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“Año de la Unión Nacional Frente a la

Crisis Externa”

LECTURA: LA MESITA DE LA ABUELA.

Justo cuando iba a cumplir ochenta años, una señora se quedó viuda. Luego del velorio
y del entierro, sus hijos se reunieron. ¿Qué iban a hacer ahora? ¿Con quién se iría a vivir
la anciana? .Cada hijo tenía su propia familia .Además vivían en lugares distintos y, en
el fondo, no querían llevar a su madre con ellos.

¡Qué fastidioso tener una anciana en la casa! Así discutían y discutían, pero ninguno
decía ya, que mamá venga conmigo.

-¡Yo quiero que la abuela viva con nosotros ¡ - dijo de pronto la pequeña Sandra. Era la
hijita menor de los hijos y quería mucho a la anciana Corriendo, Sandra se acercó a la
pobre señora. La abrazó.

“ ¡ Rayos ¡”, pensó el hijo muy molesto (pero mantenía la sonrisa, para que su mamá no
pensara mal de él) Y como el hijo también sonreía , todo dijeron ya, que mamá vaya a
vivir con él.

- Desde la muerte de su esposo, el ánimo de la señora había caído mucho y su


salud no era buena .No veía, no comía bien y las manos le temblaban como si
estuvieran siguiendo el compás de una polca. Para colmo, cuando comía, los
arroces, fiuu, salían volando de su plato y caían sobre la cabeza de alguien. A ella
le daba vergüenza, pero no podía evitarlo.

- -¿Qué, como, cuándo? – decía la señora cada vez que su hijo hablaba.

Entonces, el hijo se molestaba y se iba. ¡Qué vieja tan inútil! Ni el ni su esposa le tenían
paciencia. A veces hasta le gritaban.

Harto de esta situación, el hijo compró una mesita. La colocó en un rincón oscuro del
comedor, junto con las escobas y los trapos, y le dijo a la anciana que a partir de ese
momento iba a comer allí.

- Mamá, no me gusta como botas la comida fuera del plato. Quédate en el rincón y
así estarás lejos de mi vista.

La señora empezó a almorzar en la mesa, lejos de la familia.


De este modo, los arroces, fiuu, salían volando, pero el hijo ya no tenía que verlos.

Un día llegando del trabajo vio a la pequeña Sandra . Estaba tratando de construir algo
con los bloques de madera de juguete, Cuando le preguntó qué estaba haciendo , la
chiquita contestó:

Estoy construyendo una mesita que mamá y tú tengan donde comer cuando sea viejos.
¿Y qué crees? El hijo se dio cuenta que estaba en falta. La abuela volvió a tenerse su
lugar en la mesa y fue tratada por todos con el respeto que se merecía.

De el libro de los Valores de El Comercio.

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