La renta variable es la gran protagonista de los mercados financieros. Aunque en
las bolsas de valores se compran y venden títulos de renta fija, títulos de renta variable y derivados, cuando la gente habla de la Bolsa se refiere al mercado de renta variable. Y cuando se habla de productos o títulos de renta variable, se está refiriendo, sobre todo, a acciones de empresas. El mercado de renta variable, o mercado de acciones, refleja las expectativas empresariales y, por lo tanto, la situación económica general de los distintos países y del mundo entero. ¿Qué son las acciones? Las empresas necesitan financiación para funcionar y crecer. Compran maquinaria, contratan personal, construyen fábricas, promocionan y venden sus productos. Las sociedades anónimas tienen dos formas de conseguir esta financiación: 1. Endeudarse: Mediante préstamos y créditos bancarios. Mediante la emisión de títulos de renta fija (pagarés, bonos y obligaciones), comprometiéndose con otros inversores. 2. Con aportaciones de sus socios propietarios. Las aportaciones de los socios propietarios, denominado capital social, no constituyen una deuda. La empresa no tiene que devolver nunca este dinero, que pasa a formar parte de sus fondos propios. A cambio, los socios propietarios adquieren ciertos derechos sobre la empresa; el más importante es el derecho a recibir parte de sus beneficios. Una acción es un título que representa una parte del capital social de una sociedad anónima. El inversor que compra acciones de una empresa se convierte en socio propietario de parte del negocio. Estos socios propietarios se llaman accionistas. Las empresas sólo emiten una cantidad limitada de acciones. Rendimiento de una inversión en renta variable La rentabilidad de las acciones no se conoce en el momento de su adquisición y depende de infinidad de factores. Si la empresa, por su actividad, obtuviera ingresos superiores a sus gastos daría beneficios. Parte de ellos puede quedarse en la sociedad como fondos propios y otra, si así lo decide su junta general, repartirse como dividendo entre sus accionistas, proporcionalmente al número de acciones que posea cada uno. Un inversor que ha comprado acciones de una empresa puede obtener rendimientos de dos formas: 1. Percibiendo dividendos 2. Vendiendo sus acciones a otro inversor por un precio mayor de lo que pagó por estas (plusvalía). Tanto el pago de dividendos como la venta de sus acciones dependen del éxito de la empresa, de sus expectativas y, sobre todo, de su capacidad para generar beneficios. Los inversores compran acciones con la esperanza de que la empresa tenga éxito, pero ese éxito es algo incierto y depende de infinidad de factores, incluyendo la situación de la economía en general. Debido a ello, la rentabilidad de las acciones no se conoce en el momento de su adquisición. Por eso, se les considera títulos de renta variable. Características de las acciones Acciones cotizadas y acciones no cotizadas Las acciones cotizadas son aquellas que se pueden vender y comprar libremente en un mercado secundario oficial (Bolsa de Valores). Las empresas que las ponen en circulación deben cumplir ciertos requisitos. Esto es muy importante para un inversor, porque le permite deshacer la inversión en cualquier momento y recibir a cambio un precio de venta establecido objetivamente (el precio de mercado), sin tener que buscar por su cuenta un comprador para las acciones. Las acciones de las empresas no cotizadas no cuentan con estas ventajas. Mercado primario y secundario de las acciones Mercado primario En el mercado primario, la empresa crea acciones nuevas e invita a los inversores a comprarlas, convirtiéndoles en socios propietarios (accionistas) y resolviendo así sus problemas de financiación. Ocurre siempre que se constituye la sociedad y que se amplía capital, para lo que se aumenta el número de acciones en circulación. Mercado secundario El mercado secundario de la renta variable está constituido por las bolsas, donde los inversores negocian (compran y venden) acciones cotizadas ya en circulación con otros inversores que las quieren vender o comprar. La inmensa mayoría de las transacciones se da en este mercado secundario. El riesgo de la renta variable para el inversor El riesgo es una característica inherente a los valores de renta variable. Riesgo significa incertidumbre. Usted no sabe qué rentabilidad (dividendos y/o plusvalías) puede obtener de su inversión. La rentabilidad puede ser muy inferior o muy superior a lo esperado. En general, cuando se habla del riesgo de la renta variable suele considerarse sólo el riesgo de precio, puesto que se entiende que el resto de los riesgos (de insolvencia, de inflación, de tipo de interés, de tipo de cambio….) ya están incluidos en éste. Es decir, el principal riesgo de una inversión en acciones es que baje su cotización. Si usted tuviera que vender sus acciones cuando la cotización baje, podría perder parte o casi la totalidad del capital invertido. No todas las acciones están sometidas a riesgos parecidos. Depende mucho de la empresa que las emita: su tamaño (¿se trata de una empresa grande y establecida o de una de reciente creación?), zona geográfica y divisa (España, zona euro, mercado emergente), sector de actividad (financiero, eléctrico, tecnológico), etc. Volvamos al binomio riesgo/rentabilidad: los inversores están dispuestos a asumir un riesgo mayor cuando tienen la posibilidad de obtener rentabilidades mayores. Tipos de acciones Dentro de los distintos tipos de acciones que existen, vamos a hablar de las más comunes: Acciones ordinarias: Son las acciones normales. Acciones preferentes: En esta clase, los accionistas poseen un derecho superior para cobrar el dinero derivado de la adquisición de las mismas, incluso antes de realizar el reparto de dividendos a los socios, si así se hubiera decidido. Acciones sin voto: Confieren al accionista derechos económicos (el cobro de dividendos) pero no otro tipo de derecho, como el de ejercer el voto en una Junta. Un consejo muy importante: Debe plantear su inversión en acciones con la vista puesta en el medio y largo plazo. La renta variable ha sido la categoría de activos con mayor rentabilidad a largo plazo. A corto plazo, sin embargo, se trata de una inversión arriesgada por su alta volatilidad. La volatilidad es una forma de medir el riesgo y se refiere a las variaciones grandes de precio y de rentabilidad que sufre un mercado, un índice, una cartera o un activo financiero. Si un activo sube o baja mucho en poco tiempo, se dice que tiene alta volatilidad. El efecto de la volatilidad tiende a disminuir con el tiempo. Por eso, el inversor a largo plazo no debe alarmarse excesivamente por las fluctuaciones diarias de los mercados. Nunca invierta en acciones dinero que va a necesitar a corto plazo.