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NÁUFRAGOS EN

EL PARQUE DE
ATRACCIONES
-El cepillo de dientes
-Autor: Jorge Díaz

NÁUFRAGOS EN EL PARQUE DE ATRACCIONES.

“¡Quítese ese máscara y SONRÍA con el nuevo dentífrico!…”

(Anuncio de un periódico).

“Náufragos en el parque de atracciones”, subtítulo que recibe “El cepillo de dientes”,


obra escrita por Jorge Díaz, parece ahora, la nominación más adecuada para esta
creación, pensando en el sentido que podemos inferir de la paradoja que viven los
personajes, quienes buscando una salida a la rutina, se ven envueltos en un mundo que
ellos mismos idean, un mundo distinto a la realidad, un mundo en el que se refugian
buscando romper la monotonía, un juego de imaginería que funciona casi como un
parque de atracciones.

“ELLA- (Con una risita siniestra). ¡Es hora de actuar!...”

Díaz, Jorge, año 2004, El cepillo de dientes, Editorial Zig-zag, pág 17.
Al parecer durante una primera instancia esta condición en que se refugian ÉL y ELLA,
da resultado, pero a través de los distintos pasajes de la obra podemos percibir que lo
que comenzó como el sustento de la relación, se torna en rutina, prácticamente en la
misma rutina de la que intentaban escapar.

Así como en el párrafo anterior se explica la creación de diversos subterfugios entre


los personajes, los cuales mantienen viva esta relación con sus ideas y particularidades,
es importante mencionar que uno de los promotores principales de este tipo de
maquinaciones es la incomunicación, la cual siendo uno de los elementos más
destacados en el diálogo que nos presenta Jorge Díaz, se repite a lo largo de toda la obra
evidenciándose así, como la causante de variados episodios como por ejemplo:

“(Entra El terminando de arreglarse la corbata. Lleva la chaqueta en la mano. Parece


tener prisa. Ella aumenta el volumen en el transistor, que sigue transmitiendo “Jazz”.
El se sienta y abre el periódico.
El “Jazz” se escucha muy fuerte. El deja el periódico y le habla a Ella, pero sólo se ve
el movimiento de sus labios porque la música impide oír lo que dice.
Este juego monologal del que no se escucha una palabra dura un rato).

ELLA- (Gritando). ¿Qué dices? ¡No oigo nada!


EL- (Gritando). ¡Que cortes esa radio!
ELLA- (Gritando). ¡Egoísta!

(Ella se pone un audífono en un oído y lo conecta al transistor. La música deja de oírse.


Ahora las voces son normales).”

Díaz, Jorge, año 2004, El cepillo de dientes-el velero en la botella, pág. 17- 18.

La falta de atención, y la poca tolerancia, son situaciones claves en este fragmento y en


gran parte del diálogo. El poco interés, o el déficit de conocimiento acerca de las
preferencias personales del otro, podría considerarse un cuadro común en las parejas
que padecen la falta de comunicación, mas, en este caso, es tal la repercusión de esta
problemática que, aunque se ve reflejada de manera absurda, tomando en cuenta la
tendencia a que se adscribe esta obra dramática, que los personajes olvidan eslabones
tan importantes como lo es la identificación personal.

“ELLA- Bien hoy puedo hacer el bien a mis semejantes… ¿Hijito, quieres leche?...
EL- ¡No me llames hijito!... Y menos cuando me ofreces leche. Es repugnante.
ELLA- Te gustaba hace poco.
EL- ¿La leche?... Por supuesto.
ELLA- (Mohína). Te gustaba que te llamara así.
EL- Eso fue hace años, cuando nos casamos; pero ahora he crecido… y he envejecido.
ELLA- Bueno, ¿y cómo quieres que te llame entonces?
EL- Por mi nombre.
ELLA- Lo olvidé completamente, pero estoy segura que terminaba en o… Bueno, tienes
que apuntármelo hoy día sin falta en la libreta de teléfono (Ella de pronto levanta la
vista y mira hacia el público. Se sobresalta). ¡Cierra las cortinas que nos están
mirando!
EL- Es que nos gusta. Somos exhibicionistas para… Y aprovechando la oportunidad
voy a decir algunas palabras… (Directamente al público). Como presidente del Partido
Cristiano Familiar Unido, he reiterado en muchas ocasiones que la madurez cívica se
expresará repudiando a los demagogos profesionales. Así se robustecerá aún más
nuestro sistema de convivencia que es el reflejo del científico sistema de convivencia
individual y familiar…”

Díaz, Jorge, año 2004, El cepillo de dientes, pág. 19-20

En el extracto anterior, también pareciese interesante la última intervención de EL, que


podríamos interpretar como una condición presente en la sociedad chilena, en el tiempo
en que se escribió esta obra, haciendo referencia a lo expuesto por el mismo Jorge Díaz
en DIALOGO CON JORGE DIAZ (José Monleón), publicado por la Editorial
Universitaria en “El velero en la botella - El cepillo de dientes”

“Yo trabajo en base a direcciones intuitivas. Creo en las posibilidades de mi sensibilidad


frente al panorama histórico que me toca vivir. Tengo confianza de que, en cierta
manera, expreso problemas e inquietudes de mi generación en mi país.”

Ahora bien, la pérdida de la individualidad que Díaz retrata en el libro por medio del
simple hecho de no respetar la privacidad de un objeto tan íntimo como lo que es un
cepillo de dientes da pie a un nuevo lid en la obra, una nueva dirección.

“ELLA-(Encantada con la idea) ¡Pero si hay un cepillo de dientes!


ÉL- ¿Y cuál, se puede saber?
ELLA-(Triunfante).El mío. Fue el regalo de matrimonio de mi padre.
ÉL- ¡No pretenderás que me lave los dientes con tu cepillo!
ELLA-Bueno, ¿Y qué tendría de particular?, ¿No somos acaso marido y mujer?
ÉL- No se trata de eso. No digas tonterías.
ELLA- No es una tontería. Es el matrimonio. La compartición de todo: penas
angustias, alegrías, y… cepillos de dientes. ¿Acaso no nos queremos?
ÉL- No hasta ese punto.
ELLA- (Llorosa). ¡Esto es lo último que creí iba a escuchar! (Hacia el público). Ah,,
claro, claro… puede compartir nuestro dormitorio con una francesa, pero no puede
compartir un inofensivo doméstico con su mujer…
ÉL- (Terco). Quiero tener mi propio inofensivo implemento doméstico.

Díaz, Jorge, año 2004, El cepillo de dientes pág. 35-36

Vemos como el diálogo anterior ilustra una de las muchas disputas dentro de esta
comedia, ocasionada por el hecho de pasar a llevar la intimidad y la privacidad de forma
tal que no es aceptada por ÉL, puesto que como indica su último guión en el extracto ya
antes expuesto, el tan sólo desea que un pedazo de lo poco y nada que no comparte sea
respetado.

Es por estas disputas que, a veces, inconscientemente nos quedamos tan sólo con una
dimensión de la obra; la incomunicación, y no consideramos, casi no nos percatamos,
del acuerdo tácito entre EL Y ELLA que se manifiesta casi al final del libro, y que es
raíz de todos estos juegos por los cuales la pareja canaliza sus tensiones. Así, en la
primera parte de la obra encontraríamos que la incomunicación, la poca tolerancia, la
falta de interés del uno por el otro, serían el tejemaneje para librarse del agobio del
matrimonio. No así en una segunda, en la cual se simula una situación bastante
estrafalaria, con un asesinato casi pasional y una relación fuera de las normas morales y
de buenas costumbres, que sirve como medio de expresión, quizás de un deseo sexual
reprimido.

Es en esta relación en la que nos encontramos con un nuevo personaje, ANTONA, que
en realidad es ELLA pero con un cambio de ropa que la hace parecer una encargada de
aseo.

“ANTONA- No creo que sea posible casarme con usted por el momento. Y no es que
sea beata, pero me resultaría chocante que su esposa, usted, y yo…usted me
comprende, ¿no? Existe la moral y las buenas costumbres. Una puede haber llegado
muy bajo, pero eso de compartir la televisión y el cepillo de dientes con un hombre
casado por las dos leyes es repugnante.
ÉL- Pero tiene gusto a lo desconocido, Antona.
ANTONA- Las fantasías tienen su límite. No forcemos a la Naturaleza.
ÉL- ¡Traspasa tus propios limites, Antona!
ANTONA- ¿Y no tiene otra cosa que ofrecerme?... ¿Eso es todo?
ÉL- Te daré una tarjeta de crédito.
ANTONA- Es inútil.
ÉL- Te sacaré una póliza de seguros.
ANTONA- No (Antona está a punto de entrar en el dormitorio)
ÉL- ¡Antona, por ti llegaré hasta el fin!
ANTONA- (Embelesada).¿Hasta el fin?
ÉL- Sí, el fin. Bailaremos un tango cada día. (ÉL coloca en el viejo gramófono un
Disco de Gardel. Antona tira al aire el estropajo y el cubo de limpieza.)”

Díaz, Jorge, año 2004, El cepillo de dientes, pág. 53

La capacidad imaginativa que Jorge Díaz les entrega a los personajes es similar a la de
un niño, el cual tiende a través de esta, a buscar el propósito de la entretención, en un
cosmos netamente ficticio, fantasioso. Pero este juego imaginativo no refleja sólo un
mero entretenimiento inocente sino que evoca, también, la inquietud existencial que en
reiteradas ocasiones sufrimos y que es la necesidad de imaginar una realidad distinta,
intentando sentirnos en plenitud.
“No aparece muy notoria, en cambio, la que podría haber sido la mejor razón para
reemplazar el nombre por el subtitulo de la obra: su carácter de meta teatro, su
intención de dejar explicito el juego teatral como tal juego teatral. Todo lo que vemos
en el escenario, y que durante un rato hemos interpretado como una sucesi6n de
realidades superpuestas (la de Ella y El que se agraden, la de El y Antona que se
buscan, la de las muertes sucesivas de Ella y El) no son realidades, son sólo ficciones
teatrales, son actuaciones de dos actores que presentan su numero en una feria, en un
parque de atracciones, y que son interrumpidos, antes de llegar a1 desenlace, por el
apuro de 1os tramoyistas que desean desarmar el decorado. Quizás se alude a que toda
la vida no es más que una ilusión o se agrega un desconcierto más a la serie de
realidades que ocultan otra realidad, presente en toda la obra.”

Letelier, Agustín, UNA CRITICA TEATRAL, “Náufragos en el Parque de Atracciones”


en Díaz, Jorge, op.Cit

“Náufragos en el parque de atracciones” no hace alusión solamente a un juego de


imaginería, tomando en consideración lo expuesto por Agustín Letelier en la cita
anterior, EL y ELLA son náufragos que actúan intentando sobrevivir en este parque
enorme de atracciones, en este teatro de colosales proporciones que es la vida; un
escenario más para los millones y millones de actores y náufragos que pasan por él.
Sólo queda decir que... “El espectáculo debe continuar”

BIBLIOGRAFÍA

- Díaz, Jorge, El cepillo de dientes – El velero en la botella, Editorial Zig-zag.

- Díaz, Jorge, El velero en la botella- El cepillo de dientes, Editorial universitaria

- Letelier, Agustín, UNA CRITICA DE TEATRO, “Náufragos en el Parque de


Atracciones”, Editorial universitaria

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