsulares se dan cuenta que

los muertos los visitaron cuando los alimentos “se secan, se chupan o aminoran”.

(El Diario, 2017, pág. 1)

Santa Elena es una de las provincias en las que la muerte marca parte de las

costumbres y tradiciones más arraigadas: se sabe que los lugareños aún atan un cordón a

la cintura de sus muertos para que con él, es un tejido a base de algodón que, según la

creencia popular, se le da a una persona fallecida para que, cuando llegue al cielo,

castigue al enemigo y así evite que el maligno los lleve al infierno, También puede ser

usado en sus hijos cuando se porten mal. Por ello, el mismo día, paralelo a las

actividades en torno a la colada morada se ha organizado un Taller de Nudo de Muerto

luego de la preparación de la tradicional Colada Morada, también se exhibe el pan de

muerto (El Diario, 2017, pág. 1)

Compartir sus alimentos con los que ya no están en este mundo, es un ritual que se

ha celebrado por años y que junta a todos los pobladores de una comuna, gran ejemplo

de eso es el museo de los Amantes de Sumpa donde cada año se reúnen entre 800 a

1.000 personas para compartir la mesa de los fieles difuntos, de esta manera se conoce a

este evento o fiesta. Muy aparte del tradicional pan y colada de esta fecha, preparan

bollos, tortillas de maíz, natilla, torta de camote, moros, agua de muerto, entre otras
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delicias gastronómicas del lugar, aparte van acompañados de cigarrillos, ropas, peines,

afeitadores que eran los objetos del difunto o en el caso del cigarrillo que es lo que hacía

en vida. Se sirven los alimentos en la intimidad familiar; se cubren con toldos las mesas

y no se está presente cuando sus muertos los visitan. (El Comercio, 2017)

En Santa Elena el primer día de la celebración de los difuntos huele a pan de leña,

un horno de forma cóncava hecha a mano que solo se usara para los finados, año a año

preparan la mesa para sus familiares no presentes, un ritual que aprendieron de los

mismos y que no dejan de lado porque según la creencia “ellos reclaman” dice

Gonzabay (Alvarado, 2017). Desde los vegas la gente ha tenido la costumbre de rendir

tributo a sus muertos, en tumbas aborígenes es normal apreciar vasijas en donde se

ofrecía bebidas y comida a sus ancestros, en la actualidad los recuerdan llamándolos por

sus nombres para que bajen a servirse de la mesa que se les ha preparado en memoria a

ellos la cual se hace 2 días el 1 para los niños y el 2 para los adultos. Se elaboran

grandes cantidades de panes con diversas formas y figuras para servir a los difuntos y a

los familiares que aún están acompañándonos. (Ballenitasi, 2010)

Algunos aún conservan la tradición de realizar tortillas de maíz que desde las

antiguas culturas ha sido la comida preferida para rendir tributo a los muertos. Por la

noche las mujeres sirven la mesa o en ocasiones en el piso o una cama volteada, los

alimentos que más degustaban sus familiares en vida. Por tradición se regala la comida

que se prepara ese día, en las tardes los niños sales y visitan las casas de sus vecinos y

dicen: “Ángeles somos del cielo venimos y pan pedimos” a continuación se les da pan y

golosinas. Al día siguiente es el turno de los adultos quienes se sirven la comida junto a
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sus vecinos y amigos y por la noche cierran la fiesta con bailes y bebidas para despedir

a los finados. (Ballenitasi, 2010)

Familias enteras celebran el día de los difuntos muertos el 1 y 2 de noviembre,

elaboran sus platos preferidos para decorar la mesa y encienden una vela en el centro de

la misma, posteriormente se cubre todo con un cortinaje o “toldo” de color blanco;

continúan con una oración y les llaman por su nombre, de esta manera se invita a los

difuntos a servirse del banquete. En diversas conversaciones con abuelas de 80 hasta 90

años aproximadamente se llegó a la conclusión de que esta tradición tiene mas de 300

años en la península, “Ellas aprendieron de sus abuelos y sus abuelos de sus padres”.

Ciruelas, coladas, aguardiente, tallarín, dulce de camote, entre otros son los platos

elaborados y servidos para celebrar a los afinados. (Paucar, 2016)

Según el historiador Carlos Vera quien vive en la península nos cuenta que esta

celebración es una combinación de ritos católicos y andinos que la comunidad ha

adaptado a través de los años. En la península se festeja por 2 días seguidos y la

preparación de la misma comienza una noche antes. En esa celebración se reúnen para

visitar los cementerios y realizar plegarias, algunos llevan serenatas, otros coronas de

rosas y hay quienes comen junto a la tumba. La mesa se sirve en la madrugada y solo se

colocan platos que contienen alimentos que el difunto degustaba en vida, aparte del pan

de muertos que es elaborado en ese día en un horno que solo se usa en esa fecha. Hay

familias que prefieren servir la mesa a las 02:00 de la madrugada por la tranquilidad de

la noche y otros por el contrario se levantan a las 05:00 para adornar la mesa. (LINO,

2017)
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“Santa Elena en Bus”, historias y leyendas peninsulares

El caballero negro, la sirena del tambor y la fiesta de los espíritus o fiesta de los

difuntos muertos como también se le conoce, son 3 de las 4 historias que se conocerán

en un largometraje de 70 minutos con el título de “Santa Elena en Bus”.

“La película nos habla del amor, de la vida y de la muerte, de la necesidad de que no

olvidemos a nuestros abuelos, a nuestra gente que ya no está, nuestras raíces y lo que

son ellos y de donde provienen. El preguntarse de dónde vienen a partir de las historias

de sus abuelos, con esto se busca que la voz de los abuelos no muera y que se mantenga

viva más que nunca”, manifestó el director de cine comunitario, quien trabajó junto a la

productora Isabel Rodas. (Cartonpiedra, 2012)

Festejos por el Día de los difuntos en las provincias de la Sierra

Cada provincia de nuestro Ecuador tiene su forma de celebrar en esta fecha para

algunos es importante el consumo de colada morada y guaguas, para otros es

indispensable el convivir con sus familias, vecinos y extranjeros visitantes, todo

depende del entorno en el que los pobladores se han desenvuelto. Lo típico que todo

ecuatoriano disfruta por el Día de los Difuntos es la colada morada, una bebida dulce

debe su color y nombre al producto del que está hecho que es la harina de maíz morado,

así como varias frutas típicas del país como el mortiño, aunque depende de la región, y

hierbas aromáticas como la hoja de naranja y la cola de mono. A la colada se le

acompaña con las guaguas -niños en lengua quichua- de pan, que suelen ser de dulce o

de sal en forma, como su nombre indica, de niños y que son decorados con colores

vivos. (Jijón , 2018)


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La tradición de la colada morada proviene de la capital quítense Jijón (2018)

expresa:

Estas deliciosas tradiciones tienen origen indígena pero no nacieron exactamente

cómo se las conoce hoy; investigaciones han revelado de la cultura Quitu-Cara -

habitantes de la zona de Pichincha-, donde se originó la colada morada hace miles de

años, la realizaban con maíz morado porque creían que venían de este producto y

también agregaban sangre de llama, pues lo consideraban un animal sagrado. La bebida

se hacía como ofrenda para los difuntos, ya que para ellos la muerte significaba el inicio

de un nuevo viaje y la colada simbolizaba el alimento para mantenerlos durante ese

viaje ancestral. Con los años, la preparación de la colada morada fue modificada por los

católicos; continuaron el uso de la harina del maíz morado, pero reemplazaron la sangre

por frutas típicas del país, logrando que la bebida tenga un sabor delicioso. (pág.1)

Las infaltables guaguas de pan nacieron también por modificación de la Iglesia

católica. Según el calendario inca el 2 de noviembre coincide con la celebración

del Aya Marcay; Aya significa espíritu, -algunos diccionarios escritos por

religiosos lo tradujeron como 'diablo'- y Marcay significa cargar algo, por esta

razón en esta fecha los indígenas sacaban a pasear a sus difuntos momificados

para que recibieran la luz y la bendición del Dios Sol. La Iglesia vio esta práctica

como profana, así que decidieron cambiar esta peregrinación por la confección de

panes en forma de personas, principalmente de niños. Actualmente en Ecuador

aún se mantiene la tradición, -principalmente en la región de la sierra- de visitar

las tumbas, con los alimentos que más le gustaban a la persona fallecida,
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especialmente frutas; es un momento de tranquilidad en las que las familias se

reúnen para recordar al difunto. (Jijón , 2018, pág. 1)

Antecedentes Universales

Desde la antigüedad con exactitud al período Neolítico y Edad de Hierro son

evidentes los vestigios de prácticas al culto de la muerte, en el período neolitico los

muertos eran enterrados con sus pertenecías en cámaras sepulcrales de piedras

gigantescas, muchos eran atados para evitar que sus sombras hagan algún daño a los

vivos, desde aquel entonces se creaba un preámbulo misterioso hasta de divinidad con

referente a los muertos y el más allá. En la edad de hierro el rito era muy variado en el

mismo lugar se enterraban o quemaban. En el antiguo Egipto la creencia era que si el

cuerpo se conservaba era porque el alma seguía viviendo en otro mundo. Las raíces del

culto a los muertos se pueden encontrar en la época prehispánica a través de sus

esculturas, pinturas y códices, aí como los relatos de diversos cronistas (Sandoval ,

1997)

Similitud de nuestra celebración con los países de América Latina

Desde hace siglos los pueblos indígenas en todo el Continente Americano han

celebrado en determinadas épocas del año a sus antepasados muertos. Los rituales

en honor a los muertos se centran en el intercambio recíproco en lo cual los vivos

le ofrecen a los muertos comida, música, flores, bebidas alcohólicas y otras cosas

para complacerlos y asegurar que los bendigan en sus actividades terrenales, como
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una buena cosecha o el matrimonio Conexión entre la celebración de día de

muertos de México y la de Ecuador. Estos pueblos de América no veían a la

muerte como un fin sino como parte del ciclo de la vida. Los conceptos indígenas

de la vida y la muerte expresados en estos rituales se entretejieron perfectamente

con las tradiciones del “Día de los Fieles Difuntos” que trajeron los españoles.

(Dickins , 2010, pág. 3)

Estas celebraciones datan del siglo IX cuando el Papa Gregorio IV promulgó el

primero de noviembre para dedicarlo a rezarles a los santos, declarándolo en el

calendario litúrgico como “El Día de Todos los Santos.” Aproximadamente

cuatrocientos siglos más tarde, el Abad San Odilo de Cluny designó el 2 de

noviembre como “El Día de los Fieles Difuntos” un día dedicado a rezar por las

almas de los fieles difuntos que habían fallecido. Estas observaciones religiosas

del “Día de Todos los Santos” y “El Día de los Fieles Difuntos” se propagaron

rápidamente por toda Europa y fueron traídas a latinoamérica en el siglo XVI por

los misioneros católicos, los conquistadores y los colonizadores españoles. Hoy en

día estas fechas se observan en los calendarios litúrgicos Católico Romano,

Luterano y Anglicano (Episcopal) y además en Latinoamérica se celebra como un

día feliz con elaboradas y alegres festividades únicas de cada región. (Dickins ,

2010, pág. 3)

La transformación de los rituales se dio con la llegada de los españoles ya que

trajeron consigo las celebraciones del día de los muertos que ellos celebraban y estaban

bajo las leyes del catolicismo, estas festividades se mezclaron con los ritos y
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adoraciones de nuestros indígenas a la madre tierra, al sol y a la luna, la cula era

considerados por los españoles como prácticas pagana, en otras palabras fue una fusión

de la cultura española con la prehispánica que dio como resultado las festividades que se

desarrollan en los países de América. (Dickins , 2010, pág. 3).

Otros autores cuentan la historia como es el caso de Bode (2012), cuando los

conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV, se horrorizaron por una

serie de creencias paganas propias de los indígenas. Una de ellas era el culto a la

muerte. Los habitantes de Mesoamérica tales como los aztecas, mayaso nahuas,

llevaban a cabo un festival, a inicios de agosto, que duraba un mes completo, fiesta a la

cual denominaban -Día de los Muertos. En intentos por terminar con dicha paganidad y

convertirlos al catolicismo, los españoles movieron el festival hacia inicios de

noviembre para que coincidiese con la festividad del “Día de Todos los Santos”, fiesta

religiosa que se celebra en muchos países de tradición cristiana. Esta celebración es un

día después de Halloween, otro ritual pagano de los celtas, que honra a los muertos. Los

españoles combinaron las costumbres de Halloween con el festival mesoamericano,

creando de este modo el Día de Muertos. (pág.1)

México

En México la celebración de los muertos toma un giro particularmente

humorístico: la gente encara la muerte haciendo bromas y riéndose de ella,

pintando calaveras en brillantes y alegres colores y personificándola con figuras

de esqueletos llamadas calacas. El primero de noviembre está dedicado


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especialmente a los espíritus de los niños fallecidos, Los angelitos, mientras que

los adultos difuntos son honrados el 2 de noviembre. La gente comienza la

celebración con el arreglo de los altares en honor a los difuntos en sus casas, las

iglesias o los panteones. Los altares son únicos para cada persona que se honra y

se elaboran con ofrendas que incluyen fotografías y las comidas favoritas del

difunto, flores, velas, sal, agua, pan dulce e incienso. Caminos de flores

tradicionales de un amarillo brillante, que en noviembre están en plena temporada,

guían a los muertos a su hogar con su fuerte fragancia. Conocidas en Nahuatl

como flor de cempasúchil o flor de los 20 pétalos, eran utilizadas para honrar a los

muertos. (Dickins , 2010, pág. 6) (Véase tabla e ilustración 1)

Tabla 1. Elementos que se colocan en la celebración de Muertos (Dickins , 2010)

Ecuador México

Vela Velas

Vaso de agua Vaso de agua

Frutas Frutas

Pan, galletas, cakes y platos típicos que Pan dulce, comidas favoritas del

le gustaban al difunto difunto

Colada morada ----------

Mesa en casa Altares con arreglos

Mantel blanco ----------

Cordones y Cortinas blancas para tapar ----------

la mesa
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-------------- Retratos

-------------- Sal

-------------- Camino de flores de amarillo brillante

flor de cempasúchil o flor de los 20

pétalos

-------------- Calacas y decoraciones de muertos

------------- Incienso

Ilustración 1. Elementos que se colocan en la puesta de mesa en México (Dickins , 2010)

Chile
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En chile se celebra la solemnidad de todos los santos el día primero de noviembre, se

recuerda a las personas que vivieron una vida de fe y testimonio cristiano, aunque no

hayan sido reconocidas canónicamente como santos, mientras que el segundo dia del

mes de noviembre se conmemora a los todos los fieles difuntos, festividad que se

vincula a la convicción de la resurrección. Chile, el segundo país más recomendado para

realizar turismo de aventura. En estos días, los cementerios chilenos se llenan de

visitantes que acuden a las tumbas de seres queridos, mientras las floristas sacan cuentas

alegres. Las largas caminatas son también una oportunidad para los vendedores de agua,

bebidas y helados, que aplacan la sed y el calor del público. Los días 31 de octubre y 1°

de noviembre será la "Noche de los muertos" en el camposanto de la comuna de

Recoleta. Es decir, después del horario habitual, las puertas del recinto permanecerán

abiertas y habrá recorridos nocturnos y actividades culturales.} (El Economista

America, 2013).

Nicaragua

En Nicaragua se toman muy en serio esta fecha y su conmemoración va mucho

más allá de una simple ofrenda u homenaje. El Día de los Muertos se festeja en el

cementerio y por la noche, algo que parece terrorífico y por lo que muy pocas

personas en el mundo están dispuestas a pasar. Sin embargo, los “nicas” elijen

esta forma para honrar a sus difuntos: no sólo pasan una noche con sus familiares,

sino que, además, duermen al lado de sus tumbas. (Bode, 2012)


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Bolivia

Esta fiesta es también uno de los momentos fuertes del calendario boliviano: se

cultiva la memoria a los muertos, floreciendo sus tumbas. El culto a los difuntos

se mantiene sobre todo en el campo donde el evento se prepara semanas antes. El

ritual es muy complejo, pero básicamente, los familiares preparan una enorme

cantidad de comida, ya que las almas llegan con un buen apetito y una sed

inextinguible. Los vivos preparan los platos y bebidas favoritos de los difuntos.

En La Paz se celebra también un festival llamado “Día de las ñatitas” (cráneos) el

9 de noviembre, en el cual se bendicen las calaveras humanas guardadas tanto por

familiares como por desconocidos. (Bode, 2012)

Llama la atención cómo en esta época del año se fusionan dos dimensiones de la

vida cultural. El 1 y el 2 de noviembre se fusionan como el día de Todosantos, dos

palabras que se unen en una. Dejando de ser el 1 de noviembre como el Día de

Todos los Santos, y el 2 como el Día de Todos los Difuntos. Según quienes

festejan es un tiempo de alegría, tristeza, convivencia, solidaridad y recuerdos de

lo que fue la vida de un ser querido en la tierra, y cómo este se relacionaba con los

demás. En este tiempo se recuerda con agrado y cariño a los seres queridos.

(Pukara, 2016, pág. 10) (Véase ilustración 2)


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Ilustración 2. Eventos a realizarse en Bolivia el día de los muertos (Pukara, 2016, pág. 10)

Perú

Una de las tradiciones que forman parte del patrimonio inmaterial de un grupo

humano es la forma en que recuerda a sus parientes fallecidos. Los días 01 y 02 de

noviembre, fechas en que se celebra el Día de los Santos y el de los Difuntos

respectivamente, se constituye en muchos lugares una sola celebración. Se ha

señalado que el modo en que en algunos lugares del Perú se rinde culto a los

antepasados tiene sus orígenes en épocas prehispánicas, debido a la forma en que

se celebraban los aniversarios de la muerte y el tratamiento que recibía el mallqui

o cuerpo del fallecido. Es entonces cuando se le sacaba de la sepultura, se le

cambiaba las ropas, y se le ofrecía alimento y bebida. (Fuentes, 2013)

En 1615, el cronista Guamán Poma de Ayala, describe esta práctica en su “Nueva

Corónica y Buen Gobierno”


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“Noviembre. Aya Marcay Quilla, este mes fue el de los difuntos. Aya quiere

decir difunto, es la fiesta de los difuntos, en ese mes sacan los difuntos de sus

bóvedas que llaman pucullo y le dan de comer y de beber, y le visten de sus,

vestidos ricos, y le ponen plumas en la cabeza, y cantan y danzan con ellos, y le

pone en unas andas y andan con ellas en casa en casa y por las calles y por la

plaza y después tornan a meterlos en sus pucullos, dándole sus comidas y vajilla,

al principal de plata y de oro y al pobre de barro; y le dan sus carneros y ropa y los

entierran con ellas y gasta en esta fiesta muy mucho” (1993: 177)

Estas acciones, que los españoles encontraron a su llegada, fueron prohibidas por los

sacerdotes. En 1567 el Primer Concilio Limense indicaba en el canon 106 parte 2:

“Que en las ofrendas por los difuntos, especialmente el día de las ánimas después

de Todos Santos, no se permita a los indios ofrecer cosas cocidas o asadas, ni se

dé ocasión para su error, que piensan que las ánimas comen de aquello” (Citado

en Van der Berg,1989: 171)

El culto a los parientes muertos, fue celebrado por los primeros cristianos de la

misma forma en que lo hacían los romanos en sus fiestas parentales celebradas del

13 al 21 de febrero de cada año cuando el Estado consagraba una novena a los

“parientes difuntos” que acababa en la Feralia. En estas fiestas, familiares y

amigos de los difuntos se reunían para visitar las tumbas llevando ofrendas, que

podían ser espigas, un poco de sal y unas violetas. Al día siguiente, el 22 de

febrero, en la fiesta de la Caristia, cada familia ofrecía a sus difuntos un banquete

sagrado en el que el fallecido era invitado a participar. (Fuentes, 2013) (Véase

ilustración 3)
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Cultura Paracas. Los cementerios Paracas son uno de los fenómenos mortuorios

más grandes, ricos y complejos de todo el antiguo Perú. Las tumbas demuestran

que corresponden a períodos de tiempo igualmente distintos. A las más antiguas

se les llamó Período Cavernas, por haber sido encontradas en cavernas funerarias

incrustadas a cinco metros de profundidad en el arenal. Las cavernas tenían forma

de copa invertida y profunda, algunas contenían hasta cincuenta fardos funerarios.

Las tumbas más tardías (500 a. C.) eran pequeñas ciudadelas enterradas en el

desierto, en las que corredores estrechos y tortuosos daban acceso a un laberinto

de pequeñas cámaras mortuorias, donde se encontraban los fardos funerarios. A

estas tumbas las denominó Julio C. Tello: Paracas Necrópolis. (Arce , Julca, &

Limay , 2005)

Ilustración 3. Tradicionales angelitos y roscas de muertos (Fuentes, 2013)


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Bibliografía

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