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Santiago, veintiséis de agosto de dos mil quince.

VISTO:
En estos autos Rol Nro. 22909-2011, seguidos ante el Décimo Cuarto
Juzgado Civil de Santiago, sobre juicio ordinario de indemnización de
perjuicios por responsabilidad extracontractual, caratulado “Ravelo
Meneses María Alejandra con Express de Santiago Uno S.A.”, por
sentencia escrita a fojas 264 y siguientes, de fecha dos de enero de dos mil
catorce, se acogió la demanda de indemnización de perjuicios por concepto
de daño moral y condenó a las demandadas a pagar la suma única de $
30.000.000 (treinta millones de pesos), más reajustes e intereses legales
contados desde la data en que se encuentre firme o ejecutoriada la sentencia
y hasta la fecha en que se verifique su pago, con costas.
Cada uno de los demandados interpusieron recursos de apelación en
contra de dicho fallo y una Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, por
resolución de treinta y uno de diciembre de de dos mil catorce, que se lee a
fojas 350 y siguientes, lo revocó, resolviendo rechazar la acción deducida
en autos.
En contra de esta última resolución, la parte demandante deduce
recursos de casación en la forma y en el fondo.
Se trajeron los autos en relación.
Y TENIENDO EN CONSIDERACIÓN:
EN CUANTO AL RECURSO DE CASACION EN LA FORMA:
PRIMERO: Que el recurrente sostiene que la sentencia impugnada
incurre en los vicios previstos en el artículo 768 Nros. 5, en relación con el
artículo 170 Nros. 4 y 5° del Código de Procedimiento Civil.
Señala que el tribunal ad quem debió, en primer lugar, resumir el
proceso y efectuar una breve relación respecto de todas las alegaciones
vertidas por los litigantes, para luego efectuar el análisis de la totalidad de
la prueba rendida. Sin embargo, afirma que los jueces se limitaron al
examen de la prueba testimonial, omitiendo referirse a la documental
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allegada por su representada, la que daba cuenta de la existencia, naturaleza


y gravedad del daño emocional que padeció doña María Alejandra Ravelo
Meneses con ocasión del accidente que provocó la muerte de su cónyuge.
Adiciona que el fallo impugnado, al no considerar parte de la prueba
rendida, incurre en el vicio alegado pues adopta una conclusión
completamente errónea la que llevó a los sentenciadores a rechazar la
indemnización de perjuicios por daño moral solicitada, no obstante haberlo
acreditado a través de prueba idónea.
SEGUNDO: Que, como se adelantó, se ha intentado en estos autos
demanda de indemnización de perjuicios en contra de don Percy Rubén
Alarcón Velásquez y de la empresa Express de Santiago Uno S.A.,
solicitando la actora que éstos sean condenados, en forma solidaria, al pago
de $ 70.000.000 por concepto de daño moral. Al fundar la acción deducida,
señala que el día 3 de septiembre de 2010 don Miguel Danilo Barros
Valenzuela, cónyuge de la demandante, tras ser impactado en la parte
trasera del automóvil patente CHJZ-39 por un bus del transantiago, se
dirigió hacia la ventanilla lateral del asiento del chofer del bus ubicándose
entre la primera y segunda pista de calle Providencia. Agrega que mientras
se encontraban ambos conductores discutiendo, otro bus que era conducido
por el demandado Percy Alarcón, quien no se encontraba atento a las
condiciones del tránsito y sin llevar una distancia prudente del vehículo que
lo antecedía, atropelló a su marido, aplastándolo en contra del bus que se
encontraba estacionado, quien falleció horas después debido a las lesiones
sufridas.

Agrega que la repentina pérdida, de su esposo y padre de sus hijas le


ha causado un profundo dolor, debiendo someterse a un tratamiento
sicológico, daño de carácter extrapatrimonial que, según reclama, debe ser
indemnizado.
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TERCERO: Que por su parte, los demandados al contestar la


demanda solicitaron el rechazo de la misma, argumentando que la causa
basal del accidente se debió únicamente a la conducta antirreglamentaria de
la propia víctima, quien en forma imprudente ingresó y permaneció en la
calzada sin adoptar medidas de seguridad.
En subsidio de lo anterior, y sólo para el caso en que el tribunal
decidiera acoger la demanda, sostienen que al existir una pluralidad de
agentes, ambos deben contribuir a la reparacioó n del danñ o. En razoó n de
lo anterior, solicitan la aplicacioó n del artíóculo 2330 del Coó digo Civil en
cuanto a la facultad que le otorga el legislador al sentenciador para
rebajar el monto a indemnizar por haberse expuesto la víóctima en
forma imprudente al riesgo.
CUARTO: Que el tribunal de primer grado acogió la demanda de
indemnización de perjuicios por estimar que la actora logró demostrar que
don Percy Rubén Alarcón Velásquez, dependiente de la demandada Express
Santiago Uno S.A., realizó una conducción deficiente e incurrió en una
acción u omisión respecto de sus deberes de cuidados generales y
recíprocos que se deben observar en las normas del tránsito. Además,
estimó que, teniendo en cuenta la relación conyugal que ligaba a la actora
con la víctima, infiere el dolor y aflicción padecido, agregando que en el
mismo sentido los testigos dieron cuenta del daño emocional de la
demandante, quien debió someterse a un tratamiento psicológico. Esta
última circunstancia fue ratificada en el informe elaborado por el Centro de
Salud Dr. Carlos Lorca Tobar, agregado a fojas 250.
En cuanto a la avaluación del perjuicio extrapatrimonial, acogió la
solicitud de los demandados y procedió a su reducción, pues se concluyó
que la víctima actuó en forma imprudente al ubicarse en una de las calzadas
que conforman la vía pública.
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Sin embargo, los jueces de alzada, conociendo del recurso de


apelación interpuesto en contra del aludido fallo, para decidir rechazar la
demanda en todas sus partes, han argumentado que la existencia del daño
moral es una cuestión fáctica que debe quedar demostrada de modo cierto y
razonable, siempre según pautas ciertas, concretas y revisables mediante un
proceso intelectual, sin que las apreciaciones meramente generales en torno
a la realidad del mismo sean útiles para tenerlo por comprobado. En ese
sentido concluyeron que las declaraciones de los testigos carecen de
precisión, pues relatan tener como fuente principal los dichos de la propia
actora, estimando que tales testimonios no bastarían para acreditar los
supuestos de hecho de la indemnización reclamada.
QUINTO: Que, el Código de Procedimiento Civil, en los artículos
169, 170 y 171 reguló la forma de las sentencias. A su turno, el artículo 768
Nº 5 del mismo cuerpo normativo establece, como causal de casación en la
forma, la de haber sido pronunciada la sentencia con omisión de cualquiera
de los requisitos enumerados en el artículo 170, entre ellos, el que
contempla el número 4º de este precepto, que dispone que las sentencias de
primera instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en su parte
dispositiva las de otros tribunales deben contener las consideraciones de
hecho y de derecho que les sirven de fundamento.
El artículo 5° transitorio de la Ley N° 3.390, de 15 de julio de 1918,
dispuso: “La Corte Suprema establecerá, por medio de un auto acordado, la
forma en que deben ser redactadas las sentencias definitivas para dar
cumplimiento a lo dispuesto en los artículos 170 y 785 del Código de
Procedimiento Civil”, ante lo cual este Tribunal procedió a dictar el Auto
Acordado, de fecha 30 de septiembre de 1920, expresando que las
sentencias definitivas de primera o de única instancia y las que revoquen o
modifiquen las de otros tribunales, contendrán: … “5° Las consideraciones
de hecho que sirvan de fundamento al fallo. Se establecerán con precisión
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los hechos sobre que versa la cuestión que deba fallarse, con distinción de
los que hayan sido aceptados o reconocidos por las partes y de aquéllos
respecto de los cuales haya versado la discusión; 6° En seguida, si no
hubiere discusión acerca de la procedencia legal de la prueba, los hechos
que se encuentren justificados con arreglo a la ley y los fundamentos que
sirvan para estimarlos comprobados, haciéndose, en caso necesario, la
apreciación correspondiente de la prueba de autos conforme a las reglas
legales; 7° Si se suscitare cuestión acerca de la procedencia de la prueba
producida, la exposición de los fundamentos que deben servir para aceptarla
o rechazarla, sin perjuicio del establecimiento de los hechos en la forma
expuesta en los párrafos precedentes para los fines consiguientes; 8°
Establecidos los hechos, las consideraciones de derecho aplicables al caso;
9° La enunciación de las leyes o en su defecto de los principios de equidad
con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo; 10° Tanto respecto de las
consideraciones de hecho como las de derecho, el tribunal observará al
consignarlas el orden lógico que el encadenamiento de las proposiciones
requiera, y, al efecto, se observará, en cuanto pueda ser aplicable a
tribunales unipersonales, lo dispuesto en el artículo 186 del Código de
Procedimiento Civil”, actual artículo 83 del Código Orgánico de Tribunales.
SEXTO: Que las consideraciones de hecho exigen, en consecuencia,
asentar con exactitud los hechos que sirven de apoyo a las peticiones
formuladas por los litigantes, orientadas a la decisión del asunto
controvertido, sobre la base de los medios de justificación aportados al
proceso. Ahora bien, para el debido establecimiento de los hechos, resulta
imperativo que el tribunal efectúe un estudio y análisis de la prueba
rendida, expresando con claridad y precisión las razones que conduzcan a
darlos o no por acreditados, establecimiento que resulta también necesario
para el fallo del tribunal de casación, pues deberá aceptarlos, aunque le
merezcan una calificación jurídica distinta, a menos que se reclame y
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compruebe infracción a las leyes reguladoras de la prueba que le permita


asentar hechos distintos.
Esta Corte ha destacado en diversas oportunidades la importancia de
consignar las consideraciones de hecho y de derecho, como requisitos
indispensables de las sentencias judiciales, que propenden a la legalidad del
fallo, a la vez que posibilitan a las partes conocer las razones de la decisión,
dejándolas en condiciones de interponer los recursos que estimen
procedentes.
De este modo, por imperativo legal, toda sentencia definitiva ha de
iniciar sus consideraciones con el análisis de la prueba rendida y posterior el
establecimiento de los hechos que se dan por probados para luego razonar
acerca del derecho aplicable y, consecuencialmente, sobre la procedencia de
las acciones y defensas planteadas.
En el caso en análisis, los sentenciadores dieron como fundamento de
su decisión la falta de prueba en relación a la existencia del daño moral,
refiriéndose únicamente a la testimonial, argumentando que ella carecería
de precisión al tener como fuente principal los dichos de la propia actora.
SÉPTIMO: Que, observados los antecedentes a la luz de lo
expresado con antelación, resulta inconcuso que los jueces de la instancia,
en el caso sub judice, no han dado acatamiento a los requisitos legales
indicados, desde que han omitido valorar todas las pruebas rendidas y éstas,
a su vez, en su integridad. En efecto, del examen del fallo impugnado, se
advierte una evidente falta de ponderación de parte de la documental
agregada a fojas 250, esto es, el oficio remitido por el CESFAM Dr. Carlos
Lorca de la comuna de El Bosque, suscrito por el sicólogo Hans P. Moreno
Zúñiga, en el que se informa al tribunal que doña Alejandra Ravelo
Meneses ingresó a dicho centro en julio de 2008, oportunidad en la cual se
le diagnostica un “transtorno ansioso” con prescripción de alprazolam. A
continuación da cuenta del seguimiento y atenciones brindadas desde esa
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fecha a julio de 2012, expresando que en todas esas oportunidades se


observa y diagnostica un transtorno ansioso, duelo patológico y estrés
agudo, requiriendo apoyo de fármacos debido al sufrimiento emocional que
estaría padeciendo desde el trágico fallecimiento de su cónyuge.
Sin embargo, el fallo recurrido sólo efectúa un examen de la prueba
testimonial, omitiendo referirse a la restante prueba rendida en autos, lo que
de manera alguna puede importar el análisis exigible y el consecuente
establecimiento de los hechos que de ella se derivan.
OCTAVO: Que es así como del contexto de justificación que
antecede, queda claramente demostrada la falta absoluta a las disposiciones
y principios referidos en que incurrieron los jueces de la instancia, al
prescindir de la cabal ponderación de la prueba, debiendo subrayarse que el
sólo análisis de la testimonial no ha podido satisfacer la aludida exigencia,
la cual sólo pudo ser observada mediante una valoración racional,
pormenorizada e íntegra de todos los medios probatorios allegados a la
causa, en especial de la documental ya singularizada, siendo ésta un
antecedente relevante para establecer la existencia del daño emocional
sufrido por la demandante.
De esta manera, el defecto anotado ha impedido a los jueces efectuar
un análisis comparativo de los medios de prueba aportados al juicio de
modo que su decisión ha sido el resultado de una ponderación incompleta
de la prueba. Esta omisión constituye el vicio de casación en la forma
denunciado, por la falta de consideraciones de hecho y derecho que le
sirven de fundamento al fallo.
NOVENO: Que de cuanto se ha reflexionado queda de manifiesto
que la resolución reprochada ha incurrido en la omisión de aquel requisito
estatuido en el numeral cuarto del artículo 170 del Código de Procedimiento
Civil, complementado con el número 5º del Auto Acordado de la Corte
Suprema de 30 de septiembre de l930, de lo que se sigue que la
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contravención por los jueces de esas formalidades trae consigo la


invalidación de la sentencia viciada, en virtud de haberse verificado la
causal de nulidad formal prevista en el N° 5 del artículo 768 del código
antes citado, razón por la cual se acogerá la nulidad formal impetrada por
este capítulo.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los
artículos 766, 768 N° 5, 786 y 808 del Código de Procedimiento Civil, se
acoge, sólo en lo pertinente al reproche aludido, el recurso de casación en la
forma, deducido por la parte demandante representada por el abogado don
Juan Cristóbal Pino Alfaro, en contra de la sentencia de la Corte de
Apelaciones de Santiago, de treinta y uno de diciembre de dos mil catorce,
escrita a fojas 350 y siguientes, la que se anula y reemplaza por la que se
dicta a continuación, separadamente, pero sin nueva vista.
Téngase por no interpuestos los recursos de casación en la forma -en
cuanto se refiere al restante capítulo- y el de fondo, deducidos ambos por
los actores en el primer otrosí y lo principal de fojas 354, respectivamente.
Regístrese.
Redacción a cargo del Ministro señor Juan Eduardo Fuentes B.
Rol N° 2599-15.-

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sr.
Patricio Valdés A., Sra. Rosa Maggi D., Sr. Juan Fuentes B. y Abogados
Integrantes Sres. Daniel Peñailillo A. y Álvaro Quintanilla P.
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No firman la Ministra Sra. Maggi y el Abogado Integrante Sr. Peñailillo, no


obstante haber concurrido ambos a la vista del recurso y acuerdo del fallo,
por estar en comisión de servicios la primera y ausente el segundo.

Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a veintiséis de agosto de dos mil quince, notifiqué en


Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

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