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Yo me uno a la marcha nacional que tendrá lugar el 31 en diversas ciudades del país

1.) Por la vida:


El brío por el aborto libre está lejos de menguar y las iniciativas legales político-legales destinadas
a despenalizar el fin anticipado de la vida de los seres humanos están en curso y desarrollo.
Respecto de la muerte asistida se suelen esgrimir argumentos humanitarios que apuntan a terminar
con los sufrimientos que experimentan las personas como consecuencia de males y deterioros
físicos, más, por más que aquellos razonamientos suenen plausibles, con la legalización de la muerte
asistida se abren puertas que conducen a peligrosísimos caminos. Si no se eleva el valor vida a su
auténtica expresión sagrada la persona enferma padeciente pasará a ser un ente desechable y en
muchos casos ni siquiera podrá manifestarse por luchar por su vida. Para qué decir respecto de
quienes se hallen en estado de coma prolongado. Es la vida la que se debe dignificar, no ensalzar
artificiosamente la muerte provocada.

2.) Por la familia


Porque muchos aún creemos que la conformación ideal de la familia está dada por un padre y una
madre, hombre y mujer biológicos, respectivamente. Algunos creemos que aquella conformación es
la que corresponde de acuerdo al máximo bien propio de la naturaleza humana.

3.) Por el derecho de la familia a educar y formar a sus hijos


Bajo la noción “autonomía progresiva” se pretende ir reconociendo al menor de edad mayores
niveles de autonomía, precisamente, en conformidad con su madurez y facultades. Esto se ha
incorporado a la legislación familiar razonablemente, de modo que el menor pueda ser oído en los
juicios en que se ve involucrada su persona. El problema es que este concepto pretende extenderse
en su aplicación en cuanto su grado y cuanto a las materias a decidir, lo que va en contraposición al
derecho y deber de cada unidad familiar de criar y formar sus niños conforme a su cultura y valores.
De a poco (y esto ya se está viendo en otras partes del mundo) no sólo el estado sino las
organizaciones internacionales pasarán en la práctica y gradualmente a dominar planos que
corresponden por su naturaleza a la unidad familiar. Un juez, sea nacional o el extranjero, a este
paso, tendrá más potestad para decidir sobre la crianza del hijo que sus propios padres. Y ojo, que
esto de seguro involucrará el derecho del menor a realizarse abortos o a decidir sobre su sexualidad
con cada vez mayor independencia respecto de quienes estén a cargo de su crianza y formación.

Creo que es hora de que la familia chilena se manifieste, pacíficamente para que se respete SU
espacio, que tanto el estado como organizaciones internacionales deben no conceder, sino
reconocer como una realidad que, de hecho a nivel de formación de comunidad, los precede. Esto es
algo que especialmente hace falta dejar claro a la ONU. Asimismo, es tiempo de que nos visibilicemos
nosotros mismos, quienes consideramos que la vida es el don más preciado que existe y que debe
considerarse y tratarse como tal a todo nivel.

La familia chilena debe decir soberanamente basta a la agenda internacional, de la cual, ya cabe
desconfiar.

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