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4.1.- Legalidad
El jurista mexicano don Ignacio Burgoa (1999:89) comenta el sentido de
legalidad al afirmar que es el respeto al “Estado de derecho, régimen de
derecho; respeto a las leyes; todo conforme a la ley, nada contra la ley”. Ser
mexicano implica el respeto a todas las disposiciones legales vigentes en
nuestro país que garantizan el orden básico para el progreso social de las
personas. Este es sentido también deontológico: el acatamiento, en todas las
actividades, a las disposiciones jurídicas que rigen nuestra nación.
En el caso de México, todas las actividades de los ciudadanos están sujetas a
un régimen legal y, por lo tanto, también las comunicativas. Pero en especial el
manejo de información y la difusión de mensajes están claramente delimitadas
por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y las leyes
reglamentarias a los artículos 6º y 7º Constitucionales como la Ley de
Imprenta, la Ley de Radio y Televisión, la Ley Federal de Derechos de Autor y
otras, por lo que las normas deontológicas nos exigen respetar esas
disposiciones establecidas.
4.3.- Verdad
Ayllón (2003:31) identifica la verdad con el bien ya que afirma: “La ética, por
definición se logra cuando se conoce y se respeta la verdad. ¿Qué hace bueno
el diagnóstico de un médico? ¿Qué hace buenas las decisiones de un árbitro o
la sentencia de un juez? Sólo esto: la verdad. Por eso, obrar bien es obrar
conforme a la verdad, conforme a lo que son las cosas. Sin embargo, el autor
se refiere a la verdad ontológica más que a la verdad ética-moral.
De acuerdo a Herrán y Restrepo (1992:45) “se suele usar el sustantivo
“exactitud”. Para ellos, la verdad del periodista es su fidelidad en la descripción
de los hechos en que es testigo o sobre lo que ha reunido documentación.
Pero ¿qué es la verdad? Para esto vale la pena conocer la distinción que hace
Márquez Muro (1977:143) en la filosofía tomista sobre la verdad, la cual es
dividida en: ontológica, lógica y moral. Esta división responde al estudio del ser,
del conocer y del deber ser, respectivamente.
La verdad moral es “el perfecto acuerdo, la exacta correspondencia entre las
palabras, gestos o acciones, que expresan el pensamiento, con lo que
realmente se piensa”. Es decir la congruencia entre lo que se dice y se hace
con lo que se piensa. Es la adecuación entre las palabras, gestos y acciones
con el pensamiento y expresión del comunicador. El comportamiento del
hombre debe ser congruente no sólo consigo mismo, sino también con la recta
razón, manifestada en la conciencia moral de la sociedad.
Aunque los hombres exigimos la verdad en la información, en el fondo la
consideramos un problema, le tenemos miedo porque es difícil de aceptar, no
conviene o es muy cruda. Así lo afirma García-Monge (1997) “La verdad a
veces es difícil. Nos cuesta decir la verdad porque contradice nuestros
4.4.-Dignidad
Kant al formular el segundo imperativo categórico: “Obra de manera de tratar a
la humanidad, tanto en tu persona como en la persona del otro, siempre como
un fin y nunca como un medio” manifiesta el valor intrínseco de la persona por
su dignidad.
En este sentido también Rodríguez Lozano et al. (1991:153) comentan que
“Tener dignidad, o ser digno, expresan, en este caso, una cualidad de la
persona humana que supone un merecimiento de algo considerado valioso”
por lo que la calidad de ser persona, es lo que determina el valor de la
dignidad.
Por su parte Sada (1997:97) menciona dos tipos de dignidad humana: óntica o
metafísica porque es inherente a su naturaleza y se tiene desde que el hombre
comienza a vivir, se recibe sin mérito alguno, siempre está en la persona
independiente de su comportamiento personal y es incomunicable. La dignidad
operativa o ética la define como: “la que se deriva del comportamiento y la
conducta de la persona”. Para él, la dignidad se construye ya que el ser
persona no es algo terminado, sino un proceso continuo de hacer realidad su
ser con todas sus capacidades.
Las características de la dignidad ética son el dinamismo, el crecimiento o
decrecimiento de ella, según cada persona la enriquezca o la devalúe con sus
actos, como en el caso de la persona que se autodestruye con las drogas, o
que no se comporta como ser racional.
4.6.- Justicia
Generalmente se le ha tomado como el dar a cada quien lo que le
corresponde. Aristóteles la divide en general y particular. La primera es la que
abarca toda virtud que tiene algún significado social y la segunda es la que se
divide en distributiva y correctiva o conmutativa, como se le llama en la
actualidad.
La justicia distributiva la define Fagothey (1999:162) como: “Una relación entre
la comunidad y sus miembros. Como su nombre lo indica, requiere una
distribución justa y propia de los beneficios y las cargas públicas entre los
miembros de una comunidad”. Esta se manifiesta en todas las organizaciones
en donde hay una relación superior y subordinados, pero se aplica
especialmente al estado, por ser el principal responsable de establecer equidad
en el bien común.
El mismo autor define la justicia conmutativa como “la que se da entre iguales,
esto es, entre individuo e individuo o entre grupos de personas que actúan
como si fueran personas privadas, negociando en términos iguales”. Esta
justicia es la que se pactan contratos entre particulares: renta de una casa, un
contrato laboral, etc. pero también se origina en actos no voluntarios como
cuando un comunicador involuntariamente falta a la verdad, o comente un error
en su trabajo, es responsable, por justicia, de reparar el daño que cause.
Ayllón (2003:108) dice: “Reina la justicia cuando las tres obligaciones
fundamentales de la vida en sociedad son cumplidas: obligaciones entre los
individuos (justicia conmutativa), obligaciones de la sociedad hacia el individuo
(justicia distributiva), y obligaciones del individuo con la sociedad (justicia
legal)”.
Se falla a la justicia en la actividad comunicativa cuando se privilegian los
intereses de unos, ordinariamente de los poderosos política y
económicamente, en detrimento de los más necesitados.
4.8.- Solidaridad
Carmena (1997:44) define la solidaridad como “El principio social que rige las
relaciones humanas buscando la mutua compenetración entre los hombre y
entre las sociedades”. La solidaridad es una forma de fraternidad humana
mediante la que se pretende empatizar especialmente con los más débiles,
pero sobre todo buscar y promover un orden social más justo y humano.
Como personas y como profesionales en la comunicación tenemos más acceso
a las situaciones de injusticia, a las desgracias que aquejan a muchas
personas, incluso muchos muy cercanos a nosotros. La solidaridad nos lleva a
estar conscientes que en cualquier momento todos podemos necesitar unos de
otros, por lo que hay que trabajar por los más desprotegidos, pero no sólo con
bienes materiales, sino también con nuestro trato digno y respetuoso a sus
personas y sobre todo promover su desarrollo íntegro como seres humanos.
4.9.- Objetividad
Abbagnano (1974:845) la considera bajo dos aspectos 1) en sentido objetivo:
“carácter de lo que es objeto”, y 2) en sentido subjetivo “carácter tal y como es,
prescindiendo de las preferencias y de los intereses del que los considera y
basándose solamente en procedimientos intersubjetivos de comprobación y de
control”.
El segundo sentido es el que comúnmente se manifiesta en las normas
deotológicas como ideal en el proceso comunicativo. Sin embargo es necesario
mencionar que estrictamente no existe de manera total o absoluta debido que
4.10.- Responsabilidad
La responsabilidad es asumir o responder las consecuencias de los actos (del
latín respondere = responder) que son resultado de decisiones, sean
conscientes o inconscientes. Cualquier actividad humana está sujeta a la
obligación moral de enmendar los errores o fallas que se cometen y de resarcir
los daños.
5.1.- Introducción
Es fundamental que en la formulación de un código deontológico haya una
presentación o preámbulo donde se exponga el objetivo del código, el sistema
de valores a que este se adscribe y la visión general de la misión social que se
atribuye a sí misma la institución que lo promulga.
Este es un elemento vital para dar sentido y dirección a los valores
profesionales, principios y normas que conformarán los derechos y
obligaciones de los comunicadores. La solidez y claridad en los fundamentos
facilitará la aceptación, y por lo tanto, la actuación conforme a esas
disposiciones deontológicas.
Cuando los objetivos, los valores y la filosofía social que abraza una institución
son conocidos y aceptados voluntariamente, hay mayores posibilidades de que
5.2.- Derechos
Todos los derechos que tenemos los mexicanos están establecidos en la Carta
Magna o Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para cualquier
actividad que se realicen en el territorio nacional. En actividades específicas,
como es el caso de la actividad comunicativa, las garantías se establecen
principalmente en los artículos 6º y 7º de la Constitución Política.
Estos artículos han sido reglamentados mediante la Ley Federal del Trabajo,
Ley de Imprenta, la Ley Federal de Radio y Televisión, Ley de la Industria
Cinematográfica, La Ley Federal de Derechos de autor, y otras disposiciones
jurídicas donde se garantizan los derechos para la actividad comunicativa.
Ninguna norma deontológica puede ir más allá de estas disposiciones legales.
De esta manera se garantiza que los comunicadores puede realizar su
actividad profesional amparados jurídicamente para ejercer el derecho a la
información y a la libertad de expresión, pero con la responsabilidad de
respetar derechos de terceros como son la vida privada, la moral y la paz
pública, señalados constitucionalmente.
El ejercicio de la comunicación en Nuevo León está sujeto a esas
disposiciones, pero la publicidad tiene además aspectos regulados por la Ley
del Equilibrio Ecológico y la Protección al Medio Ambiente del Estado de Nuevo
León, por los Reglamentos de Anuncios vigentes en el Área Metropolitana de
Monterrey y en los otros municipios del Estado en lo referente a evitar la
contaminación visual y el daño al medio ambiente como ya se ha señalado.
5.3.- Compromisos
Dado el carácter social de la comunicación, pero sobre todo por la importancia
de la actividad en el sano desarrollo y progreso de una nación, las normas
deontológicas deben comprometerse con:
Las personas, sin importar raza, creencia religiosa, política o social,
estrato social o educativo.
La familia, como núcleo esencial de la sociedad porque proporciona
armonía para la realización del ser humano, base del progreso y desarrollo de
la sociedad. Ya lo dice Sada Fernández (1997:19: “El mejor momento de todas
las culturas se ha producido cuando la institución familiar es sólida y estable”.
ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 11
Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html
Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación
Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012
El Estado, es decir el conjunto de organismos y autoridades que tienen
la responsabilidad de gobernar a la sociedad y de proveer el bien común.
La Nación, en definición del jurista Moto Salazar (1998:231): “Una
comunidad social, unida por sentimientos, ideas, tradiciones, costumbres, y
necesidades propias, que no se confunde con otros grupos humanos y que se
perpetúa en el tiempo”. Es decir, el conjunto de personas que comparten
creencias, sentimientos y valores históricos, sociales, culturales, religiosos
fundamentales para tener conciencia social y unidad nacional.
Las instituciones sociales u organismos que tiene la finalidad de
satisfacer diferentes tipos de necesidades: educativas, laborales, financieras,
comunicativas, de salud, de seguridad, indispensables para el logro del bien
común, la paz y justicia social.
5.4.5.-Respeto a la intimidad
Cada día cobra más importancia el respeto a la intimidad o vida privada. Los
medios de comunicación han sobrevalorado el derecho a la información
invadiendo aspectos de la vida privada que antes eran más respetados. Los
casos mencionados como el acusar a una madre de familia de violencia familiar
y además exhibirla en el noticiero, o el presentar la imagen de la adolescente
que se escapó del centro de atención infantil Capullos y mencionar que estaba
embarazada, es evidentemente una falta de respeto a su intimidad, además de
que en el primer caso también se falta a la verdad.
Se han hecho esfuerzos por definir lo que es la intimidad; sin embargo, no se
ha logrado un consenso general dado su carácter subjetivo. La mayoría de las
personas reclama su derecho a ser respetado en ciertos aspectos de su vida
que sólo son reservados para miembros de la familia o amigos muy personales.
Ciertamente hay diferencia entre lo que unos consideran vida privada o íntima
y otros no. Lo que sí es seguro es el deseo de una persona en ser respetada
en su vida privada, cualquiera que sea su límite o dimensión.
Este derecho humano ha sido establecido por las ONU en su Declaración de
Derechos del Hombre en su artículo 12º Estos principios han sido aceptados
por la mayoría de las naciones quienes han firmado la Declaración Universal y
garantizados por la Constitución Mexicana en el artículo 7º.
El respeto a la intimidad se basa en la dignidad de la persona. La personalidad
de un ser humano tiene sentido, no por lo que le reconoce la sociedad, sino por
lo que es o tiene por el simple hecho de ser hombre. La vida privada es una
garantía de su libertad, lo cual no admite excepción. Ningún ciudadano, ni el
mismo Estado pueden afectar este derecho. Los aspectos de la vida íntima
señalados por los Derechos Humanos son el nombre de la persona, la imagen,
personal, información privada, las ideas y conceptos personales.
El derecho a la intimidad es uno de los grandes valores de la ética que también
corresponde al campo jurídico. Sin embargo, no ha sido protegido con la
debida dedicación y delicadeza que se merece.
Este valor fundamental para el sano desarrollo de la vida debe quedar
claramente establecido en un Código Deontológico dirigido a Comunicadores
Nuevoleoneses debido a su violación frecuente. Nuestra sociedad no puede
estar expuesta a los intereses mezquinos de los medios de comunicación
quienes principalmente han tomado este tipo de información como mercancía
BIBLIOGRAFÍA
• Abbagnano, Nicola, (1974) Diccionario de Filosofía, Fondo de Cultura
Económica, México.
• Ayllón, José Ramón, (1993) En Torno al Hombre, Editorial Rialp,
España.