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La Economía Y La Sociedad

Peruana A Fines De La Década De


Los Setenta
La crisis de la deuda a principios de los años 80
En Perú a principios de los años 70 los inversores extranjeros no invertían capital en este
país. A partir de 1972 y hasta 1983 la inversión extranjera en este país era bastante baja en
relación al PIB (alcanzando casi un 2% sobre el PIB) y era sobre todo inversión orientada a la
industria manufacturera. Durante la crisis de la deuda (años 80) el gráfico muestra cómo los
inversores extranjeros se llevan todo el dinero fuera de este país. A partir de 1991 la inversión
extranjera directa comienza a crecer llegando a alcanzar un 6,92% sobre el PIB, gracias a la
estabilidad legal a la inversión extranjera, otorgando garantías, libertades y derechos ] Este
período coincide con la nueva Constitución Política del país de 1993 y los sucesivos gobiernos
desde 1990 a 2000 del expresidente de la república, Alberto Fujimori Fujimori. A partir de 1991
la inversión extranjera sufrirá altibajos muy marcados debido a las variaciones en los tipos
de interés.
El PIB per cápita del Perú tiene una tendencia creciente que va desde los años 60 hasta mitad
de los 70. En los años 80 la tendencia es muy irregular, sufre caídas de aproximadamente
dos años, se recupera y vuelve a crecer. Esto puede llevarnos a concluir que la crisis de la
deuda sí que pudo afectarle ya que fue una época caracterizada por una deuda externa en
pleno crecimiento, las inversiones extranjeras directas se ven totalmente aminoradas, las
exportaciones sufren una fuerte caída, el campesinado cada vez se empobrece más, la
elevada inflación y además la reducción de los salarios. Sin embargo, en los años 90 puede
verse como el PIB per cápita está en ligero ascenso debido a la llegada de la inversión
extranjera y apertura de la economía, intentado retomar los niveles de los años sesenta.

Crisis de los 80

A fines de los setenta, los países latinoamericanos también llegaron a desarrollar


una importante diversificación de sus mercados. En 1975 las economías de
mercados más desarrollados eran el destino del 65 por ciento de las exportaciones
de materia prima de la región, del 80 por ciento de sus minerales y del 72 por ciento
de exportaciones de energéticos. Diez años más tarde, los números en porcentaje
eran de 54, 65 y 71 por ciento respectivamente. Entre las naciones desarrolladas,
Japón emergió como uno de los principales nuevos clientes para los minerales –
especialmente cobre, hierro y bauxita- de Latinoamérica. El declive en importancia
del peso de los países más desarrollados como mercados concentrados de destino
de las exportaciones de la región contrastó con la ampliación de nuevos mercados
demandantes en la ex-Unión Soviética, Europa del Este y otras naciones
en desarrollo, especialmente en Asia.

En términos de la composición de los productos primarios objeto de exportación


desde 1960, la característica más notoria fue el rápido crecimiento de la línea de
energéticos, lo que se debió básicamente a la consolidación de México y de
Venezuela, y hasta cierto punto de Ecuador, como los principales exportadores
petroleros de América Latina. La proporción de exportación debida a los energéticos
casi se duplicó entre 1970 (26 por ciento) y 1980 (48 por ciento).

La Crisis Social
La crisis que Alan García había intentado remontar, con una orientación contraria a las
exigencias liberales del mercado internacional, se volvió contra su propio gobierno con una
intensidad tal que, a inicios de 1990, los peruanos tenían la impresión de estar viviendo en un
estado en ruinas. El «futuro diferente» ofrecido se había transformado en un presente
dolorosamente insoportable: desgarrada por una guerra interna, que registraba ya 22 000
muertos, miles de mutilados y pueblos andinos desolados aún más por la migración
compulsiva de 700 000 desplazados a las ciudades de la Costa, la sociedad peruana sufría una
de las crisis más profundas de su historia republicana. A la hiperinflación (promedio anual de
130%), a la recesión productiva, al desempleo, al hambre, a la corrupción, a la impotencia del
gobierno para articular una salida, se asociaba la imagen del terror político (impulsada tanto
por las fuerzas subversivas como por el estado), impredecible en sus alcances.
De este escenario 240 000 peruanos, en un verdadero éxodo,9 lograron emigrar al extranjero
hacia un futuro incierto, mientras que otros, entre los que destacan 50 000 niños huérfanos,
iniciaban el peregrinaje, por las calles de Lima y otras ciudades, hacia la miseria, la
mendicidad y las drogas.
La administración aprista revela, de ese modo, los límites de su proyecto populista y las
enormes carencias de su gobierno asistencialista (de los de arriba para los de abajo). Es este
fracaso el que hizo descubrir a su militancia que los centros verdaderos del poder estaban
fuera de su gobierno y fuera de su país.
El caos vivido evidenciaba algo más que una crisis económica (proceso endógeno y cíclico por
el cual la ruptura de la acumulación cobra sólo la forma de destrucción de capital), es decir
estábamos más allá de la forma de manifestación económica del proceso social real, por el
cual se arruinan los capitalistas y se arrebata a las masas obreras, vía la desocupación, sus
medios de subsistencia.
Actividad
1.- ¿Cuál fue la principal causa de la crisis económica de los 80?

2.- ¿Cuál fue la principal causa de la crisis social?

3.- ¿Por qué el Perú no tenía una buena composición de productos primarios en los
años 80?

4.- ¿Cuál fue el principal bien de materia prima de Latinoamérica en los años 80?

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