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En la actual sociedad de la tolerancia, que no tiene ideales fijos y, como resultado,

tampoco una clara división entre el bien y el mal, existe una técnica que permite cambiar
la actitud popular hacia conceptos considerados totalmente inaceptables.

Esta técnica se llama “La ventana Overton”, su creador es Joseph Overton (1960-
2003) quien fue Vicepresidente del mayor instituto de investigaciones en política de Estados
Unidos, el Mackinac Center for Public Policy ubicado en Michigan. Consiste en una
secuencia concreta de acciones con el fin de conseguir un resultado, sobre todo político;
específico deseado, que según el columnista ruso Evgueni Gorzhaltsán “puede ser más
eficaz que la carga nuclear como arma para destruir comunidades humanas”.

Existe un artículo que pone el ejemplo radical de cómo convertir en aceptable la idea
de legalizar el canibalismo paso a paso, desde la fase en que se considera una
acción repugnante e impensable, completamente ajena a la moral pública, hasta
convertirse en una realidad aceptada por la conciencia de masas y la ley.

Eso no se consigue mediante un lavado de cerebro directo, sino en técnicas más


sofisticadas que son efectivas gracias a su aplicación coherente y sistemática sin que la
sociedad se dé cuenta del proceso.

Primera etapa: de lo impensable a lo radical


Obviamente, actualmente la cuestión de la legalización del canibalismo se encuentra
en el nivel más bajo de aceptación en la ‘ventana de posibilidades’ de Overton, ya que la
sociedad lo considera como un fenómeno absurdo e impensable, un tabú.
Para cambiar esa percepción, se puede, amparándose en la libertad de expresión,
trasladar la cuestión a la esfera científica, pues para los científicos normalmente no hay
temas tabú. Por lo tanto, es posible celebrar, por ejemplo, un simposio etnológico sobre
rituales exóticos de las tribus de la Polinesia y discutir la historia del tema de estudio y
obtener declaraciones autorizadas sobre el canibalismo, garantizando así la transición de la
actitud negativa e intransigente de la sociedad a una actitud más positiva.
Simultáneamente se crea algún grupo radical de caníbales, aunque exista solo en
Internet, que seguramente será promocionado y citado por numerosos medios de
comunicación. Como resultado de la primera etapa de Overton, el tabú desaparece y el
tema inaceptable empieza a discutirse.
Segunda etapa: de lo radical a lo aceptable
En esta etapa, hay que seguir citando a los científicos, argumentando que uno no
puede blindarse a tener conocimientos sobre el canibalismo, ya que si alguna persona se
niega a hablar de ello será considerado un hipócrita intolerante.
Al condenar la intolerancia, también es necesario crear un eufemismo para el propio
fenómeno para disociar la esencia de la cuestión de su denominación, separar la palabra de
su significado. Así, el canibalismo se convierte en ‘antropofagia’, y posteriormente
en ‘antropofilia’. Paralelamente, se puede crear un precedente de referencia, histórico,
mitológico, contemporáneo o simplemente inventado, pero lo más importante es que sea
legitimado, para que pueda ser utilizado como prueba de que la antropofilia en principio
puede ser legalizada.

Tercera etapa: de lo aceptable a lo sensato


Para esa etapa, es importante promover ideas como las siguientes: «el deseo de
comer personas está genéticamente justificado», «a veces una persona tiene que recurrir a
eso, si se dan circunstancias apremiantes» o «un hombre libre tiene el derecho de decidir
qué come». Los adversarios reales a esos conceptos, es decir, la gente de a pie que no quiere
ser indiferente al problema, intencionadamente se convierten para la opinión pública
en enemigos radicales cuyo papel es representar la imagen de psicópatas enloquecidos,
oponentes agresivos de la antropofilia que llaman a quemar vivos a los caníbales, junto con
otros representantes de las minorías. Expertos y periodistas en esta etapa demuestran que
durante la historia de la humanidad siempre hubo ocasiones en que las personas se comían
unas a otras, y que eso era normal.

Cuarta etapa: de lo sensato a lo popular


Los medios de comunicación, con la ayuda de personas conocidas y políticos, ya
hablan abiertamente de la antropofilia. Este fenómeno empieza a aparecer en películas,
letras de canciones populares y vídeos. En esta etapa, comienza a funcionar también la
técnica que supone la promoción de las referencias a los personajes históricos destacados
que practicaban la antropofilia. Para justificar a los partidarios de la legalización del
fenómeno se puede recurrir a la humanización de los criminales mediante la creación de
una imagen positiva de ellos diciendo, por ejemplo, que ellos son las víctimas, ya que la vida
las obligó a practicar la antropofilia.

Quinta etapa: de lo popular a lo político


Esta categoría supone ya empezar a preparar la normativa para legalizar el
fenómeno. Los grupos de presión se consolidan en el poder y publican encuestas que
supuestamente confirman un alto porcentaje de partidarios de la legalización del
canibalismo en la sociedad. En la conciencia pública se establece un nuevo dogma: «La
prohibición de comer personas está prohibida.»
Esta es una técnica típica del liberalismo que funciona debido a la tolerancia como
pretexto para la proscripción de los tabúes. Durante la última etapa del ‘movimiento de las
ventanas’ de Overton de lo popular a lo político, la sociedad ya ha sufrido una ruptura, pues
las normas de la existencia humana se han alterado o han sido destruidas con la adopción
de las nuevas leyes.

El concepto de las ‘ventanas de posibilidades’, inicialmente descrito por Joseph


Overton, puede extrapolarse a cualquier fenómeno y es especialmente fácil de aplicar en
una sociedad tolerante en la que la llamada libertad de expresión se ha convertido en la
deshumanización y donde ante nuestros ojos se eliminan uno tras otro todos los límites que
protegen a la sociedad del abismo de la autodestrucción.

El aborto, los vientres de alquiler, la eutanasia, el movimiento LGTB, etc. todos son
temas tabú que han pasado por este procedimiento o se encuentran inmersos en él en estos
momentos.

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