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El trabajo en equipo se define como la unión de dos o más personas organizadas de una forma
determinada, las cuales cooperan para lograr un fin común que es la ejecución de un proyecto. Cada
persona contribuye con diferentes habilidades y expresa sus intereses y opiniones individuales a la
unidad y la eficiencia del grupo con el fin de alcanzar objetivos comunes. Esto no significa que el
individuo ya no es importante, sin embargo, no significa que el trabajo en equipo va más allá de los
logros individuales siendo más eficaz y eficiente.
El trabajo en equipos más eficaz se produce cuando todas las personas involucradas armonizan sus
contribuciones y trabajan hacia una meta común. Con el fin de trabajar en equipo para triunfar hay
que ser un jugador de equipo. Un jugador de equipo es el que subordina las aspiraciones personales
y trabaja en un esfuerzo coordinado con otros miembros de un grupo o equipo, en la búsqueda de
un objetivo común..
Cuando hablamos de trabajar en equipo implica compromiso de todos, es necesario que haya
armonía, voluntad, creatividad, cooperación, liderazgo y organización entre todos sus miembros.
Pero cuando se ve el significado auténtico de la palabra equipo, es en “la forma como se reacciona
ante la adversidad”, ahí es donde más se aprecian las virtudes de un equipo, de sus jugadores, de
sus entrenadores y de sus dirigentes. En las victorias todo son parabienes y palmaditas, estamos
cansados de ver en las derrotas esos momentos terribles que todos llamamos “la soledad del
entrenador”, momentos en que los dedos acusadores siempre van en la misma dirección, por parte
de la prensa, de los directivos, de la afición e incluso de algunos jugadores egoístas que suelen por
detrás y sin dar la cara (para salvar su pellejo en la mayoría de los casos), echarle la responsabilidad
a otros sin mirar lo más mínimo hacia sí mismos.
-Equilibrio del juego de ataque y defensa, todos corren hacia adelante en las transiciones ofensivas,
pero también hacia atrás en el balance defensivo.
-Ser disciplinados y admitir las decisiones del entrenador, cambios de jugadores, instrucciones en
los tiempos muertos, admitir el rol que el entrenador dé a cada uno en jugadas críticas o decisivas.
-Apaciguarles cuando apreciamos que están alterados o enojados (intentar que no protesten y que
con su actitud les piten una técnica y perjudiquen al equipo). En otras ocasiones hablarles y
tranquilizarlos para que no suban la tensión del equipo en momentos difíciles.
-No estar organizados, contra un equipo organizado si tu no lo estás, terminas por caer en sus redes
y claudicas ante su fortaleza colectiva.
-No estar con los cinco sentidos en el banquillo (esperando la ocasión de cuando nos toque salir a
jugar).
-No estar dispuesto a ayudar al compañero a mejorar su ánimo, a que se tranquilice y se serene y
no preocuparnos egoístamente nada más que de nosotros.