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El Verdadero Evangelio de Cristo Vs El Evangelio Falso Del Cristianismo Carnal. L.R. SHELTON JR PDF
El Verdadero Evangelio de Cristo Vs El Evangelio Falso Del Cristianismo Carnal. L.R. SHELTON JR PDF
evangelio de Cristo
versus
El evangelio falso
del cristianismo carnal
vs.
EL EVANGELIO
FALSO
del cristianismo carnal
Publicado originalmente en inglés bajo el título The True Gospel of Christ versus the
False Gospel of Carnal Christianity. En los Estados Unidos y en Canadá para recibir
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1. El evangelio falso del cristianismo carnal
Un evangelio falso
En la actualidad prolifera un evangelio falso del cristianismo carnal que ha
engañado a muchas almas. La mayor parte del cristianismo de hoy no se ha
sometido al señorío de Jesucristo. Estas almas han edificado su casa sobre la arena
y, por lo tanto, sucumben fácilmente a esta enseñanza que ha saturado a nuestra
nación y a nuestros púlpitos. Por lo tanto, nuestro propósito es exponer el
verdadero evangelio y el falso, presentando claramente las advertencias de la
Palabra de Dios de que no debemos sembrar para la carne, sino para el Espíritu.
Espero que tengas un corazón receptivo y la Biblia abierta al orar que Dios obre
en nosotros a través de su Espíritu.
La Biblia nos advierte sobre este falso evangelio en Gálatas 6:7, 8: “No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará
corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.
En mi opinión, esta es una advertencia muy seria para todos nosotros,
especialmente en esta época cuando se predica en gran escala el evangelio de una
fe fácil y del cristianismo carnal. La realidad es que la mayor parte de la
cristiandad está engañada respecto al estado de su alma eterna ante Dios. Lo que
sucede es que se predica únicamente la justificación por la fe y se omite el vivir
una vida santa. Han convertido la gracia de Dios en lascivia; la actitud de la
mayoría ha sido: “Un poco de pecado no hace mal—es que, ¿sabes? no soy más
que un ‘cristiano carnal’; además, ¿acaso la gracia no lo cubre todo?”
Dios da arrepentimiento
El hombre que siembra continuamente para la carne, nunca ha sido salvo,
nunca ha nacido de nuevo. ¿Por qué? Porque por medio de la convicción que da el
Espíritu Santo, Dios nos concede la gracia para arrepentirnos, y con este
arrepentimiento aprendemos a odiar el pecado, aborrecerlo, a despreciar a
nuestro “yo” y a huir por fe a Cristo para ser liberados del pecado. Sabemos que el
pecado no ha sido erradicado, porque sigue siendo una plaga en nuestra vida, pero
el pecado no es ya la práctica de nuestra vida ni lo que la gobierna. No podría ser
así porque el alma que Cristo salva ha recibido en su interior una naturaleza
nueva y un corazón nuevo. Y ahora anhela las cosas santas y anda en el camino de
justicia. Reconoce que esto es cierto porque el Espíritu Santo ha obrado en él las
verdades que se encuentran en la Palabra de Dios. Lee en Ezequiel 36:26 acerca
del corazón nuevo que Dios le ha dado, y en 2 Pedro 1:4 sobre la nueva naturaleza
que ha recibido. Se entera por 1 Juan 3:9 que ha nacido de Dios, y que el que ha
6 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
Dios quedaría descartada, y esto no puede ser “pues la voluntad de Dios es vuestra
santificación” (4:3). Santificación es ser separado del pecado por la obra
progresiva del Espíritu de Dios en tu corazón y en tu vida.
Además, una vida santa, una siembra para el Espíritu, tiene que resultar de la
salvación que Dios brinda en Cristo, de otro modo la gracia de Dios no reinaría en
la vida del creyente, y esto no puede ser, porque leemos en Tito 2:11, 12: “Porque la
gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos
que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo
sobria, justa y piadosamente”. Quiero que prestes especial atención a estos
versículos, y pido al Señor que el Espíritu Santo los grabe en tu corazón. Cuando se
manifiesta la gracia de Dios que nos da salvación, nos enseña a todos lo mismo. Y
¿qué es lo que nos enseña? Nos enseña a negarnos a nosotros mismos. ¿En qué
sentido? En el sentido de rechazar al mundo y abstenernos de toda impiedad y
lascivia del mundo porque aborrecemos el pecado, a Satanás, a nuestro propio yo y
al mundo de iniquidad. “Todos” los hijos de Dios aprenden esta lección, no
meramente algunos. “Todos” ellos son enseñados por el Espíritu Santo a aborrecer
el pecado y a negarse a sí mismos. Si falta en la vida este negarse a uno mismo y
odiar el pecado, también falta la salvación de Dios (Juan 16:13, 15; Isaías 54:13).
Pero el pasaje en Tito no se limita a darnos lo negativo; el Espíritu Santo nos
manifiesta además, que la gracia de Dios nos da salvación, nos enseña algo
positivo también, o sea: cómo vivir sobria, justa y piadosamente. ¿Dónde? ¿En el
cielo? ¡No! Aquí mismo, en este mundo de maldad del presente, aquí en nuestro
propio hogar, en nuestro trabajo o dondequiera que andemos. Porque, por medio
de su gracia, el Señor nos ha librado del presente siglo malo (Gálatas 1:4).
Recuerda esto: el mismo Espíritu Santo enseña a todos los hijos de Dios las
mismas lecciones. ¿Cuáles son? Nos enseña a rechazar y renunciar a toda
impiedad y a todos los deseos desordenados; y también nos capacita para vivir una
vida sobria, moderada y disciplinada en una manera piadosa y recta (Tito 2:12). En
otras palabras, nos enseña cómo vivir una vida espiritualmente sana controlada
por él, aquí en este presente siglo malo.
falsedad! Lo llamo falso porque dice que lo único que uno tiene que hacer es
declarar las cuatro leyes espirituales, y creer en un Jesús histórico, por lo cual, al
partir del momento en que “cree”, es salvo para siempre sin importar lo que haga.
¿Sabes que la persona promedio afirma haber hecho una profesión de fe a los
6, 8, 12, o 15 años, pero que luego la fue llevando la corriente del pecado, y que
después de unos 10 años volvió y dedicó su vida nuevamente al Señor, y que ahora
se dedica a la obra religiosa? De este grupo procede la gran mayoría de nuestros
misioneros, maestros y pastores, quienes ignoran por completo lo que es un
arrepentimiento de corazón o lo que significa presentarse delante de Dios como
un pecador culpable y perdido. Si te encuentras entre este grupo, quiero decirte
con mucho amor que has confundido el llamado a la salvación —acudir a Cristo
como un pecador culpable, necesitado y perdido— con el llamado al ministerio!
Yo sé que esto sucede porque he oído tantos testimonios de esta clase. ¡Y me ha
sucedido a mí! Yo confundí el llamado a la salvación por el llamado al ministerio,
y sólo por la gracia de Dios fui vivificado para ver que había pasado por alto el
verdadero arrepentimiento y fe, y que todavía me encontraba en la hiel de la
amargura y en la esclavitud de la iniquidad.
Por lo tanto, proclamo hoy que no me avergüenzo del evangelio de Cristo:
porque el evangelio es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree
(Romanos 1:16). Esta salvación es la liberación del poder del pecado, cuya
experiencia he tenido por medio de la gracia de Dios en Cristo, y, querido amigo,
alabo al Señor porque Romanos 6:18 es cierto: “libertados del pecado, vinisteis a
ser siervos de la justicia”, o sea, siervos del que nos ha librado de la ley del pecado
y de la muerte (Romanos 8:2).
Bien lo expresó C. H. Spurgeon:
Cada criatura se reproduce según su especie: la vieja naturaleza sigue
produciendo y diseminando su multitud de pecados; no está reconciliada con
Dios, ni puede estarlo, y, por lo tanto, sus pensamientos y sus acciones son de
rebelión y odio contra Dios. En cambio, la nueva naturaleza “no puede pecar
porque es nacida de Dios”. Tiene que producir su fruto de santidad, porque ella
misma es santidad. En el nido de palomas, esperamos que sólo nazcan
palomas. La vida celestial engendra aves del paraíso, tales como pensamientos,
deseos y hechos santos, y no puede producir aves inmundas como la lascivia, la
envidia o la malicia. La vida de Dios infundida por medio de la regeneración es
tan pura como el Señor por quien fue engendrada, y nunca puede ser de otra
manera. ¡Bienaventurado el hombre que cuenta con este principio celestial en
su interior, porque se manifestará en su vida para abundar en santidad para la
gloria de Dios! Querido lector, ¿tienes esta semilla divina dentro de ti, o
10 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
manera de vivir alegre, en la que puede mantener su amor al “yo”. Este evangelio
falso le dice al hombre seguro de sí mismo: “Ven y muéstrale tu seguridad a
Cristo”. Al egotista le dice: “Ven, jáctate en el Señor” y, al que siempre anda en
busca de una nueva emoción, le dice: “Ven y goza de la emoción del
compañerismo cristiano”. Intenta echar vino nuevo en odres viejos, pero ¡esto no
puede ser! Lo viejo tiene que ser derribado antes de que lo nuevo pueda ser
edificado.
El significado de la cruz
Como ves, a este evangelio falso del cristianismo carnal se le pasa
completamente por alto el significado principal de la cruz, el cual es la muerte.
Pero el evangelio de la gracia de Dios en Cristo, que es poder de Dios para
salvación, exige la muerte, la sepultura y la resurrección de ti, pecador, en Cristo.
Presenta la cruz de Cristo como el final repentino y violento de todo lo que eres
por naturaleza, y te resucita a una vida nueva en Cristo con las cadenas del pecado
ya rotas. Pone fin a tu orgullo y ambición, y te deja a los pies de un Dios Santo
implorándole misericordia.
El verdadero evangelio de Dios te dice que debes tomar la cruz de Cristo, y
despedirte de tus amigos y del mundo, porque ya no vuelves como la misma
persona. No te dice que dará una nueva dirección a tu vida, sino que vas al lugar
de muerte. Hebreos 13:13 dice: “Salgamos, pues, a él, fuera del campamento,
llevando su vituperio”, porque allí es donde morimos al mundo. El propio Señor
Jesús dice en Lucas 14:27: “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no
puede ser mi discípulo”. Tenemos que morir al mundo y a todos sus placeres y
atracciones, tal como nos dice Gálatas 6:14: Por medio de la cruz de Jesucristo “el
mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”.
¿Sabías que los dos ingredientes que componen la sal casera que usamos todos
los días, son un veneno mortal si se consumen por separado, y que pueden causar
la muerte? Pero cuando se combinan, se convierten en una bendición en la forma
de sal, la cual purifica, da sabor, preserva y es usada de tantas maneras diferentes.
¡Es lo mismo con el verdadero evangelio, el evangelio de la gracia de Dios!
¡Podemos predicar a Cristo y su sangre para el perdón de los pecados, engañando
al pecador, si no le contamos que la muerte de Cristo significa la muerte también
para él mismo y sus costumbres, y la muerte al pecado! Si no incluimos todos los
ingredientes en el mensaje que predicamos, lo que predicamos se convierte en un
veneno mortal para su alma, que lo condena en lugar de salvarlo.
2. Muerte al yo y al pecado 13
¡Nada de compromisos!
Esta doctrina o evangelio del cristianismo carnal (que ni es un evangelio) se
ha extendido por toda la cristiandad en la actualidad, y no contiene ese
ingrediente que es el arrepentimiento. Es el ingrediente que causa que
aborrezcamos al pecado, mostrándonos que el poder del pecado debe ser roto, y
que Dios, por su Espíritu, no sólo nos justifica sino que también nos santifica
cuando la salvación es auténtica. La justificación y la santificación son las dos
caras de una misma moneda, y cuando Dios nos justifica ante sí mismo en Cristo
mediante su sangre, también nos santifica, es decir, nos separa para su uso, y nos
hace andar en sus caminos.
Así que el verdadero evangelio de Cristo no se compromete con el pecado.
Exige realmente arreglar cuentas con Dios o perecer. Dice: “Sométete pecador,
sométete al Dios santo y soberano con un corazón arrepentido, sométete, a Cristo
con fe, confiando sólo en él para ser salvo”. Y debes abandonar todos los pecados,
tienes que renunciar a todos tus pecados, arrepentirte de todos tus pecados, y
aborrecer todo pecado. Tienes que morir al mundo, y el mundo a ti. Tienes que
dejar a un lado tus pecados y a ti mismo. De otra manera, nunca podrás conocer a
Cristo en una auténtica experiencia de salvación. El evangelio de la gracia de Dios
en Cristo Jesús no te permitirá encubrir, defender o excusar ningún pecado,
porque cuando el poder convencedor del Espíritu Santo obre en tu corazón,
morirás al pecado y a ti mismo; y luego Cristo, con su gran poder, el poder del
evangelio, te resucitará a una vida nueva. Esta será su vida en ti, y serás una
nueva criatura en Cristo.
Por lo tanto, querido amigo, no procures ponerle condiciones a Dios, porque
mereces ser arrojado al infierno, pero por causa de Cristo, Dios puede tener, y
tendrá, misericordia de ti si acudes a él como un pecador que sólo merece el
infierno, y renuncias a tus pecados y vuelves a Dios, y te apartas de ellos con un
arrepentimiento auténtico y sincero. Esta es tu única esperanza de salvación en
Cristo, o sea, acercarte a él como un hombre condenado, implorándole que te
quite la vida o te salve por causa de Cristo. Ven a él con la cabeza baja tal como
eres, un pecador perdido, porque él vino a “salvar lo que se había perdido” (Lucas
19:10).
El verdadero evangelio de Cristo no sólo se niega a comprometerse con el
pecado, sino que tampoco da lugar a un camino intermedio, o uno que tiene algo
del camino ancho y algo del camino angosto. ¡Esto no existe! Porque cuando
acudes a Cristo para librarte del castigo del pecado en el infierno por medio de su
obra en la cruz (y esto es justificación), también te acercas a él por tu necesidad
de librarte del poder y del dominio del pecado en esta vida (y esto es
14 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
El reino de la gracia
Ahora bien, por medio del mismo evangelio que nos libra del reino del pecado,
recibimos la garantía de la Palabra de Dios de que nuestros pecados han sido
perdonados y que hemos sido trasladados al reino de la gracia y todo lo que
significa en términos de poder. Porque el reino de la gracia es un reino muy
potente, siempre produce ciertos resultados. Considera las siguientes preguntas:
¿No produjo el reino del pecado ciertos resultados? ¿Acaso no causó que la muerte
se enseñoreara sobre nosotros? ¿No causó que pecáramos al hacernos odiar,
blasfemar, matar, mentir, defraudar, robar, codiciar, envidiar y dar falso
testimonio contra nuestro prójimo? ¿Acaso no nos llevó a hacer las cosas que
desencadena la ira de Dios sobre nosotros? ¿No nos hizo ignorar nuestras
convicciones y encaminarnos hacia el infierno? Claro que sí. Porque reinaba sobre
nosotros. Era algo muy potente, era el soberano en el trono del corazón y
teníamos que obedecerle. Del mismo modo, la gracia reina sobre cada hijo de
20 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda
en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre”. Por lo tanto, considera
todos estos pasajes y verás claramente que es imposible que un cristiano viva en el
pecado, porque está bajo el poder de la gracia y vive en el reino de su fuerza
poderosa. Porque el alma redimida se encuentra bajo la influencia y el poder de
Cristo, no puede seguir viviendo donde vivía antes porque la misma gracia se lo
impide.
Ahora bien, no estoy diciendo que la Biblia enseñe la perfección sin pecado, ni
que nuestra naturaleza pecaminosa pueda ser erradicada en esta vida. Esto se
debe a que el pueblo de Dios todavía tiene el pecado en la carne, tal como lo
explica Romanos 8:10. Lo que está diciendo la Palabra de Dios es que el pecado
reinó para muerte antes de que Dios nos salvara, ahora la gracia reina por medio
de la justicia, y mayor es el Espíritu Santo que está en nosotros para hacer que la
gracia abunde más dentro de nosotros que aquel que desde afuera (Satanás) cause
que el pecado abunde en nosotros. El Señor dice más adelante en Juan 8: “Así que
si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36). Esa es una
libertad absoluta en la que interviene el Hijo, porque vino para darnos vida, y para
que esa vida sea más abundante en él.
Este es el verdadero evangelio de la gracia de Dios en Cristo Jesús, del cual dijo
Pablo: “No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación a
todo aquel que cree” (Romanos 1:16). Este evangelio no sólo hace posible que
seamos salvos, sino que también nos da todo lo que necesitamos para guardarnos
por toda la eternidad. Por lo tanto, dice Romanos 8:1 de los que somos salvos por
el verdadero evangelio y la gracia de Cristo: “Ahora, pues, ninguna condenación
hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu” para alabanza de nuestro Dios de gracia, ¡podemos decir
que podemos andar, y andaremos, conforme al Espíritu, por su gracia!
4. Libre del castigo y del poder del pecado:
Segunda parte
Romanos 6:1-4
Todo el capítulo 6 de Romanos está en contra del evangelio falso del
cristianismo carnal. Después de considerar la pregunta del versículo 1:
“¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”, el versículo 2 nos dice
no, que los que somos salvos hemos muerto al pecado y ya no andamos en él,
porque al salvarnos, el Hijo nos ha librado del pecado y del dominio de su poder.
En el versículo 3 leemos que al ser salvos fuimos bautizados por el Espíritu Santo
en Jesucristo; es decir, que fuimos colocados en Cristo, y, por lo tanto, fuimos
bautizados (colocados) en su muerte. Todo lo que Cristo, nuestro Señor, hizo en
su muerte como nuestro sustituto, ha llegado a ser nuestro, porque estábamos
con él en la cruz. Cuando fuimos salvos por su gracia, todos los beneficios que
resultaron de su obediencia hasta la muerte, han llegado a ser nuestros. Esto es lo
que Dios hace por cada alma que salva.
En el versículo 4 leemos que en razón de que ha sucedido esto, hemos sido
sepultados por el bautismo en su muerte (o colocados en su muerte) y tal como
Cristo fue resucitado de la muerte por el poder del Padre, nosotros hemos
resucitado con él para andar en una vida nueva. En consecuencia, el pecado ya no
ejerce dominio sobre nosotros porque hemos muerto al pecado así como Cristo
dio muerte a nuestro pecado que cargó en su propio cuerpo en el madero (vv. 9,
10).
Podemos comprender estas verdades que encontramos en Romanos
únicamente por el poder revelador del Espíritu de Dios; pero, mi querido amigo,
sólo si Dios tiene a bien revelarlas a nuestro corazón por medio de su Espíritu,
¡qué riqueza de verdades espirituales encontramos aquí! ¡qué caudal de su gracia
ha derramado sobre nosotros! Lo que el Espíritu Santo nos está diciendo es:
hemos sido hechos uno en Cristo. Del mismo modo que Cristo murió por
nuestros pecados, hemos muerto nosotros a estos mismos pecados. Y ya no tienen
dominio sobre nosotros, porque el reinado del poder del pecado ha sido roto.
4. Libre del castigo y del poder del pecado: Segunda parte 23
Romanos 6:5
En el versículo 5 tenemos una vez más la declaración clara de la unión del
creyente con Cristo en las palabras: “plantados juntamente con él”. Lo que el
Espíritu Santo nos está diciendo aquí es (lo que para mí da por tierra al evangelio
del cristianismo carnal): Puesto que hemos sido plantados juntamente con Cristo
en su muerte, hemos sido plantados juntamente con él en su resurrección. ¡Oh,
que tomáramos nuestra Biblia y leyésemos lo que Dios ha hecho por nosotros y
nos ha dado en Cristo al salvarnos! Allí encontramos que los beneficios que hemos
recibido por identificarnos con él en su muerte nos son asegurados por el poder
de su resurrección. ¡Y esto no deja nada que se preste a equivocaciones en la
salvación positiva que nos es dada en Cristo Jesús el Señor!
Pero este versículo 5 nos subraya otra gran verdad: Por haber sido plantados
juntamente con él, produciremos el fruto de la santificación (v. 22), porque
estamos unidos a Cristo en esa relación vital de ser uno. Si comparamos esto con
Juan 15:5 donde nuestro Señor dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”
podemos ver esta misma verdad de identificación con Cristo en esa unión vital de
ser uno. Y si estamos unidos a él siendo uno, entonces tal como él está en el cielo,
así estamos en esta tierra como peregrinos y extranjeros camino hacia la gloria.
Por lo tamo, siendo un buen árbol, produciremos buen fruto, según Mateo 7:18.
Lee este versículo con cuidado, y verás que “un buen árbol no puede dar malos
frutos”. ¿Por qué? Porque está identificado con Cristo, el sufriente, en la muerte al
pecado y en la resurrección a una nueva vida que da fruto para santificación.
Amigo mío, ¿has notado la frase “no puede” en Mateo 7:18? El buen árbol, que
representa al hijo de Dios nacido de nuevo (uno aceptado por Cristo y unido a él
en la unidad de la fe en la salvación), no puede dar malos frutos. ¿Por qué? Porque
el buen fruto del Espíritu Santo es producido por la vida de Cristo en nosotros.
¡Oh, mi querido creyente, esto se refiere a nuestra posición en Cristo! Sí,
considero estos pasajes como benditos, porque me dicen que dado que he sido
identificado con Cristo en su muerte y resurrección, entonces también, en virtud
de su vida en mí, tengo la capacidad de vivir una vida nueva con el poder del
pecado habiendo sido roto ya, y producir fruto para santificación, a medida que
Dios por su Espíritu me va cambiando de gloria en gloria a la semejanza de Cristo.
Romanos 6:6
Llegamos ahora al versículo 6 de este capítulo 6 de Romanos, que dice:
“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para
que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”.
Primero consideremos la expresión: “Sabiendo esto” que, en mi opinión, es una
24 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
evidencia más en contra del falso evangelio del cristianismo carnal. ¿Cómo? Por la
enseñanza del Espíritu Santo cuando nos encontramos bajo convicción. Está
diciendo aquí que esto es algo conocido, algo sobre lo cual todos tenemos que
estar absolutamente seguros, por lo tanto, el Espíritu Santo dice: “Sabiendo esto”.
Quizá preguntes: “¿Qué es lo que tenemos que saber?” Esto: que morimos al
pecado en la muerte de Cristo, y que resucitamos en la resurrección de Cristo
para andar en una vida nueva; y, por consiguiente, hemos llegado a ser nuevas
criaturas en Cristo. ¿Sabías esto? ¿Vives siempre en la luz de este conocimiento?
¿Estás seguro de esto? Si eres salvo, tienes que estar seguro porque es una parte
vital y esencial de nuestra salvación. Ahora contamos con el poder para
despojarnos del comportamiento anterior del viejo hombre que está viciado por
sus deseos engañosos, y vestirnos del nuevo hombre creado a semejanza de Dios
en la justicia y santidad de la verdad (Efesios 4:22-24). Sí, porque el poder del
pecado ha sido roto, podemos obedecer estos mandatos de no servir ya al pecado.
¿Obedecer perfectamente? ¡Ojalá pudiéramos! Esto es lo que los hijos de Dios
anhelamos porque aborrecemos el pecado. No obstante, siendo salvos aprendemos
de la Palabra de Dios y aceptamos por fe que ésta es nuestra posición en Cristo: ¡él
nos ha librado del reino y de poder del pecado!
¿Qué es el evangelio?
Ahora bien, ¿qué es el evangelio? El evangelio es las buenas nuevas que Cristo
murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, que fue sepultado y que
resucitó el tercer día conforme a las Escrituras (1 Corintios 15:3, 4). Por lo tanto,
basado en este evangelio, que es Cristo mismo y toda su obra, Dios puede ser justo
en librar al pobre pecador que acude a él con arrepentimiento y fe, y Dios
considera todo lo que hizo Cristo como algo que él, el pecador, ha hecho. Así es
que por causa de la obra de Cristo y por medio del poder del Espíritu Santo, se
efectúa esta liberación.
Por la gracia soberana y gratuita, el pecador es librado, primero, de la
condenación del pecado, del castigo de la ley y de la ira de Dios, en la
justificación. Isaías 42:7 dice que Cristo fue enviado: “para que abras los ojos de
26 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casa de prisión a los que
moran en tinieblas”. En Lucas 4:18, 19, Cristo dice: “El Espíritu del Señor está
sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha
enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos,
y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable
del Señor”. También leemos en Romanos 8:1: “Ahora, pues, ninguna condenación
hay para los que están en Cristo Jesús”.
Segundo, por medio del poder del verdadero evangelio de la gracia de Dios en
Cristo Jesús que obra en la salvación, hay una liberación del poder de Satanás.
Esta verdad de la gracia se manifiesta en Colosenses 1:13 con estas palabras: “el
cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su
amado Hijo”. En Hebreos 2:14, leemos que Satanás, quien tenía el poder de la
muerte, ha sido destruido para el creyente, y que el que es el hijo de Dios no
volverá a estar bajo el yugo del poder de Satanás (1 Juan 5:18).
Tercero, en la salvación por medio del poder del evangelio, el pecador es
liberado del poder del pecado. Presta atención una vez más a Romanos 6:14, 18:
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino
bajo la gracia... y liberados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”. Sí,
nuestro Dios nos ha librado de una vez para siempre de la esclavitud del pecado
por el derramamiento de su propia sangre preciosa, habiendo obtenido para
nosotros la redención eterna. Sí, la redención es por medio de sangre y de poder.
Cristo pagó el precio al derramar su sangre, y el Espíritu Santo, por su poder, nos
da la experiencia de la salvación. ¡Esto es lo que el evangelio hace por nosotros!
Por lo tanto, jamás volveremos a estar a la venta como esclavos, porque nos
hemos convertido en hijos de Dios, herederos del Padre y coherederos con Cristo.
Y nuestro cuerpo es ahora el templo del Espíritu Santo. ¡Esto es motivo para
elevar nuestras preces a Dios!
Cuarto, por medio de su poder, el evangelio nos da un corazón nuevo y una
naturaleza nueva a fin de capacitarnos para servir a Dios y andar por un camino
que nunca hemos transitado antes: ¡el camino de justicia! ¡Causa que guardemos
su Palabra! ¡Qué pensamiento tan glorioso! Todo el pueblo de Dios ha sido salvo y
está seguro para siempre, debido al poder del Espíritu Santo que nos guarda y
mora dentro de nosotros.
¿Sabes algo de este evangelio de gracia en Cristo, que nos libra del poder y del
reino del pecado? ¿O has sido engañado por ese falso evangelio del cristianismo
carnal que se manifiesta en meramente creer y no libra del poder ni del reino del
pecado, y, por lo tanto, condena tu alma? ¡Fuera con ese evangelio tan falso!
Venga el verdadero evangelio de la gracia de Dios que viene con poder para
4. Libre del castigo y del poder del pecado: Segunda parte 27
romper el pecado en nuestra vida y corazón, y nos hace andar en una vida nueva
en el Señor Jesucristo.
5. ¿Por qué debe el cristiano morir al
pecado?
“Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos en él?” (Romanos
6:2). Ya hemos visto que todo el capítulo 6 de Romanos presenta la gloriosa
verdad de la muerte del creyente al pecado y, por lo tanto, la liberación de su
dominio, de su tiranía, de su reinado y de toda su influencia. Creo que la clave que
nos comunica esta verdad se encuentra en Romanos 5:21: “Para que así como el
pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida
eterna mediante, Jesucristo, Señor nuestro”. En el Señor Jesucristo, en cuya
muerte fuimos bautizados, somos librados totalmente del pecado y de su poder.
Presta atención porque vamos a volver a enfatizar esta gran verdad eterna: El
cristiano es uno que está en Cristo. Por el hecho de estar en Cristo, ha muerto
con él, ha sido sepultado con él, ha resucitado con él, en él está vivo para Dios. Y
debido a esta identificación con Cristo, el pecador arrepentido creyente, ha sido
liberado del pecado —ha muerto al pecado.
para muerte, reina ahora la gracia por la justicia (Romanos 5:21). Estamos
muertos al pecado, con respecto a su culpabilidad, el pecado no nos puede
condenar, pero estamos vestidos de la justicia de Cristo, lavados por la fe en su
sangre, y nos presentamos delante de Dios completamente justificados de todo
pecado. Nuestros pecados le han sido imputados a Cristo (Romanos 4:8). “Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos
8:1). “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el
que condenará? Cristo es el que murió, más aún, el que también resucitó, el que
además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. Lo
repetimos: vemos que ya no seguimos la corriente de este mundo (Efesios 2:2),
como lo hacíamos cuando andábamos en tinieblas, sino que ahora somos luz y
andamos como hijos de luz (Efesios 5:8). Ahora ya no consideramos el pecado
como un amigo, sino un enemigo; ahora como hijos de Dios deseamos vivir
según el Espíritu, y no según la carne.
No he dicho que creo que la Biblia enseña la perfección sin pecado, ni la
erradicación de la vieja naturaleza en el creyente. Tampoco he afirmado que el
creyente puede vivir sin pecado en esta vida, porque esto no es lo que la Biblia
enseña. Lo repito: (1) El pecado ya no es nuestro señor, porque Cristo es nuestro
Señor, y la gracia reina en nuestro corazón. (2) Estamos muertos a la culpabilidad
del pecado, porque no hay ninguna condenación para los que están en Cristo
Jesús. (3) Estamos muertos al pecado como manera de vivir porque ya no
andamos en oscuridad sino en la luz del Señor. (4) Estamos muertos al pecado
porque ya no es nuestro amigo, sino nuestro enemigo. Por la gracia de Dios
huimos del pecado.
¡Y esto es algo que hace Dios por cada alma que salva! Nunca debemos
olvidarlo porque en esto radica nuestra esperanza, nuestra paz, nuestra seguridad
y, sí, nuestra salvación que hemos recibido gratuitamente en el Señor Jesucristo.
Por favor no te canses de que siga repitiendo estas verdades de la gracia,
porque lo hago por tu bien. Primero, para que, si eres realmente salvo, puedas
saber lo que tienes en Cristo y te regocijes en él; o, si has sido engañado por el
evangelio falso del cristianismo carnal, puedas, por la gracia de Dios, escapar del
lazo del diablo (2 Timoteo 2:25, 26).
ser! Tales enseñanzas no pueden estar en lo cierto por causa de nuestra unión con
Cristo: en todo lo que él es, por todo lo que ha hecho y por todo lo que hace por
nosotros en la actualidad. Los hijos de Dios se han identificado con Cristo, se han
unido a él en una unión inmutable e irrompible. Nuestro bendito Señor se
interesa profundamente en esta unión. Lo comprobamos al leer su oración como
nuestro sumo sacerdote: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los
que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú,
oh Padre en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el
mundo crea que tú me enviaste... para que sean uno, así como nosotros somos
uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que
los has amado a ellos como también a mí me has amado” (Juan 17:20-23). De
modo que vemos que nuestro Señor oró por esta unión con su pueblo, el cual él
adquirió en la cruz, y que esta oración ha sido contestada, porque en la salvación
somos uno en Cristo, ¡y él nos ha capacitado para perseverar hasta el fin en esa
gracia y esa fe otorgada gratuitamente hasta el fin!
Lo repito. Las Escrituras declaran que esta unión procede de Dios nuestro
Padre: “Por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios
sabiduría, justificación, santificación y redención” (1
Corintios1:30).Efectivamente, fue el propósito y el plan del Padre desde la
eternidad, el Hijo lo pidió en oración y lo compró en la cruz. Y 1 Corintios 12:12,
13 declara que el Espíritu Santo lo ha hecho eficaz en el corazón y la vida de cada
uno de sus hijos. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros,
pero los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también
Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados en un cuerpo, sean judíos o
griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”.
Lo diremos en palabras sencillas: “los que hemos sido salvos hemos sido
bautizados en (o colocados) en un mismo cuerpo, y ese cuerpo es Cristo. Por lo
tanto, vemos que estamos unidos a Cristo, quien es la “cabeza sobre todas las
cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en
todo” (Efesios 1:22, 23).
Romanos 7:14 habla de esta unión del creyente con Cristo como una unión
matrimonial: “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley
mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los
muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”. ¡Qué hermoso —desposados con
Cristo— entregados a él en el lazo de la unión matrimonial espiritual, porque nos
hemos unido en esa unión inseparable del amor! Habiéndonos unido a Cristo en
la unión santa del amor espiritual, habiéndole prometido nuestra lealtad para este
tiempo y para la eternidad, habiéndolo aceptado para siempre, renunciando a
todos los demás amores para aferrarnos a él toda la vida, ¿cómo podríamos pensar
5. ¿Por qué debe el cristiano morir al pecado? 31
Ejemplos
Sucede lo mismo en la vida humana. Si uno ama a su esposa, no tiene
necesidad de otra. Si ha abandonado a todas las demás por ella, entonces hay
satisfacción y contentamiento, y esto hasta la muerte. Ahora bien, tal como el
amor auténtico mantiene juntos al marido y a la esposa y los mantiene
mutuamente fieles, así también en las realidades espirituales, el amor auténtico a
Cristo nos mantiene fieles a él en ese voto matrimonial tomado en la salvación.
“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los
fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4). Si eso es cierto en
la vida humana, podemos estar muy seguros de que también es muy cierto en la
vida espiritual. Santiago 4:4 dice: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad
del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del
mundo, se constituye enemigo de Dios”. Efectivamente, Dios juzgará a los
adúlteros que profesan estar desposados con Cristo y prostituyen su amor en la
lascivia del pecado. Lo que Dios está afirmando es que ¡no eres salvo si vives en el
pecado! ¡Eres su enemigo y vives bajo su ira!
Los siguientes versículos puntualizan nuestra unión con Cristo: “¿No sabéis
que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?” (1 Corintios 6:15). “Porque somos
miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos” (Efesios 5:30). Luego, en 1
Corintios 6:15 tenemos la pregunta: “¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los
haré miembros de una ramera?” y sigue la respuesta: “De ningún modo”.¡Ni se les
ocurra! ¿Por qué? Porque hemos sido comprados por precio. No nos
pertenecemos a nosotros mismos, sino a otro, a Jesucristo, nuestra cabeza y
nuestro esposo.
32 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
En 1 Corintios 6:17 vemos que el hijo de Dios tiene una unidad de espíritu con
Cristo, por lo tanto, no hará del pecado una práctica de su vida. En Romanos 8:35
vemos que el que es hijo de Dios tiene el amor de Cristo, por lo tanto no hará del
pecado una práctica de su vida. O, como nos dice 2 Corintios 5:14: “El amor de
Cristo nos constriñe” —nos sostiene. Y en Colosenses 3:4 está escrito que el hijo
de Dios tiene la misma vida de Cristo en él, por lo tanto, no hará del pecado una
práctica de su vida. Por último, vemos en Colosenses 2:10: “Y vosotros estáis
completos en él”. El hijo de Dios está completo en Cristo, y no tiene necesidad de
ningún otro, ni de ninguna otra cosa para tener gozo, felicidad, contentamiento y
satisfacción mientras espera a su Amado del cielo, y, por lo tanto, no va a hacer
del pecado una práctica de su vida.
Efectivamente, la Biblia está llena de razones por las que el auténtico hijo de
Dios no va a hacer del pecado una práctica: está desposado con Cristo, y por lo
tanto, está ligado por la ley del amor y del matrimonio. Está en Cristo, y, por lo
tanto, tiene la mente de Cristo, tiene el Espíritu de Cristo, tiene el amor de Cristo,
y aun la misma vida de Cristo dentro de él por medio del Espíritu Santo.
Aplicación
¡Gloria, aleluya y alabado sea nuestro Señor resucitado porque nos ha dado
semejante evangelio, semejante redención, semejante liberación! ¡Un evangelio
que nos libera en Cristo Jesús para andar en la luz! Él nos hizo sentar en los
lugares celestiales en él mismo para que tengamos comunión con nuestro trino
Dios en Cristo Jesús nuestro Señor. ¡Sí, este verdadero evangelio de la gracia de
Dios en Cristo Jesús permite vivir en el cielo mientras estamos todavía en la
tierra!
¿Conoces este evangelio que libera al hombre de la ley del pecado y la muerte?
¿Has sentido alguna vez la obra del Espíritu Santo en tu corazón para convencerte
del pecado, la justicia y del juicio venidero? ¿Nunca te ha presentado delante de ti
tus pecados para mostrarte tu condición culpable ante Dios? ¿Nunca te ha
enseñado el Espíritu Santo tu condición verdadera, que vives engañado, que tu
corazón es engañoso por sobre todas las cosas y desesperadamente perverso?
¿Puedes recordar la convicción del Espíritu Santo, y cómo te postraste a los pies
de Dios con un arrepentimiento auténtico, con aborrecimiento por tus pecados y
un anhelo de santidad y justicia, un anhelo de ser librado del castigo y del poder
del pecado y de la ira de Dios? ¿Puedes recordar cuando escuchaste el evangelio de
la gracia de Dios, esas buenas nuevas de salvación y liberación en Cristo? ¿Te has
acercado a él con fe, esa fe que el Espíritu Santo da para que le confíes tu alma
eterna para este tiempo y para la eternidad?
6. No hay un cambio
de conducta ni de opiniones
“Fe muerta”
El nuevo evangelio que hoy ha surgido, le permite al hombre seguir viviendo
la misma vida impía e incrédula de antes a la vez que profesa ser cristiano. A pesar
de la vida pecaminosa que lleva y a pesar de la condición perversa de su corazón,
mantiene un cierto cascarón o forma externa de religiosidad. Es posible que hasta
asista a los cultos, que lea su Biblia, que participe de la Cena del Señor, y hasta
enseñe en la escuela dominical o predique en el púlpito —pero no posee nada real
o vital porque Cristo no está en él. ¡No ha habido ningún cambio vital en su
corazón por obra del Espíritu Santo!
¿Te das cuenta que este evangelio nuevo niega el poder de la gracia de Dios
para romper el poder del pecado en la vida del pecador a través de la salvación y
para mantener al alma redimida en el camino de la justicia y de la santidad
auténtica? Por el hecho de no conocer este poder, el cristiano carnal se rinde ante
la lascivia de la carne disfrazada de “libertad”, y sigue produciendo los mismos
frutos de la carne que producía antes de manifestar su decisión de seguir a Cristo
o de hacer su profesión de fe. Su profesión de fe no es más que una delgada capa,
un endeble revestimiento de cristianismo, no posee el poder vital, dador de vida,
que libera al pecador para seguir a Cristo en una vida de renunciamiento y
santidad.
“La fe sin las obras es muerta” (Santiago 2:26). Nuestro Señor le dijo a la
iglesia en Sardis: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás
muerto” (Apocalipsis 3:1). Efectivamente, el cristiano carnal todavía está
espiritualmente muerto, y aunque su pastor trate de llevarlo al cielo con su pura
predicación ante su ataúd, ¡va a parar al infierno! Éstos son los que Pablo describe
en 2 Timoteo 3:5: “Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella;
a éstos evita”. Los que enseñan este evangelio falso nada saben acerca del poder de
nuestro Dios todopoderoso para salvar, romper el poder del pecado y librar al
alma cautiva, de modo que ande en una vida nueva en Cristo, la cual es una vida
de santidad. Por eso, sus convertidos producen los mismos frutos que se
34 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
Su comportamiento es incorrecto
Consideremos ahora los frutos de los que han sido engañados por el evangelio
falso del cristianismo carnal según los describe 2 Timoteo 3. Primero, veremos
que su comportamiento es incorrecto. Segundo, veremos que sus opiniones son
6. No hay un cambio de conducta ni de opiniones 35
erróneas. Y, tercero, veremos que hasta sus afectos son erróneos. El versículo 1
nos dice: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos”. Luego, los versículos 2-4 nos describen los frutos de este evangelio
falso del cristianismo carnal. ¿Cómo lo sabemos? Porque en el versículo 5
aparecen estas palabras sorprendentes acerca de las personas que los versículos
anteriores describen como teniendo una “apariencia de piedad”, pero que niegan
su eficacia. Y nos amonesta que los evitemos.
Sí, parece raro que se utilice una palabra como piedad en relación con la clase
de persona descrita en estos versículos, hasta que nos damos cuenta que el
Espíritu Santo se está refiriendo a los que tienen sus nombres en la lista de
miembros de alguna iglesia. ¡Tienen una “apariencia de piedad” pero son paganos
disfrazados de cristianos! Por lo mismo, vemos que su comportamiento es
incorrecto.
“Blasfemos”
La Biblia dice que son blasfemos, es decir, su manera de hablar es abusiva y
sucia. ¿No describe acertadamente esto la manera de hablar en nuestra época?
¿No abundan las palabras groseras entre los que afirman ser salvos? ¡Sí, oímos por
todas partes mentiras, blasfemias y malas palabras dichas por supuestos
cristianos! ¿Revela esto la verdadera condición de muchos corazones? ¡Sí, porque
“de la abundancia del corazón habla la boca”! (Mateo 12:34). Cuando nos salva, el
Espíritu purifica nuestro corazón, librándonos de ser blasfemos.
porque Cristo vino a salvar lo que se había perdido. Por eso tengo que advertirte y
decirte la verdad con amor: Cada niño y joven que Dios ha salvado, ha recibido el
espíritu de obediencia.
“Ingratos”
Luego vemos en nuestro texto que estos convertidos al cristianismo carnal son
“ingratos”. Este siglo se caracteriza por la ingratitud, y ésta se manifiesta aun
entre los que profesan ser salvos. La mayoría de los que profesan ser cristianos en
la actualidad no reconocen ni la bondad de Dios ni del prójimo, y no valoran nada.
Mientras todo les vaya bien no les importa Dios; en cambio, le echan la culpa
cuando algo les sale mal. Este es un pecado que caracteriza nuestros días. ¿Por
qué existe esto entre los supuestos cristianos? Porque han negado la eficacia del
poder de Dios en la salvación para romper el poder del pecado. Han predicado y
escuchado un evangelio que los deja pecar, pero no han escuchado el evangelio de
gracia de Cristo que enseña la liberación de la esclavitud del pecado y de la
muerte.
Ser agradecidos es un fruto del Espíritu y debe ser una práctica del pueblo de
Dios cada día y cada hora. Tenemos mucho por lo cual darle gracias a Dios.
¡Nuestra vida está llena de una liberación tras otra, de una orientación
providencial tras otra, lo cual debería hacer brotar oraciones de gratitud a nuestro
Dios viviente! El Señor nos exhorta a dar “gracias en todo, porque esta es la
voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18). “Así
que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir,
fruto de labios que confiesan su nombre” (Hebreos 13:15). Así, pues, la ingratitud
es un fruto de la carne que caracteriza al hombre carnal.
“Impíos”
Otro vocablo que aparece aquí para describir el fruto de los que sostienen esta
doctrina falsa del cristianismo carnal es la palabra impíos, que significa
irreverentes. Sin lugar a dudas, esta es una de las características más
preponderantes de estos últimos días. Una irreverencia hacia la Biblia, hacia
Cristo, hacia Dios y hacia todo lo sagrado. Todos estos son tema para muchos
chistes, y algunos supuestos cristianos son los que más se ríen de ellos. ¿Por qué?
Porque no tienen ningún concepto de lo que es el pecado, ni aman a Dios, ni a su
Palabra ni a su Cristo. Todos tienen una apariencia de piedad pero han negado
rotundamente la eficacia del poder de Dios en su evangelio para salvar, liberar y
guardar del pecado. Por otro lado, si hay una palabra para caracterizar a un hijo
de Dios, es la palabra “santo”, o sea una persona santa, que está siendo
6. No hay un cambio de conducta ni de opiniones 37
“Traidores”
La próxima palabra usada para describir el fruto de estos cristianos carnales es
traidores. Esta palabra, aquí significa empecinados, o sea, aquellos que van a
lograr sus fines, sin importarles lo que han prometido o el voto que han tomado.
Van a seguir su propio rumbo sin importarles el costo, afirmando que el fin
justifica los medios. Y, ¿a dónde puede ir uno hoy para encontrar un hombre que
da su palabra y la cumple? Mi querido amigo, mi querida amiga: ¿cómo has
cumplido esas promesas que hiciste al contraer matrimonio? ¿Has roto tus
promesas y votos matrimoniales siendo infiel a tu cónyuge? El pecado del
adulterio está descontrolado en al actualidad, y esto es romper los votos
matrimoniales. Así que si eres culpable de este pecado, ¡estás marcado ante Dios
como un traidor!
“Calumniadores”
La próxima expresión utilizada para describir el fruto de estos cristianos
carnales es calumniadores. Esto describe a la persona que anda criticando a los
demás, perjudicándolos sin intentar averiguar si lo que están diciendo es cierto o
no. O podríamos llamarla chismosa, o sea alguien que comienza rumores sobre
otro para su propia satisfacción. Pero mi amigo, ¡puedes estar seguro de que si ese
es tu pecado tarde o temprano saldrá a luz! Dios aborrece al chismoso, y declara
que castigará a los que siembran discordia entre los hermanos (Proverbios 6:16-
19; Filipenses 2:3). A pesar de esto, los que enseñan este evangelio falso del
cristianismo carnal afirman que lo que peca es sólo la carne: “No te preocupes,
¿acaso no manifestaste tu decisión de aceptar a Cristo?” Dicen: “Tu salvación es
segura, y todo saldrá bien. Es cierto que quizá pierdas alguna recompensa del
milenio o eternal, pero eso no tiene importancia, ¿no es cierto?” Pero Dios dice de
semejante evangelio y de semejante gente: “a éstos evita”.
“Intemperantes”
También vemos en 2 Timoteo 3:3, que estos falsos profesantes son
intemperantes, lo cual quiere decir sin dominio propio. Entonces, todo les es
lícito: el licor, el vino, la cerveza, el sexo o los placeres: “Si quiero hacerlo, déjame
hacerlo. Soy salvo y estoy bajo la gracia” o “Déjame desahogarme y perder los
estribos, o dar rienda suelta a mi cólera, porque en realidad no importa ya que
38 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
tengo libertad”. ¡Sí, la libertad para ir al infierno! Querido amigo, la libertad que
Dios nos da es la libertad para andar en santidad; y el fruto contrario a lo que
estos cristianos carnales intemperantes producen es el fruto del Espíritu llamado
“templanza”. Esto es tener dominio propio, y conducirnos con mansedumbre y
bondad.
“Crueles”
Además el texto describe a estas almas engañadas como crueles. Esto significa
salvajes, especialmente con la lengua, causando heridas que quebrantan el
corazón, destruyen las esperanzas y arruinan vidas. Pero, ¿cómo puede profesar
ser salvo el que ataca a su madre o hermana o pastor encarnizadamente porque lo
hayan contradicho? Si así es tu corazón y tu lengua, no eres salvo. Has sido
engañado por el evangelio del cristianismo carnal y nada sabes de Cristo y su
amor, porque el Espíritu Santo no ha derramado su amor en tu corazón.
Necesitas nacer de nuevo, necesitas un corazón nuevo y una naturaleza nueva.
Cuando Dios te salva, rompe el poder del pecado en tu vida. Te da un corazón
nuevo para amarlo a él y para amar a tus prójimos. Te da su naturaleza divina
para poder adorarle en Espíritu y en verdad. Te da la mente de Cristo, para que
sigas en pos de la justicia y la santidad auténticas. Te da su Espíritu para que
more en ti, para que te llene y sobreabunde, y para obrar en ti la gloriosa y
maravillosa salvación de Dios por la fuerza de su poder. Tendrás nuevos deseos,
nuevas esperanzas, ambiciones nuevas y hasta una vida nueva. “Las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Nos dice Tito 3:3, 4:
“Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes,
extraviados, esclavos de concupiscencias, y deleites diversos, viviendo en malicia y
envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la
bondad de Dios nuestro Salvador” dejamos atrás la vida anterior, y ahora andamos
en vida nueva en Cristo Jesús. Ahora, por su gracia, sometemos nuestros
miembros como instrumentos de justicia para Dios. ¿Por qué? Porque nos ha
redimido por medio de su amor maravilloso, de su sangre y poder. Nos ha librado
del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo amado, dándonos
la libertad de seguir a Cristo en la libertad del evangelio de gracia. ¡Ahora tenemos
un cántico nuevo y una alabanza nueva para nuestro Dios, quien nos ha sacado
del fango del pecado y nos ha dado odio por el pecado y por nuestro yo, por el
mundo y por Satanás, y nos ha colocado sobre la Roca, Jesucristo!
¡No te dejes engañar por el dios de este mundo creyendo que puedes ser
acreedor al cielo mientras permaneces ligado a tus pecados y a tus costumbres
aborrecibles! Tu única esperanza, si aceptaste este evangelio falso, es hacer frente
honestamente a tu verdadera condición y, arrepentido, deponer tus armas de
6. No hay un cambio de conducta ni de opiniones 39
rebelión y volverte a Cristo con fe, rogándole que tenga misericordia de tu alma
eterna, por los méritos de su obra redentora en ti.
“Traidores” e “impetuosos”
Otro de estos frutos del cristianismo carnal en 2 Timoteo 3 es traidores. Esto
significa que el que profesa ser religioso pero no es convertido, es traicionero, no
es digno de confianza y no respeta la verdad, y, por lo tanto, niega la verdad de la
gracia redentora. Esta palabra describe a los que no tienen ningún sentido de
lealtad hacia Cristo, ni hacia su causa, ni a su evangelio verdadero, ni a su iglesia
(su pueblo verdadero). Sólo son leales a su “yo”.
La próxima expresión es la palabra impetuosos, que significa obstinados,
temerarios; son los que siempre quieren hacer lo que se les da la gana. ¡Aquí
vemos una vez más el resultado del falso evangelio de cristianismo carnal, que
dice que esta clase de persona es salva! Es la que toma las riendas y hace caso
omiso a lo que es justo, a los derechos de los demás o a las consecuencias de sus
acciones. Lo más importante, es que se haga todo como él quiere, cueste lo que
cueste. ¡Cuántas personas impetuosas hay en la cristiandad hoy, quienes nunca
tienen en cuenta a Dios en sus vidas! Su voluntad nunca ha sido quebrantada, y
nunca han confesado su culpa por su condición delante de Dios. Por lo tanto,
nada saben de Cristo y su salvación.
¡Qué cuadro tan penoso muestra 2 Timoteo 3 al enunciar los frutos que
proliferan en la actualidad, que son producidos por este evangelio falso del
cristianismo carnal anunciado desde tantos púlpitos! “Con tal que hayas tomado
tu decisión, con tal que hayas pasado al frente cuando se extendió la invitación en
el culto, y le hayas dado la mano al pastor, o con tal que te hayas hecho miembro
de la iglesia, o aun si levantaste la mano para que oraran por ti o si recitaste la
oración del pecador, ahora todo está bien y puedes estar seguro del cielo, no
importa la vida que lleves de aquí en adelante”. ¡Y el poder del pecado no está
roto, así que puedes darle rienda suelta a la naturaleza vieja porque no puedes
hacer otra cosa! Oh, sobre qué fundamento falso confían las pobres almas,
ignorando que no han puesto a Cristo como la piedra angular en sus corazones, ni
el poder de Dios ha obrado nunca en sus corazones.
Luego, vemos que la opinión que estas almas engañadas tienen de los demás se
expresa en la frase: aborrecedores de lo bueno. Están en contra y hasta aborrecen
a los que viven una vida santa en Cristo Jesús, a los que toman en serio y desean
poner en práctica las virtudes enunciadas en Filipenses 4:8: “Por lo demás,
hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno
de alabanza, en esto pensad”. Sí, es extraño, pero muy cierto, que los que quieren
vivir piadosamente, padecerán persecución. ¿De quién? De los que profesan ser
religiosos, pero nunca han sido salvos, sino que sólo tienen una apariencia de
piedad. ¿Sabes por qué? Porque la vida del creyente santo condena al impío; el
mero hecho de verlo se convierte en una reprensión contra su iniquidad. La
pecaminosidad no aguanta tal santidad. Este odio hacia lo bueno, nace dentro de
ellos, y sólo puede ser quitado por el nuevo nacimiento.
Aplicación
Pero aquellos que son nacidos de Dios son lo contrario, porque una de las
características del verdadero hijo de Dios es el amor, el amor hacia los hermanos.
“Sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos” (1
Juan 3:14). Y Juan agrega: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es
de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios; porque Dios es
amor” (1 Juan 4:7).
¿Te ha dado el Señor un corazón nuevo para poder amar a Dios y a tu prójimo?
¿O estás envuelto en el evangelio falso del cristianismo carnal que te deja seguir
produciendo estos frutos de la carne en el nombre de la religión? Ciertamente, el
Espíritu Santo te ha dado en 2 Timoteo 3, un espejo en el cual mirarte, y mi
oración para ti, si te has dejado engañar por este evangelio falso, es que al mirarte,
te veas tal cual eres, y que, por la gracia de Dios escuches su Palabra cuando te
dice “a éstos evita”, y que, arrepentido, te vuelvas a Dios.
Si reconoces que has sido engañado, pídele a Dios que ilumine tu
entendimiento para poder verte a ti mismo como un pecador culpable delante de
él. Luego, al ser iluminado tu corazón con la luz del glorioso evangelio de Cristo,
te sentirás humillado delante de Dios al verte como Dios siempre te ha visto.
Entonces dejarás tus jactancias, y comenzarás a clamar a Dios que te vista en la
justicia de Cristo. También, mientras el Espíritu Santo obra en ti para, en su
iluminación, mostrarte tu corazón, y para que te humilles delante de él, te hará
que te detestes a ti mismo y al pecado. No sólo te dará odio hacia el pecado, sino
que también te dará el anhelo de ser liberado de su poder y tiranía. Y luego,
¡alabado sea su nombre! Mediante su poder efectuará una transformación, cuando
te acerques de corazón y aceptes con fe al bendito Señor Jesucristo en toda su
42 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
obra de redención. Sí, por medio del poder de la sangre de Cristo tu vida será
transformada, y lo mostrarás con un arrepentimiento auténtico.
Arrepentimiento es dejar atrás
Los pecados que antes amamos,
Y mostrar que de veras nos arrepentimos
Al no cometerlos más.
¡Que el Espíritu Santo obre en ti la maravillosa salvación por medio de su
poder incomparable, y te dé nuevos anhelos, nuevas esperanzas, nuevas
ambiciones y una vida nueva! (2 Corintios 5:17).
Esposos y esposas
La Palabra de Dios declara que su orden para el hogar es: Cristo, Cabeza del
hombre; el esposo, cabeza de la esposa; y luego los padres, cabeza de los niños (1
Corintios 11:3; Efesios 6). Cuando se altera este orden, se destruye el orden del
hogar. Y el fruto es que el hogar queda “sin afecto natural”. Tenemos que
admitirlo. ¡Nuestros problemas hoy proceden del gobierno en nuestros hogares, y
no del gobierno de nuestra nación! Hay caos y confusión porque los hombres no
han tomado su lugar en el hogar como hombres obedientes a Jesucristo, su
Cabeza. No saben nada de lo que es ser cabeza de su esposa y de sus hijos, ni cómo
gobernarlos con amor y con su ejemplo. Muchos profesan ser salvos, ¡pero todavía
no se han sometido al señorío de Cristo como su Cabeza! Por lo tanto, siguen el
camino más fácil
Además, muchas familias actuales se encuentran en un estado de confusión
porque las gobiernan esposas que nunca se han sometido al señorío de sus
esposos. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” (Efesios
5:22). “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos... como Sara
obedecía a Abraham, llamándole señor” (1 Pedro 3:1, 6). La liberación femenina
no es bíblica, ¡es parte de este evangelio falso del cristianismo carnal que les
permite a las mujeres predicar y ejercer autoridad sobre el hombre! Por supuesto
que la Biblia no está en contra de la mujer, sino que ha manifestado con amor y
gracia, el orden para la mujer en el hogar. Y, a medida que ella se someta a la
autoridad de la Palabra de Dios con obediencia, habrá paz, armonía, amor y
afecto.
Hijos
Y vemos que los niños de hoy también están en rebelión contra la Palabra de
Dios. Se han levantado para tomar control del hogar, de las escuelas, y de las
universidades. No tienen un afecto natural por sus padres, ni por la Palabra de
Dios que dice: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es
justo” (Efesios 6:1). Sí, esto es justo porque es la voluntad de Dios, la orden de
7. No hay un cambio en los afectos 45
Aplicación
¿Qué esperanza tenemos en medio de toda esta confusión que la predicación y
la práctica del evangelio falso del cristianismo carnal nos ha enseñado? Presta
atención y te lo diré: Mi querido padre de familia, arrodíllate delante de Dios y
confiesa que te has rebelado contra su voluntad y contra su Cristo. Confiesa que
has sido negligente con tu familia, y que has descuidado la Palabra de Dios y la
adoración a él en tu hogar. Invoca el nombre de nuestro Dios viviente en el
nombre de Cristo, implorándole misericordia. Confiésale al Señor que mereces el
infierno, pero que le pides ser objeto de su misericordia en Cristo. Clama a él
pidiéndole fe para poder confiar en él sincera y auténticamente. Luego, comienza
un culto familiar. Lee las Escrituras con tu familia, y ora con ella y por ella. Toma
tu lugar en el hogar como la cabeza de tu familia, y confía en que Cristo, por
medio de su Espíritu, obrará en ti y en tu familia todo lo que necesitan para ser
salvos y para su peregrinación aquí en la tierra. ¡No te dediques a otra cosa!
Y para ti, querida madre y esposa, arrodíllate con tu marido, confiesa a Dios
que has vivido en rebelión contra él y su Palabra y en contra de su autoridad y tu
lugar en el hogar. Implórale que te dé su gracia para poder cumplir tus
responsabilidades en el hogar como esposa obediente, reconociendo a tu marido
como tu cabeza y sometiéndote a él como te sometes al Señor. Pídele a Dios que
te dé, por medio de su Espíritu Santo, un corazón quebrantado y un espíritu
contrito para poder cumplir tus deberes en el hogar. Acude a Cristo para recibir
arrepentimiento y fe, confía en él con todo tu corazón, y espera en él, sabiendo
que él resolverá cada problema en tu vida y en tu hogar.
Por último, te digo querido niño o joven: el único lugar donde se encuentra la
verdadera felicidad es a los pies de Cristo en obediencia a él, y en el sometimiento
a su autoridad sobre ti, la cual en este caso, es la autoridad de tus padres: de tu
padre y tu madre.
A nuestro bendito Señor le encanta escuchar a las almas preciosas que claman
a él pidiendo misericordia y poder para renunciar, arrepentidas, a las armas de
46 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
rebelión contra él. Recuerda, hay regocijo entre los ángeles cuando un pobre
pecador acude a Dios con un corazón arrepentido (Lucas 15:10). Es Cristo mismo
el que se regocija porque ve la pena de su alma que ciertamente lo satisface.
Compréndelo: él quiere salvarte, quiere extenderte su gracia como la extiende a
todos los pecadores arrepentidos. Se deleita en darles un corazón nuevo y una
vida nueva, porque justamente por esta razón descendió a la tierra, sufrió,
derramó su sangre, murió y resucitó. Todo lo hizo para que pobres pecadores
como tú y yo podamos reconciliarnos con el santo y trino Dios. Pero, sólo te
aceptará si te acercas a él siendo un pecador arrepentido. Y él mismo será el que
te dé este arrepentimiento (Hechos 5:31).
Quiero decirte, basado en su Palabra y en mi propia experiencia personal, que
el Señor Jesucristo quiere hacerte objeto de su gracia. Él recibe, tal como es, al
pecador arrepentido que cree él, y lo transforma a él y a su hogar. Y, mis queridos
padres, madres y jóvenes, cuando él les dé una vida nueva y un hogar nuevo, ya no
estarán sin afecto natural, sino que el amor brotará de sus corazones. Entonces
comenzarán a vivir en paz, amor y gozo, disfrutando de las bendiciones de su Dios
eterno quien los amó y se dio a sí mismo por ustedes en Cristo.
8. “Amadores de sí mismos”
Los afectos del profesante carnal del cristianismo son erróneos. La Biblia
enseña que son “amadores de sí mismos, avaros...amadores de los deleites más
que de Dios” (2 Timoteo 3:2, 4).
Ahora bien, donde está el corazón del hombre, allí también estarán sus afectos
(Mateo 6:21). Y cuando el corazón del hombre no ha sido liberado del amor al
“yo”, su vida está llena de todos los demás pecados que hemos descrito
anteriormente. Dios aborrece la avaricia, y nos libra de ella cuando nos da una
vida nueva en Cristo Jesús. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
pierdo mi vida por causa de Cristo, y dejo de amarme a mí mismo más que a Dios,
entonces conservaré mi vida para vida eterna. Vemos nuevamente en Juan 12:25:
“El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para
vida eterna la guardará”. Bueno, sigue dándote todos los gustos, nunca renuncies
a nada —haciendo lo que a ti te parece lo mejor para satisfacer los deseos de la
carne, el deseo de los ojos y el orgullo de tu vida— y perderás esa vida que
procuraste salvar y que amaste. En cambio, “el que aborrece su vida en este
mundo, para vida eterna la guardará”.
Lo que nuestro Señor está diciendo aquí en estos pasajes y en muchos otros,
es que no hay lugar en su reino para los “amadores de sí mismos”, porque su
reino se compone de los que lo aman a él sobre todas las cosas, y se niegan a sí
mismos. Lo repito: el que ama su vida más que a Cristo, la perderá; mas el que
aborrece su vida en este mundo, prefiriendo el favor de Dios y mostrando más
interés en Cristo que en su propia vida la guardará para vida eterna.
¡Dame tu atención! porque conozco los argumentos del profesante carnal que
quiere seguir en sus pecados y vivir en los dos reinos al mismo tiempo. Son:
“¿Acaso no nos dice Dios que amemos a nuestro prójimo como a nosotros
mismos? ¿Y cómo puede uno amar a otro si no sabe amarse a sí mismo?” O dice:
“Es sabido que a menos que uno aprenda a amarse correctamente a sí mismo,
nunca aprenderá a amar a su prójimo”. No te dejes engañar por este
razonamiento carnal, aunque te parezca razonable; porque las Escrituras no
enseñan eso. La razón por la cual muchos se valen de este razonamiento carnal y
tergiversan las palabras de nuestro bendito Señor en Mateo 22:34-40,
pretendiendo que enseñan algo que no enseñó, no es para poder amar más a sus
prójimos, sino para poder dedicarse más a los placeres y deleites de este mundo.
Si examinas bien la cuestión con un corazón sincero, verás que éste es el motivo.
De este modo, pueden entregarse a sus apetitos carnales: ¡sus deseos de abrazar a
otro hombre que no es su marido, o a otra mujer que no es su esposa, o
abandonar sus obligaciones de familia, hijos y hogar, y vivir en un mundo donde
ellos son el rey o la reina! Y se justifican diciendo: “Tengo que encontrarme a mí
mismo, tengo que encontrar mis raíces. Tengo que tener auto estima y tengo
que...” Efectivamente, creen que tienen que tener todo esto, y ¡también se
llevarán todo eso al infierno! Pero lo triste de todo esto, ¡es que todavía se creen
que son salvos! Todavía tienen apariencia de piedad, ¡pero sólo viven para sí
mismos!
El ejemplo de Pablo
Quiero ahora darte un ejemplo bíblico de un alma que perdió su vida por
Cristo, pero que en realidad la salvó. Es el ejemplo de la vida de Saulo de Tarso
quien se convirtió en Pablo, el cristiano, el hijo de Dios, el misionero. Dijo: “Tenía
mucho amor por mí mismo y auto estima, y confianza en la carne, pero las cosas
que consideraba una ganancia para mí [este amor del “yo”, mi auto estima y
confianza en la carne], eso los conté como pérdida por Cristo, Si, ciertamente,
puedo contar todas las cosas como pérdidas para lograr la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor: por quien he sufrido la pérdida de todas
las cosas [el amor por mí mismo, mi auto estima y mi confianza en la carne], por
cuyo amor lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser
hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es la ley, sino la que es por la fe
de Cristo, la justicia que procede de Dios por la fe” (paráfrasis de Filipenses 3:4-9).
También en Romanos 7:9, el apóstol dijo: “Yo sin la ley vivía en un tiempo;
pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”... a mi egoísmo, mi
auto estima y a mi confianza en la carne. Me estimé como nada más que un
pecador que merecía el infierno, encontrándome bajo la ira justa de Dios. Y, mi
50 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
amigo, el apóstol mantuvo esta actitud hacia sí mismo hasta su muerte. Porque
aun después de su conversión se refería a sí mismo de esta manera: “Porque yo
soy el más pequeño de los apóstoles” (1 Corintios 15:9), “A mí, que soy menos que
el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia” (Efesios 3:8).
Además, se denominó el primero entre los pecadores (1 Timoteo 1:15), y admitió
“nada soy” (2 Corintios 12:11). Aquí no vemos ningún egoísmo ni confianza en la
carne, vemos a alguien que había aprendido muy bien la lección de la primera
bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el
reino de los cielos” —nada soy, no sé nada, de mí mismo no puedo hacer nada; así
fue como el apóstol se fue viendo a sí mismo a medida que creía en la gracia de
Dios. Vemos la verdad de Juan 12:25 ilustrada en Pablo que antes fuera Saulo de
Tarso: “El que ama su vida la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo,
para vida eterna la guardará”.
Aplicación
¿Te amas a ti mismo más que a Dios? ¿Está por las nubes tu auto estima, tu
amor al “yo”, tu seguridad en ti mismo? Si es así, el ego es tu ídolo, y ningún
idólatra puede entrar en el reino de los cielos (1 Corintios 6:9). Debemos huir de
la idolatría (1 Corintios 10:14). Además, los verdaderos hijos de Dios “en espíritu
sirven a Dios y se glorían en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne”
(Filipenses 3:3). Los “amadores de sí mismos más que de Dios”, son el fruto de
este evangelio del cristianismo carnal. Cristo dice: “El que no se niega a sí mismo
y me sigue, no puede ser mi discípulo”. El verdadero evangelio de la gracia de
Dios dice: “Bienaventurados los pobres en espíritu”. Y el hombre que es pobre en
espíritu sabe que no es nada, que no tiene nada, que no sabe nada, que no puede
hacer nada sin la gracia de Dios. Por lo tanto, no ama su propia vida, en cambio,
la aborrece en este mundo para poder guardarla, por medio de la gracia de Dios
para toda la eternidad.
9. “Amadores del dinero”: avaricia
Introducción
Consideremos otro de los frutos de este evangelio falso del cristianismo carnal.
Siguiendo la misma línea de pensamiento de que sus afectos son erróneos,
enfocaremos la palabra “avaros”, o sea amadores del dinero. Es éste un fruto
carnal sobre el cual la Palabra de Dios nos da muchas advertencias por medio de
mandamientos y ejemplos. Fíjate en 6:9, 10: “Porque los que quieren enriquecerse
caen en mucha tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que
hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males
es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores”.
A pesar de estas palabras de advertencia de que el hombre que ama el dinero
(cuyo corazón está carcomido por la avaricia) se ha apartado de la fe, el evangelio
falso del cristianismo carnal le dice a sus convertidos que este amor al dinero y lo
que éste puede comprar es natural. Afirman que todavía son bebés, o sea
cristianos carnales, y que todo terminará bien porque han hecho una profesión de
fe. Se creen salvos y aun salvos para siempre. A pesar de la advertencia de nuestro
Señor en Lucas 12:15: “Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida del
hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”; a pesar de Efesios
5:5 que dice que el hombre avaro es un idólatra que quebranta el segundo y el
décimo mandamiento; a pesar de 1 Corintios 6:10 que dice que el avaro no
heredará el reino de Dios; y a pesar de todas estas advertencias contra la avaricia y
el amor al dinero, este evangelio falso sigue enseñando a sus seguidores que ellos
son hijos del Rey, y que los hijos del Rey deben tenerlo todo.
dice en su alma: “Soy salvo, pero tengo que hacer mi voluntad: Quiero tener a esa
mujer o a ese hombre aunque tenga que quebrantar su matrimonio para que sea
mío. Quiero mis placeres, mis bebidas, mi dinero, mi hogar, mi trabajo, mis
deleites en esta vida, y, a mi propia manera, sean cual sean las consecuencias. Ésta
es la esencia del mal y del corazón de cada hombre o mujer fuera de Cristo,
aunque les digan que son cristianos carnales e irán al cielo debido a su profesión
de fe.
La avaricia ciega al alma haciéndole creer una mentira, haciéndole pensar
que está cumpliendo la voluntad de Dios y que tiene el derecho de hacer lo que le
place. Así que, viviendo en este engaño, ¡le dice al Señor que no lo estorbe en su
camino! Pero mi amigo, si Dios nunca te toca el alma con su misericordia, y te
mueres en esta condición, estás condenado. ¡A pesar de lo que profesas ser, el
infierno te recibirá a tu llegada! ¿Sabías esto? ¡Ojalá que Dios abra los ojos de cada
uno que ha sido engañado, para que pueda ver y clamar a Dios a fin de romper el
poder de la avaricia en su corazón y su vida! ¡Clama a Dios para que te rescate y te
aplique su sangre preciosa por medio del poder de su Espíritu para purificar tu
alma de este pecado! Dios es el único que te puede librar de él.
tesoros al cielo por medio de su gracia, ¡recibirás la paga del pecado, que es la
muerte eterna! (Romanos 6:23).Efectivamente, ¡tu alma es muy pobre si no sabes
nada de las riquezas de la gracia de Dios tal cual se ofrece gratuitamente en el
verdadero evangelio de Cristo, ni del poder de su gracia que puede vencer el
pecado en el alma!
Aplicación
Si Dios te ha mostrado que ésta es la condición de tu corazón, ¿Por qué no te
arrodillas, arrepentido, delante de él ahora, rogándole que tenga de ti misericordia
y te libre de este pecado que cierra el corazón contra Dios, contra tu prójimo y
contra el ocuparte del destino de tu alma eterna? Clama contra este evangelio
falso que te ha hecho creer que tu alma está en paz con Dios porque hiciste una
profesión de fe, y que podías seguir en este pecado porque estabas a salvo aunque
eras “un cristiano carnal”. ¡Dios te ayude! ¡Que tenga misericordia, que baje con
56 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
poder y seguridad y obre en tu alma como sólo él puede hacerlo! Que obre con
poder y eficacia para darte, por su gracia, un corazón que clame a él como nunca
lo ha hecho: “Señor, ¡rompe el poder del pecado en mi vida!” ¡No lo sueltes, sigue
clamando a él! Clama cada día: “!Oh, señor, no me dejes a mis propios recursos!
¡Sigue rompiendo el poder del pecado, dándome la victoria sobre él como lo
prometiste en Romanos 6:14!” Así que, preséntale cada pecado a él y clama contra
cada uno, para que lo borre por medio de su sangre y te libre con su poder, y te dé
esa gracia que necesitas para poder acercarte a él con fe, encomendándole tu alma
eterna. ¡Entonces encontrarás el verdadero evangelio, al Señor Jesucristo para ser
tu todo en todo!
Placeres sensuales
Ahora bien, ¿qué clase de placeres son éstos que los hombres aman tanto en
lugar de amar a Dios? Son los placeres sensuales y las diversiones vanas. Esto es
destacado claramente en el Diccionario Expositivo de las Palabras del Nuevo
Testamento por Vine, la Concordancia Exhaustiva de la Biblia por Strong y en la
Traducción Amplificada de la Biblia. Siendo así, necesitamos dar una definición de
la palabra “sensual” y considerar cómo se usa en la Palabra de Dios.
La palabra sensual significa “carnal, intemperante, mundano, obsceno, sexual,
licencioso, glotón, epicúreo, lascivo, inmoral y lascivia descontrolada”. En otras
palabras, es todo lo que atrae a la naturaleza caída y satisface su corazón
depravado. Es el fruto del evangelio del cristianismo carnal —de los amadores del
placer sensual más que de Dios— porque a estos que practican el amor por el
10. “Amadores de los deleites” 57
placer sensual, y que aman a la carne y las cosas de la carne más que a Dios, les
dicen que son salvos porque han hecho una profesión de fe. Pero el versículo 5
otra vez nos advierte: “a éstos evita”, ¡para no caer en la misma trampa con ellos!
Si practicas y amas los placeres sensuales más de lo que amas a Dios, a pesar
de lo que profeses, estás muerto, espiritualmente muerto en vida, y, por lo tanto
eres enemigo de Dios y desconoces la gracia y el camino de santidad del Señor.
Porque sin la santidad, “nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).
Santiago 4:1-4
Una de las porciones bíblicas más en tu contra se encuentra en Santiago 4:1-4,
donde te llama adúltero y enemigo del Dios vivo, el Dios Santo quien aborrece el
pecado. Presta atención a la Palabra de Dios, primero a cada versículo en la
versión Reina-Varela y luego en la Versión La Biblia Al Día. Versículo 1: “¿De
dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones,
las cuales combaten en vuestros miembros?” —“¿Por qué hay enemistades y riñas
entre ustedes? ¿Será que en el fondo del alma tienen un ejército de malos deseos?”
Versículo 2: “Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis
alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís”. —
“Codician lo que no tienen y matan por conseguirlo. Sienten envidia de algo y, si
no lo pueden conseguir a las buenas, pelean para obtenerlo. Sin embargo, si no
tienen lo que desean es porque no se lo piden a Dios”. Versículo 3: “Pedís y no
recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. — “Y si lo piden, Dios
no les contesta porque es una petición que tiene el propósito incorrecto de
satisfacer un ansia de placeres”. Versículo 4: “!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que
la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser
amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. — “Se están pareciendo
ustedes a la esposa que le es infiel al esposo con el peor de sus enemigos. ¿No
comprenden que el que establece amistad con los enemigos de Dios —los placeres
mundanales— se convierte en enemigo de Dios?”
Preguntas difíciles
Ahora veremos si somos amadores de los placeres sensuales más que de Dios
(adúlteros espirituales), o si somos en verdad hijos de Dios, al contestar las
siguientes preguntas: ¿Nos encanta mirar y alimentarnos de la mayoría de los
programas de televisión que apelan sólo a la naturaleza sensual y carnal? ¿Nos
alimentamos de revistas, periódicos y libros que apelan a nuestra naturaleza
sensual y carnal? ¿Deseamos, en lo secreto, hacer estas cosas aunque no las
haríamos abiertamente? ¿Ha llegado el pecado a ser tan común que nos podemos
58 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo”. Puedo renunciar a
los sistemas mundiales que Satanás gobierna, y seguir amando secretamente
ciertos aspectos. No, no es suficiente renunciar al mundo, sino que también debo
apartar mis afectos de todo lo que los quiera dominar. No debo estimar ninguna
cosa del mundo si me impide cumplir mis obligaciones y mis deberes hacia Dios,
o si me disminuye el apatito por su Palabra, o si me enfría el espíritu de alabanza
y oración. Las cosas espirituales deben ser mi prioridad. No debo deleitarme en
nada que me disminuya el amor a Cristo y las cosas celestiales, porque he de
amarle sobre todas las cosas, y debo poner la mira en las cosas de arriba. Puedo
usar muchas de las cosas que hay en el mundo, pero no debo abusarme de ellas.
No debo confiar en ellas; ni en ellas buscar mi felicidad. En otras palabras, no
debo amar a ninguna cosa más que a Dios, ni igual que a Dios, ni aparte de Dios.
Aplicación
¿Estás viviendo según la carne y produciendo el fruto del falso evangelio del
cristianismo carnal, o estás viviendo conforme al Espíritu y dando el fruto del
Espíritu el cual es la semejanza de Cristo? “Porque los que son de la carne piensan
en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu...
Así que, hermanos, deudores somos, no de la carne, para que vivamos conforme a
la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu
hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Romanos 8:5, 6, 12, 13).
11. El engaño del cristianismo carnal
Me siento muy triste por las tinieblas espirituales de nuestra época y la
indiferencia por la santidad y por una vida de piedad que vemos tanto entre los
que profesan ser cristianos. Al enfrentar esta triste condición espiritual, mi alma
clama a nuestro Dios viviente: “¡Oh Señor, abre los cielos y ven; en tu ira recuerda
la misericordia, derrama sobre nosotros tu Espíritu, porque necesitamos ya
mismo tu gracia redentora!” Nunca han existido en la tierra tantos cristianos
nominales como ahora. Nunca ha habido un porcentaje tan pequeño de creyentes
verdaderos. Desde los días de la Reforma no se ha visto a la cristiandad tan
abarrotada de los que tienen una apariencia de piedad, pero que desconocen su
poder transformador. Dudo seriamente que haya habido una época cuando hayan
existido tantas almas engañadas fuera y dentro de las iglesias, que creen que sus
almas están en paz con Dios cuando, en realidad, son objeto de la ira de Dios.
“Apariencia de piedad”
Los versículos que hemos enfocado de 2 Timoteo 3 se aplican a la condición
que hallamos hoy en la cristiandad, tal como lo expresa el versículo 5: Tienen
“apariencia de piedad”, pero niegan “la eficacia de ella”. En la actualidad hay más
conocimiento que nunca de la Palabra de Dios, porque por todos lados hay
estudios bíblicos. Pero hay menos vida en Cristo que antes. Hay más profesiones
de fe hoy que antes, pero menos santificación. Casi pareciera que todos han
nacido de nuevo, pero, ¿dónde están los frutos del nuevo nacimiento? Hay más
ayunos, oraciones y predicaciones que antes, pero ¿dónde está la práctica y el
poder de la verdadera religión de Cristo? Como dijo Isaac a Abraham: “He aquí el
fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero?” (Génesis 22:7). ¿Dónde está la vida a
semejanza de Cristo? ¿Dónde están aquellos para quienes el Señor Jesucristo es
un tesoro y una realidad viva?
Sí, vemos muchas obras y muchos deberes que cumplir; pero ¿dónde está la
vida, el poder y la verdad? Ciertamente la voz es la de Jacob —dice la cual dice lo
“que se espera de él”—pero las manos son de Esaú, porque el hombre nunca ha
sido transformado en una nueva criatura en Cristo Jesús. El problema en la
actualidad es que la mayor parte de la cristiandad no ha vivido la convicción del
Espíritu Santo, y por consiguiente, desconoce su condición pecaminosa delante
11. El engaño del cristianismo carnal 61
de Dios, y sus santos requisitos. Porque sólo el Espíritu Santo de Dios le puede
dar al hombre un corazón nuevo, una naturaleza nueva y el poder para apartarse
de sus ídolos y volver a Dios. Sin la convicción del Espíritu Santo no hay un
nuevo nacimiento. Y si no naces de nuevo, te pierdes la conversión; y si te pierdes
la conversión, te pierdes el arrepentimiento; y si te pierdes el arrepentimiento, te
pierdes la fe salvadora; y si te pierdes la fe salvadora, ¡te pierdes a Cristo!
acciones santas o frutos santos. Y ciertamente, sin la santidad, nadie verá al Señor
(Hebreos 12:14). Por naturaleza, nadie tiene ni un ápice de santidad. Para tenerla,
el poder del Espíritu de Dios tiene que obrarla en el corazón. Por esta razón, uno
tiene que experimentar su obra de convicción, para convencerse de que, en sí
mismo, no tiene ningún mérito ni justicia aceptable delante de Dios. Éste le
muestra que lo único que puede traerle es pecado, ¡porque eso es la suma de lo
que es! Como nos dice Isaías 1:5, 6: “Toda cabeza está enferma, y todo corazón
doliente, desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino
herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas
con aceite”.
Tan ignorante es la gran mayoría de la gente hoy respecto al camino de
salvación de Dios, y tan enceguecida está por su amor al pecado, que no se toma el
tiempo para escuchar la Palabra de Dios que declara que uno tiene que negarse a
sí mismo para ser seguidor de Cristo (Mateo 16:24). Esto significa renunciar a
nuestra propia sabiduría, justicia, fuerza, nuestros deseos, voluntad e intereses
(Romanos 5:6; Isaías 64:6). Efectivamente, por medio de la obra del Espíritu
Santo en nosotros, tenemos que ser cortados de todo lo que es de la carne y
vernos como pecadores perdidos delante de Dios. “Porque el Hijo del Hombre
vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). ¿Nunca has estado
perdido, perdido espiritualmente delante de Dios, sin saber cuál es la salida de la
ruina que es tu condición espiritual, de la cual, en el nombre de Cristo, Dios te
tiene que salvar o de lo contrario estarás perdido para siempre? ¿Nunca te ha
salvado Cristo, a ti, el pecador perdido? Si tu respuesta es negativa, ésta es la
razón por la cual te perdiste a Cristo, y explica por qué él no es real ni de
inmensurable valor para ti. Es porque nunca has visto tu condición arruinada y
perdida delante de Dios. Cristo es el único que salva a los pecadores. ¡Únicamente
él murió por los pecadores!
Los hombres viven engañados por este evangelio falso del cristianismo carnal
porque nunca han sabido que tienen que renunciar al mundo antes de poder
seguir a Cristo. “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15). También
tiene que haber una crucifixión del mundo para nosotros, y de nosotros para el
mundo. De otra manera, nunca poseeremos las bendiciones de la propiciación
hecha por Cristo en la cruz (ver Gálatas 6:14).
Además, los hombres viven engañados porque no saben que para caminar con
Cristo en esa unión permanente, viva y perdurable, uno tiene que arrancarse el
ojo derecho y cortarse la mano derecha, o sea, que tiene que haber una
mortificación de la carne con todos sus afectos y lascivias en las cuales morimos
diariamente (Mateo 5:29, 30).
11. El engaño del cristianismo carnal 63
Los que viven engañados por este evangelio falso no saben que tienen que
tomar la cruz si es que van a seguir a Cristo, y que este acto le costará sus amigos
impíos, generará la burla de los que profesan ser religiosos y muchas lágrimas y
tristezas (Lucas 14:27). No saben que la vida cristiana es una batalla muy reñida y
una lucha continua (Efesios 6:12); es una carrera que hay que correr con
paciencia (Hebreos 12:1). Tampoco son dados de baja en el ejército de Cristo
(Eclesiastés 8:8). No saben que Dios requiere la verdad en el ser interior, lo cual
se expresa en una vida de renunciación. Si los que profesan ser cristianos en la
actualidad supieran todas estas cosas, no estarían tan confiados en cuanto al cielo,
cuando en realidad desconocen los requisitos del reino de los cielos. Prefieren
abrazar un evangelio que nada les exige, y seguir por el camino ancho que lleva al
infierno, engañados por el falso evangelio del cristianismo carnal.
Aplicación
¿Nunca le has pedido a Dios que tomara venganza contra tus pecados? ¿Nunca
le has confesado que si recibías el castigo que merecías, te irías al infierno? En
otras palabras, quieres que Dios sea justo en lo que haga contigo, sea lo que fuere.
Cuando llegas a este punto, confesando tu culpabilidad delante Dios, puedes estar
seguro de que Dios sí tendrá piedad de ti por causa de Cristo, porque tuviste
verdadero arrepentimiento —el que Dios requiere y provee.
Con todo esto hemos visto algunas de las razones por las cuales muchos viven
engañados hoy por este evangelio falso del cristianismo carnal. Porque no
conocen el camino de la gracia y de la salvación de Dios, ignoran el poder del
verdadero evangelio, ignoran el poder de la sangre de Cristo y la realidad, la
hermosura y la gloria de este Cristo resucitado. No hay una unión vital y viva
entre sus almas y el Señor Jesucristo.
12. Los resultados fatales del cristianismo
carnal
Llegamos ahora a 2 Timoteo 3:5-9 donde vemos el resultado fatal del
evangelio falso: “Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a
éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a
las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.
Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la
verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos
resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a
la fe. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos,
como también lo fue la de aquellos”.
Maestros falsos
Consideremos primero la expresión en el versículo 6: “Porque de éstos son”.
Aquí la palabra “éstos” se refiere a los predicadores, maestros, evangelistas,
ganadores de almas y consejeros que han escuchado este falso evangelio del
cristianismo carnal y viven bajo su poder. Tienen una apariencia de piedad, pero
niegan la eficacia de Dios para romper el poder del pecado sobre ellos. Son “ciegos
guías de ciegos” que predican y enseñan errores y doctrinas falsas, incluyendo
herejías destructoras, y, por consiguiente, llevan cautivas a las mujercillas
cargadas de pecados, y son arrastrados por diversas concupiscencias. Habiendo
ellos mismos acogido este evangelio falso, lo comienzan a enseñar, a predicar, a
alimentarlo a otros haciéndolos dos veces más hijos del infierno que ellos mismos
(Mateo 23:15). No sólo proclaman estas doctrinas falsas y estos errores desde el
púlpito, sino que tienen mucho éxito en meterse en las casas para atraer a las
mujeres, llamadas aquí “mujercillas”, (o sea, mujeres muy inmaduras
espiritualmente), que siempre están aprendiendo pero nunca pueden llegar a
comprender la verdad acerca de sí mismas, ni acerca del Dios santo quien
aborrece el pecado.
También tenemos una descripción de éstos en 2 Pedro 2:1-3, 14, 15, 19:
“...habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente
herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí
66 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
¿Libertad?
Te prometen libertad, pero no has renunciado al pecado, ni has dado “frutos
dignos de arrepentimiento”, ni has deseado una vida de santidad. Tampoco has
reconocido el dominio mortal que el pecado tiene sobre ti. Ellos quieren
controlarte para que sigas sus sendas perniciosas, su inmoralidad y su lascivia
desenfrenada. Y tal como Satanás sedujo a la mujer Eva y luego a Adán, su
marido, seduce hoy a través de estos falsos predicadores y maestros a las mujeres,
y no sólo a las mujeres, sino a todos los que siguen las sendas perniciosas de sus
pastores (2 Corintios 11:3, 13-15).
Hace muchos años que observo y aconsejo a hombres y mujeres, y he
observado la vida de algunos misioneros, predicadores, maestros y miembros de la
iglesia. Lo que más me ha entristecido, es ver que el pecado que más prevalece
entre ellos es este pecado de la lascivia desenfrenada, el adulterio, la fornicación,
el amor libre, caricias y besos, y todo lo hacen supuestamente justificados por la
“libertad” en Cristo. Se justifican diciendo “Estamos bajo la gracia y no bajo la ley.
El pecado no es motivo de preocupación, porque mis pecados han sido agregados
a la cuenta de Cristo. Todo esto se solucionó cuando fui salvo. Ya no tengo que
confesar mis pecados, porque 1 Juan 1:9 no es para el creyente, sino el pecador.
12. Los resultados fatales del cristianismo carnal 67
¡El pecado me tiene sin cuidado!” Sí, te prometen a ti libertad mientras ellos
mismos son esclavos de la corrupción.
Entre más se sumen a la iglesia hombres y mujeres, jóvenes, niños y niñas con
una profesión de fe de labios solamente sin tener un conocimiento vital del
pecado o del arrepentimiento, más cundirá este pecado de lascivia; más estos
falsos profetas resistirán a la verdad y la taparan con injusticia e impiedad. ¡Con
razón Pablo dice que son hombres corruptos de entendimiento, réprobos en
cuanto a la fe! “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los
corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia
están corrompidas. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan,
siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra” (Tito
1:15, 16).
Esta es una descripción muy triste que vemos en las páginas de las Sagradas
Escrituras en cuanto a los hombres y a las mujeres quienes detienen con
injusticia la verdad, presentándose como cristianos mientras practican secreta o
abiertamente los pecados de adulterio, fornicación e inmundicia. Y lo fatal de todo
esto es que los hombres tergiversan las Escrituras para justificar sus propias
prácticas pecaminosas, y para poder seguir pecando creyéndose seguros del cielo.
Quiero ilustrarte esto: Escuché de cierto señor que pastoreaba una iglesia donde
al poco tiempo se supo que era un homosexual activo. Los ancianos lo obligaron a
admitirlo, y luego le pidieron que dejara el pastorado. Entonces él les hizo
algunas preguntas:
—Señores, ¿no creemos que si alguien tiene la experiencia del bautismo del
Espíritu Santo y habla en lenguas, es salvo?
Le respondieron que sí.
—Bueno, ¿acaso no me vieron recibir el bautismo del Espíritu Santo y hablar
en lenguas?
Nuevamente le respondieron que sí.
—Bueno, si he hablado en lenguas y tengo el bautismo del Espíritu Santo, soy
salvo. Entonces, si Dios acepta mi manera de vivir, ¿por qué no la aceptan
ustedes?
Todos bajaron la cabeza, ¡y él siguió en el pastorado! Estos hombres y el pastor
desobedecieron las Sagradas Escrituras, porque el sodomita, el homosexual, es
una abominación al Señor (Deuteronomio 23:17, 18). Dios no salva al hombre en
sus pecados, sino de sus pecados, y le da un odio por ellos. El que todavía los ama
y los practica, ¡puedes estar seguro de que vive engañado!
También conocí a un pastor que decía que Dios le había dicho que dejara a su
esposa e hijos para vivir con otra mujer de su congregación, a fin de poder tener
68 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
más tiempo para predicar sin el estorbo de una familia numerosa. ¡Dios no le
había dicho semejante cosa! Había tergiversado las Escrituras para su propio
provecho. Esto es lo que dice la Palabra de Dios: “Honroso sea en todos el
matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los
juzgará Dios” (Hebreos 13:4). Y en 1 Corintios 6:18 Dios nos dice: “Huid de la
fornicación”. Él no le da licencia a nadie para aprovecharse de ninguna mujer
cargada con la culpa del pecado por diversas concupiscencias, y decirle: “A Dios
no le molesta que demos rienda suelta a nuestros sentimientos, porque
ciertamente esto no es lascivia, sino amor. ¿Acaso no somos uno en el cuerpo de
Cristo? Entonces, ¿por qué no podemos ser uno en nuestros sentimientos
mutuos?” ¡Dios juzgará a los que se aprovechan del ministerio sagrado para usarlo
como un disfraz detrás del cual se entregan a sus concupiscencias!
Aplicación
Nuevamente repito: Debemos tener cuidado con esta religión que pone el
énfasis en las emociones, porque si las emociones no se dirigen a Dios y a su
gloria, siempre llevarán a la satisfacción de la naturaleza carnal. Nos excitamos
cuando comenzamos a abrazarnos y besarnos, diciendo: “Somos miembros de una
misma familia, la familia de Dios, y por lo tanto, está bien hacer esto”. Eso sólo
lleva a la sensualidad, y a entregarse al placer sensual y a la lascivia. Yo he visto
los resultados de esto con mis propios ojos, y no es nada bonito. ¡Y cuánto más lo
debe aborrecer Dios!. Si tuviera tiempo, podría contar más anécdotas de
situaciones que he observado, porque he visto muchas, pero, con lo dicho basta.
Yo mismo tengo que clamar al Dios vivo para que me guarde y sostenga por
medio de su Espíritu Santo, y para que no me deje caer en esta misma trampa,
porque soy un hombre sujeto a las mismas pasiones como cualquier otro hombre.
Todos los días atiendo las palabras: “Huye también de las pasiones juveniles, y
sigue la justicia, la fe...” (2 Timoteo 2:22). “Sé ejemplo de los creyentes, en
palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). “Por lo demás,
hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno
de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).
Este mensaje no sólo es para cada hombre que profese ser un embajador de
Cristo, a fin de que cumpla bien su obra, sino que es también para mi propio
corazón, para que me guarde sin mancha del mundo (Santiago 1:27), para hacer
todo para la gloria de Dios. Y es también para cada mujer que busca conocer la
verdad de Dios, y para ti, para que tengas cuidado en poner a prueba los espíritus,
para que no te dejes llevar por cualquier doctrina. En realidad, este mensaje es
para probar nuestro corazón, para ver si estamos en Cristo, y si hemos recibido su
12. Los resultados fatales del cristianismo carnal 69
evangelio, o si hemos sido engañados por este evangelio falso, que es un evangelio
diferente que lleva al infierno.
13. Error: Dos tipos de cristianos
Este evangelio falso del cristianismo carnal se basa exclusivamente en la
creencia que existen dos clases de cristianos en el mundo de hoy: los carnales y
los espirituales. Uno de los factores principales es la interpretación equivocada de
las palabras de Pablo en 1 Corintios 3:1-4. Consideraremos estos versículos a la
luz de Romanos 8:5-9 que declara que los que hacen del vivir en la carne una
práctica, no pueden agradar a Dios (v. 8), y por lo tanto, están espiritualmente
muertos.
vivos y eran espirituales para Dios. Pero al caer en este error de gloriarse en los
hombres, (ya sea Pablo, Apolos o Pedro: 1:12; 23:4, 21, 22), demostraban su
naturaleza carnal; y él deseaba mostrarles su error y llevarlos al arrepentimiento.
Esto lo hacía para que maduraran y llegaran a ser cristianos adultos y ya no
entristecieran más al Espíritu Santo quien moraba en ellos (6:19).
Aquí tenemos que recordar nuevamente la verdad de que era imposible que
estos cristianos hicieran del pecado un práctica porque, de ser así, manifestaban
que realmente no eran hijos de Dios, sino hombres perdidos que no conocían a
Dios (1 Juan 3:9, 10). Aquí los reprende por cometer este error de gloriarse en los
hombres. ¿Cómo lo sabemos? Lo repetimos: Por comparar las cosas espirituales
con lo espiritual, tal como lo dice en los versículos 9-16 del capítulo 2.
Ejemplo
Esta es la razón por la cual los que enseñan y predican este evangelio falso del
cristianismo carnal se equivocan completamente en cuanto a la verdad de la
Palabra de Dios: porque no quieren comparar las cosas espirituales con lo
espiritual. Edifican una doctrina falsa basados en algunos pasajes bíblicos, e
ignoran la luz mayor que se encuentra en el resto de la Biblia. Sé lo que estoy
diciendo, porque lo he escuchado con mis propios oídos. Recientemente, cuando
volvía a casa después de predicar, oí por radio a un predicador tomar el pasaje de 1
Corintios 3:1-4 y predicar esta doctrina falsa del cristianismo carnal en una forma
que jamás había oído. En esencia, decía esto:
“¡No dejen que nadie les engañe sobre estos versículos, porque ciertamente
enseñan que hay dos clases de cristianos: una, la de los espirituales, y la otra, la de
los carnales que andan conforme a la carne. Es cierto que los cristianos carnales
son la plaga de la iglesia, hacen llorar a Dios porque no andan conforme al
Espíritu, pero aun así son cristianos e irán al cielo cuando mueran porque han
hecho una profesión de fe”.
¡Y siguió describiendo a estos cristianos carnales como individuos que no
oraban, ni leían la Biblia, sino que participaban en los placeres sensuales del
mundo, quienes asistían muy poco a la iglesia y casi nunca ofrendaban nada para
la obra del Señor, que estaban sumergidos en el mundo y no se los podía
distinguir de él! Decía que lo triste era que Dios no podía hacerlos cristianos
espirituales, porque no quería interferir en su libre albedrío; que aunque no se
habían entregado a Cristo como el Señor de sus vidas, ¡estaba obligado a
llevárselos al cielo cuando murieran porque habían confiado en él como su
Salvador!
72 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
Lo repetimos: “Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero
los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5). ¿Qué significa
aquí la palabra “carne”? Significa la naturaleza humana caída, o sea la naturaleza
humana como es antes de que el Espíritu Santo comience a obrar en una persona.
Es el hombre solo: nacido, criado y desarrollado en la vida de este mundo sin la
actividad de Dios en su vida. Es dominado por la naturaleza que tenía cuando
nació. Aquí dice que este hombre carnal “piensa en las cosas de la carne”. No es
que piense en ellas de vez en cuando, sino que es su costumbre hacerlo, y su
mente tiende a pensar en ellas. ¿Por qué? Porque son las cosas que más le gustan.
Son las cosas que más le satisfacen, y por lo tanto, son las cosas que busca con
todo el corazón. Así que el que piensa en las cosas de la carne es el que no conoce
a Dios ni a su Cristo; es el que tiene el entendimiento entenebrecido, y está
alejado de la vida de Dios. En cambio, la tendencia y las costumbres de los hijos de
Dios son procurar la justicia y la vida santa, por medio de la gracia de Dios.
Romanos 8:6 dice: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse
del Espíritu es vida y paz”. ¿Qué nos está diciendo aquí el apóstol? Que el hombre
que se ocupa de estas cosas está espiritualmente muerto. No es que sea un
cristiano carnal que se va al cielo cuando muera por haber hecho una profesión de
fe y haberse hecho miembro de una iglesia. ¡No! Está muerto en sus pecados, y va
rumbo al infierno para ser objeto de la ira de Dios para siempre jamás, a menos
que la gracia soberana eche mano de él y lo convierta en un hombre espiritual.
Sí, es muy cierto que está físicamente vivo, pero espiritualmente está muerto.
Está completamente inconsciente de Dios, y, por lo tanto, no lo incluye en sus
pensamientos. Vive como si Dios no existiera. ¡Muerte espiritual es vivir fuera de
la vida de Dios! En consecuencia, está muerto en vida, está meramente
existiendo. Por eso se ocupa de las cosas de la carne, o sea las cosas mundanas
donde se ha expulsado a Dios, y es gobernado y controlado por su naturaleza
caída. Está expulsado de la vida de Dios por toda la eternidad. No podemos
contemplar peor destino que ese. Eso es lo que significa muerte espiritual.
Nota ahora lo que dice el versículo 6 sobre el hombre espiritual: se ocupa de
las cosas espirituales, y tiene la “vida y paz” eternas. Está vivo para con Dios. “Y
esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo,
a quien has enviado” (Juan 17:3). Y Romanos 8:7 dice: “Por cuanto los designios
de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden”. Esto explica por qué los designios de la carne son muerte. Si
alguien es enemigo de Dios, es decir, si vive demostrando una rebeldía activa
contra él, resulta obvio que está fuera de la vida de Dios. Esto significa que está
espiritualmente muerto.
74 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
Sí, esta vida es propiamente la vida de Dios que mora en los hijos de Dios. En
consecuencia, por tener esta vida dentro de ellos, se pueden decir ciertas cosas
acerca de ellos que no se pueden decir de los incrédulos, aunque éstos parezcan
muy religiosos y hayan hecho profesión de fe, re dedicaciones o han manifestado
experiencias especiales. Veamos cuáles son algunas de estas cosas en Romanos 8
que se refieren a los hijos de Dios.
Romanos 8
El versículo 1 enseña que el hombre espiritual ya no está bajo condenación
porque ha pasado de muerte a vida; porque Cristo ha borrado totalmente las
evidencias condenadoras de la ley que siempre lo acusaban. El Salvador las tomó y
las clavó a su cruz (Colosenses 2:14), y, por consiguiente, quitó la culpa y el
castigo de todos los pecados de todo su pueblo delante de un Dios santo. Luego lo
purificó por medio de la fe en su sangre preciosa, y le proveyó un vestido sin
mancha de justicia, con el cual se presenta delante de Dios, perfecto en su Hijo.
El versículo 2 afirma que la ley del Espíritu de vida en Cristo ha librado al
hombre espiritual de la ley del pecado y la muerte, de modo que ha sido librado de
las consecuencias del pecado, o sea, de la muerte eterna. Se ha convertido en un
siervo de Dios, cuyo fruto produce ahora santidad, y cuyo destino es la vida eterna
(Romanos 6:22).
El versículo 4 enseña que la justicia de la ley se cumple en este hombre
espiritual porque está en Cristo, y ahora puede vivir según el Espíritu. Como
David, se deleita en la ley de Dios (la Palabra de Dios), y la intención de su vida es
agradar a Dios, cumplir sus mandatos y producir fruto de santidad.
El versículo 5 nos dice que es un hombre que se ocupa de las cosas del
Espíritu. Su mente piensa en las cosas de Dios; son las cosas que más lo alegran.
Por eso las busca en la Palabra de Dios, en la comunión de los santos, en la
adoración pública y en su vida privada de comunión con Dios.
El versículo 6 muestra que es un hombre que posee la misma vida espiritual
de Dios, que tiene paz para con Dios por causa de su unión con Cristo y de su
estado actual de justificación. Ya no se encuentra en un estado de muerte
espiritual odiando a Dios; sino que se deleita en Dios y pide que el Espíritu Santo
obre en él “la plenitud de Dios” (Efesios 3:19) en la santificación progresiva en
esta vida. Anhela que el Señor aumente su fe para poder agradarle en todas las
cosas porque sabe que los justos vivirán por la fe y no por vista (Romanos 1:17).
Los versículos 12 y 13 muestran que no es deudor a la carne para vivir según
la carne; porque si vive según la carne, la vida de Dios no está en él y morirá. Pero
14. El hombre espiritual en Romanos 8 77
por ser que el Espíritu de Dios vive en él, anhela vivir según el Espíritu para
mortificar las obras del cuerpo (las obras de la carne) a fin de poder vivir para
Dios.
Los versículos 14 al 17 enseñan que debido a que es ahora hijo de Dios, la
evidencia más grande que tiene para su alma de que esto es cierto, es que
reconoce que el Espíritu lo guía: “Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Tal persona ha recibido el Espíritu de
adopción, por lo cual clama: “Abba Padre”. Sabe que Dios es su Padre, sabe que
esto es real para él, porque el Espíritu Santo testifica con su Espíritu de que esto
es cierto. Por lo tanto, es heredero de Dios y coheredero con Cristo. Conoce la
obra del Espíritu Santo en su interior, por la cual ha recibido las primicias de su
herencia, y gime dentro de sí, esperando la adopción, la redención de su cuerpo
(v. 23).
Los versículos 24 y 25 muestran que sabe por experiencia que vive con
esperanza, con la esperanza y la expectativa gozosa de la venida del Señor
Jesucristo, quien le dará su cuerpo nuevo y se lo llevará para estar con él
eternamente en un lugar de reposo y santidad donde no habrá más pecado.
El versículo 28 declara la verdad: “Todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a
los que conforme a su propósito son llamados”. El Espíritu Santo también le
enseña al creyente que Dios lo había conocido de antemano en la eternidad, y que
estaba incluido en el plan de predestinación para ser conformado a la imagen del
amado Hijo de Dios. Y por haberlo predestinado, Dios también lo llama por medio
de su Espíritu y lo justifica en Cristo, y en el día final lo glorificará para toda la
eternidad en su bendito Salvador (vv. 29, 30).
También sabe que Satanás, el mundo, la carne y aún él mismo, no pueden
presentar acusaciones en su contra delante de Dios, porque el que lo justifica en
Cristo es el propio trino Dios. Y por ser uno de los escogidos de Dios, no será
acusado jamás en el cielo. Lo recalcamos: sabe que Cristo no lo condenará porque
murió por él, resucitó por él y está a la diestra de Dios como su Representante,
donde vive para siempre e intercede por él hasta que llegue a la gloria (vv. 33, 34).
Y luego, para sellar el pacto del amor y de la gracia de Cristo para su alma, el
hombre espiritual aprende de los versículos 35 al 39 que no existe nada que lo
pueda separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús su Señor.
El hombre espiritual
Ahora bien, es debido a todo lo que el trino Dios ha obrado en su alma por
medio del Espíritu Santo, y lo que le fue provisto en la sangre y la justicia de
Cristo, que es un hombre espiritual —un hombre en quien mora el Espíritu
78 EL VERDADERO EVANGELIO VS. EL EVANGELIO FALSO
Santo— y, por lo tanto se ocupa de las cosas del Espíritu. Anhela andar en este
camino de verdadera justicia y santidad. Aborrece cualquier otro camino, y desea
manifestar las alabanzas de aquel que lo llamó de las tinieblas a la luz admirable
de su gracia inmutable. Tal es la intención y el anhelo de su vida, y puede decir
con el apóstol Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).
Pero el contraste en Romanos 8 es con el hombre que todavía se ocupa de las
cosas de la carne y que vive según la carne y se considera a sí mismo un cristiano
carnal. Nada sabe de las cosas que hacen que los hijos de Dios sean espirituales,
porque sólo pueden ser discernidas por los que han sido regenerados, los que han
sido salvos por la gracia, y por la fe han iniciado una unión viva con Cristo. La
pregunta es: ¿Vivimos nosotros según la carne o según el Espíritu? No existe
ningún camino intermedio de cristianismo carnal, “porque el ocuparse de la
carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:6).
Mi última palabra y oración es que Dios, por medio de su Espíritu, despierte
antes de que sea demasiado tarde a cada uno que vive engañado por este error
fatal del “cristianismo carnal”, que salve a cada uno de la ira venidera, que lo
justifique sólo por la fe en el Señor Jesucristo, no por una fe aislada, sino por la fe
que produce el fruto de las buenas obras. Porque, según Santiago 2:17: “Así
también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”. Esto es lo que te he
presentado continuamente en este libro: el evangelio del cristianismo carnal es un
evangelio que lleva a realizar obras de justicia y santidad. Y las Escrituras lo dicen
claramente: “Sin la santidad, nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).