Está en la página 1de 34

Curso: Historia Económica del Perú

Tema del Trabajo: Contradicciones en el Perú Colonial (Región central 1650-1810)

Docente: Fidel Yofré López Balbín

Estudiante: Galarreta Vásquez Ronald Edwin

Semestre: 4° Semestre

Año: 2019
1

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo centra su atención en el campesino pequeño propietario, como

componente de la clase campesina. Y vamos a centrarnos en el campesino Libre, que

aún no ha sido absorbido por la gran propiedad. Este campesino que vive en lo más

alejado y posee sus parcelas de donde se provee el alimento para su subsistencia. Este

campesino que, debido a la legislación impuesta por la clase dominante, se ve obligado,

por la violencia, a servir de mitayo en las minas, haciendas, obrajes, etc. La clase

campesina en general está sometida a la expoliación de la clase dominante a pesar de

llevar una existencia mísera.

Otro de los objetivos de este trabajo es rescatar la lucha de nuestros pueblos contra el

sistema de explotación Contradicciones. Si porque el mundo Colonial Andino es un

mundo de contradicciones, de lucha subterránea o abierta a la clase campesina contra la

clase dominante. Se va a rechazar la tesis de Prado Ugarteche, cuando dice: “El indio se

concentró y se volvió aún más callado, más callado, más reservado, más indiferente,

más perezoso y profundamente hipócrita y servil. ¿Para qué quejarse si sus lamentos no

habían de ser escuchados? ¿Para qué enfurecerse contra lo existente, si el indio tímido

débil y miedoso tenía la conciencia de que no podía luchar contra sus opresores?

Son las relaciones personales las que facilitan la explotación de la clase campesina por

parte de la clase dominante. Comenzamos con los sacerdotes o doctrineros que se

ubican en los pueblos y allí entran en relación directa con la clase campesina. Este es el

primer nivel, en el que el sacerdote trata y consigue acrecentar sus ingresos mediante la

explotación y el uso de la violencia en contra de sus feligreses. La clase campesina no

solo tiene que oponerse a malos sacerdotes, también tiene que enfrentarse a los

colonialistas, en nuestro caso a los odiosos corregidores. Otro de los puntos a tomar en

cuenta es que no existe una producción masiva de mercancías en el Perú, que haya

significado una difundida circulación monetaria. Empecemos analizando paso por paso.
2

CAPITULO I

1.ECONOMIA FAMILIAR CAMPESINA

1.1. Planteamiento del problema

El sistema feudal implantado por los conquistadores españoles en el Perú a partir del

siglo XVI, en lo que se refiere al agro, se asentaba en dos pilares: La gran propiedad

territorial (tenientes) y la pequeña propiedad parcelaria (campesinado).

La concesión otorgada a nuestros campesinos de una parcela de tierra, permitía cumplir

tres objetivos económicos-sociales fundamentales para el mantenimiento y desarrollo del

sistema feudal imperante:1) La supervivencia de la raza sojuzgada; 2)El uso por los

grupos sociales usufructuarios del sistema (terratenientes, corregidores, colonialistas,

obrajeros, doctrineros, etc.) de los campesinos avasallado; y 3) La obtención del tributo,

tanto para los grupos anteriormente mencionados, como para la corona española.

1.2. Tierra: Cantidad Y Calidad

El propietario de todas las tierras en el Perú conquistado era la corona española; pero

como no estaba en condiciones de explotarlas “todas” en forma directa hizo entrega a

españoles y campesinos a los primeros se les otorgo en calidad de propiedad y a los

segundos como posesión. Existe una gran diferencia sustancial en el reparto o venta de

las tierras, ya que a los españoles se les permitía la gran propiedad (latifundios-

haciendas) y a los campesinos, la pequeña propiedad (parcelas). Este hecho permitió el

surgimiento de dos clases con interés opuestos: terratenientes y campesinos. Y es aquí

donde se da la principal contradicción en el Perú colonial y que se va a mantener

durante toda la colonia. Los campesinos son extremadamente celosos en cuidar y

defender la posesión que tenían sobre las tierras provenientes de tiempos del inca y que

es transmitida no solo por la legislación sino incluso por transmisión oral. Es por ello que
3

existen hechos tangibles que unen a nuestros campesinos y los diferencian de los

colonialistas y sus servidores y usufructuarios impuesto por la fuerza y violencia.

1.3. Diferenciación Campesina

Existe una diferenciación económica-social producto no solo del linaje sino de la

cantidad y calidad de medios de producción: tierra y ganados. Por un lado, una minoría

de caciques y principales y por el otro una inmensa mayoría de campesinos originarios

del común, forasteros y yanaconas. Los primeros podemos considerarlos como

“medianamente acomodados” y los segundos como “pobres”. Consecuencia de ello con

el transcurrir de los años, los primeros empobrecen; y los segundos, se pauperizan.

1.3.1. Caciques y principales

Durante la Colonia, el cargo de Cacique fue visto de diversas formas por el común

español, presentando una variación general a lo largo del tiempo. En el Siglo XVI, quien,

dentro de sus consideraciones al respecto, miraba a los Caciques como piezas

fundamentales en el proceso de evangelización y control de los indígenas. En su visión

del Cacique ideal, él lo conceptualizaba como un líder de doctrina, fiel a la Corona,

instruido para leer, escribir y contar; para esto, vio en la creación de colegios para

Caciques una necesidad imperante. La conformación de estos colegios para Caciques,

no solo significaba un privilegio para los Caciques, sino más bien, un reconocimiento y

reivindicación de su estatus, permitiéndoles igualarse, en cierta forma, a los españoles;

es decir, cambiar la estratificación vertical existente de opresores y oprimidos, por una

donde se diferencie las élites, españolas e indígenas por igual, del común español,

mestizo e indígena.

El tipo de liderazgo del cacique variaba de acuerdo a cada comunidad. Algunos

ostentaban un gran poder sobre el resto de los habitantes, mientras que la autoridad de
4

otros estaba supeditada a una asamblea. Incluso en la actualidad existen los caciques

en comunidades indígenas de distintas partes del mundo.

También se les aplicaba algunos beneficios como la exclusión del trabajo y cobro nulo

de impuestos.

1.3.2. Campesinos del común

Son la gran mayoría y sobre ella se descarga todo el sistema de explotación,

servidumbre y violencia. El sector más numeroso de la república de indios fue el que

conformaban los indígenas del común. Fueron ellos los que cargaron con el pesado

aparato tributario virreinal. Durante la conquista los indios fueron repartidos o

encomendados o un español (el encomendero) que usufructuaba su energía en

trabajos de mita minera o agrícola. Los encomenderos debían velar por la fe del

indígena, así como por su vestimenta y alimentación.

La expresión externa que ejerce el sistema colonial sobre la economía, los obliga a

separar parte de su pequeña producción para ser entregada como tributo, o

enajenarla por dinero para satisfacer las exigencias de las diferentes fracciones de la

clase dominante.

1.3.3. Forasteros y Yanaconas

Los forasteros eran personas venidas de otros lugares y que de una vez llegadas a

lugares extraños conseguían tener acceso a la tierra de los campesinos del común.

Los yanaconas también eran forasteros, pero no eran “libres”. Pues habían sido

absorbidos por las haciendas, como sucede en pativilca y en otros muchos lugares

del Perú colonial.

¿Quiénes son estos forasteros y por qué emigran de sus pueblos? Los forasteros

salen de diferentes lugares del Perú. Lima. Para 1813, es un mosaico de campesinos
5

venidos de todos los lugares del Perú. ¿Por qué emigran? La causa principal es el

régimen de explotación a que se hallaba sometido el pueblo donde vivían.

¿Poseían tierras los forasteros? Una vez llegado a un lugar extraño los forasteros,

mediante una serie de mecanismos, presionan para tener acceso a las tierras, ya sea

ocupando tierras eriazas, o consiguiendo mediante matrimonios con alguna mujer

originaria, ingresar en una familia campesina.

1.4. La pobreza de la economía campesina

La región central del Perú se verificaba dentro de una pobreza extrema, en especial

paro los indios del común. El sistema colonial empobrecía, con el transcurrir de los

siglos, a la familia campesina.

El despojo de tierras a que es sometida la clase campesina se efectúa dentro de un

enconado antagonismo de clases. Los campesinos se defienden contra los

terratenientes; rechazan los repartimientos de los abusivos corregidores; cuestionan

las gravosas cargas feudales de los doctrineros. En todas ellas ponen de manifiesto

la pobreza en que se encuentran y que tienen profundas raíces económicas. No

mienten los campesinos forasteros de chincha cuando al dirigirse al arzobispo de

Lima dramáticamente exponen: ser unos pobres indios míseros sin caudal alguno.

También, los del pueblo de Tamara (YAUYOS), al dirigirse al virrey para denunciar a

su corregidor, hacen saber: “…ser pobres miserables y que lo poco que siembran y

cortos ganados que tienen no alcanzan para su sustento…”

Se podría decir que existe unilateralidad de parte nuestra al presentar testimonios

sólo de campesinos. Las mismas fracciones de la clase dominante, cuando ingresan

en contradicciones entre ellas, hacen mención a la extrema pobreza de la clase

campesina. Pertenecían al estamento no privilegiado.

Constituían la mayoría de la población en una sociedad esencialmente agraria.


6

Vivían en las zonas rurales. Su nivel de vida estaba al límite de la mera

supervivencia y sufrían con especial virulencia las recurrentes crisis de subsistencia

propias de una economía extremadamente pobre. Estaban sujetos a través de

vínculos de dependencia a los propietarios de las tierras que trabajaban,

fundamentalmente, nobles y clérigos. Sólo una minoría era propietaria.


7

CAPITULO II

2.CONTRADICCIONES CAMPESINOS-SACERDOTES

2.1. Planteamiento de la contradicción.

La religión va a ser uno de los medios utilizados por los colonialistas españoles para

coadyuvar al sometimiento de nuestra raza avasallada. Por ello es que, al lado del

soldado, burócrata, terrateniente, está el sacerdote. En donde quiera que existan

buenas tierras e indios, allí están presentes todos ellos. A los sacerdotes o

doctrineros se les asigna la función de convertir a los indios en cristianos, para así

justificar, moralmente, la conquista de américa.

Esta importante misión evangelizadora fue encomendada por la corona española a

sacerdotes peninsulares durante el siglo XVI.

Hasta mediados del siglo XVIII, casi la totalidad de doctrineros en la región central

del Perú era de procedencia española, que se identificaba e implementaba la política

colonialista de explotación a que estaba sometida la masa campesina por la minoría

privilegiada. A medida que va transcurriendo el tiempo, la dominación española, y las

necesidades religiosas se va incrementando, observándose que una minoría de

criollos se ordenan de sacerdotes.

2.2 La Prestación En Especies

Una de las modalidades de contradicción existente entre sacerdotes y campesinos

es el no pagar por los productos o especies que necesitan estos. Pero el problema

es que la mayoría, y en especial sacerdotes peninsulares, no cumplía con lo

establecido por la iglesia: pagar y no abusar de los campesinos.

La relación existente entre el doctrinero y campesino le permite tener a aquel una

influencia decisiva sobre la vida y la economía de este. Estas modalidades de

prestaciones en especies de la economía campesina hacia los sacerdotes, no son


8

permitidas por la legislación oficial, sin embargo, estas se verifican al amparo de la

servidumbre y la coacción extraeconómica a que está sometido el campesinado y

que caracteriza a las relaciones sociales de producción existentes en el Perú

colonial.

2.3. Los Servicios Religiosos

Hemos ubicado un primer nivel de contradicción entre sacerdotes y campesinos, que

es el referente al trabajo eclesiástico al que estaban obligados a ofrecer los primeros

a los segundos: bautismos, matrimonios, entierros, festividades, misas, etc.

Por consiguiente, los campesinos estaban obligados a pagar cada vez que

necesitaban los servicios de su sacerdote.

En principio el campesinado en su conjunto no se opone a que los sacerdotes lleven

adelante su trabajo espiritual ni tampoco cuestiona el pago que ello le irrogaba. Solo

pide y exige que los eclesiásticos respeten la tasa establecida por la iglesia y que no

se les obligue, compulsivamente, a hacer uso de servicios religiosos con pompa,

porque ello evidentemente incidía sobre su pobre economía.

2.3.1. EL DIEZMO

Suponía, y de ahí el nombre, el pago de la décima parte de la producción

agropecuaria bruta (grano, frutos, ganados) o de los ingresos monetarios de los

seglares, adquiridos de modo legítimo y regulado, (la soldada). Se abonaba, casi

todo en especie, en las parroquias o lugares destinados por los clérigos para la

recaudación.

2.3.2.LAS PRIMICIAS

Son los primeros frutos de nuestro trabajo que esto es dedica a Dios como de:

productos agrícolas, animales, y otros por ejemplo se pagaban del trigo, cebada,

centeno y demás semilla.


9

CAPITULO III

3.CONTRADICCIONES CAMPESINO-COLONIALISTAS

3.1. Planteamiento De La Contradicción

Los colonialistas era la fracción de la clase dominante conformada por el Virrey, los

oidores, encomenderos, corregidores, intendentes, -jueces," militares, además de los

"diferentes" escalones que les servían de apoyo para aplicar la política de la Corona

española en el Perú.

Asimismo, servían como sostén político, judicial y represivo a los otros componentes

de la clase dominante. En su "función" se concentraba el Estado colonial. Dentro

sistema opresivo en que se hallaba sometida la clase campesina tenía ésta que

acudir a los colonialistas para exigir el cumplimiento de una legislación que

teóricamente la amparaba, pero que en la práctica no era acatada por la clase

dominante. En esta situación la labor de los colonialistas.se, circunscribía a actuar

de árbitros, como conciliadores del enfrentamiento constante entre la clase

dominante y dominada. Pero él problema radicaba en que los colonialistas, por

pertenecer y tener su base social en la clase dominante, no pedían sustraerse a ésta

y por consiguiente se identificaban, generalmente, con terratenientes, mineros,

obrajeros y sacerdotes.

Además de todo lo anteriormente referido, el Estado permitía que algunos

integrantes de los colonialistas, aparte de su función tuitiva (teóricamente) que

desempeñaban, explotaran al campesinado, ya sea exigiendo prestación personal o

en productos, así como con la venta obligatoria de “mercancías", que toma el nombre

de repartimientos. Es esta función económica, reglamentada por el Estado colonial la

que en buena cuenta hace coincidir en términos generales los intereses de los

colonialistas con las otras fracciones de la clase dominante. Tenían, necesariamente,


10

que apoyarse mutuamente para lograr con mayor eficacia la explotación de la clase

carnpesina. Ello no" significa que "en algunas oportunidades los mismos integrantes

de la clase dominante ingresen en contradicciones secundarias, que se explica en su

afán desmedido por explotar a los campesinos en desmedro de alguno de ellos.

3.2. La Prestación En Especies

En principio digamos que la prestación en especies no se presenta pura,

generalmente la encontramos. Unida la prestación en trabajo e incluso en dinero,

pero predominando la" primera sobre las otras. Por otro "lado, los niveles de

contradicciones con los corregidores se verifica porque el campesinado exige el.

pago por su fuerza de trabajo; que se le pague por “la Incautación que se hace de

parte de lo que produce; también rechazan los onerosos repartimientos de productos

que no le sirven para sus modestas economías. Pero todas estas contradicciones se

resuelven en favor del corregidor.

Es el sistema feudal imperante en el Perú colonial el que permite a la clase

dominante conseguir prestaciones en especies y-en trabajo del campesinado. Por

cierto, que existe una legislación que aspiraba a ampliar el comercio, difundir las

relaciones salariales, pero lo real es que la clase campesina se encontraba sometida

di-rectamente a terratenientes, mineros, obrajeros, corregidores, etc. Sobre ello,

Marx asevera: "Esta dependencia personal caracteriza tanto a las relaciones sociales

de la producción material como a todas las otras esferas de la vida a las cuales ésta

sirve de fundamento . . . las relaciones aparecen entre personas ..."

y es precisamente la relación directa entre el corregidor y el campesino la que le

permite a aquél haciendo uso de la violencia, que los pueblos bajo su jurisdicción

entreguen en forma obligatoria parte de lo que producían, incidiendo de esta manera

en una mayor pobreza de la familia campesina y provocando el lógico rechazo y

denuncia. Varios pueblos de Yauyos reiteran que el: "corregidor desde que lo es, ha
11

sacado por medio de granjerías los Diezmos (sic), contrariando a lo dispuesto en las

sinodales y asimismo lo que S.M. tiene mandado por especiales cédulas que los

indios paguen el diezmo de veinte una y dicho corregidor los apremia a que paguen

de diez una como los españoles, negándoles el privilegio concedido por ser pobres

miserables y que lo poco que siembran y cortos ganados que tienen no alcanzan

para su sustento ... a que se añade que el ganado de la tierra que se sirven, que son

llamas, y estar dispuesto que de dicho ganado no se pague diezmo, le cobra como si

fuera de castilla . . . asimismo ha introducido que de los pocos quesos que los

desdichados indios hacen para su sustento le paguen el diezmo . . ."

Es la relación directa entre corregidor y campesino que caracteriza en forma general

la vida material y social en el Perú colonial la que permite al primero expropiar al

segundo. Por otro lado, el antagonismo de clases nos revela que los corregidores a

pesar que no estaban facultados para cobrar el diezmo, sin embargo, lo hacían, pues

contaban para ello con la dependencia personal y la aplicación de la violencia.

Tampoco respetaban la tasa establecida en lo referente al diezmo convirtiéndose en

una práctica "normal" cobrar más que lo establecido.

Muy claro les resulta a los campesinos percatarse de la expropiación de parte de su

pequeña producción en beneficio de los corregidores. Y oponiéndose, denunciando,

luchando cotidianamente en defensa de su economía de subsistencia es como se

van a ir nucleando y diferenciándose de la clase que los oprime. Van, en resumen,

adquiriendo conciencia de clase, aislando a los vacilantes, castigando a los que por

temor o por oportunismo colaboran con el corregidor. Sobre esto Marx señala: "los

diferentes individuos sólo forman una clase en cuanto se ven obligados a sostener

una lucha común contra otra clase . . ." Concordante con la cita, ubicamos la

denuncia unitaria de alcaldes y principales de los pueblos de Laraos, Guaquis, Alís,


12

Piños, Vitis y Guandan (Yauyos), por la situación de explotación a que los tenía

sometido su corregidor y el teniente.

3.3. La Prestación En Trabajo

Unido a la expropiación de lo poco que producían los campesinos, el corregidor

también hacía uso generalizado del trabajo de la familia campesina. Como se

dedican al comercio impositivo con los campesinos que están bajo su jurisdicción,

exigen a los pueblos que les permiten personas para trasladar los productos que van

a ser vendidos a los mismos campesinos. Es, pues, justo el reclamo que hacen los

campesinos para que se les pague por su trabajo, porque al ser utilizados por la

clase dominante en su conjunto dejan de trabajar sus parcelas y, por tanto, dejan de

producir.

No obstante la legitimidad de la reclamación campesina, los colonialistas no,

respetan, la legislación emanada del. propio sistema al cual sirven y simplemente no

pagan: Para 1686 en una serie de pueblos de Yauyos: "el maestre del campo D.

Juan de la Zelda con ayuda del gobernador D. Juan Flores y D. Diego Sacsa,

segunda persona, obligan a los indios de dichos pueblos ... a que le miten

sacándoles por la fuerza de sus casas, y llevándolos a pueblos distantes como es el

de San Cristóbal de Guanee, que dista seis leguas sin reservar a las mujeres,

obligándolas a llevar los recaudos de cocina y sin pagarles cosa alguna"

Y algo digno de revelar es el hecho real de que los campesinos no son tan

"ignorantes" como manifiestan los voceros de la clase dominante en el Perú colonial.

Los campesinos en general, pero caciques y alcaldes en especial, conocen, de sus.

Obligaciones y derechos, entienden la legislados colonial y, lo que es más

importante, aprenden en el antagonismo permanente contra la clase dominante.

Demostración de lo afirmado son los cientos de legajos que hemos estudiado para el

presente trabajo. Los pueblos de Yauyos en su enfrentamiento con el corregidor del


13

lugar hacen mención a una serie de provisiones de la Real Audiencia de Lima para

consolidar su denuncia: "... mandaron expresamente que los corregidores.

No obliguen a los indios a que les hagan mita alguna en su pueblo ni fuera de él por

estarles prohibido por dichas Reales Cédulas y no tener los indios más obligación

que dar en sus pueblos los mantenimientos que tuvieren al precio del arancel. . ."

3.4. Los Repartimientos

Un elemento más de agudización de las contradicciones entre campesinos y

corregidores son los repartimientos de productos que en forma obligatoria era

distribuida a los pueblos. Además de la función judicial, de recaudación de tributos y

mantenimiento del orden, estos colonialistas tenían el privilegio de introducir por la

fuerza productos que generalmente no fueron necesarios para la economía

campesina, pero tuvieron que recibirlos porque así lo establecía el sistema.

No se piense que la clase campesina sumisamente aceptaba los odiosos

repartimientos. Ello no sucedía en la vida real, pues lo rechazaban en forma

generalizada, denunciando los excesivos precios y haciendo uso de la legislación

colonial para argumentar en su favor. A pesar de la oposición tenaz, el campesinado

no logró sacudirse de los onerosos repartimientos.

En esto de los repartimientos compulsivos de Productos a la familia campesina, los

corregidores contaban con el auxilio de autoridades intermediarias de la clase

campesina, como los caciques y, alcaldes, quienes más por temor que por otras,

razones se veían forzados a secundar en la expoliación de sus propios, hermanos de

raza. Pero cuando la explotación se intensifica y generaliza abarcando a mujeres,

ancianos y mozos estas mismas autoridades campesinas cuestionan y se rebelan

contra los onerosos repartimientos. Es el cuadro que se presenta en una serie de

pueblos de Yauyos como Laraos, Ayaviri, Aimaraes, Vitis, Támara, Ornas y otros que

agobiados por las deudas denuncian a su corregidor a principios del siglo XVIII en
14

estos términos: "el corregidor continúa haciendo infinitos agravios y extorsiones a

todos los indios que no hay palabras con qué significarlo contra la voluntad de los

indios reparte las muías chúcaras a los pueblos que ni aún hay setenta y ocho

tributarios, ochenta y nueve muías a treinta y seis i pesos que las más se mueren

después que las tienen los indios por la flaqueza de ellas”

los productos impuestos por los corregidores a los campesinos no tienen mayor valor

de uso; por alto su rechazo; asimismo no pueden ser considerados como

mercancías, puesto que el dinero no actúa como intermediario, al menos en lo que

concierne a la clase campesina, y esto es explicable pues el poco dinero circulante

se encuentra casi monopolizado por la clase dominante. no cumpliéndose aquello

afirmado por Marx: "La circulación suda dinero por todos los poros"

Es la calidad de déspotas locales que permite a los corregidores hacer uso de las

prestaciones en trabajo de los campesinos en su beneficio. Este comportamiento

tiránico, resistido y denunciado por los campesinos también es corroborado por el

mismo sacerdote de Chavín de Patriarca, cuando dice: “y el cruel modo de cobrar del

corregidor se hacía irresistible a mi tolerancia, vine a proponerle a dicho corregidor

que yo me haría cargo de cobrar sus dependencias y sería su cajero o mayordomo

sin más premio que el ver libres a mis feligreses de las hostilidades que padecían".

Los repartimientos, por ser impuestas a la fuerza y carecer de importancia para la

economía campesina, debían necesariamente ir acompañados de la violencia. Es

una práctica generalizada utilizada por los colonialistas y la clase dominante en

general. En realidad, fue la única manera de doblegar la resistencia de la clase

campesina. El sacerdote de Tapo al respecto dice: "Lo que hay es Señor que el

corregidor de esta provincia la ha cogido conmigo, porque sin poderme yo contener

me he opuesto a sus injustos repartimientos, tan crecidos en precios fuera del

crecido número de aguardiente con que embriagados los indios no los puedo reducir
15

a Misas". Pasemos a tratar otros aspectos de la vida diaria de los campesinos, en

donde también se manifiestan las contradicciones con los colonialistas.

3.5. Colonialistas y Poder Político

Como consecuencia del levantamiento de Túpac Amaru fueron suprimidos los

onerosos repartimientos. ¿Sucedió así en la vida real? Opinamos que las ventas

forzosas no desaparecieron en forma paralela a su prohibición legal, ya que es

sabido que -precisamente a partir de fines del siglo XVIII, el contrabando británico se

va a incrementar en el Perú (164), y tenemos algunos indicios para la costa de

Arequipa, que las nuevas autoridades estuvieron involucradas en este comercio

prohibido.

La posibilidad de proseguir con los repartos unidos al incremento del contrabando de

las nuevas autoridades colonialistas, es explicable también, porque éstas van a ver

aumentado su poder político. Debemos poner en evidencia que los colonialistas

tenían la responsabilidad política de proteger la vida y los bienes do los campesinos

que se encontraban en su jurisdicción. Son estos bienes que poseen los

campesinos y que en algunos casos es dinero guardado en la Caja de Comunidades,

la causa de denuncias con los subdelegados.

Los colonialistas hacen caso omiso de la legislación que protege las tierras

campesinas, incluso emplean la violencia con la finalidad de infundir miedo en los

campesinos y de esa manera, arrebatarles con más facilidad sus parcelas. Esta es la

situación que atravesó el pueblo de Huacho a fines del siglo XVI, pues el cacique

denunció que: "Juan Bayón como su encomendero por el temor y el miedo que los

indios le tenían por el agravio que les hacía, se entraba de mano poderosa en todas

las que quería. . . (y decía) al Juez que no eran de utilidad a sus indios, debiéndolas

defender y amparar no lo hacía por su interés particular, y en esta forma iba


16

componiendo mucha suma de tierras en perjuicio de sus indios desposeyéndolas de

ellas como se verifica en estas de Carquín".

No es condición previa que los colonialistas sean terratenientes para que sirvan a

esta clase, pues encontramos casos en que, sin serlos, favorecen a algún

hacendado en perjuicio de los campesinos sólo porque ello significa aumentar sus

ingresos. A fines del siglo XVIII los campesinos del pueblo de Acotama, jurisdicción

de Chancay, por intermedio de su cacique Francisco de Rosas, denuncian al

subdelegado don Luis de la Mata comisionado para hacer la remensura de tierras,

que se encontraba en la práctica despojándolos de sus parcelas y favoreciendo a un

hacendado del lugar: “don Luis como tanto le interesaba la venta de las tierras por lo

que en ella lucraba según los derechos que percibía, dejó a aquel infeliz lugar en

sólo siete tributarios con tierras, segregando a muchos más de ellos que no las

tienen por no habérseles repartido entre los compradores de éstas tierras) ninguno

más perjudicial que don Alfonso Alzamora a éste le vendió las mayores tierras de

aquel recinto, pero de un modo del más extraño como es, el haberle vendido (a)

Alzamora los sitios que habían fabricado los indios para sus habitaciones y en ellos

varios huertos que tenían cultivados de tiempo inmemorial.

3.6. Elección De Alcaldes Campesinos

La clase dominante en general necesitaba evidentemente de algunos integrantes de

la clase campesina para ejercer con mayor eficacia y más fácilmente' la explotación y

dominio del campesinado. Por ello permite que los pueblos elijan a sus autoridades

como alcaldes, regidores, alguaciles que en la práctica se convierten en auxiliares y

sirven a los detentadores del poder, en vez de defender los intereses de los

campesinos.

Es el sistema colonial el que se beneficia con el trabajo edilicio de los alcaldes,

sencillamente porque son los colonialistas quienes han estructurado la serie de


17

responsabilidades de estas autoridades campesinas y que sirven directamente a

corregidores, terratenientes, sacerdotes, mineros, etc. Claro que al lado de estas

funciones que sirven a la clase dominante, los alcaldes debían canalizar los reclamos

y denuncias de los campesinos, pero generalmente su accionar no trasciende la

lucha legal. Vamos, pues, a desarrollar con algún detenimiento, las

responsabilidades del cargo de alcaldes y las contradicciones que generan.

3.6.1. Responsabilidades y contradicciones de los alcaldes

Son los corregidores quienes trabajan en forma directa con los alcaldes, y no pueden

cumplir una labor eficiente para el régimen si no cuentan con el auxilio de estas

autoridades; además los utilizan en sus propios negocios, pues responsabilizan a los

alcaldes en el reparto y cobro de los productos impuestos a los pueblos.

No existen relaciones de comprensibilidad entre corregidores y alcaldes cuando de

por medio se encuentran los intereses económicos (repartos) de aquél. Cualquier

falta de cumplimiento es castigada severamente con azotamiento o encarcelamiento.

Es natural que le era más fácil al corregidor repartir sus productos si contaba con la

colaboración del alcalde, ya que éste reside en el pueblo y conoce, personalmente, a

todos sus integrantes. El problema se le plantea al alcalde cuando los campesinos

rechazan los repartos por ser inservibles o cuando caen en la insolvencia no sólo por

los crecidos precios, sino básicamente por la pobreza en que viven. En esta situación

el corregidor utiliza la violencia contra el alcalde y sobre los insolventes con la

"finalidad de obtener el pago de sus mercancías. Cuando, la violencia se generaliza

agudizando las-contradicciones, el alcalde fastiado de su condición servil, une a su

pueblo y se decide a denunciar los abusos del corregidor.

Como puede deducirse, al interior de la clase dominante, surgen contradicciones por

captar un mayor número de mitayos y el alcalde se encuentra en el centro de las

presiones de uno y otro bando. Su situación es extremadamente difícil, pues si


18

favorece al terrateniente, se ganará el rencor del obrajero o estanciero o viceversa.

Temeroso un alcalde escribe: "no puedo entregar los mitayos sin previamente pedir

permiso a mi cura”. En la vida cotidiana de los pueblos, el alcalde, por las

responsabilidades económicas de su cargo, concentra en su persona presiones y

violencia y se ve involucrado en las luchas que se suscitan entre los mismos

terratenientes, sacerdotes y colonialistas. En Ayabaca a fines del siglo XVIII, la sola

elección de un alcalde produjo una conmoción social que enfrentó a terratenientes

sacerdotes y colonialistas.

3.6.2. Requisitos para la elección de alcaldes

Los principales eran campesinos acomodados, pues tenían tierras de mayor

extensión y en algunos casos poseían ganados, incrementándose de esta mañeree

sus ingresos. Estos mayores ingresos y a la vez diversificados, los colocaba en un

status económico social por encima de los demás campesinos. Pues bien, como

hemos, delineado anteriormente, los alcaldes se responsabilizaban del cobro de

repartimientos, de la administración de la caja de comunidad, de las prestaciones

personales y todo ello significaba una gestión económica, por tanto, necesitaban una

"garantía" que les otorgaba, precisamente, sus bienes que sin ser cuantiosos por lo

menos servían de respaldo a la función económica que desempeñaban.

Los alcaldes, como administradores circunstanciales, estaban obligados a rendir

cuentas de las funciones que habían desempeñado durante su gestión edilicia. Si

tenían algún déficit, lo que generalmente sucedía, pues lo cubrían con sus ingresos,

y si éstos no alcanzaban, resultando un saldo negativo en sus cuentas, se les

remataba sus bienes. Precisamente así les aconteció a una serie de alcaldes de

Ayabaca rematándoseles sus bienes, como lo asevera un testigo: '"...asimismo es

verdad que se vendieron en la plaza los bienes de Felipe Culquicóndor, Alcalde indio,

por alcance de tributos, pero que ignora si fue por haber gastado la plata o por no
19

haber pedido cobrar los tributos a los indios”. Por su parte Justo Pastor de Pavera

(terrateniente) declaró: "que en la plaza del pueblo se habían llegado a vender los

bienes del Alcalde Cuallanay, y que los indios le habían asegurado a él, que así lo

habían hecho con los otros Alcaldes"

Es obvio que un campesino del común, dueño de uno o dos topos de tierras,

agobiado por una serie de cargas feudales, se encontraba imposibilitado de

garantizar económicamente las responsabilidades que le imponía el sistema colonial

a los alcaldes. ¿Qué bienes de un campesino pobre podían ser rematados? La

respuesta también es obvia. Socialmente, también se explica que sean principales

los elegidos como alcaldes, ya que éstos tenían ascendiente sobre el resto de los

campesinos; ello evidentemente surgía de su mayor poder económico.

Enseguida haremos hincapié en algo que consideramos importante. Los

corregidores, terratenientes, sacerdotes, utilizan a los alcaldes, que representan a

todos los campesinos de su pueblo y al convertirse en voceros de la canalización de

los reclamos de éstos, tamizan sus exigencias, sirviendo de contención a la lucha de

la clase campesina. En términos generales, los alcaldes actúan como conciliadores

entre la mayoría campesina y la clase dominante. Claro que cuando la explotación se

intensifica y amplía, asistimos a una radicalización de los alcaldes y a una lucha más

consecuente con los intereses de la clase campesina a quien representa. En estas

circunstancias es que se producen los motines, tumultos, movilizaciones o

rebeliones. De todas formas, los alcaldes están limitados en su enfrentamiento con la

clase minoritaria. Pero precisemos que las autoridades campesinas, no obstante, sus

compromisos y vacilaciones, concurren a desarrollar la lucha del campesinado contra

las diferentes fracciones de la clase dominante y el sistema colonial en su totalidad.


20

CAPITULO IV

4.CONTRADICCIONES: CAMPESINOS-TERRATENIENTES

4.1. Planteamiento De La Contradicción

Entre los campesinos y terratenientes localizamos la contradicción fundamental en el

Perú colonial. Básicamente el Perú colonial discurre su vida en el medio rural,

convirtiéndose la agricultura en la base de la economía. La vida gira en torno a la

tierra, y los pueblos serranos y costeños son pueblos agricultores fundamentalmente,

pues sus habitantes poseen parcelas en los alrededores de ellos; de igual forma en

las pocas ciudades existentes se notaba la presencia de zonas dedicadas a la

agricultura con sus respectivos canales de regadío, incluso comerciantes y artesanos

coordinaban sus actividades económicas con el ciclo de las actividades agrícolas del

medio rural.

En consecuencia, la tenencia de la tierra se convierte en el medio de producción más

importante en la sociedad colonial peruana. Enfrenta constantemente al

terrateniente, que aspira a ampliar su latifundio utilizando medios legales y la

violencia, contra el campesino. La lucha que se plantea por la tierra entre

campesinos y terratenientes es extremadamente desigual. El hacendado utiliza su

poder económico, relaciones sociales, políticas y la violencia con la finalidad de tener

más tierras. Mientras que el campesino sólo tiene a su favor la justeza de sus títulos,

la unidad que se verifica entre ellos cuando de defender sus tierras se traía, una

legislación que teóricamente ampara sus tierras, pero todo junto no les permite

defender sus preciadas parcelas o pastos. No obstante, todas estas condiciones

negativas, los campesinos se oponen tenazmente al terrateniente por conservar sus

tierras o recuperar las ya usurpadas por el terrateniente. Los intereses opuestos que
21

enfrentan a terratenientes y campesinos se van solucionando en favor de los

primeros, debido a que plantean la lucha en mejores condiciones.

4.2. Las Visitas Y Composiciones De Tierras

Periódicamente, la Corona española ordenaba la realización de visitas,

composiciones y repartimientos de tierras en sus dominios con la finalidad de

levantar un catastro en determinado valle o región. Se quería saber la cantidad de

hombres y tierras en determinado lugar para en base a ellos buscar una equidad con

respecto a la distribución de tierras. Se nombraba un juez especial, entregándosele

las normas que debía cumplir, teniendo a su disposición algunos empleados y

además la correspondiente designación por escrito para que se le brinden las

mayores facilidades en el lugar designado.

La intención de las visitas evidentemente era plausible, pero muchos de los jueces

actuaron favoreciendo a los terratenientes del lugar al que llegaban. Cometían una

serie de actos dolosos que favorecían a los terratenientes e iban en contra de los

campesinos. Macera se refiere, en parte, a estos hechos al escribir: "cuando se

concluía el reparto de tierras el visitador declaraba las sobrantes, que se sacaban a

remate al mejor postor. En la práctica tales sobrantes dieron ocasión de abusos y

fueron materia para la expansión de las haciendas ...".

La intención del gobierno colonial con respecto a las visitas y composiciones fue el

de conocer qué cantidad de tierras había quedado vacante en determinado lugar, ya

sea por fallecimiento o huida de sus propietarios. Buscaba también contener el

crecimiento fraudulento de las haciendas que generalmente se hacía en detrimento

de las tierras campesinas. Se exigía a los hacendados la presentación de sus títulos

para confrontarlos con los linderos que se especificaban en ellos. Además, se

aspiraba a que todos los "indios" del lugar donde se verificaba la visita, tuvieran su
22

parcela. Si había campesinos sin tierras, el juez estaba obligado a venderles en

forma prioritaria de las tierras sobrantes.

4.3. Deterioro de la Pequeña Propiedad Campesina

Los terratenientes, entre los que incluimos a arrendatarios y mayordomos, se

caracterizan por hacer uso de la prepotencia violencia y abuso en sus relaciones. con

los campesinos. Este comportamiento habitual de los hacendados tiene su sustento

económico social en la gran propiedad, de aquí surge el poder qué es utilizado para

agredir constantemente al campesino parcelario que vive próximo a sus dominios.

Oportunidades existen en que los terratenientes no consiguen arrebatar las tierras o

pastos de los campesinos debido a la unidad y oposición de éstos. Cuando ello

ocurre, los hacendados adoptan la táctica de causar el mayor daño posible a las

parcelas campesinas; utilizan la violencia en forma directa o mediante sus capataces,

provocan inundaciones, les cortan el agua, etc. Todo ello con la finalidad de crear un

ambiente de zozobra y temor en la localidad y de impedir que los campesinos

cultiven sus productos.

Lo mencionado anteriormente es la línea de acción que generalmente, se trazan los

terratenientes en su relación con los campesinos. La gran propiedad terrateniente

necesita más tierras y más fuerza de trabajo, por ello su acosamiento persistente

sobre la pequeña propiedad campesina. Siempre encontramos al terrateniente a la

ofensiva, agraviando a los campesinos y a éstos resistiendo y luchando por preservar

sus tierras, ante la voracidad del hacendado. De modo que no existen relaciones

armónicas entre hacendados y campesinos, y ello es explicable en la medida que los

intereses de ambos protagonistas son contrapuestos. Por un lado, los hacendados

apuntan al objetivo de usurpar las tierras de los campesinos, causando por ello

daños sistemáticos a las parcelas campesinas, viabilizando, de esta manera, su

futura absorción en beneficio de la gran propiedad. Por otro lado, cuando los
23

campesinos en defensa de sus fierras se enfrentan a los terratenientes, éstos de

propósito y con la finalidad de hacer sentir "su poder".

4.4. Rechazo Campesino a los Terratenientes

Es lógico razonar en el sentido que frente a los constantes agravios que reciben los

campesinos de parte de los terratenientes, opten por rechazar su vecindad, y no sólo

de ellos sino también de otras castas: mestizos, negros, zambos, mulatos, etc. Como

existe un ordenamiento legal, los campesinos acuden con sus demandas a los

colonialistas, dándose cuenta que éstos sirven a la minoría dominante del lugar de su

residencia. Así lo manifiesta Miguel Sanabria, campesino de Chorrillos, en su

enfrentamiento con la hacienda de Villa: ". . . que son grandes los perjuicios que

sufren diariamente ... (y que) se han quejado al subdelegado en dos ocasiones para

que lo pudiese remediar, lo que no se ha verificado.

La Corona "española al tener conocimiento en forma indirecta de las justas protestas

y reclamos de los campesinos, decretó una serie de leyes con la finalidad de poner

fin a estos abusos, separando a una clase de otra. Se estableció que los hacendados

estaban prohibidos de tener tierras limítrofes con los campesinos. Y esto lo sabían

los jueces colonialistas que estaban en la obligación de aplicar las reales cédulas.

También tenían conocimiento de ello los campesinos, quienes en sus demandas por

despojo de tierras manifiestan que existen: "Cédulas reales (por las cuales) ningún

español puede tener tierras junto a la de los indios por el daño que reciben.

Pero realmente la clase dominante no acataba las leyes. Y persistiendo los

terratenientes en su afán desmesurado de usurpar o deteriorar tierras de los

campesinos, aprovechaban de su vecindad y poder. Ante esto la clase campesina y

sus caciques como líderes salen a rechazar la cercanía de los terratenientes, porque

tienen experiencia en el sentido que con el tiempo sus tierras van a perderse en

beneficio del hacendado.


24

5.CRITICA A LA LECTURA

Todo este problema entre la clase campesina y la clase dominante da tregua a una

lucha constante de los campesinos contra la clase dominante, en salvaguarda de sus

tierras, lo cual consiguen, aunque fugazmente, pues al final habrán de ser

desposeídos de gran parte de ellas. Es apreciable cómo en aquella lucha por la

propiedad de la tierra, al ponerse en tensión y movilización todos los campesinos

perjudicados, se produce en éstos un gran regocijo y por qué no cierto júbilo cuando

temporalmente consiguen que las tierras les sean confirmadas en su favor; y es así

como al ingresar a las tierras que el terrateniente pretendiera arrebatarles tiran

terrones, arrojan piedras, se revuelcan en la tierra, todo en señal de posesión.

En todos los lugares de la Región Central del Perú ésta es la forma objetiva como los

campesinos toman posesión de sus tierras una vez ganado un litigio. Ellos conocen

"in situ'' cuáles son sus tierras, de ahí que cuando los terratenientes intentan

despojarlos, pues se unen sin mayor problema, ya que les resulta clarísimo saber por

qué luchan y contra quién. La forma espontánea como el campesino se une en

defensa de sus tierras, su entusiasmo que pone en las movilizaciones, su entrega

consciente y sincera para luchar por sus tierras, se pone de manifiesto en muchos

lugares de la Región Central, del Perú.

La posesión de las tierras por parte de los campesinos se encuentra amparada por

provisiones reales o títulos otorgados por los jueces visitadores. Por consiguiente,

ante la constante agresión de la gran propiedad, los campesinos hacen presentación

de esos instrumentos legales concedidos por el mismo sistema colonial.

Era de esperar entonces que los campesinos guarden celosamente sus títulos de

tierras. Estos eran conseguidos en medio de una tempestad de contradicciones. Es

costumbre, incluso hasta nuestros días, que los campesinos conserven con sumo

cuidado sus "papeles comunales" y que sólo en muy contadas oportunidades los
25

saquen de sus pueblos y presenten ante los jueces. Conocedores los terratenientes

del celo campesino de no desprenderse de sus títulos, les exigen la presentación de

los mismos ante los. tribunales, lugares donde fácilmente se "perdían".

No obstante, la lucha unitaria de la clase campesina en defensa de sus tierras, la

mayor parte de éstas fueron despojadas en beneficio de los latifundistas. Y esto se

explica en la medida que los hacendados tienen el poder y lo ejercen en beneficio de

su clase; aún más, cuentan con relaciones sociales y políticas que les permiten

viabilizar, legal y violentamente, la usurpación de las tierras campesinas.

Es cierto que debido a su tremendo poder los terratenientes contaban en algunas

oportunidades con aliados circunstanciales, que facilitaban su labor de despojo de

las tierras campesinas: alcaldes, principales y caciques. Pero no se debe exagerar el

comportamiento del estamento cacical en el Perú colonial por el hecho de que

algunos de sus integrantes hayan permitido con su silencio o colaboración la

usurpación de tierras campesinas en beneficio del hacendado. En los legajos

estudiados apenas hemos ubicado dos casos en que los caciques favorecieron, en

un caso, a un corregidor y, en otro, a una hacendada. Respecto a lo último no existe

un apoyo incondicional, sino en forma disimulada omitiendo algunos procedimientos

legales que posibilitaron el despojo de los pastos campesinos. Todos los campesinos

en el Perú colonial, cualquiera fuera su condición, deberían tener acceso a la tierra.

La Corona amparaba ese derecho y estableció en provisiones y cédulas su

observancia y cumplimiento por parte de la burocracia colonialista. La necesidad de

tierras y pastos para los campesinos de la Región Central del Perú colonial, es un

hecho objetivo. Claro que no puede justificarse la contradicción pequeña propiedad

gran propiedad sólo considerando el aumento poblacional campesino. La defensa

que hacen los campesinos de sus tierras es justa. De la justeza de su causa emerge

la unidad.
26

6.CONCLUSION DEL CAPITULO I

Principalmente aquí el propietario de todas las tierras en el Perú conquistado era la

corona española; pero como no estaba en condiciones de explotarlas “todas” en

forma directa hizo entrega a españoles y campesinos a los primeros se les otorgo en

calidad de propiedad y a los segundos como posesión.

También existe una diferenciación económica-social producto no solo del linaje sino

de la cantidad y calidad de medios de producción: tierra y ganados. Por un lado, una

minoría de caciques y principales y por el otro una inmensa mayoría de campesinos

originarios del común, forasteros y yanaconas. Los primeros podemos considerarlos

como “medianamente acomodados” y los segundos como “pobres”. Consecuencia de

ello con el transcurrir de los años, los primeros empobrecen; y los segundos, se

pauperizan.

Otro aspecto a rescatar es que el sector más numeroso de la república de indios fue

el que conformaban los indígenas del común. Fueron ellos los que cargaron con el

pesado aparato tributario virreinal. Durante la conquista los indios fueron repartidos o

encomendados o un español (el encomendero) que usufructuaba su energía en

trabajos de mita minera o agrícola. Los encomenderos debían velar por la fe del

indígena, así como por su vestimenta y alimentación.

La expresión externa que ejerce el sistema colonial sobre la economía, los obliga a

separar parte de su pequeña producción para ser entregada como tributo, o

enajenarla por dinero para satisfacer las exigencias de las diferentes fracciones de la

clase dominante.

Y por último se hace referencia a la situación de la región central del Perú se

verificaba dentro de una pobreza extrema, en especial paro los indios del común. El

sistema colonial empobrecía, con el transcurrir de los siglos, a la familia campesina.


27

7. CONCLUSION DEL CAPITULO II

En este capítulo se habla de la relación existente entre el doctrinero y campesino le

permite tener a aquel una influencia decisiva sobre la vida y la economía de este.

Estas modalidades de prestaciones en especies de la economía campesina hacia los

sacerdotes, no son permitidas por la legislación oficial, sin embargo, estas se

verifican al amparo de la servidumbre y la coacción extraeconómica a que está

sometido el campesinado y que caracteriza a las relaciones sociales de producción

existentes en el Perú colonial.

Debemos decir que el campesinado en su conjunto no se opone a que los

sacerdotes lleven adelante su trabajo espiritual ni tampoco cuestiona el pago que ello

le irrogaba. Solo pide y exige que los eclesiásticos respeten la tasa establecida por la

iglesia y que no se les obligue, compulsivamente, a hacer uso de servicios religiosos

con pompa, porque ello evidentemente incidía sobre su pobre economía.

Entonces la contradicción existente entre sacerdotes y campesinos es el no pagar

por los productos o especies que necesitan estos. Pero el problema es que la

mayoría, y en especial sacerdotes peninsulares, no cumplía con lo establecido por la

iglesia: pagar y no abusar de los campesinos.

La institución religiosa tuvo un papel muy importante en la colonización peruana,

especialmente en la región central. Los Reyes Católicos y sus sucesores estuvieron

obligados a promover la evangelización y constituyeron un Patronato Real sobre la

Iglesia, por el que se aseguraba la retribución (remuneración) del clero, la

construcción de iglesias, catedrales, conventos. El clero también percibía en muchos

casos el tributo del indígena y disponía de haciendas trabajadas mediante

encomendados, esclavos indígenas o asalariados.


28

8. CONCLUSION DEL CAPITULO III

Primeramente, el nivel de contradicciones con los corregidores se verifica porque el

campesinado exige el pago por su fuerza de trabajo; que se le pague por “la

Incautación que se hace de parte de lo que produce; también rechazan los onerosos

repartimientos de productos que no le sirven para sus modestas economías. Pero

todas estas contradicciones se resuelven en favor del corregidor. Es el sistema

feudal imperante en el Perú colonial el que permite a la clase dominante conseguir

prestaciones en especies y en trabajo del campesinado. Por cierto, que existe una

legislación que aspiraba a ampliar el comercio, difundir las relaciones salariales, pero

lo real es que la clase campesina se encontraba sometida directamente a

terratenientes, mineros, obrajeros, corregidores, etc.

Es necesario aclarar la relación directa entre corregidor y campesino que caracteriza

en forma general la vida material y social en el Perú colonial la que permite al

primero expropiar al segundo. Por otro lado, el antagonismo de clases nos revela que

los corregidores a pesar que no estaban facultados para cobrar el diezmo, sin

embargo, lo hacían, pues contaban para ello con la dependencia personal y la

aplicación de la violencia. Tampoco respetaban la tasa establecida en lo referente al

diezmo convirtiéndose en una práctica "normal" cobrar más que lo establecido.

Muy claro les resulta a los campesinos percatarse de la expropiación de parte de su

pequeña producción en beneficio de los corregidores. Y oponiéndose, denunciando,

luchando cotidianamente en defensa de su economía de subsistencia es como se

van a ir nucleando y diferenciándose de la clase que los oprime. Estos colonialistas

tenían el privilegio de introducir por la fuerza productos que generalmente no fueron

necesarios para la economía campesina, pero tuvieron que recibirlos porque así lo

establecía el sistema.
29

9.CONCLUSION DEL CAPITULO IV

Si bien estas contradicciones entre campesinos y terratenientes involucran una serie

de causas y entre ellas la intención de las visitas evidentemente era plausible, pero

muchos de los jueces actuaron favoreciendo a los terratenientes del lugar al que

llegaban. Cometían una serie de actos dolosos que favorecían a los terratenientes e

iban en contra de los campesinos. Macera se refiere, en parte, a estos hechos al

escribir: "cuando se concluía el reparto de tierras el visitador declaraba las sobrantes,

que se sacaban a remate al mejor postor. En la práctica tales sobrantes dieron

ocasión de abusos y fueron materia para la expansión de las haciendas. Lo cual no

era lo justo.

También cabe mencionar que se dieron casos en que los terratenientes no

consiguen arrebatar las tierras o pastos de los campesinos debido a la unidad y

oposición de éstos. Cuando ello ocurre, los hacendados adoptan la táctica de causar

el mayor daño posible a las parcelas campesinas; utilizan la violencia en forma

directa o mediante sus capataces. Por ello su acosamiento persistente sobre la

pequeña propiedad campesina. Siempre encontramos al terrateniente a la ofensiva,

agraviando a los campesinos y a éstos resistiendo y luchando por preservar sus

tierras, ante la voracidad del hacendado. De modo que no existen relaciones

armónicas entre hacendados y campesinos, y ello es explicable en la medida que los

intereses de ambos protagonistas son contrapuestos. Por un lado, los hacendados

apuntan al objetivo de usurpar las tierras de los campesinos, causando por ello

daños sistemáticos a las parcelas campesinas, viabilizando, de esta manera, su

futura absorción en beneficio de la gran propiedad. Ante esto la clase campesina y

sus caciques como líderes salen a rechazar la cercanía de los terratenientes.


30

10. BIBLIOGRAFIA

ARZE A., Rene: “El cacicazgo en las postrimerías coloniales; revista avances; la paz

Bolivia; Febrero,1798; N°1.

BASADRE, Jorge y Macera, Pablo: “Convenciones”; Mosca azul

Editores; Lima,1794.

CARDOZO y PEREZ: “Los métodos de la historia”; Grijalbo, 1976.

COCK C. Guillermo: “Los kurakas de los collaguas: poder político y poder

económico”; Historia y cultura N°10; Lima.

CHAPMAN O. Luis: “Introducción al estudio histórico del feudalismo en el Perú”;

Lima, 1798.

CHOQUE C. Roberto: “Pedro Chipana: cacique comerciante de calamarca”; Revista

Avances; La paz, Bolivia; Febrero, 1798; N°1.

DUNBAR TEMPLE: “El linaje incaico durante la dominación española: los shuaraura”;

Revista Histórica 18. 1949.

ENGELS, Federico: “Anti-Dubring”; Editorial Cartago, 1973.


31

INDICE
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 1

CAPITULO I .......................................................................................................................... 2

1.ECONOMIA FAMILIAR CAMPESINA ................................................................................. 2

1.1. Planteamiento del problema........................................................................................ 2

1.2. Tierra: Cantidad Y Calidad .......................................................................................... 2

1.3. Diferenciación Campesina .......................................................................................... 3

1.3.1. Caciques y principales .......................................................................................... 3

1.3.2. Campesinos del común ........................................................................................ 4

1.3.3. Forasteros y Yanaconas ....................................................................................... 4

1.4. La pobreza de la economía campesina ....................................................................... 5

CAPITULO II ......................................................................................................................... 7

2.CONTRADICCIONES CAMPESINOS-SACERDOTES....................................................... 7

2.1. Planteamiento de la contradicción............................................................................... 7

2.2 La Prestación En Especies .......................................................................................... 7

2.3. Los Servicios Religiosos ............................................................................................. 8

2.3.1. EL DIEZMO .......................................................................................................... 8

2.3.2.LAS PRIMICIAS .................................................................................................... 8

CAPITULO III ........................................................................................................................ 9

3.CONTRADICCIONES CAMPESINO-COLONIALISTAS ................................................... 9

3.1. Planteamiento De La Contradicción ............................................................................ 9

3.2. La Prestación En Especies ..................................................................................10


32

3.3. La Prestación En Trabajo ...........................................................................................12

3.4. Los Repartimientos ....................................................................................................13

3.5. Colonialistas y Poder Político .....................................................................................15

3.6. Elección De Alcaldes Campesinos .............................................................................16

CAPITULO IV .......................................................................................................................20

4.CONTRADICCIONES: CAMPESINOS-TERRATENIENTES .............................................20

4.1. Planteamiento De La Contradicción ...........................................................................20

4.2. Las Visitas Y Composiciones De Tierras....................................................................21

4.3. Deterioro de la Pequeña Propiedad Campesina ........................................................22

4.4. Rechazo Campesino a los Terratenientes ..................................................................23

5.CRITICA A LA LECTURA ..................................................................................................24

6.CONCLUSION DEL CAPITULO I ......................................................................................26

7. CONCLUSION DEL CAPITULO II ....................................................................................27

8. CONCLUSION DEL CAPITULO III ...................................................................................28

9.CONCLUSION DEL CAPITULO IV ....................................................................................29

10. BIBLIOGRAFIA...............................................................................................................30
33

También podría gustarte