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Además de las herramientas que nos ayudan a evitar el plagio a nivel académico, existe
la Ley de Derechos de Autor que protege el derecho moral del autor de toda creación literaria,
científica o artística y le reconoce derecho de dominio sobre las producciones de su
pensamiento, ciencia o arte.
Texto 2
Plagio en la universidad
Con respecto a las causas que llevan a los jóvenes al plagio, un estudio de J. Agnes, de
2008, afirma que la principal razón es la falta de tiempo (82 %), seguido por la comodidad (81
%), el hecho de que todos lo hagan (30 %), que no exista riesgo (18 %) o que el profesor no note
la diferencia (17 %).
A nivel internacional, diversos estudios han ahondado en la realidad del plagio en la
Universidad. La Universidad Pública de Navarra (UPNA) recoge algunos de los resultados y revela
que el interés por el análisis del plagio comienza en 2000. Algunos de los estudios cifran el uso
del material ajeno en un 40 % - 50 % y algunos incluso arriban a cifras de hasta el 75 %. Asimismo,
la mayoría de ellos señalan a los hombres y a los estudiantes de carreras técnicas como los que
más plagian, por encima de las mujeres y los estudiantes de humanidades y ciencias sociales.
Una encuesta de la UIB de 2009 a 1025 alumnos de todos los cursos, en el que un 69,2
afirmó haber copiado fragmentos de textos sin citarlos, un 82,9 % no indicó fuentes de gráficos
e imágenes, y un 19,5 % aseguró nunca referenciar la fuente en la que obtuvo la información.
Universia llevó a cabo una encuesta entre 560 alumnos de diversas titulaciones y
universidades en 2008 y algunos de los resultados fueron especialmente alarmantes, como el
hecho de que un 24 % dijo haber realizado un trabajo para otra persona, un 29 % presentó
trabajos ajenos de cursos anteriores, un 35 % ha compuesto íntegramente un trabajo a partir de
fragmentos extraídos de sitios web, y un 27 % inventó o falseó datos.
Hoy hay una gran confusión en torno a que es “conocimiento común”, que no requiere
atribución o cita, afirman los expertos.
Descubrió que la práctica está más extendida en países emergentes como China, Irán,
India o Egipto, mientras que en los países más desarrollados los porcentajes de plagio son
menores. Además, indica que 1 de cada 16 autores cae en el autoplagio, copiando frases literales
de artículos anteriores.
“Desconozco cuánto de ello se asocia con la noción de que todo se vale y cuánto se
relaciona con una falta total de comprensión”, explica el profesor de Secundaria, Chris Cooper.
Fishman sostiene que para aclarar las confusiones que muchos jóvenes tienen en torno
a qué materiales son de “uso comunitario” y cuáles son de autoría es fundamental “concentrarse
en una cultura de integridad, donde seamos capaces de mostrarles a los estudiantes a tomar
buenas decisiones y a razonar los problemas éticos que presenta el plagio”.
E. Sanz
Investigadores del Allergheny College de Pennsylvania (EE. UU.) demuestran que una
siesta diaria de al menos 45 minutos hace que disminuya la presión arterial de quienes han
sufrido un día de estrés con mucha tensión psicológica Según afirman en el último número de la
revista International Journal of Behavioral Medicine, las largas jornadas laborales, el trabajo por
turnos, la televisión e Internet están afectando en la calidad del sueño, hasta el punto de que
los ciudadanos duermen una media de casi dos horas diarias menos que hace medio siglo. Esto
afecta a la salud a largo plazo y, de hecho, hay estudios que relacionan la falta de sueño con un
mayor riesgo de hipertensión y problemas cardiovasculares.
Para tratar de reducir este impacto, los investigadores Ryan Brindle y Sarah Conklin
analizaron si dormir la siesta podría influir en la recuperación cardiovascular después de una
prueba de estrés mental. Para ello seleccionaron a 85 universitarios sanos que
fueron divididos en dos grupos, de modo que a algunos de los participantes se les
asignaba una hora al día en la que podían dormir durante al menos 60 minutos. Al mismo
tiempo, los estudiantes completaron unos cuestionarios para evaluar la calidad del sueño y
conocer su actividad diaria, mientras que también se midió su presión arterial y el ritmo
cardiaco.
De este modo, observaron que la siesta parecía tener un efecto reparador en los
estudiantes, ya que, aunque en todos la presión arterial y el ritmo cardiaco aumentaba durante
el inicio de su jornada, aquellos que dormían siesta presentaban un descenso de ambos
marcadores. Estos resultados eran más evidentes cuando los estudiantes dormían entre 45 y 60
minutos al día.
Según los investigadores, “los hallazgos sugieren que la siesta puede acelerar la
recuperación cardiovascular después de una situación de estrés mental”.
Texto 2
En la víspera de un examen es común escuchar que es mejor irse a dormir que pasar la
noche en vela estudiando, ya que el sueño sirve para consolidar lo aprendido. El refuerzo de la
memoria durante la noche ya había sido probado científicamente, pero ha sido una nueva
investigación de la Universidad de Brown (EE. UU.) la que ha revelado que esta actividad cerebral
se produce durante la fase del sueño de onda lenta y no durante la fase REM.
“El sueño no es solo una pérdida de tiempo. Es una actividad intensiva para el cerebro
que ayuda a consolidar el aprendizaje, porque hay más energía disponible o porque las
distracciones son menores”, explicaba Yuka Sasaki, coautor del estudio, a la agencia de
noticias SINC.