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Fuenteovejuna: la defensa de los antiguos valores.

Cuando se habla de la épica se alude a hechos trascendentales y heroicos dignos


de recordar y que son plasmados en la literatura. Fuenteovejuna cumple con esta
condición ya que en esta obra se recrea desde la ficción un acontecimiento en el
que se realzan ciertos valores trazados por la heroicidad y valentía de aquellos
que lo llevaron a cabo. En ella, hay una rebelión del pueblo, la unión de las fuerzas
del mismo en contra de las opresivas fuerzas de poder que representa el
Comendador de la obra. Más que una sublevación contra el poder, es una
búsqueda del orden y de conservar los valores más profundos de la sociedad que
están siendo violentados por la figura del comendador.

Lo que hace más particular a Fuenteovejuna como un drama épico es la inserción


de las acciones heroicas más allá de una figura particular, haciendo posible que el
héroe sea un pueblo que se arriesga y asume la responsabilidad de sus actos, en
lugar de un solo personaje. La muerte de un poderoso, el atentado contra las
máximas autoridades, más allá de convertirse en un crimen injustificable, toma el
carácter de heroico, ya que persigue el fin de hacer justicia entre los hombres. Por
ello, aunque solo uno haya cometido el acto, el sentimiento de responsabilidad
que embarga a estos hombres, como siguiendo por consenso las normas del buen
vivir, les hace que puedan declarar el acto como algo colectivo. Y esto hace que la
honra no sólo de un individuo sino la de todo un pueblo sea ensalzada por todos
en un grito.

–¿Quién mató al Comendador?

–¡Fuenteovejuna, señor!

–¿Y quién es Fuenteovejuna?

–¡Todos a una!
El texto hace alusión a temas muy importantes tanto para la época como de las
raíces de la cultura occidental, entre ellos se pueden encontrar disertaciones
acerca del amor, en donde las concepciones platónicas aristotélicas y pitagóricas
dan voz a los personajes. La discusión se explaya en discusiones en donde se
describe el amor, ya sea este visto desde la concepción neoplatónica que rige a
las comedias en las que se piensa al amor como un equilibrio. Está presente la
discusión con respecto al amor a la belleza y la virtud; también el amor como una
forma de expresión social que se materializa en las buenas obras del hombre y el
mal amor, aquel amor visceral e impúdico que recrea la figura del comendador. La
actitud del comendador parece ser la característica más reprochable de este, ya
que desde sus lascivos impulsos surge el desencadenante de una serie de
acciones mal vistas por el pueblo. En sus actos deshonrosos, en su dudosa virtud,
es donde estos hombres llanos consiguen el pretexto para atacarlo, a pesar de
representar este a una figura de poder.

"La raíz de todas las pasiones es el amor. De él nace la tristeza, el gozo, la


alegría y la desesperación"

La idea de justicia y el honor, con la dos posibilidades de interpretación que se


abren desde la visión aristocrática –como algo que se hereda- y la del pueblo
noble –que piensa que se adquiere por medio de la virtud- está presente en el
texto. Si se piensa en la acción en donde dan muerte al comendador, no parece
haber una posible presunción de querer acabar contra las estructuras sociales,
sino que en lugar de ello, es una crítica a las formas poco honrosas con las que se
desenvuelven las autoridades.

Hay una búsqueda de reivindicaciones, pero de los valores más arraigados de la


sociedad, de las formas convencionalmente aceptadas por todos y ello, en el caso
de Fuenteovejuna es un llamado a la acción, una acción inevitable que de no ser
cumplida jugaría una función contradictoria en las ideas que dan forma al texto.

“¿Los que mujeres son en la venganzas, en él beban su sangre, es bien


que esperes?”
Lo épico parece tener relación en la obra de Lope de Vega con los
acontecimientos que tuvieron lugar en la España, ya que para el siglo XVII, las
Órdenes militares y el estatus de monarca cumplen una función accesoria a la que
se accedía por medio de influencias económicas y políticas. Esto deriva de las
reformas de los reyes católicos del XV, en donde se pretende contrarrestar el
poder feudal para desacreditar el poder militar y preservar, en cierta medida, el
poder monárquico. En la obra se exaltan trata de una suerte de defensa al sistema
monárquico, y esto se vuelve en cierta manera un lugar común en las obras de la
época, como por ejemplo, en El mejor Alcalde es el rey. La sublevación recreada
en la obra no es una búsqueda de renovación, sino más bien, un llamado a las
formas antiguas. Por ello parece tan válido el comentario de Menéndez Pelayo con
respecto a Fuenteovejuna: “Este drama, tan profundamente democrático, es
también profundamente monárquico.” Así se puede escuchar al pueblo gritando
por los Reyes católicos y por Fuenteovejuna al mismo tiempo, recreando desde su
contexto esta imagen, que a nuestros ojos modernos, podría verse un poco
inverosímil.

Así, la experiencia de la lectura apunta al recuerdo y el reconocimiento de los


valores humanos más profundos, y puede pensarse en él como uno de los pilares
del drama social o del teatro épico que en la posteridad fue desarrollado con
Brecht.

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