Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1Por Afectiva
Educar es acompañar a los niños a que sean independientes y autónomos; enseñar a que
adquieran las habilidades necesarias para la toma de sus propias decisiones y ayudar a que
puedan valerse por sí mismos.
En este post hablaremos de la autonomía en los niños, ya que un buen desarrollo de la misma,
favorece la independencia y la responsabilidad. Es adecuado fomentarla en todos los
aspectos de la vida del niño: hábitos, relaciones sociales, desarrollo intelectual, ocio, desarrollo
emocional pero siempre teniendo en cuenta la edad cronológica y psicológica.
¿Qué es la Autonomía?
Cuando se habla de autonomía no sólo se hace referencia al hecho de adquirir o realizar de
forma adecuada ciertos hábitos, sino también supone adquirir responsabilidades,
poseer autonomía emocional y de comportamiento.
Que un niño sea autónomo significa que tiene que ir aprendiendo e interiorizando las
consecuencias de sus propias acciones, saber cuidarse tanto a nivel físico como psicológico,
manejarse ante situaciones negativas y superar poco a poco la frustración.
A partir del año y medio: Es recomendable que los niños empiecen a moverse sin
ayuda, caminar solos, coger objetos y llevarlos… A nivel de lenguaje empiezan a aprender
palabras, pueden pedir lo que necesitan por su nombre, no sólo señalando. Además son capaces
de hacer pequeñas tareas con nuestra ayuda (ej. llevar sus juguetes a la habitación o guardarlos
en su caja…)
De tres a cinco años: Se desarrolla el lenguaje y es el momento de enseñarle a
comunicarse utilizando las palabras adecuadas aunque le cueste pronunciarlas ( perro y no guau
guau). También pueden empezar a adquirir vocabulario emocional. Así el niño podrá hablar sobre
sus deseos o explicar lo que siente. Con relación a los hábitos, es el momento de comer sólo,
empezar a vestirse y a adquirir las pautas básicas de higiene o de responsabilidad ( ej. retirar su
plato de la mesa después de comer).
Desde los 6 años: se van ampliando las tareas y las responsabilidades (hacer su cama,
prepararse la ropa, ducharse…), incluyendo las que tienen que ver con el colegio (preparar la
mochila…)
Permítele actuar sólo pero con apoyo o ayuda cuando la necesite o reclame.
Enséñale a buscar soluciones: primero que piense una por sí mismo y después puedes
ayudarle ofreciéndole más alternativas.
Valora el esfuerzo antes que el resultado en el aprendizaje de los hábitos o tareas. El
aprendizaje es un proceso y en muchas ocasiones no saldrá a la primera.
Ayúdale a aceptar sus errores o fallos animándole a conseguirlo la próxima vez.
Dale su espacio para que pueda expresar sus gustos u opiniones ofreciendo opciones
para elegir en algunos ámbitos.
Hazle partícipe de algunas decisiones familiares, dependiendo de la edad. Así podrá
sentir que su opinión también es importante.
Fomenta en el niño una imagen positiva, para que se valore y se respete.
Cuando tenga un pequeño conflicto, antes de actuar intenta que lo resuelva primero (si
un niño le ha quitado el columpio o un juguete…)