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¿Qué es ecumenismo?

1. Ejemplo práctico sobre entender mal el ecumenismo:

A la edad de 12 o 13 años, recuerdo que asistía de oyente a los diplomados que daban en
la iglesia a los pastores y creyentes que deseaban aprender sobre cómo hacer iglesia. Me llamaba
mucho la atención que al hablar sobre la verdadera iglesia que debía modelarse, desacreditaban a
otras denominaciones, y en especial a la iglesia católica. Tengamos mucho cuidado con ella,
decían, ella esta perdiendo feligreses y su plan es juntar a todas las iglesias para someterlas al
poder del diablo; ella es la bestia que viene a confundir los planes de Dios, “vistiendose de oveja
pero en realidad es un lobo rapaz”. Por supuesto que esto provocaba en mí miedo e intriga sobre
si tales cosas eran ciertas o no.

Cuando uno entra a internet hay varias páginas que malinterpretan lo que es el
“ecumenismo” con títulos como: “el plan satánico de Babilonia, es juntar a todos los cristianos
evangélicos bajo la única autoridad papal y después condenar (una vez más) a la hoguera los
restantes que no acepten. Eso es ecumenismo “o te unes o te matamos”.

2. Ecumenismo y sincretismo:

También se suele confundir el concepto de ecumenismo con el concepto de la palabra


sincretismo. Según Justo González (2010) “Sincretismo es combinar elementos contradictorios
de diferentes religiones o sistemas religiosos” (p. 272). Es decir, una mezcla de creencias y
dogmas sin respetar la identidad del grupo religioso, por ejemplo los bautistas, católicos,
anglicanos, pentecostales, luteranos, reformados, entre otros.

3. ¿Qué es ecumenismo?

La palabra ecumenismo viene del término griego “oikumene” y esta palabra esta
compuesta por un sujeto y un verbo: “oikios” que quiere decir casa, familia, pueblo, y el verbo
“meno” que significa “permanecer” o “quedarse”. Uniendo las dos palabras podemos tener las
siguientes definiciones sobre Oikumene: significa tierra habitada, mundo, humanidad. Y tiene la
idea de unidad, es decir, de una sola tierra habitada, un solo mundo, una sola humanidad. En
palabras del teólogo ecuménico Juan Bosch (1991): “El ecumenismo será el mundo habitado en
el que coexisten diversos pueblos, con diversidad de lenguas y culturas” (p. 10).
El término ecumenismo dentro del mundo religioso se ha manejado desde 3 perspectivas,
según Gibellini (1998):

1. “Tiene que ver con la unión de todas las iglesias católicas que estan dispersas a lo largo del
mundo para reunirse en un solo lugar. En este sentido se hablan de “concilios ecuménicos”.
2. Desde un punto de vista más amplio se refiere a todos los que creen en Jesús. Este
movimiento se da a partir del siglo XX, y se invita a la unidad de lo que están bajo el nombre
de cristianos.
3. Un punto de vista aun más amplio se refiere a la unidad con otras religiones que están fuera
del cristianismo. Religiones como el budismo, el islam, o el judaísmo. Se le suele llamar a
este tipo de ecumenismo: Diálogo interreligioso” (p. 519).

San Agustín (un teólogo respetado por reformadores como Lutero y Calvino) planteaba
que hay una iglesia visible y una invisible. La iglesia visible es la comunidad en la que
celebramos todos los domingos, a la que pertenece nuestra denominación. Pero también hay una
iglesia invisible compuesta por personas de diferentes denominaciones y orígenes que es la
iglesia de Dios. Esa iglesia invisible tiene muchos colores, formas, expresiones y símbolos. Cada
comunidad ha interpretado algún aspecto de Dios y de la experiencia de lo sagrado que ha sido
importante para ella.

Por lo que Ecumenismo no significa suprimir la diversidad, ni la unificación de todas las


denominaciones bajo sola una estructura dogmática o solo un líder espiritual. No se trata de que
renuncie a su ética, estética, y teología.

El ecumenismo consiste en la unidad en medio de la pluralidad, en estar unidos en Amor


y Justicia, siendo distintos en funciones o lugares geográficos. Un pequeño ejemplo fue lo que
sucedió en la marcha a favor de la vida este 20 de octubre; en ella iban católicos, bautistas,
protestantes, entre otros.. todos unidos por un solo fin, respetando sus creencias y diversidad de
expresiones.

El movimiento ecuménico no es un lugar de encuentro para el triunfo de una iglesia sobre


otra. Es el encuentro fraterno de la diversidad, en donde se unen en Amor e interés por formular
propuestas a las crisis que vive la humanidad. Su finalidad no es hacer conversiones, es un
esfuerzo que nace del amor para dar y recibir testimonios del evangelio.

El teólogo Oscar Cullmann, sabía muy bien de esta unidad sin comprometer o vaciarse de
la esencia cuando dijo: “Nosotros no queremos efectuar un salto hacia Roma (él era protestante)
sino que es, juntos mano sobre mano con la Iglesia Romana como queremos marchar hacia el
mismo fin. Y este fin común se llama Cristo” (Alemany, 1999, p. 11).

El ecumenismo es una postura de apertura al prójimo y de respeto a las religiones y


culturas consideradas durante mucho tiempo como extrañas e inferiores. Es el reconocimiento de
que todos han tenido el derecho a adquirir conocimiento del elemento subjetivo para satisfacer
las necesidades que han tenido en su tiempo y espacio.

En palabras del teólogo y fraile dominico Yve Congar (1967), (quien fue uno de los que
contribuyó a las ideas para promover el ecumenismo en el concilio vaticano II) dice:

“el ecumenismo comienza cuando se admite que los otros -y no


solamente los individuos, sino los grupos eclesiásticos como tales-
tienen también razón, aunque afirmen cosas distintas que nosotros; que
poseen también verdad, santidad, dones de Dios, aunque no
pertenezcan a nuestra cristiandad… Hay ecumenismo cuando se admite
que otro es cristiano no a pesar de su condición sino en ella y por ella”
(p. 157)

Practicar el ecumenismo es dejar de ser etnocentrista y velar y actuar por los temas que se
tienen en común. Es establecer un dialogo que evoque en propuestas para el bienestar de esta
“aldea común” llamada tierra y sus necesidades latentes.

Referencia Bibliográfica

Alemany, J. (1999). Personalidad ecuménica de Oscar Cullman, recuerdo y


homenaje. Salamanca: Universidad Pontificia de Salamanca.
Bosch, J. (1991). Para entender el ecumenismo. Estella, España: Verbo divino.
Congar, Y. (1967). Cristianos en diálogo. Barcelona: Estela.
Gibellini, R. (1998). La teología del siglo XX. Santander: Sal Terrae.
González, J. (2010). Diccionario teológico. España: Clie.

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