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* Luz: preferentemente
ubicaremos el apio en zonas con semisombra para protegerlo durante las horas más
calurosas del día pero permitiendo que reciba varias horas de luz el resto del tiempo.
Hay una práctica común que es la de tapar las pencas o tallo del apio para
blanquearlo, se puede hacer poniendo alrededor cartón sujetado con una cuerda
atada.
Así impedimos que le alcance la luz del sol y sea más blanco, pero este apio será
menos nutritivo y es una pena desaprovechar las propiedades que esta hortaliza
puede ofrecernos.
* Riego: el apio necesita riegos frecuentes y generosos porque le gusta los suelos
húmedos. Es una planta que necesita tener cierto grado de humedad constante en
la tierra. El acolchado o mulch es una práctica de agroecología que le viene muy
bien a este tipo de cultivos porque, entre sus múltiples beneficios, ayuda a mantener
la humedad de la tierra y estimula la fertilidad de la tierra. Lee más sobre el
acolchado. El apio soporta bien la sequía. Procura regar siempre a última hora de
la tarde y si optas por el riego por goteo aprovecharás mejor el agua y harás un uso
más sostenible de ésta.
* Asociación de cultivos: para crear buenas asociaciones en el huerto, el apio se
asocia o cultiva de forma conjunta con tomates, pimientos, espinaca, acelga,
guisante, pepino, coliflor y puerro.
* Plagas y enfermedades del apio: el pulgón, la mosca del apio, la araña roja y el
mildiu son los más comunes durante el cultivo del apio. En este enlace puedes ver
cómo prevenir y combatir plagas de forma ecológica.
* Cosecha del apio: si ha tenido las condiciones adecuadas, en unos 8 meses
después de la siembra ya podemos cosechar el apio. Puedes cortar la planta entera
o bien ir cortando pencas según las vas necesitando, empezando por las que se
encuentran en el exterior. Dependiendo de las variedades, el apio puede medir entre
30 centímetros y algo menos de un metro de alto.