Está en la página 1de 5

El cuento de Peter Pan original

En la ciudad de Londres, vivía la familia Darling. La hermana


mayor, Wendy, siempre contaba historias para dormir a sus
hermanos Gianni y Michele.

La historia favorita de los tres ocurría en un lugar lejano,


conocido como «El País de Nunca Jamás» donde Peter Pan
y el hada Campanilla vivían. Allí nadie crecía, nadie se
convertía en un adulto y podía jugar y divertirse como un niño
para siempre.

Cada noche, los tres hermanos se sentaban a escuchar


historias antes de dormir. Una de esas noches, los niños
vieron una pequeña luz brillante revoloteando por el cuarto y
se quedaron maravillados al descubrir que no era otra que
Campanilla, la pequeña hada amiga de Peter Pan y el propio
Peter que miraba divertido desde la ventana.

Aquella noche, les propuso viajar al País de Nunca Jamás,


conocer a los niños perdidos y jugar sin que ningún adulto les
diera órdenes.

• «¿Y cómo iremos? – Pregunto Wendy


• «¡Hahahaha!» – se echó a reír Peter Pan… «¡Volando!»
• «Pero nosotros no podemos volar» contestó Michele.
• «Campanilla os ayudará»
Y entonces la pequeña hada comenzó a revolotear sobre sus
cabezas, esparciendo un brillante polvo dorado que olía a
piruleta. De este modo, los niños empezaron a levantarse
unos centímetros del suelo.

Asustados y divertidos, empezaron a volar por el cuarto junto


a Wendy, la hermana mayor que no podía creer lo que
estaba viendo.

Emprendieron el viaje juntos, volando por la noche de la


ciudad de Londres, hasta que subieron tan alto que solo
había nubes. Pasadas unas horas, volaban sobre mar abierto
y el sol lanzaba los primeros rayos de luz. ¡Estaban llegando
a Nunca Jamás!

Allí abajo vieron el temible barco pirata del Capitán Garfio,


debían de tener mucho cuidado con él… Era el malo del
cuento. Aunque sabían que le atemorizaba escuchar el
sonido de un reloj «tic, tac, tic, tac» desde el día que un
cocodrilo gigante le comió una mano y se trago su reloj.
Desde entonces, cada vez que escuchaba un reloj, se ponía
tenso y empezaba a sudar de miedo. Por eso, cada vez que
un reloj llegaba a sus manos, lo destrozaba a martillazos.
Campanilla, Peter Pan, los niños perdidos junto a Wendy y
sus hermanos lo pasaban genial. Jugaban, comían dulces y
escuchaban las historias de Wendy antes de dormir.

Pero un día, los malvados piratas tendieron una emboscada


a Wendy y la llevaron atada dentro de un saco hasta el barco
del Capitán Garfio.

El malvado pirata odiaba a Peter Pan… No podía soportar


que fuera tan alegre… siempre haciendo lo que quería sin
importarle la opinión de los demás, sin miedos… Sin
complejos. ¡Justo lo contrario a él! El Capitán Garfio no
entendía la forma de vida de Peter y los niños perdidos, por
lo que la detestaba y quería acabar con ellos.

Pensó que si secuestraba a Wendy, Peter haría lo que fuera


por salvarla.

Y así fue.

Peter, se presentó en el barco dispuesto a pelear con Garfio


y los piratas (que aunque se hacían los valientes, tenían
mucho miedo de Peter Pan porque era mucho más rápido y
fuerte que ellos)

Entre empujones y castañazos, el Capitán tropezó y calló al


mar. Como no sabía nadar, empezó a dar pataletas y a gritar
pidiendo ayuda a Smith el segundo de a bordo, que le tiró
una cuerda para que pudiera trepar.

Entonces, los niños perdidos que eran muy listos y bromistas,


soltaron al agua un tronco pintado de verde con un reloj
atado.

La corriente arrastró el tronco, que visto desde arriba parecía


un cocodrilo. Al oir «tic-tac-tic-tac» el Capitán Garfio entró en
pánico. Subió corriendo al barco y agarró con fuerza el timón.

Gritó lo más fuerte que pudo «AAAAAAAAAAAALTOOOO» y


todo el mundo se quedo quieto.

¡El cocodrilo está aquí! – dijo Garfio.

Peter Pan, que sabía de la broma, saltó al agua con Wendy y


juntos vieron cómo el barco pirata se alejaba de allí a toda
velocidad.

Las risas de los niños perdidos todavía se pueden oír si


escuchas una caracola… Pasaron varios días de fiestas y
celebraciones, hasta que Peter y Campanilla acompañaron
de nuevo a sus amigos a Londres, volando en la oscuridad
de la noche.

Pasaron los años y aunque se hicieron mayores, los tres


hermanos siempre recordaron aquella aventura que vivieron
junto a Peter Pan, los niños perdidos y Camapnilla en El País
de Nunca Jamás.

También podría gustarte