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(Levinas, Entre Nosotros: Ensayos para pensar en otro, 2001, pág. 133)
Índice
Introducción ........................................................................................................................... 2
1. Vulnerabilidad concreta-antropológica ..............................................................................9
1.1 La vulnerabilidad antropológica como hecho irrefutable de la condición humana .......10
1.1.1 Vulnerabilidad con respecto al medio ambiente ......................................................... 13
1.1.2. Vulnerabilidad corporal.............................................................................................. 20
1.1.3 Vulnerabilidad ante lo institucional-cultural ............................................................... 23
1.2 La vulnerabilidad social como fenómeno asimétrico ..................................................... 28
1.2.1 Vidas precarias ............................................................................................................32
1.2.2 Clase marginada y residuos humanos .........................................................................40
2. Una aproximación ética de la vulnerabilidad ...................................................................53
2.1 El concepto de vulnerabilidad en el pensamieto de Emmanuel Levinas ....................... 57
2.1.1 Vulnerabilidad y rostro................................................................................................ 65
2.1.2 Demanda...................................................................................................................... 69
2.1.3 Vulnerabilidad y responsabilidad ................................................................................73
2.2 El prójimo y el sujeto responsable ................................................................................. 80
2.2.1 Sobre el prójimo ..........................................................................................................81
2.2.2 El mandato del amor al prójimo y el sujeto responsable ante la resposabilidad: Relato
del Buen Samaritano ............................................................................................................89
2.3 El relato del Buen Samaritano: Hacia una pedagogía de la solidaridad y
responsabilidad ..................................................................................................................... 95
2.3.1 Hacerse cargo de la realidad y vulnerabilidad del sujeto ............................................98
2.3.2 Cargar con la realidad y vulnerabilidad de la alteridad .............................................100
2.3.3 Encargarse de la realidad y responsabilidad ............................................................. 105
3. Conclusiónes .................................................................................................................. 107
4. Bibliografía..................................................................................................................... 117
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Introducción
Después Auscwhitz, y del Holocausto, surgiría un nuevo mandato ético desde la memoria,
de acuerdo con Adorno: “recordar para no repetir” (Tafalla en Mardones & Mate, 2003, p. 126).
Auschwitz: planteamientos éticos que se dejan mirar e interpelar por las víctimas de “la barbarie
de la civilización” (Mardones & Mate, 2003, p.7) que padecieron en este episodio de mediados
La ética, entonces, tiene que replantearse. “La ética del siglo XXI en adelante, tiene que
hacerse siguiendo el ejemplo del ángel de la historia de Paul Klee: con la mirada puesta en las
víctimas del tiempo” (Mardones & Mate, 2003, p.7). Por que, si retiramos la mirada de las
(p.7).
Cuando se habla de la mirada de las víctimas nos referimos a la “interpelación del otro
[...]” (Rabinovich en Mardones & Mate, 2003, p. 51) que ha sufrido a causa de una injusticia
humana. Por eso, como lo señala Rabinovich (p.51), es necesario que se haga alusión a la
Si las víctimas de las que se habla en la filosofía después de Ashwitz son aquellas personas que
padecieron el Holocausto, las víctimas del Siglo XXI son las que padecen las consecuencias de
las disparidades hirientes. Son los sujetos invisibles considerados residuos y estorbo por que no
tienen cabida en las relaciones económicas actuales, aquellas personas con una vulnerabilidad
más expuesta.
Por eso, este trabajo toma como punto de partida la mirada de las víctimas producidas por
“La riqueza mundial crece en términos absolutos, pero aumentan también las
desigualdades. En los países ricos, nuevas categorías sociales se empobrecen y nacen nuevas
Aunque la riqueza aumenta a nivel global y cada vez hay más millonarios, la mala distribución de
infantil y materna, déficit en educación, discriminación de género” (Kliksberg, 2011)) que no han
¿Por qué la necesidad de hablar de las disparidades hirientes? Según Oxfam (2018) en el
2017 se produjo el mayor aumento de personas cuyas fortunas superan los mil millones de
dólares, lo que se convirtió en el mayor aumento de la historia. Sin embargo, el 82% de la riqueza
generado en ese año se concentró en solo el 1% de la población más rica; la riqueza del 50% más
pobre no aumentó, dejándoles fuera de los beneficios económicos y sociales y generando más
etimológico de la palabra vulnerable, se origina del latín vulnerabilis, formada de vulnus (herida)
y el sufijo –abilis que indica una posibilidad. Por lo tanto, vulnerable es alguien que tiene la
Toda la humanidad es vulnerable a una catástrofe, una agresión o una violencia externa,
ya sea producto humano o de la naturaleza. Sin embargo, unas personas tienen mayor posibilidad
de ser más vulneradas que otras, especialmente bajo el contexto de las disparidades hirientes.
Aunque todas las personas estamos expuestas al riesgo de ser heridas, hay ciertos grupos en
específico más expuestos que otros y no pueden recuperarse rápidamente de una catástrofe
ciertos grupos específicos. El mundo globalizado ha agravado la división entre países ricos y
pobres; “los procesos globalizadores incluyen una segregación, separación y marginación social
progresiva” (Bauman, 2010, p. 9) que reafirman la división entre los países “desarrollados” de
compartida entre todos los habitantes de la tierra. De acuerdo con Stalsett (2005), en el plano
padecen los países y la personas que son más propensas a sufrir algún mal debido a que no
cuentan con las capacidades individuales y estructurales suficientes para sobrellevar el problema.
Es en esta asimetría donde el problema se vuelve un “escándalo ético” como lo señala Bernardo
Kliksberg (2011).
La vulnerabilidad social se considera un problema ético porque el sufrimiento del otro nos
lleva a cuestionarnos sobre el poder, la justicia y los atentados a la dignidad desde los derechos
humanos, en especial cuando este sufrimiento puede ser evitado. Para Stalsett (2002), al hablar de
la ética frente a la globalización y el desarrollo hay que hacer referencia a la conciencia sobre una
vulnerabilidad que es compartida pero que al mismo tiempo es asimétrica, así como a la voluntad
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de asumir la responsabilidad y actuar frente a “esta asimetría destructiva” (p. 46). Para él, el
momento ético ocurre cuando el uno reconoce la vulnerabilidad asimétrica que padece el otro y
vulnerabilidad del otro y la demanda ética que presenta.” (Stalsett, 2005, p. 45) Una demanda
voluntad. Ya que el otro me interpela, por su vulnerabilidad estoy moralmente obligado con él,
no porque me lo impongo a mí mismo (autonomía) sino por su demanda, soy responsable de él.
ultraje. La apertura es la vulnerabilidad de una piel ofrecida, en el ultraje y en la herida” (p. 122).
Por tal motivo, una forma para aproximarnos al fenómeno de la vulnerabilidad social es a través
de la ética de la alteridad y del giro relacional (Patiño, 2009), el cual reclama para sí “una
antropología donde el yo se define como responsable del otro, ante el otro, y por el otro; una
antropología donde el sentido de lo ético pueda encontrarse al tomar en consideración todos los
vínculos posibles entre los hombres, los de solicitud y los de cuidado” (p. 17) e “implica un
posicionamiento teórico que sostiene que el ser del hombre ha de ser constituido o definido en
el otro para establecer una ruta pedagógica de la solidaridad y la responsabilidad con el más
vulnerable.
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vulnerabilidad social. Como cuarto objetivo específico es proponer al sujeto responsable del otro
como una respuesta ética ante la vulnerabilidad social. Por último, el quinto objetivo específico
vulnerabilidad.
segunda pregunta es ¿Por qué la vulnerabilidad es un problema ético?, mientras que la tercera se
mantiene en la misma sintonía que la segunda: ¿Por qué la vulnerabilidad social es un problema
ético? Por último, la cuarta y quinta pregunta son ¿Qué se entiende como ética de la alteridad? y
establece una ruta pedagógica de la solidaridad yla responsabilidad con el más vulnerable.
interdisciplinarios. Cada uno de ellos se abordará recurriendo a diversos autores que abordan los
como un hecho antropológico, es decir, compartido por todos. Pero también se presentará la
Freud para establecer las tres principales causas de la vulnerabilidad humana. Las tres principales
institucional-cultural- serán expuestas desde diferentes autores dado que cada la naturaleza de
cada causa. Sin embargo, para abordar la vulnerabilidad social se retomarán, en mayoría, los
planteamiento de Judith Butler sobre vidas precarias y a Zygmunt Bauman para abordar el
concepto de clase marginada y residuos humanos ya que ambos autores comparten como
segundo capítulo.
responsabilidad con el otro y abordar la vulnerabilidad social desde una dimensión ética.
Coincidiendo con Palacio (2015), retomar la filosofía de Levinas permitirá que se reflexione
críticamente la cuestión de la vulnerabilidad social y que sea “una vía de comprensión sobre esta
realidad que nos sobrecoge y espanta” (p. 30) para trazar unas líneas generales para una
El trabajo, en su segundo capítulo, la reflexión se abordará desde una ética de “la no-in-
diferencia” (Levinas, 2011, pág. 12) ante las consecuencias de las disparidades hirientes y los
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escándalos éticos en los grupos más vulnerables. Se intetará argumentar que la responsabilidad
responsable-del-otro” (p.12).
Las obras de Emmanuel Levinas que se utilizarán para la investigación son Humanismo
de otro hombre (Siglo XXI Editores, 2011) y De otro modo que ser o más allá de la esencia
(Sígueme, 2012), Difícil Libertad (Lilmod, 2004), Entre Nosotros: Ensayos para pensar en otro
(Pre-textos, 2001) y Ética e Infinito (Machado Libros, 2008) con los que se expondrá su
propuesta ética.
secundarias. Palacio (2015), Bello Reguera (2010) y Del Mastro (2012) hacen una reflexión de la
social. Estos autores nos permitirán establecer la relación entre la ética de la alteridad con la
concepto de vulnerabilidad para reflexionar sobre problemas sociales. Este trabajo se inscribe en
compartida, para proponer una ética solidaria desde una perspectiva levinasiana. Por útlimo, para
1. Vulnerabilidad concreta-antropológica
Al ser un sujeto con la posibilidad o el riesgo potencial de ser herido o lastimado por un
agente externo, la vulnerabilidad es parte de la condición del ser humano. Todos los seres
humanos comparten esta condición, por lo tanto, se puede definir que existe una vulnerabilidad
antropológica. Son tres las fuentes que causan la vulnerabilidad antropológica: la fragilidad del
cultural. La fragilidad del cuerpo nos habla de las enfermedades a las cuales todos estamos
expuestos y que padecemos; la vulnerabilidad con respecto al medio ambiente a las catástrofes
Sin embargo, no todos los seres humanos tienen las capacidades suficientes para superar
los daños ocasionadas por ciertas acciones del hombre o por las catástrofes naturales y las
humanos; es decir, la vulnerabilidad, aunque es una condición compartida y nadie puede evadirla,
hecho irrefutable de la condición humana. Es decir, la vulnerabilidad que es compartida por todos
y que tiene por causas la fragilidad y las catástrofes ambientales o sociales. En la segunda, por
social.
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Para abordar la vulnerabilidad antropológica se recuperarán las tres causas básicas del
penar humano expuestas por Sigmund Freud (1992): “la hiperpotencia de la naturaleza”, “la
fragilidad de nuestro cuerpo” y “la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos
recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad” (p. 85). Para este trabajo, las
causas básicas del “penar humano” que expone Freud se entienden como aquellas causas que
ubicación geográfica y situación social, política y económica: riesgo a una catástrofe ambiental,
vulnerabilidad, en la segunda parte de este capítulo se tomarán tres conceptos ligados con los
conceptos se retoman de las propuestas de Judith Butler y Zygmunt Bauman, cuya pertinencia se
debe a que sus propuestas se centran en la vulnerabilidad asimétrica como causa de vidas
Al igual que las demás especies animales, todos los integrantes de la especie humana
están expuestos al riesgo de ser lastimados, heridos, a ser vulnerados. El ser humano está
este trabajo se toma como marco de referencia las tres causas básicas del penar humano que
presenta Sigmund Freud, ya que las tres afectan a todos de alguna manera. Freud (1992) señala
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que estas tres fuentes son: “la hiperpotencia de la naturaleza”, es decir, el hombre es vulnerable
discapacidad y la muerte; y por último a “la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos
recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad” (p. 85). Sobre la última fuente
se discutirá sobre la insuficiencia de las normas que señala Freud, se sostendrá que no son las
normas las que vulneran al hombre sino las violaciones sistemáticas de ellas por parte del Estado,
migraciones son consecuencia de las catástrofes en las cuales se combinan la vulnerabilidad con
respecto al medio ambiente con la institucional. En estas crisis se pone de manifiesto la condición
preexistente de vulnerabilidad de todos los seres humanos, especialmente en aquellos grupos que
En definición, una catástrofe es “un evento extremo, de origen natural o humano, que al
afectar a un lugar en un momento dado puede causar daños y perturbaciones tales que
Las catástrofes, pueden ser originadas, como ya se mencionó, por la naturaleza o por
acciones humanas. Las que son originadas por la naturaleza pueden ser los huracanes, erupciones
volcánicas o terremotos. Las humanas, o antropogénicas, pueden ser los conflictos armados, los
de los recursos naturales. Mientras que las catástrofes naturales están fuera del control humano y
ocurren sin ninguna intervención de la acción humana, las catástrofes antropogénicas son
ocasionadas por el humano y afectan al medio ambiente, a los animales humanos y a los no
antropogénicas.
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Es difícil definir que catástrofe fue producida por una naturaleza antropogénica. Eso
debido a que ahora se tiene la conciencia de que muchas catástrofes naturales no lo son tanto,
pues son fenómenos vinculados con la actividad humana. Las inundaciones ocasionadas por la
excesiva urbanización en zonas de alto riesgo, las sequías por la deforestación desmedida y por el
Las catástrofes antropogénicas también pueden ser alteradas por factores naturales
ocasionado un mayor desastre. Por ejemplo, ante un derrame de petróleo en el océano las
corrientes de agua pueden ocasionar más daño en el medio ambiente y generar más víctimas. Por
tal motivo, “la frontera entre lo natural y lo humano en las catástrofes es difusa, y todas tienen
parte de ambos componentes” (Pérez de Armiño, 2006). Lo que es claro es que la actividad
catástrofes naturales están teniendo unos mayores efectos adversos por causas humanas.
Como señala Pérez de Armiño (2006), el impacto de las catástrofes ha aumentado, no por
zonas y con respecto a determinados grupos sociales. Es decir, el ser humano es más vulnerable
con relación al medio ambiente pero también algunos lo son ante las instituciones porque muchos
quedan desamparados y no cuentan con las capacidades suficientes para reaccionar ante la
Tomando como punto de partida las catástrofes, entendidas estas en su doble dimensión
natural y antropogénica se hablará de la vulnerabilidad del ser humano con respecto al medio
ambiente, así como de la vulnerabilidad ante las Instituciones, enfatizando lo que se denominará
resultado del ser humano ante las catástrofes, también se hablará de las enfermedades y las
naturaleza. Resulta una fuente inevitable de penar porque el humano, a pesar de que lo ha
intentado, nunca podrá dominar a la naturaleza. Todos los terrícolas –aquí se utiliza el término
terrícola para mencionar a todo ser vivo que habita la tierra: animales humanos y no humanos, así
como las plantas- están expuestos a una catástrofe ocasionada por fenómenos naturales. La
vulnerabilidad ante el medio ambiente, por tal motivo, es común a todos los humanos, es un
también de destrucción. Protección porque la tierra provee un hogar común y alimento para todos
los terrícolas. Destrucción por las catástrofes naturales, ajenas e inevitables para el hombre. Sin
antropogénicas.
desprenden dos visiones entre la relación de los humanos con la tierra: el humano como parte de
todo –antropocéntricas-. De acuerdo con Giró (2000), en la primera visión están las propuestas
“zoocéntricas”, encabezadas por Peter Singer, Tom Regan, Gary Francione, Richard Ryder y
otros filósofos que, desde diferentes corrientes filosóficas, justifican la consideración moral hacia
los demás animales por su capacidad de sentir, así como al rechazo del especismo. A esta
Richard Ryder en 1970 y popularizado por Peter Singer en su libro Liberación Animal (Trotta,
1999). Para Ryder, “el especismo es un prejuicio o actitud parcial favorable a los intereses de los
miembros de nuestra propia especie (animal humano) y en contra de los de otra.” (Ryder en
especies animales como objetos que están en el mundo para satisfacer lo deseos de la especie
humana y que las otras especies solo sirvan como medio para conseguir los objetivos humanos,
pues estas no cuentan con alguna consideración moral. Para Ryder, como para Singer, el
sentir de los individuos como la base de derecho. En este sentido, todo ser vivo con capacidad de
capacidad de sentir, también reconoce la importancia del lugar donde habitan, por lo tanto, es una
sensocentrismo ecológico.
La segunda visión que ofrece Giró (2000) es la cosmocéntrica, la cual es propuesta por
Aldo Leopold y Albert Schweitzer, a los cuales Giró hace referencia. La visión cosmocéntrica del
mundo señala que el respeto no solo abarca a los sujetos racionales o sensitivos, sino a toda la
realidad considerada como un único ser moral: “el respeto por la vida como totalidad holística”
(Giró, 2000, p. 276). Por un lado, Leopold (en Giró, 2000) considera que hay una
interdependencia de todos los fenómenos ambientales, por lo tanto “los imperativos morales no
son mandatos que produce un sujeto racional, sino explicitaciones de la ley suprema del
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equilibrio de la naturaleza” (p. 276), es decir, algo es justo cuando se tiende a conservar la
integridad de la naturaleza. Por otro lado, Schweitzer (en Giró, 2000), partiendo de una
interpretación de la mística oriental, considera que todo ser viviente y la vida misma es un valor
absoluto; “la vida es lo más universal y, por lo tanto, la única actitud correcta frente a la vida es
De estas dos visiones que plantean al hombre como parte de un todo, en este trabajo se
inclina por la primera. La consideración moral, es decir, aquellas acciones que pueden valorarse a
través de una reflexión moral, solo se le puede tener a los seres vivos con intereses particulares,
en este caso a todos los seres sintientes que tendrían el interés a no sufrir dolor y a buscar placer,
Española, es un término adoptado y usado por los teóricos y activistas del movimiento de la
“Liberación Animal”. Sintiente proviene del verbo sentir, de la capacidad de sentir. De acuerdo
con Gary Francione (2012), un ser sintiente es un ser subjetivamente consciente y que tiene
intereses, es decir, un ser que prefiere, desea o quiere. Un ser sintiente tiene el interés de
experimentar sensaciones positivas como el placer y evitar sensaciones negativas como el dolor.
Esta capacidad de sentir le da una consideración moral por parte de los animales
humanos. “Dado que hay alguien que es subjetivamente consciente y que, de esa propia manera,
se preocupa por lo que le pasa a él o a ella, eso es todo lo necesario para tener el derecho moral al
Aunque se discute quién puede ser reconocido como ser sintiente, este se limita a los
animales que responden a estímulos a través de un proceso consciente, es decir, aquellos seres
vivos con un sistema nervioso centralizado que procesa los estímulos y que es capaz de
diferenciar un placer o un dolor subjetivo. Existe una postura que afirma que las plantas pueden
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ser consideradas seres sintientes, sin embargo, estas se reconocen como no-sintientes a pesar de
que estén vivas y reaccionen a estímulos, pues no responden a través de algún proceso
consciente, es decir, no tienen una mente que se preocupa acerca de lo que a la planta le sucede.
Sobre este tema, el Dr. Daniel Chamovitz, en su libro What a plant konws (Scientific
American/Farra, Straus and Giroux, 2012) explica cómo las plantas interactúan con el mundo
gracias a sus “sentidos”, sin embargo, no las propone como seres sintientes.
Por lo tanto, la tierra como tal, no tiene intereses, pero son los seres sintientes que la
habitan quienes los tienen. De aquí que se desprenda una actitud de responsabilidad y respeto por
la vida de todos los sujetos sintientes, así como de su hábitat natural y propiciar el aseguramiento
Las visiones antropocéntricas sobre el cuidado del medio ambiente, por el contrario,
señala Amérigo (2009), la necesidad de preservar el ambiente se da solo para mantener la calidad
recursos naturales, así como de otros animales por parte del hombre para su sobrevivencia.
Aunque esta visión no está confrontada con la necesidad de preservar a la naturaleza, el hecho de
que el hombre se perciba como centro del universo y con el derecho soberano e ilimitado para
disponer arbitrariamente del resto de los seres vivos, hace que esta visión sea más débil al
veces desmedida, de los recursos naturales. Antes de 1972 la humanidad no estaba consciente de
que la explotación no controlada de los recursos ocasiona daños en los ecosistemas. Fue a partir
del informe del Club de Roma, Limits to Growth (Universe Books, 1972) que se advirtió sobre
los efectos del crecimiento industrial y la contaminación que este produce en la naturaleza,
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proponiendo unos límites. Después vendrían otros informes como el Informe de la Comisión
Brundtland (1987), el Protocolo de Kyoto (1997), las Conferencias en Río de Janeiro (1992) y
Johannesburgo (2002), así como la Carta de la Tierra (2000), que es una declaración
internacional de principios éticos, retos y propuestas para contrarrestar los fenómenos naturales
causados por la actividad del hombre. Actualmente, el Acuerdo de París (2015) es el último
Tierra (2012), “el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil” (Earth Charter
Initiative, 2012). Una gran parte de su fragilidad es vulnerada por la actividad humana, sin
embargo, el hombre no está aislado de ella como muchas veces aparenta serlo. El ser humano es
cambio climático por el calentamiento global. Este problema se ha debido, en mayor medida, por
El fenómeno del calentamiento global ha ocasionado catástrofes más devastadoras alrededor del
mundo, así como la afectación permanente a la gran mayoría de los ecosistemas terrestres y
marinos.
coral. Estas zonas que ocupan el 0.5% del fondo marino tienen una importante y compleja
función que influye directamente en todos los terrícolas, que como se había mencionado
anteriormente incluye a todos los seres vivos que habitan la tierra. De acuerdo con Creary (2013),
la tercera parte de las especies de coral que contribuyen a la formación de arrecifes están en
peligro de extinción, pero todos los arrecifes presentan un deterioro significativo. Los arrecifes de
coral cuentan con la mayor diversidad de vida animal y vegetal de todos los océanos, estos hacen
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circular los nutrientes a través de su intrincada red alimentaria y proporcionan alimento a todos
Sin los arrecifes de corales, la diversidad animal y vegetal desaparece, se crean zonas
considera grave para la humanidad, cuál debería serlo, habría que agregar que la desaparición de
que aproximadamente 3.500 millones de personas (Creary, 2013) dependen del mar para su
subsistencia. En términos humanos, las comunidades humanas más afectadas son las personas
más pobres del mundo, ya que son las que más dependen de los recursos marinos, pero no habría
que subestimar las consecuencias de este problema para el mundo marino, desaparición de
En este sentido, a pesar de que todos los seres humanos son vulnerables a las catástrofes
naturales, unas comunidades tienen menos capacidad de reacción y superación que otras a pesar
misma exposición y amenaza para dos sujetos que habitan al margen del mismo, pero uno tendrá
mayor capacidad de resistencia si su casa está construida con materiales resistentes, en contraste
con el otro que solo tiene una pequeña habitación hecha de madera y teja.
Todos los seres humanos comparten una vulnerabilidad a las catástrofes naturales y
antropogénicas, e inclusive enfrentan el mismo riesgo a sufrir por un huracán, un terremoto, una
inundación, etc. El caso mexicano más reciente fue la serie de sismos que ocasionaron graves
daños materiales y muertes humanas en el centro y sur del país los pasados 7, 19 y 23 de
septiembre de 20017. De los estados afectados, paradójicamente, el que más muertes tuvo fue la
Ciudad de México con 228 personas, según datos del Gobierno Federal (2017), la ciudad más
no todos son igualmente vulnerables. Las infraestructuras –vivienda, servicio básico, drenaje- que
son accesibles a unos y que los hace más capaces a resistir una catástrofe, no lo son para otros
que pueden ser víctimas con mayor facilidad. Además, la accesibilidad a las zonas, especialmente
a las marginadas, hace que la capacidad de recuperación sea más difícil. Continuando con el caso
del sismo de septiembre de 2017, la Ciudad de México recibió más atención y su recuperación ha
sido más rápida que estados del Sur del país como Oaxaca o Chiapas, en los que meses después,
hay familias que, al estar imposibilitadas de estar en su casa, permanecen en la vía pública. Esto
refleja la incapacidad que tienen ciertas poblaciones de recuperarse ante una catástrofe frente a
La tierra es vulnerable, así como lo son todos sus habitantes. Por tal motivo, como
humanidad, se tiene un imperativo moral por salvaguardar y preservar los ecosistemas para
mantener el equilibrio medioambiental, para que así, las generaciones presentes y futuras de los
seres sintientes puedan desarrollarse plenamente. Este imperativo no se puede lograr si se parte
desde una visión antropocéntrica de la naturaleza, sino con la toma de conciencia de que a todos
los seres sintientes se les debe tener una consideración moral, procurando salvaguardar su interés
recursos naturales solo para la satisfacción y sobrevivencia del hombre, ha llevado a una
explotación desmedida de ellos, vulnerando más a la tierra y a sus habitantes. Esto ha ocasionado
catástrofes antropogénicas con una mayor magnitud de destrucción. La especie humana, por lo
tanto, es vulnerable al riesgo de padecer por estas catástrofes, sin embargo, entre las personas no
todos tienen la misma capacidad de enfrentarse a él. Mientras que unos tienen recursos para
hacerle frente al riesgo y a recuperarse más rápida y satisfactoriamente, otros son víctimas
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mortales por no contar con los medios ni la protección suficiente para hacerle frente a las
catástrofes.
Para Freud, como ya se había mencionado, otra fuente del penar humano es la fragilidad
del cuerpo. El ser humano es vulnerable porque físicamente está expuesto a enfermedades,
accidentes o catástrofes que pueden dejar al individuo con una discapacidad temporal o
Aunque se ha podido sobrellevar la condición vulnerable del ser humano por el desarrollo
dañados, o utilizar prótesis para reemplazar partes del cuerpo, la vulnerabilidad es una condición
fundamental y universal que siempre está presente en el ser humano. Por un lado, los avances
médicos y farmacéuticos han ayudado a que enfermedades, antes mortales, puedan ser curables o
controlables, siguen surgiendo otras nuevas que se agregan a las que aún son mortales por no
contar una cura. Por otro lado, gracias a los avances biotecnológicos se han desarrollado
alternativas para que personas puedan volver a caminar, ver, oír, o realizar funciones vitales
como respirar, así como para corregir problemas de ciertos órganos y que éstos puedan ser
funcionales de nuevo.
Su condición de vulnerable hace al hombre dependiente del otro para poder hacer frente a
las enfermedades y a los padecimientos. En algún momento de su vida, todas las personas han
padecido o padecen de alguna enfermedad o discapacidad física o mental y necesitan del otro
para poder ser atendidos, cuidados y protegidos. En este sentido, Alasdair MacIntyre (2001)
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señala que todos los individuos dependen de los demás para su supervivencia y desarrollo, pero
es cuando “se enfrenta a una enfermedad o lesión corporal, una alimentación defectuosa,
deficiencias y perturbaciones mentales y la agresión o negligencia humana” (p. 15) cuando más
necesita a otros, ya sea algún familiar o amigo, especialistas como médicos o instituciones como
respecto a otras. Se puede decir que hay etapas de la vida como la infancia o la senectud donde
los grados de dependencia y vulnerabilidad son muy altos; en ambas etapas los sujetos necesitan
de alguien para cubrir su supervivencia. Lo mismo sucede con las personas con alguna
discapacidad motriz o mental que no les permite valerse por sí solas. Sin embargo, todos, en
cualquier momento de la vida, en mayor o menor grado, necesitan de alguien más para superar
algún padecimiento, ya sea para cuidarlo o proveerle herramientas para superar la afección. Por
tal motivo, se puede definir que el humano, al igual que cualquier animal, es vulnerable y
La vulnerabilidad corporal es una condición compartida por todos, sin embargo, no todos
la sobrellevan de la misma manera. Ya MacIntyre adelantó que cuando alguien depende del otro
debido a la agresión y a la negligencia humana, es precisamente por estas dos acciones cuando la
de VIH en un país donde tiene garantizado el tratamiento gratuito, a uno donde no cuenta con los
recursos propios ni la infraestructura médica suficiente para que la enfermedad pueda mantener
países, 115 aún cuentan con pacientes, de los cuales 16 países concentran el 95% de los nuevos
casos (Organización Mundial de la Salud, 2014). La lepra es curable gracias a los diagnósticos
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seis países africanos que sufrieron brotes de ébola: Guinea, Liberia, Sierra Leona, Nigeria,
Senegal y la República Democrática del Congo. Sin embargo, Nigeria, Senegal y Liberia
prevención. Por otro lado, los pocos ciudadanos de otros continentes contagiados fueron inclusive
curados de la enfermedad. Este caso muestra que la forma en la que alguien puede sobrellevar su
En México, las negligencias son también una realidad. A pesar de que los servicios de
salud están garantizados por las leyes mexicanas, no todas las personas pueden acceder a ellos. El
desprotección. Este jornalero de Chihuahua acudió al Hospital General de Guaymas, Sonora para
buscar atención medica por un cuadro agudo de desnutrición (Notimex/El Norte, 2013). Tras
permanecer cinco días sin recibir atención médica falleció en una banqueta afuera del centro de
salud. A pesar de pedir ayuda, esta le fue negada debido a que no contaba con servicios médicos
ni recursos económicos.
Sobre este caso, Alejandro Páez Varela, periodista y escritor, escribiría una columna en el
medio electrónico Sin Embargo. En su opinión, Páez Varela sostendría que la culpa de que
Sánchez Carrasco muriera de hambre es de todos los mexicanos: “Porque todos somos culpables,
en parte, por esa muerte. Hemos construido un país donde el saqueo, la desigualdad y la injusticia
son el pan de diario […] Elegimos a ladrones y los dejamos hacer con nosotros lo que quieran y,
Páez Varela hace una crítica a la acción pasiva y a la tolerancia que la sociedad mexicana
le tiene a los actos de corrupción e injusticia. Estos actos, son realizados por actores
hacerle frente.
autónoma, la fragilidad corporal lo hace dependiente, y en cierta forma un ser heterónomo (sobre
otro. En este sentido, la fragilidad corporal obliga al ser humano a tener una responsabilidad no
necesita de otro para poder sobrellevar los efectos que esa vulnerabilidad le provoca, como por
ejemplo la enfermedad. El problema es que no todos sufren de la misma manera por su fragilidad;
como ya se expuso antes, la negligencia, la violencia o la indiferencia hacen que unos padezcan
la enfermedad de una peor manera que otros, a pesar de su solicitud explícita de ayuda.
“insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres, en la familia,
el Estado y la sociedad” (p. 85). Es decir, son las relaciones entre unos con otros, y de uno con las
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discutir la idea de las insuficiencias de las normas, cada vez los marcos normativos son más
plurales e inclusive se han logrado reconocer acuerdos internacionales para la protección humana,
sociedad mexicana.
Freud se centra específicamente en la cultura como una institución, la cual se supone que
los mismos humanos crearon para su protección y beneficio, sin embargo, la cultura tiene así
mismo una gran culpa por las miserias humanas. La cultura es definida como:
antepasados animales, y que sirven a dos fines: la protección del ser humano frente a la naturaleza
y la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres” (Freud, 1992, p. 88)
Todas las actividades y valores que son útiles para que el ser humano esté protegido contra la
violencia de las fuerzas naturales son consideradas como “culturales”. Por ejemplo, está el uso de
Se puede proponer también que las instituciones, así como las relaciones que los hombres
tienen con ellas y con el otro están mediadas por la cultura, es decir por los vínculos recíprocos:
“los vínculos sociales, que ellos entablan como vecinos, como dispensadores de ayuda, como
objeto sexual de otra persona, como miembros de una familia o de un Estado” (Freud, 1992 p.
93). Por lo tanto, los vínculos sociales están regulados por la cultura, así también las relaciones
políticas.
sumida en una cultura de violencia al mismo tiempo que se afanan en la búsqueda de una
invulnerabilidad, señala Stalsett (2005), es central en el proyecto moderno, hay una preocupación
excesiva por la seguridad provocando construcciones de muros físicos para el control de fronteras
–de Berlín, de la frontera Israel - Palestina, - Estados Unidos de América – México-, como
también “muros” no físicos que separan a los ricos de los pobres, a los propios de los ajenos, etc.
mayor inseguridad. Sobre esto, el ejemplo más simbólico es el atentado terrorista a los edificios
del World Trade Center en la ciudad de Nueva York, EUA el 11 de septiembre de 2001. Este
atentado representó la violación de las fronteras del país y el primer ataque a su territorio después
de la Segunda Guerra Mundial y demostró lo vulnerable que puede ser un país, a pesar de su
agresión” (Butler, 2006, p. 13) por parte de las instituciones y de la cultura occidental en general.
Estos actos –el atentado terrorista y la reacción posterior de las Instituciones políticas-
partida de la vida política. Sobre esta reflexión, la vulnerabilidad a la que se hace referencia es al
hecho de que “puedan hacernos daño, de que otros puedan sufrir un daño, de que nuestra vida
El ser humano, al igual que todo ser vivo, está expuesto a ser herido. Por eso, la visión
las catástrofes naturales y a las enfermedades. Pero también es vulnerable porque, desde el punto
de vista de las Instituciones, el ser humano está expuesto a la violencia de un tercero en la esfera
política, y como consecuencia a la pérdida y al duelo. Butler (2006) señala que la vulnerabilidad
y la pérdida pueden ser las bases de una comunidad, porque estos dos elementos son parte de una
condición humana universalmente compartida. Esta vulnerabilidad, a diferencia de las otras dos
que pueden ser ocasionadas por el humano o están ajenas a su control, se sostiene que es causada
solamente por la acción humana, es decir, son originados por catástrofes antropogénicas y
Para Butler
nuestros cuerpos –como lugar de deseo y de vulnerabilidad física, como lugar público de
En este caso se habla de una vulnerabilidad corporal. Pero a diferencia de una fragilidad en la que
como “la consecuencia de nuestros cuerpos socialmente constituidos, sujetos a otros, amenazados
por la pérdida, expuestos a otros y susceptibles de violencia a causa de esta exposición” (Butler,
2006, p. 46).
La condición de despojo inicial –la vulnerabilidad física- supone una concepción general
del ser humano “según la cual, desde el principio, incluso con anterioridad a la individuación
misma y por virtud de nuestra existencia corporal, somos entregados a otro” (Butler, 2010, p. 46).
Esto hace a los sujetos vulnerables a la violencia y su supervivencia puede ser determinada por
Todos los seres humanos viven una particular vulnerabilidad ante el otro por el riesgo a la
violencia; por eso, Butler utiliza el ejemplo de la violencia que se ejerce en los actos de guerra
contra el terrorismo. La vulnerabilidad ante el otro es parte de la vida corporal, sin embargo, esta
La opción que deja Butler es que hay que ser conscientes de la vulnerabilidad corporal.
Que los actores de una comunidad política partan del reconocimiento de la vulnerabilidad
corporal de cada uno de los integrantes, les permitirá pensar qué acción política podrá seguirse
para garantizar la seguridad y asumir una responsabilidad colectiva por la vida física de los otros;
Mientras que unos no padecen de la violencia del otro, o son protegidos contra ella, otros se
Para ella, las vidas de las personas están condicionadas social e institucionalmente, es decir, están
sostenidas a ciertos marcos regulativos con estructuras ajenas o indiferentes a las necesidades de
las mismas personas. Todos tienen una vida precaria, sin embargo, la precariedad, que está
condicionada por marcos regulativa hace que unos sean “más precarios que otros”.
más expuestas a los daños, la violencia y la muerte” (Butler, 2010, p. 46). Esta precariedad, en
sectores expuestos a la violencia arbitraria del Estado o de grupos ajenos a estos sectores. Con
esto, Butler da ya un acercamiento a la vulnerabilidad social, pero para ella, está se ve reflejada
28
en la violencia que ejerce el Estado sobre ciertos grupos vulnerables, los que tienen una vida
precaria y que tal vez, para alguien o para algunos, no “valen la pena” luchar por ella.
Para concluir, todos los seres humanos, por ser seres en relación, están expuestos a la
violencia del otro. Sin embargo, ya que existen marcos que condicionan social e
institucionalmente las relaciones, unos están más expuestos a la violencia. Unos padecen en
todos los seres humanos y que, no obstante, afecta de manera desigual a todas las personas. A
pesar de que se comparte, es asimétrica, no afecta a todos por igual ni en el mismo grado. Como
Una de las principales autoras en utilizar el concepto de vulnerabilidad social es Caroline Moser
(1998) quien lo utiliza para estudiar la pobreza. De acuerdo a ella, la vulnerabilidad social se
con condiciones cambiantes en su medio” (Spicker, Alvarez, & Gordon, 2007, p. 245). La
económica, así como los activos intangibles que abarcan las relaciones sociales y el capital social;
29
elementos, todos, que se encuentran muy precarios en las poblaciones vulnerables, pobres o
marginadas.
desamparo, las inseguridades y con la exposición a riesgos, traumas y estrés. Por tal motivo, el
término se suele vincular al riesgo que tienen individuos o comunidades (Spicker, Alvarez, &
Gordon, 2007), sin embargo, existen sus diferencias entre ambos términos. Se habla de riesgo
cuando existe una probabilidad de que algo negativo ocurra, mientras que se utiliza el término
vulnerabilidad para referirse a los daños que una población sufre cuando ocurre algo negativo.
En este sentido, la vulnerabilidad social es definida por el daño, no por el riesgo (Spicker,
Alvarez, & Gordon, 2007, p. 289). Esta idea matiza lo propuesto con la vulnerabilidad
antropológica que se refiere a los riesgos potenciales compartidos por todos. La vulnerabilidad
social habla del daño que padecen ciertos grupos, mientras que la vulnerabilidad antropológica al
riesgo de sufrir un daño, condición que todos comparten pero que se encuentra desigualmente
Ahora bien, aunque todos los seres humanos son vulnerables antropológicamente, no
todos son vulnerables sociales. Se suele relacionar la vulnerabilidad social con la pobreza, ya que
la población pobre está más en riesgo de padecer un daño, sin embargo, existen otros grupos
específicos que también suelen ser considerados como población vulnerable: niños, mujeres,
realizan bajo malas condiciones de seguridad. Aunque los autores antes mencionados no lo
social. Por ejemplo, ciertos grupos que ignoran sus derechos más básicos y por lo tanto no los
exigen.
vincula con la “pérdida de sistemas de seguridad o protección social y con la falta de derechos
fundamentales” (Spicker, Alvarez, & Gordon, 2007, p. 247). La precariedad conduce, de acuerdo
con Wresinski (1987), a una pobreza aguda cuando la desprotección afecta varios aspectos de la
para describir la situación de ciertas poblaciones como se mostrará con el término vidas
precarias. En el siguiente apartado se ampliará a mayor detalle este concepto según lo propuesto
precarias, vidas desperdiciadas y marginación, conceptos que ayudarán a discutir desde una
(2014), que proponen tres formas de abordar la idea de vulnerabilidad. La primera es una visión
vulnerabilidad es un sinónimo y un producto de las crisis de las instituciones y del declive del
definitivamente a los excluidos, sino por desestabilizar al ciudadano medio, aquel que se creía
protegido por el entramado institucional moderno por lo que ya no hay dos polos –incluidos y
ni jurídica ni éticamente hablando. Por lo que en este trabajo se parte de la idea rawlsiana de que
escandalosa, excluyente y destructiva. Como ejemplo, de acuerdo con Oxfam (Hardoon, 2015),
en el 2014, el 1% de los individuos más ricos del mundo poseía el 48% de la riqueza mundial,
mientras que el 99% restante se repartía el 52%. Este 52% estaba repartido por unos pocos, por lo
En el concepto de justicia imparcial, Rawls (2006) señala que las personas en la situación
inicial y al acordar los principios de justicia escogen dos principios: la igualdad en repartición de
derechos de deberes básicos y mantener las desigualdades sociales y económicas. Por un lado,
cada persona tiene una igualdad en el derecho de exigir un esquema de derechos y libertades
Por otro, las desigualdades sociales y económicas son inevitables, pero solo se justifican
por dos condiciones: en primer lugar, los cargos y los puestos están abiertos a todos en
autoridad son justas sólo si producen beneficios compensadores para todos y en particular, para
los miembros menos aventajados. Para Rawls, el que unos tengan menos a costa de que otros
prosperen resulta injusto, pero si unos pocos obtienen mayores beneficios y esto signifique que
los menos afortunados también obtienen una mejor situación, si resulta justo. La postura de
inevitable, el planteamiento es acertado al buscar que todos en mayor o menor medida sean
buscar que cada vez más las brechas de desigualdad sean menos escandalosas. No se puede
proponer una sociedad en la que no existan desigualdades, pero sí una en la que estas no sean tan
escandalosas ni moralmente reprobables, como las que han ocurrido hasta el día de hoy.
concepto de vidas precarias de Judith Butler. Se mencionó el concepto de vidas precarias para
señalar que todo ser humano, por estar en relación con los otros, está vulnerable a la violencia de
las demás personas, así como de las Instituciones y la cultura. Como señala Butler, “cualquier
elemento vivo puede ser suprimido por voluntad o por accidente, y su pervivencia no está
garantizada de forma alguna” (Butler, 2009, p. 322) En este sentido, los seres humanos son
Por esta condición, los humanos han creado instituciones políticas, económicas y sociales
para satisfacer su necesidad de protección y seguridad. En este sentido, Butler (2009) señala que
los órdenes políticos, incluyendo aquellas instituciones económicas y sociales, fueron diseñados
Estos órdenes políticos tienen la tarea de asegurar que las necesidades básicas sean satisfechas,
como por ejemplo una vivienda digna y el acceso a la alimentación de calidad; también se
aseguran que las poblaciones puedan disponer de medios para que puedan tener una vida digna,
Pero no toda la población tiene la posibilidad de que los órdenes políticos le aseguren la
satisfacción de sus necesidades básicas, la mayoría de las veces por gobiernos corruptos o
ineficientes. Estos sectores tampoco disponen de los medios para poder crearse las oportunidades
de cubrir sus necesidades y caen en una condición de mayor precariedad. Se dice una mayor
precariedad porque para Butler, todos los seres humanos tienen una vida precaria ya que todos
están frente a condiciones que amenazan su vida y que lo hacen escaparse de su control.
presenta ni se reparte de forma homogénea entre todos los seres humanos. Para Butler (2006) hay
protección que merece. Mientras que ciertas vidas están altamente protegidas que el atentado
contra su “santidad” bastaría para movilizar las fuerzas de la guerra, otras no gozan de un apoyo
tan inmediato y furioso, e incluso sus vidas no se calificarán como unas que “valgan la pena”
maximizada. La precariedad, en este sentido, “es una exposición que sufren las poblaciones que
están arbitrariamente sujetas a la violencia de Estado, así como a otras formas de agresión no
34
provocadas por los Estados, pero contra las cuales estos no ofrecen una protección adecuada.”
(Butler, 2009, p. 323). Las poblaciones en situación de hambruna, desplazados, personas sin
hogar, con un trabajo precario, explotadas laboral y sexualmente, azotadas por el crimen
organizado, así como aquellas que sistemáticamente les son violados sus derechos y que no
La condición de precariedad en la que están estas poblaciones, como señala Butler (2006),
hace reflexionar sobre la cuestión de que es “lo que hace que una vida valga la pena” (Butler,
2006, p. 46). Se puede apelar al “nosotros” y a los otros al hablar de quien sí merece luchar por su
vida. Por ejemplo, se suele decir que los mexicanos en el extranjero merecen el respeto y un trato
digno sin importar si aquel compatriota o paisano es un migrante ilegal. Pero un migrante ilegal
que pasa por el territorio mexicano pareciera no merecer la ayuda del país; “sería mejor que se
quedaran en su país”, se suele decir. A un inmigrante ilegal mexicano en EUA hay que
México puede ser despreciado, explotado y asesinado sin consecuencia ni indignación alguna.
y la precariedad son condiciones antropológicas, esta experiencia podría ser el punto de partida
para poder aspirar a una comunidad política más unida e incluyente como bien señala Butler
(2006). Por eso, la autora señala que la consciencia de la vulnerabilidad puede ser la base de una
Para poder aspirar a una comunidad política más unida e influyente hay que partir de la
también se requiere salvaguardar y proteger la identidad de cada uno de los integrantes y los
35
grupos que conforman a la comunidad para que así se puedan reconocer sus demandas y
necesidades específicas. Se sostiene que para la formación de la identidad se necesita del otro que
la reconozca, pero “el reconocimiento completo no es totalmente posible” (Butler, 2009, p. 325).
Por lo tanto, en la comunidad política, el otro, que es diferente a mí, requiere de mecanismos para
poder ser escuchado y reconocido, para que así, la mayoría pueda conocer sus intereses y sus
necesidades.
Butler (2009) señala que se requiere de la “reconocibilidad” del sujeto para hacer que la
vida de uno valga la pena. Pero para ella no todos son considerados sujetos, en este sentido “ser
sujeto requiere en primer lugar cumplir con ciertas normas que gobiernan el reconocimiento, las
que hacen a una persona ser reconocible. Y, por tanto, el no cumplimiento pone en cuestión la
viabilidad de la propia vida, de las condiciones ontológicas de pervivencia que cada uno posee”
(Butler, 2009, p. 325). Es decir, aquellos a los que no se les respeta sus derechos y que son
Son sujetos aquellos seres “que piden reconocimiento ante la ley o ante la vida política”
(Butler, 2009, p. 325) y aunque en teoría todos tienen reconocimiento ante la ley y la vida política
en la realidad no es así. “Los términos de reconocimiento condicionan por anticipado quién será
considerado como sujeto y quién no” (p.325). El caso de los grupos indígenas es claro en este
punto, mientras la ley les “garantiza” que sean respetados sus derechos, así como las tierras
donde habitan, estas les siguen siendo arrebatadas por megaproyectos públicos, empresas
nacionales y transnacionales y, por lo tanto, sus derechos son violados. En este sentido, los
grupos indígenas no están siendo considerados como sujetos ya que no existen los términos de
que hacen estos grupos para que ellos y sus exigencias sean escuchadas. La performatividad es el
mecanismo que hace que aquellos que no son considerados sujetos, puedan ser escuchados y
reconocidos como “vidas que valen la pena”. Gracias a estos actos performativos, aquellos
grupos que no tenían una voz han podido lograr que sus derechos les sean reconocidos.
Hay personas que no son consideradas como sujetos de derecho, por ejemplo, los
migrantes ilegales. ¿Cómo podrían ejercer su derecho, si no lo tienen? La respuesta es por medio
de la performatividad, la acción con otros y en un espacio público, donde deben propugnar por su
derecho. Para Arendt (Butler, 2010), el verdadero ejercicio de nuestra libertad no es consecuencia
de nuestra individualidad como personas, sino de las condiciones sociales, tales como el lugar y
pertenencia, sino de que los derechos que se ejerzan estén basados en derechos pre-legales a la
pertenencia y al lugar. Arendt señala que “el derecho de tener derecho o el derecho de cada
(Arendt en Butler, p. 328). Aunque los derechos no les sean reconocidos a todos, cada individuo
Un ejemplo de aquellos que no son considerados sujetos, pero que, por medio de la
performatividad y el derecho de tener derecho, han logrado la reconocibilidad son los migrantes
ilegales en EUA. A través de manifestaciones y otras acciones, han logrado poner el tema en la
de Barack Obama, a favor de ellos (aunque han sido bloqueadas en el Congreso). Aunque estas
manifestaciones públicas y políticas, pero, ¿cómo hacer que otros grupos en situación de
precariedad, aquellos que no tienen voz, puedan ser reconocidos y reivindicarse? Chakravorty
Spivak (2008) señala que, por ejemplo, los indígenas pobres, deben adquirir el lenguaje
dominante para tener representación ante la política y la ley, aquellos que no pueden dominar el
lenguaje dominante no tienen posibilidad de hacer valer sus derechos en códigos reconocidos.
El problema que presenta Chakravorty Spivak es que los grupos indígenas, al abandonar
comunidad. El derecho a tener derecho que postula Arendt, puede ser el punto de partida para que
los indígenas puedan manifestarse en actos performativos y propugnar por sus derechos. Esto se
puede dar a pesar de que no haya condiciones de apoyo suficientes, económicas o políticas, se
pueden reclamar derechos a través de las estructuras jurídicas como las peticiones.
lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual, (LGBTTTI) entre otros
política, aunque hay que advertir que muchos de sus derechos siguen siendo violados. Sin
embargo, existen otras poblaciones en condición de precariedad que, si bien cuentan con redes de
apoyo, aún son frágiles y no han podido tener la fuerza necesaria para ser reconocidos: adultos
Lo que se recoge de esto es la relación entre la idea de precariedad y la ética que propone
Butler, el tema de que la vida humana no puede ser autosuficiente, mucho menos en las
poblaciones que están en condición de precariedad, así como la responsabilidad que tenemos
hacia el otro y la urgencia de establecer una reconfiguración ética en nuestras relaciones políticas.
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Por un lado, en el planteamiento que ofrece Butler se habla del nosotros y de los otros, es
decir, del yo y del otro, de la asimetría. El otro no es como yo, pero aun así tengo una
responsabilidad política y ética con él a través del reconocimiento de que ambos somos parte de
pretender tener el control absoluto de su existencia: el dominio de una vida no puede ser
asegurado.
Por otro lado, la vulnerabilidad física, que se refleja en la precariedad de la vida, es capaz
de suscitar una reconfiguración ética de nuestras relaciones políticas. Por tal motivo, Butler
propone una ética de la no violencia, basada en la comprensión de cuán fácil es eliminar la vida
humana.
Para Butler, de acuerdo a Mèlich (2010), la figura del rostro en Levinas es fundamental
para su propuesta ética, pues es a través del rostro como se nos aparece súbitamente el otro. De
acuerdo con Mèlich (2010) la autora está convencida de que por medio de una transposición
representación pueden y deben ser destruidas para que algo acerca de la precariedad de la vida
pueda ser aprendido. El rostro rompe los límites de la traducción lingüística, expresa sin palabras
el sufrimiento, para ella “el rostro es aquello para lo que no hay palabras que puedan funcionar”
(Butler, 2006, p. 169) Es en el “rostro” del otro, aquella figura que comunica tanto la precariedad
ética.
El rostro evoca la demanda del otro. Para Butler como para Levinas el impacto de la
demanda del otro nos constituye en contra de nuestra voluntad o, si se quiere, antes de que
nuestra voluntad se constituya o se forme. Por tal motivo, la relación se basa en una heteronomía
originaria y no en una autonomía. Para Levinas y Butler el otro nos interpela: no estamos
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moralmente obligados porque nos lo imponemos a nosotros mismos (autonomía), sino que es por
la aparición repentina que el otro nos interpela y estamos obligados con él.
La exposición de la idea de vida precaria y los conceptos que se desprenden de ella, todos
ellos de Judith Butler, aspira a proponer un elemento conceptual para hacer una crítica a la
asimetría destructiva que padece un gran sector poblacional mundial. Todo el ser humano es
precario y está expuesto a la violencia de un tercero, sin embargo, unos viven en una condición
de precariedad maximizada. Es como si la existencia de estas personas fuera reducida a vidas que
no valen la pena ser rescatadas y que por lo tanto equivalen a no-sujetos o meras cifras en algún
Si bien se puede argumentar y discutir que cada uno es dueño de su vida, es innegable que
las instituciones públicas que conforman el Estado tienen una obligación para garantizar una
seguridad social mínima a todos los habitantes. Pero la ineficiencia gubernamental causada por la
corrupción, una pésima ejecución de las políticas sociales, una indiferencia hacia la población o
la búsqueda exclusiva de intereses particulares han hecho que poblaciones enteras carezcan de
decisiones en las comunidades políticas tiene dos objetivos. El primero de ellos es reconocer la
vulnerabilidad compartida y considerar esta idea como punto de partida para una propuesta ética.
El segundo objetivo es llamar la atención de que hay grupos que permanecen en situaciones de
precariedad maximizada y reconocer que los esfuerzos para generar las condiciones para una
expulsión hacia los márgenes de la sociedad o de los procesos económicos” (Spicker, Alvarez, &
Gordon, 2007, p. 188) en este sentido, también hace referencia a la exclusión social que padecen
esta causa vulnerabilidad social o precariedad maximizada y se puede agudizar aún más cuando
con el Brunel Report (1989) la marginación describe a la población que vive en los márgenes de
la sociedad, mientras que los excluidos son aquellos que han sido marginados por completo de
“normas sociales convencionales”. También encontramos en Díaz Estrada (2015) una distinción
acuerdo al autor:
geográficas, no se refiere a personas. Asimismo, el concepto de marginación intenta dar cuenta del
acceso diferenciado que una determinada población tenga o no al disfrute de los bines y servicios
que brinda el desarrollo. Así, la marginación se puede comprender como un fenómeno que
repercute en localidades y no necesariamente en las personas que las habitan. Intentando objetivar
41
la marginación, tendríamos que hacer referencia a indicadores muy puntuales, tales como
La marginación, por lo tanto, se relaciona con los procesos por los cuales ciertas poblaciones
quedan en cierta forma alejadas del centro de la vida social, es decir, el término hace referencia a
individuos que quedan totalmente fuera y que resultan perjudicados en su nivel de ingreso, en su
Se puede decir entonces que aquellas personas vulnerables sociales o que se encuentran
en una precariedad maximizada pueden estar en esa condición como resultado de un proceso de
marginación. Esta marginación ocasiona que sus intereses queden sin representación, de una
Esta forma de observar y clasificar a los miembros de las comunidades hace ver a dos
grandes grupos: los incluidos (nosotros) y los excluidos (los otros). Hay que recordar, por lo
tanto, la visión clásica de ver la vulnerabilidad social propuesta por Irazuzta & Martínez (2014).
entre los integrados (nosotros) y los vulnerables-excluidos (otros) y por lo tanto resulta acertado
hablar de los procesos de marginalidad porque esta visión se acerca al terreno de la exclusión, la
Sin embargo, abordar el problema desde esta visión no resulta legítimo porque crea una
cierta forma de prejuicio hacia los grupos que son excluidos. No se puede negar que el ser
humano rechaza lo extraño, lo que no es igual a él, y por eso rechaza y excluye al otro, al
diferente, al que es considerado pobre y que no comparte los “hábitos y creencias” (Bilbeny,
1997, p. 42) decretados por la mayoría. Por tal motivo, gran parte de aquellos no excluidos, tal
vez por aporofobia, aún ven el problema de la vulnerabilidad social desde la visión clásica y
42
parten de que los otros, que son excluidos, tienen que ser integrados conforme aquellas normas
sociales que en ese momento determinado son las convencionales y, por lo tanto, las políticas
públicas para combatir las desigualdades son erróneas, asistencialistas y no respetan la identidad,
los hábitos y creencias de los grupos que son excluidos. Bajo esta visión clásica de ver al extraño
La aporofobia (Cortina, 2000) es un término acuñado por Adela Cortina para referirse al
fobia que se tiene ante el pobre, al que no tiene recursos y al que no parece que no puede ofrecer
nada interesante a cambio, especialmente algo monetario. Es aquel que molesta, es la fobia hacia
No son rechazados aquellos que tienen recursos, a pesar de ser de otra nacionalidad, sino
aquellos que mantienen una vida tradicional, que no tienen afán de producir riqueza ni que
consume. Cortina pone el ejemplo de los gitanos; no son excluidos aquellos que están enrolados
en la forma “habitual” de vida, sino aquellos que están apegados a su forma de vida tradicional.
En el caso de México se puede hablar por ejemplo de los migrantes, mientras que aquellos que
producen y consumen son respetados y defendido, muchas veces más que los mismos mexicanos,
aquellos migrantes ilegales que son pobres, al igual que los indígenas que son originarios de sus
el otro que no comparte las mismas normas sociales que “nosotros”, independientemente del
lugar de origen, y que además es considerado pobre. El ejemplo más claro de exclusión en
México son los grupos indígenas. La razón por la que son discriminados y excluidos es porque no
comparten la misma visión del mundo que “nosotros” y porque se suele considerar que no
43
aportan ni ofrecen algo al sistema productivo del país. Su forma tradicional de vida hace que los
demás, envueltos en otros hábitos y creencias consideradas “modernas”, los vean “desviados” y
por lo tanto los excluyan de la vida pública. Resulta incongruente que todos se sientan orgullosos
de sus raíces y del arte “prehispánico”, mientras que se siga discriminando a los grupos que
exclusión social. Esta exclusión se da en el marco de una estética del consumo la cual, en primer
lugar, genera a los nuevos pobres y, en segundo, excluye a los que son considerados como clase
marginada. Se le considera clase marginada, ya que, a diferencia de los nuevos pobres que siguen
La estética del consumo es precedida por la ética del trabajo y en ambas el significado de
ser pobre se sitúa de diferente manera. Por el momento se considera que la estética del consumo
giran alrededor del goce por consumir. Esto se discutirá más ampliamente en párrafos posteriores
Bauman retoma la ética del trabajo de Weber para calificarla como un invento europeo,
sociedad de este periodo se le llama sociedad de producción. La ética del trabajo fue adoptada por
la sociedad de producción y se define como “una norma de vida con dos premisas explícitas y dos
La primera de las premisas dice que si alguien quiere conseguir lo necesario para ser feliz
y vivir hay que hacer algo que los demás consideren valioso y digno de una remuneración, es
decir: “nada es gratis”. La segunda premisa señala que está mal y moralmente dañino
conformarse con lo que ya se consiguió y quedarse con menos en lugar de buscar más. En este
44
sentido, se piensa que es absurdo dejar de esforzarse después de haber conseguido lo que se
busca, pero descansar no es mal visto, siempre y cuando sea porque se necesita recuperar fuerzas
para seguir trabajando. En esta premisa el trabajo es un valor en sí mismo, una actividad noble y
La primera presunción tácita señala que la mayoría de la gente tiene una capacidad de
trabajo que vender y puede ganarse la vida ofreciéndole a cambio de una remuneración, es decir,
trabajar para ser compensado por algo. En la ética del trabajo, el trabajo es el estado normal de
los seres humanos, por lo que no trabajar es anormal. Como la gran mayoría de las personas
pueden trabajar, compartir las ganancias representaría una injusticia hacia quien las ha ganado.
La segunda presunción es que sólo el trabajo cuyo valor es reconocido por los demás tiene el
para poder vivir tranquilo sin que el trabajo fuera su única finalidad en la vida. En otras palabras,
no se veía el trabajo como una necesidad o valor único y se podía trabajar una parte de su vida y
vivir el resto con sus ahorros. Sin embargo, al vender la fuerza del trabajo, el artesano –ahora
obrero- tiene que trabajar para vivir, ya que, si no lo hace, no podría sobrevivir por los malos
buscaron las formas de imponer la ética del trabajo en los obreros para poder mantener sus
empresas en crecimiento. La imposición de la ética del trabajo en las grandes fábricas, de acuerdo
a Bauman (2000), se utilizó para obligar a los trabajadores a aceptar, en homenaje a la ética y la
nobleza del trabajo, una vida que ni era noble ni se ajustaba a sus propios principios de moral
dadas las condiciones precarias en el área del trabajo. Por lo tanto, la imposición de esta ética
separó el esfuerzo productivo de las necesidades humanas: se dio prioridad a “todo lo que se
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puede hacer” por encima de “lo que es necesario hacer”. De acuerdo a esta postura no hay que
estar satisfechos con lo que se produce, sino seguir produciendo para seguir creciendo:
La ética del trabajo representó uno de los ejes en el amplio programa moral y educativo de
aquella época ya que era clave en el “proceso civilizador”. De acuerdo a los grandes empresarios,
Bauman (2000), de una de las irritantes molestias con que iba a toparse la sociedad post
En este sentido la única actividad humana era el trabajo, no importaban las actividades ni
las condiciones, ya que trabajar era la única forma decente y moralmente aceptada de ganarse la
vida. Por lo tanto, los inválidos, los débiles físicamente, los enfermos y los ancianos no eran
Himmelfarb (2000) señalaría que, bajo la ética del trabajo, estas personas, al no tener cabida en
las industrias como obreros, tenían que estar apartados de la vista de los demás o eran reducidos a
ratas que tenían que ser eliminadas pues no eran más que una molestia para el proceso
civilizador. Por lo tanto, se diseñaron políticas para “eliminar” a los pobres e iban desde el
Son muchos los factores que influyeron en que se mostraran los efectos negativos de la
desarrollo de nuevas tecnologías en las Industrias. Esto originó la necesidad de crear nuevos
consumidores por los excedentes de producción gracias una mayor eficiencia industrial.
Es así que el trabajo dejó de ser visto como un fin en sí mismo sino como un medio para
que se hable estética del consumo como reemplazo de la ética del trabajo, y para Bauman (2000)
la sociedad se compone de la totalidad de consumidores. Consumir, para él, es una acción que
todos conocen: usar cosas, comerlas, vestirse con ellas, en general, satisfacer –a través de ellas-
cada una de las necesidades y deseos. Cómo el dinero “media” entre el deseo y su satisfacción,
ser consumidor también significa “apropiarse” de las cosas destinadas al consumo: comprarlas y
pagarlas.
Sin embargo, consumir también es destruir. A medida que el humano consume las cosas,
estas se van agotando y dejan de existir, ya sea literal o espiritualmente. Se agotan totalmente
como la comida o van perdiendo su encanto hasta que dejan de satisfacer el apetito de cada uno:
un juguete, una computadora, ropa, un televisor. Esto sucede especialmente con los nuevos
aparatos tecnológicos, suele observarse la urgencia de comprar el nuevo teléfono celular a pesar
de que el anterior es aún útil. El consumo siempre ha sido una actividad humana, pero lo que
hace que una sociedad sea de consumo como a la que señala Bauman es que ahora la comunidad
impone y obliga a que todos sean consumidores, en este sentido se puede hacer una precisión
cambios. El primero es el modo en el que se prepara y educa a la gente para satisfacer las
identidad social, ahora los hombres y mujeres se integran a una identidad social de acuerdo a un
nuevo orden dominado por el consumo. Por lo que puede decirse que ahora se tiene la idea de que
mientras más consume una persona es mejor aceptada a que si no consume lo suficiente o no
consume en absoluto.
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El segundo cambio es que ahora los consumidores buscan satisfacer sus deseos y
necesidades creadas, se vive en un mundo donde se “desea el deseo”. No se puede dar descanso a
los consumidores, hay que exponerlos siempre a nuevas tentaciones para que siempre estén en un
La forma de “ver” al pobre cambia en las sociedades de consumo, a esto Bauman les
llama nuevos pobres. En las sociedades de producción, donde la sociedad es motivada por una
ética del trabajo, el pobre es quien no trabaja porque no puede, es un estorbo para el progreso y
como tal, hay que separarlo y “erradicarlo”. En cambio, en las sociedades de consumo es
que a ellos les faltan comodidades, por lo que tienen un sufrimiento físico y psicológico. En este
sentido, en la sociedad de consumo el grado social se mide por los estándares de consumo que ha
marcado la misma sociedad; se considera pobres a aquellos que no cuentan con los recursos
monetarios para tener una “vida normal”, se les considera la vergüenza de la sociedad y por lo
En las sociedades de consumo ser pobre significa estar excluido del círculo del consumo,
“no estar a la altura de los demás” y también significa tener cerradas las oportunidades para una
“vida feliz”; no poder aceptar lo que la vida te ofrece: el placer y la comodidad. Se tiene la idea
de que estos sentimientos de vergüenza se vuelven agresivos –de ahí que se genere aporofobia-, y
exclusión se da porque, como lo señala Seabrook (2000), los pobres no habitan una cultura aparte
de la de los ricos, deben vivir en el mismo mundo, ideado para el beneficio de los que tienen
dinero, un mundo donde “los ricos se transforman en objetos de adoración racional” (p. 68).
48
Es interesante resaltar como se ve al pobre en los dos tipos de sociedades que propone
sociedad del consumo se le excluye por no consumir, sin embargo, en ambas sociedades en
producción, los que están incapacitados para trabajar son marginados, pero a los demás se les
busca integrar a un trabajo por más precario que sea. En las sociedades del consumo, a los nuevos
incapacitados, en las sociedades de consumo hay personas que “merecen atención”, las clases
marginadas, con el fin de que puedan consumir más, pero se considera que hay otras que no la
merecen. Se puede relacionar este fenómeno con el término de vidas precarias propuesto por
Judith Butler, pero en esta ocasión se recurrirá al concepto de clase marginada para enfatizar la
idea de exclusión. Lo anterior debido a que vidas precarias hace alusión a la vulnerabilidad
maximizada que comparten ciertos grupos, mientras que clase marginada se relaciona con la
exclusión de ciertos grupos por la idea de que no aportan algo a la sociedad, especialmente su
1
Se puede discutir con Bauman si un tipo de sociedad tiene un principio o fin temporal. Para definir a la
sociedad de producción con la ética del trabajo, Bauman recurre a la Revolución Industrial ya que este
periodo histórico fue el de las grandes industrias europeas y se dio el paso del artesano al obrero con
condiciones laborales precarias. Para la sociedad del consumo, él se sitúa en la actualidad, donde nacen las
grandes plazas comerciales como los lugares de consumo por excelencia.
Pero esto no quiere decir que ya no existen las sociedades de producción. Bauman da las
herramientas para poder analizar y diferenciar a una sociedad de otra. Mientras que los países
manufactureros mantienen sociedades de producción, en las grandes urbes de los países más desarrollados
se observa la estética del consumo.
49
Para delimitar el término de clase marginada hay que definir primero las categorías clase
obrera y la clase baja. Por un lado, el término de clase obrera, de acuerdo con Bauman (2000),
surgió en función de ricos y pobres que, aunque son diferentes se complementan y se necesitan.
Por otro lado, la clase baja reconoce la movilidad de sus miembros, por lo que, trabajando, se
puede lograr subir un escalón social. Pero la clase marginada o también conocida como subclase
está por debajo de la clase baja. Es decir, la clase marginada no es necesaria ni complementaria
Herbert Gans, Bauman (2000) señala que la clase marginada está compuesta por: gente pobre que
abandona la escuela y no trabaja, mujeres que dependen de la asistencia social, las personas sin
hogar, los mendigos y pordioseros, los adictos al alcohol y las drogas, así como los criminales
callejeros. También entrarían en este listado los pobres que viven en complejos habitacionales
subvencionados por el Estado, los inmigrantes ilegales y los miembros de pandillas juveniles.
Sin embargo, clasificar a estas personas como clase marginada resulta un error, ya que
dicho apelativo los estigmatiza y estereotipa creando en los demás la idea errónea de que son un
estorbo y que están en esa condición por su voluntad. Lo que hay que tener claro es que cuando
estos grupos son estereotipados como clase marginada (sin posibilidades de redención) son
de que estas personas puedan tener acceso a los medios para ser readmitidos en la sociedad
maximizada y no tienen la posibilidad de una movilidad social. Más adelante se comentará que
esta inmovilidad social no impide que haya una movilidad geográfica, de manera que se
50
encuentran personas marginadas en cualquier lugar del mundo, incluyendo en países altamente
desarrollados.
La clase marginada se define así porque se tiene la idea de que es inútil para el mercado
como para la industria. También, a esta clase se le adjudican robos, violencia, muerte, vergüenza
y una miseria que perturba la conciencia de los demás, y por otro lado se les considera una carga
para la sociedad y el Estado. Con lo antes dicho, la clase marginada representa un peligro, y las
personas que están en esta categoría son temidas por el resto de la sociedad. Bauman (2000)
señala que en las nuevas sociedades de consumo y de una nueva ética del trabajo, esta clase se
A estos grupos se les ubica, algunas veces, dentro de la clasificación de pobreza. Pero
como señala Ken Auletta (2000), esta clase es fácilmente distinguible ya que rechaza los valores
de ingresos; se mantiene la idea de que su conducta es aberrante para la mayoría de las personas.
Como ejemplo, se puede señalar que un indigente o persona sin hogar no es considerado pobre
pues no se compara con aquellas personas que son pobres pero que tienen una vida social, por
¿Qué se puede hacer con la clase marginada si se tiene la idea de que no aporta a la
sociedad? En este trabajo se comparte la idea de Bauman, quien propone una solidaridad
colectiva que posibilite el cambio de una vida del consumo a una ética de la vida. Aunado al
aspecto solidario, en este trabajo se propone también una ética que se fundamente en la
encuentro con el otro es de extrañeza y de desprecio, de violencia. En este sentido se suele pensar
que:
Ellos siempre son demasiados. “Ellos” son los tipos de los que debería haber menos o,
mejor aún, absolutamente ninguno. Y nosotros nunca somos suficientes. “Nosotros” somos la
Para Bauman, ellos son los “residuos humanos” de la modernidad, los migrantes ilegales, los
refugiados y todos aquellas “poblaciones superfluas”, es decir, las personas que son
lastimosamente una cultura de “residuos humanos”, que como lo señalamos anteriormente, son
las clases marginadas. Anteriormente, estos “residuos humanos”, producto de las conquistas y
colonizaciones, eran absorbidos por las plantas industriales o eran excluidos y enviados a los
lugares donde, se supone, todavía no llegaba la modernidad, por lo que las ciudades eran de
nosotros y ellos no tenían cabida ahí. Pero en el mundo contemporáneo con una sobrepoblación
insostenible ha provocado que los límites geográficos entre ellos y nosotros ya no sean claros.
de ello. En países africanos y centroamericanos ya no hay espacio para quienes buscan un empleo
y una seguridad social para la persona y su familia. Son “residuos humanos” en su país y un
Ante esto, Bauman señala que se tiene la creencia de que no hay ninguna obligación de
apartarlos de nuestra vista y que otros se ocupen del problema. Las tendencias características del
52
moderno sistema de vida es que “desechamos lo sobrante del modo más radical y efectivo: lo
hacemos invisible no mirándolo o impensable no pensando en ello. Sólo nos preocupa cuando se
quiebran las rutinarias defensas elementales y fallan las precauciones.” (Bauman, 2005, p. 42)
La migración ilegal no fue un problema hasta que afectó a la seguridad nacional de los
países de destino, antes de eso, era algo invisible para todos. Pero, ¿no es invisible la situación de
los sin techo, de los adultos mayores abandonados, de los huérfanos, de los jornaleros explotados,
etc.? Son invisibles ante nosotros, o nos rehusamos a mirarlos o a pensar en ellos porque no
En este sentido ¿cómo llegar a una solidaridad colectiva si hay algunos seres humanos que
vulnerabilidad, para marcar las pautas hacia una pedagogía de la solidaridad y la responsabilidad
la interdependencia entre naciones ricas y pobres. De las diversas definiciones que existen, Morin
señala que es un “producto por la aventura histórica de los países llamados ‘desarrollados’ y
consiste en llevar a cabo un desarrollo federalizado” (Morin, 2002, p.1). Los países
desarrollo no es simétrico en todos los países y tampoco dentro de ellos, los países que se
consideraban ricos están observando una resurrección de la pobreza. También podemos notar que
progresiva” (Bauman, 2010, p. 9) que reafirman la división entre los países “desarrollados” de los
Para Morin (2002), en las sociedades “desarrolladas” hay una desintegración de las
solidaridades tradicionales de la familia, del barrio y de las comunidades por el crecimiento de las
megalópolis, las grandes ciudades del desarrollo más adelantado, así como la desaparición de las
solidaridades concretas entre personas que no pueden ser reemplazadas por las ayudas
arraigó en las civilizaciones tradicionales: la hospitalidad, la recepción del otro, del extranjero. Y,
la actual especialización del trabajo y del pensamiento “encierran a los seres humanos en
2002, p. 1) desintegrando el sentido de la responsabilidad para con los otros y para su comunidad.
54
marcado por las agresividades individuales, el mercado y una sed por el consumo. El
mismidad” (Han, 2014, p. 5) donde todo el mundo gira alrededor del yo, provocando que “el otro
desaparezca” (Han, 2014, p. 5) o que sea invisible a pesar de su llamada. Por lo tanto, el sujeto
narcisista y ensimismado “es incapaz de mirar más allá de sí mismo, incapaz de ver, comprender,
y mucho menos amar al otro, mas aún si ese otro es pobre, negro, indio, naco, etcétera.” (Rosete,
2015)
que son considerados residuos y que están en situaciones de precariedad maximizada son
invisibles para nosotros habla de una cuestión de alteridad. Al decir “aquellos” alude a una
división nosotros-ellos que en este caso resulta perjudicial, ya que hace referencia a Nosotros los
incluidos, los productivos y los consumidores, y a ellos los excluidos y marginados por no
producir ni consumir. Sin embargo, no se pretende decir que hablar de alteridad sea dañino, al
contrario, es realzar la diferencia y la condición del otro, celebrando una diversidad que sea
incluyente para todos los integrantes de una comunidad, pero no en una diferencia que el otro es
desvalorizado sino al decir de Emmanuel Levinas, que, por lo contrario, el otro está en una
La alteridad, de acuerdo con Bello Reguera (2010), deriva del pronombre indefinido
latino alter, que significa otro u otredad. Alteridad u otredad significan “condición del otro” en
relación con una identidad. Identidad proviene del latín ídem, que significa “mismo” o “uno
mismo” a lo largo del tiempo y diferente del otro. Por lo tanto, alteridad e identidad son dos
términos del mismo rango gramatical y “están relacionados entre sí por oposición binaria, dos
55
términos opuestos y, a la vez, complementarios. Uno se opone al otro, pero sin él carece sentido”
Bello Reguera encuentra que la identidad parece haber preocupado a la gente más que la
alteridad y su lenguaje está mucho más desarrollado y más difundido en la filosofía, la literatura,
a mirarlos y a protegerlos sólo a ellos ignorando a los otros, o percibiéndolos sólo como amenazas
sin embargo, el otro siempre está a un lado de nosotros, aunque queramos hacerlo invisible.
Ante estos efectos negativos del desarrollo y la globalización a los que hacen referencia
Morin y Bauman en relación con la convivencia con el otro, se tiene que retomar un elemento en
común en todas las personas para re-conocernos y tratarnos como iguales. Por eso es importante
retomar la vulnerabilidad -propia y del otro- como elemento fundamental en la relación con el
Stalsett (2005) señala que una característica de una globalización alternativa que
capacidad de ser herido. Una persona puede ser herida por una catástrofe, por una enfermedad u
Pero también pueden ser heridas por una deficiencia y/o una violencia institucional que no
le permite ser resiliente y sobreponerse de la mejor manera. Por eso es importante que se
reconozca la vulnerabilidad humana como un elemento o para un juicio crítico fundamental para
“derecho a la protección y una necesidad de seguridad en sentido amplio” (Stalsett, 2005, pág.
47).
ningún ser es humano” (Stalsett, 2005, pág. 47). Es decir, el ser humano, como cualquier ser
vivo, por definición es un sujeto frágil. Esta definición puede generar condiciones adversas y
ejemplo claro es el problema de la migración en la frontera sur de Estados Unidos, en la que, por
una demanda de seguridad nacional, las personas migrantes son despojadas y deshumanizadas,
vulnerabilidad donde se puede desarrollar aún más ya que de acuerdo a Levinas (2011) la
vulnerabilidad humana también significa apertura hacia el otro. Para Stalsett (2005) la
de la vulnerabilidad propia y de la del otro no habría reconocimiento del desafío ético que se
desde una reflexión ética. Además, se abordará que, tomando como punto de partida el
57
como punto de partida. Esto se establecerá a través del mandato de la responsabilidad por el otro.
XXI en adelante se tendría que abordar con la mirada puesta en las víctimas del tiempo, es decir,
a la interpelación del otro que sufre a causa de una injusticia humana. Herman Cohen, de acuerdo
a Reyes Mate (1999), ya señalaba que “el sujeto de la víctima es el hombre de carne y hueso que
La víctima, entonces, es alguien concreto que está sufriendo una injusticia producida por
el mismo hombre: “las desigualdades sociales nos las causamos unos a otros, hay pues una
relación entre las fortunas de los unos y los infortunios de los otros” (pág. 42). En este sentido,
las personas que padecen las escandalosas disparidades hirientes son producto de las injusticias
Bajo este contexto, señala Mate (1999), se abre un campo de la ética cuyas categorías
orientativas son “responsabilidad”, “alteridad” y/o “heteronomía”. El filósofo que aborda estos
conceptos es Emanuel Levinas quien “va a resaltar que es precisamente el otro como otro, el
absolutamente otro, en relación asimétrica con el sujeto, el que genera la auténtica dinámica de la
ética” (Etxberria, 2000, pág. 133). Además, su propuesta nos dará las categorías para abordar la
vulnerabilidad como problema ético, ya que, como señala Guillot (2011), Levinas propone una
ética desde el “humanismo del otro hombre” (p. 5), un humanismo “que se preocupa más del
58
En Levinas encontramos precisamente al otro como primacía: “El gran mérito de Levinas
es haber sacado del olvido al Otro, olvido al que la filosofía occidental nos había acostumbrado al
privilegiar el interés del ser” (Herrero Hernández en Palacio, 2015, pág. 35) antes que el otro.
domina en la filosofía:
En la crítica de la totalidad que la misma asociación de esas dos palabras comporta hay
una referencia a la historia de la filosofía. Esta historia puede ser interpretada como una tentativa
de síntesis universal, una reducción de toda la experiencia, de todo lo que tiene sentido, a una
totalidad en donde la conciencia abarca al mundo, no deja ninguna otra cosa fuera de ella, y así
Ante esto, Levinas habla de “una rasgadura infinita” (Palacio, 2015, pág. 36) o la
subjetividad ética, lo no-sintetizable, que es “por excelencia la relación entre hombres” (Levinas,
2008, pág. 65) en las situaciones éticas. Y en estas relaciones “no se trata de pensar juntos al otro
(1998). La acogida y la hospitalidad se entienden como “tensión hacia el otro, intención atenta,
atención intencional, sí al otro.” (Derrida, 1998, pág. 40). La acogida es un movimiento pasivo
del yo que recibe al otro, es un primer movimiento; y este recibimiento el yo se halla en una
asimetría de la vulnerabilidad compartida sufrida por personas concretas y que es causada por
las escandalosas disparidades hirientes, su aproximación tiene que ser desde esta subjetividad
ética pues tiene que darse desde, en primer lugar, un reconocimiento de la vulnerabilidad propia y
subjetividad como: sensibilidad, vulnerabilidad, pasividad, sustitución, etc. Por lo que, en este
relación con otras categorías, en especial con el rostro. Esto con el objetivo de establecer que por
la condición de vulnerabilidad que se encarna en el rostro del otro, es que tenemos la obligación o
Levinas. Del Mastro (2012) hace un análisis filológico del concepto de vulnerabilidad
tríada bíblica de los extranjeros, las viudas y los huérfanos y que encarnan la figura del pobre.
Estas figuras, que tienen una vulnerabilidad concreta (histórico-social-discursiva) nos convocan a
Palacio (2015) y Bello Reguera (2010), a diferencia de Del Mastro, abordan la categoría
de vulnerabilidad en Levinas como una reflexión ética para la solidaridad y la justicia frente al
Reguera para hablar de la migración. Este trabajo se inscribe en la misma línea de Palacio y Bello
vulnerabilidad social, aquí llamada asimetría de la vulnerabilidad compartida, para proponer una
Humanismo del otro hombre (1972) y luego se profundiza en De otro modo que ser o más allá de
Stalsett también hace referencia en su texto Vulnerabilidad, dignidad y justicia: Valores éticos en
Para Levinas, hay “algo” que “ha desbordado mis decisiones libremente tomadas” (2011,
pág. 121), decisiones que se me imponen a mi en el acercamiento del otro, en el que el otro se
encuentra desde un comienzo bajo mi responsabilidad y que mi identidad se alinea a él. Este
primero de ellos es la apertura de todo objeto a todos los otros, “en la unidad del universo regida
por la tercera Analogía de la experiencia de la Crítica de la razón pura” (pág. 122). Esta tercera
comunidad: “Todas las substancias, en cuanto pueden ser percibidas en el espacio como
simultaneas, están en universal acción recíproca” (Kant, 2003). Es decir, yo puedo percibir dos
objetos como una ventana y una puerta y no hay un orden jerárquico, las veo de manera
la conciencia -un éxtasis en el ser” (Levinas, 2011, pág. 122), según Heidegger. En esta segunda
manera, la conciencia está llamada, por la apertura original de la esencia (del Sein), a ocupar un
61
evidente.
Levinas establece un tercer sentido de apertura distintos a los dos anteriores que “no es ya
la esencia del ser que se abre para mostrarse, ni la conciencia que se abre a la presencia de la
esencia abierta y confiada a ella” (pág. 122). Este tercer sentido de apertura la enuncia así:
vulnerabilidad de una piel ofrecida, en el ultraje y en la herida, más allá de todo lo que puede
mostrarse, más allá de todo lo que, de la esencia del ser, puede exponerse a la comprensión y a la
“algo” que desborda mis decisiones y el otro se me impone como responsabilidad. Es aquí donde
acuerdo a Chalier (2002), Levinas plantea una moral no-intelectualista en la que su origen es la
La sensibilidad para el autor “es la exposición al otro” (Levinas, 2003, pág. 133). Esta
exposición, en tanto que sensibilidad, es una acción pasiva, “la susceptibilidad de sufrir la causa
que desde allí se haga surgir” (pág. 133) es decir, yo soy rehén del otro a costa mía, es un “haber-
apertura: “mi identidad se alinea a él” (pág. 121), refiriéndose al otro. Aquí se encuentra lo que
sostiene Stalsett al hablar que la vulnerabilidad como valor para el desarrollo, hay que reconocer
62
la vulnerabilidad propia y la del otro que se me revela como sujeto expuesto a la herida. Sin
embargo, hay que hacer notar que para Levinas, mi identidad se alinea a él y no en sentido
deshumaniza y Butler (2006) va más allá, al mencionar que los atentados en Estados Unidos en el
habla también del yo. Al exponer el sentido de apertura en Levinas, ya se hablaba de que la
apertura es “la vulnerabilidad de una piel ofrecida”. Al hablar de la sensibilidad continuará con
esta idea:
la piel [...]; desnudo de una piel ofrecida al contacto, a la caricia que siempre, y aun en la
voluptuosidad equívocamente, es sufrimiento por el sufrimiento del otro. (Levinas, 2011, pág.
123)
Es decir, yo quedo expuesto al otro por mi vulnerabilidad, por la piel que es expuesta a la herida:
“El Yo, de pie a cabeza, hasta la médula de los huesos, es vulnerabilidad” (pág. 124).
que el yo está simplemente expuesto a la afección de las causas del otro por el cual sufro. La
vulnerabilidad es entendida entonces más (o menos) que una pasividad al esperar un golpe o un
impacto, “es la aptitud -que todo ser en su “orgullo natural” tendría vergüenza de confesar- a “ser
que dice: “quien tienda la mejilla al que lo hiere, que se llene de humillaciones” (Biblía de
Jerusalén: Edición Latinoamericana, 2013). Sin embargo, esta humillación no se refiere a una
burla o en un sentido negativo, más bien habla de la sinceridad al reconocerse vulnerable, que yo
puedo padecer con el otro: “descubrirse sin defensa alguna, estar entregado” (Levinas, 2011, pág.
124).
Es entonces que la vulnerabilidad habla de una relación con el otro en la que la identidad
del sí “no opone límites al experimentar, ni aún la resistencia última que la materia “en potencia”
opone la forma que lo inviste” (pág. 124). La vulnerabilidad es una obsesión por el otro, “para el
cuidado, soportarlo, estar en su lugar, consumirse por él” (pág. 125). La relación con el otro
entonces supone una vulnerabilidad previa a la que Levinas señala que es la misericordia: “Desde
la sensibilidad, el sujeto es para el otro: sustitución, responsabilidad, expiación” (pág. 125). Esta
actitud de apertura a la que hace mención Levinas nos permite hablar entonces de un sujeto ético
que se vuelca al otro, que asume su responsabilidad -no pedida- con él, hay una primacía del otro
sobre el yo.
Por lo tanto, se puede decir que para Levinas el sujeto es sensibilidad por cuanto está
entonces se puede abordar desde dos puntos. El primero de ellos es que la vulnerabilidad se
puede entender como una imagen del otro, que se me presenta como rostro -del cual hablaremos
64
propia subjetividad que queda ahora anudada por la responsabilidad del otro” (Palacio, 2015, pág.
41).
del sujeto) el Otro irrumpe como rostro vulnerable y desnudo (vulnerabilidad de la alteridad),
exige y clama por una responsabilidad, una respuesta irrecusable y que nos convierte en seres
A este proceso que describe la autora, podemos llamarle acontecimiento ético, ese momento en el
irrecusable.
pudimos definir la vulnerabilidad del sujeto. Esto nos permite señalar que, al establecer la
vulnerabilidad como un valor para el desarrollo social, se debe reconocer la vulnerabilidad propia
abordaremos el concepto del rostro. Esta categoría nos permitirá abordar a mayor profundidad
respuesta. Por lo que, en un tercer punto se establecerá que la relación con el otro se da desde la
asimetría, en la que el otro será primacía. Por último, se hablará de la respuesta, que de acuerdo a
la experiencia ética- es la expresada en la demanda del rostro del otro y en la respuesta que da a
ella. Esto también se puede observar en la descripción que hace Palacio (2015),: el
del otro y la demanda ética que presenta” (Stalsett, 2005, pág. 47). Palacio continúa que en el
en la del otro.
El otro, enconces, se me revela por el rostro. De acuerdo Mèlich (2010), el “rostro” para
Levinas es el modo por el cual el otro, que supera la idea que yo tengo de él-ella, se me presenta.
Esta presencia del otro no se “me aparece”, el rostro no se puede abordar desde una
fenomenología, No se puede abordar al rostro como un objetivo: “no se puede ver” al rostro
“como cuando se ve una nariz, unos ojos, una frente, un mentón, y puede describirse” (pág. 71)
Levinas señala entonces que es una “mirada vuelta hacia el rostro” (Levinas, 2008, pág.
71), por lo que el acceso al rostro se debe de dar desde la experiencia ética y la mejor manera de
encontrar al otro es cuando ni siquiera me doy cuenta del color de sus ojos por que el rostro es
significación sin contexto. En la investigación guardaremos distancia del imperativo ético del
rostro que propone Levinas, nos referiremos al imperativo antropológico de la vulnerabilidad que
se me revela a través del rostro. Ahora bien, ¿qué implicación tiene que el mejor acceso al rostro
66
vulnerable del otro como significación sin contexto? ¿cómo transmitimos el sufrimiento que
padecen aquellas personas que han sido víctimas de la violencia del otro? ¿qué implicaciones
éticas y sociales conlleva el querer retratar el rostro sufriente del otro? Estas interrogantes serán
hijo de tal persona: “todo lo que está en el pasaporte, la manera de vestirse, de presentarse” (pág.
concreación, corremos el riesgo de que la relación con el otro dependa del contexto, del
la racionalidad, puesto que la relación ética está más allá del saber. El rostro es significación sin
Ahora bien, Palacio (2015) hacía mención de la vulnerabilidad del rostro. Sobre esto,
Ante todo, hay la derechura misma del rostro, su exposición derecha, sin defensa. La piel
del rostro es la que se mantiene más desnuda, más desprotegida. La más desnuda, aunque con una
desnudez decente. La más desprotegida también: hay en el rostro una pobreza esencia l. […] El
rostro está expuesto, amenazado, como invitándonos a un acto de violencia. (Levinas, 2008, págs.
71, 72)
Es entonces que el ser, o el otro que se expresa y se me impone precisamente al llamarme desde
su miseria y desde su desnudez sin que yo pueda hacer oidos sordos a su llamada.
67
Encontramos en Judith Butler una lectura levinasiana del rostro cuando aborda el
hablamos en el capítulo anterior-, Butler parte del hecho de que la vulnerabilidad que tenemos
todos los seres humanos nos une: todos somos vulnerables al daño, al dolor, a la violencia, al
miedo. Lo humano para ella, es el hecho de que “nadie puede tener, ni pretender tener, el control
absoluto de su existencia” (Mèlich, 2010, pág. 240). El dominio de una vida no puede estar
asegurado.
El concepto de vida precaria que presenta Butler expresa la facilidad con la que se puede
eliminar una vida y acude a Levinas, desde la noción del rostro, para presentar su concepto:
precaridad de la vida, que comienza con la vida precaria del Otro. Levinas usa el “rostro” como
figura que comunica tanto la precariedad de la vida como la interdicción de la violencia. De este
modo, nos proporciona una vía para comprender cómo la agresión no es ajena a una ética de la no
violencia; la agresión constituye la materia misma del debáte ético. (Butler, 2006, pág. 20)
Butler retoma la noción de “rostro” de Levinas y lo lleva al plano del análisis cultural, político y
antropológico.
Sin embargo, en su análisis mantiene la noción del rostro levinasiano como significación
sin contexto: “El rostro de Levinas no es precisa o exclusicamente un rostro humano, aunque
comunica lo humano, lo precario, lo vulnerable.” (pág. 20) Pero, al igual que recurre a la noción
del rostro para definir la precareidad humana, también lo hace al criticar lo que ella llama las
Estas representaciones del rostro se observan, para Butler, en las caras fotografiadas de
Bin Laden o Saddam Hussein que Estados Unidos utilizaba como propaganda de las medidas “de
68
protección” ante la violencia que sufría el país en la decada pasada. Estas representaciones del
Estas representaciones mediáticas del rostro es lo que Levinas pretendía que no sucediese
al hablar del rostro. Cómo señala Mèlich (2010), al hacer una lectura de Levinas, ninguna
representación del rostro y ninguna cara puede agotar el rostro entendido como sufrimiento,
“como el llanto o el grito del que sufre” (pág, 243). Pero, si ese llanto del rostro se representa por
medio de una imagen, de una cara o de una fotografía, siempre nos encontraremos con una
representación inadecuada.
marginación con fotos y videos de niños hambrientos y con moscas, ancianos olvidados e
indígenas en condiciones de pobreza. Al intentar retratar “el rostro de la pobreza” caemos en una
acuerdo con Dortonne (2015) la pornografía de la pobreza es una táctica utilizada por
organizaciones de caridad y sin fines de lucro para tratar de generar la empatía y contribuciones
de donantes al mostrar imágenes con fines de explotación de gente que se encuentra en una
querer representar “la crudeza de la pobreza”, no hace más que despojar lo más humano del otro,
desde la ética de la alteridad. Por un lado, Levinas establece que en el acontecimiento ético, el
otro se me aparece e irrumpe como rostro expuesto, amenazado, desnudo y vulnerable que me
69
demanda. Esto nos permite, retomando a Butler, establecer que, al mirar el rostro del otro que se
me revela, hay una aprehensión de la precariedad de la vida que comienza con la vida precaria
del otro.
Es entonces que la ética empieza cuando veo en el rostro amenazado en el otro, una
invitación a un acto de violencia pero a tal vez una prohibición a matar: “El rostro está expuesto,
amenazado, como invitándonos a un acto de violencia. Al mismo tiempo, el rostro es lo que nos
prohíbe matar” (Levinas, 2012, pág. 72). ¿Cuál es esta demanda que me impone el rostro del otro
2.1.2 Demanda
En el acontecimiento ético, el otro se me revela a través del rostro, la piel más desnuda y
más desprotegida. En palabras de Levinas: “hay en el rostro una pobreza esencial” (Levinas,
2012, pág. 71). Si el yo no reconociera su vulnerabilidad ante el otro para la apertura ¿cómo
Hay que recordar que, al hablar del rostro, Levinas señala que está expuesto, amenazado
por su extrema vulnerabilidad, “invitándonos a un acto de violencia” (Levinas, 2008, pág. 72).
Violencia para el autor es “toda acción que se impulsa como si uno fuera el único que interviene,
como si el resto del universo sólo estuviera allí para recibir la acción” (Levinas, 2004, pág. 92).
Es decir, violencia es toda acción que tiene una causalidad. El autor señala entonces que violencia
puede ser desde una bola de billar que choca con otra, la fabricación de un producto, la
satisfacción de una necesidad. Pero también, violencia es un Estado totalitario que degrada a sus
70
ciudadanos, la lucha y la guerra donde el otro es buscado en la debilidad que deja traslucir su
persona.
cuando pueden ser evitadas? Como se señaló en la introducción de este trabajo, la riqueza
aumenta a nivel global pero esta se concentra cada vez en menos personas, dejando desprotejidas
a muchas más. La violencia no es solo cuando se habla de Estados totalitarios o de guerras, sino
que su posibilidad de ser heridas son mayores. Butler (2006) lo relaciona con la violencia
Regresando al concepto del rostro, Levinas (2012) establece también que, al mismo
tiempo de que nos invita a un acto de violencia, el rostro es lo que nos prohibe matar:
El rostro es lo que no se puede matar, o, al menos, eso cuyo sentido consiste en decir: “No
matarás”. El asesinato, bien es verdad, es un hecho banal: se puede matar al otro; la exigencia
Se puede hablar de “matar” al otro en un sentido literal pensando por ejemplo en una guerra. Sin
embargo, como bien señala Levinas y se exponía en el apartado anterior, esta expresión nos habla
Patiño (2009) al hablar de la interpelación del otro aborda la indiferencia hacia el otro
como respuesta. Ella señala que en la interpelación podemos “hacernos sordos y ciegos” (pág.
159) a la interpelación del otro, podemos ignorar deliberadamente la presencia del otro. ¿No es
Ante esto, Levinas señala que al hablar del asesinato del otro se inscribe “la tentación de
una negación absoluta” (Levinas, 2004, pág. 95). Entonces, él relaciona el asesinato con la
71
negación del otro que también se puede relacionar con el acto de ignorar deliberadamente como
se señalaba anteriomente. Para Levinas, escuchar “no matarás” y “justicia social” es hablar del
mismo principio. Es decir, hablar del mandato de no matar al otro desde la negación también se
habla de justicia social, del interés por mejorar las condiciones de las personas frente a las
disparidades hirientes.
El concepto de “No matarás” para el autor no es una simple regla de conducta ante el otro
que es vulnerable; es el principio ético por excelencia: “la imposibilidad de matar no es real, es
mandamiento, como si un amo me hablase. Sin embargo, al mismo tiempo, el rostro del otro está
desprotegido; es el pobre por el que yo puedo todo y a quien todo debo.” (Levinas, 2008, pág.
75). El otro desde su vulnerabilidad me habla y me ordena, y no solo eso es a quien debo mi
existencia y haría todo para responder a su llamada: “Y yo, quienquiera que yo sea, pero en tanto
que “primera persona”, soy aquel que se las apaña para hallar los recursos que respondan la
la autoridad moral si aceptamos que cuando hablamos no sólo nos dirigimos a otros, sino que de
algún modo ingresamos a la existencia, por así decirlo, a partir de la demanda, y algo acerca de
nuestra existencia prueba ser precario cuando dicha demanda fracasa (Butler, 2006, pág. 164).
72
En esta cita, Butler habla desde el sujeto. Cuando “ingresamos a la existencia” del otro, a partir
Pensemos por ejemplo en un niño migrante que al ser detenido “demanda” seguridad y esta se le
niega.
Sin embargo, con mayor énfasis, lo que nos obliga moralmente se relaciona con el modo
como somos interpelados por el otro de maneras que no podemos advertir o evitar. Primero y
principal, este impacto de la demanda del otro nos constituye contra nuestra voluntad o, tal vez,
para decirlo más apropiadamente, antes de la formación de nuestra voluntad. (Butler, 2006, pág.
165)
Al igual que Levinas, Butler señala que el otro nos obliga moralmente. Pero también se señala
que el impacto de la demanda del otro nos constituye contra nuestra voluntad: “Viene hacia mí
mis planes, y que mis planes resulten arruinados bien puede ser el signo de que algo es
muestra desde una “altura” que me obliga. En el diálogo que se presenta en Ética e Infinito
Philippe Nemo preguntaría a Levinas citandolo: “En el rostro del otro, hay -dice usted- una
elevación, una altura. El otro es más alto que yo” (pág. 74).
Entonces para Levinas, y también para Butler, la relación ética no se basa en la autonomía
en la que el sujeto actua de manera libre y desde su propia voluntad. La relación ética se
fundamenta desde una heteronomía en la que se abandona “la idea de que la autoridad moral es
fruto de la voluntad propia” (Mèlich, 2010, pág. 241), sino que, cuando el otro me interpela,
73
estoy moralmente obligado, no por que me lo impongo yo mismo, sino por que el otro, en su
sitúa en segundo lugar: “La autonomía no posee la primera palabra. La heteronomía está en
función de una voz (ley) que no tiene poder ni estatus social reconocido y que rompe la armonía y
seguridad del yo. La heteronomía debe entenderse como respuesta” (pág. 146). Es decir, la
heteronomía hay que abordarla como la respuesta que se dá a la interpelación del otro vulnerable
El sujeto moral entonces responde a la ley de “no matarás” que me ordena el otro, a “la
paciencia heterónoma que soporta sin culpa el sufrimiento ajeno” (Sucasas en Bárcena & Mèlich,
2014, pág. 147). La demanda que me ordena el otro y en la que estoy obligado a responder se
Levinas habla desde la subjetividad al hablar del rostro y recordando, señala que el rostro
se me revela desde una fragilidad que me “tienta” asesinar. Esta experiencia se agranda cuando,
además de que estoy obligado a reponderle, su vulnerabilidad es también material. Ante el rostro
“doblemente vulnerable” tengo una obligación mayor ante él para responderle a pesar de que, en
ignorarlo. Pero esta demanda no solo me obliga a no ignorarlo, me obliga a actuar por él, a ser
responsable de él. Con esto llegamos al último punto que indica Palacio (2015) en el encuentro
del sujeto) el Otro irrumpe como rostro vulnerable y desnudo (vulnerabildad de la alteridad), exige
y clama por una responsabilidad, una respuesta irrecusable y que nos convierte en seres únicos,
En los apartados anteriores se abordó, en primer lugar la vulnerabilidad del sujeto -ético- donde
vulnerabilidad y fragilidad, en una asimetría en la que el otro está por encima de mi y en la que
estoy dispuesto a “recibir botefatadas”. Esta dimensión de la vulnerabilidad propia como apertura
vulnerabilidad del otro en la relación ética. No solo yo soy vulnerable, el otro se me presenta
como un rostro expuesto y amenazado. Pero no solo eso, por su extrema fragilidad me veo
tentado a un acto de violencia, sin embargo, también veo en el rostro del otro “una extraña
autoridad desarmada” (Levinas en Etxberria, 2000, pág. 134) que me ordena: ¡no matarás!”.
mandato del otro, un mandato que me exige a ser responsable con él. En este último apartado se
hablará de este útlimo punto, de la responsabilidad para con el otro teniendo como punto de
partida la vulnerabilidad del sujeto y la de la alteridad para abordar el sujeto ético desde la
vulnerabilidad.
De acuerdo con Levinas (citado en Etxberria, 2000), “la relación auténtica con el rostro
del otro no es el discurso sino la responsabilidad, que precede a todo pacto y a todo compromiso
de libertad” (págs. 134, 135). El otro entonces tiende arruinar mis planes si recordamos la frase
de Butler, el mandato del otro es algo moralmente obligatorio para mi inclusive antes de mi: “en
75
el rostro del otro me encuentro responsable del otro sin haberlo elegido, “a mi pesar”.
Responsabilidad, pues, como radical pasividad” (pág. 135). La demanda que me hace el otro,
inclusive ante “mi pesar”, es a ser responsable no solo para-sí, sino como para-el-otro.
Levinas entiende la responsabilidad como “responsabilidad para con el otro, así, pues
como responsabilidad para con lo que no es asunto mío o que incluso no me concierne; o que
precisamente me concierne, es abordado por mí, como rostro” (Levinas, 2008, pág. 79). Es decir,
yo soy responsable para con el otro aunque la situación no me corresponda o no tenga algo que
ver conmigo.
terremotos del 07 y 19 de septiembre del 2017 en la zona centro y sur del país. Aunque no le
concernía a la población de los estados del norte del país, la sociedad civil, de manera espontánea
respondió y solidariamente desbordó la ayuda. El problema no era asunto nuestro y aún así
tenemos una responsabilidad para con el otro que se me revela como un rostro vulnerable y frágil.
para con el otro y el mandato de ¡no matarás! es una orden desde que el otro se me revela aunque
yo lo quiera evitar. Sobre esto, Levinas señala que “desde el momento en que el otro me mira, yo
soy responsable de él sin ni siquiera tener que tomar responsabilidades en relación con él; su
(Levinas, 2008, pág. 80). No es una decisión individual ser responsable del otro o no, desde una
relación heterónoma yo soy responsable del otro inclusive antes de que yo lo mire: “me vea o no,
tiene que ver conmigo” (Levinas, 2001, pág. 275). La responsabilidad para con el otro es anterior
Este concepto de responsabilidad para con el otro entonces se lleva al extremo en el que
no solo soy responsable de lo que hago, para Levinas “yo soy responasble de su misma
76
responsabilidad” (pág. 80), de la responsabilidad del otro. Esto me pone en una sitación en la que
estoy al cuidado del otro, en palabras de Levinas “se manifiesta mi primogenitura” (pág. 85), soy
como un hermano mayor al cuidado del menor: “soy yo quien soporta al otro, quien es
Esta relación de máxima responsabilidad por el otro que se me revela como rostro
vulnerable me pone en una situación especial, ya que, de acuerdo con el autor mi responsabilidad
es intransferible y nadie podría reemplazarme. Por ese motivo, la responsabilidad que tengo para
con el otro se dá “de manera exclusiva, me incumbe y humanamente no puedo rechazar” (pág.
Incluso el autor señala que en cierto sentido soy elegido para ser responsable por el otro
ya que “puedo tomar el lugar de cualquier otro hombre, pero nadie puede sustituirme a mí”
(Levinas, 2001, pág. 134), soy “necesario”. Al no ser reemplazable por otras personas -pero yo si
podría reemplazarlos- no puedo hacerme a un lado ante la demanda del otro por que, aunque
“Todos somos responsables de todo y de todos ante todos, y yo más que todos los otros”
Sobre la responsabilidad para con el otro, Levinas también hablaría de una actitud de
gratuidad en mi relación con el otro. La “posición” y “obligación” que tengo en cuanto a ser
responsable por el otro nos hace preguntarnos cuál es la actitud que el otro debería de tener hacia
mi. ¿Si yo soy un rehen del otro en el que no puedo escapar de mi responsabilidad para con él?
Puede que este sea el punto más extremo –en palabras de Philippe Nemo- en cuanto a la
relación para con el otro desde Levinas. Para el autor, en el “cara-a-cara” yo me encuentro en
asimetría, él es autoridad. En este sentido, “yo soy responsable del otro sin esperar la recíproca”
(Levinas, 2012, pág. 82). Es decir, no puedo esperar que el otro actúe de la misma manera en la
77
que yo actúo con él por el hecho de que él es el otro, si es recíproco conmigo “es asunto suyo”
(pág. 82).
signifique que el otro esté dispuesto de la misma manera. Si hubiera reciprocidad, no habría
gratuidad en la relación con el otro y estaría a la espera de que el otro actuara como yo para
seguir siendo responsable para con él: “El yo tiene siempre una responsabilidad de más que los
¿Qué puedo esperar entonces del otro? Ante esta situación, Levinas señala que esta
no puedo esperar del otro más que justicia. Esta dimensión recaería en el ámbito de la política y
“tercero” en la relación y que se puede relacionar con el Estado o la institución habilitada para
Aquí podríamos abordar los Derechos Humanos como aquellas normas básicas univerales
y que concretiza política y jurídicamente la responsabilidad para con el otro. Para Levinas (2001)
los imperativos bíblicos “No matarás” del cual ya hablamos anteriormente con la demanda del
otro y “Amarás a tu prójimo” del que hablaremos más adelante, son el origen de los derechos
cualidades como el “rango social, la fuerza física, intelectual o moral, las virtudes y talentos”
(pág. 243).
El objetivo de estos derechos es reconocer que todos, por el hecho de ser humanos,
tendrán “derecho a un lugar excepcional en el ser” (Levinas, 2001, pág. 243), es decir, el derecho
a una independencia o a la libertad reconocida por los demás. Los llamados derechos políticos.
También, con estos derechos se reconoce “el derecho a una posición que le ponga a salvo del
78
orden inmediato de las necesidades inscritas en las leyes naturales” (pág. 243); es decir el
primera de ellas es la obligación de “evitar al hombre una dependencia en la que no sería más que
un mero medio para una finalidad de la que él no sería en ningún caso el fin.” (Levinas, 2001,
pág. 243). Esta obligación está directamente relacionada con el imperativo categórico kantiano de
la dignidad: “obrar de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio” (Kant
en Coyotzi & De Gasperin, 2013, pág. 70). Esta obligación es entonces una universalización de
una acción moral en la que el otro no es solo un medio, o un recurso, sino siempre un fin en si
incluso los dolores y tormentos que comportan los mismos encadenamientos de fenómenos
naturales -físicos y psicológicos-, así como de preservarle contra la violencia y la cruelidad de las
malas intenciones de los seres vivos. (Levinas, 2001, págs. 243 - 244)
Es decir, el hombre y la mujer tienen el derecho de la protección ante las diversas fuentes a las
que todos somos vulnerables, y de las que ya se habló en el capítulo 1: con respecto al medio
atención.
Como marco normativo o “guía”, los Derechos Humanos nos orientan en los derechos que
todos, por el hecho de ser humanos, tenemos, así como las obligaciones de protección y cuidado
de los sufrimientos que podemos padecer y que pueden ser evitandos. Sin embargo, a pesar de su
79
son asegurados ni respetados por todos los gobiernos o las instituciones encargadas de su
análisis crítico, y ponerlo como punto de partido en el proyecto de una globalización más humana
como finalidad, pero también en la relación ética con el otro. Al reconocer la vulnerabilidad
propia -vulnerabilidad del sujeto- se muestra también la vulnerabilidad del otro -vulnerabilidad
de la alteridad- que demanda responsabilidad para con él. Los derechos humanos nos orientan en
acontecimiento ético el que nos dicta nuestra relación con el otro que es más vulnerable que yo
pero que me demanda no matarlo, no ser in-diferente ante su llamado, a ser responsable para con
él a pesar de mi.
Es entonces que la vulnerabilidad del sujeto, entendida como “don y pura gratuidad
solidaridad” como lo expone Palacio. Esto se debe precisamente a que, por la vulnerabilidad, el
sujeto puede ofrecerse y donarse al otro como significación para el otro: “la subjetividad es
expresión de sí al otro, don gratuito del mismo al otro, desinteresado, en una relación no-
Cómo señala Levinas, citado por Palacio (2015), la vulnerabilidad que responde, que se
responsabilidad a pesar de mi, de mis interéses, antes de haberlo elegido, el yo es solidario con el
80
otro: “El prójimo me concierne antes de toda asunción, antes de todo compromiso consentido o
“el impulso ético de la emoción y la afección de la propia vulnerabilidad que nos provoca el
rostro desnudo del otro” (Palacio, 2015, pág. 44). La vulnerabilidad propia - dispuesta y ofrecida
son el fundamento de los actos de responsabilidad y de solidaridad que Palacio identifica como
las acciones solidarias como las ayudas, colaboración, subsidariedad, donación, etc. La
solidaridad entonces ya no es una actitud extra o no-obligatoria, voluntaria; es una exigencia, una
obligación ética para con el otro que me demanda desde su vulnerabilidad ser resposnable con él.
la responsabilidad, una ética para la solidaridad. Si bien, en Levinas se encuentra que yo soy
responsable del otro por una demanda anterior a mi, queda preguntarse quién es este otro pues
aún queda la impresión de que se mantiene en abstracción a quién nos referimos cuando
social se habló de los sujetos precarios y marginados, son estos grupos cuando nos referimos al
otro. Hay que recordar que uno de los objetivos de este trabajo es precisamente hacer un llamado
a ser solidarios y responsables con estos grupos más vulnerables, pues tenemos el mandato de
responder a nuestro prójimo, nuestro hermano, en especial al marginado y excluido. Por lo que en
esta sección abordaremos la categoría del prójimo ya que permite hacer un “intento” de darle
81
“rostro” al otro y establecer el voluntariado como una forma “del amor al prójimo”, además las
categorías de la vulnerabilidad que Levinas y otros retoman al hablar del mandato que tenemos
Levinas para abordar el concepto de vulnerabilidad y su relación con la respnsabilidad para con el
otro; en esta sección, al definir al prójimo se retomarán algunos de sus pensamientos teológicos
de responsabilidad y amor por el prójimo. En primer lugar se definirá el concepto del prójimo
abordando las figuras metafóricas del prójimo a las que Levinas recurre como las máximas
expresiones de vulnerabilidad con las cuales soy responsable: “el extranjero, la viuda y el
huérfano con los cuales estoy obligado” (Levinas, 2012, pág. 228). Por último se abordará el
concepto del amor al prójimo, ejemplificandolo con el pasaje del Buen Samaritano.
¿A quién nos referimos cuando se habla del prójimo? Levinas, en sus diferentes obras,
habla de manera indistinta cuano se refiere al otro o al prójimo, inclusive el mismo establece esta
relación: “Para mi, el Prójimo es el otro hombre” (Levinas, 2001, pág. 136). Es decir, mi prójimo
es todo aquel que no soy yo y que se me revela a través del rostro y del acontecimiento ético. Para
El concepto del prójimo tiene un origen biblico al igual que los mandatos de “no matarás”
ética de la alteridad. El prójimo, además, tiene una relación con ambos mandatos que tiene a Dios
-también llamado por Levinas como Rostro u Otro- como origen: “en la misma medida en que
82
afirmo que la relación con los demás es el comienzo de lo inteligible, que no puedo describir la
relación con Dios sin hablar de lo que me compromete con respecto a otro” (Levinas, 2001, pág.
135). Inclusive, Levinas establece que en el prójimo se da la presencia real de Dios (Otro). Esta
presencia no supone que el prójimo sea Dios (Otro) ni que sea una mediación yo – prójimo –
Dios, si no que el prójimo “es el modo en el que resuena la palabra de Dios” (pág. 136).
La relación entre el prójimo y Dios (Otro) permite establecer también la relación que se
dá entre el prójimo y los mandatos de “no matarás “ y “amarás al prójimo”. Ya se estableció que
es por la revelación del rostro del otro vulnerable es por el que tenemos responsabilidad con él,
para Levinas la relación también es con Dios en forma de Palabra: “No hay separación entre el
Padre y la Palabra; el descenso de Dios tiene lugar en forma de palabra, en forma de orden ética o
mandamiento de amar” (pág. 136). Es decir, en la Palabra y en el Rostro del otro se adviene la
responsabilidad por mi “prójimo que también es mi hermano” (Levinas, 2003, pág. 148).
Caín propuso a su hermano Abel que fueran al campo y, cuando estaban allí, se lanzó
Yahvé dijo a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?” Contestó: “No sé. ¿Soy yo acaso el guardián
Levinas recurre a este pasaje como un contraejemplo: el Rostro del Otro o la Palabra de Dios es
ignorada por Caín. Y su respuesta sincera, de acuerdo con Levinas, solo tiene un componente
ontológico: “yo soy yo y él es él” (Levinas, 2011, pág. 136) y es faltante de la dimensión ética de
De acuerdo con Bauman (2005), desde una perspectiva ontológica, que es “el territorio sin
moralidad” (Bauman Z. , 2005, pág. 69), cada uno es independiente de los demás y por eso Caín
83
tenía el derecho de sentirse indignado por la pregunta de Dios. Mèlich (2010), haciendo un
comentario sobre Levinas, también establecería que la ontología es la reducción de “lo otro” a “lo
Pero la dimensión ética, que es “la respuesta que el yo da a la demanda, a la apelación que
reclama el “otro” (Mèlich, 2010, pág. 140) y que carente en el pasaje, obligaría a Caín a
responder ante Dios por Abel, precisamente por los mandatos de “amarás a tu prójimo” y “no
Sobre ésto, Levinas establece que “el prójimo me concierne antes de toda asunción, antes de todo
compromiso consentido o rechazado” (Levinas, 2003, pág. 148). Es decir, hay un deber que se
guardián de mi hermano? Sería “Tienes la obligación de ver que no le ocurra ningún daño a tu
Bauman (2005) señala que, como Caín respondió desde una perspectiva ontológica, tenía
todo el dereho a mostrar sorpresa y esconderse ante la interpelación de Dios pues no había un
“contrato previo”. Ante esto, Levinas señala que no esto no es requerido entre hermanos, o con el
prójimo, para contraer esta obligación por que ya se están unidos previamente: “Estoy unido a él
que, sin embargo, es el primer venido sin anunciarse, sin emparejamiento, antes de cualquier
relación contratada. Me ordena antes de ser reconocido” (Levinas, 2003, pág. 148; Levinas, Ética
e Infinito, 2008). En el caso de Caín y Abel, la obligación es mayor cuando hay una relación de
parentesco.
diálogo entre Dios, que es Palabra y mandato, y Caín estableció que hay una obligación y una
ordenación previa al anunciamiento del prójimo. Levinas dá por hecho de que el otro y el prójimo
84
son los mismos, también establece que el hermano también es prójimo. En esta investigación el
prójimo es el otro concreto, aquella persona con un cuerpo definido a quien acudo por su
Hermann Cohen fue un filósofo judio quien antencedió a Emmanuel Levinas y de quien
sería una de las fuentes para su pensamiento. La particularidad de Cohen es la estrecha relación
que le da a la religión y filosofía, especialmente la ética. Es interesante notar que esta relación se
Al establecer el concepto del prójimo, Cohen señala que la religión ha intentado definir el
concepto del ser humano -que es el prójimo- en primer lugar. Sin embargo, cae en una
contradicción ya que solo puede definir al ser humano verdadero si el concepto es cumplido,
generado y normado por la religión. Esta contradicción, para Cohen, es el origen “del conflicto
El mismo filósofo alemán señala que la religión y la ética son independientes entre si por
sus métodos y problematicas que abordan. Sin embargo hay una relación entre ambas ya que “la
Ética toma su material tanto de la religión como de la mitología, o del arte, o de la política y de la
historia y de la guerra” (Cohen, 2004, pág. 6). Es importante mencionar esto ya que para la
definición del prójimo, y del principio del amor al prójimo que se hablará más adelante, la
que hay entre Dios y el prójimo. Profundizando más aún en esta relación, Cohen establece que:
Quien peinsa al otro como prójimo no lo piensa como miembro de alguna clase de
comunidad política, la cual, incluso en las formas más primitivas, tiene sus limitaciones y
conflictos. Quien piensa al otro como ser humano, en un tiempo en que aún no había filosofía ni
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Ética, lo piensa como como miembro de un orden sobrenatural que solo puede barruntar [...] Este
Es decir, para Cohen, antes de que “existiera” la filosofía y la ética, el prójimo u otro estaba más
relacionado con Dios que con otro ser humano por este orden sobrenatural. Como se ve en el
Antiguo Testamento, Ádan, Caín, Abraham, entre otros tenian un diálogo con Dios, y de ahí la
relación de la que habla Cohen. Después, el concepto univeral de prójimo daba a la concepción
socio-política de hombre. La ética, por lo tanto se nutre de la religión como de otras áreas y
disciplinas.
Levinas que no encuentra diferencia entre otro, prójimo y hermano, Cohen si la menciona:
hermano” (2004, pág. 61). Para Cohen el prójimo hace un recuerdo del “vecino” ya que vecino en
alemán (nachbar) es sinómio de prójimo. En hebreo, el señala que prójimo vienen de la palabra
rea ( )רע
ֵ֫ que significa otro (alter), pensado primero como el Otro -Dios- y luego el otro, quien en
Con esto se puede demostrar entonces que, tal como Levinas y Cohen señalan, prójimo es
sinónimo del otro (alter). Sin embargo, Cohen, al mantenerse al hecho filológico, le da especial
énfasis en que prójimo es el otro que puede ser mi compatriota y el extranjero. En cambio
Levinas va más allá al incluir también al hermano de quien también soy guardian.
Hasta este momento intentamos hacer un esbozo del prójimo; mientras que para Cohen el
revela como rostro vulnerable que me demanda y del cual soy responsable.
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obra Totalidad e Infinto (2012) encontramos un planteamiento de que lo hay más allá del rostro.
pero a la vez me demanda ¡No matarás! Por lo que, al ordenarme, también se me revela por
encima de mi. Es decir, me interpela desde dos poisiciones, una posición “de altura y de
abatimiento” (Levinas, 2012, pág. 285); superior a mi, pero a la vez muy inferior desde su más
extrema vulnerabilidad; a esto Levinas diría que la relación entre yo y el otro “comienza en la
Desde esta desigualdad de los términos -altura y abatimiento- el otro que tiene cara -ya no
solo rostro- se me revela como la cara “del pobre, del extranjero, de la viuda y del huérfano”
(Levinas, 2012, pág. 285). Las figuras del pobre, del extranjero, de la viuda y del huérfano se
vuelven centrales al hablar de la cara del otro en cuanto a que son el rostro de la desnudez y del
En la sexta edición al castellano de Totalidad e Infinito, Guillot (2002) señala que para
Levinas el otro necesitado es el huérfano, la viuda y el extranjero “que exige justicia y, al mismo
tiempo, muestra la excelencia sin límites de lo altímismo como moralidad” (pág. 26). Entonces,
estas figuras que me ordenan y me exigen ser responsables para con ellos aunque yo esté en una
Estas figuras metafóricas a las que recurre Levinas para ejemplificar la precariedad del
otro que se me revela como rostro tienen una fuerte vinculación con el pensamiento judeo-
cristiano. En los relatos bíblicos relacionados con el prójimo, son precisamente estas figuras -el
extranjero, la viuda y el huérfano- las que se relacionan con aquellos a los que hay que darle
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mayor atención y a las que hay que responder a los mandamientos de “no matarás” y “amarás a tu
La principal causa de que el extranjero, la vuida y el huérfano fueran las figuras bíblicas
más precarias era su condición de ilegales. De acuerdo con Pikaza (2013), en los tiempos en los
que los relatos bíblicos fueron escritos, existían leyes que garantizaban el derecho a las personas
“legales” apelar a la justicia: los maridos, los tribunales nacionales y los padres. Quienes no
Las viudas no recibían ayuda económica o protección social de ningun varón. Ellas
estaban solas en el mundo, dado que su marido estaba muerto, no tenía padres, hermanos, hijos o
parientes que cuidaran de ella. De acuerdo a Pikaza, “en el contexto patriarcalista y violento del
entorno, para una una mujer era imposible vivir sola, pues la unidad fundante y el espacio base de
existencia era la casa” (Pikaza X. , 2012). Fuera de ella y en total abandono, la mujer vuida se
espacio de vida social y capacidad de desarrollo económico. Como señala Pikaza (2012), los
huérfanos, al estar totalmente desprotejidos, estaban a merced del capricho o prepotencia de los
Por último, los extranjeros eran aquellos que residían en tierras israelitas pero no
pero tampoco conservan el derecho del país del que provienen con sus propias estructuras
sociales, familiares, religiosas; por eso, carecen de protección jurídica y/o nacional. (Pikaza X. ,
2012).
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Eran excluidos y al igual que las viudas y los huérfanos, no contaban con las herramientas
jurídicas ni con las redes de apoyo que garantizaran su seguridad, estaban desamparados.
Como comenta Pikaza (2013), legalmente no pasaba nada si moría la vuida, el huérfano se
le vendía o al extranjero se le mataba por consideralo peligroso. Estas tres figuras eran entonces
Estas figuras bíblicas que representaban la mayor precariedad, ¿son vigentes en el siglo
XXI? Los principales puntos que compartían las tres figuras eran la desprotección institucional y
que eran consideradas ilegales. Al día de hoy personas consideradas como “ilegales”, que están al
desamparo de las instituciones y con las cuales mantenemos narrativas de hostilidad encarnan las
figuras bíblicas de la precariedad: migrantes que buscan refugio, población que habita en las
resolver una crítica que hace Enrique Dussel a la filosofía levinasiana al entablar un diálogo con
él. Dussel señala que Levinas nunca pensó que “el Otro (Autrui) pudiera ser un indio, un africano
o un asíatico” (Dussel & Guillot, 1975, pág. 8) pensando en Europa como totalidad y Europa
como su punto de apoyo y considerando al otro como lo absolutamente otro. Sin embargo,
Levinas, al abordar al otro como extranjero si es posible encontrar elementos para señalar que el
otro también es un “indio, un africano o un asiático” del cual soy responsable, otro concreto.
Levinas, que ha desplazado la objetividad del “cara a cara” en Totalidad e Infinito desde
el servicio a la totalidad hacia la relación “abstracta” y absoluta que funciona como origen de toda
actitud moral, ha resentido asi la conexión de la moral con la historia y con el concreto histórico al
que hay que “servir” con urgencia. (Guillot en Levinas, 2002, pág. 32)
89
Es decir, para el autor, Levinas se queda a un nivel abstracto en la relación “cara a cara” con el
otro, por eso su apunte en que el otro para Levinas tal vez no era el indio, africano o asiático. Sin
embargo, precisamente al darle “cara” como extranjero, huerfano o viuda al rostro, Levinas nos
dá la posibilidad de establecer la conexión moral con la historia y con el concreto historíco al que
hay que servir con urgencia ante las hirientes disparidades que hablabamos anteriormente.
2.2.2 El mandato del amor al prójimo y el sujeto responsable ante la resposabilidad: Relato
¿Cómo actuar ante el sufrimiento que padecen aquellas personas que son heridas y que no
yo soy responsable del otro, de mi prójimo que me demanda ¡no matarás! Recordando el
del sujeto) el Otro irrumpe como rostro vulnerable y desnudo (vulnerabilidad de la alteridad),
exige y clama por una responsabilidad, una respuesta irrecusable y que nos convierte en seres
Yo tengo una obligación para con el otro que surge por la vulnerabilidad de ambos, pero en
especial del otro. Esta obligación demandada, como ya se comentaba, tiene una relación con el
Sin embargo, Levinas también habla de otro mandato en la relación con el otro: el amor al
prójimo. Este mandato nos habla sobre la actitud del yo ante el otro que me demanda serle
responsable. Por lo que, al establecer una ética para la solidaridad desde la vulnerabilidad, es
Antes de exponer el pensamiento de Levinas acerca del amor al prójimo, se hablará del
surgimiento del mandato de acuerdo a Hermann Cohen. Después se hablará de la concepción del
Levinas sobre el amor y el otro. Esta exposición nos dará pie a realizar un ejercicio que nos
ayudará a ejemplificar a que nos referimos al hablar del sujeto responsable ante el otro vulnerado;
para el ejercicio se realizará un análisis ético del relato del Buen Samaritano que retoma Dussel
para definir “al sujeto abierto a la alteridad” (Dussel & Guillot, 1975, pág. 28) del otro
vulnerable.
cristiano, inclusive se podría decir que es fundamental en su planteamiento ético y por supuesto
religioso. Cohen (2004) identifica que el mandamiento del amor al prójimo aparece en el pasaje
del libro de Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (pág. 9). Esta frase se repite en
diferentes libros que componen la Biblia y será central en el Nuevo Testamento cristiano.
Cohen, al hacer una lectura de este mandamiento, contextualiza que este hace referencia a
como se debe de tratar al otro, por ejemplo, el respeto al sordo y al mudo, la justicia imparcial y
el trato y “amor” al hermano y al enemigo. Es decir, este pasaje bíblico es un código de conducta
amor hacia él. Como ya se mencionó anteriormente, el prójimo para Cohen es el extranjero, esto
será importante ya que el autor identifica que la palabra amor “pierde su sentimentalismo gracias
al forastero” (Cohen, 2004, pág. 24), ya que con él me veo éticamente “convidado a proteger y
defender su capacidad jurídica” (pág. 24) ya que por su naturaleza de extranjero no la tiene. Esto
debido a que en los tiempos en los que se escribió el decálogo, el forastero o el extranjero no era
bien recibido en el pueblo de Israel, por eso era una de las figuras más vulnerables.
91
Poniendo como ejemplo al forastero, Cohen establecerá lo que para él es el amor genuino
y operante: “simpatía hacia el extraño, que en cuanto tal ¡no me molesta sino cautiva mi atención!
(2004, pág. 25). Simpatía hacia el por que, como concibe el autor, el extranjero el igual a uno
Manteniéndose en el mandato religioso del amor, del cuál nosotros nos distanciamos,
Cohen resume en el mandamiento que Jesús expone el amor al otro y su justificación: “Ama a tu
prójimo como a ti mismo” (2004, pág. 12) o también traducido como “Ama a tu prójimo, él es
como tú” (pág. 12). Es decir, la posibilidad de la obligación de amar al prójimo emana de la idea
de que los seres humanos son iguales entre si como hijos de Dios.
imperativo religioso: tengo que amar a mi hermano por que él es como yo por que ambos somos
hijos de Dios. Sin embargo, no podemos quedarnos con esta justificación si se busca establecer
vulnerabilidad. Sin embargo, coincidimos con él en cuanto a que es por una igualdad de
condiciones en cuanto a reconocer la vulnerabilidad compartida que puede originar una relación
hace mención de este concepto y lo relaciona con la acogida del otro y la hospitalidad. Para el
autor, el amor apunta a la debilidad del Otro: “Amar es temer por el otro, prestar auxilio a su
debilidad” (Levinas, Totalidad e Infinito, 2012, pág. 290). Es entonces que vuelve a aparecer la
Sin embargo, aquí ya vemos una actitud en la relación para con el otro. Si bien,
anteriormente se definía que yo soy responsable del otro por su vulnerabilidad, el amor habla de
92
manera concreta la actitud o la acción que se tomará para con el otro: prestar auxilio a su
debilidad.
Levinas, al igual que con Cohen, hablan del amor no desde lo romántico, lo pasional: “un
amor sin Eros” (Levinas, 2001, pág. 129). Para Levinas, hablar de amor al prójimo es “hacerse
responsable del prójimo” (pág. 129). Levinas retoma el mandamiento del amor al prójimo como
Sin embargo, Levinas se desliga del concepto del amor como el momento pasional, como
ya se había señalado. En Entre Nosotros (2001) señalaría: “No me gusta demasiado el término
‘amor’ adulterado por el uso” (pág. 129). Al abordar el mandamiento del amor al prójimo como
el momento ético de la responsabilidad para con el otro, el autor hace referencia a la expresión de
“Hacerse cargo” del destino de los otros: “Hablemos mejor de un “hacerse cargo” del destino de
los otros” (pág. 129). Es entonces que el mandamiento del amor al prójimo para Levinas nace de
responsabilidad y el “hacerme cargo” del otro. A través de la expresión “hacerme cargo” se podrá
establecer la acción a la que nos referimos cuando se habla de ser responsable del otro, y
especialmente del vulnerable social. En los siguientes párrafos, a través del pasaje del Buen
Samaritano que retoma Dussel para abordar la alteridad se ejemplificará a que nos referimos, en
compartida. Además, se retomará la lectura que hace José Laguna (2011) del pasaje del Buen
Samaritano en el que, desde la inteligencia sintiente zubiriana llevada al campo de la acción por
Ignacio Ellacuría, hace un análisis del pasaje. En este trabajo se hará una lectura levinasiana y
ayudará a darle una dimensión a la expresión del “hacerse cargo” como amor al prójimo.
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La lectura que se hará del pasaje será desde una dimensión antropológica de la
vulnerabilidad y también ética como lo aborda Dussel desde la alteridad, para señalar las
la dimensión teológica del pasaje. Como Reyes Mate lo hace, este relato se propone “leer como
un relato más de la historia de la literatura mundial, como puede ser el relato de las sirenas de la
El relato es el siguiente:
molieron a palos y se marcharon dejándolo medio muerto. Coincidió que bajaba un sacerdote por
aquel camino; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Lo mismo hizo un levita que llegó a aquel
sitio; al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde
aceite y vino; luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día
siguiente sacó dos denarios y dándoselos al posadero, le dijo: ‘Cuida de él, y lo que gastes de más
Dussel recurrirá al pasaje para ejemplificar al “hombre supremo de la Alteridad que es capaz de
abrirse al otro” (Dussel en Dussel & Guillot, 1975, pág. 28) en cuanto a que el samaritano, a
diferencia de el sacerdote y el levita, atendió al llamado del hombre herido que lo interpeló desde
samaritano. El hombre herido es el otro vulnerado, herido, robado y expuesto a seguir siendo
perfecto” (pág. 28) por que está abierto al otro, a pesar de su propia vulnerabilidad, es el que
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“experimenta en el Otro otro y lo ama como tal” (pág. 28), que carga, literalmente, al hombre
Sobre la primera parte del pasaje, en el que se describe al hombre herido, Dussel (1975)
señala lo siguiente:
“Había un hombre que iba por su camino, y que fue tirado en el suelo; no estaba en su
casa, sino en el camino; no en el camino sino fuera del camino; no estaba vestido sino desnudo; no
estaba sano sino herido; y lo habían robado. Pasó junto a él un sacerdote y no lo vio. (pág. 28)
El hombre herido del pasaje está fuera del camino, a un lado de la vista de los demás, marginado.
Además, como bien lo puntualiza Dussel, fue violentado, herido y despojado de todo: fue
herido físicamente y expuesto a seguir sufriendo violencia, a ser matado; este sujeto es la
Laguna (2011) representa aquellas personas que han sido apaleadas y despojadas -rodabas- que,
en toda época histórica, han sido arrojadas a las cunetas de los sistemas sociales vigentes.
¿Cómo quién? Como otro, o mejor, lo que experimentó con ese pobre es algo más allá de la
Totalidad” (Dussel en Dussel & Guillot, 1975, pág. 28). Desde su propia vulnerabilidad -
vulnerabilidad del sujeto- se abrió a la vulnerabilidad del Otro que estaba metafórica y
La lectura en términos leviansianos que hace Dussel del relato del Buen Samaritano nos
presenta a los dos sujetos clave que hemos trabajado en la tesis respecto a la asimetría de la
vulnerabilidad compartida. El primer sujeto es el hombre herido, aquél que fue violentamente
despojado de todo y que se encuentra fuera del camino; es el sujeto que, por la violencia que
95
el otro vulnerable que ya no solo está expuesto a ser herido, sino que ya lo está y que demanda
auxilio.
vulnerabilidad se abre y acude al auxilio del prójimo, haciendose cargo de él. Al darse el
encuentro, el otro lo irrumpe como rostro vulnerado y desnudo y a pesar de toda ley, acude a él
2.3 El relato del Buen Samaritano: Hacia una pedagogía de la solidaridad y responsabilidad
qué hay que hacer con respecto al prójimo vulnerado y sufriente, el relato del Buen Samaritano,
de acuerdo con Laguna (2011), nos indica cómo hay que hacerlo. El autor señala que este relato
las heridas de los apaleados y despojados que, en toda época histórica, han sido arrojados a las
Por tal motivo, y recordando que estamos abordando una ética desde la mirada de las
víctimas, Laguna (2011) establece que este pasaje “nos propone un itinerario pedagógico de la
accion caritativa” (pág. 4), una ruta para el ejercicio de la solidaridad que permita pensar que
“otro mundo es posible desde las víctimas” (pág. 4). Además, como se ya planteó, posicionar a la
vulnerabilidad en el centro y como una categoría fundamental que oriente a establecer este
zubiriana adaptada por Ignacio Ellacuría para llevarla al campo de la acción. Son tres momentos
en el conocimiento de la realidad que propone Zubiri: “se conoce la realidad cuando, además de
hacerse cargo de la realidad (momento noético) y de cargar con la re- alidad (momento ético),
En el relato del Buen Samaritano, Laguna encuentra, de una manera clara, los tres
Tabla 1
Itinerario de la ruta samaritana y los tres momentos de la inteligencia sintiente
Momento Apartado del relato del Buen Samaritano
Fuente: Recuperado de Laguna, J. (2011). Hacerse Cargo, Cargar y Encargarse de la Realidad: Hoja de Ruta
Samaritana para otro mundo posible. Barcelona: Cristianisme i Justicia.
En esta investigación, los tres momentos de la inteligencia sintiente que retoma Laguna
para establecer su Itinerario de la ruta samaritana serán re-leidos desde un lenguaje levinasiano y
propuesto anteriomente con Palacio. Sin embargo, se mantendrá el concepto de “hacerse cargo” y
97
sus momentos, ya que, como se estableció anteriormente, Levinas también hace mención de esta
la siguiente manera:
Tabla 2
Itinerario de la ruta samaritana y vulnerabilidad
Acontecimiento ético
Momento Apartado del relato del Buen Samaritano
desde la vulnerabilidad
Fuente: Elaboración propia a partir de Laguna, J. (2011). Hacerse Cargo, Cargar y Encargarse de la Realidad:
Hoja de Ruta Samaritana para otro mundo posible. Barcelona: Cristianisme i Justicia.
ético desde la vulnerabilidad. Esta adaptación nos permitirá establecer los como actuar ante la
Los primeros enunciados del pasaje describen cómo el hombre que bajaba a Jericó fue
también lo desnudaron y lo molieron a palos dejandolo medio muerto; es un ser humano que
sufre y que está al borde de la muerte. No fue una enfermedad ni una catástrofe que ocasionaron
¿Qué hacer con el hombre moribundo y que quedó a la deriba del camino?
Inmediatamente después de narrar cómo el hombre quedó medio muerto, Lucas menciona a dos
personajes que “viendo no ven” (Laguna, 2011, pág. 7) al otro vulnerado: un sacerdote y un
levita. Ambos ven al hombre sufriente pero deciden darle un rodeo y pasarse de largo.
No se puede invocar a la ceguera física en este pasaje ya que ambos ven. ¿Cuál es
entonces la razón por la que no se detuvieron a auxiliar al otro hombre? Laguna (2011) apela a la
ley judía: “Dijo Yaveh a Moisés: ‘Habla a los sacerdotes hijos de Aarón, y diles: nadie de
vosotros ha de hacerse impuros con el cadáver de uno de sus parientes” (Lucas en Laguna, pág.
7). El sacerdote, y tal vez el levita, tenían prohibido tener contacto con un cadáver que no fuera
un pariente próximo. Para ambos, sus preceptos religiosos fueron justificaciones para vendar sus
trabajo, ambos fueron indiferentes ante la interpelación del otro. Justificándose en sus leyes,
fueron sordos y ciegos ante la demanda del otro, fueron hostiles y lo ignoraron deliberadamente:
lo rodearon y pasaron de largo. Para ellos, ya no había vida en aquél hombre, lo asesinaron al
¿En nuestros tiempos tenemos una ceguera ante la vulnerabilidad del otro o del otro
sufriente? Laguna (2011) señala que “hoy en día es la religión neoliberal la que invisibiliza
socialmente a todos aquellos y aquellas que han sido expulsados de la mesa del consumo” (pág. 7
– 8). Esta expresión nos recuerda a lo expuesto en el capítulo 1 sobre los nuevos pobres y los
residuos humanos de los que habla Bauman: aquellos nuevos pobres que no tienen poder
adquisitivo para consumir y quedan marginados de la sociedad, no tiene sentido tenderles una
mano porque sería inútil. De acuerdo a Bauman (2005) el encuentro con estos sujetos son de
extrañeza, de desprecio y de violencia, tal como lo hacen el sacerdote judío y el levita ante la
Ante esta ceguera moral que justicia “darle la vuelta” al vulnerado y sufriente, Laguna
(2011) apela a un lenguaje desde una retórica de lo evidente para recuperar los relatos
visibilizadores del reconocimiento mutuo: “Ante el sufrimiento de las víctimas no cabe la asepsia
del lenguaje políticamente correcto, hay que gritar contra la perversión de un sistema asesino”
(pág. 10). Este lenguaje tendría que amplificar la queja de aquellos que sufren y no un lamento.
Ya que, a diferencia del lamento que se mueve en la desdicha y la resignación, la queja habla del
agravio de los que sufren desde su realidad y de las estructuras que permiten estas situaciones.
Esta idea nos remite al rostro levinasiano y las formas de transmitir su sufrimiento ¿Cómo
transmitir el rostro sufriente de aquél vulnerable que nos demanda? Recordemos que, de acuerdo
siempre nos encontraremos con una representación inadecuada del otro. Al intentar representar al
anteriomente mencionamos.
Retomando de nuevo el pasaje del Buen Samaritano, recordemos que el hombre fue
víctima de unos bandidos que lo despojaron y lo apalearon. Al transmitir la realidad del rostro del
100
otro sufriente no hay que intentar representar o retratar su rostro, para establecer la retórica de lo
evidente tendremos que irnos a las causas. Para transmitir la asimetría de la vulnerabilidad
compartida y sus consecuencias como disparidades hirientes el mensaje de la queja tiene que
partir de las causas estructurales que originan estas disparidades y no solo centrarse en la víctima,
hacerce cargo de la realidad: desvelar la realidad del otro sufriente que genere las condiciones
para reconocer su vulnerablidad y la demanda ética que presenta. El lenguaje, lejos de técnisimos,
debe partir de un lenguaje claro, de demanda y de las causas estructurales que originan la
requiere transmitir la realidad del otro que sufre, del más vulnerable, más no su rostro, para que
El segundo momento del relato del Buen Samaritano habla del tercer sujeto que pasa por
el camino: un samaritano. Al igual que el sacerdote judío y el levita, el samaritano, al ser parte de
las 12 tribus de Israel compartían leyes similares. Sin embargo, a diferencia de los judíos y los
levitas que convivían juntos, tenían una enemistad con los samaritanos, estos eran “de fuera”.
Esta idea será importante ya que el samaritano representa entonces a aquél que “conoce” la
En la primera parte del relato, el judío y el levita vieron al hombre medio muerto y
su caballo. Más que establecer los por qué de su acto, en este apartado profundizaremos en sus
actos en sí, reflexionando desde la vulnerabilidad de ambos y cómo el samaritano actúo por la
compadecerse. A diferencia del judío y el levita que le dieron la vuelta, el samaritano, desde su
responsabilizarme del otro sufriente desde la acción a pesar de que esto “arruine mis planes”. El
samaritano no consideró las leyes como los otros dos, sino que, actuó desde su sensibilidad y en
heteronomía.
Sobre la primera acción que fue compadecerse, Laguna (2011) puntualiza que no se debe
de confundir compasión con lástima. Para él, la compasión comparte el sufrimiento del otro, se
padece-con el otro desde la proximidad. La lástima también implica una conmoción como la
compasión, pero hay una distancia existencial que se sabe lejos de la situación del que sufre.
La compasión, por lo tanto, derriba las asimetrías que se podrían darse en la relación
ayudador-ayudado ya que ambos se saben y se ven igualmente vulnerables. Por tal motivo es
sujeto.
Solo al verse vulnerable, se podrá dar esta apertura al otro y reconocer su vulnerabilidad.
El reconocerse vulnerable, el samaritano no rodeó al otro hombre, sino que se sintió interpelado
por el otro hombre sufriente. Esto solo se logró al estar expuesto al otro desde su vulnerabilidad y
102
sensibilidad que, como menciona Levinas (2003), la sensibilidad como acción pasiva es la
consecuencias o riesgos que pudiera tener, el samaritano “se expuso al otro”: “Los dos primeros
ejemplo de humanidad aun a riesgo de impurificarse” (Laguna, 2011, pág. 18). Tanto el sacerdote
como el levita, no quisieron correr el riesgo de “pecar” y le dieron la vuelta, mientras que el
samaritano a pesar de la ley y como señala Laguna, hizo lo que se esperaba de un pecador como
él, impurificarse acercandose al otro. Es importante señalar que en aquél tiempo, el samaritano
Sobre el acto de aproximarse, recordemos que Levinas señala que la aproximación al otro
logra en la aproximación en el otro, posibilita “sufrir por el otro, es tenerlo al cuidado, soportarlo,
que el Samaritano sufriera por el hombre medio muerto, lo vendara y lo cargara en su caballo.
Mientras tanto, los otros dos le dieron la vuelta, no se acercaron a él, evitando impurificarse.
acercanos al otro sufriente y vulnerado hasta quedar impuros. Es decir, “asumir el riesgo de
que habrá una igualdad de condiciones: de vulnerable a vulnerable. En esta relación donde hay
una igualdad de condiciones, “el ayudador se sabe del mismo barro que el ayudado pudiéndose
Pero en esta relación simétrica en la que se pretende una igualdad, se debe tener cuidado
en como nos aproximamos al otro vulnerable, si ir contra los otros o hacia ellos como señala
revela como rostro amenazado, como invitándome a un acto de violencia. Acudir al otro,
exportar cierto estilo de vida. De acuerdo a Laguna (2011), el colonizador está convencido de que
Por lo que, al acudir al otro vulnerble se tiene que hacer desde la hospitalidad: “dialogar
con la cultura que la acoge, valorar otros modos de entender la vida y no absolutizar su modelo
de progreso” (Laguna, 2011, pág. 19). La hospitalidad, que es lo mismo que acogida, como
señala Derrida (1998) es el movimiento pasivo del yo que recibe al otro, es guardar silencio y
escuchar atentamente al otro y sus necesidades. Como señala Laguna (2011) es caminar juntos
Por útlimo, en este aparatdo del relato del Buen Samaritano, Lucas presenta dos acciones
ante la asimetría de la vunerabilidad compartida: vendó las heridas, echándole aceite y vino; e
inmediatamente después lo montó en su propia cabalgadura. Estas dos acciones presentan dos
acciones concretas que se pueden distinguir la acción asistencial para aliviar el dolor del otro por
un momento -vendó las heridas- y una vez atendido, cargar con su causa y hacerla propia -lo
víctimas de las disparidades hirientes? El primer paso es el “momento asistencial” (Laguna, 2011,
104
pág. 20) en el que se tiene que actuar de inmediato ya que la situación que presenta el relato es
una cuestión de vida o muerte. Sabiendo esto, el samaritano cura las heridas con aceite, las
¿Qué hacer con el hombre moribundo que está en el camino? El discurso aceptado
mayormente apela a la idea de “no des pescado, mejor enseña a pescar” y se generan estrategias y
políticas a largo plazo para enseñar a pescar. Sin embargo, muchas veces, el pescador antes de
querer pescar padece y sufre de hambre; las estrategias poco o nada alivian el sufrimiento
Por lo tanto es importante respetar los momentos como señala Laguna. Con esto no se
equilibrios entre lo asitencial y lo estructural” (pág. 20). Atender el sufrimiento concreto antes de
hombre. No lo monta en otro caballo, sino en el propio. El samaritano se atiene al otro hombre, se
Es este acto el que expresa con mayor claridad cuando se habla de mirar desde las
víctimas y de generar otro mundo posible desde ellas. Como señala Laguna (2011), las víctimas
deberían marcar nuestros modos de vida, nuestros consumos y nuestras políticas; participar de
sus lógicas y compartir su suerte desde una actitud de hospitalidad: compartir cabalgadura.
refiere a cargar con la realidad. Al encontrarnos con el otro vulnerable no basta con solo conocer
cercanía. Para que, a su lado, escuchar su voz en silencio y conocer sus necesidades, siempre en
105
una actitud de hospitalidad y acojida. Esta actitud posibilitará un adecuado cuidado del otro y
asistencial, que como ya se señaló, es fundamental en la atención del otro sufriente. El útlimo
pasaje del Buen Samaritano aborda este último paso. El Samaritano no solo se limitó a curar al
otro hombre, sino que lo cargó y lo llevó a una posada, cuidó de él y pidió que otros cuidaran
también de él.
Después del momento asistencial que observamos en la etapa anterior, este nos habla del
como comunidad ante el que sufre. Como lo señala Laguna (2011) es pasar de la urgencia de
mantenimiento.
Ante las disparidades hirientes, hay que generar estrategias que atiendan las causas
estructurales de los problemas. Por eso, el pasaje del Buen Samaritano no termina con el cuidado
cuidado y atención. Al hablar de una ética de la solidaridad, no solo basta con cuidar
momentaneamente al herido a través de actos asistenciales, sino que hay que procurarlo una vez
Por lo que, el sujeto solidario y responsable con el otro sufriente es aquél que se aproxima
al otro a pesar de la consecuencia que podría tener, lo atiende y desde sus posibilidades, procura a
106
las organizaciones dedicadas a atender al que sufre. Para un mundo posible desde las víctimas se
encarguen de la realidad sufriente del otro, que “no dan un rodeo ante la presencia del sufriento y
que están construyendo posadas domésticas donde se alivia el dolor del prójimo” (Laguna, 2011,
pág. 29).
107
3. Conclusiónes
Para concluir se retomará el objetivo general de la investigación, que fue fundamentar una
la responsabilidad por el otro y establecer las bases de una ruta pedagógica de la solidaridad y la
reflexión ética.
- Proponer al sujeto responsable del otro como una respuesta ética ante la vulnerabilidad social.
vulnerabilidad.
A la luz de estos objetivos corresponde preguntarse si la investigación tuvo los alcances para
cubrir cada uno de ellos, los principales hallazgos, alcances y sus posibles limitantes.
lográndose generar los planteamientos para afirmar que la vulnerabilidad es una condición
humana. Son tres las causas de la vulnerabilidad antropológica: la fragilidad del cuerpo o la
entre las tres causas es que todas las personas, independientemente de su condición política,
social y cultural, pueden ser heridos ante ellas: todas las personas se enferman, son susceptibles a
108
padecer riesgos ante un terremoto, un deslave, un incendio, etc., y puedes verse violentadas por
Freud (1992) ya que el autor hace referencia a “la hiperpotencia de la naturaleza”, “la fragilidad
de nuestro cuerpo” y “la insuficiencia de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los
hombres en la familia, el Estado y la sociedad” (p. 85) como las causas del penar humano.
humana.
En cada una de las causas se establecieron los elementos para su debido análisis. Al
exponer la vulnerabilidad con respecto al medio ambiente, el abordaje se dio desde la condición
que cualquier terrícola tiene ante una catástrofe y se dio una reflexión ética ante la
responsabilidad que el ser humano ante la tierra y los seres sintientes que la habitan. Se recurrió a
Giró (2000), ya que presentó dos visiones entre la relación de los humanos con la tierra: como
parte de ella y como el centro de todo. Ante esto, se estableció que la visión antropocéntrica de la
naturales y antropogénicas cada vez más desastrosas. Por lo tanto, la relación con la tierra y los
seres que la habitan es desde un imperativo moral por salvaguardar y preservar los ecosistemas
para mantener el equilibrio medioambiental, para que así, las generaciones presentes y futuras de
La vulnerabilidad corporal se abordó desde la condición de fragilidad del cuerpo, todo ser
humano está físicamente expuesto a enfermedades y accidentes que pueden dejarlo con una
discapacidad que pueden dejar al individuo con una discapacidad temporal o permanente de
ante la fragilidad corporal hace que el ser humano dependa del otro, en algún momento de su
109
vida, para poder hacer frente a las enfermedades y a los padecimientos. Se recurrió a Alasdair
MacIntyre (2001) para abordar esta dimensión de vulnerabilidad y su consecuente reflexión ética.
El autor señala que cuando alguien depende del otro debido a la agresión y a la negligencia
humana, es precisamente por estas dos acciones cuando la vulnerabilidad corporal se agudiza y se
vuelve un problema moral. Es decir, a pesar de que todas las personas corporalmente son frágiles,
indiferencia hacen que unos padezcan la enfermedad de una peor manera que otros, a pesar de su
precariedad que expone Butler (2006, 2010) al señalar que todas las personas, corporalmete
entre todos, sin embargo, es asimétrica. Mientras que unos no padecen de la violencia del otro, o
son protegidos contra ella, otros se mantienen desprotegidos y constantemente violentados, por lo
que son vidas precarias. Las vidas de las personas están condicionadas social e
institucionalmente, es decir, están sostenidas a ciertos marcos regulativos con estructuras ajenas o
indiferentes a las necesidades de las mismas personas. Todos tienen una vida precaria, sin
embargo, la precariedad, que está condicionada por marcos regulativa hace que unos sean “más
que ciertas poblaciones adolecen de falta de redes de apoyo sociales y económicas y están
diferencialmente más expuestas a los daños, la violencia y la muerte” (Butler, 2010, p. 46).
Por lo tanto, a pesar de que todas las personas son vulnerables ante la enfermedad,
que la vulnerabilidad, que es compartida por todos, es socialmente asimétrica. Por lo tanto, se
pudieron generar los puentes entre el concepto de vulnerabilidad social, expuesto por Moser
(1998) y Chambers (1989). La vulnerabilidad social se definió como las menores posibilidades de
En los aparados 1.2.1 y 1.2.2 se reflexionó sobre tres conceptos que se establecieron como
consecuencias de la vulnerabilidad social: vidas precarias (Butler, 2006, 2009), clase marginada
expuesta anteriormente, también habla de la “exposición que sufren las poblaciones que están
provocadas por los Estados, pero contra las cuales estos no ofrecen una protección adecuada.”
(Butler, 2009, p. 323). Las poblaciones en situación de hambruna, desplazados, personas sin
hogar, con un trabajo precario, explotadas laboral y sexualmente, azotadas por el crimen
organizado, así como aquellas que sistemáticamente les son violados sus derechos y que no
maximizada.
Para abordar los conceptos de clase marginada y residuos humanos se tuvo que
profundizar también en diversas maneras de ver la pobreza de acuerdo a Bauman (2000, 2005).
Gracias a conceptos como ética del consumo y nuevos pobres, se pudo comprender las dinámicas
de exclusión y marginación que padecen grupos de personas y explican el fenómeno de las clases
marginadas y porqué son consideradas residuos humanos. Bauman (2000) plantea a la clase
marginada como el resultado de una exclusión social. Esta exclusión se da en el marco de una
estética del consumo la cual, en primer lugar, genera a los nuevos pobres y, en segundo, excluye
a los que son considerados como clase marginada. Se le considera clase marginada, ya que, a
111
diferencia de los nuevos pobres que siguen siendo incluidos en la vida social, la clase marginada
permanece fuera de esta. El autor señala que el encuentro con el otro marginado se da desde la
actual.
la toma de decisiones en las comunidades tiene dos objetivos. El primero de ellos es reconocer la
vulnerabilidad compartida y considerar esta idea como punto de partida para una propuesta ética
para el desarrollo. El segundo objetivo es llamar la atención de que hay grupos que permanecen
en situaciones de precariedad maximizada y reconocer que los esfuerzos para generar las
condiciones para una desigualdad no destructiva aún no han sido los suficientes.
elemento para la reflexión ética, el establecer las relaciones entre la vulnerabilidad antropológica
reflexiones de por qué la vulnerabilidad es un elemento clave, o una categoría crítica, para
fundamental para la reflexión ética y de relación con el otro, y se propuso que el sujeto,
interpelado por el rostro vulnerable del otro, tiene una demanda de responsabilidad para con él.
112
humanos”, señala que esta es una cuestión de alteridad ya que existe una división nosotros-ellos -
nosotros los consumidores, ellos los residuos-. La alteridad se definió recurriendo a Bello
Reguera (2010) que establece que alteridad significa “condición del otro” en relación de una
es Emmanuel Levinas, por lo que a lo largo del segundo capítulo su pensamiento estará siempre
del sujeto) el Otro irrumpe como rostro vulnerable y desnudo (vulnerabilidad de la alteridad),
exige y clama por una responsabilidad, una respuesta irrecusable y que nos convierte en seres
A partir de estas “etapas” en el acontecimiento ético, en el que el otro me interpela, fue que gran
expuesto al otro. Levinas (2011) estableció que la apertura del ser se puede entender en diversos
y del otro. Para proponer la vulnerabilidad como categoría para la responsabilidad, el sujeto que
es interpelado se tiene que reconocer vulnerable, expuesto al otro, “sufrir la causa” (Levinas,
2003, pág. 133) del otro. Sin esta condición de apertura y de sensibilidad, no puede darse un
Una vez aceptada la vulnerabilidad propia, el sujeto está expuesto al otro que irrumpe
alteridad. El otro se me revela como rostro desnudo y expuesto a la violencia, pero me demanda
¡no matarás! Por lo tanto, los conceptos en los que se profundizó fue el rostro y la demanda ética
que él me exige. Para este apartado se recurrió principalmente a la obra de Emmanuel Levinas,
pero estuvo apoyada en la aproximación que da Butler (2006) del rostro, pues en ella se encuentra
una lectura del rostro en los problemas sociales de vidas precarias y violencia ante lo
institucional.
El otro que se me revela como rostro vulnerable me exige y clama serle responsable. Por
lo tanto, la última dimensión del acontecimiento presentado es la responsabilidad para con el otro
desde la gratuidad, sin esperar nada a cambio. Encontramos en Levinas una dimensión máxima
responsabilidad para con el otro que parte de la vulnerabilidad del otro que se me revela como
rostro.
mitad del capítulo se aborda por lo tanto el prójimo como el otro del que soy responsable. Para
definir al prójimo se recurrió al Hermann Cohen (2004) ya que el autor ofrece la dimensión
religiosa del término, del cual surge. El prójimo para Cohen es el otro, especialmente el vecino.
Sin embargo, volvemos a recurrir a Levinas ya que él señala al prójimo con el que tengo especial
responsabilidad.
Levinas (2012) establece que el rostro del otro se me revela como la cara del pobre, del
extranjero, de la viuda y del huérfano, las figuras bíblicas de máxima precariedad y exclusión.
Esta reflexión nos permitirá establecer que, aunque somos responsables de todos, somos más
moral con la historia y con el concreto historíco al que hay que servir con urgencia ante las
encontramos en este pasaje al “hombre supremo de la Alteridad que es capaz de abrirse al otro”
(Dussel en Dussel & Guillot, 1975, pág. 28). Esta propuesta pedagógica de la solidaridad y
responsabilidad surge de la lectura de Laguna (2011) sobre el mismo pasaje. Sin embargo,
pedagógica es la siguiente:
Tabla 3
Itinerario de la ruta samaritana y vulnerabilidad
Acontecimiento
Apartado del relato del Buen
Momento ético desde la Paso pedagógico
Samaritano
vulnerabilidad
Un hombre bajaba de
Jerusalén a Jericó y lo
asaltaron unos bandidos; lo
desnudaron, lo molieron a
Desvelar la realidad del otro
palos y se marcharon
Hacerse sufriente para generar
Vulnerabilidad dejándolo medio muerto.
cargo de la condiciones para reconocer su
del sujeto Coincidió que bajaba un
realidad vulnerabilidad y la demanda
sacerdote por aquel camino;
ética que presenta.
al verlo, dio un rodeo y pasó
de largo. Lo mismo hizo un
levita que llegó a aquel sitio;
al verlo dio un rodeo y pasó
de largo.
Vulnerabilidad Aproximarnos al otro desde
Cargar con Pero un samaritano, que iba
de la alteridad una actitud de hospitalidad
la realidad de viaje, llegó a donde estaba
115
Fuente: Elaboración propia a partir de Laguna, J. (2011). Hacerse Cargo, Cargar y Encargarse de la Realidad:
Hoja de Ruta Samaritana para otro mundo posible. Barcelona: Cristianisme i Justicia.
transitar de los que a los como. El planteamiento ético que encontramos en Emmanuel Levinas
para con el otro; sin embargo, no respondía de manera concreta a cómo atender aquellas personas
del Buen Samaritano nos posibilita pensar en unos pasos para atender al otro de una manera ética,
respetuosa y digna.
éticamente la condición de vulnerabilidad y ponerla como condición de relación con el otro desde
que su alcance es una aproximación teórica a los conceptos abordados. Al ser una investigación
documental, no fue posible establecer una propuesta pedagógica concreta, solo se estableció un
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la reflexión ética y los retos que presenta el abordar el concepto de la vulnerabilidad social y
como atenderla.
cercana con el otro, una ética cara a cara en la que nos permita vernos vulnerables. Por lo que
podemos cuestionarnos sobre cómo abordar la vulnerabilidad en las nuevas relaciones desde la
la narrativa de cómo se narra la realidad del otro desde la distancia. Ante esta situación, en la que
las relaciones se dan a través de las pantallas, se tiene que reflexionar en como abordar la
vulnerabilidad sin correr el riesgo de “personificar” el rostro del otro. ¿Cómo podemos abrirnos
al otro si solo lo vemos a través de una pantalla y tal vez de manera equivocada? Por lo que, el
principal reto en nuestros tiempos y para que podamos mirar desde las víctimas se tienen que
promover espacios que posibiliten interpelar al otro desde la cercanía, y podamos abrirnos ante la
demanda ética que la vulnerabilidad del otro representa y poder crear otros mundos posibles
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