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La imagen gráfica en

El Mono Azul y
El Buque Rojo

CARMEN VALCÁRCEL
Universidad Autónoma de Madrid

El Mono Azul y Ei Buque Rojo son dos de las muchas revistas que aparecieron en los años de
la República en armas; la primera, ampliamente conocida y significativa, cubrió casi todo el pe-
riodo de guerra, ya que se publicó en Madrid desde agosto de 1936 a febrero de 1939, aunque
adaptando su formato y periodicidad a la evolución del frente1; la segunda, prácticamente des-
conocida, sólo editó un número en Valencia, entonces capital de la República, en diciembre de
19362. Si he escogido precisamente El Mono Azul y El Buque Rojo es porque creo que resulta per-
tinente relacionar de manera directa ambas revistas3.
1 • En primer lugar, son publicaciones periódicas de la Alianza de Intelectuales Antifascistas
para la Defensa de la Cultura (como también lo fue Nueva Cultura, publicada en Valencia de
1935 a 1937)4. En realidad, si nos fijamos en los editores de las revistas de la época, veremos
cómo prácticamente todos los órganos de propaganda del Gobierno editaron una revista5. Sin
embargo, de todas ellas, quizá las más importantes, al menos desde el punto de vista literario,
sean las relacionadas con la Alianza de Intelectuales Antifascistas.
En los primeros días de agosto de 1936, José Bergantín, presidente entonces de la Alianza, y
Rafael Alberti, secretario de la misma, se reunieron en el madrileño café Lyon, junto con otros

E¡ Mono Azul, (agosto 1936) - (febrero 1939). Ed. facsímil: Glashütten im Taunus-Nendeln-Liechtenstein, Ver-
lag Detlev Auvermann KG-Kraus Reprint, 1975. «Biblioteca del 36», IX (incluye el poema de Alberti, «La vuelta de
El Mono Azul»).
' El Buque Rojo (1936). Ejemplar existente en la Hemeroteca Municipal de Madrid. Agradezco a los biblio-
tecarios de la Hemeroteca Municipal de Madrid la posibilidad que me ofrecieron de consultar el original de la re-
vista.
Puede consultarse el vaciado de 'las mismas en C. Valcárcel y J. García Gabaldón, «¡Salud! a Eí Buque Rojo (Va-
lencia, 1936)» y «Cultura antifascista y literatura de guerra en la defensa de Madrid: Eí Mono Azul (1936-1939)», en M.
J- Ramos Ortega (ed. y coord.), Revistas literarias españolas del siglo XX (1919-1975), vol. 1, Madrid, Ollero y Ramos,
¿005, pp. 457-475 y 477-517 respectivamente.
Veáse J. Teruel, «Desiderátum y balance de una Nueva Cultura (1935-1937)», en M. ]. Ramos Ortega op. cít., pp.
405-422.
Veáse Revistas y guerra. 1936-1939. Catálogo de la exposición celebrada en el Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofía, del 16 de enero al 30 de abril'de 2007, Madrid, Ministerio de Cultura, 2007.

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escritores, para preparar el lanzamiento de una revista que acogiera el compromiso de los inte-
lectuales con la causa popular; una revista en la que éstos pudieran expresar su ideario político,
demostrando la oposición entre cultura y fascismo y estimulando la solidaridad de todos los ar-
tistas demócratas del mundo 6 . Nació así el 27 de agosto de 1936 El Mono Azul. Los responsables
de la edición fueron Rafael Alberti, José Bergamín, Rafael Dieste, María Teresa León, Vicente
Salas Viu, Lorenzo Várela y los artistas Antonio Rodríguez Luna y Arturo Souto (ambos de la
Agrupación Gremial de Artistas Plásticos 7 )- No obstante, la nómina de colaboradores de la re-
vista asciende a casi 150 escritores, artistas e intelectuales; un tercio de ellos extranjeros 8 .
Vinculada directamente con la evolución del frente de Madrid, El Mono Azul vio interrum-
pida su aparición semanal desde noviembre de 1936 a febrero de 1937. Durante esos meses, tuvo
lugar la doble ofensiva franquista contra la capital: en noviembre, en la Casa de Campo y en la
Ciudad Universitaria, en la que las milicias republicanas consiguieron detener el ataque de los
regulares y legionarios del ejército de África, siendo decisivas tanto la ayuda de las Brigadas In-
ternacionales como la llegada de las primeras remesas de armas procedentes de la Unión Sovié-
tica, especialmente de tanques y aviones de combate en buques como el Neva y el Komsomol
(del que hablaré más adelante). La segunda ofensiva, de finales de noviembre a enero, en la ca-
rretera de La Coruña hasta Boadilla y Brúñete, y por el sur y sudeste en la carretera de Valen-
cia. A partir de febrero, el frente se desplazó hasta el Jarama 9 . A n t e esta situación, el Quinto
Regimiento de Milicias Populares y el Partido Comunista preparararon, el 23 de noviembre, la
«Primera expedición de intelectuales» a Valencia, que fueron albergados en un hotel; este «nue-
vo arca de Noé» fue bautizado oficialmente como Casa de la Cultura.
Valencia se convirtió, hasta octubre de 1937, en la nueva capital política y en el centro de la
intelectualidad y la cultura republicanas. Aparece entonces Eí Buque Rojo (3 de diciembre de
1936) como primera publicación patrocinada por la Alianca de Intelectuales Antifascistas de Va-
lencia para la Defensa de la Cultura, cuyo texto de adhesión al Gobierno de la República había
sido publicado en agosto en el periódico valenciano Verdad, dirigido por Josep Renau y Max
Aub 10 .
En este sentido, la aparición de El Buque Rojo sirvió como prolongación de la labor iniciada
e interrumpida por Eí Mono Azul. Es decir, El Buque Rojo surgió, como se precisa en el editorial
«¡Salud!» que lo inaugura, «en el instante más dramático de la guerra civil española, cuando la
lucha heroica de nuestros combatientes se centra con máxima intensidad en la defensa de Ma-
drid» (vid. infra portada n. e 1, p. 1) e incluye una proclama de apoyo a los madrileños en su lu-
cha antifranquista: «¡Ayudemos a los madrileños en su lucha heroica! La historia ha de juzgar-
nos, y de nuestro apoyo depende el triunfo» (p. 5), ilustrada por dos grabados, de Arturo Souto

6
Véase J. Monleón, «Eí Mono Azul». Teatro de urgencia y Romancero de la guerra civil, Madrid, Ayuso, 1979, p. 14-
' Rodríguez Luna fue uno de los fundadores en 1931 de la Agrupación Gremial de Artistas Plásticos (AGAP); Sou-
to fue uno de los firmantes del famoso manifiesto de la AGAP: «Manifiesto dirigido a la opinión pública y a los pode-
res oficiales», La Tierra (29 de abril de 1931). Véase J. M. Bonet, Diccionario de las vanguardias en España (1907''1936),
Madrid, Alianza, 1995, p. 28.
8
Como Louis Aragón, Iliá Ehrenburg, André Gide, Nicolás Guillen, Vicente Huidobro, Arthur Koestler, André
Malraux, Paul Nizan, Octavio Paz, Romain Rolland, Tristan Tzara, César Vallejo o H. G. Wells, entre otros. Véase C.
Valcárcel y J. García, are. cit., en M. J. Ramos Ortega (ed. y coord.), op. cit., p. 491.
9
E. Portuondo, «Madrid en la Guerra Civil (1936-1939). (Notas de introducción histórica)», en J. Esteban y M.
Lluvia (eds.), Literatura en la Guerra Civil. Madrid, 1936-1939, Madrid, Talasa, 1999, pp. 26-31.
10
Véase M. Aznar Soler, II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, vol. II (Valencia-Ma-
drid-Barcelona-París, 1937). Literatura española y antifascismo (1927-1939), Valencia, Generalitat Valenciana, 1987.

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y de Rodríguez Luna, que reproducen, con carácter expresionista, algunos de los dramáticos mo-
mentos que vivió el pueblo de Madrid.
En ese sentido, también es muy significativo el hecho de que en El Mono Azul se reproduz-
can «Los desastres de la Guerra» de Goya, como ejemplo de la resistencia del pueblo madrile-
ño contra el invasor napoleónico11, o se dediquen varios números a la representación, por el
Teatro de Arte y Propaganda, de La Numancia de Cervantes, adaptada por Rafael Alberti, como
ejemplo de la resistencia del pueblo numantino frente al opresor romano12.
2. En segundo lugar, no sólo los títulos de las dos revistas se relacionan en su estructura gra-
matical, El Mono Azul / El Buque Rojo, sino que integran, desde el punto de vista de su conte-
nido ideológico y de las ilustraciones, una doble orientación: antifascista y miliciana, marcada
por la influencia de la Unión Soviética y la ideología comunista.
La orientación antifascista se deriva de las actividades de la Alianza: desde labores de agita-
ción y propaganda en los frentes y en la retaguardia hasta organización de mítines, diseño y ela-
boración de carteles, redacción de manifiestos, realización de emisiones radiofónicas, represen-
taciones teatrales, invitaciones y relaciones internacionales para recabar el apoyo y la solidaridad
de escritores y artistas antifascistas, etc.13, de las que Eí Mono Azul da cuenta tanto en el apar-
tado correspondiente a las «Actividades de la Alianza», como en el titulado «Redacción»; ilus-
trados en muchos casos con fotografías relativas a dichas actividades.
Desde el punto de vista teórico, esta orientación descansa sobre la idea de la «Defensa de la
Cultura» de André Gide; título de su discurso de inauguración en el I Congreso Internacional de
Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en París en 193514. En el mismo, Gide pro-
pone una cultura que se oponga al fascismo para crear un nuevo humanismo, un hombre nue-
vo; una cultura antifascista y popular que trabaje para la emancipación del espíritu; de ahí que la
literatura sea pensada como comunión con el pueblo, como literatura popular, de lucha y opo-
sición. En las dos revistas se hace patente mediante ensayos, artículos y manifiestos; y es, sin
duda, la parte más reflexiva, intelectual e internacional de ambas publicaciones.

1
' Los desastres de la guerra ilustran el «Romancero de la Guerra Civil. A Federico García Lorca» Eí Mono Azul 4
(1? de septiembre de 1936), pp. 4-5.
12
Redacción: «La Numancia de Cervantes» 19 (10 de junio de 1937), p. 1; V. Salas Viu, «Una tradición revolucio-
naria. La Numancia de Cervantes» 20 (17 de junio de 1937), p. 1; [Noticia]: «En breve: La Numancia de Cervantes. Adap-
tación y versión actualizada de Rafael Alberti (Editorial Signo)» 39 (4 de noviembre de 1937), p. 1; Rafael Alberti: «La
Numancia, tragedia de Miguel de Cervantes» 443 (2 de diciembre de 1937), p. 1; Redacción: «LaNumancia. Tragedia de
Miguel de Cervantes (versión de R. Alberti). La próxima semana estrenará la compañía de Arte y Propaganda del Teatro
de la Zarzuela, que dirige María Teresa León, esta hermosa tragedia de Cervantes» 44 (9 de diciembre de 1937), p. 1.
El Teatro de Arte y Propaganda fue creado en octubre de 1937 por el Consejo Central del Teatro; su sede estuvo en
el Teatro de la Zarzuela y estuvo dirigido por María Teresa León. La Alianza creó también la compañía Nueva Escena
en el Teatro Español de Madrid, con el lema «un teatro para el pueblo, teatro del pueblo». Véanse A. Castellón, «El
teatro de la Guerra Civil», El teatro como instrumento político en España (1895'1914), Madrid, Endimyón, 1994, pp. 234-
240; ]. Monleón, op. cit. Alberti adaptó dos veces La Numancia, de Cervantes, en 1937 y ya en el exilio, en 1944; Nu-
manda {tragedia), adaptación y versión actualizada de La destrucción de Numancia, de Miguel de Cervantes, Madrid,
Turner, 1975.
Véase J. Mendelson, «De la trinchera al muro: las revistas en el frente», «Los laboratorios de la propaganda: ar-
tistas y revistas durante la guerra civil española», Revistas y guerra, cit., pp. 45-98.
4
A. Gide, «Défense de la culture», Marianne 140 (junio 1935), pp. 1 y 4; también en Monde 342 (junio 1925),
PP- 5 y 8. Bergamín publicó el discurso de Gide, su comentario, la réplica de Serrano Plaja y su respuesta a éste en De-
fensa de la cultura, Madrid, Cruz y Raya, 1936 (Editorial Moderna de Chile llevó a cabo en 1937 una reimpresión); exis-
te ed. facs. de esta edición: Madrid, Ediciones de La Torre, 1982, con introd. de Francisco Caudet. Véase M. Aznar So-
ler, í Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (París, 1935), Valencia, Generalitat Valenciana,
1987, vol. 1, p . 67, n. 151 y p. 80, n. 185. (Cfr. la portada del número 1 de Eí Mono Azul.)

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En cuanto a la orientación miliciana, se manifiesta especialmente en Eí Mono Azul, en el
«Romancero de la Guerra Civil», la aportación literaria más destacada 15 , así como en cuentos,
narraciones y obras de teatro dirigidos a los combatientes del Ejército Popular. Es la parte propia
de una literatura de guerra de agitación y propaganda (Agitprop), que procede mayoritariamen-
te del acercamiento progresivo de una serie de intelectuales republicanos españoles a la ideolo-
gía comunista y a la Unión Soviética.
La integración de esta triple orientación es visible en el primer número de El Mono Azul. En
la portada se publica la letrilla de El Mono Azul de Rafael Alberti, que también sería reproduci-
da en el último número:

El Mono Azul tiene manos, mono azul antifascista!


manos que no son de mono, ¡Mono azul!: salta, colea,
que hacen amainar el tono prudente como imprudente,
de monos que son marranos. hasta morir en el frente
No dormía, y al frente de la pelea.
ni era una tela planchada (Ya se mea
que no se comprometía. el general más valiente.)
¡Salud!, mono miliciano,
Eí Mono Azul sale ahora lleno, inflado, no vacío,
de papel, pues sus papeles sin importarle ni pío
son provocarle las hieles no ser jamás mono-plano.
a Dios Padre y su señora. Tu fusil
¡A la pista, también se cargue de tinta
pistola ametralladora, contra la guerra civil.

Para la edición facsímil de 1975, Alberti escribió desde Roma «La vuelta de Eí Mono Azul»,
cuyo texto - u n o manuscrito y otro impreso- se publicaría en un doble montaje sobre fotos de
la ofensiva a Madrid:

Eí Mono Azul se levanta ser sostén de la victoria


de nuevo por las trincheras, y entre el rumor de las balas
cargadas las cartucheras hacer que crezca en sus alas
y un romance en la garganta. la capital de la gloria.
Madrid entero lo canta, No pasa el tiempo. Mirad
y en los aires militares, ágil, valiente, lozano,
llevando el puño cerrado, Eí Mono Azul miliciano
va Eí Mono Azul, un soldado joven de la libertad.
de Milicias Populares. Héroes de ayer, despertad.
Vuelve Eí Mono Azul y el viento Otra vez la primavera
del pueblo más se enardece avanza alegre y florida.
y el tono del pueblo crece Madrid nunca fue vencida.
con el Quinto Regimiento. ¡Pronto! Madrid nos espera.
Es su solo pensamiento

15
Véanse entre otras antologías las de F. Caudet (ed.), Romancero de la guerra civil, Madrid, Ediciones de la Torre,
1978, y C. de Vicente Hernando (ed.), Poesía de la Guerra Civil española (1936-1939), Madrid, Akal, 1994.

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La letrilla de Alberti marcó el tono de la revista en dos sentidos: por un lado le imprimió un
decidido carácter poético y popular, que se vio reflejado en las dos páginas centrales reservadas
al Romancero de la Guerra Civil en los once primeros números. Por otro, adapta el sentido satíri-
co de la letrilla a la ambigüedad del término mono en la época 16 . Tal como puede verse en los
dibujos de la revista, el mono azul no es sólo el uniforme del trabajador, del obrero 17 , y el uni-
forme de las milicias populares, también es un mono «rojo» que salta a la pista del escenario bé-
lico, esto es, un mono miliciano y antifascista, que simboliza, a modo de mascota, al Ejército Po-
pular; así como un «mono de papel», armado con un fusil de tinta, convertido en arma de lucha
intelectual, la propia revista, que se opone a los «chimpancés facciosos». Esta polisemia se re-
fleja en el grabado de Miguel Prieto en la portada de la revista: «Numerosos "monos" azules lim-
piando la selva de chimpancés facciosos» o en los numerosos «chimpancés fascistas» que la ilus-
tran, algunos con símbolos como el yugo y las flechas, otros con símbolos religiosos.
José Bergamín, en el ensayo «Presencia del Mono Azul», en ese primer número, explica la
razón y el sentido del título de la revista, vinculando el uniforme obrero y miliciano con los
ideales revolucionarios de libertad y justicia, y con la esperanza de la victoria de los pueblos de
España. El mono azul es una creación del hombre, que verdaderamente le humaniza, vistién-
dole con la dignidad del trabajo, de la libertad y de la justicia, pues significa la dignidad supre-
ma del pueblo. En la guerra, sostiene Bergamín, el mono azul es un símbolo vivo de esperanza
y de felicidad:

Nuestro Mono Azul, humilde y verdadero, salta y grita, en medio de la guerra y la muerte, con
vuestra voz viva, pueblos de España, para cantar victoria, digo, con la enorme, infantil y pura ale-
gría de vuestro vencer, gritando las palabras revolucionarias, independientes, españolas por exce-
lencia, gritando con la más auténtica, humana, dolorosa alegría: ¡Libertad y Justicia! (p. 3).

También María Zambrano explicó con bellísimas palabras el significado del Mono Azul en
Los intelectuales en el drama de España:

Razón militante, armada de casco, lanza y escudo. Nuestro modestísimo Mono Azul, de Ma-
drid, nacido entre metralla, bombas y fusiles, revive este momento de la aurora de la razón en Gre-
cia. En vez de las armas guerreras de la diosa Palas, la humilde tela azul del traje de trabajo, pue-
blo directamente, para fijar poéticamente las hazañas heroicas y que el pueblo se recuerde y se
reconozca a sí mismo en la poesía. No sé si acertado o no, que es a la vez uniforme de guerra. Tra-
bajo y combate significados en nuestro «mono» obrero, que llenaba los ojos en el Madrid lumino-
so y espléndido en su tragedia, en el Madrid inolvidable, todavía intacto, de julio y agosto de
193618.

En cuanto al título El Buque Rojo, se trata de un homenaje al buque soviético Komsomol


(«juventudes comunistas» en ruso): «con todas sus banderas encendidas, EL BUQUE ROJO os
saluda» (número 1, p. 1); que daría también nombre a un batallón militar.

Véase M. García, «Palabras previas», en Cuadernos de Madrid (y El Mono Azul 47), ed. facs. cit; y del mismo autor,
«El Mono Azul», en M. Hanrez (ed.), Los escritores y la guerra de España, Barcelona, Monte Ávila, 1977, p. 224.
Uniforme también de los trabajadores rusos después de la Revolución de octubre.
M.a Zambrano, Los intelectuales en el drama de España y escritos de la Guerra Civil, J. Moreno Sanz (ed.), Madrid,
Trotta, 1998, p. 110.

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Al buque hacen referencia dos poemas: «Barco amigo» de Rafael Dieste (portada del primer
número)19 y «Romance del Buque Rojo» de Juan Gil-Albert (p. 3 de ese primer número)20, y el
grabado de Juan Antonio Morales en la portada, en el que dos marineros, hombre y mujer le-
vantinos, alzan sus brazos en señal de bienvenida al Komsomol, con bandera soviética en el más-
til y la estrella revolucionaria en la chimenea de la máquina.
El Komsomol fue hundido por el Canarias el 14 de diciembre de 1936, por orden del almi-
rante Francisco Moreno. Con el hundimiento, se cortó la llegada de mercantes soviéticos a Es-
paña por Levante21, pero además desaparecieron las connotaciones positivas que rodearon la lle-
gada del primer buque enviado por la Unión Soviética para auxiliar militarmente a la República
española. Por otra parte, se trataba de que dicha ayuda fuera lo más discreta posible, puesto que
si en esta época la URSS formaba parte del Comité de no Intervención, en el que también es-
taban Francia e Inglaterra, el título no era el más conveniente. Además, dicho título eviden-
ciaba, desde la perspectiva de las autoridades republicanas españolas, la dependencia militar y
cultural de España de la URSS. Por eso es muy significativo que El Buque Rojo ceda su espacio
justamente a otra revista, de nombre tan simbólico como Hora de España (enero de 1937 y no-
viembre de 1938)22.
3. En tercer lugar, tanto El Mono Azul como El Buque Rojo nacieron con la intención de no
ser revistas literarias al uso, sino más bien «hojas volanderas en la calle o en las trincheras», con
el formato similar al de un boletín periódico y al de las publicaciones milicianas de propaganda
que surgieron durante la contienda civil, tales como Avance, Vencer, Venceremos, No Pasarán,
Avanzada o el Boletín de la Comandancia del Este, en las que participaban intelectuales, artistas,
trabajadores, milicianos... que encarnaban en su conjunto «la voz del pueblo»23. En este senti-
do, prosiguen uno de los objetivos de la revista Octubre (1933-1934), de la Asociación de Es-
critores Revolucionarios. Sin embargo, sólo en muy contadas excepciones El Mono Azul incor-
poró como colaboración espontánea algún romance escrito por un trabajador o un combatiente
que no fuese escritor24. Es decir, ninguna de las dos fueron revistas del pueblo, aunque El Mono

19
Publicado en R. Dieste, Obras completas, vol. 1, A Corufta, Edicíós do Castro, 1995, pp. 564-565.
20
J. Gil-Albert publicó el romance en Siete romances de guerra, en Mi voz comprometida (1936-1939), Estudio pre-
liminar de M Aznar Soler, Barcelona, Laia, 1980, pp. 107-108. Poco tiempo después, Gil-Albert cuestionaría, como
Ramón Gaya, el valor del arte como medio de propaganda política.
21
El capitán del Komsomol, Mesentsof, fue condecorado el 16 de diciembre con la orden de Lenin. Sobre el papel
del Komsomol en la ayuda de la URSS a la España republicana, puede verse V. A. Talashova, Sovietskii komsomol-aktiv'
nei uchastnik dvzheniia solidarnosti s respublikanskoi ispaniei v period natsional'no revolutsionnoi voiny, 1936-1939, tesis doc-
toral, Vologda, 1972. Apud D. Kowalsky, La Unión Soviética y la Guerra Civil española. Una revisión crítica, pról. de Stan-
ley G. Payne, Barcelona, Crítica, 2003, pp. 96-97 y p. 515; y de S. G. Payne, Unión Soviética, comunismo y revolución
en España (1931-1939), Barcelona, Plaza &Janés, 2003.
22
Véase S. Fernández Hoyos, «La visibilidad de Hora de España. Notas para su estudio», en M. J. Ramos Ortega (ed.
y coord.), op. cit., pp. 519-555. Aunque El Buque Rojo pueda considerarse una revista de transición entre El Mono Azul
y Hora de España, ello no aclara el que sólo apareciera un único número. Según Dieste, la falta de continuidad de El Bu-
que Rojo se debió a la publicación de Les nouvelles nourritures de Gide, que molestó a las autoridades (Obras completas, I,
n. 8, p. 582). Quizá tenga razón Dieste, pues tanto el texto de «Defensa de la cultura» como los fragmentos de Les nou-
velles nourritures no representan, cuando aparece la revista en diciembre de 1936, la opinión del escritor. Tras su viaje a
la URSS en el verano de 1936, el desencanto, las críticas a Stalin, el temor de dirigismo cultural y el peligro de acomo-
dación de los escritores soviéticos fueron expresados en Retours de l'URSS, lo que le granjearía la enemistad de los co-
munistas. Por eso, Gide no fue invitado a participar en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la
Cultura, inaugurado en Valencia el 4 de julio de 1937. Cfr. M. Aznar Soler, op. cit., pp. 228-238.
23
Véase J. Mendelson, op. cit.
24
Por ejemplo, en el número 6 (1 de octubre de 1936): «V. de Boda. Miliciano del batallón E. Thaelmann: "Nun-
ca jamás será esclava"», p. 5.

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Azul sí orientó textos, y sobre todo imágenes (por su instantaneidad e impacto visual), al pueblo
que combatía en la defensa de Madrid; y además, aun cuando declarase no querer serlo, lo cier-
to es que desde el primer momento fue una revista literaria, antifascista, popular, miliciana, de
guerra, pero literaria y artística. En ese sentido, las dos revistas aspiraban a «presentarse con la
dignidad artística y literaria que han alcanzado los artistas y poetas de siempre cuando, al since-
rarse con honda humanidad y plena modestia, han logrado comunicarse con el pueblo o reve-
lar al pueblo sus propios anhelos» («¡Salud!», n. e 1, p. 1).
El diseño gráfico, formato y periodicidad de El Mono Azul estuvieron además directamente
influidos, como ya he señalado anteriormente, por la evolución del frente de Madrid. Durante su
primera etapa, que comprende los catorce primeros números, apareció con periodicidad sema-
nal desde agosto hasta noviembre de 1936. Hasta el número 12 (12 de noviembre de 1936) la
revista se compuso de ocho páginas en formato folio. Una nota de la redacción advertía en el
número 13: «Adaptándose a las circunstancias del momento y para que El Mono Azul no deje
de oírse en medio de la heroica defensa de Madrid, nuestra hoja semanal aparece impresa en
los gráficos de guerra que ha venido lanzando la Sección de Propaganda de la Alianza». Por eso, los
números 13 y 14 se imprimen en el reverso de un gráfico de guerra editado también por la Alian-
za. Dicho gráfico contenía consignas y consejos a los soldados que luchaban en las trincheras:
«Una trinchera no es una tumba, sino una defensa», «Contra el armamento moderno, la de-
fensa moderna», «El valiente no es el que se pone de pie, sino el que se protege para ser más efi-
caz», «La trinchera, contra el frío, contra la lluvia, contra la metralla», «La cobardía se parece
mucho a la traición»... Este ejemplo de simbiosis entre publicación periódica y propaganda será
patente también en los numerosos murales, carteles, estampas y postales editados y distribuidos
por la Alianza, que de manera autorreferencial aparecen en algunas fotografías: «Pablo Neruda
en los locales de la Alianza de Intelectuales», sobre un cartel anunciador de El Mono Azul, «Mi-
licianos leyendo nuestros gráficos de propaganda» o una fotografía de la distribución gratuita de
El Mono Azul por los camiones del Frente Popular.
La segunda etapa está señalada por la redacción como A ñ o II, y se extiende a lo largo de
1937. A partir del número 17, El Mono Azul constituye realmente una «hoja semanal» que apa-
rece en el reverso del periódico La Voz- En la tercera etapa, correspondiente a 1938, sólo apare-
cen dos números, el 45 y el 46, con el formato de ocho páginas y con la novedad de utilizar dos
tintas, una negra y otra azul para los títulos y subtítulos más destacados. En la última etapa, 1939,
sólo se publicó el número 47 en febrero, compuesto por 38 cuartillas, que fueron incluidas den-
tro del único número de la revista Cuadernos de Madrid. La nota editorial titulada «Nueva Vida
en año Nuevo», saludaba así al año 1939:

Entramos en nuestro cuarto año de vida. El Mono Azul, que nació en agosto del 36, sigue aso-
mándose con las interrupciones a que obligan dificultades que se salvan como se puede, pero que
nos permiten seguir «dando la cara». ¿Y qué si cambiamos de tamaño o de formato, o aparecemos
desde el tejado de casa ajena? A Eí Mono Azul no le interesa más que disparar su tinta antifascista des-
de donde se pueda encontrar parapeto. En fin de cuentas: nacimos de milicianos y guardamos de
ellos el espíritu de iniciativa combatiente [...]. ¡Salud, 1939! El Mono Azul te saluda cantando con
desenfado orgulloso esta letrilla de nuestro primer número.

4. Diseño gráfico, texto e imagen (dibujo, grabado y fotografía) se combinaron en estas dos
tevistas para propiciar una propaganda más efectiva. Como escribió Mariano García en la re-

557
vista Norte: Órgano de la 2 División: «Hay que hacer periódicos que tengan movilidad, dinamis-
mo, diversidad de acciones, amenidad, en suma, para que sean agradables a la vista, porque de
esta forma lo leerán más fácilmente los soldados»23.
La imagen adquiere en estos momentos un importante valor documental, a partir de esce-
nas propagandísticas o de instantáneas impactantes. Y si resulta obvio adscribir ese valor docu-
mental a la fotografía (sobre todo gracias a la labor de los corresponsales de guerra), no lo es me-
nos el papel de cronistas gráficos que asumieron los artistas plásticos. La revista fue el espacio
idóneo en el que la mayoría de los artistas intentaron encontrar el equilibrio -no siempre fácil—
entre la exigencia de adaptar su arte a las circunstancias del momento y la propia innovación y
evolución artística. Y todo ello en un contexto y unas condiciones poco propicias: en talleres o
«laboratorios» ubicados en las mismas imprentas, con escasez de recursos básicos (como la tin-
ta y el papel), y con la asunción de diversas tareas ajenas a su «oficio» y relacionadas con el de-
sarrollo del enfrentamiento26.
Desde las páginas de El Mono Azul y de El Buque Rojo se animó a los creadores a poner su
imaginación y arte al servicio de la causa popular: «el papel de los artistas es tal vez esforzarse
en impedir que la conciencia pública -y su propia conciencia- se confinen en interpretaciones
demasiado angostas o caigan en frivolidad o automatismo al destacar el más hondo sentido de
esta guerra [...] poner la imaginación al servicio de la causa popular no es, para nosotros, otra
cosa que ponerla al servicio de la verdad»27. Esa invitación de poner el arte al servicio de la cau-
sa popular, al servicio de la verdad, cobra mayor sentido y relevancia en las numerosas carica-
turas que ilustran ambas revistas; con la intención no sólo de ridiculizar al enemigo, sino tam-
bién, de manera indirecta, de animar en la lucha y mantener el espíritu combativo, hiperbolizando
en ocasiones aspectos y actuaciones de aquél. Todas las caricaturas de El Buque Rojo están fir-
madas por Ramón Gaya (único dibujante también de Hora de España), al que también se deben
-junto a Maruja Mallo- muchas de las caricaturas de El Mono Azul. En alguna de las caricaturas
de Gaya, el pintor se burla de los neutrales: de los gordos burgueses escuchando la radio y co-
miendo mientras se oye que «niños y mujeres han sido bombardeados por los fascistas»; de Por-
tugal, por adherirse al grupo de las potencias fascistas, representadas como una rata (¿la «rata»
portuguesa Antonio de Oliveira Salazar?) frente a la URSS28, y del «nuevo crucifijo de los fas-
cistas», en que aparece crucificado un moro de la legión mientras una feligresa reza un roman-
cillo burlesco:

25
M. García, «Nuestros murales», Norte: Órgano de la 2 División 6 (15 de septiembre de 1937), p. 12. Véase M.
Núfiez Díaz-Balart, La prensa de guerra en la zona republicana durante la Guerra Civil Española (¡936-1939), 3 vols. Ma-
drid, Ediciones de La Torre, 1992.
26
Véase J. Mendelson, «Sindicatos, revistas de la Guerra Civil e industria del diseño gráfico», capítulo de «Los la-
boratorios de la propaganda: artistas y revistas durante la Guerra Civil española», Revistas y guerra, cit., pp. 99-128. So-
bre el desarrollo del diseño gráfico español, E. Satué, E! diseño gráfico en España. Historia de una forma comunicativa nue-
va, Madrid, Alianza, 1997.
27
En El Mono Azul se incluyen ilustraciones de artistas españoles como Arturo Caballero, Jorge Castillo, Gabriel
García Maroto, Francisco Mateos, Ramón Gaya, Antonio Luna, Maruja Mallo, Santiago Ontañón, Angeles Ortiz, Pa-
blo Picasso, Miguel Prieto, Arturo Souto o Eduardo Vicente; de los mexicanos José Chávez Morado y José Clemente
Orozco; del dominicano Fernando Briones, y fotografías de Marina y Yubero y Benítez. El Buque Rojo fue ilustrado por
Ramón Gaya, Juan Antonio Morales, Antonio Rodríguez Luna, que solía firmar como «Luna», y Arturo Souto. Véase
M. A. Gamonal Torres, Arte y política en la Guerra Civil española. El caso republicano, Granada, Diputación Provincial
de Granada, 1987.
23
Contra el Gobierno fascista portugués van dirigidos los versos del romance de Gil-Albert: «¡Lusitania, qué des-
honra, / tú, la de la sangre nuestra!» («Romance del buque rojo», p. 6).

558
¡Jamalajá, joróbate! jujut, no se.
Ya tartajea ¡Sin jerigonza,
mi vieje fe. sálvame!
Rezar en moro, Naipes de actualidad19.

Italia y Alemania aparecen, en el último dibujo, representadas por dos personajes disfraza-
dos, uno de kaiser y otro de emperador romano, que se «meriendan» España. Indudablemente,
la caricatura tiene por objeto representar la verdad de la cosas; no se trata sólo de provocar la
risa o la burla, sino también de poner al descubierto el mundo que se oculta tras la realidad dog-
mática y canonizada:

La caricatura política, la caricatura revolucionaria, y aún la costumbrista muchas veces, tiene


por objeto expresar, ya simbólicamente (símbolo popular), ya de otra forma, la gran verdad de las
cosas, procurando que nada falte ni sobre en la expresión de esa gran verdad, y la risa que esta ca-
ricatura provoca en las multitudes no es producto de lo absurdo de su representación, de su falta
de lógica, sino por lo que descubre y pone al desnudo la realidad de las cosas más «serias» y de ma-
yor apariencia, y lo risible brota del dibujo en la medida como aclara al mismo tiempo los gestos
afectados, las actividades de los «venerables» hombres públicos, y la verdadera significación, la ver-
dad que se oculta a través de gestos, actividades y apariencias30.

De suerte que la ilustración de Arturo Souto, en la misma página, muestra quiénes son los
enemigos del pueblo, pues aparece Cristo azotando y expulsando a los «nuevos mercaderes del
templo»: un sacerdote, del que cuelga una cruz gamada, un cardenal y un banquero, que res-
guardan y cuidan ávidamente sus bolsas de dinero. En definitiva, se ataca al clero cobarde, egoísta,
y al fascismo clerical, aliado de los rebeldes y traidor a la doctrina cristiana. Los dibujos ilustran
cuatro estampillas poéticas:

1
Ved aquí una estampa Otra vez entero,
de gran devoción. de esto se enteró.
Debéisle poner Para encadenar
maderas de olor la clara razón,
y encenderle un cirio grilletes hacían
no se apague, no. de lo que él habló.
2 4
El Cristo era uno Ved aquí la estampa
de él hicieron dos y oíd la oración:
quienes no sentían El Cristo era uno;
por él gran amor. no lo partan, no.
Uno en el altar, ¡Todo el pueblo en armas
otro en la prisión. es uno y no dos!

*9 R. Gaya, «Naipes de actualidad», p. 2.


30
F. Carrefto, «El arte de tendencia y la caricatura», I, Nueva Cultura 11 (marzo-abril 1936), pp. 14-15, y II, 12
(mayo-junio 1936), pp. 14-16. Apud F. Caudet, of>. cíe, p. 29.

559
La caricatura suele aparecer en El Mono Azul ilustrando los romances de tipo satírico-bur-
lesco de «El Romancero de la Guerra Civil», ridiculizando las figuras de Queipo de Llanos, el
arzobispo de Burgos, o el duque de Alba, como en el célebre romance de Alberti, «El último du-
que de Alba», que centra su diatriba en el insulto personal y escatológico:

Si tu abuelo tomó Flandes, la bragueta emperadora


tú jamás tomaste nada, antes de entrar en batalla,
sólo las de Villadiego, tú, en cambio, las manos trémulas,
por Portugal o por Francia. impotentes, abotonabas
Si tu abuelo, cruel, ilustre, los calzoncillos reales
lustró de gloria tu casa, del último rey de España.
tú lustraste los zapatos, Si a tu abuelo, el primer duque,
las zapatillas, las bragas, Ticiano lo retratara,
de algún torero fascista, tú mereciste la pena
que siempre te toreara. de serlo por Zuloaga.
Si tu abuelo a Carlos V Un pincel se bañó en oro
le abría con una lanza el otro se mojó en caca. [...]

Alberti describe el final de los privilegios que se vivirá con el triunfo del comunismo y de
la revolución proletaria, lo que mantiene viva la esperanza en un futuro colectivo mejor:

Las Milicias comunistas Señor duque, señor duque,


son el orgullo de España. último duque de Alba;
Verás hasta los canarios, los comunistas sabemos
igual que ayer, en sus jaulas; que la aurora no se para,
los perros mover la cola que el alba sigue naciendo,
a sus nuevos camaradas; de pie, todas las mañanas.
y verás la que contigo Si un alba muerta se muere,
servidumbre se llamaba, otra mejor se levanta.
ya abolidas las libreas
hablar de ti sin nostalgia. El último Duque de Alba31

El romance se completa en El Buque Rojo con otro titulado «Telegrama» de Gil-Albert 32 , en


el que se hace referencia, igual que en el de Alberti, a la huida del duque a Inglaterra, abando-
nando su palacio. El Quinto Regimiento salvaría los fondos artísticos del mismo, que fue des-
trozado por las fuerzas rebeldes: «tus bravos amigos / vinieron la otra mañana / sobre alas de ban-
didaje, / destruyendo tu morada, / sin importarles que Goya / ardiera en tierras de España». La
defensa de la cultura fue uno de los valores que propugnó la República, tanto facilitando el acce-
so a la misma de las clases más desfavorecidas socialmente como preservando el fondo cultural
y artístico español. Recordemos que Alberti, que era director del Museo Romántico, y María

31
R. Alberti, «El último Duque de Alba», p. 4- El poema, perteneciente a la serie de romances sobre el duque de
Alba, fue incluido en El burro explosivo (1937), uno de los libros más satíricos de Alberti, publicado después en E¡ poe-
ta enlacalle (1931-1935); en Poesía (1920-1938), vol. 1, L. García Montero (ed.), Madrid, Aguilar, 1988, pp. 560-562.
El burro explosivo apareció de forma independiente en las ediciones del Quinto Regimiento (Madrid, 1938).
32
J. Gil-Albert, Obra poética completa, Valencia, Institució Alfons el Magnánim, 1981.

560
Teresa León fueron los encargados del traslado de las obras de arte del Museo del Prado a Va-
lencia y después a Perelada y Ginebra, para su preservación y conservación33.
Pero si el arte puede servir, a partir de la caricatura, para ridiculizar y destruir la realidad más
dogmática, al revelar al pueblo quiénes son sus enemigos y educar su espíritu crítico también ad-
quiere, en los periodos de guerra, una función mitificadora de difusión de imágenes como mo-
delos o espejos identificativos de compromiso intelectual, con el fin de despertar las concien-
cias o, como señalaba antes, recabar apoyo y solidaridad. Esto se percibe de manera más evidente
en las fotografías de El Mono Azul, en los que hay una mayor presencia de intelectuales extran-
jeros: retratos de Pablo Neruda, Máximo Gorki, Nicolás Guillen, Ernest Hemingway, John Dos
Passos, Paul Nizan, Henri Barbusse, Alejo Carpentier, André Malraux, Jef Last, César Vallejo...;
aunque también sirvió para retratar a militares claves en la lucha: el Campesino, Líster, Durru-
ti..., o a simpatizantes y colaboradores que perdieron la vida en el enfrentamiento, como Ger-
da Taro, fotógrafa y compañera de Robert Capa.
La imagen podía ser utilizada o bien para reflejar dramáticas escenas de guerra o bien para
crear utopías esperanzadoras; y la esperanza real de una nueva sociedad y de una nueva cultura
era entonces la Unión Soviética. Las relaciones del Gobierno republicano con la Unión Sovié-
tica se sitúan en el centro de las dos revistas, que sirvieron para expresar el reconocimiento pú-
blico a la amistad y apoyo recibidos de la URSS. Esta orientación soviética y revolucionaria apa-
rece, además de en los títulos de las revistas, en el artículo inicial de El Buque Rojo, escrito a
modo de manifiesto ideológico, en el cual se recuerda «con gratitud al país que ha sabido ser
nuestro camarada en momentos difíciles». El reconocimiento y gratitud hacia el hermano so-
viético, «país generoso», «laborioso país», «patria de los trabajadores», «vasto mundo en pri-
mavera», «Rusia Roja», «gigante fabuloso», «corazón del planeta», se hace también visible en
algunas de las ilustraciones y en los lemas que las acompañan, como la de Ramón Gaya, «¡El
trabajo en la URSS es creación y es alegría!», en la que aparecen dos trabajadores soviéticos, un
carpintero y una modista que teje un tapiz con el nombre de la URSS.
En El Mono Azul, la admiración por la URSS se ejemplifica con un número especial dedi-
cado al XX Aniversario de la Revolución de Octubre (núm. 39, jueves 4 de noviembre de 1937);
con numerosas referencias, a partir del núm. 36 (14 de octubre de 1937), a la representación en
el Teatro de la Zarzuela de La tragedia optimista de Vsevolod Vishinievski por la Compañía de
Teatro de Arte y Propaganda, para celebrar precisamente dicho aniversario, ya que la obra re-
coge «los momentos que vivió el gran pueblo soviético durante la guerra en que, como tú, de-
fendía su derecho a una existencia digan y libre» (núm. 38, 28 de octubre de 1937, p. 1), y con
textos y discursos de Iliá Ehrenburg.
Las publicaciones periódicas como E¡ Mono Azul y El Buque Rojo han de ser consideradas
como fuentes no sólo históricas, políticas o sociales, sino también literarias y artísticas, que per-
mitan completar el panorama cultural de esos años de enfrentamiento bélico. Su recuperación
y estudio permite reivindicar las revistas como objetos textuales y visuales, en las que colabora-
ron escritores, militares, políticos, artistas, fotógrafos, impresores... por una causa común: po-
ner la estética, en esos momentos extra-ordinarios, al servicio de la política. La imagen gráfica se
utilizó como arma de concienciación y lucha política y, más aún, como reflejo de la posición de
los artistas durante el conflicto bélico. Las publicaciones periódicas tuvieron como misión du-
rante la Guerra Civil acoger textos e imágenes, hacer que éstos circularan y se reutilizaran en

Reflejado años después en Noche de guerra en el Museo del Prado (1956).

561
múltiples publicaciones y medios, con la intención de divulgar estrategias, tácticas y consignas
militares, de levantar la moral de la tropa, de despertar conciencias, conseguir adhesiones y apo-
yos..., y, sobre todo, con el objetivo de convertir la cultura en arma contra el avance fascista.

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