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1.

Los actos que amenazan la imagen negativa del hablante: como la promesa o el
ofrecimiento, que pueden perjudicar el propio territorio en el futuro.
2. Los actos que amenazan la imagen positiva del hablante: como la confesión, la
excusa, o la autocrítica, que pueden ser degradantes para el hablante.
3. Los actos que amenazan la imagen negativa del oyente: como las órdenes, las
prohibiciones, las peticiones, los consejos, o las preguntas indiscretas por demasiado
personales.
4. Los actos que amenazan la imagen positiva del oyente: actos que ponen en peligro
el narcisismo del hablante, como la burla, la crítica, el reproche, la refutación o el
insulto.[9]

Evaluar los siguientes actos de habla desde la teoría de la cortesía, refuerzan la imagen positiva
o negativa del hablante/ oyente:

¿Podrías ofrecerme cambio?

Debés prometerme que me llamarás mañana en cuanto llegues.

Disculpame, pero no pude venir temprano.

Lo siento, no voy a poder llamarte.

Ese libro no lo pude conseguir.

Tendrás que preguntar después.

Odio llegar tarde, pero no acostumbro madrugar. Prometo llegar en horario en adelante.

Te prohíbo que salgas tan tarde.

Debés regresar temprano.

Yo que vos no me arriesgo y lo tomo con más cuidado.

¿Y se puede saber por qué usted no pudo llegar a horario? ¿A qué hora se acostó, que no pudo
madrugar?

¡Andá, que vas a saber vos!

No hay que pedirle peras al olmo.

No por mucho madrugar se amanece más temprano.

¿Por qué no te callas?

Salí de acá.

Eso ahí no va, bájalo.

¿Guiglico, no será gliglico?

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