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Langón, Mauricio. Problemas Bioéticos Elementos para La Discusion PDF
Langón, Mauricio. Problemas Bioéticos Elementos para La Discusion PDF
Mauricio Langon
Coordinador
unlibro
ediciones
Obra realizada por la Red Acá-Bioética, publicada por la Comisión Nacional del Uruguay para la UNESCO
en el marco del Programa de Participación de la UNESCO: “Sensibilización, educación, investigación,
difusión y debate público de su problemática en Uruguay”.
ISBN Nº …..
Impreso en Uruguay
Las perspectivas teóricas expresadas en este libro son responsabilidad de sus autores y no reflejan la opinión de la
Comisión Nacional del Uruguay para UNESCO.
Prólogo ..............................................................................................................5
Presentación ...................................................................................................... 7
Introducción .....................................................................................................11
CASOS DE INVESTIGACIÓN EN SERES HUMANOS .......................................... 15
Caso 1. El primer ensayo humano de un futuro medicamento
termina mal, en Londres. ........................................................................... 17
Caso 2. El jardinero infiel ........................................................................... 19
Caso 3. Josef Mengele y los gemelos de Cândido Godói ...........................22
Caso 4. Hallervorden y los cerebros de Bradenburg-Görden ..................... 25
EL “DOBLE ESTÁNDAR” EN LA INVESTIGACIÓN CLÍNICA. ............................... 31
Doble estándar ............................................................................................33
Justificación del doble estándar. ............................................................... 35
Investigación en seres humanos: Doble Estándar Moral .......................... 40
Ética de la investigación: el principio y el fin de la bioética. .....................44
La bioética surge con fuerza como disciplina en los últimos tiempos proponiéndonos una
reflexión sistemática sobre lo que algunos autores han denominado las “elecciones trágicas” en
distintos campos de la vida.
Las fronteras entre lo privado y lo público se vuelven borrosas. Elecciones individuales tie-
nen impactos en las instituciones y a su vez las mismas diagraman y afectan prácticas sociales
y subjetividades.
Las diversas Declaraciones Internacionales, fruto de arduas negociaciones entre países, son
otras formas de impactar las decisiones en lo global y lo nacional.
La UNESCO ha sido pionera en el sistema de las Naciones Unidas desde la década de los
años 70, abordando reflexiones internacionales sobre la ética de las ciencias. En forma cons-
tante ha desarrollado lazos entre científicos, filósofos, legisladores y sociedad civil para apoyar
a sus estados miembro en el establecimiento de políticas que permitieran reflexionar sobre los
efectos de los avances de la ciencia y tecnología en el mundo de la vida.
En el año 2006, la Comisión Nacional del Uruguay para la UNESCO toma como propia esta
temática depositando su confianza en la red Acá Bioética para desarrollar acciones en el campo
de la investigación, sensibilización y debate público de su problemática. El Profesor Mauricio
Langon, respetado y respetuoso tejedor en esta red, ha coordinado este Programa de Participa-
ción así como la publicación que hoy tenemos el honor de prologar.
Mauricio afirma que es una obra incompleta, abierta. Por eso es estimulante. La interroga-
ción sin embargo no es errática. Un sutil andamiaje guía la obra, permitiendo que sea un texto
didáctico. El contrapunto de posiciones contribuye a problematizar, a suspender el juicio por
momentos, a rever marcos epistemológicos y respuestas ya ensayadas.
5.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Morin está presente en uno de los textos seleccionados, con su preocupación por la ciencia
como una máquina ciega cuando deja de interrogarse a sí misma. Esa máquina que a veces
parece desprenderse de su creador. Y nos evoca el proyecto de Castoriadis cuando se refiere a la
elucidación: “Lo que llamo elucidación es el trabajo por el cual los hombres intentan pensar
lo que hacen y saber lo que piensan.”
Lo mejor que le puede pasar a este libro es que su última página no esté escrita, que no se
termine nunca de escribir. Y quizás que no se escriba con palabras sino con acción.
Clara Netto
Secretaria General
Comisión Nacional del Uruguay para la UNESCO
6.
Presentación
I
La rápida generación e incorporación productiva y social del conocimiento biológico afecta
de manera creciente la vida cotidiana, el futuro de las personas, las sociedades y el ambiente.
Esta situación genera nuevas interrogantes éticas y exige, en una sociedad democrática, habili-
tar la discusión pública, informada y argumentativa de los principales problemas generados
por el avance de las ciencias de la vida. Para eso es preciso promover tanto actividades educati-
vas relacionadas con esa problemática, como debates públicos problematizadores y
argumentativos sobre bioética.
Con tal fin se creó la red Acá-Bioética destinada a organizar, promover y difundir informa-
ción en el medio educativo. Esta red busca crear espacios de discusión y reflexión sobre bioética,
procurando incentivar la participación social con el objetivo de fortificar la convivencia demo-
crática. Se pretende restablecer la capacidad de problematizar, de discutir la realidad, de esti-
mular el pensamiento complejo, la transversalidad disciplinaria, la multidisciplinariedad, en
un proceso de emancipación humana y de formación de una ciudadanía participativa y respon-
sable. Con estos fines, desde 2005 se realizan actividades que se incentivarán durante el pre-
sente año. Las mismas incluyen jornadas de reflexión y debate con estudiantes de educación
media y formación de profesores.
II
Los desarrollos científico-tecnológicos habilitan soluciones para problemas prácticos y abren
perspectivas inusitadas de futuro. Al mismo tiempo generan problemas. Dan lugar a dinámicas
potentes que –ligadas a cuestiones de índole económica, social o política- generan efectos que
pueden llegar a producir resultados inesperados y atroces, incluyendo desequilibrios sociales y
medioambientales que ponen en peligro la vida sobre el planeta.
Problematiza también los modos de educar. Mario Heler señala que desde que se reconoce
la pertinencia de la consideración de la dimensión ética en el campo de las ciencias de la vida,
“queda abierta la posibilidad de bregar por el despliegue de procesos de enseñanza y de apren-
dizaje no tutelados dirigidos a instalar la reflexión ética como recurso disponible para la toma
de decisiones responsables” (Heler, 2004). La propuesta educativa de esta publicación trabaja
en el espacio así abierto por la problemática bioética y se propone coadyuvar a la generación de
espacios educativos problematizadores, articuladores de saberes, reflexivos, dialogales; y pro-
cura crear espacios de discusión pública de características análogas. Los problemas filosóficos
y éticos de alto impacto que están en la base de la bioética y que provienen de avances tecnoló-
gicos ligados a las ciencias de la vida, por un lado exigen y por otro son particularmente aptos
para poner en ejecución una propuesta educativa de índole problematizadora y articuladora de
saberes
8.
Presentación
III
La presente publicación, entonces, no es una introducción sistemática ni histórica a la bioética.
Se inscribe en una línea didáctico-filosófica que considera valioso problematizar las situacio-
nes y partir de problemas. En función de esto, incentiva la búsqueda de la información necesa-
ria para plantearlos adecuadamente y avanzar en propuestas de solución mediante la reflexión
y el debate argumentativo, así como estimular la creación de alternativas y habilitar la posibili-
dad de tomar racional y razonablemente decisiones personales y colectivas.
Tampoco es una obra cerrada. Tiene carácter inicial. Aspira a continuarse en otras publica-
ciones, pero incluso en esa eventualidad ellas no pretenderán cubrir toda la problemática
bioética, sino poner en marcha una colección abierta con una orientación filosófico-educativa
análoga.
La estructura interna de esta obra es de índole orientadora. Propone para su estudio y dis-
cusión casos, problemas, opiniones, textos y documentos; espera inducir también la discusión
sobre otros casos. Sugiere algunas actividades; con ello busca incentivar la producción de otras.
Aporta datos e informaciones relevantes; invita a continuar investigando.
Es una obra abierta. Quiere estimular las capacidades de interrogación, indagación y bús-
queda, la profundización en el conocimiento, la comparación con otras posiciones aquí omiti-
das. Incluye tomas de posición sustantivas, tesis claras planteadas por diversos autores, mu-
chas veces en tensión o contraposición entre sí. Se espera no la mera repetición y aceptación
dogmática de puntos de vista, sino su análisis crítico y su discusión argumentativa informada.
Presenta situaciones impactantes y problemáticas fuertes, para avivar el debate en profundi-
dad teniendo presente que en el mismo se juegan efectos de importancia real.
Esta publicación procura también incentivar en los lectores el planteo de otros problemas y
casos de modo análogo, así como promover la creación de otros cursos y publicaciones, apor-
tando elementos para generar y sostener el debate y la producción sobre este tipo de proble-
mas.
9.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
IV
Introducimos brevemente qué es bioética presentando la tensión entre ética y conocimiento
para ubicarnos ante los problemas bioéticos.
Incluimos luego una breve selección de textos preparada por miembros de Acá-Bioética.
Por último, recogemos dos declaraciones sobre bioética. Su estudio y la comparación entre
ambas nos parece una referencia imprescindible.
10.
Introducción
sión. Una reciente investigación educativa realizada en Brasil (Kuiava y Sangalli, 2008) mos-
tró que, se da una relación inversamente proporcional entre conocimiento y ética, tanto en los
currículos vigentes como en la opinión de los docentes. Cuanto más acento se pone en el cono-
cimiento, menos espacio e importancia se da a los problemas éticos; cuanto más acento se pone
en las cuestiones éticas, menos relevancia se atribuye a la transmisión de conocimiento.
Esta contraposición parece derivarse de determinadas concepciones del conocimiento y de
la ética. Una, en la cual es predominante y creciente la valoración positiva del conocimiento
(particularmente, del conocimiento científico y tecnológico) que tiende a presentarse como un
fin en sí mismo, como panacea de todos los “males”, sin necesidad de consideraciones éticas. La
otra, que acentúa la importancia de la característica propia de los seres humanos de valorar
(otorgamos valor a las cosas; no todo vale lo mismo y por eso deliberamos, preferimos, elegi-
mos, decidimos, optamos…) y, específicamente, de valorar éticamente (de valorar lo bueno y
lo malo), para lo cual no parece necesario el conocimiento.
Probablemente se trata de una falsa oposición. Si los seres humanos somos agentes mora-
les, si podemos hacer el bien o el mal y elaborar juicios éticos, es porque tenemos conocimiento
(sabemos lo que hacemos, sus motivos y consecuencias), y porque somos libres (podríamos
hacer otra cosa). Si los seres humanos valoramos el conocimiento, es en tanto éste es un medio
para hacer el bien, para actuar moralmente y deliberar éticamente.
La bioética desde su origen procura la confluencia del saber científico y del saber filosófico
conjuntando ética y biología. ¿En una nueva disciplina? ¿En un nuevo modo de conocer? ¿En
un nuevo espacio de cruce de disciplinas? Es pues, entre otras cosas, un serio intento por supe-
rar la falsa oposición a que nos referimos.
Pero la tensión persiste. Hay posiciones que tienden a minimizar los aspectos ligados a la
producción conocimiento, o a despreciar las cuestiones éticas que éste genera.
La minimización de los problemas generados por el desarrollo científico-tecnológico se fun-
da en entender que, en el fondo, estos son del mismo tipo que las cuestiones éticas y filosóficas
que aquejan a la humanidad desde siempre, de modo que podrían ser pensados con indepen-
dencia de los avances actuales del conocimiento. Para ejemplificar este punto de vista recurri-
mos a la siguiente cita de Jesús Mosterín:
“Respecto a la bomba atómica, yo no veo que tenga nada que ver con la filosofía.
Hubo dos bombas atómicas y cada una mató unas cien mil personas. Es muy es-
pectacular la foto del hongo nuclear, pero fíjense ustedes que todas las bombas
atómicas que se han lanzado en la historia han producido doscientos mil muertos;
y en Ruanda, en cuatro días, los hutus mataron a seiscientos mil tutsis con meros
cuchillos de cocina; tres veces más personas que todas las bombas atómicas que se
han arrojado. La bomba atómica, aunque es muy espectacular fotográficamente
12.
Introducción
por el hongo ése, y aunque es un fenómeno muy interesante porque tiene que ver
con el desarrollo de nuestro conocimiento de la estructura atómica, desde un punto
de vista moral, no representa nada distinto del tipo de matanzas y catástrofes que
han producido las guerras a lo largo de toda la historia. Es una manera de hacer
esas matanzas con otros medios. Si se me ocurren doscientas preguntas filosóficas
interesantes, no veo que ninguna de ellas varíe en sus formulaciones o en sus res-
puestas por el hecho de que se usen cuchillos o bombas atómicas. En el fondo es lo
mismo” (Mosterín en “Entrevista a Javier Sádaba y Jesús Mosterín”, 2008).
1 Confróntense estos argumentos con la ideología y argumentos nazis que presentamos más abajo como
“Casos 3 y 4».
13.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
En el plano educativo la compleja relación entre ética y conocimiento nos exige deliberar
sobre qué es aprender a valorar (desarrollar nuestras capacidades valorativas) y qué es apren-
der a conocer (desarrollar nuestras capacidades de conocer) y articular su enseñanza en una
educación bioética.
Conocer y valorar estaban estrechamente vinculados en la cultura humanista que reinó
desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII. Por el contrario, en la «cultura científica» (que
empieza a predominar a partir del siglo XIX) se establece el principio de separación entre jui-
cios de valor y juicios de realidad. Sólo estos últimos tienen legitimidad en la naciente cultura
científica pues responden a otro principio fundamental de la misma: la objetividad, entendida
como constatación de lo observable y medible. Los juicios de valor están cargados de subjetivi-
dad y no pueden mezclarse con los «juicios de hecho». El «sujeto humano» desaparece en favor
de una realidad que se supone es reflejada en el único conocimiento que desde ahora se consi-
dera legítimo, el «científico».
Esta visión del conocimiento, aunque todavía muy fuerte, ha entrado progresiva-
mente en crisis. Especialmente por la disyunción que plantea entre “sujeto” y “ob-
jeto”, “naturaleza” y “hombre”, “cuerpo” y “mente”, y todos los “dualismos” que sim-
plifican y enfrentan realidades que no pueden ser separables. Y también por la
reducción que desintegra los fenómenos complejos en provecho de sus componen-
tes simples efectuando una peligrosa simplificación en que lo humano se reduce a
lo biológico, y lo biológico a lo físico. La cultura humanista y la científica (en nues-
tra tradición occidental) surgen de una misma fuente griega en que la ética del
conocer por conocer está unida a la búsqueda de la verdad, la belleza y el bien. O
sea una fuente en la que aprender a valorar y aprender a conocer se identificaban.
Una educación bioética puede hoy ser la ocasión de retomar contacto con esa fuen-
te originaria y conjuntar lo que nunca debió separarse: conocer y valorar. Esto
permitiría superar la idea superficial de que debemos “volver a los valores de an-
tes”, porque los valores no nos pueden ser dados, hay que crearlos a partir de las
ideas y sentimientos que tengamos. No hay herencia de valores, hay sí cultivo de la
capacidad de valorar. En eso puede incidir el educador que transmite, desde su
formación integral, y antes de una especialización temprana, lo que importa en las
actuales circunstancias y que nos viene de lejos, pero que no está hecho, hay que
crearlo. Mabel Quintela*, 3 de marzo 2009.
Esta breve introducción nos deja ante los problemas específicamente bioéticos.
* Mabel Quintela, Profesora de la UDELAR y de la Multiversidad Franciscana de América Latina. Especial para esta
publicación.
14.
CASOS DE INVESTIGACIÓN
EN SERES HUMANOS
Con algunos casos referidos a investigaciones con seres humanos introducimos la discusión
en torno a los problemas de la bioética.
En los dos primeros casos nos limitamos a reproducir la información aparecida en la pren-
sa. En los otros, que están relacionados con investigaciones del nazismo, se incluyó además
información documental. También se sugieren actividades.
15.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
16.
Casos de investigación en seres humanos
En la tardecita del jueves 16 de marzo de 2006, seis hombres, de entre dieciocho y treinta
años de edad, hasta entonces en buen estado de salud, seguían hospitalizados en grave estado
en el servicio de reanimación de un hospital de Londres. Tres días antes habían aceptado parti-
cipar, por 3.300 euros, en el ensayo clínico de una sustancia potencialmente destinada a com-
batir enfermedades de naturaleza cancerosa o inmunitaria.
Poco después de la administración del producto, seis de los ocho voluntarios experimenta-
ron intensos dolores (principalmente de cabeza), transpiración, vómitos y pérdida de conoci-
miento. Fueron transferidos a una unidad de cuidados intensivos. Sólo las dos personas que
recibieron un placebo resultaron indemnes. Según la descripción de una testigo, su amigo de
veintiocho años “parece el ‘Hombre Elefante’. Una máquina le vacía los pulmones. Su pecho
está hinchado, su cara inflada, de color violeta y amarillo. Los médicos no tienen remedios.
Según ellos puede morir en cualquier momento”.
La sustancia probada fue creada y desarrollada por TeGenero, pequeña sociedad alemana
de biotecnologías. Es un “anticuerpo monoclonal”, uno de los últimos nacidos de una familia
molecular prometedora, surgida de los progresos que viene realizando la biología molecular.
Los anticuerpos monoclonales permitieron al principio comprender mejor la intimidad de los
mecanismos inmunitarios, y luego tuvieron múltiples aplicaciones en el sector de las
biotecnologías. Empiezan también a ser desarrollados en terapéutica. El anticuerpo monoclonal
en cuestión, «CD28-Super MAB», fue juzgado suficientemente interesante como para que, en
noviembre de 2003, la poderosa firma farmacéutica alemana Boerhringer Ingelheim firmara
con la pequeña TeGenero “un acuerdo de puesta a punto y fabricación”. Desde abril de 2005
estas empresas querían estudiar cómo podría utilizarse esa sustancia para el tratamiento de
17.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
una forma relativamente rara de leucemia crónica. En julio de ese año la agencia británica a
cargo de los medicamentos, en base a estudios hechos sobre animales, dio su autorización para
la realización de investigaciones clínicas “de Fase I”. Estos ensayos se realizan en un número
pequeño de personas sanas, no para estudiar la posible eficacia del medicamento en el trata-
miento de enfermedades, sino para estudiar sus características fármaco-dinámicas y su even-
tual toxicidad.
Actividad sugerida
2- Suponiendo que el caso acaba de ocurrir, cada equipo discute qué hacer en los
próximos tres meses. La “prensa” tiene un rol aparte: puede entrevistar a los
otros equipos; puede interrumpir los debates golpeando las manos para hacer
un comunicado general, después del cual siguen las discusiones. Para la discu-
sión en quipos se da tiempo de una media hora o algo más.
4- Discusión general.
18.
Casos de investigación en seres humanos
Fabrizio y Jordano, dos de los ciento cuarenta bebés peruanos que fueron sometidos a un
experimento de la empresa Ventria Biosciences con sustancias derivadas de arroz transgénico,
muestran alergias desde entonces. (La República, Perú, 20/7/06).
Según el testimonio de Diana Canessa Garay, madre de veinticuatro años, el año pasado
llevó a su bebé de ocho meses al Hospital del Niño, en Lima, con un cuadro de diarrea severa.
Una médica le ofreció entonces administrarle un «suero de arroz», lo que la joven aceptó ya
que no tenía razones para desconfiar de la «autoridad médica», y le preocupaba lograr la pron-
ta recuperación de su único hijo. Firmó entonces la autorización que le pedían para poder
administrarle el medicamento, sin comprender realmente las consecuencias que podría tener.
Diana no sabía entonces que su hijo, que ahora tiene dos años, pasó a ser objeto de un
experimento de una empresa biotecnológica estadunidense. Ese experimento con sustancias
no aprobadas para el consumo en ninguna parte del mundo, no estaba autorizado en el país
sede de la empresa.
Según la madre, luego de que le dieron este suero, el bebé comenzó a manifestar alergias y
actualmente es «enfermizo, delicado, alérgico a todo». Agrega «me engañaron, sólo querían
experimentar con mi bebito».
Justamente, la posibilidad de provocar alergias que tienen los fármacos recombinantes pro-
ducidos en plantas transgénicas, es uno de los riesgos que varias organizaciones estadouniden-
ses, incluyendo el Center for Food Safety (Centro para la Seguridad de los
Alimentos), habían alertado a las autoridades de su país cuando Ventria solicitó aprobación
para cultivar este tipo de arroz en California.
19.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Según el informe de ésta y otras organizaciones, sustentado con numerosas referencias cien-
tíficas, las proteínas recombinantes -derivadas de organismos transgénicos- no son idénticas a
las producidas naturalmente. Las diferencias pueden ser tan sutiles que en laboratorio pueden
ser difíciles de detectar. Sin embargo, el sistema inmunológico de los seres humanos sí es sen-
sible a estas diferencias y puede generar anticuerpos, que en algunos casos llevan a la reacción
crónica a muchos otros alimentos o sustancias a los que antes el paciente no era alérgico.
Justamente, en todo los casos citados por Figueroa Quintanilla han habido problemas de
algún tipo, pero como ya es común en el caso de los transgénicos, la poderosa industria
biotecnológica se ha ocupado de que sean escasamente difundidos y poco conocidos. Es inex-
cusable que un director de hospital, que firma su acuerdo para exponer a bebés a un experi-
mento con proteínas recombinantes, no las conociera, o peor aún, no las tomara en cuenta.
Por ejemplo, la insulina recombinante, uno de los ejemplos más usados por los promotores
de los transgénicos para señalar los supuestos beneficios de estos productos, conlleva una his-
toria de ocultamiento y manipulación sobre sus efectos dañinos. En 1999, la Asociación Diabé-
tica Británica, dio a conocer un extenso informe -que había ocultado varios años debido a las
«donaciones» que reciben de empresas farmacéuticas y de edulcorantes que también contie-
nen transgénicos- según el cual habían recibido quejas de casi el 10 % de sus miembros (equiva-
lente a 15 mil personas) directamente asociados con el cambio de la insulina animal a la insulina
transgénica.
Los daños reportados iban desde malestares leves hasta la ausencia de síntomas previos al
coma diabético, que es muy grave porque puede llevar al paciente a la muerte, al no tomar
medidas para enfrentarlo. Se ha documentado también la generación de anticuerpos en el caso
del uso de factores de coagulación y hormonas de crecimiento. En un caso particular (MGDF)
fue retirado de las pruebas clínicas porque la formación de anticuerpos provocaba hemorra-
gias. En otros casos siguen en circulación pese a que se conocen sus efectos dañinos, en parte
porque las empresas los ocultan o minimizan, en parte porque eliminan otras alternativas o
cuentan con poderosos cabilderos para impedir que se conozca la verdad y se tomen acciones
consecuentes.
Igual que con los transgénicos agrícolas, son abultados los expedientes ocultos de los
20.
Casos de investigación en seres humanos
En el caso de Ventria en Perú, parece que, además, están dispuestos a seguir el triste camino
que han recorrido muchas empresas farmacéuticas de usar a las poblaciones del Tercer Mundo
para hacer experimentos no autorizados en su país. (Silvia Ribeiro. «Alai-amlatina». 07/2006,
México.)
5 ¿Qué relaciones y conflictos son visibles en estos casos entre, por un lado, los
beneficios de la investigación científico tecnológica y el avance de la medicina,
y, por otro lado, el deseo de ganancia de las empresas, la falta de trabajo, la
pobreza y el desfasaje entre países desarrollados y subdesarrollados?
21.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
El prestigioso Daly Telegraph de Londres titula: “El Ángel de la Muerte nazi Josef Mengele
‘creó un pueblo de gemelos en Brasil’” (Evans, 2009). La prensa del mundo recogió la noticia:
“Los gemelos de Brasil, herencia del Dr. Mengele”; “Descubren un pueblo que habría sido labo-
ratorio humano en manos de un nazi”.
Jorge Camarasa, periodista argentino que estudió a los nazis refugiados en América del Sur,
acaba de publicar un libro (Camarasa, 2008) sobre dicho criminal de guerra, que huyó primero
a Argentina, luego a Paraguay y finalmente a Brasil. Camarasa está convencido de que Mengele
(1911-1979) está relacionado con el elevado número de gemelos de la localidad de Cândido
Godói, colonia agrícola de Río Grande del Sur (Brasil) poblada en un 80% por descendientes de
alemanes de la región de Hunsrüick, que cuenta con un parto doble cada cinco, promedio mu-
chas veces superior al mundial. La bióloga Ursula Matte, de Porto Alegre, realizó en los años 90
un estudio genealógico y genético de esos gemelos, y sacó en conclusión que no parece un caso
de herencia genética o una coincidencia de familias con predisposición a tener gemelos. “Creo
que Candido Godoy puede haber sido el laboratorio de Mengele, allí donde consiguió su sueño
de crear una raza de arios rubios con ojos azules”, dijo Camarasa, pues al parecer el médico nazi
(que llegó a tener su propia firma de productos farmacéuticos) recorrió la región hacia 1963
prometiendo partos múltiples en el ganado, y luego medicando a las mujeres. El alcalde de ese
municipio, Valdi Luis Goldshmitdt, en cambio, dice: “De los 7.000 habitantes tenemos 138
pares de gemelos. Históricamente hubo gemelos en esta ciudad, pero pensar que eso es obra del
supuesto paso de Mengele por aquí, es pura fantasía.»
Mengele se doctoró en Antropología en Munich con una tesis acerca de las diferencias ra-
ciales en la estructura de la mandíbula inferior (1935) y en Medicina en el “Instituto de Biología
Hereditaria e Higiene Racial” de la Universidad de Frankfurt (1938). No fue, pues, una excep-
ción: las investigaciones a que se dedicó -como las que hicieron otros muchos médicos- eran
inducidas por la ideología racista que dominaba las instituciones académicas, y presentadas
como necesarias o buenas por la propaganda nazi que tenía efectos sobre gran parte de la po-
22.
Casos de investigación en seres humanos
blación.
Dice Julius Mozes (1868-1942): “Todo lo que se pensaba hasta ahora como el dictado supre-
mo de la medicina – cuidar a los enfermos, sin reparar en que se trata de tal o cual ‘raza’ y
comportarse básicamente con igualdad con cualquier paciente sin diferencias de religión o sexo,
ayudar a todos y aliviar sus sufrimientos – todo eso no se considera apropiado en opinión del
nacional-socialismo. Todo lo contrario. Ellos desean conducir una guerra total contra los ‘infe-
riores’ de todo tipo y especialmente enfermos sin esperanza, y deshacerse de ellos… Los enfer-
mos que no tienen posibilidades están vaticinados a la eliminación, y justamente el médico es el
que estará encargado de la tarea. ¡El médico se convertirá en asesino!”.
En efecto, el “Reglamento de los médicos”, de 1935, establecía: “Es obligación de la profe-
sión médica, como grupo, cuidar y asegurar la salud de la nación, su salud hereditaria y la
pureza de la raza”. El Dr. Fritz Klein, de las SS sentenció: “Por respeto a las vidas humanas
extirparé el apéndice infectado de un enfermo. El judío es el apéndice infectado en el cuerpo de
Europa”. Por su parte el encargado de la educación ideológica, Alfred Rozenberg, afirmaba:
“Estamos convencidos de que las leyes eternas de la naturaleza son apropiadas para la conser-
vación de los sanos y no la de los enfermos, y que la opinión que prefiere nutrir un enfermo a
cuenta de un sano niega todas las leyes de la naturaleza, así como también peca contra el sentir
moral alemán”.
Leyes como las de “Permiso para destruir la vida indigna” (1936) y de “Defensa de la salud
genética del pueblo alemán” (1937) otorgan el marco jurídico para las acciones criminales del
“cuerpo médico” (52.000 miembros) y sus auxiliares. El 44% de los médicos se afilió al Partido
Nazi, el 7% fueron miembros de las SS, y 200 actuaron en investigaciones prácticas. Diversas
medidas fueron excluyendo a los médicos judíos que eran el 16%.
química (induciendo en los prisioneros malaria, tifus, hepatitis, tuberculosis, gas mostaza y
probando el efecto de la sulfanilamida); experimentos de trasplantes y regeneración de ner-
vios, músculos y huesos (para el ejército); experimentos para aplicar en esterilización masiva
(miles de mujeres fueron sometidas a rayos X, operaciones y medicamentos con ese fin); expe-
rimentos de asesinato (utilizando en las víctimas gases y venenos administrados de diversas
formas); experimentos antropológicos (“fueron seleccionados 115 hombres sanos, que fueron
asesinados en cámaras de gas y sus cuerpos fueron enviados a la Universidad de Estrasburgo
para demostrar que el judaísmo y el comunismo están incrustados en la estructura del esquele-
to”; experimentos genéticos (con enanos y mellizos). “Ud. sostiene que es fisiólogo de seres
humanos, pero todo lo que ha hecho ha sido realizado en cerdos y ratones. Yo soy un fisiólogo
de seres humanos, porque llevé mis experimentos sobre seres humanos”, dijo el Dr. Sigmund
Rechar.
“Uno de los principales objetivos de Hitler era obtener la pureza de la raza
nórdica aria, los sujetos sometidos a mayor número de pruebas fueron los geme-
los. Se les tomaban biopsias de diferentes órganos sin anestesia, los sometían a
pruebas con agentes físicos, químicos y psicológicos, les extirpaban órganos o
extremidades, los castraban o les realizaban cirugías para cambio de sexo. Como
Mengele estaba fascinado por los ojos azules, constantemente les hacía inyec-
ción de colorantes a los gemelos que tenían el iris de color diferente. El interés de
Mengele en el genotipo humano rubio de ojos azules, es curioso, pues ni él ni sus
superiores respondían a esa descripción.
Hacía transfusiones de sangre entre diferentes gemelos, les inyectaba en las ve-
nas diferentes gérmenes letales, o fenoles, cloroformo, nafta, insecticidas. A unos
jóvenes les extirpaba las venas de las extremidades. Supervisó una cirugía en la
que dos gemelos fueron suturados para crear siameses. Eran frecuentes las ciru-
gías en la columna vertebral sin anestesia.
Cada vez que Mengele hacía una nueva prueba y quería evaluar sus efectos, in-
yectaba cloroformo en el corazón de ambos gemelos para asegurarse que mo-
rían al tiempo.
Luego les hacía autopsia para ver las repercusiones sobre los órganos del sujeto
afectado en comparación con los órganos de su hermano tomado como control.
De esta forma, las ideas desquiciadas de Mengele cobraron hasta sesenta vícti-
mas diarias. De 3000 gemelos, de Auschwitz-Birkenau sobrevivieron 200.”
(Sherist)
Después de la guerra sólo 23 médicos fueron juzgados: 7 fueron ejecutados y 15 condenados
a distintas penas de prisión. Muchos siguieron ejerciendo e investigando.
24.
Casos de investigación en seres humanos
“Resumen. Se cree en general que los horribles abusos médicos cometidos bajo el
tercer Reich fueron obra de médicos marginales actuando en lugares excepcio-
nales como los campos de concentración. Sin embargo, es cada vez más evidente
que hubo una amplia perversión de la práctica médica y de la ciencia que se
extendió a los médicos del medio académico. El pensamiento científico,
específicamente las teorías de la higiene racial, y las condiciones políticas de
una dictadura totalitaria actuaron en simbiosis para devaluar ante la sociedad
el valor intrínseco de los individuos con discapacidades físicas o mentales. Esta
devaluación sirvió para alentar los abusos médicos perpetrados. Las
neurociencias bajo el tercer Reich serán utilizadas como telón de fondo para ilus-
trar la pendiente resbaladiza de la práctica médica en esa época. La
´desjudización‘ de la medicina, la experimentación no ética en las clínicas uni-
versitarias, las tentativas sistemáticas de esterilización y eutanasia de poblacio-
nes tomadas como blanco, el uso en el medio académico de especímenes obteni-
dos mediante esos programas y las atrocidades experimentales en los campos,
son jalones en esa pendiente resbaladiza. (…)
“El Dr. Hallervorden obtuvo 500 cerebros de los centros de asesinatos de insanos.
Esos pacientes fueron asesinados en varias instituciones con gas de monóxido
de carbono. El Dr. Hallervorden inició personalmente esa colaboración. Como
dijo él: ‹Oí que iban a hacer eso, y entonces fui hacia ellos y les dije: ‘Miren,
muchachos, ya que van a matar a toda esta gente, al menos extraigan sus cere-
bros, así ese material puede ser utilizado’. Ellos me preguntaron: ‘¿Cuántos pue-
de examinar Ud.?’ Y yo les dije: ‘Un número ilimitado, cuantos más, mejor’. Les
di fijadores, frascos y cajas, e instrucciones para remover y fijar los cerebros, y
ellos los trajeron en una camioneta de reparto; la ‘Sociedad de Ambulancia Pú-
blica’ los trajo en tandas de 150-250 por vez›. El hombre que organizó este servi-
cio fue el Dr. Hegener, un pediatra de Berlín al que el Dr. Hallervorden recuerda
como ‹un tipo loco y arrogante, que hablaba todo el tiempo de sí mismo. Había
maravilloso material entre esos cerebros, hermosos defectos mentales, malfor-
2 Combined Intelligence Objectives Sub-comittee. Incluimos más abajo el texto del informe de Alexander. Omiti-
mos, por tanto, la glosa del mismo que hace a continuación el Dr. Shevell.
26.
Casos de investigación en seres humanos
(Tomado de Alexander, 1945, p. 24 a 27. El documento del Dr. Alexander continúa descri-
biendo brevemente varios casos que aparecen en esos cerebros, e incluye, como anexos, ma-
nuscritos de Hallervorden en los que expone los descubrimientos relativos a las diversas enfer-
medades neurológicas que sufrían las víctimas del programa de “eutanasia”).
27.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
· El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre la ciu-
dad japonesa de Hiroshima. Tres días después repitió el experimento con la
ciudad de Nagasaki. Investiga sobre esos hechos que permitieron “probar” y
28.
Casos de investigación en seres humanos
“mostrar” los efectos de un arma cualitativamente más poderosa que las cono-
cidas entonces, incluyendo las posibilidades de investigación posterior de sus
efectos en las víctimas sobrevivientes y sus descendientes.
29.
EL “DOBLE ESTÁNDAR”
EN LA INVESTIGACIÓN CLÍNICA
31.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
32.
Casos de investigación en seres humanos
Doble estándar
(Adaptación del artículo Doble estándar de Dirceu Greco, U. F. de Minas Gerais, Brasil, en
Diccionario latinoamericano de bioética, 2008, 369-371)
El término doble estándar alude a la aplicación de criterios diferentes de tratar a las perso-
nas, según su situación, en vez tratarlas según criterios éticos universales. Quienes sostienen
esta posición entienden que hay que aplicar ciertos criterios, normas y principios a las personas
en los países llamados “desarrollados”, y otros a aquellos considerados “subdesarrollados” o
“en vías de desarrollo” (terminología con la que se suele distinguir a los países enriquecidos de
los empobrecidos). De este modo, en vez de aplicarse universalmente un modelo único, se sos-
tiene que es “ético” tratar con padrones de inferior calidad a personas de este último tipo de
países.
Un estudio sobre la sífilis realizado en Tuskegee (Alabama) por el Servicio de Salud Pública
de los Estados Unidos con más de 400 voluntarios infectados, todos ellos negros y pobres, se
inició en 1932 y sólo fue interrumpido en 1972 tras la denuncia de que, pese a que la penicilina
estaba disponible desde la década de los años 40, ninguna de esas personas fue tratada.
Marcia Agnell (1997) denunció que ese tipo de conductas antiéticas se estaba repitiendo
fuera de ese país, en un experimento sobre la transmisión del VIH de madres a hijos realizado
con embarazadas infectadas en países de África, República Dominicana y Tailandia: la mitad
de las voluntarias recibió la medicación adecuada, pero en dosis menores a las demostradamente
eficaces (y aceptadas en Estados Unidos) y la otra mitad recibió placebo (es decir, ningún medi-
camento).
Pese a estas denuncias se expandieron los ensayos de este tipo entre los pobres y excluidos
33.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
del Tercer Mundo (y, en algunos casos en los países centrales, involucrando a los más pobres).
Además, actualmente la validez del “doble estándar” es sostenida por investigadores e institu-
ciones, que proponen abandonar o modificar la más reconocida de las normas éticas interna-
cionales, la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial, que estipulaba en 1996
que “todas las personas, inclusive aquellas del grupo de control, deben tener acceso a los
mejores cuidados médicos comprobados”.
“No hay necesidad de más normas y directivas para que los derechos humanos
sean respetados. Lo necesario es la aplicación real y universal de normas ya
existentes. Lamentablemente lo que ocurre es la aparición de diversas directri-
ces con divulgación internacional, originadas en países desarrollados, para ser
aplicadas en investigaciones en países en desarrollo, con requisitos éticos menos
estrictos (CIOMS, 2002; Nuffield, 2002; UNAIDS, 2000) que los divulgados por
la Declaración de Helsinki. (…) Cabe recordar que si los patrones éticos fueran
disminuidos, será más difícil su recuperación futura y que, si no hubiese limita-
ciones económicas, el empleo de mejores métodos diagnósticos y terapéuticos
sería sin duda el patrón mundial.” (Greco, 2008).
34.
El “doble estándar” en la investigación clínica
Conclusiones y recomendaciones
Consentimiento
“10.19 El deber ético fundamental de respeto hacia las personas exige que no actuemos con-
tra sus deseos, por lo que se debe obtener un consentimiento genuino para participar en la
investigación. Para que el consentimiento sea genuino, los profesionales de la salud deben ha-
cer todo lo posible para comunicar la información con precisión y de una manera comprensible
y apropiada. La información facilitada a los participantes debe ser pertinente, exacta y suficien-
te para que realmente puedan realizar una elección. (…)
10.22 (…) En algunas sociedades se consideraría culturalmente inapropiado que los investi-
gadores pidiesen a particulares participar en la investigación sin consultar a la comunidad o
pedir el permiso de los dirigentes locales. (…) Opinamos que el principio fundamental del res-
peto hacia las personas exige que quienes tienen capacidad para dar su consentimiento para la
investigación nunca deben incluirse en ella sin tal consentimiento. (…) Si un posible candidato
no desea participar en la investigación, se debe respetar su decisión. Los investigadores no
deben inscribir a dichos candidatos y tienen la obligación de facilitar su no participación (…)
10.23 (…) Cuando se realiza una investigación en países en desarrollo, los posibles partici-
pantes pueden tener medios alternativos escasos o nulos de recibir atención sanitaria para su
estado, distintos de los servicios prestados a través de la investigación, de manera que la aten-
ción sanitaria suministrada como parte de la investigación representará una motivación im-
portante para participar. (…) Las decisiones acerca de los niveles apropiados de inducción se
habrán de justificar ante los comités locales de ética de la investigación.
35.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Niveles de asistencia
· Universal: el mejor tratamiento disponible en cualquier parte del mundo, con indepen-
dencia de dónde se realice la investigación.
10.27 El Grupo de Trabajo está firmemente convencido de que es necesario evitar a toda
costa la explotación. Es un principio de ética fundamental que quienes participan en la investi-
gación no deben aprovecharse de la vulnerabilidad creada por la pobreza o la falta de infraes-
tructura y recursos. Sin embargo, el Grupo de Trabajo considera que insistir en un nivel de
asistencia universal no siempre puede ser la mejor manera de respetar este principio.
10.28 A primera vista podría parecer que la justicia exige que tratemos a las personas de
manera idéntica, con independencia de la situación, porque la justicia exige igualdad de respe-
to. Si la demostración de respeto hacia los participantes en un determinado proyecto de inves-
tigación en el mundo desarrollado exige que reciban una intervención particular, cabría dedu-
cir que los participantes en una investigación semejante realizada en el mundo en desarrollo
deberían recibir la misma intervención. Por lo tanto, la aplicación de un nivel de asistencia más
bajo no sólo supondría aprovecharse de la vulnerabilidad de los participantes, sino también
cometer un error adicional al perpetuar una injusticia. Sin embargo, el principio de igualdad de
respeto no supone que debamos comportarnos con todos de una manera uniforme, puesto que
las características de las personas y sus circunstancias serán diferentes. La paridad de respeto
nos exige que abordemos las necesidades y circunstancias específicas de las personas al deter-
minar la manera de comportarnos con ellas. Lo que entendemos por igualdad no es que se deba
tratar siempre a las personas de manera idéntica, sino que ´para cada diferencia en la manera
de tratar a las personas, hay que dar una razón [pertinente]‘4 . Así pues, la igualdad de respeto
hacia los participantes en la investigación no significa necesariamente que deban recibir un
trato igual, con independencia de dónde se pueda llevar a cabo la investigación. En cambio, se
deben evaluar de manera crítica las circunstancias en las cuales se realizará la investigación
para establecer si las variaciones en las circunstancias proporcionan o no una razón moralmen-
te pertinente para ofrecer un nivel de asistencia diferente.
· Niveles de asistencia que se pueden permitir los países anfitriones y patrocinadores para
la enfermedad objeto de estudio.
10.30 Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, es evidente que en algunas cir-
cunstancias el grupo testigo de un ensayo clínico recibirá un nivel de asistencia universal, con
independencia de su lugar de residencia. En cambio, hay situaciones en las cuales está claro
que, incluso aunque se hubiera concertado un nivel de asistencia universal para la enfermedad,
tal vez no sea posible proporcionar este nivel al grupo testigo de un proyecto de investigación.
Esto puede deberse a consideraciones prácticas, por ejemplo que el país en el cual se realiza la
investigación no disponga de la infraestructura necesaria para proporcionar dicho tratamiento
o al hecho de que en la investigación se utilice un nivel de asistencia que tendría poca importan-
cia para el país en el que se realiza. La decisión acerca de si se debe prestar o no un nivel de
asistencia universal al grupo testigo no suele ser fácil y exige un examen atento de los factores
expuestos más arriba.
10.31 Cuando, a juzgar por todas las circunstancias del caso, no sea apropiado exigir el su-
ministro de un nivel de asistencia universal para el grupo testigo, surge la cuestión de qué nivel
de asistencia se debe prestar. El objetivo último de la investigación debe ser facilitar informa-
ción acerca del tratamiento y de otras intervenciones, que luego pueden utilizar los gobiernos
nacionales para garantizar que se logren mejoras en el suministro de la atención sanitaria. Así
37.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
pues, por motivos de orden normativo, parece razonable tomar ese país concreto como unidad
de referencia, puesto que son los gobiernos nacionales quienes en general asumen la responsa-
bilidad de la salud de sus ciudadanos y quienes adoptan decisiones acerca del suministro de
atención sanitaria. Conociendo los recursos disponibles, los gobiernos adoptan decisiones acerca
del nivel de asistencia que pueden proporcionar para la prevención y el tratamiento de enfer-
medades o afecciones específicas. En esa situación, establecen objetivos para el nivel de asis-
tencia que se esforzarán por conseguir, reconociendo con frecuencia que no será posible lograr-
lo.
10.32 El Grupo de Trabajo opina que en una investigación patrocinada desde el exterior el
nivel de asistencia que se debería ofrecer a los participantes habría de ser, como mínimo, equi-
valente al que el país trata de proporcionar a nivel nacional. En muchas circunstancias, puede
ser apropiado que los investigadores ofrezcan un nivel de asistencia más alto, mientras están
realizando todavía investigaciones que son pertinentes para el entorno local.
10.34 (…) Llegamos a la conclusión de que cuando se realiza una investigación relativa a
medidas de prevención, en aquellos casos en los que se considere oportuno, se debe ofrecer a
los participantes que contraen la enfermedad objeto de estudio un nivel de asistencia universal
para dicha enfermedad. Si no es apropiado ofrecer este tipo de asistencia, el nivel mínimo de
asistencia que se debe ofrecer es la mejor intervención disponible como parte del sistema na-
cional de salud pública para esa enfermedad.
38.
El “doble estándar” en la investigación clínica
10.42. (…) Son muchos los que opinan que la interrupción del tratamiento que ha resultado
satisfactorio para los participantes en la investigación es éticamente inaceptable. Considera-
mos que, en general, es responsabilidad de los gobiernos, y no de los investigadores o
patrocinadores, determinar el nivel de atención sanitaria y la gama de tratamientos y medica-
mentos que se proporcionan a la población. (…)
10.44 Con respecto al suministro, una vez concluida la investigación de una intervención
que ha demostrado su eficacia, hay que tener en cuenta tres grupos de personas: los miembros
del grupo testigo de un ensayo, todos los participantes en el proyecto de investigación y la
comunidad más amplia en la cual se ha llevado a cabo la investigación.
10.46 Los participantes en la investigación pueden tener afecciones que requieran trata-
miento en curso. En tales casos, se puede proponer que exista la obligación de seguir propor-
cionando una intervención que ha sido eficaz a todos los participantes. Si bien dicho requisito
sería una aspiración digna de elogio, puede no ser posible, especialmente en relación con el
tratamiento en curso de enfermedades crónicas. (…)
10.47 La cuestión más controvertida en relación con el suministro en el futuro de los bene-
ficios derivados de la investigación relativa a la atención sanitaria es la disponibilidad de inter-
venciones con éxito para una comunidad más amplia una vez concluida la investigación. El
Grupo de Trabajo reconoce que si se exigiera a los patrocinadores financiar el suministro de
intervenciones eficaces en el futuro, la mayoría dejarían de prestar apoyo a tal investigación.
(…) ”
39.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
5 Este artículo es de 2002. La más reciente versión de la Declaración es de 2008 y se incluye en esta publicación.
40.
El “doble estándar” en la investigación clínica
Mediante una serie de piruetas semánticas y retóricas, se logró que el documento oficial de
la Declaración tuviese diferente lectura en el original inglés que en la traducción española, de
modo que aparecen distorsiones tales como el uso de terapias “disponibles” en reemplazo del
texto original que habla de “mejor terapia probadamente eficaz”. La interpretación inmediata
fue reconocer que en países del Primer Mundo toda investigación requiere ofrecer al grupo
control la mejor terapia existente, en tanto que en el Tercer Mundo los probandos-controles
podían quedar expuestos a las terapias localmente disponibles y, por extensión, también a
placebos. Investigadores y algunos bioeticistas condenan de esta manera a los sujetos del Ter-
cer Mundo a quedar excluidos de tratamientos reconocidamente eficaces. La buena disposición
de la Declaración de Helsinki se ve minada por distorsiones lingüísticas y desvirtuada por argu-
mentaciones aviesas.
Como ha sido señalado, las declaraciones no son vinculantes y estas alteraciones semánticas
bien pudiesen no tener mayor influencia –positiva o deletérea- sobre las prácticas de investiga-
ciones en seres humanos. Con más optimismo aún, sería pensable que los investigadores se
ceñirán a la versión ética más rigurosa, mas, lamentablemente, ello dista de ser así por cuanto
ya han aparecido una serie de artículos de diverso tenor, coincidentes no obstante en erosionar
los postulados éticos de la Declaración.
Por una parte están aquellas publicaciones cuyo argumento se basa en que las Declaracio-
nes de Helsinki no tienen mayor influencia en las políticas de investigación, toda vez que pri-
man los criterios de los Comités Bioéticos de Investigación. Algunos de estos artículos recono-
cen, al mismo tiempo que descalifican las Declaraciones, que el funcionamiento de estos Comi-
tés no está exento de falencias y deficiencias.
La conclusión más importante que se extrae de la lectura de estos artículos es que ratifican
la negativa sistemática de ciertas naciones de comprometerse en acuerdos éticos vinculantes,
situación que ha ocurrido frente a convocatorias internacionales en materias de resguardo
ecológico y de control de cultivos transgénicos. Lamentablemente, estas estrategias políticas
no son influenciables con argumentos bioéticos ni son modificables aun cuando sean éticamente
condenables.
41.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
biomédicos se familiaricen con estas posturas que pretenden legitimar ensayos clínicos
éticamente ímprobos.
El argumento más socorrido para defender las inconsistencias éticas es que ciertas investi-
gaciones no pueden realizarse en naciones del Primer Mundo, porque allí las regulaciones éti-
cas desautorizan determinadas prácticas que pudiesen ser dañinas. Por ende, los países y las
instituciones que planifican y auspician estas investigaciones deben buscar territorios menos
reglamentados, so pena de paralizar esfuerzos que supuestamente pudiesen tener trascenden-
cia terapéutica. Como primera justificación, señalan, se podría efectuar estos estudios en paí-
ses que tienen actitudes éticas más modestas, que carecen de organismos reguladores, o que
son susceptibles de mostrarse tolerantes a cambio de beneficios, legítimos o no, de orden so-
cial, institucional o individual.
Un segundo argumento en pro de estrategias de ética sesgada indica que las investigaciones
proporcionan, al menos a lo largo de su duración, algún beneficio médico a los probandos,
quienes reciben los cuidados de una terapia de control, reconocidamente insuficiente, pero que
excede los escasos recursos a los que su pobreza les permite acceder habitualmente. Más allá,
los países-huésped, sobre todo si son pobres, ganarán algunos implementos de infraestructura
que residualmente quedarán del programa de investigación.
A este respecto es preciso recordar que los programas de investigación están siendo someti-
dos al mismo fenómeno de outsourcing que se ve en otras empresas sociales. Ello significa que
la investigación queda en manos de empresas comerciales que tienen una aún más acendrada
vocación de generar utilidades y de subyugar consideraciones éticas a otras de conveniencia.
Los bioeticistas que así argumentan, consideran que los conocimientos científicos validados
y aceptados, y los límites éticos de su aplicación y expansión, no necesariamente tienen la mis-
ma validez en diversos países. ¿Por qué un medicamento proscrito en su país de origen por ser
42.
El “doble estándar” en la investigación clínica
cancerígeno, tiene que tener la misma toxicidad en un país donde moran otras etnias, priman
otras costumbres nutricionales, la composición genética es diferente, etc.? Por lo tanto, se po-
dría desestimar la toxicidad del medicamento hasta que no se haya evaluado sus efectos en
poblaciones diversas.
De esta feble justificación se ha derivado que, si un medicamento tiene una relación benefi-
cio/riesgo inaceptablemente desfavorable en la nación auspiciadora, bien pudiera ser que la
realidad y la idiosincrasia de una sociedad más pobre fuese más favorable a su utilización. Tal
fue el argumento en apoyo del uso de la quinacrina como esterilizante farmacológico. Proscrito
en su país de origen porque producía cáncer, fue sin embargo introducido en países del Tercer
Mundo con el argumento de que los beneficios de la esterilización podrían ser preferidos por
las mujeres incluso a riesgo de contraer cáncer. Para reforzar esta estrategia, se sugirió que las
mujeres no fuesen excesivamente informadas sobre este riesgo. Chile fue uno de los países
donde se intentó introducir este fármaco, lo cual fue debidamente rechazado por nuestras au-
toridades sanitarias en 1998.
Helsinki 2000 deja en claro que los países-huésped o, a lo muy menos, los probandos
involucrados en una investigación, deben recibir los beneficios terapéuticos que ayudaron a
investigar, más allá del término de la investigación. Este requerimiento ha sido sistemáticamente
ignorado, ya sea negando su factibilidad o reconociendo que se trata de una solicitud legítima
para luego negligentemente dejarla incumplida.
Las investigaciones que los países y las instituciones del Primer Mundo proyectan para ser
llevadas a efecto en países más pobres, tienen una serie de otras inconsistencias éticas, que
incluyen, por ejemplo, los derechos a patentes y royalties, y el manejo de la información cientí-
fica obtenida. El presente artículo se limita a reflexionar sobre los problemas éticos de investi-
gaciones en seres humanos a la luz de la reciente Declaración de Helsinki, enfatizando su varia-
da recepción y arbitraria interpretación en diversos medios científicos y académicos.”
43.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Ética de la Investigación:
el principio y el fin de la bioética.
La denuncia de Lurie y Wolfe señalaba que grupos control habían sido tratados con placebo
en estudios de transmisión vertical HIV en África y República Dominicana y de infección
tuberculosa de pacientes HIV en Haití y Uganda. Los patrocinantes de estas investigaciones
habían sido el Department of Health and Human Services, los National Institutes of Health y el
Center for Diseases Control de Atlanta, todos de los Estados Unidos. El argumento para reali-
zar los estudios en esa forma había sido que el no-tratamiento era el estándar local. Antes de
esas investigaciones, el AIDS Clinical Trials Group 076 había sido el primer ensayo
randomizado9 que en 1994 probara la reducción de la infección vertical por VIH administrando
zidovudina a embarazadas y neonatos. Fue así que ese protocolo se convirtió en estándar de
* J.C. Tealdi, médico y bioeticista. Director del Programa de Bioética del Hospital de Clínicas de la Universidad de
Buenos Aires. El texto que publicamos por gentileza del autor pertenece a un libro en preparación; última revisión,
agosto de 2003.
6 Jonsen, A.R. The Birth of Bioethics, New York, Oxford University Press, 1998; Annas, G.J., Grodin, M.A. The Nazi
Doctors and the Nuremberg Code, New York, Oxford University Press, 1992.
7 Véase la historia del término surgido en 1970-1971 en Warren Reich, “The Word ‘Bioethics’: Its Birth and the
Legacies of Those Who Shaped Its Meaning”, Kennedy Institute of Ethics Journal, 1994, Vol.4, Nº4, 319-335.
8 Lurie P, Wolfe SM. Unethical trials of interventions to reduce perinatal transmission of the human
immunodeficiency virus in developing countries. N Engl J Med 1997; 337: 801-808.
44.
El “doble estándar” en la investigación clínica
tratamiento para embarazadas HIV positivas en Estados Unidos. Pese a ello, en los 18 estudios
denunciados con 17.000 mujeres participantes había 15 en los que no se aseguraba tratamiento
con antirretrovirales aunque en los 2 realizados en Estados Unidos había acceso irrestricto y en
otro estudio realizado por la Universidad de Harvard en Tailandia se proponía un régimen
corto frente al 076. Marcia Angell sostuvo entonces la necesidad de defender un estándar ético
internacional único10 señalando que al comparar dos tratamientos no debe haber razones que
hagan pensar que uno es mejor que otro y que esta exigencia ética se aplica igualmente al uso de
placebos y que el interés de la ciencia y de la sociedad nunca debe preceder al bienestar del
sujeto como ya había sido necesario establecer en Estados Unidos con el antecedente del estu-
dio de Tuskegee (USA, 1932-1972) sobre población negra sifilítica y no tratada.
A partir de entonces, y pese a que la Declaración de Helsinki había sostenido como principio
básico que la preocupación por el interés del individuo debe prevalecer siempre sobre los inte-
reses de la ciencia y de la sociedad, algunos bioeticistas reclamaron por una revisión de la De-
claración11 defendiendo lo que se ha denominado “doble estándar” (un tipo de terapia para
países desarrollados y otro para países en desarrollo). Levine sostuvo así que la información
que la gente de los países en desarrollo debe recibir es si el régimen de corta duración es mejor
o peor que aquel actualmente disponible para la mayoría de ellos (por ejemplo antirretrovirales)
y que ésta es exactamente la clase de información que uno recibe de un ensayo controlado con
placebo por lo que debía establecerse como estándar el de la “terapia más alta disponible y
sustentable”.
Por su lado la Food and Drug Administration de los Estados Unidos presionó a la Asocia-
ción Médica Mundial para que se revisara el estándar ético internacional único. Rohtman y
Michels se preguntaban entonces: ¿está la FDA tratando de forzar una posición antiética? Esas
presiones se extenderían a la Organización Mundial de la Salud para involucrarla en un siste-
ma mundial de revisión de las investigaciones acorde con el doble estándar. Los dos puntos de
presión giraron en torno a la flexibilización del uso de placebos que la FDA aceptaba con mayor
permisividad que la Declaración de la AMM (artículo 29 de su revisión del 2000), y al abando-
no de la garantía de acceso al mejor tratamiento probado tanto al ingreso como a la salida de
los sujetos de investigación de un estudio (artículo 30 de la revisión del 2000). Por eso se dijo
que la FDA ponía a la ciencia delante de la ética y que el consentimiento informado ya no bas-
9 (Nota del editor) La “randomización o asignación aleatoria” es un proceso por el cual cada sujeto de un ensayo
tiene la misma probabilidad estadística de ser asignado al grupo en el que se vaya a ensayar la intervención médica
o al grupo control. Los ensayos clínicos randomizados se utilizan para probar la eficacia de innovaciones terapéu-
ticas.
10 Angell M. The ethics of clinical research in the third world. N Engl J Med 1997; 337: 847-849.
11 Levine R.J. The need to revise the Declaration of Helsinki. N Engl J Med 1999; 341: 531-534.
45.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
El debate internacional generó otros resultados de mayor impacto cuando los organismos
de investigación de Estados Unidos invirtieron su posición de “acusados”, en la que habían
quedado por las denuncias de 1997, para pasar a tomar la iniciativa de liderar un “nuevo orden”
en la ética internacional de la investigación. La explicitación de esa propuesta orgánica fue
publicada por Singer y Benatar en 2001, dos investigadores financiados por el Centro Interna-
cional Fogarty de los Institutos Nacionales de Salud16 que frente a la discusión sobre el doble
estándar acordaban con Levine y Bloom con “el mayor estándar sustentable”17 postulando una
variante del mismo que sería un “concepto expandido” del estándar de atención en la investiga-
12 Rothman K.J., Michels K.B. For and Against: Declaration of Helsinki should be strengthened: For. BMJ 2000;
321:442-445 (12 August ); R J Lilford, B. Djulbegovic, U. Schuklenk, K. J Rothman, and K. B Michels
Declaration of Helsinki should be strengthened, BMJ, February 3, 2001; 322 (7281): 299a - 299.
13 Brennan TA. Proposed revisions to the Declaration of Helsinki will they weaken the ethical principles underlying
human research N Engl J Med 1999; 527-34.
14 National Bioethics Advisory Commission (USA), Temas sobre la ética y la política en la investigación internacio-
nal: ensayos clínicos en los países en desarrollo. Washington, 2001.
15 Emanuel, E.J., Miller, F.G. The Ethics of Placebo-Controlled Trials -A Middle Ground. N Engl J Med 2001; 345
(12): 915-919, Sept. 20.
16 Singer, P.A.; Benatar, S.R. “Beyond Helsinki: a vision for global health ethics”. BMJ 2001; 322:747-748 ( 31 March).
17 Bloom BR. The highest attainable standard: Ethical issues in AIDS vaccines. Science 1998; 279: 186-.
46.
El “doble estándar” en la investigación clínica
ción18. Es así que en orden a fortalecer la capacidad de implementar los estándares en ética de
la investigación -ya que las continuas revisiones de la Declaración de Helsinki señalarían su
incapacidad de hacerlo- el Centro Internacional Fogarty de los Institutos Nacionales de Salud
encabezaría un movimiento para fortalecer la capacidad en ética de la investigación destinando
5,6 millones de dólares en cuatro años para capacitar profesionales en bioética en países en
desarrollo. Esta asociación Norte-Sur sería luego fortalecida por redes regionales Sur-Sur y por
redes globales tales como el Foro Global para Bioética en Investigación19 . El apoyo por
donaciones internacionales sería esencial y un modelo para ello era visto en la International
Clinical Epidemiology Network inicialmente apoyada por la Fundación Rockefeller. Con 30
centros de capacitación produciendo 12 profesionales formados por año a lo largo de 10 años
se podrían entrenar 3.600 personas para presidir comités de ética y para enseñar ética de la
investigación a profesionales, estudiantes y políticos. El costo total sería de 100 millones de
dólares. Para el año 2010 este fortalecimiento de la capacidad ética podría hacer avanzar la
ética de la investigación más allá de otra revisión de la Declaración de Helsinki siendo necesa-
rio ir más allá de una ética “reactiva” del pasado para avanzar hacia una ética “proactiva” en el
futuro. Las respuestas de oposición a la totalidad o a algunos aspectos de la presentación de
Singer y Benatar como portavoces de la propuesta del Centro Fogarty de los Institutos Nacio-
nales de Salud fueron tempranas y se fueron sucediendo una tras otra como la de Schuklenk,
Ivinson, Hyder, Sumathipala y Wilson20.
Sin embargo, a partir de entonces comenzaron en América Latina distintas actividades ten-
dientes a realizar esa propuesta21 . En el año 2002 se convocaron dos de estas actividades de
capacitación en Argentina y Chile. En 2003 se convocaron igualmente dos reuniones “latinoa-
18 Benatar SR, Singer PA. A new look at international research ethics. BMJ 2000; 321: 824-826 .
19 Hofman K. The Global Forum for Bioethics in Research: Report of a meeting, November 1999. J Med Law Ethics
2000; 28: 174-175.
20Shuklenk, U. Research ethics a developing country priority (letter). BMJ 2001, 2 April; Priorities (letter) BMJ
2001, 19 April; Ivinson, A. Best solutions to big problems. (letter) BMJ, 2001, 4 April; Hyder, A. Capacity
Development in Ethics- Reconstructing the Goals (letter), BMJ 2001, 5 April; Sumathipala, A. Bridge the existing
divide between North-South bioethical philosophies. (letter), BMJ 2001. 19 April; Wilson, M. Canadian Leadership.
(letter). BMJ 2001, 26 April.
21 El International Bioethics Research and Career Development Award del Fogarty International Center comenzó
involucrando a once programas en distintas regiones del mundo con sus correspondientes directores: 1. University
of Toronto (Peter Singer); 2. Johns Hopkins University (Nancy Kass y Adnan Hyder); Albert Einstein College of
Medicine USA y Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Argentina (Ruth Macklin y Florencia Luna); 4.
Harvard School of Public Health (Richard Cash); 5. Case Western Reserve University USA (Sana Loue); 6. University
of Cape Town-Sudáfrica (Solomon Benatar); 7.Universidad de Chile (Fernando Lolas); 8. South African Research
Ethics Training Initiative Carel Ijsselmuiden, M.Kruger, D.Wassenaar, N.Kass); 9. University of the Philippines
(Leonardo de Castro); 10. Bangladesh Medical Research Council (Harun-Ar-Rashid; 11. Monas University –Aus-
tralia- (Bebe Loff).
47.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Es por todo esto que el problema ético consistía, una vez más, en establecer si las normas y
jurisprudencia de un determinado país pueden ponerse por encima de una norma cuyo conte-
nido se reconoce de hecho como perteneciente al ámbito de los derechos humanos. La Declara-
ción de Helsinki y el Código de Nuremberg, fueron interpretados durante cincuenta años como
documentos vinculantes de la ética y de los derechos humanos en el campo de la investigación
en salud. La petición de una “reinterpretación” de la Declaración de Helsinki que comenzó con
las presiones de la FDA y fue seguida por otros organismos en Estados Unidos, que es secunda-
da por los bioeticistas del “doble estándar” tanto de los países desarrollados como por los pro-
fesionales que les siguen en nuestros países en desarrollo, y que ahora cuenta con una impor-
tante fuente de financiación, no alude a otra cosa que no sea la desvinculación entre ética y
derechos humanos por vía de la ruptura de su universalismo. Como culminación de esa tenden-
cia en el año 2002 se realizó la revisión de las Pautas Internacionales CIOMS-OMS bajo la
dirección de Robert Levine y se consagró en su letra (Pauta 11) la existencia de dos posiciones
irreconciliables: los defensores de un estándar único y los defensores del doble estándar.
Esta fractura iniciada en 1997, sacude y habrá de sacudir mucho más aún al campo interna-
cional de los que trabajamos en bioética22 . Hay dos tesis opuestas e irreductibles en ella: 1- La
continuidad de la vinculación entre ética y derechos humanos en la investigación en salud ex-
presada en un estándar internacional global y una subordinación de los intereses al bienestar
de las personas; y 2- La desvinculación entre ética y derechos humanos en la investigación en
salud expresada en un doble estándar (llámese estándar “disponible y sustentable”, estándar
“global ampliado”, etc.) y una subordinación de las personas a los “intereses globales”. Con la
primera tesis, el principio y el fin de la bioética seguirán conjugados. Con la última, lo que llevó
al inicio de la bioética marcará cincuenta años después el principio de su final. En la disputa
entre estas dos tesis, América Latina, mucho más aún que África y Asia, está llamada a ser un
escenario decisivo. Y aunque la segunda tesis es falsa, el rol que entre otros actores desempe-
ñen especialistas, políticos y educadores en la defensa de una u otra de ellas, marcará el alcance
efectivo de la ética para nuestras comunidades.
49.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
50.
¿Cómo se define la bioética?
Definir y definirse
Al definir bioética no estamos tratando de definir un objeto natural, sino una construcción
humana. Definir bioética, es también crearla, determinar su campo, delimitarla, hacerla. La
bioética se está haciendo y la estamos haciendo desde antes de 1970, año en el que se le dio ese
nombre. Desde entonces, se va desarrollando, va ganando prestigio, se va consolidando. Tam-
bién va adquiriendo perfiles propios, se va definiendo.
51.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Bio y ética
“Muchos de los caminos de la bioética han sido agotados por un empeño casi in-
fantil de convertirla en bien de consumo, de transformar lo que debería ser una
exigencia, un compromiso, en una ‘tablita de ley’ con la cual medir comporta-
mientos propios y ajenos.(…) (Hay hechos que) hacen pensar en la posibilidad de
que otra bioética esté naciendo, una que se ocupe y preocupe auténticamente de
cuestiones que atañen a la vida de las personas (…) Una propuesta de pensar la
bioética desde otro espacio ético, desde el lugar de los derechos de las personas
como tales, desde el respeto a los individuos y las sociedades, a las culturas y las
leyes. Pero también una crítica descalificadora de los que usan a la bioética como
elemento estratégico de dominación. (…) El propósito en este sentido es desen-
mascarar a los poderes que proclamando los derechos humanos atentan contra
ellos (…) mostrar cómo muchos argumentos se ocultan tras la máscara del progre-
so. (…) ¿En manos de quién queda el futuro? ¿Es el progreso una fuerza autóno-
ma? ¿Debe el ser humano construir el futuro o simplemente acomodarse a él? (…)
52.
¿Cómo se define la bioética?
53.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Ética y moral
Y tendríamos que preguntarnos ¿Qué es ética? Porque los problemas de bioética son cues-
tiones éticas ¿O no?
¿Qué es la ética?
¿Qué es, pues, la ética como algo que es distinto de la moral? Puede decirse (…)
que es el estudio de la moral en sus distintas manifestaciones. La idea es ésta:
Uno se encuentra en un nivel básico que es el conjunto de acciones con dimensión
moral de las personas y genera, entonces, un nivel reflexivo en que se estudia
(analiza, examina, sistematiza) los fenómenos asociados a este tipo de acciones.
A ese nivel reflexivo lo denominamos ‘ética’”. (Rabossi, 1996)
En la siguiente cita Carlos Cullen presenta la ética “como disciplina filosófica, racional y
argumentativa, cuyo objeto es un pensamiento crítico sobre la moral o las morales”:
cia quienes definen los sentidos (bienes, valores, normas, principios) de las ac-
ciones consideradas moralmente correctas, o incorrectas.
Se puede afirmar que no existe conocimiento de ninguna sociedad humana que
no esté regida por algunas normas en sus interacciones, por juicios de valor o
disvalor sobre las acciones de sus miembros, es decir, que no establezca criterios
de moralidad o inmoralidad.
Es en este sentido que se puede afirmar que la moralidad es un fenómeno univer-
sal, ligado a una comprensión estructural del hombre, pero que, sin embargo, es
claro que hay una diversidad histórico-cultural de formas de entender la mora-
lidad.
Estructuralmente, los hombres somos “morales”. Históricamente, sin
embargo, existe una diversidad de morales, fuertemente condiciona-
das por los contextos culturales (creencias, tradiciones, niveles edu-
cativos, vigilancias y castigos sociales), por las interacciones grupales
(que llevan a intereses corporativos que identifican a los grupos, a
luchas por las hegemonías, a defensas colectivas), por las opciones
individuales (que pueden ser, básicamente, o adaptadas o
transgresoras en relación a la moral vigente en cada grupo o socie-
dad).
56.
¿Cómo se define la bioética?
¿Definir la ética como el estudio de la moral (Rabossi), es lo mismo que definirla como
disciplina filosófica, racional y argumentativa, cuyo objeto es un pensamiento crítico sobre las
pretensiones de moralidad de las morales? (Cullen)
Según Rabossi “quizás única estrategia válida y productiva” para “formar éticamente” a los
educandos, “sea la que está asociada al talante crítico y reflexivo sobre las normas y los valores
morales vigentes, esclarecido por el conocimiento de ciertos temas de la ética descriptiva y de la
ética filosófica, en su versión normativa y conceptual. Esta preferencia está fundada en que sólo
a través de ella puede lograrse que los educandos satisfagan el ‘perfil’ moral adecuado. Ese
perfil no puede ser el de un recitador automático del Decálogo, digamos, porque todos sabemos
que recitar de memoria reglas y preceptos poco tiene que ver con la vigencia efectiva de ellos en
23 En esta publicación algunos artículos teóricos toman en consideración distinciones de este tipo.
57.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Según la cita de Cullen introducida más arriba, la ética no se confunde con “el mero fenóme-
no de actuar moralmente”, ni se confunde con la mera descripción de ese fenómeno, con saber
que los hombres actúan valorando, diferenciando bienes, adoptando normas y principios mo-
rales. La ética no es nunca meramente “descriptiva”: es siempre una “disciplina filosófica y
pertenece, por lo tanto, a la historia de la racionalidad crítica”. Y, siendo filosófica y crítica, no
se contrapone a una visión científica, pues el “esfuerzo por hacer ética se inscribe en el mismo
esfuerzo por separar un saber ‘validado por razones argumentables’ (lo que desde muy antiguo
llamamos ‘epistéme’ o ciencia) de otro saber, siempre presente en cualquier acción moral, pero
que no está validado por razones argumentables (y en este sentido, es mera opinión o ‘doxa’ o
creencia)”.
Para él sólo es posible hacer ética “cuando se está dispuesto a discutir racionalmente, es
decir, críticamente”, las razones que llevan a pretender moralidad. La ética no es meramente
un estudio o una reflexión de corte individual o personal. Implica debate público, confronta-
ción dialógica de razones, no sólo la mera capacidad de obrar de manera concordante con los
propios principios.
58.
¿Cómo se define la bioética?
“La bioética tiene por finalidad el análisis racional de los problemas morales
ligados a la biomedicina y de su vinculación con el ámbito de derecho y de las
ciencias humanas (...) ”
“La bioética general se ocupa de los fundamentos éticos, la bioética especial ana-
liza los grandes problemas, y la bioética clínica examina en la práctica médica
concreta y en el caso clínico los valores que están en juego o los medios correc-
tos.(…)”
59.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
“La bioética, entonces, deberá ser una ética racional que a partir de la descrip-
ción del dato científico, biológico y médico, analice racionalmente la licitud de la
intervención humana sobre el hombre.” (Catholic.net)
“Se impone en la actualidad una ética del campo, una ética de la población, una
ética del consumo, una ética de la vida urbana, una ética internacional, una éti-
ca geriátrica, y así por el estilo. Todos estos campos exigen una bioética, y la
supervivencia de todo el ecosistema es la prueba del sistema valoral.” (Potter,
1971)
61.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
7. SOCIOLOGÍA DE LA MEDICINA
2. BIOÉTICA
7. 1. General
2. 1. General
7.2. Educación médica
2.2. Historia de la ética médica
7.3. Relación interprofesional
2.3. Educación: Programas
8. RELACIÓN
3. FILOSOFIA DE LA BIOLOGÍA
PROFESIONAL-PACIENTE
3. 1. General
8. 1. General
3.2. Evolución y creación
8.2. Veracidad
8.3. Consentimiento informado
4. FILOSOFÍA DE LA MEDICINA,
8.3. 1.General
ENFERMERÍA Y OTRAS
PROFESIONES DE LA SALUD 8.3.2. Consentimiento para el
tratamiento de menores
4. 1. General
62.
¿Cómo se define la bioética?
64.
¿Cómo se define la bioética?
65.
ALGUNOS MATERIALES TEÓRICOS
Incluimos aquí algunos materiales teóricos. En los mismos se encontrarán elementos fun-
damentales para ubicar y pensar los problemas de la bioética.
67.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
68.
Algunos materiales teóricos
El inicio del siglo XXI se identifica por la fascinación prodigiosa de las ciencias y la tecnolo-
gía. El siglo pasado fue marcado por la crítica categórica al cientificismo. Actualmente, el des-
pliegue del progreso promueve y sustenta perspectivas maravillosas y llenas de esperanza. Por
otro lado, ese optimismo está atravesado por temores e incertezas, no sólo en relación a la
aplicación de los recursos del conocimiento, sino también y principalmente, en lo que hace a las
consecuencias futuras de tales recursos. Si, por un lado, sabemos mucho más, por otro, sabe-
mos también de la precariedad de nuestros conocimientos. La ciencia no sólo resuelve proble-
mas, sino que los crea. Necesita de un acompañamiento ético pues no todo lo que es posible es
justificable.
Lo intrigante es saber si ese “giro ético” significa un nuevo impulso para la filosofía práctica
o si representa un nuevo saber dentro de la filosofía, más específicamente en el campo de la
ética y de la filosofía moral. Esa preocupación gana fuerza en esta época en que la rapidez de los
avances del conocimiento hace emerger una complejidad de situaciones tanto en el área de la
ciencia (relacionada con la biotecnología, pero también en relación a las teorías económicas,
empresariales y de gestión pública) como en el campo de la filosofía y la ética.
El problema está también en cómo conjugar intereses diferentes o discordantes, cómo posi-
bilitar un diálogo y un posible acuerdo consensual entre los involucrados cuyos propósitos no
siempre parecen conciliables.
Aunque algunas voces todavía insisten en separar la ciencia, economía y política de la ética,
se advierte una preocupación creciente en delinear un diálogo interdisciplinar entre la ética y
las diversas ramas del conocimiento. En este trabajo se busca elucidar mejor esta cuestión,
indicando un procedimiento capaz de mantener la relación entre las teorías éticas y cada una
Los cambios engendrados a fines del siglo pasado ponen de manifiesto que ya no existe la
separación entre los saberes, como si lo bio fuese peculiaridad de médicos, biólogos, botánicos,
veterinarios y ambientalistas, mientras que la ética se limita al terreno filosófico, teológico o
moralista. La preocupación por las distintas esferas de la vida social promovió el surgimiento
de centros especializados tanto bioética, como éticas empresariales, de los negocios y de las
organizaciones, de los medios de comunicación, profesionales (docentes, ingenieros, arquitec-
tos, abogados, etc.).
En ese contexto emerge con mucha fuerza el repensar del concepto de responsabilidad mo-
ral del actuar humano y las consecuencias de su praxis. La necesidad de justificar las decisio-
nes permitiría mantener el vínculo entre las teorías éticas y las éticas aplicadas, favorecería
incluso una reaproximación a la casuística.
La expresión “teorías éticas” puede generar polémica en el ámbito académico. Sin duda, el
giro ético significa dar énfasis a las teorías éticas y no a la idea de una “ética general”. Las
teorías éticas se vinculan a un proceso de fundamentación, o sea, a principios y normas para
orientar el actuar humano. La ética tiene como foco la preocupación sobre el actuar humano.
Es una teoría de la acción, o sea, de cómo el actuar debe ser normativizado. La modernidad
introdujo una división en esa orientación del actuar dividiendo las éticas en teleológicas (que
tienen en vista un fin) y deontológicas (fundadas en un deber).
Ése es un aspecto clave del cambio ético. Defiendo la idea de que las éticas aplicadas no se
separan de las teorías éticas. En ese sentido es necesario no sólo identificar el papel de las éticas
aplicadas, sino también las diferentes posibilidades de fundamentar las deliberaciones prácti-
cas, sin caer en un fundamentalismo unilateral.
En ética aplicada no se trata sólo de emplear principios definidos a través del proceso de
fundamentación, sino de aplicarlo a casos concretos.
En una sociedad pluralista no hay una voz exclusiva ni un único punto de vista desde el cual
se puedan justificar las decisiones. La convivencia social reúne, pues, una multiplicidad de puntos
de vista, cultural y políticamente mediados por los medios de comunicación de masas, por los
valores de las tradiciones, de las religiones y de las creencias particulares. Al mismo tiempo, ese
espacio público es caja de resonancia de problemas sociales de alcance no sólo local sino tam-
bién global. No hay un único grupo de iluminados; nadie puede, hoy en día, autodenominarse
como portavoz para vaticinar lo que debe hacerse o cuál sería la mejor decisión.
Ésa es una de las exigencias primordiales de la ética aplicada, pues se trata de aprender unos
de otros. La deliberación pública y la mediación intersubjetiva son factores decisivos para deci-
dir conjuntamente sobre lo justo y lo injusto, lo correcto y lo incorrecto, lo que se debe hacer o
no.
El presupuesto de la participación quiebra con los vicios de ciertos grupos cerrados, a veces
dogmáticos y sectarios que imponen sus decisiones a los demás.
En segundo lugar, evita el “diálogo de sordos”. La ética aplicada se vincula a una ética cívica,
pues representa un procedimiento público en el cual los protagonistas son todos los afectados,
ya sea quienes estén presentes como quienes sean indirectamente alcanzados por las decisio-
nes.
En líneas generales, una ética cívica se caracteriza a través de la formulación ética de “míni-
mos” y de “máximos” y procura orientar la acción a partir de dos ámbitos inseparables:
a) los mínimos exigibles a cualquier ser humano, o sea, aquello que es incondicional y no
puede, por tanto ser negociado ni rechazado. A veces la idea de “mínimos” es confundida con
algo de poca monta. Sin embargo, tales mínimos son exigencias fundamentales, o sea, un con-
71.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
junto de exigencias compartidas por todos los seres humanos, independientemente de su cul-
tura tradición o modo de vida particular.
b) los máximos aconsejables, cuestiones valorativas relacionadas con las preferencias y tra-
diciones de cada uno. Los máximos representan ideales de vida y concepciones del bien restrin-
gidos a determinada cultura o época. Se trata de los diferentes modos de concebir al ser huma-
no, su historia y la búsqueda de su realización. Representan diferentes ideales de felicidad y
vida buena.
Hoy más que nunca, las deliberaciones prescriben un involucramiento y dominio de las
condiciones e implicaciones concernientes a cualquier decisión. Por eso, el consecuencialismo
es otro aspecto importante de las éticas aplicadas. El interés constante en los avances de la
ciencia y la posibilidad de una reflexión racional respecto a sus consecuencias es una caracte-
rística importante de la ética aplicada.
En todo caso, el proceso deliberativo debería satisfacer los intereses de todos. En ese senti-
do, la deliberación depende del diálogo entre profesionales de diferentes áreas y, por supuesto,
los implicados, sin dejar de lado las diferentes normas (jurídicas, morales, de carácter religioso
y hasta de sentido común). El argumento más consistente para justificar este punto de vista
está en el hecho de que los sistemas jurídicos se vinculan a sistemas normativos sin abandonar
los demás: religiosos, políticos, estéticos, de salud pública, de previsión social, etc. Las teorías
72.
Algunos materiales teóricos
El desarrollo de nuevas áreas del conocimiento modificó el carácter del actuar humano,
suscitando una significativa alteración en el campo de la ética. El ámbito de la acción humana
se amplió de tal modo que la naturaleza del actuar se encuentra ante cuestiones totalmente
nuevas, algunas de las cuales inimaginables e imprevistas. Esto provoca un cambio en las pers-
pectivas y cánones de la ética tradicional.
En ese contexto, la filosofía procuró sistematizar el estudio de la ética a través de las distin-
tas posibilidades de fundamentación. Sin duda, la exigencia de justificación de las decisiones
requiere un aspecto normativo, una fundamentación racional, porque busca comprender los
principios que orientan el actuar humano. Una alternativa intenta entender el fenómeno moral
dividiendo la ética en metaética, ética normativa y ética aplicada. Otra alternativa procura sis-
tematizar el estudio de las teorías éticas, ética aplicada y éticas profesionales (o deontología).
En fin, se trata de tentativas de elaborar una fundamentación racional capaz de justificar las
normas de acción.
De esa reflexión surge una clasificación de las corrientes de la ética. Cada corriente (o teo-
ría) concibe el fenómeno moral de modo propio, con nociones que suelen asumir perspectivas
diferentes. La divergencia entre las teorías éticas se encuentra en sus prioridades y en el méto-
do filosófico que emplea para fundamentar sus principios.
La preocupación central se centra en el debate respecto a la ética aplicada, que es una cues-
tión enteramente contemporánea. El giro ético representa una transformación en la filosofía
contemporánea, que introduce la preocupación respecto a los intereses y necesidades concre-
tas de una sociedad en transformación. Así, más allá de la fundamentación, surge la necesidad
de normatizar las prácticas en sus situaciones específicas. Lo cual involucra a profesionales de
diferentes áreas. Cada esfera de la vida práctica está relacionada a una ética aplicada. Por eso la
expresión “éticas aplicadas”, utilizando el plural para designar el conjunto de las diferentes
áreas.
Es posible advertir que surge otro ámbito de reflexión además de la preocupación por la
fundamentación y de la tentativa de justificar principios normativos a partir de diferentes teo-
rías éticas. Poco a poco se van incrementando estudios sobre las diversas áreas de aplicación.
Se destacan: el movimiento ecológico, la bioética, la ética médica y de enfermería, la ética de los
negocios y la ética profesional, la ética vinculada a la política, etc.
73.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
En esa reflexión, algunos grupos insisten en defender sus intereses particulares a cualquier
costo. Para ellos no hay cómo detener el progreso del conocimiento y por ello es irracional
preocuparse por las posibles consecuencias de su aplicación, sea en el campo de la biología, la
medicina, el medio ambiente, la economía, las empresas, etc. Salir de los parámetros tradicio-
nales de la ética, pretender participar y acompañar con una reflexión crítica el desarrollo de las
distintas áreas del conocimiento resulta, para algunos sectores del medio académico y para
algunas áreas de investigación, una actitud muy antipática. Para ellos estas inquietudes no
pasan de ser anacrónicas y lesivas a los intereses de la propia ciencia, de la filosofía y del cono-
cimiento en general. Los más exaltados propagan que los aspectos prudenciales no pasan de
preocupaciones sin sentido y que no deben ser tomados en serio. El hecho de cuestionar los
avances y las aplicaciones de la ciencia es considerado como una intromisión autoritaria e into-
lerante.
Esa consideración promueve un tipo de acción orientado por la lógica y criterios del merca-
do, que entiende que las inversiones en investigación deben ser compensadas con la
comercialización de sus productos. Así la estrategia de producción y de consumo masivos se
presenta como ejercicio de la libertad que, para los ideólogos neoliberales y del libre mercado,
posibilita nuevas experiencias de libertad, crea mundos nuevos y transforma a los sujetos en
personas capaces de escoger libremente lo que desean para sí mismos. Por tanto, el hecho de
investigar y aplicar cualquier tipo de conocimiento resulta ser tan esencial como la acción de
respirar.
Además de la fundamentación y la vinculación con las teorías éticas, las éticas aplicadas
necesitan también un respaldo jurídico e institucional, sin dejar de lado, por supuesto, los pun-
tos de vista que surgen del sentido común.
Es porque existe una importante demanda social que la transformación ética de la filosofía
está presente en nuestras universidades. Es que la filosofía se había convertido, en ciertos mo-
74.
Algunos materiales teóricos
mentos y ámbitos, en una simple disciplina. Con eso pierde su característica primordial y deja
de ser filosofía al agotarse en sí misma. Eso permite comprender el hecho de que el nacimiento
de las éticas aplicadas haya ocurrido en la medicina y en la bioética o en áreas preocupadas por
normatizar el actuar, por orientar las cuestiones prácticas, y no en ámbitos de filosofía acadé-
mica.
¿Cuál sería, entonces, el status de la ética aplicada? ¿Por qué no puede reducirse a una dis-
ciplina ni se debe separar de la ética en general?
La respuesta a estas preguntas viene de la característica del giro ético. La preocupación por
el aspecto aplicado de la filosofía se origina en una demanda que nace de la preocupación por
justificar los procedimientos deliberativos en torno a problemas prácticos. Por eso ella supera
los límites de la filosofía moral académica y pasa a desempeñar una función pública. Así la ética
aplicada se transforma en un modo de deliberar y tomar decisiones.
Por cierto, uno de los ámbitos de la vida práctica que inauguró este movimiento fue la medi-
cina, en relación a las enormes contribuciones de la bioética y la ingeniería genética.
Ante esa “demanda social y pública” la ética se ve obligada a responder a nuevas expectati-
vas sociales, contribuyendo a la orientación de cuestiones prácticas y buscando soluciones a
problemas que necesitan respaldo filosófico.
El retorno de la ética de los años 80 y 90 puede ser considerado como la “revolución de las
éticas aplicadas”. Aunque nunca haya sido abandonada por la filosofía, la ética a veces repre-
sentaba una especulación excesivamente abstracta, formal y estéril. La exigencia de respuestas
racionales a la vida práctica introdujo un nuevo estatuto epistemológico en esa reflexión. Los
nuevos problemas de la sociedad “avanzada” empezaron a reclamar respuestas en los diferen-
tes campos del actuar humano. Más allá de la cuestión de la fundamentación, comienza un
diálogo entre los diversos ámbitos del conocimiento.
En este horizonte, la filosofía está llamada a tomar parte en ese saber práctico y a colaborar
en la definición de alternativas racionales capaces de orientar las acciones de los seres huma-
nos, donde las exigencias de deliberación se hacen sentir y repercuten de manera inmediata. No
se trata simplemente de escoger lo que cada uno cree ser correcto o justo. El desafío está en
visualizar las conexiones entre la filosofía y los diferentes ámbitos de aplicación.
En otras palabras: ¿Cómo articular una reflexión ética capaz de identificar la relación entre
las teorías éticas y las éticas aplicadas? No basta establecer límites morales y, a partir de eso,
definir normas jurídicas para regular la manipulación técnica sobre el ser humano. Hay otras
cuestiones importantes que deben ser discutidas, tales como: ¿Las intervenciones técnicas so-
bre el ser humano se restringen a preocupaciones bioéticas? ¿La ética aplicada debe reducirse a
75.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
bioética? ¿Es posible identificar, por ejemplo, vínculos entre bioética, medio ambiente y econo-
mía? ¿Cuál es la relación entre los “medios de comunicación” y los demás ámbitos de la vida
práctica? ¿Cómo articular una reflexión capaz de atender a todas estas demandas? ¿Cómo evi-
tar la separación y, al mismo tiempo, delimitar cada área específica de las éticas aplicadas?
76.
Algunos materiales teóricos
Al respecto debe decirse que por moral entendemos concepciones sustantivas acerca de la
vida, de la muerte, o de la felicidad, en tal sentido la moral hace a cosmovisiones que dan cuenta
del sentido del mundo y de la vida, y que colocan al sujeto en una posición ante ellos. Por
ejemplo, si bien el fenómeno religioso tiene características propias, puede decirse que las dis-
tintas religiones explican el mundo de esta forma, es decir, nos dan respuestas a cuestiones de
orientación práctica diciendo qué es lo correcto a realizar en las diferentes circunstancias que
enfrentamos, por ejemplo, en lo que hace a una moral sexual, al relacionamiento con los otros,
a las conductas en los negocios, etc. Por supuesto que no solamente los relatos religiosos pro-
veen de concepciones sustantivas de orientación práctica, sino que también es posible encon-
trar orientaciones de este tipo en grupos de identidad que construyen diferentes orientaciones
en función de valores vinculantes; la mafia es un caso extremo de este tipo de concepciones
sustantivas, o también las pautas de comportamiento de grupos marginales o de élite de una
sociedad. Es importante destacar que en una sociedad pluralista y compleja, difícilmente en-
contremos relatos vinculantes puros, sino que lo que habrá será una hibridación de los mismos
que responde a mayores o menores influencias que tienen en su búsqueda de orientar la con-
ducta. Al respecto cabe decir que si bien cada uno de estos relatos que conforman las concep-
ciones sustantivas, no es universal en su adscripción porque no pertenece a toda una sociedad
sino a un grupo o sector, sí tiene pretensiones de orientar universalmente la conducta y es en
tal pretensión en donde reside su contacto y competencia por la primacía con otras concepcio-
nes sustantivas.
Por su parte el concepto de ética o filosofía moral da cuenta racionalmente del fenómeno
moral, de esta forma es un tipo de saber dentro de la filosofía que utiliza el rigor conceptual y
los métodos de análisis y explicación propios de esta disciplina. Al desplegar los conceptos y
argumentos que permiten comprender la dimensión moral de la persona humana accedemos a
un mayor conocimiento acerca de nosotros mismos. En virtud de esto la tarea es básicamente
autorreflexiva ya que aspiramos a encontrar sentido a lo que somos y hacemos.
La ética o filosofía moral tiene como principal tarea dilucidar en qué consiste lo moral, por
lo tanto intenta fundamentarlo investigando las razones para que haya moral y orientar la apli-
cación de los principios éticos descubiertos en la vida cotidiana. Como consecuencia de tener
como objeto a la moral y dado que la moral orienta nuestra acción directamente al responder a
casos particulares, puede decirse que la ética es indirectamente normativa, es un saber práctico
que pretende orientar la acción.
La diferencia entre ética y moral que se indicó más arriba, también nos permite distinguir
morales de éticas. Las morales tienen atributos propios de la orientación de la acción en la vida
cotidiana y en ese sentido tenemos morales cristianas, judías, budistas, musulmanas, etc., mien-
tras que las éticas tienen atributos propios de la filosofía por lo que se distinguen por su meto-
78.
Algunos materiales teóricos
En este momento es preciso realizar una distinción requerida por las urgencias de la
aplicabilidad y es la que diferencia a la ética o filosofía moral de la ética aplicada. La ética, como
decíamos recién, se encargaría de los problemas tradicionales de fundamentación, opera en un
espacio de reflexión teórica y principalmente es realizada por especialistas. Por su parte la ética
aplicada se ocupa de los problemas de la aplicabilidad de las propuestas teóricas a distintos
campos, y con ello ofrece un marco reflexivo para la acción personal.
La ética aplicada surge en respuesta a demandas de aplicación de la filosofía moral por parte
de diferentes sectores de la sociedad. Su desarrollo está pautado por dicha demanda y la mayor
o menor vitalidad de las distintas éticas aplicadas dependerá de ello.
De lo dicho hasta ahora puede concluirse que ética aplicada y moral coinciden en su función
de orientación directa de la acción. Esto requiere aclarar la distancia que conserva la ética apli-
cada con la moral. Las diferencias son las siguientes:
Dentro de las éticas aplicadas puede afirmarse que la bioética es la que mayor desarrollo
histórico ha tenido, ocupando un lugar clave en la revitalización que ha tenido la ética por parte
de las éticas aplicadas. Es en la década del setenta cuando la preocupación por una serie de
problemas relacionados con la medicina dispara la historia reciente de la bioética. Esto ha teni-
do como consecuencia la explicitación de una serie de principios que pretenden regular en
79.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
primera instancia la práctica médica, y que también van más allá de ella para incidir en las
investigaciones básicas en biología.
El principio de beneficencia consiste en hacer el bien por parte del médico, se encuentra en
el Juramento Hipocrático y fue actualizado en la Declaración de Ginebra en 1948 afirmando
que “la salud de mi paciente será mi primera preocupación”.
La beneficencia tiene una exigencia moral menor que la no-maleficencia, en esta última
existe obligación mientras que en la primera se trata de una acción virtuosa que solamente bajo
ciertas circunstancias se convierte en obligatoria.
El principio de autonomía
Este principio subraya el respeto a la persona, a sus propias convicciones, opciones y elec-
ciones, que deben ser protegidas bajo toda circunstancia y muy especialmente en la circunstan-
cia en que alguien esté enfermo. La autonomía puede ser entendida como la capacidad de ac-
80.
Algunos materiales teóricos
tuar con conocimiento de causa y sin coacción externa, por lo tanto lo que se haga con el pa-
ciente deberá pasar siempre por el trámite del consentimiento informado.
Engelhardt, por su parte, afirma que el principio de autonomía considera que la autoridad
para las acciones que afectan a otros se deriva del mutuo consentimiento que involucra a los
implicados. Como consecuencia de ello, sin ese consentimiento no hay autoridad para hacer
algo sin tener en cuenta al otro. Las acciones que se hacen en contra de tal autoridad son culpa-
bles ya que violan la decisión del otro y, por tanto, son punibles. De este principio surge la
obligación social de proteger a los individuos para que pueda expresar su consentimiento, an-
tes de que se tomen acciones contra ellos, y de proteger a los débiles, a los que no pueden
consentir por ellos mismo.
El principio de justicia
Este principio se basa en la igual consideración y respeto que se le debe a todas las personas
y requiere en el caso de la bioética el igual tratamiento de casos iguales, sin que se pueden
justificar discriminaciones en el ámbito de la asistencia sanitaria basadas en criterios económi-
cos, sociales, raciales, religiosos, etc. Esto se ha manifestado como la imparcialidad en la distri-
bución de los riesgos y los beneficios. El problema surge de la consideración de quiénes son
iguales, ya existen diferencias entre las personas que son sumamente relevantes para los pro-
blemas de justicia y que demandan que el tratamiento igualitario sea ajustado en función de
estas diferencias. Sin embargo, es posible acordar que existe un nivel mínimo en que todos
deben ser considerados iguales, de tal forma que las diferencias en ese nivel básico son conside-
radas injustas.
81.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
El surgimiento de la bioética
La Bioética es una reflexión ética sobre las ciencias de la salud y la biotecnología, por ello
trata de los problemas éticos que se plantean en el contexto de la medicina y las ciencias bioló-
gicas.
Dentro del campo de la bioética caben cuestiones tan diversas como: aspectos tradicionales
de la ética médica y la ética de los nuevos avances en biomedicina, las políticas del control de la
natalidad, la deshumanización e institucionalización de la atención médica, aborto, eutanasia,
relación médico paciente, fertilización asistida, clonación, manipulación genética, investiga-
ción con seres humanos. Así como la ética ambiental, donde encontramos los debates sobre los
derechos de las futuras generaciones y el desarrollo sostenible.
Uno de los factores determinantes fue la aparición de una serie de “paradojas” creadas por
el propio avance de la medicina y la tendencia a extender las prestaciones sanitarias.
Para muchos autores, el nacimiento de la bioética (aunque todavía no se le daba ese nom-
bre) ocurrió en 1962, cuando en Seattle se decidió crear un comité de legos (no médicos) para
decidir qué pacientes tenían preferencia para beneficiarse de la entonces reciente máquina de
hemodiálisis. Las preguntas subyacentes fueron: ¿Por qué un avance médico debería crear una
nueva discriminación médica? ¿Quién elegía y cómo elegir a los candidatos? La novedad estri-
bó precisamente en que la respuesta a estos interrogantes no recaía sobre los médicos, sino
sobre una representación de la comunidad.
Aunque el Código de Nuremberg (1948) había tratado por primera vez el tema de la experi-
mentación en humanos, en los años 60 se tomó conciencia de que incluso en una sociedad
democrática, la misma investigación biomédica sobre sujetos humanos planteaba una gran can-
tidad de problemas que había que encarar adecuadamente. En 1972 se divulga el llamado “caso
Tuskegee”, un estudio hasta entonces secreto, en el que 400 individuos de raza negra habían
dejado de ser tratados contra la sífilis (a pesar de que ya existían tratamientos eficaces) con
objeto de estudiar la evolución “natural” de la enfermedad. El congreso de los EE.UU. establece
la “Comisión Nacional para la Protección de los sujetos humanos en el campo de las Ciencias
Biomédicas y del Comportamiento”. En 1978 esta Comisión publica el llamado “Informe
Belmont”, con directrices para la protección de los individuos que participen como sujetos de
experimentación en biomedicina, basados en los principios de autonomía, beneficencia y justi-
cia.
A partir de 1967, con los primeros trasplantes de corazón, se plantea el problema de cómo
definir la muerte clínica. En 1968 la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard publi-
ca un artículo donde plantea el nuevo criterio basado en la muerte cerebral. Se suman a esto
casos de coma irreversible, los que animaron el debate sobre la eutanasia y el “derecho a la
propia muerte”. En 1975 Karen Ann Quinlan entra en coma irreversible y queda en estado
vegetativo persistente. Los padres pidieron que la desconectaran del respirador artificial para
que pudiera morir en paz. Tras una denegación judicial, hay un recurso, en el que el Tribunal
Supremo de Nueva Jersey autoriza la desconexión sobre la base del “derecho a una muerte
digna y en paz”. Una de las recomendaciones del Tribunal Supremo que intervino en el caso
Quinlan fue la de que los hospitales creasen “Comités de ética” capaces de enfrentarse a este
83.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
A estos hechos, entre otros, se suma la crisis del concepto paternalista de beneficencia mé-
dica heredado de la tradición hipocrática. El médico ya no puede imponer (ni siquiera
benévolamente) al paciente sus recomendaciones, sino que éste ha de ser informado, para que
pueda ejercer sus irrenunciables derechos de autonomía y pueda conceder el consentimiento a
los tratamientos (en 1972 se promulga en EE.UU. la Carta de los Derechos de los Enfermos).
Además, la universalización de los servicios sanitarios en gran parte de los países occidentales
ha obligado a plantearse cómo financiar y distribuir equitativamente unos recursos limitados,
y cómo regular el acceso a distintas tecnologías por parte de los ciudadanos. ¿Cómo se atienden
las necesidades básicas sanitarias de todos los ciudadanos? Pero ¿qué son necesidades básicas?
¿Cómo se diferencia entre lo necesario y lo accesorio?
Susana Vidal señala tres grupos de condicionantes del surgimiento de la bioética: el crecien-
te y desmesurado avance científico tecnológico de los últimos 50 años; el surgimiento de los
derechos de los enfermos; y en tercer lugar, el cambio en los modelos de asistencia sanitaria y el
debate sobre el derecho a la salud. Dentro de los avances científicos se destaca que a través de la
tecnología se puede intervenir en la propia naturaleza humana y modificarla; se crearon nuevas
formas y pautas para el morir y para el nacer; se puede tanto prolongar, interrumpir la vida
como sostenerla artificialmente de manera casi ilimitada; trasplantar órganos de donantes vi-
vos y de muertos. Los pacientes se encontraron frente a una premisa que regía la conducta
médica que dio en llamarse “imperativo tecnológico”. Todo lo técnicamente disponible debía
ser aplicado otorgando al progreso científico técnico una valoración positiva en sí misma que
condujo a numerosos excesos. Si es una innovación tecnocientífica, es “buena”, y si es buena
debe ser aplicada. Se suma a esto el debate actual sobre el derecho a la salud, la responsabilidad
del Estado, y la forma de distribución de los recursos en salud. Asimismo, la explosión de recla-
mos sociales por parte de grupos marginados y discriminados, en defensa de sus derechos.
Negros, niños, mujeres, homosexuales, minorías étnicas y religiosas, etc., reclaman por un tra-
to igualitario ante la ley fundada en un reconocimiento de sus diferencias.
En América Latina es necesario hacer referencia especial a otros determinantes propios por
causas político-económicas, ya que los tres grupos de factores antes señalados están vinculados
fundamentalmente a los países del Primer Mundo y especialmente al mundo anglosajón. El
desarrollo científico tecnológico de los países periféricos se encuentra muy por detrás del de los
países centrales, somos consumidores de tecnología que no producimos. Según la OMS el 90%
84.
Algunos materiales teóricos
Pero, la bioética tiene que enfrentar todos los problemas señalados sin olvidar su
contextualización en prácticas político-sociales en las cuales aquellas cuestiones aparecen como
conflictos entre diferentes concepciones morales. Por ello habrá una tensión dialéctica entre lo
que llamamos el “polo de universalidad”, sin el cual no tiene sentido lo moral, y el “polo
contextual”, sin el cual las soluciones son vacías de contenido y de referencias a las normas.
Ante situaciones de conflicto entre valores, principios, derechos u otro tipo de normas, se
suelen emplear una serie de pasos tendientes a lograr una mayor corrección en los juicios que
se realizan y en las recomendaciones que se llevan a cabo. A estos métodos se los ha llamado
procedimientos de toma de decisión.
De principios: que ubica el núcleo de la justificación moral en principios desde los cuales
se “deriva” su aplicación, para ello la teoría juega un papel central, así como la racionalidad:
¿Cómo nos orientamos en los casos si no tenemos principios? Es de tipo deductivista ya que
considera que la justificación de los juicios morales se hace en modo descendente a partir de
principios y teorías éticas desde los cuales se deducen esos juicios. A partir de los principios de
beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia, y de las teorías deontológicas, utilitaristas
y de la virtud, resulta posible llegar a establecer juicios morales sobre casos concretos. No rea-
lizaremos la exposición de este modelo por estar expuesto en esta misma publicación por el Dr.
24 Se usa el término “modelo” en un sentido amplio, como un sistema de relaciones entre juicios, seleccionados,
abstractos, generalizados y simplificados. Esto significa que es una construcción consciente que tiene como fin, por
un lado, la descripción, y por otro, la explicación, y por ello son plenamente manejables. No lo asimilamos a teoría,
dado que entendemos que estos modelos de bioética tienen como supuesto alguna teoría ética normativa, con la
cual se basan para presentar su fundamentación en la ética aplicada. Asimismo, se exponen en su presentación
básica, sin desconocer que dentro de cada uno de ellos coexisten diferentes propuestas y corrientes internas, así
como líneas específicas de debates. Para un análisis más detallado: Luna y Salles, 2008.
85.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Casuístico: sostiene que sólo es posible considerar casos y resolver casos. Se niega en pri-
mera instancia el valor de las teorías y se desconfía de principios preestablecidos, la respuesta
correcta es mejor analizarla en cada caso. Por ello es de tipo inductivista, al considerar que la
justificación de los juicios morales se realiza de forma ascendente a partir de la experiencia con
casos particulares en sus contextos correspondientes y de la moral tradicional.
Asimismo, presentaremos un tercer modelo, basado en los Derechos Humanos, cuyo desa-
rrollo es relativamente reciente y fundamentalmente en Latinoamérica.
- Casuística
Sus propulsores son Albert Jonsen y Stephen Toulmin: The abuse of casuistry (1988) a
partir de su oposición a lo que llaman la tiranía de los principios y su rechazo a la posibilidad de
una ética de carácter universal y valor absoluto. Sostienen que el universalismo parte de un
falso supuesto: pensar que la razón humana es capaz de llegar a una fundamentación definiti-
va, o lo que es lo mismo, de fundamentar los juicios morales de modo universal y absoluto.
Estos autores se inspiran en la tradición aristotélica de la deliberación sobre casos particulares,
a fin de mostrar cómo el procedimiento en cuestiones éticas ha de partir de los casos y situacio-
nes particulares y no de los principios. Para Aristóteles la deliberación toma en cuenta las cir-
cunstancias de la acción, y por tanto, el resultado de la deliberación es un juicio que nunca
podrá aspirar a ser absoluto, sólo puede aspirar a ser probable, conjetural.
Las circunstancias de lugar y de ambiente cultural tienen también su peso, por ejemplo el
dar muerte a alguien por cuestión de honor en ciertos países (el ¿dónde?).
Gran peso se le atribuye a la intencionalidad (el ¿por qué?) o motivación: ocurre con fre-
cuencia que una acción concebida con un fin bueno provoca un daño real, y por tanto un mal
86.
Algunos materiales teóricos
objetivo. La eutanasia, por ejemplo, se configura hoy muy a menudo como un “acto piadoso”.
Este método de toma de decisiones en ética aplicada se presenta como un proceso deliberativo
que abarca un conjunto de pasos ordenados, básicamente consistentes en:
polémicas que pesan sobre los Derechos Humanos, sospechados de etnocentrismo por su con-
texto de origen -la sociedad burguesa y el pensamiento de la ilustración europea-. Pero nume-
rosos ejemplos y estudios demuestran que la defensa de los Derechos Humanos no es exclusiva
de Occidente, ni la violación de estos es exclusiva de Oriente.
Porque es una conquista histórica ganada en la lucha por el reconocimiento que han dado
diversos movimientos sociales. Es decir, es una universalidad ganada y no dada. Y en este sen-
tido:
Porque la pretensión universal de los Derechos Humanos deberá medirse en el terreno del
diálogo crítico y confrontarse con otros ethos de culturas diferentes. Sólo ganamos universali-
dad pasando por las realizaciones históricas que nos impone nuestra condición humana, y por
ello es un proceso inacabado y abierto. A lo largo de su historia han aparecido diversos dere-
chos: los llamados derechos de primera generación (políticos y civiles); los derechos de segun-
da generación (sociales y económicos); los derechos de tercera generación (referidos a las futu-
ras generaciones, los medioambientales, entre otros); y la historia dirá.
Si bien cada uno de estos modelos tiene atractivos insoslayables, como el análisis de las
circunstancias así como la necesidad encontrar marcos de respeto a la dignidad de todas las
personas, a continuación presentamos algunas tensiones y puntos débiles de cada uno de ellos:
Parece problemático la interpretación de cada uno de los casos y trazar analogías entre ellos,
“como si pudieran hablar por sí mismos”. A menudo, situaciones “parecidas” no son la misma.
(ver ejemplo, en Cristina, J.)
Sin lugar a dudas, hay casos paradigmáticos, como el de Quinlan frente a mantener con vida
a un paciente por medios artificiales, ya que se puede aprender de los casos anteriores siempre
y cuando estén relacionados con el tema. Asimismo tomar en cuenta las circunstancias, quién
es el agente que actúa, no parece ser descartable. La visión o perspectiva de quién actúa es un
elemento imprescindible para la toma de decisiones.
88.
Algunos materiales teóricos
El modelo principalista, además de las críticas presentadas en este volumen (ver artícu-
lo del Dr. G. Pereira), entendemos que es insuficiente para el análisis contextual de ciertas
realidades sociales complejas, en particular las latinoamericanas. Suele verse en este modelo
un reduccionismo y un imperialismo moral, en la medida que deja de lado los conflictos rela-
cionados a la injusticia y la pobreza. ¿Cómo incluir temas como la desnutrición infantil, con el
enfoque tradicional de una bioética de principios? ¿Cómo debe ser aplicado el principio de
autonomía y su regla práctica, el consentimiento informado, en el caso de mujeres
semianalfabetas, desnutridas, víctimas de violencia familiar, sostén de hogares pobres con nu-
merosos hijos? ¿Cuál es el margen real de libertad de decisión que tienen estas personas inclu-
so cuando sus médicos les den información sobre las opciones? ¿Cuáles son sus opciones en
sistemas de salud fragmentados, ineficientes y generalmente poco accesibles?
Si se parte de considerar que las decisiones en el campo de la salud deben estar regidas por
principios que resguarden el pluralismo, la no discriminación, el respeto a los derechos indivi-
duales de las personas, la justicia y la equidad, se debe tomar en cuenta en primer lugar cuáles
son los derechos que en cada sociedad están siendo vulnerados, para a partir de ello redefinir
un modelo de toma de decisión que los tenga en cuenta. Entonces, será necesario que desde
cualquier método de toma de decisiones se realice un análisis de la realidad política, económi-
ca, social y cultural, ya que el mundo de hoy está regido por condiciones de desigualdad global,
y por una distribución mundial y local de la riqueza injusta, no equitativa, y excluyente de
grandes grupos sociales. Por ello, será necesario tener en cuenta que toda toma de decisión
envuelve un momento de universalidad, y un momento de particularidad, y ambos son impres-
cindibles:
Porque si se anula el polo universal de confrontación con la ley moral (válida para
todos) la decisión pierde moralidad y queda a expensas de cualquier contingencia
o interés subjetivo. Se corre el peligro de la relativización de todo contenido mo-
ral, que convierte en una trivialidad el tener que dar cuenta de las decisiones, pues
para el relativismo extremo, no hay en rigor “razones” mejores que otras para de-
cidir. El problema es que si no hay “razones”, lo que decide es el juego de fuerzas y
la balanza se inclina siempre en esos casos del lado del más poderoso.
lo que no significa necesariamente refutar esas intuiciones sino someterlas a prueba críticamente.
Por otro lado, se refuerza la necesidad de dar razones, de presentar argumentaciones de nues-
tras decisiones, lo que supone un uso público de la razón, en el sentido de que no hay “razones
privadas” que se puedan esgrimir (o que eximan de dar razón) cuando se trata de decisiones
que afectan a otras personas. De esta manera se apuesta a una racionalidad ética, que no sea
sumisa ante la política, la economía, la ciencia o la tecnología, pero que tampoco sea soberbia
frente a los demás saberes. (Cfr. Brussino)
Asimismo, suele presentarse como un elemento favorable de las teorías de los derechos hu-
manos que entre los derechos fundamentales no establece rango entre ellos, de modo que no
puede aducirse que el cumplimiento de uno justifica actuar en detrimento del otro. Por ejem-
plo, no es justo garantizar salud en detrimento de derechos civiles, o garantizar el derecho a
trabajar a costa del derecho a la salud. De todas formas, es necesario pensar y desarrollar
argumentativamente criterios que en determinados casos un derecho “más urgente” podría ir
en detrimento de otros. Por ejemplo, el derecho a la integridad física frente al derecho a la no
violación de la intimidad. O, ¿por qué el derecho a la propiedad privada está en igual considera-
ción que el derecho a la salud o la educación? Es decir, el campo de los derechos humanos está
repleto de controversias y se puede afirmar que, pese a que existen concretamente normas
internacionales de derechos humanos y un sistema global de protección, en el plano teórico
todavía persisten muchos puntos no consensuales. Entre tales puntos, destacamos tres:
Cada una de estas problemáticas nos desafía a seguir pensando y elaborando alternativas,
pero sobre todo, compartiendo con otros el pensamiento y la producción, única forma de darle
sentido y orientación a la praxis.
90.
Algunos materiales teóricos
Bioética social,
Bioética desde los Derechos Humanos
Janett Tourn Travers*
La bioética como tal surge como disciplina a fines de los años 60 en EEUU, conformada a
partir de un enfoque principalista y deductivista, prescindiendo del contexto de aplicación, y
afirmando un proceder universalista y abstracto de forma casi axiomática25 .
En función de esto, la bioética fundada en los DD HH lleva adelante un abordaje a partir del
cual defiende el respeto a los derechos individuales y por sobre todas las cosas considera la
defensa de la justicia social como una de sus banderas. Al decir de Garrafa, su enfoque no sólo
comprende una bioética de “situaciones emergentes”, sino fundamentalmente una “bioética de
intervención” que incluye las particularidades socioculturales y aboga por un enfoque solida-
rio, entendiendo que las situaciones de injusticia social también deben ser abordadas por la
bioética. (v. Garrafa y Porto, 2003)
Nos alejamos entonces de una forma de concebir a esta nueva disciplina, que parece estar
asociada en sus inicios históricos a ciertas situaciones que como tales siguen existiendo, pero
que de quedar enfocada sólo en estas “situaciones emergentes” ignoraría la violación a la vida
que en forma permanente se sucede en nuestras tierras.
Hablamos de una bioética social desde la cual se jerarquiza el principio de justicia, que enfatiza
en los dilemas morales que pertenecen al ámbito macro, involucrando cuestiones sociales, con-
trastando con la bioética médica que se centra en la relación médico paciente.
La bioética social incluye entonces al Estado como uno de los actores principales en cuanto
a la responsabilidad que le cabe de salvaguardar la vida de las personas.
Desde este lugar es que podemos defender el principio de autonomía consagrado desde los
inicios de la disciplina pero entendiéndolo y enmarcándolo desde su construcción en cada uno
de los sujetos.
No puede existir una autonomía abstracta; debe ser entendida a partir de la situación cultu-
ral, histórica y social que la enmarca. No podemos hablar de autonomía en situaciones en las
cuales los aspectos básicos de la vida no están asegurados. Por ello la autonomía necesariamen-
te va de la mano de la justicia social y con la información pertinente. ¿Cómo podemos hablar de
92.
Algunos materiales teóricos
La dignidad como valor histórico (cfr. Rebellato, 1999) se erige como el aspecto central de
este abordaje bioético. Y la dignidad debe ser entendida entonces como un valor situado y cons-
truido por los sujetos portadores del mismo. Incluye el respeto hacia y la defensa de la integri-
dad personal. E incluye también por lo tanto la exigencia por parte de los grupos, sujetos o
comunidades de las condiciones para desarrollar dicha integridad.
Desde aquí es que podemos entender el derecho a la salud como un derecho inalienable. La
salud no puede ser un lujo, ni un valor del mercado. Debe quedar fuera de discusión su salva-
guarda.
Por ello este abordaje parece superar la bioética de situaciones emergentes sólo limitada a
determinados “casos” entendidos de forma individual. No sólo importa por ejemplo, defender
el derecho a una muerte digna, sino que importa además y al mismo tiempo, defender el dere-
cho a la vida digna.
93.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Bioética:
fundamentos y aplicación a la enseñanza
Sirio López Velasco*
I. Fundamentos
Ahora bien, la ética es el conjunto de las respuestas argumentadas (en términos de “por-
qués”) para la pregunta “¿Qué debo hacer?”. Hay que recordar que John L. Austin (en su libro
“ How to do things with words”, literalmente: “¿Cómo hacer cosas con palabras?”) mostró
que el éxito -él dijo la “felicidad”- de las acciones que practicamos a través del lenguaje depen-
den de que determinadas reglas sean respetadas, o sea, que determinadas condiciones hayan
sido reunidas.
Sobre esa base, si interrogamos lo que se esconde por detrás y debajo de la pregunta que
instaura la (bio)ética, a saber “¿Qué debo hacer?”, descubriremos las tres normas (bio)éticas
fundamentales.
1. De lalLibertad
Preguntar(se) “¿Qué debo hacer?” presupone que podría hacer más de una sola cosa; si sólo
puedo hacer una, entonces, no cabría la pregunta. Ahora bien, poder hacer más de una cosa en
cada circunstancia, presupone poder elegir entre diversas alternativas de acción. Es más, para
tener esa capacidad de elegir entre diversas alternativas de acción hay que tener libertad de
hacerlo.
Así podemos concluir que hemos llegado a la primera norma (bio)ética que se deja resumir
como sigue:
* Sirio López es Profesor en la Universidad Federal de Río Grande, Brasil. Especial para esta publicación.
94.
Algunos materiales teóricos
Obsérvese que esta norma, contrariamente a lo que han dicho muchos eminentes filósofos,
no afirma que los seres humanos seamos libres. Lo que ella nos plantea es la obligación de
luchar por nuestra libertad de elegir. Eso significa que ella nos emplaza a luchar contra todas
aquellas coacciones y trabas que limitan esa libertad.
2. Del consenso
Nótese que preguntar presupone que: a) Nos abrimos a la búsqueda colectiva de la respues-
ta. b) Que creemos que nuestro(s) interlocutor(es) responderá(n) diciendo lo que juzgan verda-
dero o correcto en cada caso.
Nótese que tal norma viene a poner un límite claro al ejercicio legítimo de la primera, por-
que ahora resulta evidente que el ejercicio de mi libertad de decidir solamente tiene legitimidad
ética cuando se combina con la búsqueda del consenso con los otros. Lo que la segunda norma
plantea es el desafío de que mi libertad de decidir no opere contra la libertad de decidir de los
otros, sino con ella. Ella permite cuestionar desde la ética el aserto que dice “ Mi libertad termi-
na donde empieza la de los otros”, porque este aserto presupone que ambas libertades han de
contraponerse; podemos preguntar si tal presuposición, en vez de retratar una constante de la
condición humana, no sería el reflejo de una expresión histórica de tal condición (entre otras
posibles), a saber la característica de la sociedad capitalista, donde reina la guerra de todos
contra todos.
3. La norma ecológica
Para que exista la pregunta “¿Qué debo hacer?” deben existir las preguntas. Ahora bien, de
lo que nos dicen nuestros actuales conocimientos sobre formas de comunicación entre los seres
vivos, podemos concluir que solamente el lenguaje humano posee “preguntas”. A su vez ( y
95.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
aunque las computadoras ahora nos hacen la competencia, pero no olvidemos que somos noso-
tros quienes las fabricamos, les ponemos dentro los programas con sus lenguajes respectivos y
las hacemos funcionar), sólo los seres humanos saben hacer uso cabal y completo del lenguaje
humano. (Animales que entienden algunas palabras no saben leerlas en un libro). Mas ahora
viene la pregunta del millón: ¿Qué define a un ser como “humano”? Si respondemos que es el
lenguaje nada avanzaremos porque estaremos girando en círculos. Con Kart Marx podemos
esgrimir otro rasgo distintivo: el trabajo. Por él el hombre ha transformado el planeta a su
imagen y semejanza, para bien y para mal. Causa asombro y preocupación el hecho de que hoy
no hay prácticamente ningún rincón del planeta que escape al poder transformador, por vía
directa o indirecta, del trabajo humano.
A pesar de su increíble variedad todo trabajo humano reposa en tres constantes: el sujeto
que produce, el instrumento a través del cual produce, y el objeto sobre el que opera el sujeto a
través del instrumento. El sujeto es un ser humano, mamífero, perteneciente a la naturaleza
terráquea; el instrumento a través del cual opera el sujeto puede ser desde una piedra usada
para tallar otra, hasta la máquina computadorizada de comando digital, o la propia computa-
dora; en fin, el objeto es siempre algún material extraído de la naturaleza (desde la piedra talla-
da antes citada, hasta el oxígeno liquidificado que sirve de combustible al cohete, o la propia
“información”, que es material especial producido por ese ser natural particular que es el ser
humano). Noten que las tres constantes que hacen posible el trabajo remiten a la naturaleza: el
ser humano, el instrumento y el objeto. Pero remiten a una naturaleza que sea apta para el
trabajo. Y así, llegando al inicio de esta larga escalera llegamos a la tercera norma ética que
reza:
“Debo preservar-regenerar una naturaleza sana desde el punto de vista del tra-
bajo, porque ello es condición de la felicidad de la pregunta ‘¿Qué debo hacer?’”
Esta norma es capaz de orientarnos en la decisiva cuestión ecológica que tanto se discute
hoy.
Nótese que a la luz de las tres normas cabe cuestionar todo lo que en la actual organización
de las sociedades (reunidas en la globalización capitalista) y en la relación de los seres humanos
con el resto de la naturaleza: a) se opone a la realización de la libertad de decidir de cada ser
humano, b) impide o viola los acuerdos consensuales entre los seres humanos sobre cómo y
para qué vivir y c) perjudica la salud de los humanos y/o de la naturaleza no humana. Esa
crítica busca combinarse con una acción transformadora del actual orden socioambiental capi-
talista, apuntando hacia un nuevo orden socioambiental poscapitalista (nunca realizable por
completo, pero indispensable guía para la acción) que denominamos “ecomunitarismo”. Nóte-
se que hace parte de esa acción crítico-transformadora la vigilancia y autocensura de las activi-
96.
Algunos materiales teóricos
dades de la ciencia pura y aplicada (por ejemplo en la investigación sobre seres humanos, la
transgénesis o la alteración de ecosistemas), para que las mismas no violen ninguna de las tres
normas (bio)éticas.
En base a las tres normas de la (bio)ética buscamos una educación problematizadora que
“re-descubra” y permita dialógicamente a los estudiantes “re-crear”, por la investigación auxi-
liada en la teoría que siempre se somete a tests, cada uno de los conocimientos implicados en
contenidos trabajados en vinculación con la problemática socioambiental vivida por los uru-
guayos y el planeta, como forma de contribuir a la consolidación de la reflexión crítica y a la
práctica transformadora de la realidad vivida, en vista de la construcción de una sociedad
sustentable (sin opresores ni oprimidos y sin devastación ecológica).
98.
“¿QUÉ FUTURO ABREN A LA HUMANIDAD LOS
AVANCES EN LAS CIENCIAS DE LA VIDA?”
100.
Casos de investigación en seres humanos
Convocatoria
Los avances tecnológicos ligados a las ciencias de la vida abren a las sociedades un campo de
amplísimas oportunidades y desafíos. Lo que hasta hace poco eran sueños, ilusiones o utopías,
son actualmente posibilidades de una vida larga y sana, de producción de alimentos para todos,
de una mejor regulación del medio ambiente. Simultáneamente, estos avances plantean posi-
bles peligros que antes eran sólo imaginarios: seres humanos o animales programados
genéticamente; cambios irreversibles, imprevisibles e incontrolables en la naturaleza, manipu-
lación de la vida humana, utilización de las tecnologías biológicas como armas de guerra, entre
otros.
101.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Panel
La actividad se inició con palabras de Jorge Brovetto (Ingeniero Químico, entonces Minis-
tro de Educación y Cultura). Siguió un panel integrado por Fernando Lema (Investigador Cien-
tífico, actualmente Director de Cooperación Internacional del CODICEN de la ANEP, entonces
Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de la UNESCO), Luis Barbeito (Investigador del
Instituto de Investigaciones Biológicas «Clemente Estable»); Gustavo Pereira (Profesor e in-
vestigador, Instituto de Filosofía de la Práctica, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Edu-
cación, Universidad de la República); María Luisa Pfeiffer (Filósofa, especialista en bioética,
Universidad de Buenos Aires). Posteriormente, los estudiantes y profesores de cada una de las
Salas participantes realizaron sus preguntas, algunas de las cuales fueron brevemente contes-
tadas por los panelistas. Actuó como moderador Mauricio Langon.
El espectacular avance de las llamadas nuevas tecnologías, especialmente aquellas que tra-
bajan sobre la vida, transformaron el mundo en los últimos cincuenta años.
Sin embargo las sociedades reaccionaron con lentitud frente al poder de las ideas que domi-
naron el pensamiento de las generaciones de la modernidad.
Especialmente por los jóvenes, quienes son a su vez herederos y garantes del futuro.
Por eso es que los jóvenes deben informarse, reflexionar, interrogarse, participar, proponer
y transformar el mundo en el que viven de manera pacífica, segura y responsable.
102.
“¿Qué futuro abren a la humanidad los avances en las ciencias de la vida?”
truir el mundo que debemos transmitir a las generaciones que llegan. Nuevos espacios y equi-
librios, sociales y medioambientales en donde la vida sea posible. Un mundo más justo, equita-
tivo, responsable, solidario, pacífico, innovador, en el que el conocimiento nos integre, nos una,
nos acerque en el respeto de la diversidad.
En todas las etapas de la historia, la generación del conocimiento representó un factor es-
tratégico clave para el desarrollo productivo o social, sin embargo nunca adquirió la importan-
cia que tiene actualmente. El conocimiento posee la misma significación que tuvo la propiedad
de la tierra en la Edad Media o la máquina durante la era industrial y hoy resulta incierto el
futuro de una nación que no haya adoptado las definiciones estratégicas que le permitan gene-
rar, acceder, comprender, gestionar, proteger, difundir y utilizar el conocimiento científico.
El análisis de esta evolución desigual muestra que las riquezas se concentran en un pequeño
número de países, de empresas y personas. Los países de la OCDE disponiendo apenas del 19%
de la población mundial reciben el 58% de las inversiones extranjeras y producen el 71% de los
intercambios mundiales de bienes y servicios. La brecha es aun más notoria con los productos
103.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
La grave crisis en la generación del conocimiento que sufren los países en desa-
rrollo
104.
“¿Qué futuro abren a la humanidad los avances en las ciencias de la vida?”
delo global vigente y su posible contribución para resolver los grandes problemas mundiales.
La pérdida creciente de los recursos de la biodiversidad; la vigilancia de las enfermedades emer-
gentes o re-emergentes; el calentamiento de la atmósfera; el manejo de los desechos nucleares;
la gestión de las fuentes de agua potable subterráneas o superficiales y de las alternativas ener-
géticas o productivas; la diseminación de armas biológicas; o el pasaje de la cultura de la vio-
lencia a una cultura de paz, son algunos de estos problemas. Pero esta crisis también abre la
necesidad de generar alternativas para enfrentar los problemas específicos de los países en
desarrollo, que muchas veces son diferentes a aquellos de los países desarrollados, especial-
mente los problemas sociales, para los que casi nunca el pensamiento exclusivamente orienta-
do por los criterios de la sociedad de mercado aporta respuestas. También para facilitar la difu-
sión pública del conocimiento que permita el acceso de la población a la innovación y facilite la
adopción de medidas públicas y privadas de apoyo al desarrollo de la ciencia. Pero además que
contribuya a disminuir la profunda asimetría de posibilidades que tienen hombres y mujeres
para el desarrollo de sus carreras científicas.
Los sistemas educativos, concebidos en una pedagogía autoritaria y en el marco de una es-
trategia educativa masificada y homogénea tendrán muchas dificultades para formar a las nue-
vas generaciones. Las sociedades deberán poder comprender, transformar y crear en las com-
plejas, frágiles, múltiples y dinámicas realidades ambientales y sociales del mundo que hereda-
ron. La noción educativa de e-ducere, conducir hacia, que implica una visión estratégica y di-
rectiva de la sociedad, pierde significación en un mundo cambiante. El aprendizaje concebido
como una acumulación cuantitativa y estratificada de la información debería remplazarse por
conceptos dinámicos y participativos para la generación del conocimiento. Es necesario gene-
rar una pedagogía que estimule el desarrollo de las capacidades creadoras más que una acumu-
lación informativa. La enseñanza, en lugar de organizarse bajo el modelo de jerarquías
acumulativas que valoran el desarrollo de la memoria puede orientarse hacia la creación de
redes, en donde el aprendizaje se organice en espacios modulares, presenciales y virtuales, en
105.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
forma interactiva, a lo largo de toda la vida, por medio del intercambio y la cooperación, en los
que se le dé una mayor importancia a lo microlocal, a la circulación horizontal de las ideas, del
conocimiento y al desarrollo de la solidaridad.
La sociedad que surge, desarrolla y valora al conocimiento más que a las máquinas que
resultan limitadas por el espacio físico y el valor energético del sistema que las contiene. La
máquina-herramienta, que fuera concebida como una extensión de las capacidades humanas,
limita en la sociedad de mercado -donde unos pocos crean para que la mayoría consuma- las
múltiples potencialidades del sujeto y su inteligencia creativa.
Las nuevas formas de comunicación, que constituyen uno de los núcleos centrales de esta
sociedad, muestran quizás el comienzo de un cambio posible. Impulsan la necesidad de apren-
der a trabajar en grupo, en cooperación, en red, en oposición al individualismo del consumidor.
Las nuevas herramientas de la comunicación pueden ser un eficaz instrumento de participa-
ción, de construcción de ciudadanía y de estímulo para la actividad intelectual, pero hay que
darles contenido. Pero además la sociedad del conocimiento necesita incorporar, comprender
mejor y aprehender las nuevas formas de materialidad.
La sociedad del conocimiento se instala con innúmeras dificultades en los países en desa-
106.
“¿Qué futuro abren a la humanidad los avances en las ciencias de la vida?”
rrollo quienes se interrogan sobre la viabilidad de las estructuras sociales vigentes y la fragili-
dad de los delicados equilibrios ambientales generados por el actual modelo de desarrollo. En
parte, porque las sociedades modernas abandonaron su condición de usufructuaria del univer-
so para arrogarse el derecho de propiedad, de creación y de destrucción de la naturaleza, el
desarrollo generó fragilidades medioambientales y sociales. A pesar del aumento constante de
la riqueza planetaria, la mitad de la humanidad vive con menos de dos dólares por día, hay en el
mundo 876 millones de analfabetos donde el 64% son mujeres, situación que permanece
incambiada desde hace 20 años. En América Latina y el Caribe hay 42 millones de analfabetos
donde el 55% son mujeres que pertenecen en su mayoría al 20% más pobre de la población.
tual por parte de los países desarrollados agudizó profundamente las diferencias y oportunida-
des de desarrollo entre las naciones. La actividad tecnológica, orientada con fines industriales,
tiene una elevada importancia en la sociedad de mercado y sus productos fueron siempre pro-
tegidos jurídicamente por las patentes de invención. El sistema regulador de las disposiciones
de protección de la propiedad intelectual se encontraba bajo la responsabilidad del Organismo
Mundial de Protección de la Propiedad Intelectual (OMPI) de las NNUU. En 1986, por iniciati-
va de los países desarrollados, el tema de la protección de la propiedad intelectual aplicado a la
industria y al comercio fue incluido en las discusiones de la ronda Uruguay del GATT. Allí se
adoptó una resolución que atribuye al GATT y no la OMPI el derecho de legislar al respecto. De
esta manera el GATT, organismo coercitivo, puede aplicar sanciones económicas a los infractores
de la legislación y desplaza de sus funciones a la Organización Mundial de la Propiedad Intelec-
tual. En 1990 la ronda Uruguay del GATT incluye en el derecho de protección de la propiedad
intelectual al secreto industrial, cubriendo con esta medida al concepto que precede al produc-
to.
En 1980, por primera vez se concede una patente a un organismo modificado genéticamente
y esto abre las posibilidades de patentar sustancias o productos de la naturaleza. En los años
posteriores se patentan otros microorganismos, genes, plásmidos, partículas subcelulares y a
partir de 1986 plantas y animales transgénicos. De las 50.000 patentes biotecnológicas regis-
tradas en el mundo en el 2000, el 70% se reparten en partes iguales entre los EEUU y Japón. En
esas patentes se protegen procedimientos para clonar mamíferos superiores, genes humanos y
el desarrollo de plantas transgénicas. Hasta el conocimiento tradicional de las poblaciones in-
dígenas fue incluido y muchas de sus plantas o procedimientos terapéuticos están patentados
por empresas farmacéuticas internacionales. La protección de la propiedad intelectual no es
solamente un problema de dimensión económica, se extiende al ámbito ético y social. Pero es
también una nueva forma de apropiarse del conocimiento y del patrimonio biológico de los
países en desarrollo.
Los países desarrollados transitan hacia la sociedad del conocimiento sin haber resuelto las
dificultades sociales que generó ese cambio. Los países en desarrollo deben seguir por el mismo
108.
“¿Qué futuro abren a la humanidad los avances en las ciencias de la vida?”
camino? ¿Deben limitarse a copiar, con una realidad medio ambiental, material y humana dife-
rente a la que disponen los países desarrollados, el modelo observado desde la periferia? ¿Es
posible elegir el modelo sin tener acceso a la información necesaria para la toma de decisiones?
Los países latinoamericanos, especialmente los más pequeños, no podrán resolver los pro-
blemas que plantea la sociedad del conocimiento con las inversiones actuales y la frágil o aleatoria
articulación de los diferentes componentes del sistema educativo, científico, tecnológico e in-
dustrial. Es necesario invertir más y mejor, pero además impulsar políticas que consoliden este
sistema y lo articulen en el marco de una integración nacional, regional e internacional.
La ciencia avanza con más rapidez que las políticas sociales y esto tiene importantes conse-
cuencias para la legislación, los valores vigentes, el imaginario social y en las formas de vida de
las personas. El conocimiento tiene su origen y finalidad en la sociedad. Nace en las prácticas
sociales y sus resultados inciden en las formas de vida de los individuos. Por tal razón es impor-
tante generar una fluida interacción entre la ciencia y la sociedad. El fuerte impacto social del
desarrollo biológico de los últimos años sugiere plantear los problemas y el debate ético en la
sociedad desde el origen de las investigaciones científicas. Es necesario que la sociedad analice
la pertinencia ética de los proyectos en los que se aborden temas trascendentes para sus indivi-
duos. Esta reflexión ética no debe limitarse al análisis del impacto de los descubrimientos sino
precederlo, continuar durante el desarrollo metodológico y su realización técnica.
Todo cambio global de paradigma produce una transformación geopolítica y de los espacios
territoriales. Es posible que el ingreso de los países de América Latina y del Caribe a la sociedad
de conocimiento, el análisis de sus ventajas comparativas, la estimación de sus recursos huma-
nos y materiales, reales y potenciales, conduzca a modelar una nueva geografía, produzca una
nueva lectura de las relaciones internacionales, un nuevo mapa para la integración en la socie-
dad del conocimiento. Este muevo mapa regional no debería construirse en base a las rivalida-
des o a una competencia económica entre las naciones. Debería tomar en cuenta los conceptos
de desarrollo complementario y solidaridad. Desarrollo complementario que facilite la integra-
ción regional e internacional en el marco de políticas y estrategias cuyos intereses sean com-
partidos. Solidaridad que permita tomar en consideración los indicadores de desarrollo de la
región para elaborar herramientas políticas que faciliten el tránsito de la exclusión hacia la
inclusión social.
ternativas de desarrollo -que en base a los recursos existentes, el conocimiento disponible, las
nuevas tecnologías y comunicaciones- reúnan en torno a proyectos movilizadores, nuevas for-
mas organizativas que visualicen otras realidades, nuevas utopías.
Con el rápido avance de las ciencias de la vida y de la medicina, la bioética aparece como una
disciplina de fundamental importancia en nuestra sociedad. Los diferentes miembros de la
sociedad, con suficiente nivel de información y en conjunto con profesionales juristas y de
bioética, deben analizar y regular los aspectos éticos relacionados con la investigación biológica
y su aplicación en la práctica médica. La bioética -como disciplina- es un enclave
multidisciplinario complejo que incluye la biología, medicina, política y jurídica, filosofía y teo-
logía. Esto requiere un gran esfuerzo educativo y de debate en el seno de la sociedad.
gías. La condena de la clonación humana con fines reproductivos ha sido condenada masiva-
mente. Sin embargo, el debate perdura sobre la aplicación de éstas técnicas para generar célu-
las madres con fines terapéuticos. A este nivel, la discusión ética afecta igualmente a los proce-
dimientos de fertilización asistida utilizados comúnmente y al destino de los embriones obteni-
dos por fertilización in vitro y mantenidos en congeladores.
I
Las posibles respuestas a esta pregunta pueden agruparse bajo dos lógicas interpretativas
que pautan dos momentos históricamente relevantes de la autocomprensión de la humanidad.
El primero de ellos es el de la modernidad tal cual ha sido articulada teniendo como punto de
partida el desarrollo científico tecnológico del siglo XVII, y que impuso una comprensión de la
relación entre el hombre y la naturaleza en la que esta última no pone límites de ningún tipo al
conocimiento. Esto condujo a la fundación de una ciencia de horizontes abiertos correspon-
diente a esta naturaleza abierta, y que en consecuencia habilita a la intervención tecnológica
bajo el supuesto de un progreso ilimitado.
111.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
En virtud de lo anterior se abre la posibilidad de que la ciencia pase a ser evaluada en térmi-
nos de sus efectos, lo que deja en el pasado la inocencia de la investigación
II
Estos hechos constituyen el nuevo contexto de autocomprensión que transforma la inocen-
te y optimista visión moderna por una visión crecientemente conciente de la responsabilidad
por lo resultados de la aplicación tecnológica del conocimiento científico. Esta nueva
autocomprensión -que tiene como trasfondo el creciente riesgo ambiental- introduce la necesi-
dad de una ética de la responsabilidad científica que acote aquello que la visión moderna po-
tenció y que ha sido una de las causantes de esta actual situación de riesgo. Si bien la responsa-
bilidad no se le puede cargar exclusivamente al sistema científico, tampoco el científico está
exento de ella, debe asumir su cuota parte y actuar en concordancia con ello.
Por lo tanto surgen algunas cuestiones que configuran el panorama de la reflexión ética en
este contexto, una de ellas es la posibilidad de limitación de la libertad de experimentación a
través de la intervención de comités científicos y de una creciente ética de la responsabilidad
que debe atravesar a toda la comunidad científica.
Bajo este contexto de una ética de la responsabilidad la cautela se presenta como nuevo
valor, enfrentada a la osadía de la modernidad que pasa a ser entendida como insensatez e
irresponsabilidad. Esta cautela se ejerce a través de una nueva humildad en los objetivos y en
una regla fundamental para el tratamiento de la incertidumbre que ha sido explícitamente pre-
sentada por Hans Jonas y que dice lo siguiente: en caso de dudas presta oídos al peor pronós-
tico antes que al mejor, porque las apuestas se han vuelto demasiado elevadas para jugar. El
renunciamiento a la adquisición de creciente poder se convierte en un nuevo valor a ser cultiva-
do y que entronca con la responsabilidad antes aludida.
112.
“¿Qué futuro abren a la humanidad los avances en las ciencias de la vida?”
III
Pero también hay que aclarar que esta ética de la responsabilidad no significa postular una
especie de oscurantismo, sino que al introducir a la prudencia y a la cautela como valores cen-
trales, vuelve necesaria una instancia que permita evaluar los riesgos de la aplicabilidad y esta
instancia no puede ser exclusivamente de carácter científico porque como los efectos de la apli-
cación inciden en toda la sociedad, es toda la sociedad la que debe procesar estas evaluaciones.
El otro campo a considerar por una discusión pública sobre estos temas, conduce a los efec-
tos que la investigación en las ciencias de la vida podría tener en la justicia y en particular en
cómo somos igualmente considerados por las instituciones públicas. Pensemos en la posibili-
dad que ciertas terapias génicas modifican las capacidades de las personas y si estas terapias
solamente son accesibles a quienes puedan pagarlas, podrían afectar considerablemente la igual-
dad de oportunidades.
También podemos pensar en los casos que se derivan de la posibilidad de realizar un diag-
nóstico de preimplantación, que abre el campo a la eugenesia y de ahí a la pregunta sobre si la
eugenesia debe ser negativa o positiva, si debe solamente tratar males o enfermedades o tam-
bién puede ser una forma de mejorar a la especie.
La discusión de estos problemas debería darnos criterios normativos para poder discrimi-
nar por ejemplo, en qué casos la igualdad de oportunidades se afecta, o si debe aceptarse la
eugenesia negativa o la positiva.
Creo que tanto estos problemas como los anteriores requieren la introducción de una ins-
tancia de discusión pública en la que se establezcan los posibles límites a la aplicabilidad tecno-
lógica tanto en lo que tiene que ver con los aspectos que hacen al riesgo, como a los de la justicia
y la instrumentalización del otro. Prescindir de esta instancia y dejar simplemente que opere la
lógica de la autorregulación del sistema científico-tecnológico, significaría respaldar la dinámi-
ca que la economía tiende a imponer, es decir, la primacía de la utilidad y por lo tanto la justi-
113.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
En el siglo XVIII hay un pensador que ha cumplido plenamente con la vocación del filósofo
porque nos ha dado mucho que pensar y ese fue Kant.
Kant puede ser considerado en la historia de la filosofía como el que pone los fundamentos
de la ciencia moderna. No hablo de los procedimientos metodológicos solamente, sino de los
fundamentos: Kant explica cómo es posible para el hombre un conocimiento que dependa de él
pero que tenga como referente la naturaleza y que además tenga valor universal. Kant es un
hombre moderno en el sentido más lato del término, niega todo lo que tenga que ver con un
orden ajeno al humano que se le imponga a éste y erige a la razón humana en la única medida
aceptable, el único límite que puede tener el hombre. Esta razón, limitada como el hombre, le
114.
“¿Qué futuro abren a la humanidad los avances en las ciencias de la vida?”
abre sin embargo a infinitas posibilidades tanto de conocimiento como de acción. La ciencia
deja de depender, a partir de Kant, de un ser ajeno al hombre y pasa a depender de él, de sus
intereses, de sus gustos, de sus necesidades. La ciencia encuentra en Kant el fundamento para
transformarse en lo que es hoy, tecnociencia, es decir estar puesta al servicio de la técnica. Pero
si bien Kant posibilita un conocimiento sobre la naturaleza establecido desde el hombre y abre
la puerta a la posibilidad del fenómeno de la ciencia dominadora de las fuerzas naturales, de la
ciencia transformadora del mundo para adaptarlo a los deseos del hombre, al hacerlo, pretende
poner límites a la ciencia. La razón científica sólo alcanza para relacionarse con la naturaleza;
las relaciones entre humanos no pueden ser medidas con las medidas de la ciencia. Las relacio-
nes humanas también dependen de la razón humana pero tienen otro tipo de medida y la medi-
da es el bien común. La ciencia para Kant todavía no ha alcanzado el orden de la libertad,
porque si bien es cierto que impone a la naturaleza su medida y las preguntas que ésta debe
responder, la naturaleza pone un límite a estos trabajos de la razón. Las leyes científicas pro-
vienen de la racionalidad humana pero no pueden evitar ser dictadas sobre datos de la expe-
riencia.
La moral, por el contrario, no tiene límites naturales porque es relación entre personas ra-
cionales. Los límites están puestos por el respeto a la dignidad que se deben esas personas. El
deber moral es reconocer a los otros hombres como sujetos libres iguales a mí y por consiguien-
te respetar su dignidad de sujetos de derecho. Por ello los seres humanos no pueden ser objeto
de la ciencia, no pueden ser pensados como objeto de investigación.
Hoy aceptamos que los seres humanos sean parte de investigaciones científicas sin pregun-
tarnos si ello es debido, si está bien que sea así. Kant diría, y tendría razón, que no pueden ser
tratados como objetos, que son sujetos y que como sujetos deben ser tratados, respetados y
considerados. De modo que si la ciencia necesita indefectiblemente realizar investigaciones
con humanos no deberá utilizar “con” bajo la acepción de “medio o instrumento que sirve para
algo”, sino “con” según la acepción de “en compañía, juntamente”. Basta con este simple ejer-
cicio para que el sujeto recupere su papel protagónico y sea parte de la investigación y no objeto
de ella. Pero paralelamente habrá que tener en claro que sólo cuando el beneficio para aquellos
que participarán en la investigación es auténtico y comprobable, es admisible proponer a los
pacientes o a los sanos arriesgar en mayor o menor medida su salud o su vida, y ponerlos frente
a la necesidad de decidir acerca de su participación. Esto es simplemente reconocer lo que
exigía Kant ya hace tres siglos: respetar al ser humano como tal, reconocer su dignidad de ser
libre y autónomo y poner la ciencia a su servicio y no al revés.
115.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
como libres, autónomos, iguales? ¿Acaso la ciencia ha perdido su capacidad de ayudar a las
personas? ¿Cuáles son los fines de la ciencia y de la tecnociencia en nuestro tiempo?
Desde el planteo kantiano las conductas humanas eran validadas cuando podían ser con-
vertidas en leyes universales, es decir que sólo podía ser buena una conducta que pudiera ser
reconocida como buena universalmente. Estas leyes universales eran principios de acción que
permitían resolver los conflictos incluso entre las naciones: no matar, no mentir, respetar la
propiedad ajena era una formulación abstracta de esos principios que debían ser convertidas
en leyes cotidianas
La bioética es una disciplina nueva que busca cuestionar sobre todo ciertas prácticas cientí-
ficas y tecnológicas que tienen que ver con la salud de la gente. Cuando hablamos de la salud de
la gente lo hacemos desde un concepto integral en que tenemos en cuenta todos los aspectos de
las posibilidades de proyección de una vida humana. De modo que la bioética es en sí misma un
cruce de disciplinas para poder tener en cuenta las diferentes necesidades del hombre, las so-
ciales, económicas, biológicas, psicológicas, culturales, éticas, políticas… Un hecho cotidiano
como es el internar o no internar a una persona enferma, el tipo de tratamiento que habrá de
procurársele, las posibilidades de que una persona pueda o no acudir a un profesional de la
salud idóneo, las respuestas de un sistema de salud a las diferentes necesidades, cómo enfren-
tarse a la vida que comienza y qué hacer frente a la muerte, son las problemáticas que en algún
momento de la vida nos tocan. Esas cuestiones son las que trata la bioética procurando poner
con mayúsculas tanto el concepto bios que significa vida humana, acentuando toda la comple-
jidad que implica, como el concepto ética y su exigencia de respeto a la dignidad del ser humano
como tal.
La bioética se para frente a las ciencias que se ocupan de investigación con humanos: genética,
biología, farmacología, medicina, para mostrarles que lo único que puede justificarlas es que
busquen el auténtico bien de las personas. Que este bien no puede estar subordinado a nada, ni
al avance de la ciencia, ni al progreso, ni al desarrollo de las naciones y mucho menos al lucro
financiero de los que pagan las investigaciones que son grandes empresas internacionales. Las
personas son fines en sí mismas, por consiguiente no pueden ser utilizadas como medio para el
enriquecimiento de unos pocos dominantes y la función principal de los que hacen ciencia, de
los investigadores, es precisamente defender la dignidad de las personas.
117.
TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN
119.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
120.
Texto de Marguerite Yourcenar
Dudo de que toda la filosofía de este mundo consiga suprimir la esclavitud; a lo sumo le
cambiará el nombre. Soy capaz de imaginar formas de servidumbre peores que las nuestras,
por más insidiosas, sea que se logre transformar a los hombres en máquinas estúpidas y
satisfechas creídas de su libertad en pleno sometimiento, sea que, suprimiendo los ocios y los
placeres humanos, se fomente en ellos un gusto por el trabajo tan violento como la pasión de
la guerra entre las razas bárbaras. A esta servidumbre del espíritu o la imaginación, prefiero
nuestra esclavitud de hecho. Sea como fuere, el horrible estado que pone a un hombre a mer-
ced de otro exige ser cuidadosamente reglado por la ley.
Marguerite Yourcenar: “Memorias de Adriano”, p 107-108 (Publicado por Debolsillo bajo
licencia de Editorial Sudamericana S.A.- Traducción de: Julio Cortázar. Primera edición: enero
de 1955.)
modificado o corregido, de acuerdo con la figura de la cara cortada del árbol que ha dejado el
golpe anterior. Este proceso autocorrectivo (es decir MENTAL) es llevado a cabo por un siste-
ma total, árbol-ojos-cerebro-músculo-hacha-golpe-árbol, y este sistema total es el que tiene
características de mente inmanente.
Pero no es esta la manera como el occidental típico ve la secuencia de acontecimientos que
es el corte del árbol. Él dirá ´YO corto el árbol‘, y cree que hay allí un agente delimitado, que
ejecutó una acción delimitada sobre un objeto delimitado. (...)
El sistema cibernético elemental con sus mensajes EN CIRCUITO, es de hecho, la unidad
más simple de la mente, y la transformación de una diferencia que recorre un circuito es la
idea elemental. (...)
Esta imagen es precisamente la misma a la que llegué cuando analizaba la unidad de
evolución: no el individuo, o la especie sino el organismo en-su-ambiente. O sea, a los eco-
sistemas y a sus jerarquías. (...)
Lo que quiero decir es que localizo algo que llamo MENTE como inmanente al sistema
biológico más amplio, el ecosistema planetario. (...)
La Epistemología cibernética que acabo de exponer podría sugerir un enfoque nuevo. La
mente individual es inmanente, pero no sólo en el cuerpo. Es inmanente también en las vías y
mensajes que se dan fuera del cuerpo, y existe una mente más amplia de la que mente indivi-
dual es sólo un subsistema. La Mente más amplia es comparable a Dios, y tal vez sea eso que
algunas personas llaman ´Dios‘, pero sigue siendo inmanente en el sistema social total
interconectado y en la ecología planetaria. (...)
La psicología freudiana expandió hacia el interior el concepto de mente: la totalidad del
sistema que se encuentra dentro del cuerpo con la amplia gama de procesos inconscientes. Lo
que yo sostengo expande la mente hacia el exterior. Y ambos cambios reducen el ámbito de la
personalidad consciente. Surge así la necesidad de cierta forma de humildad, atemperada
por la dignidad o alegría de ser parte de un todo mucho más grande. Una parte -si se quiere-
de Dios. (...)
Se cuenta de Juan Sebastián Bach que cuando alguien le preguntó cómo hacía para tocar
de una manera tan divina, respondió: ´Yo toco las notas, en orden, como las escribo. Es Dios
el que hace la música‘. (...)
Lo monstruoso es intentar separar el intelecto de las emociones, y considero que es igual-
mente monstruoso intentar separar la mente externa de la interna. O separar la mente del
cuerpo.(...)
Me parece que los artistas y poetas se ocupan específicamente de establecer los puentes.
No es que el arte sea la expresión de lo inconsciente, sino que se ocupa de la relación entre los
niveles de los procesos mentales.
(Selección tomada de los Ensayos: “La cibernética del sí-mismo (self): una teoría del alco-
holismo” y “Forma, sustancia y diferencia”).
123.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Texto de Galeano
Lecciones de la Sociedad de Consumo
El suplicio de Tántalo atormenta a los pobres. Condenados a la sed y al hambre, están
también condenados a contemplar los manjares que la publicidad ofrece. Cuando acercan la
boca, o estiran la mano, esas maravillas se alejan. Y si alguna atrapan, lanzándose al asalto,
van a parar a la cárcel o al cementerio.
Manjares de plástico, sueños de plástico. Es de plástico el paraíso que la televisión prome-
te a todo y a poco otorga. A su servicio estamos. En esta civilización, donde las cosas impor-
tan cada vez más y las personas cada vez menos, los fines han sido secuestrados por los me-
dios: las cosas te compran…el automóvil te maneja, la computadora te programa, la TV te
ve...
(Eduardo Galeano. Patas Arriba. La escuela del mundo al revés, p. 255.)
124.
Textos para la reflexión
Para adoptar un concepto tan holístico y ecológico de la salud, tanto en la práctica como
en la teoría, es necesario cambiar radicalmente los conceptos actuales de medicina y también
reeducar al público. Muchas personas se adhieren testarudamente al modelo biomédico por-
que tienen miedo de que sus modos de vida sean examinados y deban enfrentarse con su
comportamiento poco sano. En vez de confrontar una situación que a menudo resulta
embarazosa y dolorosa, insisten en delegar toda la responsabilidad de su salud en los médi-
cos y los fármacos. Además, como miembros de una sociedad, tenemos tendencia a utilizar
los diagnósticos médicos para encubrir los problemas sociales. Es preferible hablar de la
“hiperactividad” o de los “impedimentos en el aprendizaje” de nuestros hijos en vez de exami-
nar los fallos de nuestras escuelas; preferimos que se nos diga que sufrimos de “hipertensión”
a cambiar nuestro mundo de los negocios, tan competitivo; aceptamos los elevados índices de
muertes por cáncer en vez de investigar cómo envenena la industria química nuestras comi-
das para incrementar sus ganancias. Estos problemas sanitarios van más allá de los intere-
ses de la profesión médica, pero se convierten inevitablemente en el centro de atención ape-
nas intentamos seriamente ir más allá de la asistencia médica actual.
1 ¿Qué influencias del paradigma cartesiano te parece que el autor está incorpo-
rando aquí para afirmar lo que afirma?
2 ¿A qué aspectos te parece que Capra debe estar haciendo referencia cuando
plantea el ir más allá de lo estrictamente asistencial, al tratar de hacer un aná-
lisis en relación a la enfermedad? ¿Qué lugar te parece que le está dando al
sujeto individual en relación a sus propias enfermedades?
125.
DOCUMENTOS
127.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
128.
Documentos
Los expertos en bioética y los profesionales de la salud y las ciencias humanas y sociales, de
organismos gubernamentales y no gubernamentales de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba,
Chile, República Dominicana, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela, reunidos en la Ciudad de
Buenos Aires el 6 de noviembre de 2004, al término del Seminario Regional “Bioética: un desafío
internacional. Hacia una Declaración Universal” convocado por el Gobierno Argentino, han resuel-
to pronunciarse sobre cuestiones fundamentales vinculadas a la bioética y su estrecha relación con
los derechos humanos, la salud, y el contexto político, socioeconómico, y cultural, internacional y
regional:
Convencidos:
1. Que en la actual realidad internacional de la bioética se observan graves amenazas al consenso
tradicional sobre las preocupaciones de la misma expresado por el Código de Nuremberg, la Decla-
ración Universal de Derechos Humanos, la Declaración de Ginebra, el Código Internacional de Ética
Médica y la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial, así como por todos los docu-
mentos que con posterioridad han fortalecido y profundizado ese consenso;
2. Que esas amenazas se han vuelto realidad con la postulación de un doble estándar moral para
países ricos y pobres, con el ataque a la Declaración de Helsinki y el abandono de la misma por
algunos círculos académicos y gubernamentales, con la postulación de documentos normativos diri-
gidos a debilitar aquel consenso, con programas internacionales de entrenamiento en países
periféricos financiados por organismos de países interesados en romper ese consenso, y con el
cuestionamiento al concepto de dignidad humana que es uno de los pilares del derecho internacio-
nal de los derechos humanos que constituye a las Naciones Unidas;
3. Que un presupuesto esencial de la bioética es el respeto de la moral básica que como consenso
internacional se expresa en el respeto de los valores fundamentales recogidos en los principales
instrumentos del sistema mundial y del sistema interamericano de derechos humanos; y que entre
esos valores se destacan la vida, la dignidad, la identidad, la igualdad, la integridad, la libertad, la
justicia y el bienestar de individuos, familias y comunidades;
4. Que la bioética se ocupa no sólo de los problemas éticos originados en el desarrollo científico
y tecnológico; sino también de las condiciones que hacen a un medio ambiente humano
ecológicamente equilibrado en la biodiversidad natural; y de todos los problemas éticos relativos a
la atención y el cuidado de la vida y la salud, siendo que por ello tiene un presupuesto básico en el
concepto de salud integral entendido en perspectiva biológica, psicológica, social y ambiental, como
el desarrollo de las capacidades humanas esenciales que hagan viable una vida tan larga, saludable y
lograda para todos como sea posible;
129.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
5. Que el desarrollo de las capacidades humanas esenciales sólo es posible cuando se satisfacen
las necesidades básicas y que por ello todos los seres humanos necesitan tener acceso al agua pota-
ble, a la alimentación, a la vivienda, a los medicamentos, a la educación, a la atención médica y a los
servicios públicos de salud; sin cuyas garantías no es posible considerar moral a sociedad alguna;
6. Que sólo el desarrollo de las capacidades humanas esenciales hace posible que todos tengan
igualdad de oportunidades para llevar a cabo sus proyectos de vida personales, familiares y colecti-
vos, tengan oportunidad de participar en la vida ciudadana y puedan así manifestar en las diversas
formas de ejercicio de la libertad su respeto por la propia dignidad, la valoración y la defensa de los
derechos humanos, el sustento del bien común y la afirmación de valores éticos que los constituyen
en sujetos morales;
7. Que la posibilidad de constitución de todos como sujetos morales y libres ha sido devastada en
el mundo por la pobreza, la indigencia y la exclusión social, como consecuencias de la imposición a
los países pobres de políticas económicas que han privilegiado el libre mercado, minimizando el rol
del Estado, favoreciendo a la desocupación como variable de ajuste, y provocando la caída de la
producción industrial, el endeudamiento externo y un profundo deterioro de la calidad de vida;
8. Que como ciudadanos, profesionales y académicos, sostenemos la necesidad de que los Esta-
dos recuperen la iniciativa en la creación de condiciones para el bienestar general y el desarrollo
humano, en tanto éste es un deber moral ineludible del sector público a través de la gestación de los
programas y servicios necesarios desde una perspectiva de equidad y justicia social, protegiendo y
respetando la democracia, el pluralismo y la diversidad y favoreciendo la construcción de una ciuda-
danía participante;
9.- Que debe rechazarse como incompatible con el desarrollo humano que alienta la bioética,
toda forma de discriminación, xenofobia, o racismo, así como la guerra y otras formas de agresión, o
de prácticas aberrantes que favorecen una cultura de muerte y opresión incompatibles con la paz
mundial y con las libertades fundamentales;
Preocupados:
10.- Por los problemas bioéticos originados en las condiciones sociales persistentes vinculadas
con la pobreza, el hambre y la desnutrición, la injusticia y la exclusión social que afectan a la mayoría
de la población mundial, entre las cuales se encuentran las mayorías populares de América Latina y
el Caribe, Asia y África, así como los pobres y excluidos de los países desarrollados;
11.- Por las actitudes, conductas y posiciones de círculos políticos y académicos a nivel nacional e
internacional, que pretenden excluir a las situaciones injustas de pobreza, indigencia y exclusión
social de los contenidos de una bioética universal o que pretenden reducir esas situaciones a proble-
mas particulares de los países pobres negando el carácter universalizable y por lo tanto ético de los
reclamos de justicia ante las mismas; y asimismo por la ausencia de participación comunitaria en la
resolución de los problemas que la bioética permite formular, quedando estas graves cuestiones en
manos de “expertos” no siempre compenetrados con las necesidades populares;
12.-Por la persistencia de conductas discriminatorias, xenófobas y racistas, que agravan las con-
secuencias éticas de los problemas sociales atentando contra la paz y afectando seriamente al desa-
rrollo humano; como sucede en particular con el machismo y los prejuicios de género que discrimi-
nan a la mujer, con la marginación y el no reconocimiento de los pueblos indígenas, y con los migrantes
pobres y la grave situación de los refugiados;
13.-Por las dificultades en el acceso a los medicamentos generadas por las patentes farmacéuti-
130.
Documentos
cas que monopolizan el conocimiento negándolo como bien social y patrimonio de la humanidad
sin tener en consideración siquiera la mortandad de poblaciones enteras víctimas de pandemias;
14.- Por la distribución desigual de los resultados de la investigación biomédica y los avances de
la biotecnología, que benefician solamente a una pequeña parte de la población mundial, así como
por aquellas iniciativas de un doble estándar moral para países ricos y pobres que atentan contra las
obligaciones de una ética de investigación adecuada y aprobada, que garantiza el acceso a los mejo-
res métodos preventivos, diagnósticos y terapéuticos existentes.
Proponemos:
15.- Promover esta perspectiva abierta, crítica y contextualizada de la bioética, en los ámbitos
académicos, cívicos y gubernamentales, donde se gesta la opinión pública o se manifiestan los crite-
rios que luego inspiran la formulación y puesta en marcha de normas bioéticas y acciones afirmati-
vas de derechos con estatuto legal, a nivel nacional e internacional;
16.- Recomendar a los gobiernos, en especial de los países de América Latina y el Caribe, el pro-
mover que la perspectiva bioética aquí expresada sea incorporada al instrumento universal cuya
preparación le ha sido encomendada a la UNESCO, y complementariamente alentar asimismo la
redacción de una Declaración Regional de Bioética y Derechos Humanos;
17.- Defender el fundamento de la bioética en los derechos humanos con el fin de desarrollar una
ética respetuosa de las culturas, tolerante de las diversidades y cuidadosa de rechazar todo intento
de hegemonía doctrinaria o de facto;
18.- Convocar a los bioeticistas, profesionales de la salud, científicos, miembros de la comunidad
universitaria, militantes de organizaciones sociales, comunicadores, legisladores y decisores políti-
cos de América Latina y el Caribe, a participar en esta acción tendiente a encarar los problemas de la
bioética, de la salud y del medio ambiente, como temas prioritarios que hacen a las condiciones
básicas para el bienestar general, la plena vigencia de la justicia y la ratificación de una democracia
pluralista, social y participativa.
Nos comprometemos
19.-A mantener un diálogo constante y un intercambio que estimule el compromiso responsable,
la seriedad intelectual y el respeto de la pluralidad en el ámbito de la bioética como campo
interdisciplinario y en el desarrollo de las acciones descritas en los párrafos precedentes, así como a
difundir sus resultados;
20.-Nos comprometemos también a promover alianzas estratégicas entre los Gobiernos, las Or-
ganizaciones de la Sociedad Civil y los principales actores individuales para fortalecer el pensamien-
to que hemos hecho público en esta Carta, y para avanzar con acciones concretas hacia la redacción
de una Declaración Regional de Bioética y Derechos Humanos.
FIRMAN
Argentina: Marta Bigliardi, Silvia Brussino, Patricia Digilio, Carlos Eroles, Luis Justo, Victo-
ria Martínez, María Luisa Pfeiffer, Santiago Pszemiarower, Mariela Salomé, Alejandra Savoy,
Eduardo Tanús, Juan Carlos Tealdi, Susana Vidal; Bolivia: Fernando Ávila, Javier Luna Orozco;
Brasil: Volnei Garrafa, Fermín Roland Schramm, Juan Eduardo Siqueira; Colombia: Genoveva
Keyeux; Cuba: Daniel Piedra-Herrera; Chile: Miguel Kottow; México: Fernando Cano Valle,
José María Cantú; Paraguay: Marta Ascurra; República Dominicana: Andrés Peralta Corneille;
Uruguay: Teresa Rotondo; Venezuela: Rosso Grimau.
131.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Disposiciones generales
Artículo 1 – Alcance
1. La Declaración trata de las cuestiones éticas relacionadas con la medicina, las ciencias de la
vida y las tecnologías conexas aplicadas a los seres humanos, teniendo en cuenta sus dimensiones
sociales, jurídicas y ambientales.
2. La Declaración va dirigida a los Estados. Imparte también orientación, cuando procede, para
las decisiones o prácticas de individuos, grupos, comunidades, instituciones y empresas, públicas y
privadas.
Artículo 2 – Objetivos
a) proporcionar un marco universal de principios y procedimientos que sirvan de guía a los Esta-
dos en la formulación de legislaciones, políticas u otros instrumentos en el ámbito de la bioética;
c) promover el respeto de la dignidad humana y proteger los derechos humanos, velando por el
respeto de la vida de los seres humanos y las libertades fundamentales, de conformidad con el dere-
cho internacional relativo a los derechos humanos;
132.
Documentos
e) fomentar un diálogo multidisciplinario y pluralista sobre las cuestiones de bioética entre todas
las partes interesadas y dentro de la sociedad en su conjunto;
Principios
1. Se habrán de respetar plenamente la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades
fundamentales.
2. Los intereses y el bienestar de la persona deberían tener prioridad con respecto al interés exclu-
sivo de la ciencia o la sociedad.
Artículo 6 – Consentimiento
1. Toda intervención médica preventiva, diagnóstica y terapéutica sólo habrá de llevarse a cabo
previo consentimiento libre e informado de la persona interesada, basado en la información adecua-
da. Cuando proceda, el consentimiento debería ser expreso y la persona interesada podrá revocarlo
en todo momento y por cualquier motivo, sin que esto entrañe para ella desventaja o perjuicio algu-
no.
2. La investigación científica sólo se debería llevar a cabo previo consentimiento libre, expreso e
informado de la persona interesada. La información debería ser adecuada, facilitarse de forma com-
prensible e incluir las modalidades para la revocación del consentimiento. La persona interesada
133.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
podrá revocar su consentimiento en todo momento y por cualquier motivo, sin que esto entrañe
para ella desventaja o perjuicio alguno. Las excepciones a este principio deberían hacerse únicamen-
te de conformidad con las normas éticas y jurídicas aprobadas por los Estados, de forma compatible
con los principios y disposiciones enunciados en la presente Declaración, en particular en el Artículo
27, y con el derecho internacional relativo a los derechos humanos.
De conformidad con la legislación nacional, se habrá de conceder protección especial a las perso-
nas que carecen de la capacidad de dar su consentimiento:
Se habrá de respetar la igualdad fundamental de todos los seres humanos en dignidad y derechos,
de tal modo que sean tratados con justicia y equidad.
134.
Documentos
Ningún individuo o grupo debería ser sometido por ningún motivo, en violación de la dignidad
humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales, a discriminación o estigmatización
alguna.
Se habrá de fomentar la solidaridad entre los seres humanos y la cooperación internacional a este
efecto.
1. La promoción de la salud y el desarrollo social para sus pueblos es un cometido esencial de los
gobiernos, que comparten todos los sectores de la sociedad.
2. Teniendo en cuenta que el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los
derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o
condición económica o social, los progresos de la ciencia y la tecnología deberían fomentar:
1. Los beneficios resultantes de toda investigación científica y sus aplicaciones deberían compartirse
con la sociedad en su conjunto y en el seno de la comunidad internacional, en particular con los
países en desarrollo. Los beneficios que se deriven de la aplicación de este principio podrán revestir
las siguientes formas:
a) asistencia especial y duradera a las personas y los grupos que hayan tomado parte en la activi-
dad de investigación y reconocimiento de los mismos;
135.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
g) otras formas de beneficio compatibles con los principios enunciados en la presente Declara-
ción.
Se deberían tener debidamente en cuenta las repercusiones de las ciencias de la vida en las gene-
raciones futuras, en particular en su constitución genética.
Se habrán de tener debidamente en cuenta la interconexión entre los seres humanos y las demás
formas de vida, la importancia de un acceso apropiado a los recursos biológicos y genéticos y su
utilización, el respeto del saber tradicional y el papel de los seres humanos en la protección del
medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad.
2. Se debería entablar un diálogo permanente entre las personas y los profesionales interesados y
la sociedad en su conjunto.
Se deberían crear, promover y apoyar, al nivel que corresponda, comités de ética independientes,
pluridisciplinarios y pluralistas con miras a:
a) evaluar los problemas éticos, jurídicos, científicos y sociales pertinentes suscitados por los pro-
yectos de investigación relativos a los seres humanos;
136.
Documentos
d) fomentar el debate, la educación y la sensibilización del público sobre la bioética, así como su
participación al respecto.
Se deberían promover una evaluación y una gestión apropiadas de los riesgos relacionados con la
medicina, las ciencias de la vida y las tecnologías conexas.
1. Los Estados, las instituciones públicas y privadas y los profesionales asociados a actividades
transnacionales deberían procurar velar por que sea conforme a los principios enunciados en la
presente Declaración toda actividad que entre en el ámbito de ésta y haya sido realizada, financiada
o llevada a cabo de cualquier otra manera, en su totalidad o en parte, en distintos Estados.
2. Cuando una actividad de investigación se realice o se lleve a cabo de cualquier otra manera en
un Estado o en varios (el Estado anfitrión o los Estados anfitriones) y sea financiada por una fuente
ubicada en otro Estado, esa actividad debería someterse a un nivel apropiado de examen ético en el
Estado anfitrión o los Estados anfitriones, así como en el Estado donde esté ubicada la fuente de
financiación. Ese examen debería basarse en normas éticas y jurídicas que sean compatibles con los
principios enunciados en la presente Declaración.
5. Los Estados deberían tomar las medidas adecuadas en los planos nacional e internacional para
luchar contra el bioterrorismo, así como contra el tráfico ilícito de órganos, tejidos, muestras, recur-
sos genéticos y materiales relacionados con la genética.
Promoción de la declaración
1. Los Estados deberían adoptar todas las disposiciones adecuadas, tanto de carácter legislativo
como administrativo o de otra índole, para poner en práctica los principios enunciados en la presen-
te Declaración, conforme al derecho internacional relativo a los derechos humanos. Esas medidas
deberían ser secundadas por otras en los terrenos de la educación, la formación y la información
pública.
137.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
1. Para promover los principios enunciados en la presente Declaración y entender mejor los pro-
blemas planteados en el plano de la ética por los adelantos de la ciencia y la tecnología, en particular
para los jóvenes, los Estados deberían esforzarse no sólo por fomentar la educación y formación
relativas a la bioética en todos los planos, sino también por estimular los programas de información
y difusión de conocimientos sobre la bioética.
3. Los Estados deberían respetar y fomentar la solidaridad entre ellos y deberían también promo-
verla con y entre individuos, familias, grupos y comunidades, en particular con los que son más
vulnerables a causa de enfermedades, discapacidades u otros factores personales, sociales o am-
bientales, y con los que poseen recursos más limitados.
Disposiciones finales
La presente Declaración debe entenderse como un todo y los principios deben entenderse como
complementarios y relacionados unos con otros. Cada principio debe considerarse en el contexto de
los demás principios, según proceda y corresponda a las circunstancias.
tades de los demás. Dicha ley deberá ser compatible con el derecho internacional relativo a los dere-
chos humanos.
Artículo 28 – Salvedad en cuanto a la interpretación: actos que vayan en contra de los derechos
humanos, las libertades fundamentales y la dignidad humana.
(Extraído de: Actas de la Conferencia General, 33ª reunión. Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. París, 3-21 de octubre de 2005. Volumen 1: Reso-
luciones, p. 80 y ss. y 221 y ss.)
139.
PROBLEMAS BIOÉTICOS - Elementos para la discusión
Declaración de Córdoba
RED BIOÉTICA UNESCO
América Latina y el Caribe
VISTO
Que la Asociación Médica Mundial en la ciudad de Seúl (Corea del Sur) el 18 de octubre de 2008
revisó por 6ª vez la Declaración de Helsinki e introdujo en ella modificaciones respecto del uso de
placebo y de las obligaciones de los patrocinadores una vez concluida la investigación.
CONSIDERANDO
· Que el acceso al sistema de salud para las personas y los pueblos del mundo es un derecho
fundamental y una responsabilidad de todos, que no puede sufrir merma ni fragmentaciones
arbitrarias que la subordinen a otros intereses.
· Que la investigación médica es un medio para contribuir de forma tangible al conocimiento
humano, que supone asumir riesgos pero no autoriza a que éstos sean innecesarios ni que pongan
en peligro la salud y la vida de las personas.
· Que los documentos internacionales sobre ética de la investigación amplían la comprensión de
los principios éticos insertos en el proceso de investigación médica.
· Que tales documentos internacionales exigen que todo ser humano, donde quiera se encuentre,
pueda beneficiarse con los progresos de la ciencia y la tecnología dentro del respeto por los dere-
chos y las libertades fundamentales de las personas.
· Que asimismo reconocen la vulnerabilidad intrínseca de todo ser humano y la vulnerabilidad
específica de algunos individuos y grupos, los cuales deben ser especialmente protegidos.
ALERTA
· Que la versión recientemente modificada de la Declaración de Helsinki puede afectar grave-
mente la seguridad, el bienestar y los derechos de las personas que participan en carácter de
voluntarios en protocolos de investigación médica.
· Que la aceptación de estándares diferentes de cuidados médicos, sea por pretendidas razones
metodológicas o científicas apremiantes, así como también el uso liberalizado de placebos, son
prácticas de investigación éticamente inaceptables y contrarias a la idea de la dignidad humana y
de los derechos humanos y sociales.
140.
Documentos
PROPONE
A todos los gobiernos y organismos ocupados con la temática bioética y los derechos humanos:
· Rechazar la 6ª versión de la Declaración de Helsinki aprobada en Corea del Sur, en octubre de
2008 por la Asociación Médica Mundial
· Proponer como marco de referencia ético normativo, los principios contenidos en la Declara-
ción Universal de Bioética y Derechos Humanos promulgada por aclamación en octubre de 2005
por la Conferencia General de la UNESCO.
141.
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