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Autor: Cháves Bustos, J.

Mauricio

Sobre el autor: J. Mauricio Chaves Bustos. Filósofo. Escritor de cuento, ensayo y poesía
ANTECEDENTES LIBERTARIOS DE NEGROS Y PARDOS

El negro, ocupado en las haciendas o minas de sus amos, escuchaba los planes de los
señoritones que planeaban la independencia de España; ya antes, sin embargo, ellos mismos
habían emprendido fugas, escapando de la esclavitud, forjando pueblos y aldeas llamados
palenques, fundando sus propias repúblicas cimarronas, junto con sus hermanos que buscaban la
libertad a toda costa, esa fue su primera y particular independencia, no sólo del Estado opresor y
represivo, sino de una clase que se creía superior por su color, que desconocía en el negro la
condición humana que los cobijaba, . Es así como esta experiencia de independencia los vuelve
prácticos, la búsqueda de libertad a toda costa; no les interesaban las proclamas o los discursos
rimbombantes, retóricos, de corte individualista las más de las veces y románticos en exceso, que
poco tenían que ver con el estado real de esclavitud que venían sufriendo desde tres siglos atrás.
En la gesta de Los comuneros, el papel de los negros fue tan fundamental que el propio Galán los
incitó para que se sublevaran en las haciendas de Honda, Mariquita, Antioquia y Cauca; en
haciendas y minas libertaron a los esclavos, paralizaron la producción, inclusive presentaron
memoriales pidiendo el reconocimiento de su libertad.
BUSCANDO LA INDEPENDENCIA… ¿PARA QUIÉN? Erróneamente se ha creído que los negros
no jugaron un papel importante en el proceso de independencia, sin embargo, los antecedentes
muestran cómo forjaron un sentimiento de búsqueda de la libertad de tiempo atrás. Si bien la gesta
como tal estuvo comandada y dirigida por unos criollos que buscaban antes que nada vivir y
mandar como los europeos en los diferentes virreinatos, creando con ello divisiones y partidos, lo
que forjó un proceso largo y cruento para los americanos, también es cierto que los negros,
herederos de un sentimiento libertario que se gestó desde el momento mismo de su captura y que
se transmitía de padres a hijos por generaciones, desempeñaron un papel fundamental en el
proceso de la creación de estas repúblicas. Es así como en algunas regiones del país, como en el
Caribe, específicamente en Cartagena, la actitud del gremio de artesanos negros y mulatos influyó
decididamente para que en 1812 se declarara la independencia absoluta de la ciudad frente a
España, y que en la Constitución del mismo año se prohibiera la esclavitud y se creara un fondo de
manumisión para liberarlos gradualmente. Ya el 14 de junio de 18 10, Cartagena había visto el
pulso de negros y pardos del barrio Getsemaní, cuando se impusieron para destituir al gobernador
Francisco Montes y en su lugar nombrar al coronel Blas de Soria, mulato de origen humilde que
pasaba a ocupar el importante cargo con el apoyo del gremio de dichos artesanos. La actitud de
los negros cartageneros fue más allá, durante el corto período de independencia absoluta que vivió
ésta, de 1811 a 1815, influyendo para que las élites declararan la independencia absoluta de
España, y después defendiendo la importante plaza ante la reconquista, bajo el mando del
pacificador Morillo y del sanguinario Juan Sámano. El propio Bolívar, de quien se dice tenía
ancestros negros, buscó la ayuda del negro Petión en Haití, encontrando apoyo con hombres,
armas y pertrechos, con la única promesa de declarar la abolición de la esclavitud en los territorios
que se fuesen emancipando, promesa que cumplió en parte, pero que con el recrudecimiento de la
guerra hizo que llegara inclusive a decretar que aquellos negros o pardos libertos mayores de
catorce años que no se unieran al ejército libertador volverían a ser esclavizados. La actitud del
Libertador de vetar la invitación a Haití en el Congreso Anfictiónico de 1825, así como su deseo de
no entablar relaciones diplomáticas con dicho país, por el supuesto que espías haitianos estaban
promoviendo una sublevación racial en la Nueva Granada , así como el no haber decretado la
abolición de la esclavitud sin condicionamiento alguno, son sólo una muestra de la actitud de las
elites frente al negro en la construcción de la república. El fusilamiento de algunos militares con
ascendencia negra que alcanzaron estatus importantes en el ejército libertador también muestra la
actitud de una época y de sus caudillos blancos, como de Manuel Carlos Piar Gómez, quien
participó decididamente por la independencia de Colombia y de la Guyana , acusado de promover
una conspiración contra Bolívar, fusilado en 1817, o del almirante José Prudencio Padilla, héroe de
Trafalgar y de Maracaibo, implicado injustamente dentro de los conjurados de la llamada Noche
septembrina, fusilado en 1828.
El ejército libertador buscó por medio del convencimiento atraerse a la población negra, pero
cuando no lo pudo hacer por medios pacíficos recurrió a la esclavitud, la más nefanda y odiosa de
las instituciones coloniales que pervivían aún en una gesta supuestamente libertadora, es así como
se reclutan a cinco mil esclavos del Cauca, Antioquia y Chocó, con la debida indemnización
económica para sus dueños, actitud que también tendría el ejército realista, es decir, que en
contiendas, como la de Carabobo, éstos eran obligados a batirse contra los de su misma raza. En
1823 algunos fueron obligados a ir al Callao, reconociendo el puerto de Tumaco, optaron por
escapar y unirse al ejército del realista pastuso general Agustín Agualongo, pero al ser
recapturados o fueron asesinados o esclavizados nuevamente. Muchos fueron los mártires negros
que buscaron la libertad de su raza y de su patria, hoy pocos recuerdan que el Pacificador Morillo
pasó por el patíbulo a 39 negros que defendieron a Cartagena; a Tomás Pérez, el sinuano que
combatió en el Atrato comandando a un pelotón de negros cimarrones; a Miguel Buch y Miguel
Montalvo, negros fusilados en Bogotá en 1816 al lado de Caldas. O a los héroes negros que
defendieron el fuerte de Remolino de Murrí, o a los negros que llevaron sobre sus hombros el
navío La Rosa de los Andes , desde Cupica en el Pacífico, hasta el Atrato en el Atlántico. Lo cierto
es que mucho antes los negros habían buscado su libertad, en una patria que aún mantiene
formas de esclavismo disfrazada de pobreza, miseria y abandono estatal. Buscaron a toda costa la
libertad, ¿para quién?, para sí mismos, para su raza, pero también para una Colombia que recién
empezaba a reconocer su importancia en la construcción de lo que somos y de lo que queremos
ser como nación.BIBLIOGRAFÍA

Arriaga Copete, Libardo. Nociones elementales y hechos históricos que se deben conocer para el
desarrollo de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos o lo que todos debemos saber sobre los
negros . Bogotá, Ingenieros Gráficos Andinos, S.A., 2002.

LOS EJERCITOS DE LA INDEPENDENCIA: EJERCITOS DE NEGROS

La participación de los negros en la guerra de Independencia fue decisiva a pesar de su anonimato


en la historiografía oficial. En uno y otro bando combatieron por su libertad: "De 1811 a 1814 los
negros serán realistas y de 1815 en adelante serán patriotas"[1]. Los esclavos fueron en un
principio realistas, ya que fueron los españoles los primeros en reconocer su potencialidad militar y
los primeros en ofrecerles la libertad a cambio de su servicio en el ejército y porque en las filas
patriotas estaban sus enemigos, los esclavistas. Cuatro días antes de iniciarse la batalla de
Palacé, el gobernador Tacón y el Cabildo de Popayán ofrecieron la libertad a los esclavos que
ingresasen en sus tropas. Anteriormente se habían ganado el apoyo de los negros libres del Patía
que veían en las fuerzas de las ciudades confederadas un ejército de los esclavistas del Norte y,
en consecuencia, una amenaza para su libertad. Desde entonces, además de hacer parte de las
fuerzas regulares del ejército realista, se conformaron las famosas guerrillas del Patía que hasta
último momento mantuvieron en jaque a las fuerzas patriotas y sólo en 1822, por intermedio de
Obando, pasaron a hacer causa común con las fuerzas republicanas. Otro tanto hicieron las
autoridades realistas de Santa Marta, Venezuela y Perú. La participación de los negros y mulatos
en la reconquista española era considerable; particularmente con Sámano en el sur de la Nueva
Granada y con Tomás Boves en Venezuela.Bolívar, que ante la Reconquista Española había
buscado refugio en Jamaica, se trasladó a Haití, primera República Negra de América y el mundo,
logrando un buen acuerdo en 1816 con su presidente Alejandro Petión: éste se comprometió a
entregar varios miles de mosquetes, pólvora, pedernal, una imprenta y provisiones y Bolívar
asumió el compromiso de abolir la esclavitud. La propuesta de Bolívar era la de que si los negros
deseaban sinceramente la libertad debían estar dispuestos a luchar y morir por ella. Todos los
hombres negros entre los catorce y los sesenta años fueron llamados a escoger entre luchar por la
libertad o permanecer en la esclavitud, incluso amenazando a aquellos ya libres, con perder este
derecho si no se alistaban en el ejército patriota.
En un decreto de 1816, afirmaba Bolívar refiriéndose a los negros “El nuevo ciudadano que rehuse
tomar las armas para cumplir con el sagrado deber de defender su libertad quedará sujeto a
servidumbre, como también sus hijos menores de catorce años, su mujer y sus padres ancianos”...
Bolívar veía en la libertad de los esclavos, tanto un bien en sí mismo como una arma política contra
el enemigo, pero veía también en el servicio armado una oportunidad para disminuir a la poblacion
esclava[2]. El levantamiento violento de los esclavos en Haití era un fantasma que atemorizaba a
los blancos criollos. El reclutamiento de esclavos para el ejército patriota fue la política más
decidida de Bolívar contra la esclavitud, política que encontraba cada vez mayor rechazo entre la
aristocracia esclavista y que como se verá más adelante, hallaba eco en el gobierno de
Santander. A los esclavistas no les satisfacían los bonos de deuda pública que recibían como
compensación por los esclavos reclutados en el ejército. La abolición de la esclavitud no era
deseable para la élite criolla que terminó apropiándose del proceso contra la dominación española.
Si bien querían la independencia como funcional a sus intereses, se oponían a la libertad de los
esclavos en la medida que ésta les perjudicaba. El 15 de febrero de 1819 se reunió el Congreso de
Angostura convocado por Bolívar, el cual tenía entre sus funciones confirmar legalmente las
medidas de guerra tomadas por éste, entre ellas la de la libertad para los hijos de los esclavos
después de los diez y ocho años. Después de diez meses de deliberaciones sobre la esclavitud
sólo se logró, a través del Decreto del 11 de enero de 1820, la declaracion formal del principio
según el cual, ningún hombre podía ser propiedad de otro, también la proscripción del comercio de
esclavos y, lo que es clave, decidió el carácter gradual de la emancipación de la esclavitud con el
único pretexto de que "es necesario hacer de ellos hombres, antes que ciudadanos". Este mismo
decreto estableció posponer su cumplimiento hasta tanto el próximo congreso hubiese aprobado
las leyes que permitieran ponerlo en vigencia. Entre tanto Bolívar ordenó el reclutamiento de 5.000
esclavos de las regiones occidentales para continuar la Campaña Libertadora del Sur. Dos cartas
cruzadas entre Santander y Bolívar son muy ilustrativas de las posiciones que sobre la libertad de
los esclavos se tenía al momento: Escribía Bolívar a Santander, explicando la orden de
reclutamiento de esclavos en el ejército: “las razones militares que he tenido para ordenar la leva
de esclavos son obvias. Necesitamos de hombres robustos y fuertes acostumbrados a la
inclemencia y a las fatigas, de hombres que abracen la causa y la carrera con entusiasmo, de
hombres que vean identificada su causa con la causa pública y en quienes el valor de su muerte
sea poco menos que el de su vida” (Carta de Bolívar a Santander, abril/1820, citada por Bierck).
Las razones políticas eran aún más poderosas. Se había declarado la libertad de los esclavos de
derecho y aun de hecho..."Todo gobierno libre que comete el absurdo de mantener la esclavitud es
castigado por la rebelión y algunas veces por el exterminio como en Haití". "La avaricia de los
colonos (en Haití) hizo la revolución porque la República francesa decretó la libertad y ellos la
rehusaron" (Carta de Bolívar a Santander mayo/1820, Idem). Para los criollos más lucidos el temor
a un levantamiento negro contra la esclavitud era una razón más poderosa que la libertad misma
para promover la emancipación de los esclavos.Otros sectores, con Santander a la cabeza,
pensaban diferente con relación a este tema, como se desprende de la siguiente carta de
Santander a Bolívar sobre el reclutamiento de tres mil esclavos de los cinco mil solicitados por
Bolívar: "Tres mil hombres que valen $300.000 pesos oro es otro caudal de que se priva a los
amos; tres mil hombres cuyo destino es sacar oro, son otros tantos brazos que no se emplearán
más". El 21 de julio de 1821 fue aprobada por el Congreso de Cúcuta la Ley de Manumisión de los
Esclavos, llamada también de libertad de vientres: se confirmó la liberación gradual de los esclavos
definida por el Congreso de Angostura "para no poner en peligro la paz de la nación y los derechos
de los propietarios", se sostuvo. La ley ordenaba la liberación gradual de todos los esclavos y los
nacidos a partir de esa fecha, una vez cumplidos los diez y ocho años. Se ordenó el
establecimiento de un impuesto sobre las herencias para la formación de un fondo de manumisión
destinado a la indemnización de los propietarios de esclavos por la liberación de los mismos y la
creación de juntas de manumisión, encargadas de la ejecución de la ley y del fondo de
manumisión en los diferentes lugares. La incapacidad de los esclavos para asumir su libertad a
causa de su ignorancia y degradación moral con consecuencias graves para la paz pública y el
atropello que se cometía a la propiedad privada con el despojo a los esclavistas, fueron los
argumentos que se impusieron para aprobar una ley formal e inoperante. El Congreso de Cúcuta,
favorable a los intereses esclavistas, optó por el camino de la lenta y cruenta descomposición del
sistema esclavista.
Ha sido costumbre de nuestras clases dominantes que cuando quieren burlar las aspiraciones
populares expiden leyes con las cuales responden a éstas aparentemente, para convencer a los
incautos de su buena fe. Esto ha sido heredado de los españoles y explica, en parte, nuestra
condición de país de leyes. Como era de esperarse, las precarias disposiciones del Congreso de
Cúcuta sobre la manumisión de los esclavos no tuvieron ninguna aplicación: las juntas de
manumisión no se constituían y si se hacía, no funcionaban; el impuesto sobre las herencias para
el fondo de manumisión no se cobraba, ni se pagaba y los esclavos jóvenes y recién nacidos
dejaron de cumplir años, ni siquiera eran registrados sus nacimientos.N"Desde el año 1821 hasta
1831, no he asentado en los libros parroquiales de Micay una sola partida en que conste el
nacimiento de alguno de estos jóvenes; en los de Timbiquí se nota igual falta en los años 1822 -
1828 - 1830 - 1832 - 1836 - 1837", decía el Jefe Político del Cantón de Micay [3].La situación social
se deterioró y se alteró el orden público en las zonas esclavistas. Los negros, burlados es sus
aspiraciones de libertad, traicionados en los compromisos adquiridos, realizaron revueltas aisladas
en 1824, 1825, 1826 y 1827. Incluso el fracasado movimiento del Almirante Padilla fue concebido
como parte de este proceso de rebelión. Finalizada la guerra de Independencia, los negros fueron
licenciados del ejército por orden de Santander, en 1826. En 1839, el concierto forzoso de los
manumisos que el Congreso de Cúcuta había establecido hasta los diez y ocho años se amplió
hasta los veinticinco En junio de 1839, con el levantamiento del padre Villota en Pasto, se inició la
Guerra de los Supremos. La Guerra de los Supremos tenía como razón aparente motivos religiosos
- la supresión de unos conventos en Pasto -, pero en realidad fue un movimiento de la provincia
contra el centralismo bogotano. José María Herrán y Tomás Cipriano de Mosquera utilizaron esta
guerra para promover sus intereses políticos. Obando fue prácticamente obligado a sublevarse. En
el contexto de la Guerra de los Supremos los esclavos y los negros libres bajo el mando de Jose
Maria Obando encontraron las condiciones propicias para desarrollar la fuerza necesaria y
enfrentar a los terratenientes esclavistas, particularmente en el Norte del Cauca. Obando decretó
que todos los esclavos que se uniesen a sus fuerzas serían liberados y sus propietarios
compensados con los fondos de manumisión, por lo cual muchos de ellos se unieron a su ejército,
mientras otros aprovecharon el desorden para escapar de minas y haciendas. Toda la frustración
acumulada con la ley de manumisión se desbordó: la militancia en las tropas de Obando y las
guerrillas de los negros que se habían fugado de las haciendas aprovechando el caos político
reforzaron las tradicionales fuerzas de resistencia del cimarronaje, las que adquirieron tal fuerza
que a partir de esta época, a pesar de los esfuerzos militares de los hacendados y del gobierno, no
pudieron ser controladas sino después de la guerra de los Mil Días y dominada la ultima guerrilla
negra para 1919. La Guerra de los Supremos contribuyó a ampliar más aún la descomposición del
sistema esclavista en el Cauca y a una mayor polarización entre esclavistas y esclavos,
enfrentándolos en una lucha militar abierta en el Norte del Cauca. Desde ese momento el mayor
problema de orden público del Cauca se localizó en esta región, especialmente durante toda la
segunda mitad del siglo XIX y por los menos la primera década del siglo XX, lapso de tiempo
coincidente con la formación del campesinado negro, el cual siempre contó con apoyo armado en
su lucha por la tierra.

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