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Las civilizaciones posteriores han continuado con esta práctica durante más de 20
siglos, lo que demuestra los importantes beneficios que tiene la sal para el jamón, entre
ellos:
1.-Preparación de la pieza:
La pieza debería tener un peso de unos 12 Kg. Esto nos va a asegurar una proporción
de masa de carne y grasa óptimas, además de un peso final que justifique haber
esperado mas de un año para comerlo.
Lavaremos perfectamente la pieza con agua fría y un cepillo, sobre todo entre las
pezuñas, quitaremos los pelos que puedan haber quedado en la faena, quemándolos o
simplemente utilizando una afeitadora descartable.
Una vez limpio haremos el perfilado de la pieza, que consiste en la retirada de la grasa y
piel sobrante. Quitaremos parte de la piel y lo haremos de la manera que se ve en la
foto:
Luego colocaremos el lazo o cuerda que nos va a acompañar durante todo el proceso,
lo colgaremos y dejaremos oreando un par de horas para provocar que por gravedad
bajen los restos de sangre que pudiesen haber quedado en los vasos sanguíneos.
Pasado este tiempo y siempre colgado, masajearemos concienzudamente para drenar
la sangre desde la pezuña hacia la cadera, teniendo especial cuidado en vaciar la
arteria y la vena femoral. Un método muy eficiente para lograrlo es colocar la pieza
sobre una mesa con la cara interna hacia abajo y recorrerla longitudinalmente desde
el codillo con un rodillo (palo) de amasar varias veces, luego darle la vuelta y repetir el
procedimiento. Una vez terminado el procedimiento pondremos una buena cantidad
de sal en cada una de ellas.
2.- Salazón:
Es la fase más importante de todo el proceso de curación, ya que la calidad de los
jamones se basa única y exclusivamente en la mayor o menor actuación de la sal. El
periodo de salazón depende del peso de las piezas.
De un jamón podemos esperar otros sabores y texturas dado que a partir del momento
en que terminemos la salazón su carne pasará por varias etapas durante las cuales
cambiará sus propiedades. En principio, tendremos una capa externa muy salada y el
interior crudo, algunas bacterias, las que nos perjudican, se ven impedidas de
reproducirse por causa de la sal y la falta de agua y sí lo harán las beneficiosas, las que
bajan el PH y maduran y conservan la carne. La sal irá migrando lentamente hacia el
hueso por acción de la ósmosis, hasta llegar a un punto en el que todo el pernil tenga
el mismo punto de sal.
En caso de realizar este proceso sin contar con controles de temperatura y humedad lo
haremos en un ambiente lo más fresco y húmedo posible, sin llegar al exceso. Los
cambios estacionales se encargarán del resto.
Si por el contrario disponemos del equipamiento lo haremos en principio con un
80/90% de humedad y a 3 grados de temperatura, un día por kilogramo de peso.
Posteriormente, con 80/90% humedad y 6 grados un Tiempo aproximado de 45 días,
tiempo en que Las sal logra una distribución homogénea por el interior de la pieza.
La última fase es la de maduración, con una humedad del 60/70% y una temperatura
de entre 15/20 grados dejándolo unos 30 días.
A partir de aquí ya no es necesaria la cámara y solo necesitaremos un sitio aireado (No
ventilado) con valores por debajo de 60% de humedad.
Esto lo haremos para evitar que se enrancie nuestra pieza aunque sí lo haga la cubierta
de aceite, de allí la importancia de hacerlo a menudo.
La mejor manera de conservar un jamón, es colgado completamente de una cuerda o
argolla. De esa forma le dará el aire a toda la pieza de manera homogénea.
Una vez untado, deberemos cubrir la pieza y cómo lo hagamos depende de como lo
vayamos a consumir:
.- Para su consumo inmediato (al día siguiente o 48 horas más tarde):
En este caso podremos cubrir la pieza con film transparente. Lo estiraríamos bien y la
película que hemos creado con la grasa anteriormente, actuaría de pegamento para
que el film se adhiera a la carne y la proteja.
Este método es muy eficaz pero tiene un inconveniente, el jamón es un producto vivo y
su naturaleza hace que siempre esté expulsando la humedad que pueda quedar en su
interior. Este proceso continúa durante su corte y su consumo. Al ponerle el film
creamos una barrera y la humedad que se genera en la zona de corte se condensa y
nos puede ocasionar mohos. Por este motivo, no es recomendable tener cubierto el
jamón más de 48 horas con film.