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EL PARQUE DE
ATRACCIONES
-El cepillo de dientes
-Autor: Jorge Díaz
(Anuncio de un periódico).
Díaz, Jorge, año 2004, El cepillo de dientes, Editorial Zig-zag, pág 17.
Al parecer durante una primera instancia esta condición en que se refugian ÉL y ELLA,
da resultado, pero a través de los distintos pasajes de la obra podemos percibir que lo
que comenzó como el sustento de la relación, se torna en rutina, prácticamente en la
misma rutina de la que intentaban escapar.
Díaz, Jorge, año 2004, El cepillo de dientes-el velero en la botella, pág. 17- 18.
“ELLA- Bien hoy puedo hacer el bien a mis semejantes… ¿Hijito, quieres leche?...
EL- ¡No me llames hijito!... Y menos cuando me ofreces leche. Es repugnante.
ELLA- Te gustaba hace poco.
EL- ¿La leche?... Por supuesto.
ELLA- (Mohína). Te gustaba que te llamara así.
EL- Eso fue hace años, cuando nos casamos; pero ahora he crecido… y he envejecido.
ELLA- Bueno, ¿y cómo quieres que te llame entonces?
EL- Por mi nombre.
ELLA- Lo olvidé completamente, pero estoy segura que terminaba en o… Bueno, tienes
que apuntármelo hoy día sin falta en la libreta de teléfono (Ella de pronto levanta la
vista y mira hacia el público. Se sobresalta). ¡Cierra las cortinas que nos están
mirando!
EL- Es que nos gusta. Somos exhibicionistas para… Y aprovechando la oportunidad
voy a decir algunas palabras… (Directamente al público). Como presidente del Partido
Cristiano Familiar Unido, he reiterado en muchas ocasiones que la madurez cívica se
expresará repudiando a los demagogos profesionales. Así se robustecerá aún más
nuestro sistema de convivencia que es el reflejo del científico sistema de convivencia
individual y familiar…”
Ahora bien, la pérdida de la individualidad que Díaz retrata en el libro por medio del
simple hecho de no respetar la privacidad de un objeto tan íntimo como lo que es un
cepillo de dientes da pie a un nuevo lid en la obra, una nueva dirección.
Vemos como el diálogo anterior ilustra una de las muchas disputas dentro de esta
comedia, ocasionada por el hecho de pasar a llevar la intimidad y la privacidad de forma
tal que no es aceptada por ÉL, puesto que como indica su último guión en el extracto ya
antes expuesto, el tan sólo desea que un pedazo de lo poco y nada que no comparte sea
respetado.
Es por estas disputas que, a veces, inconscientemente nos quedamos tan sólo con una
dimensión de la obra; la incomunicación, y no consideramos, casi no nos percatamos,
del acuerdo tácito entre EL Y ELLA que se manifiesta casi al final del libro, y que es
raíz de todos estos juegos por los cuales la pareja canaliza sus tensiones. Así, en la
primera parte de la obra encontraríamos que la incomunicación, la poca tolerancia, la
falta de interés del uno por el otro, serían el tejemaneje para librarse del agobio del
matrimonio. No así en una segunda, en la cual se simula una situación bastante
estrafalaria, con un asesinato casi pasional y una relación fuera de las normas morales y
de buenas costumbres, que sirve como medio de expresión, quizás de un deseo sexual
reprimido.
Es en esta relación en la que nos encontramos con un nuevo personaje, ANTONA, que
en realidad es ELLA pero con un cambio de ropa que la hace parecer una encargada de
aseo.
“ANTONA- No creo que sea posible casarme con usted por el momento. Y no es que
sea beata, pero me resultaría chocante que su esposa, usted, y yo…usted me
comprende, ¿no? Existe la moral y las buenas costumbres. Una puede haber llegado
muy bajo, pero eso de compartir la televisión y el cepillo de dientes con un hombre
casado por las dos leyes es repugnante.
ÉL- Pero tiene gusto a lo desconocido, Antona.
ANTONA- Las fantasías tienen su límite. No forcemos a la Naturaleza.
ÉL- ¡Traspasa tus propios limites, Antona!
ANTONA- ¿Y no tiene otra cosa que ofrecerme?... ¿Eso es todo?
ÉL- Te daré una tarjeta de crédito.
ANTONA- Es inútil.
ÉL- Te sacaré una póliza de seguros.
ANTONA- No (Antona está a punto de entrar en el dormitorio)
ÉL- ¡Antona, por ti llegaré hasta el fin!
ANTONA- (Embelesada).¿Hasta el fin?
ÉL- Sí, el fin. Bailaremos un tango cada día. (ÉL coloca en el viejo gramófono un
Disco de Gardel. Antona tira al aire el estropajo y el cubo de limpieza.)”
La capacidad imaginativa que Jorge Díaz les entrega a los personajes es similar a la de
un niño, el cual tiende a través de esta, a buscar el propósito de la entretención, en un
cosmos netamente ficticio, fantasioso. Pero este juego imaginativo no refleja sólo un
mero entretenimiento inocente sino que evoca, también, la inquietud existencial que en
reiteradas ocasiones sufrimos y que es la necesidad de imaginar una realidad distinta,
intentando sentirnos en plenitud.
“No aparece muy notoria, en cambio, la que podría haber sido la mejor razón para
reemplazar el nombre por el subtitulo de la obra: su carácter de meta teatro, su
intención de dejar explicito el juego teatral como tal juego teatral. Todo lo que vemos
en el escenario, y que durante un rato hemos interpretado como una sucesi6n de
realidades superpuestas (la de Ella y El que se agraden, la de El y Antona que se
buscan, la de las muertes sucesivas de Ella y El) no son realidades, son sólo ficciones
teatrales, son actuaciones de dos actores que presentan su numero en una feria, en un
parque de atracciones, y que son interrumpidos, antes de llegar a1 desenlace, por el
apuro de 1os tramoyistas que desean desarmar el decorado. Quizás se alude a que toda
la vida no es más que una ilusión o se agrega un desconcierto más a la serie de
realidades que ocultan otra realidad, presente en toda la obra.”
BIBLIOGRAFÍA