CÁTEDRA VALLEJO
UNIDAD Sesión 05
La dignidad y solidaridad en la vida en
la obra de Vallejo y en la sociedad
peruana moderna: La cena miserable,
ACTIVIDADES DE INICIO:
Presentación del video musical: “Para un niño en la calle” de Mercedes Sosa
y Calle 13
https://www.youtube.com/watch?v=v4tYlH3wJxQ&list=RDv4tYlH3wJxQ&start_radio=1&t=190
Responde:
¿De qué creen que nos habla Vallejo en estos versos?
¿Qué versos les ha llamado la atención del poema y por qué?
¿Cómo están presentes la dignidad y la solidaridad en el video musical y el poema presentados?
ACTIVIDAD DE PROCESO:
Reflexiona
FICHA TÉCNICA N° 05
La dignidad y solidaridad en la vida en la obra de Vallejo y en la
sociedad peruana moderna: La cena miserable, Trilce II, Los nueve
monstruos.
Así vemos, como Vallejo adelanta ya una de las claves de toda la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948, que a la letra dice:
Como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto
los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante
la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas
progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y
efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios
colocados bajo su jurisdicción.
Artículo 25.1
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así
como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios;
tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad,
invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de
subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
También, Poemas humanos ofrece varios poemas
representativos del tema de la fraternidad, como el que se
inicia «Me viene, hay días, una gana ubérrima...», fechado en
Artículo 2
1.- Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción
alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional
o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del
país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente,
como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación
de soberanía.
Desde sus afanes de solidaridad Vallejo estuvo profundamente preocupado
también por las cuestiones laborales y su poesía puede considerarse también
precursora de algunos de los artículos de la Declaración Universal, que tratan de
cuestiones del derecho al trabajo. Víctor Mazzi situó a Vallejo como el gran
representante de una llamada poesía proletaria peruana compuesta, además, por
otros poetas como Augusto Mateu, Luis Nieto, Leoncio Bueno o José Guerra.
Artículo 23.1
Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y
satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la
duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
Basta leer para comprobarlo los textos vallejianos de crítica artística y literaria,
como el titulado «Los artistas ante la política», publicado el 31 de diciembre de
1927 en la revista Mundial de Lima. Allí Vallejo declara que pese a que todo artista
tiene también una parte de sujeto político, su acción específica no consiste en
propagar un catecismo dogmático. Para Vallejo, el artista no debe hacer
propaganda doctrinaria, ni en conducir a las multitudes, orientar su voto o asumir
funciones pedagógicas.
Artículo 27.1
Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar
de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
En el ámbito de la pobreza, es interesante iniciar nuestro análisis con el poema
«La cólera que quiebra al hombre en niños...», fechado el 26 de octubre de
1937. Vallejo organiza un poema en el que del elemento de la violencia, la cólera,
se torna un elemento de paz. En el fondo, lo que el poeta plantea es que ninguna
cólera es tan grande como la del pobre. La cólera del pobre, nos dice Vallejo,
«tiene un aceite contra dos vinagres», «tiene dos ríos contra muchos mares»,
«tiene un acero contra dos puñales», «tiene un fuego central contra dos cráteres»
(vv. 5, 10, 15 y 20). En este juego de contrarios el primero de los elementos es de
signo positivo (la paz) frente a la negatividad de los segundos (la violencia).
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos
tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra
toda provocación a tal discriminación.
Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
Resulta muy curioso señalar, además, que una década después el «Preámbulo» de
la Declaración Universal de Derechos Humanos se iniciaría con un total de siete
repeticiones de la fórmula: «Considerando...», precisamente el mismo número de
veces que Vallejo emplea tal gerundio en su poema. Por este camino, la frialdad e
imparcialidad con que aparentemente se aborda el poema es un recurso consciente
y habilísimo de Vallejo para reforzar y poner más de relieve un sentimiento de
fraternidad. Es una solidaridad que en cada estrofa se corresponde
respectivamente con las categorías del hombre-triste, el hombre-masa, el
hombre-laboral, el hombre-desesperado, el hombre-animal, el hombre-
indiferente y el hombre-burocrático. Tras estas siete premisas o
«considerandos» referidos a cada categorización, y tras la aparente indiferencia de
la sexta estrofa, llegamos a la estrofa final. En ella se percibe una desgarrada
emoción de hermandad que es sentida, verdadera y auténtica, como cierre final a
un poema formulado en términos asépticos. Vallejo se dirige a ese hombre
universal y ante él confiesa: «viene, / y le doy un abrazo
emocionado. / ¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...»
(vv. 33-36).
Coyné, en el que se expresa el dolor universal a través de una ética y una estética de
la desesperación. Este sufrimiento humano aparece conectado con la idea cristiana
de fraternidad total: «Crece la desdicha, hermanos hombres» (v. 23) o «El dolor nos
agarra, hermanos hombres» (v. 39). Es una hermandad que abarca elementos
cotidianos y básicos alejados de cualquier ideología que no sea la del cristiano y
hasta franciscano amor al prójimo. Vallejo lanza una llamada fraternal que se mezcla
con un sentido existencial de verdadera angustia, cuya plasmación poemática deriva
también en una acentuación sorprendente y un final de esperanza: «¡Ah!
desgraciadamente, hombres humanos, / hay, hermanos muchísimo que hacer» (vv.
69-70).
Artículo 30
Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al
Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos
tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración.
VALLEJO Y LA SOLIDARIDAD
A primera vista, uno lee a César Vallejo y asocia su poesía con un testimonio de
dolor y muerte. Sus versos más trillados: “Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no
sé!” “Serán tal vez los potros de bárbaros atilas, / o los heraldos negros que nos
mandan a la muerte” lo presentan como el poeta del dolor y de la muerte. Para bien o
para mal, esta ha sido una temática constante en los estudios que se han hecho sobre
Vallejo.
Sin embargo, situar a Vallejo únicamente como el poeta del dolor y limitarse a
repasar su angustia y orfandad, no es ser justo con la trascendencia de su obra. En la
lírica de Vallejo, hay demasiadas referencias a la vida, la esperanza, la solidaridad, la
lucha contra el egoísmo y la muerte, el anhelo de un mejor y la posibilidad segura de
alcanzarlo, que no pueden ni deben pasarse por alto. En realidad, el hombre fue el
objeto de su poesía. Ansiaba lo mejor para sus semejantes y se expresa con belleza
acerca de la comunión, la solidaridad y el amor. Es un triunfo sobre el dolor y la
muerte.
Notemos, por ejemplo, los siguientes versos de “Las ventanas se han
estremecido” de Poemas en Prosa: “La familia rodea al enfermo agrupándose ante
sus sienes regresivas, indefensas, sudorosas. Ya no existe hogar en torno al velador
del pariente enfermo, donde montan guardia impaciente, sus zapatos vacantes, sus
cruces de repuesto, sus píldoras de opio. La familia rodea la mesita por espacio de un
alto dividendo. Una mujer acomoda en el borde de la mesa, la taza, que casi se ha
caído.” La escena evoca un contexto andino. Allí se convive con la enfermedad, los
parientes no pueden hacer mucho ante ella, pero lo que sí hacen es una
impresionante manifestación de solidaridad. La familia, subrayamos, toda la familia,
está cerca del enfermo. Será toda la familia, pues ‘se agrupa’ en torno al paciente. Y
lo hacen ante “sus sienes”, lo que quiere decir que desean estar lo más cerca posible
del enfermo. Eso desean transmitirle a su pariente y lo hacen sin ascos ni temores.
Ese tipo de solidaridad y amor es que el poeta aprendió en su niñez. La fuerza
vivificante del amor y la solidaridad son el corazón mismo de la comunidad en que
creció.
Para Vallejo la vida consiste en hacer cosas para el bien de los demás. El
espíritu solidario es lo que da sentido a la vida. Así lo entiende, de modo que si no
puede hacer nada para los demás es como si hubiese perdido un poco la vida. Esta
interesante filosofía sobre la vida, la hallamos en “Ágape”, de Los Heraldos Negros.
El mismo título transmite esa idea. Ágape es una palabra griega que significa amor
altruista, sin egoísmo: “Hoy no ha venido nadie a preguntar; / ni me han pedido en
esta tarde nada. / No he visto ni una flor de cementerio / en tan alegre procesión de
luces. / Perdóname, Señor: qué poco he muerto! / En estas tardes todos, pasan / sin
preguntarme ni pedirme nada. / Y no sé qué se olvidan y se queda / mal en mis
manos, como cosa ajena. / He salido a la puerta, / y me da ganas de gritar a todos: /
Si echan de menos algo, aquí se queda! / Porque en todas las tardes de esta vida, / yo
no sé con qué puertas dan a un rostro, / y algo ajeno se toma el alma mía. / Hoy no ha
venido nadie; / y hoy he muerto qué poco en esta tarde.”
Nadie acude al poeta, nadie pregunta por él, ni le pide nada, por eso exclama:
“Perdóname, Señor: qué poco he muerto”. Y cuando los demás pasan sin preguntarle
ni pedirle nada, siente como que se quedó con algo de ellos, es decir se quedó con el
bien que podía haber hecho por ellos. Luego siente culpabilidad de que ese algo se
quede con él: “Y no sé qué se olvidan y se queda / mal en mis manos, como cosa
ajena.” Vallejo siente que la vida que vale la pena vivirse es aquella que se gasta por
los demás, es como morir un poco. Hermosos sentimientos los del poeta. No podemos
menos que inclinarnos ante él y aceptar la lección de vivir la vida en solidaridad con
los demás. De otro modo, es como si perdiéramos la vida.
El vate tiene el anhelo de ayudar a todos. Lo siente como una necesidad.
Veamos los siguientes versos de “Me viene, hay días, una gana ubérrima, política…”
de Poemas Humanos: “Me viene, hay días, una gana ubérrima, política, / de querer,
de besar al cariño en sus dos rostros, / y me viene de lejos un querer / demostrativo,
otro querer amar, de grado o fuerza / Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de
malo / y me urge estar sentado / a la diestra del zurdo, y responder al mudo, /
tratando de serle útil en / lo que puedo, y también quiero muchísimo / lavarle al cojo
el pie, / y ayudarle a dormir al tuerto próximo.”
El poeta desea besar como una expresión de amor “al cariño en sus dos
rostros” que este caso viene a ser el hombre común, su semejante, la persona que le
rodea. Su mayor anhelo es que todos los hombres tengan de todo: el bueno “su
poquillo de malo”, el zurdo la habilidad diestra, el mudo su capacidad de hablar y el
cojo su pie. De las carencias podría nacer un mundo mejor, porque todos anhelarían
suplirlas unos a otros. Así es como quisiera que se viviera la vida, en absoluta
comunión.
Sus sentimientos hacia la vida de los demás son en realidad sublimes y nobles.
“Y cuándo nos veremos con los demás, al borde / de una mañana eterna, desayunados
todos”; “Se quisiera tocar todas las puertas, / y preguntar por no sé quién; y luego /
ver a los pobres, y, llorando quedos, / dar pedacitos de pan fresco a todos.”
ACTIVIDADES DE APLICACIÓN
En equipos de trabajo, reflexionen y respondan sobre “La dignidad y
solidaridad en la obra de Vallejo y en la sociedad peruana moderna”
a) Según la lectura, ¿Qué relación existe entre los Derechos Humanos y la dignidad
de la persona en la lírica vallejiana?
b) ¿Quiénes y cómo están atentando contra la dignidad de la persona, por ejemplo, en
Venezuela?
c) ¿Cómo se puede velar por el cumplimiento de los Derechos Humanos según César
Vallejo?
d) ¿Qué idea transmite la solidaridad en la poesía vallejiana? ¿Con quiénes se
muestra solidario el poeta?
e) ¿Qué posición asume César Vallejo en los poemas del final de su vida?
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud ya no puedo con tanto cajón,
más mortal tanto minuto, tanta
y la migraña extrajo tanta frente de la frente! lagartija y tanta
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor, inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
el corazón, en su cajón, dolor, Señor Ministro de Salud; ¿qué hacer?
la lagartija, en su cajón, dolor. ! Ah! desgraciadamente, hombres humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.
Crece la desdicha, hermanos hombres, César Vallejo de Poemas humanos
más pronto que la máquina, a diez máquinas, (1937)
y crece
con la res de Rousseau, con nuestras barbas;
LA CENA MISERABLE
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
Hasta cuándo estaremos esperando lo que
con propio barro y propia nube sólida!
no se nos debe… Y en qué recodo
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
estiraremos
en que el humor acuoso es vertical
nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta
al pavimento,
cuándo
el ojo es visto y esta oreja oída,
la cruz que nos alienta no detendrá sus
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
remos.
del rayo, y nueve carcajadas
Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
por haber padecido!…
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito. Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la
El dolor nos agarra, hermanos hombres, amargura de un niño
por detrás de perfil, que a media noche, llora de
y nos aloca en los cinemas, hambre, desvelado…
nos clava en los gramófonos, Y cuándo nos veremos con los
nos desclava en los lechos, cae demás, al borde
perpendicularmente de una mañana eterna, desayunados todos!
a nuestros boletos, a nuestras cartas; Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
y es muy grave sufrir, puede uno orar… yo nunca dije que me trajeran.
Pues de resultas
del dolor, hay algunos De codos
que nacen, otros crecen, otros mueren, todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y otros que nacen y no mueren, otros y vencido: hasta cuándo la cena durará.
que sin haber nacido, mueren, y otros Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
que no nacen ni mueren (son los más) y acerca y aleja de nosotros, como negra
Y también de resultas cuchara
del sufrimiento, estoy triste de amarga esencia humana, la tumba…
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo, Y menos sabe
de ver al pan, crucificado, al nabo, ese oscuro hasta cuándo la cena durará!
ensangrentado, César Vallejo, 1918
llorando, a la cebolla, Sobre el poema “La cena miserable” presentar un trabajo
al cereal, en general, harina,
individual la siguiente clase.
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardio!
¡Cómo, hermanos humanos, ¿De qué trata el poema?
no deciros que ya no puedo y
¿Qué sentimientos principales transmite o
ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DEL POEMA LOS NUEVE MONSTRUOS
Analiza el poema cuidadosamente, comenta tus conclusiones con tus compañeros y profesor. A continuación te
sugerimos algunos asuntos (temas) presentes en Los nueve monstruos. Extrae fragmentos del poema que sirvan
para argumentar el asunto señalado. Tú puedes sugerir otro asunto que creas identificar en el poema (completar
los asuntos que faltan.
Asunto Fragmento
Jamás, hombres humanos,
El dolor como un mal hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
social que todo lo (…)
invade. Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.
Análisis: Vallejo, a través de estos versos, nos transmite la idea de que el dolor crece
inevitablemente y alcanza hasta los ámbitos más sencillos (la solapa, la cartera, el mueble, la
lagartija) de nuestras vidas.
Un llamado a la
solidaridad, que nos
duela no solo nuestro
propio sentir, sino el
ajeno. (Ética de la
solidaridad).
Una crítica al
capitalismo opresor.
Desencanto frente a la
tecnología y el orden
imperante.
INTERPRETACIÓN:
¿Qué quiso expresar Vallejo en su poema Los nueve monstruos al decir “!Ah!
desgraciadamente, hombres humanos, hay, hermanos, muchísimo que
hacer”. Fundamente brindando algunos ejemplos.