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Nómadas 31 octubre de 2009 universidad central colombia

Nereo, Bogotá, 1957.

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11/09/09}
DESCUBRIMIENTO Y OBLITERACIÓN DE LA

aceptado:
SUBJETIVIDAD INDÍGENA*

15/08/09 ·
Discovery and obliteration of the

recibido:
indigenous subjectivity

{original
Andrea Ivanna Gigena**

Este artículo presenta un análisis de la comunidad indígena kolla tinkunaku (Salta, Argentina), que aborda el
descubrimiento y la obliteración de la subjetividad indígena a partir del relato de vida de la única presidente mujer
de la comunidad. Indaga en las tramas y tensiones que emergen de la dominación y de la conflictividad inherente a
una comunidad atravesada por el colonialismo y la colonialidad; circunstancias que se develan en el descubrimiento
del ser-indígena-en lucha y su anulación.
Palabras clave: comunidad kolla tinkunaku, luchas por territorios rurales, colonialidad del ser, subjetividad, re-
latos de vida.

Este artigo apresenta uma análise da comunidade indígena Kolla Tinkunaku (Salta, Argentina). Aborda o descobri-
mento e destruição da subjetividade indígena a partir do relato de vida da única presidente mulher da comunidade.
Se imiscui nas tramas e tensões que emergem da dominação e dos conflitos inerentes a uma comunidade trespassada
pelo colonialismo e a colonialidade, circunstâncias que surgem com o descobrimento do ser-indígena-em luta e sua
anulação.
Palavras chave: comunidade Kolla Tinkunaku, lutas por territórios rurais, colonialidade do ser, subjetividade,
relatos de vida.

This article presents an analysis of kolla tinkunaku indigenous community (Salta, Argentina), which confronts
the discovery and destruction of indigenous subjectivity from the life story of the only female president of the com-
munity. It explores the patterns and tensions that emerge from the domination and conflict inherent in a community
permeated by colonialism. These circumstances are revealed in the discovery of the indigenous-being-in-the-fighting
nomadas@ucentral.edu.co · Págs. 227~239

and its annulment.


Key words: kolla tinkunaku community, fight for rural territory, coloniality of being, subjectivity, life stories.

* Este artículo se inscribe en el proyecto de tesis doctoral “Sujetos subalternos y luchas biopolíticas por territorios rurales en Argentina: el caso
de Tinkunaku, Mocafor, Mocase y La Loma”, dirigido por la Dra. K. Bidaseca (UBA-UNSAM), radicado en la facultad de ciencia política y
RR. II. de la Universidad Católica de Córdoba, y financiado por el Conicet.
** Licenciada en Ciencia Política, Magíster en Administración Pública y Doctoranda en Ciencias Sociales (UBA). Profesora de la facultad de
Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba (Argentina). Becaria del Conicet. E-mail: aigigena@
yahoo.com.ar

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Ingresando cuperable para la inteligibilidad de los antepasados; y d) la obliteración

S
quienes adscribimos a las ciencias de los descubrimientos, atravesada
ólo puedo ingresar a este do-
sociales. Tiene razón cuando invita por la fragmentación comunitaria y
cumento desde un profundo
a buscar en una nueva textualidad la subordinación de género.
agradecimiento a Serafina
los silencios y borramientos que
Cruz. Tras haber desandado mi La Comunidad Kolla
produce el orden hegemónico.
trabajo de campo sobre las luchas Tinkunaku
territoriales de la comunidad kolla Inerme ante lo que está perdido,
me atrevo a escribir este trabajo La comunidad kolla tinkunaku se
tinkunaku, múltiples referencias
con retazos de experiencias que encuentra en el norte de la Provin-
me llevaban a ella, integrante de
creo permiten (re)armar, o tal vez cia de Salta (Argentina), y ocupa
la comunidad y, hasta ahora, única
inventar, una historia de Serafina una superficie de posesión ances-
presidenta mujer de la organización
Cruz y de lo que ella representa. tral de 129.000 hectáreas entre
una vez que se constituyeron jurídi-
áridos cerros altiplánicos (puna) y
ca e institucionalmente. Entonces, lo que presento aquí
selva de yungas. Cuenta con una
En el imaginario que fui cons- es un análisis de la comunidad in- población aproximada de 3.000
truyendo a través de mis interlo- dígena kolla tinkunaku, orientado personas concentradas en cuatro
cutores, Serafina era una mujer por los lineamientos que propone ayllus: El Angosto de Paraní, Río
mayor, sabia y sustraída de la el pensamiento decolonial y pos- Blanquito de Santa Cruz, los Na-
participación en la organización colonial. El objetivo es develar ranjos y San Andrés.
para acompañar las luchas desde la trama del descubrimiento y la
Los kollas reivindican la preexis-
la capacidad de consejo que sólo obliteración de la subjetividad in-
tencia de la comunidad y la pose-
brinda la experiencia. Cuando la dígena, a través de la trayectoria
sión sobre dicho territorio desde
conocí personalmente descubrí vital de la única presidente mu-
antes de la colonización española.
que en realidad es muy joven y jer (condición que ostentó en los
En el imaginario dominante de
su sabiduría es un reservorio de períodos de mayor conflictividad
esta comunidad el hito más signi-
experiencias de luchas corporales en relación con la defensa de su
ficativo de su lucha por la tierra es
y emocionales dramáticamente territorio). A través del relato de
el denominado “Malón de la Paz”
atravesadas por las tensiones que vida de Serafina Cruz abordo las
(1946). Sin duda se trata de una
produce la colonialidad. Su imper- tramas y tensiones que emergen
de las reivindicaciones indígenas
ceptible participación comunitaria producto de la conflictividad y la
más importantes de la historia ar-
no es otra cosa más que el reflejo dominación inherente a comuni-
gentina, aunque la historiografía y
de esas tensiones. dades atravesadas por el colonia- las ciencias sociales dominantes le
lismo y la colonialidad. haya restado significatividad hasta
No puedo dejar de agradecer su
espontánea generosidad y su enor- Las mismas se develan en cuatro hace muy pocos años.
me confianza para develar algunos instancias: a) el descubrimiento del “El Malón” –como fue denomina-
trayectos de su historia y de su inti- ser, manifiesto en el proceso de do por los medios periodísticos de
midad. Todo esto permitió que a mis conocer el nombre propio y la ima- la capital del país1 – fue una marcha
primeros descubrimientos, frente a gen corpórea; b) el descubrimiento de los kollas de las actuales provin-
su cuerpo y su voz, le siguieran va- del ser-indígena: asociado con una cias de Salta y Jujuy hacia la ciudad
rios otros. Aquellos que devienen de marca de origen estigmatizante y de Buenos Aires, que recorrió a ca-
la solitaria relectura de la entrevista mediatizado luego por un cono- ballo aproximadamente 2.000 km.
co-producida, aquellos que devie- cimiento institucionalizado: la es- durante cuatro meses, con el fin
nen de la emocionalidad que todavía cuela; c) el descubrimiento del ser- presentar al presidente Perón un
me genera su relato y su historia. indígena-en lucha: la constitución petitorio que reclamaba la recupe-
Tiene razón Spivak cuando dice que colectiva de la historicidad por el ración de sus territorios, en manos
la conciencia del subalterno es irre- establecimiento de un vínculo con de las oligarquías locales a partir de

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la guerra de la independencia (siglo comunidad una abertura en sentido Con la primera quiero advertir
XIX)2. Los miembros de la comuni- de la reoriginalización. Para subver- que las luchas territoriales son un
dad tinkunaku eran el componente tir la nueva instancia de dominación lugar privilegiado para visualizar
de la caravana que provenía de una comienza un proceso de lucha, una las múltiples instancias y tiempos
propiedad administrada por el inge- acción reivindicativa y de defensa, productores de subjetividad. Con
nio San Martín del Tabacal: la “Fin- continua en el tiempo, colectiva e el conflicto se abre un intersticio
ca San Andrés” de Salta. institucionalizada –la organización que permite observar las tensiones
formal a través de la comunidad y ambigüedades de un múltiple
Desde la instalación del ingenio
kolla tinkunaku3–; anclada en un juego de mediaciones, dominación
en 1908, los kollas habían sido obli-
discurso que reivindica la condición y resistencias que recrean y hacen
gados a dejar estacionalmente sus
indígena. visible la historicidad de los sujetos
tierras para trabajar en la zafra. Con
Sin subvalorar la participación de y, también, los procesos de “subje-
esta actividad pagaban el arriendo
toda la comunidad en este nuevo tificación colectiva”. Por esta últi-
–por cantidad de cabeza de ganado
proceso de lucha, esta instancia ma entiendo, siguiendo a Quijano
y plantas– que la administración del
de reoriginalización nos remite a (2000b), una articulación subjetiva
ingenio les imponía para permitir-
una generación de dirigentes que colectiva de poblaciones en su inte-
les vivir sobre sus territorios ances-
recupera la memoria del Malón, rior heterogéneas y hasta disconti-
trales. Tras el Malón, las presiones
promueve la organización colectiva nuas en tiempos y espacios.
sobre el pago del arriendo cedieron
en tanto el gobierno peronista estu- y lleva la lucha fuera de la comu- Con la segunda quiero advertir
vo en el poder; pero el control de nidad frente a los conflictos más sobre la pertinencia del método
sus territorios nunca fue restituido agudos a partir de la década del los biográfico del que me valgo. Los
a los indígenas. ochenta4. De esa generación –hoy relatos de vida son una reflexión de
apenas audible– intento recuperar
Durante la década del ochenta, con lo social a partir de un relato per-
los ecos de la voz de Doña Serafina
la prescindibilidad de la mano de sonal. Cada persona es un “univer-
Cruz. A través de su relato de vida
obra indígena en la actividad zafre- so singular” (Ferarotti, 2007) que
intentaré presentar una mirada so-
ra –tanto por la mecanización como sintetiza lo social, las estructuras-
bre la historicidad de la lucha y la
por la caída de la actividad comercial instituciones sedimentadas y sus
comunidad del tinkunaku.
en esta agroindustria– la presión so- múltiples mediaciones. Abordar el
bre las poblaciones kollas de la Fin- Sobre el abordaje análisis a partir de la micro-historia
ca San Andrés mutó. Bajo las nuevas supone que el conocimiento pro-
Serafina Cruz fue la segunda pre-
condiciones de producción lo único ducido desde lo microsocial puede
sidenta elegida tras la organización
que revestía valor eran los recursos dar cuenta de las relaciones mucho
jurídico-institucional del pueblo
naturales de la Finca, por lo que el mas amplias y generales que atra-
kolla tinkunaku5 y, hasta ahora,
desalojo era inminente. Esto ponía viesan a la sociedad en su conjun-
la única mujer que ejerció dicho
a los kollas frente a dos alternativas: to. Contrariamente a los principios
cargo, función que se desarrolló
una que prolongaba la histórica y estructuralistas que consideraban
durante los períodos de mayor
agónica dependencia, otra que se lo microsocial como una reproduc-
conflictividad en relación con la
orientaba hacia la reoriginalización ción reducida del sistema general
defensa del territorio –tanto con
(Quijano, 1990). y a los sujetos como efectos de las
el ingenio San Martín del Tabacal
En un contexto de emergencia como con la empresa que construyó estructuras, adscribo a la corriente
de la cuestión indígena, por la pro- el gasoducto norandino hacia Chi- que propone centrar la mirada en
mulgación en Argentina de diversos le–. Abordar la trayectoria de lucha los espacios de relaciones micro y a
institutos legales de reconocimiento de los kollas a partir del proceso de considerar a los sujetos como pro-
y la consolidación de un discurso subjetificación de Serafina me exige ductores de lo social, recuperando
indigenista, se produce para esta dos aclaraciones. sus prácticas y discursos como ele-

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mentos necesarios para la produc- tido de la representatividad posi- de representación y otrificación ba-
ción de conocimiento6. tivista– del tema que se pretende sadas en una supuesta exterioridad
abordar. radical.
Además, un relato de vida tiene la
potencialidad de permitirnos acce- Esto no obsta que en la elección de El efecto de identidad más signi-
der a la cotidianeidad de los sujetos estas “personas comunes” hagamos ficativo de estas representaciones
y descubrir aquello ignorado por intervenir criterios de significativi- coloniales es producir la: “invisibili-
las miradas dominantes. Tengamos dad éticos, teóricos y políticos. En dad sociológica de los no-europeos,
presente que el concepto mismo este caso, la elección del relato de “indios”, “negros” y sus “mestizos”,
de la colonialidad del ser surge vida de Serafina Cruz tiene su fun- es decir, de la abrumadora mayoría
por la necesidad de indagar sobre damento en que el mismo devela, de la población de América y sobre
los efectos de la colonialidad en la como pocos, una multiplicidad de todo de América Latina respecto de
experiencia vivida de los subalter- mediaciones y lugares de oblitera- la producción de subjetividad, de
nos (Maldonado-Torres, 2007). El ción. Serafina Cruz “representa” memoria histórica, de imaginario,
método biográfico es entonces un múltiples sujetos, lugares y tiem- de conocimiento “racional”. Ergo,
recurso metodológico con un gran pos: una mujer; una indígena; una de “identidad” (Quijano: 2005: 4).
potencial para producir conoci- generación de dirigentes hoy ape- Sobre esta premisa se construyó la
miento desde las “historias de aba- nas visible y audible; un modo de idea de una Argentina étnicamen-
jo”, para conocer las modalidades organización comunitaria que, en te homogénea, un país de “indios
existenciales del sujeto colonial. La tanto sujeto colectivo, difumina las muertos”. Como explica Grosso
cotidianeidad o intercambios de al- singularidades que la integran. “Re- (2008), el concepto de indio como
guna de las tantas situaciones a las presenta” también una comunidad un otro se levanta como el diferen-
que los sujetos pertenecen son cen- en constante tensión en el proceso cial que constituye la hegemonía
trales para construir una inteligi- de redefinición de su situación de nacional argentina8. Así, las comu-
bilidad de una situación particular subalternidad. nidades introyectaron la exclusión y
reuniendo –de alguna manera– las aniquilación hegemónica (colonial
La trama de los
otras situaciones (Althabe, 1999). y nacional) bloqueando cualquier
descubrimientos
identificación con su historicidad y
Entonces, la pertinencia del mé-
subjetividad indígena.
todo biográfico radica en que lo
Colón ha descubierto América, pero
social se conoce a través de un su- Es por esto que para quienes
no a los americanos.
jeto concreto, histórico y situado; intentan subvertir las marcas y so-
Tzvetan Todorov
tratando de ingresar en aquellas bredeterminaciones del imaginario
dimensiones ocultas y silenciadas Tanto el pensamiento decolonial colonial-nacional –que invisibiliza,
por el discurso dominante. Activar como el poscolonial han centrado exotiza, inferioriza o estereotipa
la especificidad del lugar como no- sus reflexiones en desentrañar los una cultura–, los procesos de sub-
ción contextualizada y situada de la modos dominantes de “descubri- jetificación develan una instancia
práctica humana es una estrategia miento del Otro” que se producen del propio descubrimiento frente
que puede subvertir las lecturas a partir de las experiencias del co- a las representaciones forjadas en
hegemónicas sobre un fenómeno. lonialismo y que continúan con la relación con ellos. En general, es-
Es porque los relatos de vida, en colonialidad7. Los damne de F. Fa- tas develaciones no han sido muy
tanto historias desde abajo, tras- non, el “orientalismo” de E. Said, abordadas en el marco de pensa-
cienden el interés por las biografías la “diferencia colonial” de W. Mig- miento decolonial y poscolonial –a
de personajes “ilustres” y más bien nolo, los “subalternos” de R. Guha, excepción de la profundidad de los
pretenden centrarse en “personas el “occidentalismo” de F. Coronil, trabajos de Fanon sobre la sociopa-
comunes” que no necesariamente entre otros, indican de las políticas tología de la experiencia colonial y
representan un prototipo –en sen- (coloniales/modernas/occidentales) el sujeto colonizado–. Es por ello

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andrea ivanna gigena descubrimiento y obliteración de la subjetividad indígena

que aquí propongo –y porque el Una vez, justo ví, ah, yo no quie- La infancia y la adolescencia son
relato de vida de Serafina Cruz lo ro encontrarme ningún conocido tiempos de definición de los con-
porque van a ver como estoy, tornos del ser, que se singulariza
permite– comenzar con una análi-
decía así, y yo misma no me
sis del proceso de subjetificación en y afirma en lo auditivo y corpóreo.
había dado cuenta que había un
tanto progresivos “descubrimien- espejo, eso era en Mendoza, que La identificación definitiva con
tos”, identificaciones con el ser- era yo, “¡uh! Allá hay un conoci- el nombre se consolida cuando
indígena-en lucha. do”; desconocida, me perdí. transciende el ámbito familiar y
El nombre y la corporeidad son comunitario para ser presidenta
Los descubrimientos revelan, ex-
marcas de identificación, trazan las del Tinkunaku. Pero estas identi-
hiben algo que existe oculto pero
primeras fronteras entre la iden- ficaciones indican también de una
además desenmascaran e inventan.
tidad y la alteridad. Para Serafina incompletud. Al ser que se traza
Entonces advierto que el descubrir
Cruz, además, son un intersticio con el nombre se suma la aparien-
no es entendido como una exterio-
de subjetificación, un primer te- cia, confusa, que se proyectada en
rización de la esencia de los sujetos;
rreno para elaborar las “estrate- el espejo. Y entre el ser y la apa-
más bien devela un vínculo o articu-
gias” que darán nuevos signos a su riencia el problema de las másca-
lación contingente de conformación
identidad (Bhabha, 2002) y que se ras. Aquellas máscaras que todavía
de la subjetividad. Finalmente se-
visibilizan en tres ámbitos: la es- ocultaban su ser-indígena.
ñalo que de la lectura subsiguiente
puede surgir la idea de que los des- cuela, el trabajo y el Tinkunaku. Su
El descubrimiento del
cubrimientos siguen una cronológi- ser está anudado a un nombre que
ser-indígena
no conoce sino hasta trascender
ca linealidad. En realidad, se trata
el ámbito familiar, ingresando a la Yo soy consciente que soy Kolla
del efecto textual de la estrategia de
escuela, donde se “sustancializa” la todo, pero era como que sentía-
análisis sobre un relato de vida lleno
identidad y la diferencia respecto mos vergüenza […] Y después
de quiebres, superoposiciones y si- un día, una profesora de historia,
del “otro”. Que para ella el nombre
multaneidades. ella habló y dijo que ser así... nos
(propio) sea más un descubrimien- explicaba la historia y todo eso.
El descubrimiento del ser to que una nominación internali- Y decía ¿qué estoy haciendo yo?
zada inconcientemente le permite Inmediatamente capté la infor-
Bueno, en primer lugar yo me mación ahí y ya los otros chicos
trascender otra persona, Ana, que
llamo Serafina; de apodo, de [miembros de la comunidad] an-
está asociada con un apocamiento.
chiquita, siempre me han dicho daban en la lucha, vuelta, vuelta.
Ana […] yo misma no conocía La imagen corpórea, por su par- Yo no entendía bien todavía. Yo
que yo era Serafina // ¿Desde
te, vuelve mediatizada por un es- sabía que era de allá, que había
cuándo he nacido Serafina?
pejo cuando Serafina se encuentra que luchar, pero como que tenía
Desde que empecé a salir, desde
en Mendoza9 haciendo trabajos algo, como que algo me impedía
que empecé a ir a la escuela, ya
decir quien soy... Y bueno, de esa
he tenido que inscribirme como rurales estacionales en la cosecha
vez, a través de hacernos conocer
Serafina. Y ya después en todo de vid, durante su temprana ado- la realidad, y que todos éramos
salía Serafina, Serafina, viajaba lescencia. El reflejo que proyecta iguales, que nosotros no éramos
a un lado, Serafina. Cuando
el espejo la confunde y “perdida” menos porque somos kolla y
estaba en la organización usaba
cree ver un conocido. Lejos de nació esto de decir bueno, em-
Serafina, por todos lados donde
su comunidad, de lo semejante, pezamos nosotros, con nuestro
tenía que firmar era Serafina. Ya
compañero. […].
al último que me he terminado el espejo prolonga el mundo y le
olvidando del otro apodo, el presenta una imagen de un ser que El auto-reconocimiento tiene una
apodo que tenía y quedé, quedé permite al “yo” tomar conocimiento marca de origen estigmatizante. La
como Serafina […] Se perdió, esa vergüenza de ser kolla es un tópico
del “otro” dentro de sí. Se produce
chinita humilde que estaba, que
entonces un nuevo tránsito en las recurrente entre los miembros de la
lloraba, es como que ha quedado
atrás esa persona. fronteras de la subjetificación. comunidad y para cualquier grupo

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etario (Gigena, 2009). Esto se re- por ahí lo veían mal pero ya se El descubrimiento del
laciona con la “episteme nacional” ha ido aprendiendo más, más, ser-indígena-en lucha

que subyace a la construcción de más. Ya todos sabían que éramos


Kollas ¿visto? pero nadie quería Bueno, ellos siempre, yo lo que
la nación, que prolonga el discurso he escuchado cuando era chica,
mostrarse tal como era.
colonial de exclusión y subordina- es hay que ir a la lucha, porque
ción de poblaciones nativas, esta- Yo pienso lo que define a un kolla se generaban peleas a través del
bleciendo como condición de ciu- es su manera de ser. Claro, por- ingenio, el ingenio imponía. En-
que más allá de la ropa, porque tonces, bueno, más antes, no tan,
dadanía el abandono de los trazos
yo puedo estar o tú te puedes po- en el 46, yo sé que fue un grupo
idiosincráticos –indígenas en este ner mi ropa y pero no, lo que vos y bueno ya han quedado con esa
caso– (Grosso, 2008). Esta episte- sentís es otra cosa. Para mí por lucha, hay que luchar contra el
me que se disemina hasta colonizar lo menos, de mi punto de vista, ingenio. Estaban, salían ya unos
el recodo más íntimo de la cotidia- es ser como somos, eso es lo que dirigentes, los viejos, los viejos
neidad, termina por producir la in- me define a mí, mi manera de ser nuestros. Y nosotros así con la
o mi rostro, no lo puedo cambiar ignorancia todo que no, no, no lo
visibilización (por estigmatización y
ni aunque me vista de seda, soy entendían yo, la lucha. Yo sabía
vergüenza) de la genealogía étnica. lo que soy nada más. que ellos luchaban, cuando era
Así, para los miembros de esta co- Identificarse como kolla implica, chica mi abuelo ellos contaban.
munidad siempre hay un hiato en- en principio, actualizar en la pro-
[del Malón] Sí han logrado sacar
tre el “saber(se)” y “ser” indígena y pia vida las dimensiones estético- una ley, pero nada esa ley que…
la mediación depende un saber im- culturales de su pueblo. Emergen se ha desaparecido y bueno,
partido por el sistema de educación entonces las prácticas fundadas en no, como que ha quedado ahí
estatal, hegemónico. La histórica la reoriginalización; una subversión nomás. Pero sí, el ejemplo para
subordinación de los conocimientos cultural que, desde el plano más nosotros. Claro, el ejemplo para
ancestrales, locales y comunitarios seguir nosotros. El ejemplo que
profundo de la subjetividad, vincula
nuestros abuelos han venido
implica que el reconocimiento se la cotidianeidad con el pasado y el luchando desde antes y cómo
legitime a través de las escuelas aun- futuro a través de creaciones (soni- nosotros vamos a dejar que eso
que las mismas hayan funcionado dos, colores y sentidos culturales) se pierda.
de modo interrumpido en la comu- que la colonialidad había reducido al La circunstancia más inmediata
nidad hasta los años ochenta inclu- ámbitos más privado sin trascender que indica la irrupción de las luchas
sive10. De hecho, Serafina termina la familia o la comunidad. Al emer-
de la comunidad kolla tinkunaku
su educación primaria y secundaria ger, se resignifican las tradiciones y
durante los ochenta es la amenaza
siendo ya adulta, habiendo salido en este proceso se reconstruye y re-
de desalojo11. La prohibición de la
de su comunidad y residiendo en la edita las identidades “heredadas” y
libre circulación de personas y bie-
ciudad de Orán –la más cercana a la “originarias” (Bhabha, 2002).
nes en el territorio, las expulsiones
Finca San Andrés–. Allí encuentra
Junto con los signos estéticos-cul- de algunas familias por no pagar el
la razón de igualdad para asumir la
turales emergen también aquellos arriendo, las presiones para aban-
diferencia que la constituye.
que enuncia el cuerpo: el fenotipo donar definitivamente la zona baja
Ceferino [otro compañero kolla] (el rostro) y la emocionalidad (sentir del cerro12, los allanamiento de mo-
es también historiador… […] Y de otra manera). Con esto se multi- radas y el amedrentamiento de per-
así de pronto nos juntamos con plican los locus de enunciación de sonas, eran algunas de las acciones
él también y armamos un grupo, la diferencia. El cuerpo (el bios), que, recrudeciendo progresivamen-
nosotros digamos, la gente más “núcleo de subjetivación existen-
joven por su puesto y empeza- te, la comunidad soportaba de parte
cial” (Merleau Ponty, cit. Grosso, de los administradores y capataces
mos a decir al público, a cantar
al público, a decir nuestras cosas, 2008) se constituye también en un del ingenio San Martín del Tabacal.
a vestirnos, a decir que somos lugar válido de producción de co-
Kolla, a tocar nuestra música, nocimiento y nuevos sentidos para Sin duda que lo intolerable de esta
por ahí, bueno, lo veían bien, la subjetificación. situación habilita la organización

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andrea ivanna gigena descubrimiento y obliteración de la subjetividad indígena

comunitaria y la resistencia coti- somos de allá y nosotros tenemos bemos buscar la raíz profunda de la
diana en el territorio. No es posible que estar en la lucha” y mientras herida colonial de Serafina Cruz.
escindir la subjetificación colectiva me disponía a abrir mi casa para
que la gente venga en las carava- La fuerza interna, el “coraje” que
(Quijano, 2000b) de las condicio-
nas, me puse fuerte […]. le da participar en el Tinkunaku,
nes más inmediatas de irrupción
asumiendo importantes responsa-
de las luchas. Sin embargo, lejos de bueno así, de pronto ha salido
bilidades, se eclipsan finalmente
adherir a una visión “espasmódica de pronto una fuerza interna y
decir bueno, no, tenemos que frente a los mandatos que priman
de la historia”, que hace de lo in-
luchar todos juntos, y así me fui para el género. Desandar el análisis
mediato y particular una totalidad
integrando, me fui integrando a de esta herida puede significar un
solo reactiva, es necesario destacar
Tinkunaku. aporte para la descolonización, en
la historicidad que subyace en la
En este paso del ser-indígena la medida que se devele la comple-
constitución de esta nueva instancia
al ser-indígena-en lucha emerge, jidad de relaciones y subordinacio-
de resistencia indígena.
subrepticia, la subordinación de nes que operan sobre las mujeres y
El reconocimiento del ser-in- género en las luchas territoriales el modo en que es enunciado por
dígena y la resignificación de ex- indígenas. La idea de que partici- ellas mismas. Por ello, presentaré
periencias de luchas precedentes par implica producir un tránsito seguidamente una hermenéutica
(el Malón de la Paz) permite a los dislocante desde un ámbito priva- relativa a la trama de obliteración
kollas disputar la posición de subal- do (doméstico-familiar-femenino) de los descubrimientos.
ternidad en los ochenta. Particular- a uno público (predominantemen-
mente la generación de dirigentes La trama de la
te masculino) se mantiene como
a la que pertenece Serafina Cruz obliteración de los
hilo conductor en todo este relato
descubrimientos
produce una apertura que, median- de vida. Y si bien los estatutos y el
te un lazo analógico, habilita la re- sistema de rotación de cargos del La herida colonial, concepto que
lación entre las luchas del pasado y Tinkunaku no excluyen la partici- Mignolo toma de Gloria Anzaldúa,
del presente, proyectándolas hacia pación y el ejercicio de la presi- remite a la huella que deja el do-
el futuro. Finalmente, las experien- dencia para las mujeres –como el lor que provocan las experiencias
cias y los mandatos de quienes ges- caso de Serafina lo atestigua– la coloniales, es el lugar donde se
taron el Malón se actualizan en sus subalternización que se produce conforma la subjetividad a partir
propias prácticas, creando un pro- en el ámbito doméstico condicio- de situaciones de dominio, someti-
yecto colectivo y sentidos históricos na (como veremos en adelante) el miento, explotación, interiorización
nuevos13. modo y el tiempo de la participa- o muerte. Esta huella encarna la in-
ción, así como también la subjeti- timidad interticial (Bhabha, 2002)
Ayudaba así, primero bueno, yo que relaciona las diferentes esferas
vidad indígena en lucha.
ya la gente, veía a la gente, como
y temporalidades de la vida de un
siempre nosotros ya de familia En este sentido, Spivak afirma
somos luchadores, ha luchado sujeto. La herida colonial es, ade-
que: “Dentro del itinerario supri-
ya mi abuela también. Pero no más, un espacio de inteligilibilidad
mido del sujeto subalterno, la pista
tenía esa oportunidad porque de las formas en que la lógica de la
de la diferencia sexual está doble-
mi esposo no quería. Después colonialidad traza una cartografía
ha llegado un momento en que mente suprimida. La cuestión no es
de relaciones de dominación (Mig-
rompí esa barrera. Digo “ah, la de la participación femenina en la
nolo, 2007). La descolonización
nosotros somos de allá y ellos nos insurgencia, o las reglas básicas de
necesitan”. Entonces aportaba epistémica y ontológica abreva de
la división sexual del trabajo. […]
con lo que podía, o cuando ya po- ella, debiendo mirar tanto lo devela
[la cuestión es que] la construcción
día, como él se iba a trabajar, me como lo que suprime y silencia.
ideológica del género mantiene lo
iba donde estaban ellos ¿visto?, a
dónde estaban, y en una de esas masculino dominante” (2003: 328). La posición de un sujeto en la he-
ya rompí esa barrera en serio con Así, en la dislocación del tránsito rida colonial es heterogénea, está
mi esposo, agarré y dije: “Bueno, hecho para participar en luchas de- atravesada por una convergencia

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Nómadas 31 octubre de 2009 universidad central colombia

y entrecruzamiento de múltiples ficar los cuatro pueblos, por eso prendimiento producía tanto en su
instancias de sometimiento aunque tenemos la, como es, es dónde comunidad y como en el ecosistema
hay una que articula y delinea una mas más fuertes, pareciera que que depende del sistema de yungas.
el sufrimiento era, parejo…
jerarquía frente a las demás. Para
Luego el conflicto alcanzó a la
la generalidad del pensamiento Lo más difícil, lo que también me propia comunidad, internamente,
decolonial la raza es la prima fren- ha caído RE-mal, que me sentí
escindiendo y radicalizándose las
te a las demás relaciones sociales como la impotencia, fue cuando
había una confusión, cuando posiciones respecto de la conve-
existentes –sexualidad, género,
se ha partido ya una parte de niencia del paso del gasoducto por
conocimiento, clase, división inter-
nuestra comunidad. Había un el territorio ancestral. Algunos diri-
nacional del trabajo, epistemolo- dirigente que ya cuando ha ini- gentes, emergidos junto a Serafina,
gía, espiritualidad, etc.– (Quijano, ciado el gasoducto, sentí así una, artífices de la lucha y la organización
2000a; Grosfogel, 2007). Para el como una quebradura porque
comunitaria de los ochenta, termi-
caso de Serafina Cruz –y con ella parte de nosotros digamos, un
sector como que se ha ladeado
naron por apoyar la construcción del
para las mujeres del Tinkunaku–
para el gasoducto. Como que gasoducto y adhirieron a los proce-
mi hipótesis es que en la intersec-
quería, este, ya había influencia sos de negociación y acuerdos con la
cionalidad de dominaciones prima
de arreglo, ya era como que se empresa constructora.
la de género; siendo ésta la que
me iba de las manos.
menos se enuncia, la que más se – Después ya, una vez que esta-
Mientras presidía el Tinkunaku
minimiza. ba adentro fue peor la tensión
Serafina Cruz, consolidada la es- porque viste que ellos tienen
La herida colonial de Serafina trategia de lucha y resistencia especialistas, en todo... era como
Cruz termina por suturar a favor contra el ingenio El Tabacal –cuya que ellos decían, hablaban con la
de una obliteración de los descu- propiedad se había traspasado a la gente, le decían que yo no quería
brimientos de su ser-indígena-en esto, y la gente no es, como que
corporación internacional Searbord
lucha, provocando su “sustracción” nos hacían pelear entre nosotros
Corporation, que reivindicaba para
digamos […]
del ámbito público una vez termi- sí la propiedad de la tierra y el dere-
nada su presidencia. Desde la obli- cho de explotación de los recursos – ¿Cuándo usted dice que ellos
teración de sus descubrimientos, naturales–, durante 1997 emerge el tienen especialistas así, a qué se
Serafina recuerda con nostalgia su refiere?
conflicto por la construcción de ga-
involucramiento en el Tinkunaku y soducto norandino. La disputa fue – Me refiero a que ellos tienen
en la evocación emergen dos razo- con al empresa Techint que, sin au- por ejemplo una persona que
nes que explican el distanciamien- torización de la comunidad, inicia trabaja en (silencio) […] ¿cómo
to: una explícita, la fragmentación la construcción de la obra sobre el se llama esto…? Ya no me
comunitaria; otra subrepticia, la acuerdo (voz bajita) que hacen
territorio de la Finca San Andrés.
subordinación de género. trabajo social… Profesionales,
El conflicto se desarrolló inicial- para minimizar, cómo tratar...
La fragmentación comunitaria mente en el escenario local y pro- ellos vienen, si se genera algún
problema, ellos buscan todas las
vincial (aunque también nacional
El ingenio ha hecho muchas tácticas
e internacional). Los grupos hege-
cosas […] pero igual nosotros
estábamos unidos. Pero esto mónicos –económicos, políticos y A mí me daba, yo sentía un gran
[el gasoducto], como unos no académicos– operaron en contra vergüenza salir por los medios a
queríamos, otros queríamos, de la comunidad kolla, considerada decir, era como que callaba ahí.
como que se ha descompuesto la Y hasta ahora yo siento como que
una rémora del pasado que impedía
cosa. Como que por ahí nosotros nos han dado plata y nosotros se
el progreso regional. Los indígenas, hemos callado. Pero ya habíamos
decíamos una cosa, ellos decían
por su parte, reclamaban el recono- agotado todas las instancias noso-
otra y entre hermanos nos han
cimiento de su derecho posesorio tros. Incluso ya teníamos una or-
hecho pelear más todavía. En
cambio, con la lucha con el inge- sobre el territorio y denunciaban el den de arresto para toda la gente
nio nosotros hemos logrado uni- impacto ambiental que dicho em- que estaba ahí en Maroma.

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andrea ivanna gigena descubrimiento y obliteración de la subjetividad indígena

Serafina pone en evidencia los conflicto por el gasoducto. El im- luchas le permitían vislumbrar que
efectos devastadores de la colo- pacto ha sido tan importante para su resultado la trascendía y reper-
nialidad el saber y poder en estas esta comunidad que el mismo ya cutía en cada eslabón de la comuni-
instancias de alta conflictividad. El constituye un tema tabú. Lo para- dad kolla –incluida su familia–. Sin
uso de las disciplinas sociales (an- dójico es que el silenciamiento grita embargo, todavía esta condicionada
tropología, sociología, trabajo so- sobre la fragmentación comunitaria para ver que el trastocar la subal-
cial, etc.), en tanto modos de “saber al tiempo que ahoga los sonidos de ternidad implica no sólo una tarea
sobre” y modos de “intervención otras subalternizaciones. externa y comunitaria, sino también
frente” a las comunidades indíge- una interna y personal: la descoloni-
nas, lograron quebrar una de las lu- La subordinación de género
zación del ser. El binarismo sexual,
chas indígenas con mayor unidad y la asignación de determinados roles
– ¿Sentía que por ser mujer era
trayectoria histórica que reconozca más difícil la lucha? y la separación público/privado que
nuestro país. impone la cultura dominante ter-
– No, no lo sentía, para mí era
La disputa se libró en el terreno minan por colonizar el sentido de
como que digamos, tenía un
jurídico, el simbólico y sobre el te- su experiencia.
coraje así... doble, como mamá,
rritorio donde por algún tiempo se como mujer y como represen-
Sí. A veces es la lucha más du-
sostuvo la resistencia comunitaria, tante, sentía una fuerza interna.
ras, como mujer, bueno en ese
Yo si tenía que decir, te decía; si
llegando incluso al enfrentamien- momento yo no lo veía tanto, a
tenía que llorar lloraba. No sé,
to con las fuerzas de seguridad veces yo creía que cubría todos
era todo como que venía, porque
provinciales (policía) y nacionales los campos, digamos: en mi casa,
yo sabía que si nosotros no luchá-
(gendarmería). Finalmente, el últi- en todo, pero yo vi que... sí, de
bamos las consecuencias pagan
poder manejarlo o todo bueno
mo revés judicial en detrimento de nuestros hijos, nuestros maridos,
eso lo que sentí es que todo eso
la comunidad kolla los llevó a nego- nuestros abuelos, no sé, era, es
ha repercutido en mi familia. Por
ciar con la empresa Techint una in- un sentimiento fuerte. Nunca
ejemplo: [...] me descuidé de un
me he sentido como que… capaz
demnización por el paso de la obra. hijo […] Ese fue el golpe más
que no he notado del coraje que
Y aquello mismo que las elites he- bajo que me ha dado. Yo no sé
nos nacía de ese momento que
gemónicas reclamaban que los ko- por qué me ha afectado tanto,
uno está pasando.
porque me sentí culpable, que
llas hicieran para el progreso local
En simultáneo con los conflictos era descuido mío. Y eso, eso fue
–ceder en la resistencia y negociar
contra el ingenio y la empresa cons- como un golpe que me han dado
el paso del gasoducto– fue utilizado tructora del gasoducto se libra otra de decir `bueno, no´… de todo.
para descalificar posteriormente la batalla, silenciosa, íntima y devasta-
autenticidad del reclamo indígena. Intenté recuperarme pero de
dora. Cuando la pregunta interpela nada, no… fue inútil. Bueno,
La resolución de la situación y la sobre la condición de género, Serafi- sigo luchando con él, pero por
nueva embestida de las elites do- na rememora sobre las experiencias su puesto eso fue un bajón más,
minantes profundizaron el quie- de luchas y omite referir a lo que más duro para mí. Y yo pienso,
bre comunitario y provocaron el luego se cuela veladamente: que es y, a todas las mujeres los, nos
una mujer atravesando múltiples y suceden esas cosas y capaz que
silenciamiento de la generación de
simultáneos relaciones de domina- por eso también no hay casi…
dirigentes ñeque participa Serafina. Porque vos faltas de la casa, la
Las generaciones que subsiguieron ción y lugares de silenciamientos.
casa está muerta aunque haya
en el consejo directivo del Tinku- La interseccionalidad de domi- plata todo, pero no es lo mismo.
naku –entre los que encontramos naciones oculta selectivamente di- Eso, eso, eso me afectó mucho,
kollas de muy diversas edades (jó- mensione que logran torcer el cami- muchísimo me afectó.
venes y muy adultos) que casi no no de subversión de la posición de Emerge entonces una figura de
participaron directamente de los subalternidad construido y transita- mujer, como madre-esposa, que
sucesos de los ochenta y noventa– do por ella misma. El “coraje” que actualiza la continuidad de un sis-
en general omiten en sus relatos el emerge en la cotidianeidad de las tema de dominación patriarcal que

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Nómadas 31 octubre de 2009 universidad central colombia

tiñe escrupulosamente (“la culpa”) asiste a la escuela primaria. Sus Ahora bien, siguiendo a Maldona-
la mirada retrospectiva respecto actividades se alternan entre las do-Torres, el damné se manifiesta a
del involucramiento en la lucha. tareas domésticas y familiares y través de un modo de enunciación
La culpa, que no emerge hasta tan- la colaboración en parroquia local disruptivos en el orden dominan-
to el ámbito de reproducción fami- (práctica ésta última que realizaba te: el grito, el llanto, que interpela
liar entra en escena, la (re)sujeta y antes de ingresar al Tinkunaku). tanto al propio sujeto como a su
la sustrae de aquella identificación No integra el consejo local del ay- alteridad:
como ser-indígena-en lucha. llu, tampoco la comisión directiva
El grito/llanto: no una palabra
del Tinkunaku.
Aun frente al impacto que produ- sino una interjección, es una
ce la fragmentación comunitaria, La herida colonial de Serafina llamada de atención a la propia
aun a costa de vaciar los procesos parece suturar, produciendo la in- existencia de uno. El grito/llanto
de subjetificación transitados, la fi- visibilización corpórea –recluirse es una expresión preteórica de la
pregunta “¿por qué continuar?”
gura de la madre-esposa es la que en el cerro, en el ayllu–; torciendo
Es el grito/llanto que anima
finalmente determina el cierre, los gestos –dejar de sonreir– y ca- el nacimiento de la teoría y el
la obliteración de la trama de los llando la voz –dejar de cantar–. Se pensamiento crítico del conde-
descubrimientos, fijándolos en la obliteran así los lugares posibles nado. El grito/llanto apunta a la
intimidad y en el pasado. En última desde donde un subalterno puede condición existencial del mismo
(Maldonado-Torres, 2007: 150).
instancia, para Serafina, no es la co- hablar, hablar políticamente como
munidad, no es una generación de lo entiende Spivak (2003), lugares En tanto el subalterno, el sujeto
dirigentes, no es un indígena el que que Serafina ya había ensayado y colonial, pueda enunciar desde
fracasa en la lucha y se subordina. experimentado. Se despolitizan los esta modalidad disruptiva, po-
Es una mujer, que siendo madre- locus de enunciación que emergie- dríamos acceder a las tramas que
esposa no encuentra camino para ron durante la trama de los descu- constituyen su subjetividad. Estas
seguir siendo el resto. brimientos. originales disrupciones (el canto,
por ejemplo) resultan en alguna
La coplera quedó cuando salí Saliendo
medida visibles en el relato de vida
del Tinkanaku. Cuando... ¿sabe
qué? ahí ha muerto una parte Para Maldonado-Torres (2007) de Serafina Cruz, en los momentos
de mí adentro, es como que los damnés14 de Fanon represen- en que –invisibilizada, acallada,
está todo oscuro. He dejado de ta el producto del la colonialidad autocensurada, auto-negada y/o
sonreír hasta hace poco, por eso del ser. Sobre sus modalidades de denegada (Grosso, 2008)– disputa
decía, o que era, o me he hecho existencias, sobre sus experien- las representaciones dominantes
vieja o no sé... Pero siempre he
cias vitales debemos detenernos, sobre sí (sobre ella y su comuni-
sido alegre... He dejado de can-
tar, porque yo era la que decía en tanto recurso heurístico, para dad), descubriendo lo que es (o
“bueno, vamos a cantar a Sefe… desentrañar las tramas históricas vienen siendo) para un momento
cantemos, le digamos tal cosa…”. y concretas de la colonialidad. A histórico determinado.
Y de pronto dejé de cantar. través del abordaje que propone el
Los descubrimientos significan
Finalizado el período estipulado método biográfico he podido dis-
empezar a reconocer las múlti-
para la presidencia y habiendo currir sobre el modo de existencia
de una indígena kolla y con ella ples mediaciones que atraviesan
nacido su último hijo –concebido
de su comunidad y su contexto; ya las subjetividades y las luchas, es
mientras ejercía este cargo– re-
que aquel permite comprender y oponerles resistencia. En la resis-
gresa a vivir al cerro, al ayllu de
satisfacer la necesidad de una in- tencia, a su vez, es donde las re-
donde es oriunda (Río Blanquito),
terpretación social a través de rela- laciones de fuerza se articulan en
del cual había salido siendo muy
adolescente para residir en la ciu- tos particulares que condensan la formas de visibilidad y de enun-
dad de Orán. Allí vive en la actuali- historia y las estructuras sedimen- ciabilidad, lo que las vuelve un
dad mientras su hijo más pequeño tadas de la dominación. lugar privilegiado de observación

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andrea ivanna gigena descubrimiento y obliteración de la subjetividad indígena

para dar cuenta tanto de lo sub- colonialidad del poder, del saber y de la herida colonial para Serafina
alterno como de lo hegemónico. el ser se imponen produciendo una Cruz. Deberíamos bucear más en la
Claro que esto, para ser cabal- nueva instancia de invisibilización o obliteración de los descubrimientos
mente comprendido, necesita re- distorsionando la visibilidad de los del ser-indígena-en lucha para tra-
mitir también a los proyectos que sujetos. Aunque es probable que tar de encontrar alguna posibilidad
marcaron la conformación de la la obliteración también sea subver- de reinvención de las suturas:
nación y su pretensión de erigirse tida, ya que, al igual que los des-
Nosotros tenemos muchas cosas
como un todo homogéneo, con- cubrimientos, es contingente; nos y a veces por falta de tiempo o
denando a algunas identidades al deja sólo frente al recurso de ensa- por falta de dejadés, no hemos
silencio y el borramiento. yar interpretaciones respecto de las podido recopilar todas las cosas.
supresiones que produce el sistema Yo misma digo: “me voy a sentar
Pero, ¿qué sucede cuando gritar a escribir, voy a escribir todas las
hegemónico, colonial y nacional.
no es una opción o, como el caso macanas que me he mandado,
que aquí desandamos, cuando el Podemos arriesgar y creer que que me acuerdo” […] Digo yo
grito del descubrimiento se oblite- toda sutura contiene fisuras. En así ¿visto? ¡Y no lo he hecho has-
ta ahora. No le he hecho! Pasa un
ra? ¿Qué perfomatividad podemos este caso deberíamos buscar algu-
día y pasa otro y sigo. No lo hago
atribuirle a los silencios?. Todo na pista subversiva en el silencio y para mis propios hijos, quiero
parece indicar que nuevamente la la reclusión que impone la sutura hacerlo para…


Notas
1Los indígenas lo denominan “Ca- ayllu instaura Consejos locales, aproximadamente, están sujetas a
ravana”. De mismo modo, “carava- compuestos por doce miembros, una ley de expropiación refrendada
nas”, se llaman a las marchas que cuyas funciones son atender por una sentencia de la Corte
durante los noventa han realizado diferentes problemáticas locales Suprema de Justicia de la Nación
reclamando por sus tierras. La de- como: gestión del ordenamiento (2006) que ordena al Estado Na-
nominación de “Malón” responde territorial de cada ayllu, resolución cional pagar al Ingenio San Martín
al imaginario nacional hegemónico de conflictos, fortalecimiento de las de Tabacal por las mismas. El
respecto del indio y connota el bases, etc. Entre los cuatro ayllus se otorgamiento hecho por el Estado
ingreso/invasión de salvajes e indo- constituye el Consejo directivo, la se dan en el marco del Art. 75 inc.
mables sobre los centros poblados. máxima autoridad de la comunidad 17 de la Constitución Nacional, y
2 El Malón de la Paz comienzan a kolla tinkunaku, compuesto por el título indica que los territorios
ser estudiado en profundidad recién doce miembros, encargado de la son de “dominio comunitario, con
a partir del año 2000. Aunque “fol- gestión y un gobierno comunitario características de enajenable, trans-
clorizado”, la recepción del Malón hacia fuera de la comunidad. Ade- misible ni susceptible de graváme-
de kollas por parte del Gobierno más, hay un Consejo de Ancianos nes o embargos”. Restan para la
nacional fue en principio auspiciosa que acompaña el desempeño del comunidad conseguir un sector de
hasta que, finalizando el año 1946 Consejo Directivo. 39.000 hectáreas, actualmente bajo
el presidente Perón declaró que 4 En un reconocimiento sin prece- propiedad de los nuevos dueños del
aquel Malón: “no representa [...] ingenio, la Searbord Corporation.
dentes en la historia de la provincia
el auténtico habitante indígena y a sesenta años del Malón de la 5 El sistema de elección de auto-
de nuestro norte”. Así, los kollas Paz, en abril del 2007 el Tinkunaku ridades para el Consejo directivo
fueron expulsados de Buenos Aires, consigue del Estado provincial, las del Tinkunaku contempla la re-
obligándoseles a que volvieran a su escrituras por 70.000 hectáreas novación de la presidencia cada 3
zona de origen en tren. correspondientes a la parte alta años, respetándose un sistema que
3 La organización de la comunidad del territorio –cerros–. La parte prevé que cada presidente/a debe
kolla tinkunaku supone que cada baja –yungas– de 19.000 hectáreas provenir de un ayllu distinto según

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Nómadas 31 octubre de 2009 universidad central colombia

el siguiente orden de rotación: Los lindante con la República de Chile. hace más de cincuenta años, los
Naranjos, Río Blanquito, El Angos- Ha sido un destino privilegiado para vínculos familiar, laborales, comer-
to y San Andrés. el trabajo estacional para los kollas, ciales y servicios más importantes.
6 El microanálisis plantea dos re- generalmente en el verano. Reducidos a la zona alta (la puna, el
10 Las escuelas existen en la re- altiplano) para ingresar a los centros
quisitos fundamentales. El primero
urbanos de la provincia de Salta
es que los procesos sociales que gión desde el siglo XIX (1835). En
–su provincia– deberían ingresar
constituyen el ámbito particular principio solían estar a cargo de un
primero a la provincia vecina de
dentro del cual la investigación se maestro/a que no permanecía en
Jujuy, extendiendo inusitadamente
desarrolla, deben poseer algún nivel la comunidad todo el año, lo que
el recorrido.
de autonomía (más allá de la cons- generaba que los ciclos lectivos
truida metodológicamente para el anuales no se completaran y los 12 La trashumancia en una prác-
estudio). El segundo refiere a que niños kollas debieran repetir en tica ancestral que, para las gene-
el relevamiento debe realizarse sucesivas oportunidades el mismo raciones más viejas, se mantiene
dentro del modo de comunicación grado. Los relatos indican que intacta entre los miembros de la
local incluyendo las intervenciones los maestros/as salían de la zona, comunidad kolla tinkunaku. Con
del investigador como elementos durante el período de clases, para la misma se aprovechan rotativa-
de la producción de conocimiento visitar a sus familias y debido a las mente (según las estaciones del
(Althabe, 1999). dificultades de ingreso a la región año) los distintos pisos ecológicos
7 El colonialismo remite a períodos (en determinadas épocas del año del territorio –altiplano y yungas–;
los caminos todavía son intran- tanto en lo respecta a la siembra y
históricos precisos y lugares dónde
sitables y los ayllus permanecen la cría de ganado como a la propia
se ejerció un determinado dominio
aislados) no regresaban. Pero habitabilidad.
imperial –español, holandés, britá-
además, durante la década de los 13 En la multiplicidad de relatos
nico y, desde comienzo del siglo XX,
ochenta y en pleno conflicto de
estadounidense–. La colonialidad de kollas de esta comunidad, y de
la comunidad con el ingenio por
remite a “los legados de la condición modo preponderante también en el
la posesión de tierra, el gobierno
colonial, los que subsisten a pesar relato de Serafina, la actualización
provincial, en connivencia con la
del fin del colonialismo” (Quijano, de Malón tienen su corolario en las
empresa azucarera, prohibió la
2000a); la estructura del dominio múltiples caravanas que durante los
utilización de los edificios escola-
cultural que subyace en el control noventa realizan tanto a Salta como
res en tres ayllus y no designó, por
ejercido durante el colonialismo y a Buenos Aires y que re-editan la
algún tiempo, docentes.
que permanece y se extiende –hacia gesta de 1946.
múltiples dimensiones y regiones– 11 Debo destacar que las amenazas
14 El damné “no tiene resistencia
una vez acabado este. de desalojo siempre han sido sobre
ontológica frente a los ojos del
8 Además este “indio” conforma la “parte baja” de la finca, la zona
grupo dominador. El damné es,
selvática de las yungas, una de las
una identidad homogénea, no dife- paradójicamente, invisible y en
regiones de mayor importancia en
renciada internamente por grupos exceso visible al mismo tiempo.
términos de la biodiversidad en la
étnicos. Este existe en la modalidad de no-
Argentina y único camino que per-
9 La provincia de Mendoza está estar-ahí […]” (Maldonado-Torres,
mite a los kollas llegar a la ciudad de
2007: 151).
ubicada al centro-oeste del país, co- Orán, con la que mantienen, desde



{238}
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