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Historia del Derecho II – DEF312-4

Sección 4 – ProfesorA: Carolina Unzueta


Resumen: La Independencia de Chile, Jocelyn-Holtz.
Marzo de 2013

- PRIMERA PARTE

• EL LEGADO COLONIAL

Existe un problema historiográfico que está lejos de solucionarse y que consiste en dudar en identificar la Independencia como
quiebre, puesto que el pasado colonial continúa más allá de 1810 lo que hace cuestionarse sobre los avances de la modernidad.
Se sugiere una nueva manera de periodificación que evalúe seriamente la capacidad de ideas republicanas y liberales de
prosperar dentro de un contexto hispanoamericano

Raíz del problema: Asociaciones que si bien tienen validez histórica se aceptan sin cuestionamiento, como por ej: Independencia
como quiebre o que las estructuras coloniales dado su impacto afectaron el establecimiento de la modernidad en
Hispanoamérica. En ambos casos no se considera la continuidad e importancia del legado español.

Problema continuidad-cambio radica en que esos factores potencialmente conciliables no siempre congeniaron.

En el caso chileno se logran conciliar de gran manera. Transición chilena colonia a Independencia es una de las más suaves
del continente. Secuelas de la guerra de Independencia fueron menos graves en Chile ya que no hubo rebeliones sociales, y la
autonomía social obtenida durante la Independencia no se vio disminuida posteriormente. Continuaban operando instituciones
que gobernaban durante siglo XIX, gobernaba el mismo grupo que lo había hecho la segunda mitad del s. XVIII y habían grandes
expectativas económicas.

Lo fundamental es tener en cuenta ese equilibrio entre elementos de continuidad y cambio. A pesar de la superposición, también
existieron cambios (ej, republicanismo reemplazó el gobierno monárquico), que lograron beneficiar a una gran cantidad de
ciudadanos.Continuidad, permitió el cambio.

Legado colonial que repercute en la Independencia y su posterior desarrollo fue tradicional y modernizante. La transformación
de una sociedad tradicional hacia una más moderna, que aún no concluye, comienza a lograrse en Chile a partir de un cambio
promovido por las mismas fuerzas tradicionales.

- CAPÍTULO I

• CHILE PRE-BORBÓNICO

Evolución de la colonia antes del impacto Borbón:

Orden social

− Antes del s. XVIII, Chile era un territorio de guerra. Resistencia indígena dificulta asentamiento posterior, imprime un
carácter militar a la sociedad y dificulta un crecimiento económico fluido. Todo esto hace que Chile fuera una colonia
muy costosa para la Corona.
− Mediados s. XVII, medidas y fenómenos disminuyen la guerra y se logra un mejor desenvolvimiento agrícola en la zona
central. Sociedad chilena se configura bajo una base rural. Surge un nuevo grupo social alto, y sociedad se vuelve cada
vez más estamental.

Orden político

− Antes del s. XVIII se había afianzado básicamente principales atributos del Estado colonial, básicamente carácter
monárquico y administrativo imperial. A pesar de esto hay una cierta incapacidad de la Corona para consolidarse en el
poder en territorios desatendidos o problemáticos, como Chile. Esto produce un vacío de poder, del cual se aprovechan
ciertos grupos locales. Orden rural- señorial permite que emerja poder alternativo al Estado. Corona lo tratará de revertir

• COMIENZOS DIFÍCILES

Cambios económicos y sociales antes del s. XVII permiten que se conforme una elite local.

Antes segunda mitad s. XVII serie de factores impiden a la sociedad lograr una organización y estructuración social, lo que hace
necesario un grupo dirigente.

Asentación y pacificación, a diferencia de conquista del territorio, demora mucho más (25 años aprox.) Surgen muchos problemas
con los indígenas que solo se alivian a mediados del s. XVII. Enfrentamientos con los indígenas significarán gran costo humano y
financiero, dificultando desarrollo económico fluido. Prioridad era lo bélico, lo que obstaculiza el desarrollo de una agricultura a
gran escala y restó recursos a actividades productivas.

Además se debe agregar a esta situación el descenso continuo de la fuerza de laboral indígena y el agotamiento de las reservas
mineras. El panorama era crítico.

Durante este periodo, la colonia no poseía una diferenciación social coherente y estable. Solo existían distinciones raciales o
relativas al rango militar. Sociedad se dividía en: Bloque español y nativo; conquistadores y conquistados. A su vez los españoles
se diferenciaban de acuerdo a sus grados de autoridad y mérito. No hay problemas de movilidad social.

Estratificación comienza una vez que la economía se vuelve más compleja. Aparece cierta diferenciación laboral

Otro factor por el cual no existía núcleo social superior fue el temor por parte de la Corona de que surgiera un poder local
paralelo de tipo feudal. Es por esto que adopta una serie de medidas para evitar tal hecho: escasa concesión títulos nobiliarios,
decisión de la Corona de no reconocer en las Indias mismos privilegios que en la península.

Medio oficial para limitar el prestigio social fue el carácter prebendario con que enfocó el otorgamiento de recompensas a los
conquistadores. Dependía, entonces, para figurar socialmente o tener un patrimonio propio el reconocimiento de la Monarquía.

La política prebendaria era una imposición natural de la empresa de conquista. La Corona como no podía costearla por sí sola
tuvo que recurrir a entes privados que querían ser recompensados. Con el tiempo, hizo más directa su presencia creando
una burocracia imperial local que fue eficaz como política prebendaria inicial. Nombramiento funcionarios asalariados y la
introducción de reales audiencias significaron el desplazamiento del núcleo conquistador original. Burocracia local ayudó a
configurar el orden social.

Corona no quería una sociedad igualitaria permanente. Con el aparato estatal pudo comenzar a establecer criterios sociales
diferenciadores, junto con asegurarse la lealtad del grupo más alto.
En conclusión, Estado en América y Chile, surge en parte como una respuesta para cautelar y limitar a los gobernados. Esto
condicionó posterior percepción del Estado y evolución del poder local.

• EL SURGIMIENTO DE LA ELITE LOCAL

Durante transcurso del s. XVII sedieron aquellas circunstancias que evitaban el surgimiento de un grupo local que pudiera erigirse
en paralelo a la Corona. Ayudan enormemente las transformaciones económicas de la época. S. XVII surge un estrato alto
comercial- terrateniente que compitió y compartió con los funcionarios reales.

Problema indígena no desapareció del todo, pero durante el s. XVII disminuyó su frecuencia y efectos (considerar ejército
permanente, negociación pacífica con caciques etc.) , lo que permitió rebajar el costo financiero y militar destinado a apaciguar la
Araucanía. Fines del siglo, conflicto se localizó en la región fronteriza del sur y fue relativamente preocupante. Por esto mismo, es
en el Valle Central donde surge la economía agrícola de considerables proporciones. Así, queda configurado el contorno espacial
del país que perduró más allá de 1810.

S. XVII hay una reorientación general de la sociedad. Estructura urbano-militar, da paso a una eminentemente rural.

Agotamiento de los yacimientos de oro y plata y la disminución de la mano de obra indígena exigieron un cambio drástico en la
actividad productiva.

Actividad agrícola que era de subsistencia, y fuera de las ciudades y villas, experimenta una explosión a escala. Aparecen las
haciendas y estancias. La tierra aumenta de valor, y se comienza a acumular el terreno, constituyéndose la gran propiedad
agrícola.

Estas nuevas estructuras requirieron de reclutamiento y organización de mano de obra. Indios prestaron servicios en otros
predios abandonando sus pueblos. Surge el peonaje que es la masa asalariada que contrataba libremente su trabajo en faenas
de temporada y los “españoles pobres” formados por ex combatientes y oficiales de la Guerra de Arauco y que se establecían en
tierras prestadas y arrendadas a cambio de realizar diversas tareas en ellas. De esta modalidad contractual nace el inquilinaje que
se afianza en el s. XVIII.

Dos principales atributos de la hacienda: escala territorial extensiva y alta disponibilidad de mano de obra.

La hacienda, además de ser importante en materia de comercio exterior, también se transformó en el centro manufacturero local
de primera importancia. Se consagra su perfil económico y social como unidad productiva y de asentamiento.

Es autónoma y suficiente. Hacendado tenía a su cargo un complejo poblacional y productivo. Gozaba de autoridad jurisdiccional
de facto y era a la vez intermediario entre mundo rural y mundo urbano oficial. A medida que la hacienda se vuelve un
asentamiento humano más exigente debe incorporar diversos servicios a ésta, lo que le otorgará mayor prestigio y poder.
Hay que agregar la proyección económica, que es un elemento que acaba con constatar la amplitud y alcance de la unidad
económico-social.

Consecuencias sociales son múltiples: Mayor estructuración de la sociedad. Hacienda hace distinción entre sus trabajadores
de acuerdo la tarea que realizan. Considerar además las numerosas distinciones producto del mestizaje que es reflejo de esta
sociedad cada vez más estructurada (más asentada, estable y diversificada).

Hacienda no es el único factor detonante de esta mayor complejidad social. Mercaderes comienzan a tener prestigio y riquezas
por el intercambio con Perú, y los militares, por su parte, también se diferencian de los demás. Al perder relevancia lo militar y lo
minero, el rango social se definió cada vez menos de acuerdo a criterios castrenses y encomiendas.
A mediados del s. XVII es posible distinguir un grupo dirigente de origen mixto. Góngora a través de sus investigaciones revela
que mayor proporción de la elite corresponde a hombres nuevos que provienen de familias llegadas a Chile durante s. XVII o
que fueron ascendidas gracias al otorgamiento de encomiendas. Un porcentaje menor desciende de antiguos encomenderos
o funcionarios reales. Ambos sectores gozan de un mismo estatus social prominente. La mayoría poseen casa en la ciudad,
comercian con los productos de sus tierras y tiene aspiraciones de orden político local.

En conclusión, es una combinación de actividades económicas y políticas las que confieren rango y prestigio social. De factores
económicos y sociales que escapan la fiscalización y control de la Corona. A pesar de esta independencia estrato alto percibe
en lo político un medio eficaz para ratificar el poder ya adquirido. Surge así un afán por obtener cargos públicos. Se constata
entonces: una carrera de honores y una tendencia a monopolizar dichos nombramientos.

S. XVII complejo e importante para la posterior evolución de la colonia. Fin proceso expansión y conquista y hay un fuerte cambio
de la actividad minera a la agrícola. Estos dos elementos hacen posible una sociedad más estratificada, en la que es posible
distinguir un estrato alto que cada vez va a depender menos de la Corona. En este siglo se establecen las bases de relación
ambigua que tiene la elite con el Estado por un lado percibe intenciones de la Corona por no permitir su surgimiento, pero por
otro, reconoce que es por la vía de la cooperación que logra legitimar su poder.

- CAPÍTULO II

• EL REFORMISMO DEL SIGLO XVIII

Comenzando el siglo XVIII los borbones hacen una crítica a como se había llevado América el siglo anterior: pérdida progresiva
de poder, avance de otras potencias en América, afianzamiento de un poder local. Los borbones impulsan contra ello una
serie de reformas administrativas, económicas y militares que permitía el crecimiento del poder estatal. Chile no esta ajeno a
estas reformas, experimento las mismas que América pero le resultaron beneficiosas: aumento el comercio, mayor autonomía
del perú, consolidación administrativa y territorial, y resolvió el problema militar. Requirio asumir ciertos costos, al aumentar
el poder administrativo y sus facultades fiscalizadoras para controlar a la elite, generó reacciones de esta. Aun asi no hubo
confrontaciones directas pues las reformas se aplicaron de forma moderada y había una actitud acomodaticia de la elite.

• REFORMISMO BORBÓN

Pese a los cambios los criollos aun no experimentaban la naturaleza institucional del estado y su expansion y centralización de
poder, ello hasta el siglo XVIII cuando la corona reestructure sus dominios y emplee una política de reformas globales. El estado
colonial hacia 1700 estaba caracterizado por: estructura piramidal en cuya cuspide estaba el monarca; un sistema administrativo
imperial; sucesión dinástica; reclamación patrimonial en territorios de ultramar; derecho de patronato; distinción de autoridades
peninsulares con locales; organización en cuerpos colegiados; división de la función legislativa y administrativa; y calidad de
apéndices asignadas a las Indias. Ideas fundacionales que perduraros 300 años hasta ser erradicadas de América en la
independencia (este sería el origen de los estados modernos hispanoamericanos) Existia conciencia de que antes de esta
revolución se experimentó una transformación política profunda durante el s.XVIII. El beneficio de las colonias por las reformas no
fue intencional, incluso estas debían ser a expensas delas colonias. Se reconocía ya la decadencia española. Luego de Utrecht
España figuraba como potencia de segundo orden; la fuerte competencia comercial creaba riesgos para el ejercicio del poder en
ultramar. SE pensaba que España debía despertar, tratar de recuperar lo perdido concentrándose en su punto débil como su
mejor activo: los recursos de Hispanoamérica. El objetivo de las reformas era autorreferencial: para intensificar el control
español, para reconquistar América. Había que explotar la riqueza de América en forma eficiente, minimizar los peligros externos
y controlar a la elite local. Se pensaba que con mayor centralización, fortalecimiento militar y recaudación tributaria eficiente se
revertiría esta decadencia. Las reformas persiguieron dividir territorialmente un imperio difícil de gobernar y centralizar su
administración, motivando la creación de dos virreinatos que pretendían reducirlos avances militares y comerciales de otras
potencias. Mismo fin tenía la introducción de intendentes, en el que se concentró la responsabilidad militar, financiera, judicial y
relativo a la iglesia, dependiente de la corona lo que acentuó la centralización. Otro mecanismo es la burocracia imperial, que
sufre un vasto cambio durante el siglo XVIII, se reduce las atribuciones y luego desaparecen instituciones Indianas al creerse
representar intereses criollos. Así se incorporan los asuntos americanos a la burocracia metropolitana, dejando de ser un dominio
con administración autónoma pasando a ser una mera extensión de España. Aparte de ello surge el funcionario imperial,
asalariado y de carrera, de preferencia peninsular quienes dirigen la burocracia. También hay reformas en lo militar, pretendiendo
profesionalizarla. Las obligaciones militares voluntarias y arbitrarias son reemplazadas por un servicio regularizado, se vuelve mas
funcional y diferenciado. Hay también diferencia criollo-peninsular con discriminaciones al otorgar rangos. Estas reformas
mejoraron la seguridad. España consolidó una paz política y (cierta) social. Las reformas económicas trataron de enfrentar la
perdida de poder, de eficiencia y el mal uso del potencial existente. Fue exitoso con medidas severas para recaudar y creando
monopolios. Pareciera ser que esta recuperación se debió a los retornos desde América. Las reformas economícas tenían por
objeto controlar las relaciones comerciales entre colonias e incrementar la producción industrial peninsular. Habían problemas
que resolver: el contrabando que inclinaba el comercio criollo en su favor, las zonas periféricas seguían inexploradas y débiles,
zonas de España atrasadas, y las necesidades de América que eran la oportunidad para incentivar la exportación manufacturada
peninsular.. Esto dio paso a esquemas nuevos de comercio; en un comienzo se permitió el comercio ilegal (por no haber otra
salida). Esto hizo caer en desuso el sistema de flotas. La corona opto por liberalizar el comercio entre España y América,
abriéndose los puertos al comercio. Los navíos de registro puso fin al sistema de flotas, disminuyeron los derechos aduaneros y se
dio preferencia a manufacturas españolas. No se contempló el comercio con extranjeros, no era un comercio universal. La
intención era otra: disminuir el contrabando, incentivar la producción y actividad marítima, mayor competencia y canalizar el
comercio extranjero mediante españoles. Tendía a favorecer el poder, control y riqueza peninsular.

• CHILE BORBÓNICO

Chile experimentará las mismas reformas. En general fue bastante positivo. Chile comienza perder su carácter periférico, logra
considerable autonomía política y económica, es más autosuficiente, la administración local asume un perfil institucional
inexistente, la moderación con que se aplicó las reformas y la recepción atenuada de la elite crea una concepción transaccional de
la política. Chile hasta el siglo XVIII era un lugar remoto, de poco atractivo económico, poca población nativa y menos dócil,
regiones aptas para lo agrícola pero aisladas, sin culturas sofisticadas, era importante para la defensa del Perú, pero requería
menor atención. Chile sufría de hostilidades de los mapuches con grandes gastos humanos y financieros a la corona. Como
colonia era poco atractiva, improductiva y costosa pero no abandonada. Las reformas no alteraron esto, pero ayudaron a resolver
algunos problemas. Lo más fructífero fue el cambio geopolítico y comercial en el continente, demoró todo un siglo, en función de
las reformas comerciales y administrativas. Los beneficios de chile se miran a la luz de el ascenso de La Plata como foco de
comercio en desmedro de Lima. Con gran desarrollo en el atlántico y con la apertura de cabo de hornos por franceses. Lima
finalmente pierde al ser levantadas las restricciones de comercio a Chile y Buenos aires. Chile había inferido grandes problemas a
Lima y fue crucial en su descenso, se amplio su distanciamiento sin perder dependencia, disminuyo el carácter periférico de Chile,
le dio orientación al atlántico, permitió ser intermediario entre Lima y Buenos Aires, y le dio una via comercial y de comunicación
sin costo político. Esta creciente autonomía no es solo por el realineamiento comercial, también por un reordenamiento
jurisdiccional y administrativo. Chile obtuvo una configuración territorial distintiva, una conexión mas directa a la metrópoli y una
estructura institucional expansiva y especializada. La consolidación territorial fue significativa, el núcleo central de chile estaba ya
definido (ventaja para la república) producido por medidas administrativas (creación de la plata, gobernador en Valdivia y
supervisión de Chiloé por el Perú) alivianándolo de responsabilidades. El costo territorial es compensado por el carácter compacto
con mayor control administrativo y menor costo. Disminuyo vínculos con Perú la ordenanza de intendentes, tuvo un efecto
descentralizador respecto del virreinato acentuando las relaciones con la metrópolis. Al pasar a ser Chile capitanía general, pone
fin a la subordinación formal al Perú y prohíbe la intervención en asuntos chilenos. Esta autonomía tiene precio. Con el aumento
de demandas fiscales Chile no podía ser excepción, aplicándosele la misma presión tributaria que a América: se establecen
monopolios sobre tabaco, azogue y pólvora; es establecida la contaduría mayor para recaudar impuestos y erradicar la
corrupción, el impuesto a la compraventa pasa a supervisión de la corona, continúan otras recaudaciones como el diezmo. Esto
suscitó preocupación local, rechazo local; pero se trató de una oposición moderada e incluso exitosa logrando el cabildo ciertas
transacciones con autoridades fiscales aminorando el efecto negativo. La corona obtuvo lo que quería pero arrancándosele
concesiones. La reforma fiscal produjo resultados mixtos. Su aplicación moderada y gradual impidió mayor rendimiento. La
corrupción bajó pero continuó existiendo, la riqueza del contrabando no se fiscalizó, buena parte de los ingresos se utilizó en
Chile quedando poco remanente para la corona. Chile deja de ser una perdida financiera, pero tampoco un gran activo. La
reforma militar trajo mayor satisfacción, era el gran problema en Chile. Con una tropa mal equipada e indisciplinada, y más de dos
siglos de guerra desmoralizante. Las medidas del ejercito son reducidas a la mitad, mejor adiestramiento, financiado por el
estanco del tabaco, y con políticas de parlamentos con los caciques. SE controla el conflicto mapuche. Chile llega a fin de siglo
mas fuerte con menos presiones y bastante recuperado.

• UN ESTADO EMBRIONARIO

La ejecución de estas políticas manifiestan una transformación estatal mayor. Nuevos órganos administrativos, instituciones
embrionarias y una nueva elite burocrática se traducen en una nueva infraestructura política capaz de introducir políticas y
mantener la dinámica de cambio. Seis instituciones son creadas, que permitieron a los comerciantes formar un cuerpo colegiado
y dirimir sus litigios en Santiago. Estas instituciones fueron más poderosas y su papel fue significativo: tenían amplias facultades
deliberantes, sirvieron como canales de comunicación a la corona podían fiscalizar actos de funcionarios locales, confeccionaron
informes de gran utilidad, y fueron influyentes pues por su naturaleza corporativa fue fuente de nombramiento y representación
de criollos, y difundió el ethos del progreso entre la elite. La existencia de esta máquina burocrática, intervencionista, fruto de la
ilustración hizo al estado poderoso. Varios aspectos de la vida cayeron bajo su control. Se adjudicó el papel para dictar la
conducta política, pasando a ser el único actor político. En una palabra: Absolutismo. No deben existir contrapesos, gobernar no
se distingue de administrar, todo cambio se hace dentro de lo establecido, la autoridad soberana conductora y directiva no debe
ser cuestionada, en retribución reparte beneficios sociales, el bienestar publico es el fin ultimo, supeditado a un gobierno
benevolente pero despótico. El estado Borbón lo manifestó claramente en política urbana con fundación de ciudades, transportes
y servicios urbanos mejores. Bajo esto la intención era controlar el crecimiento de población y detener la ruralización, que la
actividad rural este bajo supervisión oficial. Obviamente es resistida por terratenientes. Este ruralismo debilito el potencial
urbano en Chile, las ciudades menores no desarrollaron su capacidad. Aún así fueron útiles para extender la autoridad estatal. En
las ciudades grandes se obtuvo mayor provecho, donde se hizo visible el nuevo poder. Obras públicas importantes son pruebas
del progreso y riquezas del reino. Hay un papel de vigilancia que adopta el estado en cuanto a valores cívicos y éticos. En lo
económico se refleja mas este expansionismo estatal, varias actividades antes concesionadas pasan a la corona. En la mayoría de
los casos no hizo falta tal cambio, pues siempre fue intervencionista. Pero no se limito a ello, también a incentivar y crear riquezas
con incentivos, subsidios tributarios y medidas proteccionistas. Se estimuló el comercio con la metrópoli. Otro aspecto de este
estado es la tendencia a neutralizar competidores y quedar como único poder político. Se ve tanto en el intento por romper la
influencia de la elite pero también en la relación con la Iglesia. Esta poseía riqueza y prestigio, tenía fuertes vínculos con los
criollos con gran influencia en la población. La Corona al confrontarla asume un gran desafío, encarando a su principal defensor,
arriesgando a cuestionar su propia base de legitimidad. Por ende debía buscar nuevas bases, el absolutismo tendría que
compensar esta perdida. Igualmente se aplico en Chile lo mismo que al resto, siendo la mas grave la expulsión de los jesuitas. El
derecho de patronato continuó, las intervenciones a los asuntos internos de la iglesia, el diezmo también; se ampliaron
atribuciones como el exequator o una retención de mayor % del diezmo. Ello disminuyó aun mas el poder de la Iglesia. El
patronato comenzó a ser visto como una cualidad del poder del estado. Con la expulsión de los jesuitas, que fue la mayor medida
de la corona, afecto en Chile a la orden más grande e influyente, con grandes intereses económicos y un impresionante
desempeño cultural, cuya perdida fue enorme para Chile. El reformismo despertó resentimientos entre los chileno, contrariando
intereses locales pero no en una situación irreconciliable a la corona. No existían motivos suficientes en chile para un rechazo
total. La administración había mejorado, había buenos gobernantes, con paz y estabilidad, auge económico. Se asumieron costos,
pero estos fueron compensados por el mayor orden y prosperidad. El efecto político que más perduró fue la extensión de poder,
el estado crece, hay nuevas instituciones, una elite burocrática imperial, que significaron cambios para la elite local no
necesariamente contrarios. Este reformismo introduce la concepción de que el poder viene del estado, concepción asumida por la
elite criolla. Este nuevo estado era útil tanto a la elite como a la corona.

- CAPÍTULO III

• LA ELITE DIRIGENTE

Chile tuvo como actor principal en su proceso de independencia a una “Elite Dirigente”, la cual se supone que representaba una
naturaleza pacífica, ya que fue el motor que impulso el cambio de monarquía a república, de la forma más llevadera posible,
conservando muchas de las tradiciones españolas que poseía, y acomodándose a los cambios para proyectar al país hacia el
futuro.

En el periodo de la independencia, y en los que a este le siguieron (Consolidación del Estado), la política estatal se manifiesta en
un carácter oligárquico, ya que desde los inicios de la consolidación política y económica de Chile se puede ver una repetición de
apellidos, los cuales se unían entre ellos por importantes conexiones y alianzas, las cuales concentraban el poder, manteniendo
un grado de estabilidad y continuidad.

Las raíces de esta “oligarquía”, comienzan en el periodo colonial, donde una serie de factores hizo surgir una insipiente elite, la
que llego recién a consolidarse dentro del s. XIX, ya en 1810, esta consolidación se había logrado en su totalidad, ya que, la elite
ya conocía su papel en los ámbitos políticos, económicos y sociales, así actuando a favor de sus intereses cuando España entro en
crisis.

Esta oligarquía logro tener de forma definitiva el control político, luego de establecerse dentro del sistema, ya diseñado hacia
ellos mismos. Otros ámbitos importantes que tomar en cuenta en los factores que ayudaron al surgimiento y la conformación
de esta elite, son su composición, las bases socioeconómicas, su respuesta ante las reformas borbónicas, y su papel antes de la
independencia.

• LA ELITE CRIOLLA Y EL REFORMISMO BORBÓN

Durante el s. XVII se logró el surgimiento de la elite y en el s. XVIII su consolidación, durante los siglos anteriores s. XVI y s.
XVII la corona intento por muchos medios, el que este fenómeno no ocurriese, pese a estos intentos las circunstancias locales
impulsaron a la formación de este núcleo político, como la crisis española, que los llevo a centrarse en la España, más que en las
colonias, por esto el s. XVII represento un reto para Chile y su emergente sociedad, por lo tanto no es de extrañar que cuando
España se recuperó, durante el siguiente siglo intento revertir el proceso de crecimiento en América.

Este proceso de “Reconquista” de América implica que la corona vuelve a tomar parte e iniciativa en los asuntos del estado, con
esto se veía un problema para las elites criollas, lo que para Chile no era una amenaza directa, porque en los cambios tuvieron un
carácter tenue, y además, nuestra elite era capaz de adecuarse a ellos, lo que los hizo aún más fuertes que la corona.

El surgimiento de la Elite se hizo al margen del Estado, pero necesitando de el de todas maneras, las medidas principales que la
corona española implemento durante el s. XVIII iban apuntadas hacia el reducir el papel Chileno en las políticas del Estado y el
poder, al cual los colonos habían logrado acceder durante el siglo anterior ante la inestabilidad existente en España, ya que la
corona no tenía los recursos para mantener personas sin lazos con los criollos en algunos cargos de administración, y sumándole
la venta de muchos cargos púbicos al mejor postor, se hizo una combinación que llevo a la elite a cierta libertad de acción.

Donde primero se intentó recuperar el control fue en materia fiscal, donde la corona no solo quería aumentar los impuestos,
sino también acabar con los sistemas de arrendamiento y concesiones, lo que trajo muchas negativas por parte de los criollos,
por lo que no era extraño que se formaran fuerte bloques opositores ante cada intento de aumento fisca. Esto ocurrió en 1766
al establecerse un estaco del tabaco, también hubo oposición cuando se instauró el cobro de la alcabala (impuesto), entre
otros. Esto afecto a chilenos de todas clases, como a los representantes de la Real Audiencia, el cabildo, los comerciantes y los
ciudadanos en general. Esto provocó una reacción inmediata, pidiendo hasta al cabildo su colaboración y mediación en el caso,
pese a que en Chile no fue un ataque tan fuerte y directo como a otras colonias, como la del Perú.

La contrareacción por parte de las autoridades fue muy fuerte, pues tomaron la determinación de sacar a los miembros de la Real
Audiencia y transferirlos fuera de Chile, para que así se calmaran los ánimos, y los remplazaron por funcionarios de la península,
pese a lo fuerte de las determinaciones, estas fueron reducidas a través de concesiones (como la rebaja de impuestos o tasas
hacia las pulperías), como la vuelta de criollos a puestos de trabajo en el gobierno, nombramiento de autoridades, entre otros.
Esto nos demuestra la relación que existía entre la elite y el centralismo reformista, ya que la elite conforma una importante
base en el proceso, también queda en evidencia que cuando la metrópoli española se sentía atacada, o que las colonias tomaban
demasiadas atribuciones, su respuesta era la de limpiar la administración, sin embargo la resistencia fue tan fuerte que no
permitió más medidas de esa índole, imponiéndose nuevamente la figura de los chilenos en los cargos.

Algo similar ocurre en el crecimiento burocrático, al igual que en los cargos públicos se crearon instituciones con el fin de
controlar de mejor forma a los criollos, cosa que finalmente o funciono, ya que luego de un tiempo estas instituciones tuvieron
también gran influencia por parte de la elite, por lo tanto su objetivo no se cumplió.

Jaques Barbier en un estudio detallado sobre las políticas Borbonas en Chile y el impacto de la Visita General (1778-1785), que
estaba encargada de organizar las finanzas de la corona que poseían déficit, llega a la conclusión que se crearon numerosas
instituciones encargadas de fiscalizar entre los años 1772 y 1790, esto produjo un gran aumento en los cargos, los que en su
mayoría fueron utilizados por criollos o personas de la península, pero que habían vivido muchos años en Chile, por lo tanto
Barbieri demuestra que con este aumento de cargos, la corona tuvo grandes pérdidas, ya que muchos de estos cargos no eran
necesarios pues, no cumplían la finalidad deseada para la corona, a diferencia de la elite, que saca cuentas positivas, ya que
pudieron tener un mayor control a nivel estatal.

Otra medida que se estableció para limitar a la elite fue, la discriminación de los criollos en cargos de administración pública
y gobierno, esto con el fin de evitar que el poder local siguiera surgiendo y ejerciendo su influencia indebidamente con la
burocracia. Esta medida tampoco fue totalmente exitosa, ya que durante el s. XVIII la mayoría de los miembros del cabildo eran
criollos al igual que en la Real Audiencia, en la milicia ocurrió igual, donde muchos de los altos cargos estaban ocupados por
criollos, la iglesia tuvo el mismo resultado.

Pese a la aparente participación de los chilenos en cargos de gobierno y administración, se tiene una visión basada en
el resentimiento de los criollos hacia la península, esto puede deberse a 2 razones, la primera que efectivamente existía
discriminación hacia los criollos y su participación política, y en segundo lugar, que esta política de discriminación le quitaba el
poder obtenido a la elite.
También se puede considerar como falsa el fuerte antagonismo entre criollos y peninsulares, ya que los peninsulares se radican
rápidamente en un lugar y se mezcla con la elite, por esto se tiende a “criollizar” los procesos, lo que traía problemas a la corona.

El Cabildo, tiende también a exagerar la discriminación criolla, ya que de cierta forma existía cierto grado de despreocupación
por parte de los santiaguinos con el Cabildo, lo que molestaba a la corona pues tras la reforma borbónica, se crearon muchas
ciudades, y donde había una ciudad se creaba un Cabildo, por lo que este debía tener un carácter importante para las personas,
lo que la hace ser una institución débil. Siendo entonces el Cabildo durante el s. XVIII una institución que opera por dentro del
sistema político a la vez corporativo y clientelisticos y este sistema hace que en determinados momentos una institución sea más
o menos eficiente. El núcleo del poder eran las camarillas, las que se formaban por tener intereses económicos parecidos, o lazos
familiares o nacer en la misma ciudad, y estas a su vez se relacionan entre ellas por alianzas hacia alguna autoridad en específico,
creando un sistema de poder detrás del poder aparente, que controla todo.

La elite local trato de influir en todo ámbito político, tanto como gobernadores y la audiencia, además del cabildo, a la vez las
autoridades administrativas, necesitaban de un cierto apoyo, de las personas que fuese, en este caso de la elite que se trataba
de discriminar. Las medidas borbónicas, tuvieron un carácter reformista en Chile logrando en cierta medida lo deseado por
la corona, pero a la vez nuestra elite tuvo ciertos problemas, al perderá poder, el cual fue recuperado paulatinamente con el
tiempo, por que como ya mencionamos nuestra elite se caracterizó por su carácter flexible y capaz de aprovechar las situaciones
que pudiesen ser adversas, para así fortalecerse como bloque de poder, por lo tanto el choque entre el estado y la elite fue un
conflicto hegemónico, ya que ambos eran fuerzas que se encontraban ya afianzados. Se acepta que uno de los bloques tuvo
mayores ganancias que el otro, pero sin dejar de considerar que durante estos choques existieron concesiones y acuerdos entre
las partes.

• RIQUEZA Y PODER SOCIAL

Durante el s. XVIII la elite en términos políticos tuvo que sobreponerse ante la adversidad y adecuarse a una seguidilla de
cambios, a diferencia del ámbito económico y social donde vasto con aprovechar las nuevas oportunidades que se están dando
para que se provocara una gran estabilidad, ya que hubo una mayor riqueza y poder en los sectores productivos. Durante este
mismo tiempo, las condiciones agrícolas aumentaron en gran medida, como con la creciente demanda de trigo desde el año
1687, lo que trajo grandes aumentos económicos. De la mano con esto vino un aumento de la demografía, lo que trajo ventajas
para los hacendados al tener terrenos y mucha mano de obra que los explotara y afrontara los aumentos de la demanda. A
mediados de siglo, esto comenzó a decaer ya que Perú volvió a producir trigo y se pusieron altas tasas a las exportaciones
chilenas por parte del virrey, de todas formas, los hacendados fueron capaces de sobreponerse a los estancamientos, ya que
poseían mucha mano de obra y podían abaratar los costos por el alza económica de años anteriores, si no se hubiese dado un alza
en la economía lo más probable es que se habría caído en una crisis ya que los hacendados no abrían sido capaces de producir.
Durante este siglo la agricultura se expandió y consolido, siendo la forma de trabajo más viable.

La actividad comercial también trajo grandes riquezas durante este tiempo, ya que durante el s. XVIII Chile abrió nuevas rutas
comerciales y también a nuevos mercados. Algunos de estos fueron:
-Durante la guerra de sucesión se abrió Cabo de Hornos a los francés.
-Se acordó con la South Seas Company posibilitando el tráfico con los ingleses.
-Se elimina el sistema de flotas cambiándolo por navíos de registro
-En 1778 se implementa el decreto de libre comercio con puertos españoles.
Durante este siglo se reafirman las elites como un fuerte bloque ya estable, ya que la apertura comercial también estimulo la
creación de nuevos negocios.
Se experimentó también una creciente económica en el ámbito de la minería, ya que se vio un crecimiento en la extracción de
oro, plata y cobre, y además con las nuevas aperturas comerciales hubo una mayor diversificación en los destinos donde se
exportaban. Esto acompañado de una política estatal para mantener y fortificar este crecimiento. Para la corona era importante
la participación de chile en un mercado comercial más amplio, siempre que esto le trajera aumentos a su capital.

Otra fuente de riqueza fue manejar el mercado financiero chileno, como es el caso de mercaderes, propietarios agrícolas,
prestamistas, productores mineros y aquellos que ostentan cargos públicos, esto provoco un alto nivel de estabilidad dentro del
grupo dirigente.

En el plano social, el grupo dirigente aprovecho una serie de mecanismos durante el s. XVIII los que ayudaron para que hicieran
notar su poder y prestigio dentro de la sociedad chilena. También se manifiesta una tendencia a monopolizar hacia ellos el
poder, y así, rodearse de un sentido aristocrático antes inexistente. Uno de los medios utilizados para estos efectos fueron
los mayorazgos y la compra de títulos de Castilla, llevando a la elite Santiaguina a tener cerca de 18 mayorazgos y 9 títulos. La
mayoría de estos títulos fueron entregados a sectores “nuevos” de la elite como es el caso de las familias vinculadas al comercio.
La elite consigue consolidarse y mantenerse a perpetuidad por el aumento de las riquezas que se logran en esa época.

Durante los comienzos del s. XVIII la elite se caracteriza por un proceso de “abertura social”, y a medida que comienzan a
formarse como un bloque homogéneo, indivisible y privilegiado, comienzan a tener prácticas restrictivas hacia los demás grupos.
Para conseguir estos títulos, muchas de las familias se unían por matrimonio entre ellos o conseguían matrimonios ventajosos con
funcionarios del gobierno, además de participar activamente en la política, lo que los llevara a tener más importancia y teniendo
la posibilidad de conseguir mayorazgos o títulos para sus descendientes. Cuando comienza el proceso de “cierre” por parte de
la elite, uno de los primeros grupos que comienzan a dejar era el de los comerciantes ricos, siguen con los matrimonios con
funcionarios de gobierno, ya que se tiene la idea de mantener la política y el control dentro de las familias otorgándose cargos
entre ellos, también existe la tendencia por estas familias a formar “clanes”, transformando a la elite en un conjunto cada vez
más emparentados, y adquiriendo, por ende una coherencia social creciente que destaca por sobre los demás miembros de la
sociedad.

Aquí se ve un cambio importante dentro de la sociedad chilena, porque no es solo la elite la que se separa y junta, sino que este
cambio ocurre también dentro de otros niveles sociales, lo que comienza a crear una estratificación en la sociedad, que antes
no existía, ya que antes había una movilidad y fluidez entre las personas. Se tenía por parte de la nobleza un fuerte sentido de
superioridad social ya que pertenecer a la “clase alta”, traía un sin número de privilegios. Además el hecho de ser noble, te daba
“el derecho” a gobernar y ser necesario para la sociedad.

• CARACTERIZACIÓN DE LA ELITE

La elite surge en el s. XVII y se consolida en el XVIII, frente a algunos autores se cree en ella como un fenómeno feudal, y otros lo
ven como uno capitalista, pese a que se puede pensar que la elite, estaba en otra categoría, ya que estas clasificaciones tienen
una base en Europa.

La elite colonial manifiesta una ambigüedad que hace difícil la aplicación de una de estas tipologías, posee una base
terrateniente, con un carácter autosuficiente del mundo de la hacienda, un sistema laboral en base a tributos y servicios
personales, vínculos estrechos de dependencia y cierta latitud jurisdiccional manejada por los hacendados, especialmente en el
s. XVII, esto podría darle razón a quienes lo identifican con un sistema feudal. Pero se pasa por alto también que muchas de las
actividades que se ejercían eran con fines comerciales, la mayoría de estas actividades agrícolas iban apuntadas hacia el comercio
urbano, también se debe destacar la constante participación en la política, y su afán cooperador hacia el estado.
Debemos recordar que uno de los propósitos de la corona era que no se creara un “neo feudalismo” por parte de los colonos,
por esto instauran el sistema de la encomienda, que en sus inicios tiene una base señorial, pero que en realidad evita la creación
de nuevos feudos, se gozó de cierta libertad en relación al estado per pese a esto no se olvidó que dicho aparato que siguió
teniendo gran relevancia. Las encomiendas y mercedes al comienzo se otorgaron como premios, por ende esto demostraba una
superioridad frente a los demás miembros de la comunidad, por esto se tenía gran interés en conseguirla. Con el tiempo el poder
de la elite pierde su sentido prebendario original y pasa a ser una consecuencia de su capacidad cooptadora.

Con respecto al inquilinaje, que tuvo un valor más trascendental que la misma encomienda, surgió dentro de un orden
económico en cierto grado capitalista, donde se destaca la fuerza laboral sujeta a una contratación aun cuando fuese en términos
monopólicos. Por tanto puede ser que se niegue el carácter feudal, pero debe aceptarse que poseen un sesgo señorial.

Ahora debemos preguntarnos si estamos o no frente a una verdadera aristocracia. Cabe notar que existen rasgos aristocráticos
de sobra, ya que en un comienzo esta sociedad fue fuertemente militarizada, pese a que la mayoría de los conquistadores eran
plebeyos o villanos. A medida que avanza el tiempo se le confiere cierto carácter estamental a la sociedad, estando un grupo
fuertemente consolidado a la cabeza, donde en su mayoría las riquezas y el prestigio provenían de propiedades agrícolas. En
el s.XVIII es evidente las acentuadas características aristocráticas en la elite chilena, que posee para sí ciertos títulos nobiliarios
o de mayorazgo, los cuales podían ser traspasados por la herencia. Desde este punto debemos recalcar la importancia (que
nombramos anteriormente) que tenían los vínculos entre los parientes, que hacían que este grupo siguiese siendo tan exclusivo y
cerrado. Pese a todas estas características, anteriores se ve que coexiste la Aristocracia y a la vez se tiene cierto carácter Burgués,
esto se debe a que el acceso al estrato alto siempre se vio como móvil y flexible, ya que el modo de ascender era por medio de la
riqueza, por lo que el comercio y las actividades mercantiles eran el acceso más rápido hacia el grupo privilegiado, ya que desde
aquí se podía acceder a cargos públicos, lo que luego probablemente derivaría en algún título honorario, el que generalmente se
podía comprar.

No se puede definir nuestro grupo dirigente en alguna forma categórica, no es ni aristocrática ni burguesa ya que la estructura
económica de este grupo es de carácter mixto. También se pueden ver rasgos tradicionales y modernos, en los ámbitos políticos
y sociales sin la necesidad que uno de estos predomina. Se puede concluir entonces que este grupo dirigente posee lo mejor de
estas clasificaciones, que tiene en si la capacidad de ser continua pero a la vez adaptarse al cambio.

• BREVE RESUMEN DEL CAPÍTULO

La llegada de los Borbones al trono tuvo como consecuencia un fuerte cambio en américa, el que culmino en el periodo de la
independencia, este proceso se materializo con un conjunto de reformas que se utilizaron en las colonias. Estas reformas se
hicieron con el fin de recuperar el poder perdido por parte de la corona, ya sea en el orden tributario fiscal.

El efecto que estas políticas causaron fue de carácter mixto. Porque en cierta medida la corona si recupero cierto nivel de control
en el estado donde él debía encargarse de aspectos políticos económicos y sociales. Esto se vivió de forma muy fuerte en la
mayoría de américa, con excepción de Chile, donde se tuvo un carácter capaz de resistir de mejor manera los cambios, esta elite,
se rigió por los mandatos exigidos, pero a la vez, esto los ayudo para formar un bloque más fuerte y mejor organizado, el cual
logro acomodarse ante el nuevo estado.

Esta elite se consolida en el s. XVIII y seguirá así, presentándose como la protagonista de la independencia. Esta elite pese a que
no puede caracterizarse, pero tiene una mezcla entre tradicional y moderno, que la va a capacitar para afrontar los tiempos
venideros.
- CAPÍTULO IV

• LA ILUSTRACIÓN EN CHILE

Similar a los otros cambios promovidos por la corona, en lo cultural vinieron grandes cambios donde se concilió lo nuevo con
lo tradicional. El periodo pre borbónico se caracterizó por una cosmovisión cristiano católico, es una cultura de base local sin
alimentación de la cultura europea. La administración borbónica trataría de controlar lo cultural, aumenta su presencia en este
ámbito, se introduce la ilustración mediante el estado, impidiendo un quiebre en la lealtad. Hay mayor influencia cultural no
española e incluso un manejo ideológico en lo político.

• LA CULTURA PRE-ILUSTRADA

La cultura americana es producto de una transculturación donde se fusionan lo hispano e indígena. El conquistador en este
nuevo medio debe adaptarse culturalmente, enfrentándose a rasgos indígenas difíciles de erradicar, y en los cuales de apoyan
los conquistadores para consolidar su presencia y supremacía. Se produce un sincretismo cultural cuyo resultado hace pesar el
elemento hispano occidental por sobre lo indígena pese al contexto extraño que condiciona. El eje de esta cosmovisión será lo
cristiano pues este español viene de una Europa fuertemente medieval. El motivo evangelizador y la iglesia como pilar reafirma
ello. El principal agente cultural hasta el s. XVIII es la iglesia. Llegan las congregaciones, que junto a evangelizar se dedican a lo
cultural. Los mas destacados los jesuitas, la orden mas organizada, prospera y avocada a múltiples actividades culturales con
alcance multifacético y global, de gran diversidad y calidad en producción, con una red educacional en todo Chile, educan a los
mejores criollos, traen la primera imprenta, etc. Debido a los jesuitas la cultura fue marcada como barroca, de una cosmovisión
integradora en un todo coherente, nada estaría despreciado, todos los sectores incluidos. Cada parte cultural convergerá en un
todo envolvente. Se trataría de una concepción barroca que permite una difusión homogénea pese a las diversidades. Concilia
la heterogeneidad con el imperativo político unitario. Imprime a lo americano el sentido trascendente cristiano occidental. Esto
obedecía a la escolástica tardía, según la cual la sociedad existe para la plena realización humana, donde cada cosa e individuo
tiene un lugar específico. El fin que tiene el hombre es propender al bien común que se traduce en la adaptación de idiosincrasias
distintas a una moral universal. Los puntos de contactos entre esta filosofía y la cosmovisión cultural son varios como el sentido
comunitario-social, percepción estructural orgánico natural y el congeniar lo individual con lo universal con significado religioso.
La cultura chilena comienza con la adaptación de lo español predominante a lo indígena y lo natural, eminentemente cristiana.
Hay una débil presencia secular, gravita a lo local los contenidos literarios. Sera lo religioso lo gravitante y lo barroco escolástico
lo definitorio cosmovisual.

• LA ILUSTRACIÓN BORBÓNICA

Este orden cultural es afectado por la reforma borbónica, centrándose en el papel preponderante del estado con un dirigismo
cultural, agudizando el choque entre esta y la concepción anterior barroca. Más manifestado en lo educacional con creación
de instituciones estatales que revelan un giro en lo cultural, con un carácter secularizante y deben su existencia a necesidades
locales, muestran preferencia la educación de concepción elitista, y con clara similitud a otras instituciones equivalentes. Este
dirigismo ilustrado se ve también en el tema curricular universitario y eclesiástico prohibiendo enseñanza de autores jesuitas por
contrariar la idea absolutista de la corona. Se incentiva el estudio de derecho nacional, el D° romano deja de ser una disciplina
central, en canónico se estimula la doctrina galicana (regalista), y se apoya el derecho natural acorde a Pufendorf. Esto refuerza lo
absolutista y concuerdan con inclinaciones ilustradas. La escolástica cede ante el eclecticismo filosófico, se desdibuja la formación
humanista integral, dando paso sustituida por la concepción enciclopédica. También el apoyo estatal en obras públicas ahora
neoclásicas enfatizando equilibrio. Se observa en lo religioso: en intentos por erradicar devociones populares, y hostilidad contra
las órdenes religiosas. Incluso se manifiesta el racionalismo en el lenguaje, las comunicaciones burocráticas y la norma legal. La
ilustración el Chile y que predomina es la oficial, la ilustración católica, ortodoxa en lo religioso y monarquista en lo político, que
trata de armonizar la tradición con las nuevas corrientes, enfatiza mas lo administrativo y económico. Es ilustración reformista
pero no rupturista. Este pensamiento ilustrado es instrumental al orden borbónico. Con un eclecticismo filosófico que lo aleja
de formulaciones sistemicas globales. En lo político se proyecta como practico y absolutista, privilegia el cambio desde arriba
y refuerza el orden jerárquico. Esta dentro de corrientes estatistas, entre estas el regalismo. Se tiende a concebir al estado en
términos no éticos. En Chile no solo predominó una ilustración atenuada, coexistió con pensamientos y prácticas tradicionales. Se
añade el carácter adaptivo de la ilustración, en termino de difusión y vulgarización, no en producción original. Es una ilustración
periférica que depende de estímulos externos pero también dependiente de núcleos internos. Fue una imposición vertical y no
por cambios sociales. La ilustración es pieza clave del desarrollo chileno. El que sea oficial minora su peligro, le otorgo apoyo
estatal, permitió su difusión y arraigo. El coexistir con corrientes tradicionales la hizo inconclusa. El ser adaptivo lo hizo rápido
en su impacto. El ser impuesta la hizo mas efectiva, debía operar dentro de un sistema político y social vertical. El que fuera
española no excluyo a otras fuentes que incluso le fueron ganando terreno. Las ideas ilustradas penetraron por otros medios,
como el trafico ilegal, los flujos migratorios, las expediciones científicas y los viajes de chilenos al extranjero permitiendo mayor
contacto. Esto significó mayor familiaridad con ideas ilustradas. Las condiciones permitieron una difusión plural de la ilustración,
un comercio lucrativo, censura laxa, afluencia de barcos norteamericanos conociéndose su experiencia revolucionaria. También
un afrancesamiento, pese al rechazo a la revolución, había interés por el ideario de esta. Se puede decir que la ilustración en Chile
no se limito a lo oficial. Su impacto no se centro en ideas especificas, fue global, introdujo una cosmovisión novedosa, no incito al
quiebre, permitió crear condiciones para un cambio radical político.

• UNA MODERNIZACIÓN INSIPIENTE

La ilustración es pieza clave del desarrollo chileno. Introduce modernidad en una sociedad tradicional, modifica la concepción
tradicional del poder y promueve fundamentos del orden republicano. La reforma constituye esfuerzos serios por reordenar la
sociedad, poniendo fin al orden político social paralelo. El estado acrecienta su poder, e impone a la elite este nuevo orden, si
bien hay transacción, ello no descarta que el estado sea la única fuente de poder. Hay un cambio cualitativo, el orden político
pasa a ser moldeable y el estado el único sujeto el que se institucionaliza, impone la concepción unitaria del poder, elimina
competidores y racionaliza fines. La finalidad ética escolástica del poder pierde frente a la voluntarista, el estado se justifica a si
mismo, en función del mayor bienestar material. El orden objetivo y natural de las cosas se relativiza lo que traerá consecuencias
radicales: esto refuerza el poder político con un potencial casi ilimitado, pero lo vuelve vulnerable. Según la concepción
tradicional el poder servía para reafirmar un orden social objetivo, al caer esto y promoverse una visión neutra del poder,
voluntarista y utilitarista sin aparentes límites éticos deja abierto para quien tenga el poder imponga el cambio, nada impide otros
cambios desde el estado. Esto era imprevisible pero explica como sigue vigente la concepción ilustrada del poder luego de la
monarquía. Esta forma neutra permitió que otros actores asumieran protagonismo político. Estamos frente a una idea moderna
de poder compatible con la república. Este cambio político conceptual requirió de uno cosmovisual. Al ser la cultura imperante un
obstáculo el estado apoyó el ideario ilustrado y alteró su relación con la iglesia perdiendo un fuerte aliado e impidiendo la fusión
entre modernidad y tradición. Los jesuitas hicieron esfuerzos por conciliarlas manteniendo las bases tradicionales, adscribiéndose
a la idea imperial, sientan las bases de un derecho de gentes moderno apoyándose en el iusnaturalismo, etc. Este intento fue
abortado, luego solo cupo armonizar continuidad y cambio dentro de un contexto modernizante. Se inserta la ilustración católica,
intento por fusionar los dos elementos desde lo mordernizante, coexisten rasgos autoritarios, ortodoxos religiosos y jerárquicos
con racionalistas, utilitaristas y seculares. Admite una concepción neutra de poder. Se evita el quiebre cosmovisual en equilibrio
entre lo nuevo y lo persistente dentro de un paradigma moderno que prefiere el cambio. El aporte de la ilustración es mas
instrumental que de contenido, buena parte del ideario tradicional se mantuvo, las corrientes de ilustración radicales tuvieron
importante recepción pero bajo la corriente oficial, esta no es reflejo de cambios infraestructurales, solo de una adaptación
cosmovisual impuesta. Hay una transformación sustancial. El conflicto poder central y local se encuadró dentro del estado. La
elite reconoce no factible oponerse al poder, debió acomodarse al esquema impuesto, asumió el nuevo orden y obtuvo un
aumento y afianzamiento de su poder. El reformismo mantuvo el orden aun cuando se alteraron las formas de relación entre
poderes. No parece radical pues no lleva a quiebre pero prepara para un cambio drástico y pone en movimiento los mecanismos
para ello. Lo ideológico como fuerza motriz: los cambios no hubiesen sido posibles sin obedecer a una propuesta paradigmática,
con implícitos teóricos, intentos por moldear la realidad acorde a un diseño racional. Estas características aproximan esta
ilustración borbónica a una ideología moderna. La naturaleza ideológica permitió ir perfilando un ámbito de dialogo en base a
paradigmas y valores compartidos.

La ilustración en Chile es un hito trascendental. Introduce una cosmovisión moderna, permite un cambio adecuado a condiciones
imperantes promovido por la corona y aceptado por la elite. Planteado en términos modernos. Altera las bases de legitimidad
tradicional. Quiso armonizar pasado y presente desde lo modernizante. Mantuvo los actores tradicionales modificando sus
interrelaciones. El conflicto entre corona y sociedad civil dentro del estado. Promueve una visión neutra de poder. Formulo
proposiciones en términos ideológicos. Creo un ámbito de diálogo. Sentó las bases para un cambio radical, puso en movimiento
mecanismos asumidos por la república, siendo puente entre ambos regímenes.

- SEGUNDA PARTE

• LA COYUNTURA CRÍTICA

Fenómenos históricos más complejos suelen involucrar dos dimensiones: una, como fenómenos persistentes, imperceptibles o
continuos y otra como hechos esporádicos, dramáticos y gestores de cambio.

Independencia de Chile es uno de estos casos complejos, por una parte constituye un procesolargo, de carácter emancipador
y modernizante (s XVIII hasta nuestros días), y a la vez, es un hito puntual y crítico, en gran medida accidental e imprevisto,
reducible al quiebre político con España.

En la bibliografía de la Independencia, ésta aún no se ha abordado desde los dos aspectos. Se concentra en el tiempo corto,
del detalle de los acontecimientos. Incluso las que intentan alejarse de la crónica, vinculando la Independencia con un periodo
anterior o posterior, privilegian unou otro o realizan cortes tajantes, no logrando un análisis desde la perspectiva de la larga
duración. La coyuntura acapara una mayor atención, y lo estructural se limita a encuadrar lo importante, como introducción o
anexo secuencial.

Tiempo corto es fundamental, pero su papel histórico es más evidente y central si se analiza inserto en la larga duración.

Coyuntura histórica Independencia va desde fines del s. XVIII cuando el sistema imperial entra en crisis hasta década de 1830
cuando en Chile se consolida un nuevo régimen político republicano-liberal. Quiebre imprevisible en el orden legitimante
(subsisten otro ámbitos, como el social y económico), fruto de una combinación de factores: surgimiento y consolidación de
una elite local, concepción novedosa del Estado y del poder y una cosmovisión ilustrada, (legado colonial) a lo cual se suman el
comportamiento progresivamente crítico del sistema imperial, desmoronamiento súbito y casual de la monarquía, el vacío de
poder, y aparición del paradigma republicano como solución a la crisis.

De modo que al proceso incipiente de modernización se añadió un componente temporal que ayudó a acelerar el tiempo y
ritmo del mismo. Factores nuevos irrumpen con gran velocidad y traen consigo consecuencias transformadoras imprevisibles y
significativas de más larga duración.

Hay entonces cierta continuidad con el mundo colonial, los nuevos acontecimientos refuerzan y orientan el cambio.
- CAPÍTULO V

• LA CRISIS Y COLAPSO DEL SISTEMA

Durante el siglo XVIII el sistema imperial español se desarrollo alcanzando gran éxito. Conto con un gran apoyo del grupo
dirigente local quienes se beneficiaron de las políticas reformistas impulsadas por la corona, las cuales no afectan la lealtad
hacia el monarca ni el respeto a la autoridad. Pese a esto a fines del siglo XVIII y principios del XIX el sistema comenzó a tener
problemas.

Los problemas no cuestionaron el sistema en sí, sino que se fue gestando una crisis de expectativas, coyuntural y no terminal.
Ayudo a ello, el hecho de que el grupo dirigente fuese adquiriendo una mayor conciencia de sí mismo y sus intereses. Al mismo
tiempo que se afianzaba el sistema a la valoración positiva del sistema que la elite tenia de este. Lo que sucedió fue una crisis
de aspiraciones. Se produjo un anhelo por continuar la send reformista, lo cual no tuvo buena acogida por parte de la corona.
Finalmente, el sistema fue incapaz de llevar a término su propio potencial de cambio.

Esta situación hizo cundir la frustración local, aunque no altero el orden de las cosas, logro estancar el sistema, sin terminar con
él. A principios del siglo XIX hubo hechos que afectaron a la corona que hicieron que dicho impasse se rompiera. La indefinición
del sistema se termino con la invasión napoleónica y la crisis constitucional de la monarquía. Esto se proyecto a América y Chile
llevándolos a un estado de indefinición mayor, el cual se resolvería sustituyendo el sistema político.

• CONCIENCIA E INTERÉS

Se observa la presencia de dos fenómenos confluyentes: la consolidación del sistema imperial reformado y la manifestación de
ciertas diferencias del mismo. Mostraba al mismo tiempo razones para tener esperanzas en el cómo signos de agotamiento. Lo
que provoco un efecto contradictorio que caracteriza el periodo en general.

Habían varias razones para creer por el sistema, siendo la más importante: las reformas impulsadas por la corona, que trajeron
evidentes beneficios reales. La administración eficiente gracias a las nuevas instituciones creadas que generaban una mayor
participación por parte de los criollos. Y finalmente las condiciones imperantes permitieron al grupo dirigente local consolidar su
poder.

Este último motivo es el mas importante y conveniente para la elite criolla. El sistema había intentado limitar el poder local pero
logro todo lo contario gracias a una estrategia exitosa de cooperación, logrando apreciar las virtudes de este.

La valoración del sistema se erigió sobre una base cada vez mas solida de autoconciencia por parte del grupo dirigente, el cual se
dio cuenta que su suerte dependía de el, por lo tanto se encuentra una elite cada vez más segura de sí misma dispuesta a jugar
dentro de las reglas del juego y con ganas de seguir el camino reformista.

El reformismo borbónico propuso distintos mecanismos institucionales aprovechados por la sociedad local como instancias donde
hicieron sentir sus inquietudes y necesidades, haciendo uso de distintas herramientas que sirvieron para ir precisando aun mas
las conveniencias del grupo local. Así los intereses se gestaron ya sea por oposición o canales activos de investigación del sistema.

La elite muestra un afán aristocrizante y una conducta de sí, queriendo diferenciarse de otros grupos, exigiendo su
reconocimiento a la autoridad y apoyando una estructuración estamental estricta, lo que refleja intentos de solidificar su
autoestima. Influye también la cultura que se comienza a formar donde se distingue al publico popular de la elite, lo que ayuda a
la formación del sentimiento colectivo autoafirmativo, una conciencia de si cada vez mas solida.

La toma de conciencia no se expresa solo en términos de clase, si no que se manifiesta de forma más global. Se observa una
creciente identidad regional que hace de lo “chileno” una fuerza cada vez mayor ya desde la segunda mitad del siglo XIII, lo que
se manifiesta en la literatura, como en los informes oficiales emanados del consulado. El sentimiento es fuerte y se tiene grandes
expectativas para el territorio, al cual se ve como individualizable. Otro aspecto que se da de chile en la literatura es como una
“tierra de guerra”, la imagen histórica del mapuche como guerrero, en el choque inicial entre indígenas y español, además de los
conflictos con otras potencias.

Hasta que punto llega el arraigo de este sentimiento es muy difícil de evaluar. La imagen proyectada se centra fundamentalmente
en intereses de orden económico, por ende pertinentes al grupo dominante. La conciencia regionalista es una herramienta
utilizada por el grupo dirigente para legitimar sus aspiraciones de clase. También cumple la función de mecanismo de
enfrentamiento y diferenciación vis-a-vis con los peninsulares. Antes de la segunda mitad del siglo XIII el estamento criollo busco
asimilarse al grupo burocrático peninsular, realizando distintos esfuerzos para vincularse, al parecer para reducir el prejuicio
anticriollo implícito en las reformas borbonas y participar de los privilegios otorgados a los representantes del estado.

Asia fines del siglo XIII se sufrió un distanciamiento entre criollos y peninsulares probablemente por un cambio de actitud
fundado en una mayor autoconciencia y valoración del sistema. Primero los criollos minimizaron las diferencias con los
peninsulares para cooptar el Estado, logrado esto pudo asumir el problema imperante.

La elite en la segunda mitad del siglo XVIII agudizo las diferencias relativas a origen y procedencia, además de demandar más
participación, incluso exigiendo exclusividad en ella. Hubo intentos de de imponer el sistema de alternativas para nombramientos
eclesiásticos, en orden civil hubo quejas por parte del gobernador y funcionarios peninsulares por animadversiones del cabildo
hacia españoles. Por último los aristócratas chilenos a finales del siglo preferían casar a sus hijas con chilenos.

El regionalismo y su corolario, el sentimiento criollo, se agudizan cuando es evidente que se puede maniobrar dentro del
sistema siendo criollo. A finales del siglo XIII la elite acepta al Estado como un ámbito donde es perfectamente posible dirimir
problemas de este tipo. Cuando esto ocurre se vislumbra cierta politización del conflicto, aunque en general durante el siglo XIII
predomina un tipo de regionalismo no político. El espíritu que emana de la literatura del siglo XVIII, donde aflora este sentimiento
de “chilenidad” que podríamos denominar “protonacionalismo” ya que no es una conciencia nacional consolidada, que no
pasa de un sentir afectiva y emocional. Se perfila más bien como un fenómeno introspectivo y psicológico, motivado por una
identificación del propio, lo local, y está fuertemente imbuido de un orgullo acervado.

El mejor ejemplo de este sentimiento regionalista protonacionalista son los escritos de lso jesuitas, obras fundamentalmente
descriptiva, que muestra una gran sensibilidad por lo autóctono y original, pero inspirado en afán enciclopédico, con el fin de
ampliar el ecúmene conceptual europeo, lo que les interesaba era insertar lo americano y lo chileno dentro de la conciencia
ilustrada cosmopolita.

Algunos casos que el regionalismo criollo asume un sentido más político es cuando se objeta la política antidiscriminatoria
en el nombramiento de cargos. Se asume una posición hegemonizante y rechaza a los españoles. Aunque se sigue operando
dentro del paradigma español. La forma como se canalizan estas inquietudes involucra una aceptación implícita de la estructura
administrativa española, respetuosa conforme a canales oficiales disponibles. En pocas palabras cuando el regionalismo se
combina con los intereses locales tiende a politizarse sin significar un intento de ruptura, cuando se expresa en términos
afectivos se debe a una cierta maduración local, siendo esta ultima la predominante durante el siglo XVIII. Este se vuelve político
una vez que la elite se torna mas autoconsciente, lo que se imprime a fenómenos sociales espontáneos un sentido más crítico.

• EL SISTEMA EN CRISIS

En los últimos treinta años anteriores a 1810 el sistema imperial junto con consolidarse, manifestó una serie de problemas
o deficiencias en distintos ámbitos, sobre todo económico, los cuales no marcaron un quiebre pero ampliaron el radio de la
sociedad criolla y debilitaron su confianza en el orden administrativo.
Hubo desarrollo económico lo que origino mayor bienestar social, pero resultaron ser factores desestabilizadores para la
economía local, que generaron crisis periódicas de sobresaturación, la cual venia desde comienzos de siglo y se agudizo a
mediados de este.

Diversos factores influyeron en esto como el reglamento de 1778, las mercancías traídas de buenos aires y el aumento del
contrabando ingles el cual se agrava con la firma d ela convención de San Lorenzo.

La sobresaturación trajo secuelas, como la quiebra de comerciantes chilenos, por el influjo de mercadería extranjera de mejor
calidad y de igual costo y repercutió seriamente en el ámbito financiero. Chile era carente de productos de gran demanda
internacional, por tanto la apertura al comercio provoco un gran desbalance en al balanza comercial.

Persistieron los dos problemas que tradicionalmente habían preocupado a la sociedad nacional, el alza y creación de nuevos
impuestos y el persistente conflicto con los navieros del callao, aunque se sortearon hasta cierto punto, no dejaron de ser
preocupantes.

La apertura comercial desmesurada respondía la preocupación de la corona por preservar el control, cada vez más deteriorado
de sus colonias, poder seguir aprovisionándose de materia primas y tener un lugar para ofrecer sus productos. Ya en la segunda
mitad del siglo XVIII había perdido su control marítimo y debía competir con otras potencias en mercado americano.

En plano extraoficial la apertura comercial dejaba entrever la grave realidad de la metrópoli y su incapacidad para suplir
las demandas crecientes de sus dominios americanos, por no alcanzar el nivel de desarrollo industrial necesario para esto,
evidenciando el papel de España como mero intermediario entre Inglaterra y los dominios americanos. Esto permite ir pensando
en un nuevo orden económico vinculante entre Inglaterra y América, lo que asegura un acceso más amplio y expedito al mercado
ultramarino, además de mejores condiciones de compra y venta, un esbozo de lo posteriormente será el modelo neocolonial.

Otro factor preocupante para los criollos fue las constantes disputas entre España e Inglaterra, lo que en ciertos periodos
significó, bloqueo comercial, erogaciones económicas de emergencia y amenaza de posibles invasiones. Problema que se volvió
más evidente al intentar Inglaterra invadir Buenos Aires y otros territorios, logrando el primero defenderse por su cuenta,
dándose cuanta los criollos que eran capaces de afrontar estas situaciones.

También hubo un debilitamiento en lo político, los intentos por satisfacer las crecientes necesidades americanas fueron
desechados, una fue darle altos cargos políticos y militares los americanos, pero no fue implementado, otra proposición fue crear
una confederación de reinos bajo tutela imperial. La revolución francesa contribuyo a la paralización del espíritu reformista, por
lo cual la corona adopto una posición menos conciliadora.

• LA RESPUESTA CRIOLLA

Ante la crisis la respuesta criolla fue continuar en la senda reformista ya ensayada, aunque el espirito ilustrado se debilito en la
península, no ocurría lo mismo en los dominios americanos.

En chile se siguió este camino, las altas autoridades hicieron todo lo posible por informar y representar a Madrid el estado en
que se encontraba la colonia, también le sugirieron a la corona medidas para remediar los problemas existentes, con las cuales
ratificaba el sistema reformista en curso y se mostraba predispuesta a ahondarlo y perfeccionarlo.

El diagnostico que se hizo llegar a la corona es un fiel reflejo de la situación que afectaba a chile, como los problemas con el
comercio y contrabando, donde hacía hincapié en sus efectos negativos.

Luego se realizo un análisis más profundo y crítico sobre esta situación, partiendo de la premisa base: el potencial económico y
humano que ofrecía chile hacia cifrar esperanzas en la posible utilidad que podía brindar a la metrópoli, aunque este potencial
se veía interrumpido por obstáculos estructurales que era necesario corregir, como la débil producción y exportación, o la
ignorancia de la mayoría de la población. Anqué estos podían ser superadas a juicio de los autores de este diagnostico a partir de
la aplicación de medidas concretas, racionales y útiles como expandir los mercados.

En el tema comercial se vieron más favorables a una regulación del comercio más que a una irrestricta liberación del mismo.
Hubo una especie de libre comercio de facto, libertas regulada y metódica. Lo que subyace a esta ideologización del tema
económico adecuación del discurso con sus propias premisas en un momento crítico en el que se hacía necesarios una definición
ideológica, al igual que con el regionalismo se ve una cierta politización para hacerle notar a la corona las diferencias de posturas
y así distinguirse y contraponerse a ella.

Por lo general la actitud criolla frente a los problemas económicos fue la de encuadrarse dentro del sistema, interviniendo la
corona en la solución de estos y cuando esta no era capaz solucionándolos por sus propios medios con el permiso que la corona
les entregaba. Las autoridades se ajustaron fielmente al sistema impuesto por la corona y únicamente se plantearon en términos
subsidiarios y extra administrativos cuando el debilitamiento y recalcitrancia hacían sugerible y razonable ir pensando en un
orden nuevo.

• COLAPSO DEL SISTEMA

A lo largo del siglo XVIII el sistema español fue desarrollando una legitimidad propia diferente a la tradicional imperante en los
siglos anteriores, por los cambios ocurridos durante el siglo. La concepción orgánica patrimonial comenzó a desdibujarse y Los
criterios utilitarios seculares cobraron mayor relevancia.

Se forma una nueva legitimidad. Configurada sobre la base de un acuerdo tácito en virtud del cual los súbditos aceptaron
soportar enormes sacrificios y costos siempre y cuando paralelamente se les proporcione numerosos beneficios. Esta legitimidad
se fue gestando y consolidando casuísticamente. Por lo mismo quedo supeditada a que se siguiera constantemente en el futuro.

En los últimos 30 años de dominio español hubo un debilitamiento de la legitimidad, ya que la corona pasó a ser percibida como
incapaz de cumplir como parte del acuerdo y al no satisfacer las expectativas y demandas locales.

Este debilitamiento no significo una negación de las virtudes reformistas, de hecho los criollos siguieron en el camino
modernizante ya trazado, aunque se vislumbra un orden nuevo, continuador del anterior pero con ciertas e importantes
modificaciones, se acepta la base utilitaria y a lo más se trato de corregir sus defectos. Lo que se buscaba era obtener un
equilibrio más conmutativo que tomara en cuenta la autonomía y autosuficiencia local generada por las deficiencias del sistema
y que se incorpora a nuevos logros obtenidos fuera de él, como la capacidad para comerciar libremente. Se pretendía que el
sistema reconociera la capacidad endógena local para cubrir el vacío de poder creado por una metrópoli decadente.

Este intento por crear un equilibrio nuevo se expreso en algunos casos en términos políticos. En estos casos las demandas
locales se sirvieron de paradigmas ilustrados que permitieron a su vez abstraer los intereses en juego y anteponer lo local
a lo metropolitano. De modo que la crisis coyuntural produjo a fines del siglo XVII comienzos del XIX genero una forma
inédita de relacionarse con la corona, de carácter discursivo-político, poniendo fin a la anterior estrategia de cooptación y
complementariedad. Politizar la relación con la corona en ningún caso implico plantearse en términos rupturistas o desleales.

Era razonable pensar en un nuevo orden, el sistema estaba hundido en un profundo estancamiento. La corona a su vez se
manifiesta sospechosa frente a cualquiera iniciativa local para continuar con la senda reformista, lo que la obstaculizaba, a partir
de ello se cuestiono su legitimidad y vislumbro un nuevo orden, cuya característica fundamental era una relación más política
frente a la corona.
Asi y todo el sistema no pareció quebrarse ya que su potencial modernizante y los beneficios que trajo subsistían en las mentes
criollas. La vía administrativa nunca fue desechada del todo, mas aun continuaba habiendo cierta capacidad endógena local para
sustituir la corona, por ultimo cabe destacar la lealtad que suscitaría el monarca hasta el final.

Los americanos mostraron un gran respeto y devoción hacia el rey, en numerosos casos se rechazaron o no se aplicaron sus
ordenes, pero nunca hubo un cuestionamiento de su potestad e imperio, incluso cuando se depusieron autoridades debidamente
nombradas por él, ya que existía una clara distinción entre el rey y sus mandatarios. El sistema tuvo un componente simbólico
clave mantenido incluso en la etapa crítica final.

Pese a la captura del rey no se deslegitimizo el sistema y subsistió en la figura simbólica del rey cautivo tanto en España como
América. Ya no estaba frente a una mera crisis del sistema si no que ante una supervivencia artificial.

El colapso del sistema no se hizo nunca evidente porque los condicionamientos psicológicos vistos, entre los cuales la ficción la
ficción legitimante de la monarquía fue la última en desaparecer, impidieron reconocer que de una crisis coyuntural devino una
terminal, el impasse que venía afectando al sistema desde el siglo XVIII se prolongaría mas con la crisis constitucional, aunque
sería solo aparente. La crisis constitucional deposito el poder total en manos locales, poniendo fin al sistema imperial. Había que
crear ahora una nueva legitimidad que legitimara el poder radicado en la sociedad local.

- CAPÍTULO VI: HACIA UN ORDEN NUEVO

Así como el sistema imperial fue imperceptible, el surgimiento de un orden nuevo fue equívoco.

Los sucesos en España produjeron desconcierto, temor y perplejidad. Se reaccionó con medidas de emergencia y ensayos
circunstanciales; poco a se fueron dando cuenta del vacío de poder dejado por una monarquía acéfala y del potencia que ello
significaba para la sociedad local.

A la crisis de la monarquía le siguió un período de autonomía jurídica y política que se manifiesta en el establecimiento de la
primera Junta Nacional de Gobierno y en la convocatoria del primer Congreso Nacional.

Esta etapa se vio afectada por un equilibrio de fuerzas opuestas, lo que comenzó a tener solución con la aparición del
personalismo caudillesco de Jose Miguel Carrera.

La guerra acelera el proceso de distanciamiento. En síntesis, la fuerza de los eventos, la improvisación y el ensayo hacen derivar
las opciones hacia un nuevo orden autónomo e independiente.

• LA CRISIS CONSTITUCIONAL

Los sucesos que rápidamente fueron sucediendo en la Península tuvieron efecto tardío en Chile.

En un comienzo las reacciones se fueron dando lentamente y dentro de los parámetros establecidos por las nuevas autoridades
legitimas españolas a raíz de la invasión francesa, pero poco a poco se agravarían por motivos locales relacionados con la muerte
de del gobernador Luis Muñoz de Guzmán y la mala gestión de su sucesor interino Francisco Antonio García. Los problemas que
surgieron en Buenos Aires también repercutieron en Chile, de modo que ambos sucesos convergieron en una crisis constitucional.

Noticias como la abdicación de Carlos V, la caída de Godoy en Aranjuez y de la ascensión de Fernando VII llegaron a Chile sólo en
Agosto.
El 25 de Agosto juraron lealtad a Fernando los miembros del Cabildo de Santiago las demás autoridades civiles y militares.

En febrero de 1808 falleció el Presidente Luis Muñoz de Guzmán, correspondía sucederlo al militar de más alto rango, pero no
se encontraba en Chile ninguno de los militares acreedores de dicha calidad, la Audiencia de Santiago decidió nombrar a Juan
Rodríguez Ballesteros, la falta de respaldo jurídico de esta decisión obligó a nombrar a García Carrasco, quedando de manifiesta la
posibilidad de sobrepasar a la Audiencia.

Este nombramiento trajo a la escena a un personaje clave en la Independencia, Juan Martínez de Rozas, ex asesor de Ambrosio
O´Higgins, y cerebro promotor del nombramiento ya mencionado; el éxito obtenido con el nombramiento le significó ser
designado consejero, cargo que ostentaba mucho poder.

Regresando a Carrasco, éste cayó por su mal gobierno, vacilante corrupto y arbitrario, se mostró ambivalente frente a las
propuestas del gobierno impuesto por Francia, no las desconoció ni las aceptó, terminó por adoptar postura contraria a la del
Cabildo, desobedecía a la Junta Central e impidió enviar un representante chileno al organismo.

Sus abusos fueron aceptados pero su creciente arbitrariedad provocó su fin, 18 meses estuvo en el poder.

Las noticias de España se centraban cada vez más en la discusión jurídico-constitucional, producto de la acefalía del trono, esta
discusión contempló desde siempre la actuación de los dominios americanos. El decreto del 22 de enero de 1809, convocaba a
elecciones de diputados americanos en igualdad de condiciones con los peninsulares. ESTO RECONOCE QUE LOS DOMINIOS DE
AMÉRICA NO ERAN COLONIAS SINO PARTE DE LA MONARQUÍA española.

Ese mismo año en diciembre Napoleón una vez admitido su fracaso en hacer reconocer el gobierno instalado en Madrid,
proclamaba el derecho de las colonias americanas y su propia independencia.

Durante este periodo surgieron por primera vez posiciones encontradas frente a tales acontecimientos, pero no se reconoce aun
el contenido de ellas. Se temía que hubieran partidarios de una independencia total, pero prevalecía el ánimo de continuar con el
estado de cosas imperantes (sí cosas eso decía).

Carrasco, tomó fuertes medidas contra aquellos que se rumoreaba eran partidarios de una independencia total, algunos los
encarceló y mandó trasladarlos a Valparaíso. Una vez ejecutado esto último se convocó a un cabildo abierto en Santiago, para
solicitarle revocara su decisión, tras 4 días se decide deponer al Gobernador (Carrasco), y se propone que se forme el gobierno
provisorio. Anticipándose a esto el 15 de Julio la Real Audiencia exigió a Carrasco su renuncia, y en su reemplazo se nombró a
Mateo de Toro y Zambrano, conde de la conquista.

Su gobierno resultó breve dos meses, muy tensos por la constante llegada de noticias retrasadas de la Península, referidas a la
situación de la Junta Central, por el Consejo de Regencia, y el reemplazo de Carrasco por Francisco Javier Elío, ex Gobernador de
Montevideo. Estos hechos contraponen a dos bandos ahora claramente definidos.

El primer bando constituido por la Real Audiencia, los españoles de nacimiento y la jerarquía eclesiástica. El segundo bando,
compuesto por el Cabildo y los criollos más prominentes, que querían reconocer al Consejo pero sin prestarle juramento. Los
primeros son imponen el 18 de Agosto, fecha en que se reconoce solemnemente al Consejo.

Se desata el debate público, sobresale el escrito titulado Catecismo Político Cristiano, en el cual se propugna la idea de un
gobierno de corte republicano, ateniéndose estrictamente al rechazo del Consejo de Regencia y proposición de una Junta
defensora de los derechos de Fernando.

El desenlace de esta pugna se produjo a mediados de septiembre con la convocatoria a un Cabildo abierto para el día 18, fueron
citados más de 400 personas, solo 14 de ellas eran españolas. En esta sesión se el gobernador Toro Y Zambrano renunció a su
cargo y se eligió una Junta de Gobierno presidida por él mismo, compuesta además por el obispo de Santiago 5 vocales y dos
secretarios; al día siguiente fue reconocida por la Real Audiencia.

• EL EJERCICIO DE LA AUTONOMÍA

El propósito fundamental de la Junta de 1810 fue afianzar y legitimar la autonomía política que había caído de hecho en manos
del vecindario santiaguino a causa de la crisis constitucional de la monarquía. El establecimiento de la Junta significó asumir en
pleno la autoridad política derivada de los eventos de la Península.

La creación de nuevos regimientos y milicias provocó un efecto inverso tendiendo a evitar una intervención armada, a diferencia
de lo que sucedía en Quito a raíz del llamado del Virrey de Perú, o como la que se planeaba llevar a cabo en las provincias de la
Plata.

El intercambio de emisarios con la Junta de Buenos Aires y el posterior envío de tropas para defender esa cuidad sirvió para
obtener apoyo diplomático y asegurar un trato recíproco en caso de darse una eventualidad de este tipo en Chile.

El desconocimiento que hizo la Junta de los nombramientos efectuados por el consejo de Regencia puso énfasis en la
independencia de este Organismo frente a las autoridades peninsulares.

El enérgico aplastamiento de un golpe militar bajo el mando del Teniente-coronel Tomás de Figueroa tendente a impedir
las elecciones del Congreso convocado por la Junta, permitió acentuar su carácter de máxima autoridad del país. La clara
determinación de la Junta era repensar el sistema político; este propósito viene a explicar el “plan de Gobierno” propuesto por
Egaña a la Junta, el que reconocía una independencia de facto, recomienda convocar a un congreso provisional representativo de
todos los dominios españoles a fin de encaminarse a una nación toda.

Inspirado bajo la misma consigna se produce el acuerdo en cabildo abierto de 1810, que llamaba a elegir diputados de todas las
provincias de Chile. En el acta de la Junta del 15 de diciembre se convoca a un Congreso para discutir qué género de gobierno era
el adecuado para el país en estas circunstancias, el congreso debía sancionarse por el pueblo.

Parecieran existir dos tesis opuestas sobre el papel histórico de esta primera Junta de Gobierno. Una de las tesis la visualiza como
una institución de origen netamente español inspirada en un ideario libertario antiautoritario, remontado a antiguos fueros
vascos castellanos, esta tesis se ampara en el discurso de José Miguel Infante, Procurador del Cabildo, en él Infante invoca la ley
3era título 15, Partida segunda que versa sobre la devolución del poder a la comunidad local en caso de encontrarse cautivo el
soberano. Este argumento sumado a las manifestaciones de lealtad y al propósito de conservar los dominios para un eventual
retorno de Fernando VII, esta posición demostraría que el establecimiento de la Junta consagraba el triunfo y el renacimiento de
la doctrina tradicional de la participación del pueblo en la génesis del poder, frente a la postura absolutista francesa imperante
desde hace un siglo, por tanto no habría habido ánimo separatista detrás de la Junta de 1810.

La otra línea de argumentación, apunta a que los cabecillas criollos ya tenían un programa que involucra reformas políticas y un
armazón teórico justificativo de una revolución. Que detrás de la Junta había claramente un afán de autonomía, y aun más radical
abogar por la igualdad de derechos de América frente a España. Remarcando una fuerte hostilidad antiespañola.

Nuestra postura en relación a estos temas difiere parcialmente de las dos anteriores. Parece difícil sostener que durante el
periodo 1810-11 existiera un intento separatista. A nuestro juicio el problema que preocupó a la Junta no fue introducir un
cambio político global, y producir la independencia sino el justificar un fenómeno casual como era la autonomía alcanza tratando
de preservarla.

Ahora bien, el que prevaleciera una actitud cauta en ningún caso significó un freno.La radicalidad del proceso, en realidad,
residía en los hechos y en las nuevas condiciones que se iban produciendo fuera de Chile; estos los fueron impulsando hacia
posiciones más extremas sin que hubiera necesidad de un programa a priori. El sólo hecho que fuera reconocida su legitimidad,
expresamente por el Consejo de Regencia y tácitamente por el Virrey del Perú confirma su éxito.

Para justificar la autonomía a la que había llegado, se utilizaron argumentos eclesiásticos, esta técnica la utilizaban tanto
franceses como españoles y americanos, temática común pero lenguaje equívoco. Se trata de llegar a un acuerdo común,
recurriendo a distintas fuentes justificativas disponibles.

En Chile prima un espíritu no impulsivo, no corruptista, atento a las circunstancias, a la pluralidad ideológica y a la evolución del
proceso.

No son revolucionarios los sujetos políticos sino más bien el escenario y las circunstancias en que les toca actuar y el lenguaje que
a veces por conveniencia se adopta.

Creemos, sin embargo, que ya en el período de la Junta, Chile se encamina efectivamente hacia una separación. Los mismos
criollos van tomando conciencia lentamente de la radicalidad de los acontecimientos justificativos de dichos hechos.

No existía aún un consenso ideológico alrededor del republicanismo, sin perjuicio de que recurrían a él cada vez con más
frecuencia; hay aquí más bien una estrategia jurídica justificativa de hechos previos. Lo que tiene lugar aquí es la consolidación
de una autonomía casual, la cual termina por perfilarse como más radical. No son dos etapas consecutivas ni antagónicas sino
aspectos complementarios e interrelacionados.

• CLANES, REGIONALISMO Y CAUDILLISMO

El período que va desde la instalación del primer Congreso Nacional (4 de junio de 1811) hasta la llegada de las fuerzas
expedicionarias ordenadas por el Virrey del Perú (marzo, 1813) período más turbulento y confuso que el anterior, se caracteriza
por el surgimiento de nuevos actores políticos y de diversas alianzas que aceleran el proceso hacia la independencia.

A diferencia de la Junta el Congreso en un comienzo fue ineficaz, esto debido a una división producida en su interior entre dos
tendencias opuestas: por un lado un bando moderado, reacio a innovar, por otro lado un sector más radical.

Finalmente se logró su formación mediante resquicio,una mayor representatividad de diputados provenientes de Santiago y
creando una junta ejecutiva ineficaz, dependiente de la mayoría moderada lo que provocó el retiro de los diputados de minoría.

En efecto el 4 de septiembre se llevó a cabo un golpe militar en Santiago liderado por los hermanos Carrera, con apoyo del bando
rocista y de la poderosa familia Larraín Salas, otro golpe militar tuvo lugar al día siguiente en Concepción. Ambos movimientos
hicieron manifiesto su ánimo reformista. Surgieron cambios nuevamente se expulsaron los diputados de la mayoría. El clan
familiar de los Larraín Salas asumió la totalidad del poder del Congreso.

Se dinamiza la actividad reformista, diversas medidas fueron decretadas: se crea la provincia de Coquimbo, se prohíbe la venta
por remate público de cargos en los cabildos, los que debían ser llenados por elección, se designa una comisión constituyente,
servicio militar obligatorio, aumento de los impuestos, abolición de los derechos parroquiales por bautizos, matrimonios y
entierros, se declara libertad de vientre, se diseñan planes educacionales, entre otras.

Aun así había cierta reticencia a declarar independencia absoluta.

Un nuevo golpe de fuerza el 15 de noviembre, liderado también por los Carrera vino a confirmar el alto grado de inestabilidad y
confusión permanente. A diferencia de los anteriores este fue un golpe exclusivamente militar y se justificó con un discurso más
radical y populista, el móvil no fue otro que transformar a José Miguel Carrera en líder del proceso.
Éste movimiento militar despertó el rechazo inmediato de las fuerzas de gobierno de Santiago y Concepción, agravándose la
situación cuando carrera decreta la disolución del Congreso, el 2 de diciembre. A raíz de esto se movilizaron tropas de Concepción
y Santiago, y se procedió a negociar una confederación de las 3 provincias, medida que fue rechazada por Carrera, si bien las
negociaciones no llegaron a puerto sirvieron para evitar una guerra civil.

La incapacidad de llegar a un acuerdo motivaron un nuevo golpe militar en Concepción (8 de julio) y la instauración de una junta
de guerra, que fue depuesta por militares aliados con Carrera, temerosos de una colusión entre Concepción y el Virrey de Perú.

Resuelto el conflicto con Concepción, Carrera debió abocarse a resolver problemas internos dentro de su gobierno y a definir su
posición ideológica.

El bando favorable a un entendimiento con Abascal (Virrey del Perú) fue marginado del gobierno, lo que provocó un
agravamiento de las relaciones con Abascal.

Al consolidarse Carrera en el poder y al decretar el gobierno chileno una serie de medidas tendientes a profundizar aún más el
grado de independencia alcanzado, Abascal terminaría por convencerse de que únicamente mediante una expedición militar se
lograría detener y revertir el proceso independentista chileno.

La primera si bien fue un mecanismo inédito, tendió a encuadrarse dentro de una concepción representativa de corte
corporativo-orgánico junto con guardar una relación íntima con el Cabildo, órgano al cual le debió su nacimiento. Otra cosa
fue el Congreso, institución sin ningún antecedente en la Península, por tanto carecía de toda experiencia y que introducía una
lógica política muy distinta de la conocida hasta entonces. Su proyección planificadora y su origen no corporativo fomentaban la
irrupción de dos nuevas fuerzas políticas: el regionalismo y los grupos ideológicos, a estas fuerzas se suma una tercera el poder
militar.

La aparición de estas tres fuerzas no significó la desaparición de los mecanismos de participación y poder más tradicionales, el
sistema se complejizó, los nuevos mecanismos a lo sumo se agregaron, sin sustituir a los ya existentes.

La existencia de estas fuerzas trajo diversos conflictos, pero trataron de paliarse dichos efectos con algunas medidas como: la
constitución de alianzas políticas; estas alianzas demostraron ser débiles y meramente coyunturales ante el golpe militar del
4 de septiembre de 1811. En estas condiciones el poder militar tenía ciertas ventajas comparativas, más aún el poder militar
y especialmente el caudillismo militar podía resolver mejor que ninguna otra fuerza el problema pendiente de la autoridad
ejecutiva debilitada por la actividad colegiada.

El poder militar debió construir su legitimación sobre una base más original e inédita. Esto explica por qué existe una relación
más cercana entre el liberalismo-republicano y el poder militar. Los clanes familiares podían servirse de una legitimación social
señorial preexistente. El regionalismo se podía amparar en una tradición foral. El caudillismo personalista, era la fuerza con
menos antecedentes históricos que lo justificaran.

El pronunciamiento del 15 de noviembre permite incorporar estos caudillos al gobierno, pero en realidad persigue justificar la
presión militar con el apoyo del ficticio del pueblo.

Detrás de Carrera no existe un programa propiamente tal, por tanto requería del apoyo de donde viniera, busca cualquier fuente
de legitimación, lo que a su vez sirve para agilizar el proceso de quiebre.

Carrera no fue un revolucionario más bien hizo uso de un lenguaje revolucionario. Su maneja fue altamente manipulador, en
ningún momento intentó asegurar la completa independencia de Chile, aún cuando su régimen fue el que más se acercó a ella. En
un plano ideológico Carrera ayudó a difundir el nuevo ideario libral-republicano y además popularizó y democratizó un proceso
hasta entonces meramente elitista a pesar de que lo hiciera recurriendo a una FICCIÓN legitimante.
En realidad no se logró establecer un orden nuevo enteramente sólido porque detrás de Carrera no hubo claridad de propósitos
y porque su gobierno militar DICTATORIAL se erigió sobre una base excluyente de otros grupos poderosos. El proceso debió
radicalizarse aún más para encontrar una resolución.

• LA GUERRA

Si el período que va desde la instauración del Congreso hasta la primera dictadura de Carrera tiene un origen netamente
interno, el advenimiento de la guerra vuelve a otorgarle al proceso una dinámica impulsada fundamentalmente desde afuera. El
enfrentamiento contra el Virrey que más tarde se transformaría en guerra, es el que termina por asegurar la Independencia.

En diciembre de 1812 llegan a Valdivia y Chiloé unas pequeñas expedicionarias de 50 hombres enviadas por Abascal; una vez
reforzada con tropas locales se dirigieron a Concepción plaza sometida en marzo. La posterior toma de Chillán incrementó las
tropas a 6000 hombres, transformándose en una seria amenaza para la capital, motivando así la reorganización de la Junta de
Gobierno y que se nombrara a Carrera como general en jefe y la improvisación de un ejército compuesto por 4000 hombres mal
equiparados cuyo objetivo era defender la zona del Maule.

Un primer enfrentamiento en Yerbas Buenas le dio sorpresivamente la victoria al ejército patriota, provocando la retirada del
ejército realista hacia el sur atrincherándose en Chillán. Carrea no atacó de inmediato y se tomó su tiempo para recuperar
Concepción, Talcahuano, y Los Ángeles.

Las fuerzas realistas contaron con el apoyo de grupos armados, verdaderas guerrillas capitaneadas por españoles y por
hacendados locales leales a las fuerzas españolas, causando el debilitamiento del ejército patriota.

Las malas decisiones de Carrera y las arbitrariedades del ejército patriota, terminaron por desprestigiarlo; ante ello la Junta de
Gobierno se trasladó a Talca para estar más cerca de la guerra, al enterarse del fracaso de la campaña del sur la Junta decidió
destituir a Carrera y reemplazarlo por Bernardo O´Higgins, quien había dado muestras de mayor tenacidad y capacidad militar.

Entre tanto, desde el Perú se enviaba otra fuerza expedicionaria a fin de preparar la ofensiva contra Santiago, desembarcando
en Concepción en enero de 1814. Una división realista se apoderó de Talca estando las fuerzas de O´Higgins aún en el sur. Ante
el peligro inminente de una invasión, un cabildo abierto en Santiago puso fin a la junta y nombró con poderes dictatoriales a
Francisco de la Lastra como directo supremo (7 marzo), se organizó un cuerpo armado para recuperar Talca.

Ambos bandos avanzaron hacia el norte, a fin de cruzar el Maule y encaminarse a Santiago. A la derrota patriota en Cancha
Rayada (29 marzo), en las afueras de Talca, le siguió un triunfo en Quechereguas (8 y 9 de abril) que impidió el avance del ejército
realista sobre Santiago. Sin embargo, noticias provenientes desde España señalando la derrota de los franceses en Vitoria
y augurando un posible regreso de Fernando VII, sumadas al triunfo de los ejércitos realistas en la zona del Plata, México Y
Venezuela, recomendaban una postura cauta. En estas circunstancias el gobierno de Lastra se mostró dispuesto a negociar, una
posición similar fue adoptada por el brigadier Gainza, comandante de las fuerzas españolas estacionado en Talca, fruto d estas
negociaciones se suscribiría el Tratado de Lircay (3 de mayo).

Según sus términos, Chile volvía a reconocer la soberanía de Fernando VII, aceptaba la legitimidad del Consejo de Regencia y se
obligaba a enviar diputados a España para ratificar la Constitución de 1812; a cambio, el gobierno en Santiago seguiría ejerciendo
autoridad dentro del territorio a nombre de España, gozaría de libertad de comercio.

El tratado suscrito no fue ratificado por ninguna de las dos partes convirtiéndose en una mera tregua.

La fuga de los hermanos Carrera José Miguel y Luis, en concomitancia con sus captores realistas, les permitiría una vez en
Santiago, efectuar otro golpe militar (23 de julio), deponer a Lastra e instituir una nueva Junta. Los destierros y relegaciones
de prominentes figuras ordenadas por Carrera produjeron rechazo entre los otros jefes militares reunidos en Talca, los cuales
encomendaron a O´Higgins dirigirse a Santiago para derrocar al nuevo gobierno.

El 26 de Agosto se enfrentó en el llano del Maipo, a las afueras de Santiago, una división de 500 hombres de O´Higgins y 2000
de Carrera, lo que hizo a replegarse a O´Higgins hacia el sur. Pero llegaban noticias sobre refuerzos provenientes desde el Perú,
lo que convenció a O´Higgins de la necesidad de reconciliarse con Carrera, quien mantuvo para sí la dirección del gobierno en
Santiago.

Así y todo no se pudo hacer frente a las fuerzas realistas lideradas por el general Osorio, quien derrotó a los patriotas en
Rancagua (2 de Octubre) y causó la fuga de 3000 chilenos a través de los pasos cordilleranos.

El gobierno español que sucedió a la llamada Patria Vieja, y gobernó Chile cerca de dos años y medio se caracterizó por su
actuación represiva y absolutista. Revocó las mediadas de los gobiernos, restableció la Real Audiencia y la Inquisición, se crearon
tribunales de vindicación ante los cuales todos los vecinos debieron dar su razón de conductas anteriores. Los patriotas que no
lograron escapar a Mendoza fueron objeto de persecución y hostigamiento. Solo en Santiago se encarcelaron a 200 personas,
algunas fueron relegadas a la Isla Juan Fernández, hubo incautación de propiedades, se asesinó alevosamente a presos luego se
los exhibió públicamente, se estableció un Tribunal de Vigilancia y Seguridad, todas estas medidas despertaron resentimiento y
rechazo, fuera de la minaron toda base de apoyo local.

Mientras tanto en Mendoza se preparaban los preparativos para una próxima invasión de Chile bajo el mando de José de San
Martín, gobernador de Mendoza. La estrategia consistía en reponer al gobierno patriota en Chile y desde allí proceder contra el
Perú. La penetración del Valle Central, apoyada por montoneras patriotas terminará por vencer a las fuerzas realistas, pero no se
logrará consolidar la victoria hasta un año después, en Maipú (5 abril 1818), finalmente O´Higgins proclama la Independencia de
Chile.

Al final de cuentas, fueron los errores del Virreinato de Perú, más que los aciertos por parte de los patriotas los que sellaron la
suerte de Chile como país Independiente.

El tratado de Lircay, en efecto, fue una oportunidad única y excepcional que tuvo Abascal para explotar la debilidad del gobierno
de Santiago y encontrar apoyo político para posibles propuestas de Lima. El rechazo del tratado por parte de Abascal fue un
gran error ya que mediante el podría haber logrado reforzar los bandos más conciliadores y frenar la radicalización que se venía
observando.

¿Por qué rechazó entonces el tratado? Porque supuso que bastaba una estrategia militar, parece haber creído que intensificando
la guerra se aceleraría la descompensación interna de Chile. Intensificar la guerra además como dice Domínguez, tener que
peruanizarla. El virreinato debió enviar un creciente número de fuerzas militares paruano-peninsulares. Tuvo que aumentar el
componente no Chileno, precisamente porque el contingente local no fue suficiente y no estalló ninguna guerra civil.

Por último, al peruanizar el conflicto en Chile, el Virreinato le dio la razón a San Martín para plantear la última etapa del conflicto
bélico en términos continentales. La guerra llegó a ser un choque frontal entre Chile y España, una conflagración cuyo eje puso en
juego nada menos que la independencia y el nacimiento de nuevas naciones.

La historiografía sobre el período es unánime en señalar que la crueldad y arbitrariedad española durante la Reconquista como
factor aglutinante en torno a una identidad nacional. En consecuencia el repudio español no se limitaría únicamente al grupo
alto de la sociedad. El componente militar fue alto en las guerrillas y en las redes de propaganda y agitación tendidas por agentes
de San Martín. Comienzan a surgir figuras como Manuel Rodríguez, Manuel Neira, el fraile Venegas y Justo Estay, mezcla de
montoneros y salteadores patriotas.
Pero hablemos de los factores endógenos, el caudillismo pudo causar una crisis interna, pero éste nunca logró imponerse
plenamente; debió entrar en alianzas.

A pesar de ser una fuerza nueva, el caudillismo militar de Carrera siguió estando ligado al poder de la elite, esto le restó
autonomía total.

Chile parece haber sido el país más militarizado de América en esta época, pero ello no lo hizo más proclive al pretorianismo
carismático. El que los líderes militares fracasaran en la guerra permitió a su vez aceptar el tutelaje argentino para dirimir los
conflictos de liderazgo suscitados entre O´Higgins y Carrera. En realidad, este conflicto terminó en Mendoza al optar San Martín
por O´Higgins, y al llevarse a cabo una franca persecución de los Carreras. Luego al establecerse la dictadura de O´Higgins, se
institucionalizó el caudillismo, aun cuando esto no impidió que la misma elite posteriormente lo depusiera.

El regionalismo también fue un factor desestabilizador pero insuficientemente para crear un quiebre total, durante la guerra el
sentimiento regionalista tampoco jugó un papel decisivo, salvo Chillán Valdivia y Chiloé, que abrazaron abiertamente la causa
realista.

La iglesia también podría haber sido un factor disruptivo. La expulsión de los jesuitas, los personeros exiliados y reemplazados por
autoridades designadas por las juntas y por Carrera.

Según algunos autores la guerra había dividido a la elite, unos habrían apoyado a los realistas mientras otros habrían sido
partidarios de los patriotas.

Otra línea argumentativa ve la Independencia el surgimiento de nuevas fuerzas,, las que habrían desplazado del poder a los más
conservadores y aristocráticos. De esta línea pareciera deducirse que la elite tradicional más rancia (sí, eso dice) conformada
por los grandes terratenientes, la nobleza titulada y la jerarquía eclesiástica, fue sustituida un nuevo grupo de extracción social
diferente y con distinta cosmovisión, constituido fundamentalmente por militares e intelectuales.

Por última se dice que la Independencia habría sido impulsada principalmente por sectores de la elite que no tenían asegurado su
poder económico y político, esto explica por qué la nobleza titulada habría adherido unánimemente a la causa realista mientras
otros habrían abrazado el bando patriota.

Discrepamos con éstas tres líneas de argumentación. Desde luego no creemos que durante la Independencia la elite en cuanto
tal se haya dividido. Lo más probable es que la elite era proclive a la Independencia, ya que los que apoyaban la causa realista, lo
hicieron en circunstancias forzosas.

No es cierto que los criollos titulados fuesen necesariamente los hombres más poderosos en términos económicos, políticos o
incluso sociales, tampoco lo es que supuesto grupo rancio, no tuviera intereses comerciales, sin embargo, es efectivo que una
mayoría de los comerciantes fue realista.

En suma, no hubo quiebre en la elite, sino bando políticos diferentes, en el fondo nunca estuvo en cuestión la elite como tal.

La independencia no trajo consigo cambios económicos-sociales que implicaran alteraciones estructurales en su definición.

La suerte de la elite como factor histórico coherente, por tanto, no fue afectada por el advenimiento de la coyuntura
independentista, pero sí debió atenerse a nuevas formas de hacer política y justificarla.

Este fenómeno es crucial, explica por qué en Chile la Independencia no se vio acompañada de un quiebre y revolución social.
Ningún sector dentro de la elite pretendió una radicalización total y social a fin de imponerse y asegurar su posible hegemonía. En
otras palabras la elite unida se proyecta como el único gestor y artífice posible del siguiente desafío: La República.
- CAPÍTULO VII: EL ORDEN REPÚBLICANO

.Es importante ver porque fue adoptado el republicanismo como sistema de gobierno y no otro.

.Ver como el republicanismo rompe con la tradición orgánico-patrimonial.

.El republicanismo y la independencia rompen con la tradición como elemento de legitimación y transforman Chile tanto en lo
político como en otros ámbitos más generales.

• LA OPCIÓN REPUBLICANA

.En el trascurso del tiempo van surgiendo elementos del republicanismo que van a ir modificando la forma de hacer política e
introducir elementos justificantes y legitimantes.

.Se produce un cambio importante en la forma de exponer puntos de vista, pues estos pierden el carácter de exigencias
administrativas, sino que toman un calibre de exigencias políticas apoyadas en un fundamento ideológico y doctrinario.

.Catecismo Político Cristiano (anónimo): Texto que revela un claro apoyo al republicanismo y esboza argumentos en contra de la
monarquía, aunque en temas más inmediatos y contingentes tiende a ser más reservado y tradicionalista, pero al largo plazo y en
temas de fondo es mas republicano y radical.

.Con la junta de Gobierno y el Congreso se irán acercando más a un contexto republicano, con un gobierno no despótico y
desigual, sino todo lo contrario. Para esto es preciso redactar una Constitución. Sin embargo los hechos en Chile propiciaron que
surgiera primero el ejecutivo (la junta) y después el legislativo (congreso). Prima ontológicamente en este caso el ejecutivo. El
sufragio será secreto. Se buscan instaurar un gobierno permanente por lo que se arma una “junta provisional” otorgándole al
congreso tácitamente el carácter más permanente

. Existe una línea de pensamiento que critica a la monarquía y a la aristocracia española y respalda la autonomía local.

.Esto se consolida con la instauración del congreso y la búsqueda de una Constitución. Se define nación en términos de
autogobierno y la capacidad de dictar legislación propia

.Nace el pensamiento de que la soberanía reside en el pueblo y que si volviese Fernando VII este tendría que reconocer la
autodeterminación del pueblo y el respeto de la propia constitución.

.Se usan conceptos como “ciudadano” o “voluntad general”, o que ningún pueblo puede renunciar a la facultad de mejorar su
pacto social. Con Carrera el lenguaje y los términos se radicalizan aun más. Las criticas por parte de los españoles también se
hacen sentir.

.El primer texto que se acerca a la primera idea Republicana es el REGLAMENTO CONSTITUCIONAL de Octubre de 1812. Concibe
términos como: Soberanía popular, generación de autoridades por sufragio, representatividad, separación de los poderes,
garantías individuales y autonomía total respecto a las autoridades españolas y americanas. Aun tiene matices tradicionalista
pero menos, ya que aun reconoce a Fernando VII como rey y establece que el deberá reconocer esta constitución, siendo así una
monarquía constitucional lo que no se contradice para nada ni ideológicamente ni en la práctica con una republica.

.El republicanismo también tiene un significado simbólico importantísimo. Se rechazan ciertos símbolos que representan al
antiguo orden y se realza lo propio, se crean símbolos ( como los de la patria vieja), se realizan festividades, aniversarios. Todas
estas alegorías inspiradas también en la idea francesa revolucionaria ( colores patrios, símbolos canticos etc), también se busca el
reconocimiento del pasado amerindio en vez del pasado clásico europeo.

• EL ATRACTIVO REPUBLICANO

.El republicanismo se cree que se introdujo debido a que la ausencia monárquica genero un dialogo en términos no monárquicos,
además de la influencia de otros referentes desde España EEUU y Francia. Se niega eso si la idea de una confabulación
conspiratoria para introducir un modelo republicano por parte de un grupo intelectual iluminado, debido a la practica de distintas
modalidades que se fueron ensayando, acomodando o descartando con el tiempo en vez de un proceso programático con
elaboración previa.

.Si fue un hecho el paralelismo y comparación con los sistemas constitucionales de España Francia y EEUU, aunque con España se
tendió a rehuir y al rechazo, con Francia en cambio se acogieron muchas ideas, posturas y conceptos aunque no determinantes
como para generar una deslealtad hacia la corona. La influencia de EEUU no fue determinante salvo en casos puntuales como
algunos aspectos de la C° de 1812, pero de forma muy vaga.

.Con respecto a las influencias externas de las ideas ilustradas a través de libros y escritos no es posible dilucidar cuál es la
magnitud e impacto que tuvieron estas ideas en los locales, debido a falta de estudios comparativos y debido a que solo la
minoría criolla era letrada y capaz de entender estas nuevas ideas en una sociedad mayoritariamente analfabeta, por lo cual no se
sabe si se puede hablar de un proyecto previo.

.El republicanismo se acoge debido a que en cuanto al sentir local con el tiempo se venía conformando una disconformidad en
contra de la Corona por la falta de eficiencia y deterioro que sufría, y esto sumado a un vacio de poder de hecho (acefalia política)
genero que se acogieran estas ideas republicanas que eran altamente probables de hacer factibles ante el vacío de poder

.La elite acogería muy bien las ideas republicanas, debido al cambio producido antes por las reformas borbónicas donde se
concibió a un estado utilitarista y neutro, hacedor de su voluntad (que no sería muy distinto del la idea republicana) y además
porque la elite conocía las ideas ilustradas y los principios racionales por ser el sector más culto de la sociedad.

.También el republicanismo seria atractivo a la elite debido a que podría legitimar un orden ya establecido previamente. EL
republicanismo para ser aceptado tendría que 1) responder a las necesidades de la elite y 2) que dichos argumentos parecieran
objetivos y universales.

.Lo que se busca restablecer con el Republicanismo es volver al antiguo orden de predominancia de la elite antes de las reformas
borbónicas, satisfaciendo así los intereses de la elite que la Corona no supo proporcionar apareciendo ante los locales como
injusta e ilegitima.

.Es importante recalcar el predominio del “interés”, por sobre otros aspectos de carácter racional o religioso. El interés será el
que comenzara a mover al mundo, se le reconoce su importancia siempre que sea de un modo controlado u ordenado y esto se
traduce sobretodo en el ámbito económico, por lo cual es la razón de por qué el capitalismo será tan bien aceptado. El interés es
precisamente lo que mueve a la política y lo pone por encima de conceptos antiguamente valorados como el honor o la gloria.

.El republicanismo gira en torno al interés, es decir es una entidad que busca ordenar y dirimir entre los interés de los individuos
y permitir que lo logren y que surge a raíz de un pacto social (contractualismo).La educación y las leyes son ámbitos que le
competen al estado, el primero debido a que el estado debe mostrarle cuales son los intereses adecuados que deben tener os
hombres y el segundo porque deben ser realizadas por individuos de gran virtud cívica con el fin último del interés publico. La
religión ofrece por su parte una instancia de liberación de los interés personales y egoístas para aspirar uno mayor.
.En la práctica esto favorecía solo a la elite justificándose a sí misma en termino universales y objetivos. El poder lo asumiría esta
misma por verse a si mismo como los más capaces, doctos y conscientes de las ideas ilustradas y de comprender mejor que el
resto los intereses públicos. El lenguaje ilustrado será ampliamente manipulado y acomodado a su conveniencia por la elite.

.”La opinión pública” surge ante la necesidad de definir una posición local ante la crisis constitucional peninsular dando cuenta
de un mayor interés de la gente en temas públicos, lo cual no se puede discutir por tanto en lo institucional solamente. Para
ganar la opinión pública se procede a la realización de textos anónimos o con pseudónimos con el fin de reflejar el sentir local.
Otro paso es el que hace carrera al invocar “la voluntad general” para tomar cartas en el asunto y finalmente la última medida es
institucionalizar esta nueva fuerza identificada.

.El republicanismo usara la “opinión pública” como elemento justificatorio en su accionar. El estado buscara manipular la opinión
pública mediante el reclutamiento (el cual es el primer contacto de las clases más bajas con las ideas ilustradas) y la imprenta.

.En cuanto a si existía un proyecto previo o no aun , se puede decir que en parte sí y no. Si Debido al grado de instrumentalización
y la vaga idea de conformar un cambio. Pero se puede decir que no debido a la falta de certeza por realizar estos cambios además
del hecho de sustentarse muchos aspectos aun en ideas tradicionales.

.La influencia del exterior genero un agudizamiento de este proceso que llevo a cambios revolucionarios pero que en principio
nunca se constituyeron como tales. “no fue revolucionario en sí, llego a serlo”

• EL QUIEBRE CON LA TRADICIÓN

.Al principio no hubo un proceso revolucionario aunque después si se produjeron consecuencias mas radicales. La independencia
resulto un proceso de quiebre. Se deslegitimiza el argumento neo escolástico y se reemplaza por el republicano.

.España dejo arraigado en América y en Chile una concepción orgánico-patrimonial del poder, que incluso se dice que sigue
ejerciendo influencia hoy y que no ha sido pasada por proceso reformante alguno.

.Esto está marcado por: el carácter patrimonial conferido a la monarquía española, el sentido ético del poder, y la visión orgánica
de la sociedad.

.El sentido patrimonial se debe al carácter de dueño del monarca, es decir de poder incorporar los territorios de América al reino
gracias a que el Papa le dio a los monarcas el dominio sobre ellos. Es decir lo que unía a los Españoles de Americanos era ser
súbditos de un mismo rey. ( Además el tema de la herencia de los territorios por vía dinástica).

.En sentido ético se refiere a la ordenación natural de las cosas y el poder, en cuanto el rey es la autoridad legítima pero siempre
en cuanto se guie por el derecho natural y gobierne en pos del bien común, siendo que si se desvía de este camino se transforma
en gobernante ilegitimo o si no puede asumir el trono y por lo tanto el poder vuelve al pueblo según la teoría del derecho
divino en donde Dios da el poder al pueblo y el pueblo lo delega en el rey. Esta concepción es naturalista a diferencia del estado
borbónico, pues en el primero importa el orden natural de las cosas y no la voluntad de la sociedad.

.En el sentido orgánico esto se refiere a la visión de la sociedad como un cuerpo orgánico y jerarquerizado que tiene como fin
el bien común, para l cual cada estamento o corporación debe cumplir con sus funciones trabajando en conjunto para poder
cumplir el propósito. Esta es una concepción naturalista. No hay demandas propiamente tales y ni derechos subjetivos.

.La elite se relaciona con la monarquía de un modo respetuoso para poder conseguir mejoras de si propia corporación tratando
por tanto de formar parte del aparato administrativo, pero no exige ni tiene demandas de carácter rupturista, ideológico o
dogmatico, sino que respeta bastante el orden ya establecido pero tarta de ascender por él.
.El republicanismo rompe con la concepción neo escolástica, pues cambia su concepción de la sociedad y el poder, ve al poder
como un elemento de su voluntad y utilitarista. La sociedad se concibe de forma eudaimonica materialista. Además de que el
estado aparece como el único ente donde hacer política. Se rompe la concepción del orden natural y el estado pasa a hacer su
voluntad. El individuo ya no necesita ser parte de un estamento para sobrevivir sino que ahora se le reconoce como sujeto de
derechos subjetivos y poseedor de intereses.

.El estado se preocupara del aspecto normativo y conductual de sus ciudadanos por lo que las instituciones ayudaran a esto.
Las instituciones serán un agente importante pero es el individuo el protagonista. El hombre adhiere de forma voluntaria a las
instituciones no por adhesión de nacimiento. La republica también se abre como espacio de múltiples conflictos pues se escuchan
todas las demandas e intereses.

.El republicanismo marcara grandes cambios y esto es gracias a su misma naturaleza inspirada en las ideas de la revolución
francesa, de carácter marcado utilitario y funcional. Lo que importara no es la idea sino su uso o instrumentalización, pues antes
estaban pero no generaban cambios, con la revolución francesa comenzó a darse este aspecto.

. Para comprender esto fue necesario ver la existencia humana como algo moldeable, además de además ver la experiencia como
fruto de actos consientes. Se descubre el poder de las ideas como generador de cambios.

.Una idea de la revolución es que todo problema humano tiene resolución en el debate y en la política, lo que agranda el espacio
de debate público sobre estos temas. También otra cosa es la idea (que hasta hoy tenemos presente) que las ideas pueden tener
más de una lectura.

.Es importante comprender que el republicanismo lo que busco era crear argumento para justificar la autonomía de hecho que se
produjo con el vacío de poder.

• LA PROYECCIÓN UTÓPICO-MODERNA

.Es republicanismo surgió para buscar argumentos que justifiquen el poder. En el predicamento era todos iguales pero en realidad
solo predominaban los intereses de la elite.

.Muchos autores sostienen que las ideas solo sirven para buscar cuidare las pretensiones e intereses.

.El discurso de una ideología siempre plantea dos posiciones, una vista como una utopía a alcanzar y la otra como una realidad ya
alcanzada. Ambas se producirían en la sociedad chilena.

.Todo discurso puede explotar tanto la ideología como la utopía. De hecho ante una ideología ya instaurada en un estado el
pueblo siempre podrá exigir el cumplimiento de la utopía como demanda generando asi una legitimación y argumentos a favor de
ella.

.Algo así pasa con el lenguaje, pues tiene un matiz de ambigüedad y descontrol, ya que se plantea que el discurso esa una relación
de poder, pero al no poder monopolizar el lenguaje esta sujeto a la utilización de otras fuerzas que le quieran cambiar aspectos e
incluso darle un significado diferente para emplearlo a su beneficio.

.Es por esto que también el republicanismo permitió el enfrentamiento de muchas fuerzas y se incorporaran cambios y grupos
más radicales y revolucionarios que se hicieron con parte del control junto con los otros más moderados.

.Si bien es cierto en principio el proceso independentista no tuvo un matiz rupturista ni revolucionario, con el tiempo al ir
cambiando las estructuras del sistema genero un clima e instancia que permitió la llegada de muchas fuerzas que querían ser
participes de sus propios intereses. Ascenderían otros grupos que nunca antes tuvieron participación de la misma manera que lo
hizo la elite en su tiempo con las reformas borbónicas.

- TERCERA PARTE

• LA PROYECCIÓN MODERNA

Juan Bautista Alberdi en 1852 indica que la solución al problema del gobierno posible en América radica en “elevar nuestros
pueblos a la altura de gobierno que nos ha impuesto la necesidad”, hacerlos “dignos de la república que hemos proclamado”.
Dice que es a través de la mejora de la sociedad se logra la mejora del poder.

Agrega el argentino que solo en Chile se dieron muestras de realismo y sensatez para solucionar dicho problema. Se logró, dice
Alberdi, evitando dinastías y dictaduras militares, además de no perder la continuidad de lo tradicional.

Se desprende de lo que dice Alberdi

- Problema político que tuvo que enfrentar Hispanoamérica luego de la Independencia. No de legitimación, sino que de
gobierno
- Solución a este problema debió encuadrarse dentro de los parámetros ya establecidos por un orden legítimamente
republicano, fruto de la necesidad
- Chile se considera el único caso exitoso debido a su capacidad de conciliar la tradición con la modernidad.

Hay una serie de incógnitas respecto a este tema, por ejemplo, ¿cuándo surge lo descrito anteriormente en Chile?, ¿Chile pasó
por periodo anárquico? además de cuestionarse si lo que dice Alberdi es cierto y que la solución que propone es la adecuada.

Pareciese que lo que quiere expresar es que el propósito republicano no es solamente político, es más global. A la larga, luego de
la Independencia fue necesario “mejorar la sociedad”. Independencia produjo fundamentalmente un cambio político, pero éste a
su vez sentó las bases para una sociedad moderna en un sentido más amplio.

Otra dimensión problema Independencia: su carácter proyectual fruto de una reflexión retrospectiva.

- CAPÍTULO VIII: ENSAYO Y ERROR

Una vez producida la independencia, fue necesario resolver el problema político pendiente. En respuesta a esto, es que surgen
una serie de ensayos constitucionales entre 1818 y 1829. No es una etapa anárquica, sino más bien una muy utópica e inestable,
pero no descontrolada.

• LA TRANSICION AUTORITARIA

Si uno de los problemas de la Patria vieja fue hacerse una nueva legitimidad, el de la Patria Nueva es establecer un gobierno
viable. En el logro de este segundo objetivo, es que se funda un sistema basado en el ensayo y error, y en el reconocimiento de
los militares como fuerza política.

Días después de Chacabuco, se le ofreció el mando de Chile al general San Martín, quien renuncia al cargo para dejar en el poder
a O Higgins, luego de previo acuerdo. A pesar de que O Higgins se instaló en el poder como una imposición del ejército argentino-
chileno, tuvo adeptos, ya que se necesitaba un gobierno fuerte para combatir a los españoles en Perú y además porque se temía
que llegaran al poder figuras menos maleables como la de Carrera. Por otro lado, las deudas producidas por la guerra, la caída de
la producción agrícola y el cese de negocios con Perú, hizo necesario una dictadura personalista.

O Higgins tenía una fascinación por el progreso, la que plasmó en ámbitos como el económico:al pedir un préstamo a la
banca británica, reordenó las arcas fiscales y expropió ciertos territorios. En materia cultural construyó una serie de proyectos
urbanísticos y en educación resurgió la idea de un Estado docente.

Algunos historiadores lo clasifican como una continuidad del despotismo ilustrado,porque basa su gobierno en un personalismo
(en su imagen de soldado-héroe) y recibe apoyo militar, pero el autor refuta esto argumentando que O Higgins adhería al
republicanismo y creía en un igualitarismo anti-aristocrático, lochoca con un posible afán ilustrado.

Su gobierno fue dictatorial, las dos constituciones le otorgaban demasiadas atribuciones, pero todo era dentro de un marco legal.
Por ejemplo, en la 2da constitución establece un término a su mandato.

El primer ensayo constitucional mostró su tendencia dictatorial y por eso fracasó. La elite no ocultó su oposición a medidas
como la supresión de los títulos de nobleza, se mostró recelosa a la influencia argentina y de la logia Lautarina, y eso no es todo,
porque reclamaron la corrupción, los abusos de poder, sumados al descontento del ejército. Todos estos problemas hicieron
que se rechazara la constitución de 1822, que proponía extender su gobierno por 6 a diez años más. Concepción y Coquimbo
desconocieron esta constitución y fue Ramón Freire quien se aprovechó de esto para llegar al poder.

Por todo lo anterior, O Higgins abdica y fracasa un sistema que pretendía bastarse a sí mismo sin reconocer la necesidad de apoyo
social.

• EQUILIBRIO OLIGÁRQUICO Y MILITAR

En 1823 se ensaya un equilibrio civil y militar. Esto se logró al darle más poder a la oligarquía, con la creación de asambleas
provinciales, diputaciones parlamentarias, etc. etc. pero a pesar de esta mayor participación, quienes siguieron ocupando
las primeras magistraturas fueron los militares: Freire y Pinto. En resumen, estos tipos de gobiernos se basan en el factor
personalista, autoritario y con apelación al prestigio militar.

En esta etapa tampoco hubo anarquía, hubo inestabilidad, persistieron algunos problemas económicos, pero no hubo un
cuestionamiento básico al orden legitimante y se profundizó el republicanismo. Es más, se logra una amplia participación y
aprendizaje político civil.

En el orden civil, comienzan a agruparse bandos políticos, grupos de poder (lo que es distinto a hablar de partidos políticos). Se
reconocen los pelucones (más conservadores) y los pipiolos, que corresponde a la línea más progresiva. Aveces giran alrededor
del personalismo (Carrerinos y O´Higginistas) o a veces en función de ideas políticas (estanqueros y federalistas). Estos grupos
se caracterizan por no tener muchas diferencias doctrinarias, todos adhieren al republicanismo, es más todos participan del
gobierno. Tampoco tienen diferencias socioeconómicas entre sus miembros, sino que todos pertenecen a la elite dirigente.

Este modelo militar- oligárquico no prosperó porque no tradujeron este equilibrio en una propuesta constitucional ni institucional
eficaz, para lo que en la práctica funcionaba.

• BÚSQUEDA DE UNA SOLUCIÓN JURÍDICO-INSTITUCIONAL

Durante el decenio 1818- 1828 se gestarán una serie de ensayos constitucionales, que si bien servirán de experiencia, no fueron
capaces de representar la realidad política imperante.

El primer intento fue el de O´higgins en 1818 y 1822, que a pesar de ser constituciones creadas para posibilitar la existencia de un
personalismo autoritario, no tuvieron apoyo político por lo que no fueron una solución al problema.
De esto se pasó a un autoritarismo programático con la constitución de 1923 con Juan Egaña. Esta se configura como una
constitución oligárquica y contrario a los gobiernos fuertes. Para hacer el contrapeso al ejecutivo, le otorgaba mayores
atribuciones a entidades burocráticas y colegiadas como el senado, las asambleas electorales locales (actuaba como un censo
y podían confeccionar listas con candidatos para la administración pública) Además se protegía al individuo con una serie
de garantías ciudadanas y se incluía un deseo excesivo de reglamentar asuntos que corresponden a una ley ordinaria, en la
constitución.

Pero lo que más distingue a este texto es su afán modélico- progresista al pretender moralizara los gobernantes y la República. Es
por eso que la constitución establecerá instituciones que vigilen la moralidad pública como el Senado y el gran Registro de Mérito
Público, que contemplaba un código moral que vigilaba los deberes de los ciudadanos, que definía la “virtud cívica” y por último,
que celebraba una ética pública que se combina con la religión.

A pesar de lo anterior, no es posible clasificar a Egaña como un conservador, sino que su texto está impregnado de voluntarismo
constructivista, de un racionalismo especulativo porque pretende modificar, realizar un orden nuevo. En este orden nuevo,
pretende transformar las leyes en costumbres y éstas en virtudes cívicas y morales. Va desde el principio al hecho.

La constitución es completamente republicana. Se insiste también en un carácter utópico en lo esencial, ya que pretende
trascender el orden de cosas dado (el colonial) para encaminarse a uno republicano. Lo que es utópico no es el fin, sino que la
forma empleada para llegar a éste. Esta constitución se empecina en un sistema constitucional rígido y no toma en cuenta la
necesidad de una intervención militar o arbitraje más templado. En resumen la constitución fracasa por no capitalizar los logros
políticos más recientes y por no presentar una propuesta jurídica constitucional eficaz.El fracaso de ésta y el creciente poder
autónomo de las provincias condujeron a un nuevo planteamiento constitucional.

Acá aparece el nuevo orden constitucional entre 1825 y 1827que se caracteriza por su orden casuístico y por ser más aterrizado.
Generó un auge de la autonomía y del poder de las provincias, las que se potenciaron con un conjunto de leyes, que no
constituyeron una constitución propiamente tal, pero que ensayan un esquema federal.

El federalismo no es algo nuevo en Chile. Durante la patria Vieja el sentimiento regionalista fue algo que siempre estuvo presente,
nunca estuvo fuera de las discusiones doctrinarias e incluso alcanza cierto reconocimiento en el Acta de Unión de las provincias.
Inicialmente el Congreso de 1826 aprueba la aplicación de un sistema federal y autoriza el nombramiento de una comisión
encargada de crear esta constitución, proyecto que nunca fue puesto en vigencia. A pesar de esto, entraron en vigencia un
conjunto de leyes (como la división del país en 8 provincias, elección popular de gobernadores, etc.) que aportaron a la formación
de un sistema federal. Aunque la constitución no se creó, el sistema finalmente funcionó y contó con la simpatía de generales
como Freire.

Inicialmente este sistema contribuyó a equilibrar las fuerzas oligárquicas y militares, y también sirvió para aquellos sectores
civiles que veían en él, la concreción de los postulados liberales.

¿Por qué fracasaron las leyes? Primero por el carácter parcial con el que fueron puestas en marcha. Además se referían sólo al
tema regional, dejando de lado problemas históricos como el papel que le cabía al Ejecutivo dentro del orden constitucional.

Una vez que comienzan a generarse problemas nuevamente, aparece en escena Pinto quien asume el poder con el afán de
centralizar el poder y de hacer oídos a los que pedían la derrocarel sistema federal, con lo que se terminan derogando las leyes
federales.

El uarto intento constitucional fue de la mano de la constitución de 1828. Ésta comprende un doble fracaso porque la no logra
imponerse y porque no corrige los defectos sustanciales de constituciones anteriores. Se considera como una constitución
completa, que comprende todos los temas, que define los poderes del Estado y sus atribuciones, que perfecciona aspectos
dogmáticos, que contempla mecanismos de reforma, acoge las ideas republicanas, abolió los mayorazgos, amplió el sufragio,
etc. lo que en general la trasformó en un texto perfecto desde el punto de vista formal, que incluso causó aprobación en los
políticos de la época. El problema radica en que no supo traducir la práctica gubernamental en términos legales, en la cual la
mediación recaía en el poder ejecutivo-militar. Fue poco práctica, no incluyó mecanismos de resguardo frente a coyunturas,
fortaleció al ejecutivo en su rol legislador y no en su rol de manejo político. No le otorgó facultades extraordinarias ni estados de
excepción y se puso solo en la situación teórica de que todos respetarían los sistemas legales permitidos. No le brindó al ejecutivo
herramientas moderadoras de corte autoritario, lo que quedó en evidencia e hizo falta en crisis como la de 1829.

A pesar de que los textos anteriores tampoco consideraban esta opción, en estos casos se promulgaba un recurso constitucional
previo a las constituciones, que permitían el uso de estas herramientas (cosa que con esta constitución no se realizó), y además
Pinto no quiso ponerlo en práctica, lo que generó que además de la falla en la constitución, los líderes políticos tampoco se
mostraran abiertos a solucionar el problema.

• 1829. HACIA UN NUEVO ORDEN INSTITUCIONAL

La crisis generada por la elección de vicepresidente marca el fin del régimen oligárquico-militar. En efecto, en 1829 se pone fin
a la independencia. La crisis comienza con la constitución del 28, que fue promulgada en agosto, se llevaron a cabo elecciones
normales, donde fue elegido Francisco Antonio Pinto sin problemas. Ahora, la elección del vicepresidente si generó problemas,
la constitución establecía que debía elegirse entre las candidaturas que obtuvieran las siguientes mayorías inmediatas. Las
cámaras (que contaban con el apoyo del gobierno), interpretaron libremente estas normas y eligieron por votación interna a la
tercera mayoría relativa correspondiente a Joaquín Vicuña, pasando a llevar a los otros dos candidatos y activando toda una crisis
política. La relevancia del cargo radica en que se pensaba que Pinto, reacio a las elecciones, renunciaría a su cargo.

Con esto, Pinto se vio obligado a asumir el cargo de presidente, lo cual fue desconocido por las asambleas provinciales del Maule
y de Concepción, lo que se sumó a algunos reclamos militares por parte de José Joaquín Prieto. Acá Pinto instó al gobierno a
auto-disolverse y convocar nuevas elecciones, disputa que terminó con Pinto fuera del poder. Ocurrido este problema, ambos
bandos acudieron a Freire para que lo solucionara, pero éste mostró una leve preferencia por el bando “revolucionario” y
posteriormente una inclinación por las filas “gobiernistas” lo que no logró unir bajo una sola fuerza al ejército. El problema
terminaría zanjándose por las armas el 17 de abril de 1830, en Lircay, con Prieto por el bando de las fuerzas rebeldes y Freire
con el ejército constitucionalista. Esta crisis fue la primera en que se observa un quiebre de la elite chilena y se diferenciaría
fundamentalmente de las anteriores: por un acentuado fraccionalismo político, por pretensiones legítimas de ambos bandos y
por una fuerza militar dividida.

Un bloque correspondía al sector oficialista, con mayorías en el congreso y con instancias representativas gracias al control
electoral poderoso con el que contaba, además era el que contaba con el apoyo militar. Es un sector que apoya a Pinto, que basa
su poder en el aparato de gobierno. Se les llamaba pipiolos.

El otro bando se constituye por los llamados pelucones, que corresponden al sector más tradicional, los O higginistas, la facción
federalista y algunos liberales que estaban en desacuerdo con la administración.

Otro problema que se genera hace referencia a la legitimad política, osea de la legitimidad de las fuerzas en pugna. En 1829
este tema va tener un papel ideológico más que jurídico, aunque con alcances y consecuencias muy diferentes unos de otros.
En el sector oficialista, el legitimismo pasa a ser casi el único soporte a su favor dentro de la fuerza militar y por esto ocuparon
el texto constitucional como algo para hacer creer a los demás su fortaleza, cuando en el fondo no se contaba con apoyo
político. Mientras tanto en el bando opositor, el legitimismo es más equilibrado y es ocupado como un arma tanto valórica como
pragmática.
Otro factor de la crisis fue el desmoronamiento de la unidad militar. Hasta antes de Pinto esta unidad se mantuvo, incluso al
presentar dos candidaturas militares: la de Pinto y Prieto. A pesar de lo anterior, existía una unidad en la armada ya que se creía
que existían cargos para ambos, pero este esquema se rompe tras la renuncia de Prieto, lo que genera un vacío de poder y la
posterior intervención armada de Pinto.

La naturaleza de la crisis de 1829 se puede definir como una crisis de carácter gubernamental, de origen mixto, civil y militar.
Pero no es posible considerarla estrictamente como guerra civil, ya que esta abarca una transformación social global y no sólo
una militar-política. Tampoco es correcto referírsele como una revolución, ya que el factor doctrinario ideológico se mantiene. Lo
que sí cambia, es la composición de las fuerzas políticas, las relaciones entre ellas y los mecanismos utilizados para obtener los
objetivos, por tanto, a juicio del autor, esto corresponde a un pronunciamiento militar o a un golpe de Estado civil.

Otro argumento común entre los historiadores es decir que esta reacción fue netamente aristocrática. Según esta tesis, durante
los años 20 este grupo fue perdiendo poder por las reformas democratizantes de O Higgins, el laicismo creciente de Freire y Pinto
y la abolición de los mayorazgos con la constitución de 1828. Según el autor este es otro error, ya que el separar a la aristocracia
de la elite gobernante y ubicarla como un grupo separado y distinguible es algo que no sucedió en la política nacional. Es
más, desde el siglo XVIII hasta esta fecha la elite fue una sola, la base de su poder económico era agrícola, pero no por eso, no
incursionó en la minería, el comercio y la burocracia estatal. Se constituyó como un grupo heterogéneo pero unido, lo que se
demuestra incluso en que los pelucones a pesar de no ser oficialistas, nunca fueron marginados del poder.

No obstante a lo dicho, efectivamente en 1829 hubo una reacción de la elite, en este caso el grupo dirigente se opuso a un
gobierno y a un oficialismo excluyente. Es un rechazo a un gobierno respaldado por una base monopólica electoral, que
amenazaba con marginar al grueso del grupo dirigente. A juicio del autor esto se generó porque hubo un cambio en la estructura
del poder (el fraccionalismo) y la necesidad de acomodar los mecanismos de arbitraje político a este nuevo panorama de fuerzas
en contención, sin romper la coherencia política y social de la elite.

Este fraccionamiento tiene tres aristas: en primer lugar, se restablece un amplio consenso político reflejado en la coalición
opositora que luego va a gobernar. En segundo lugar, el régimen nacido en Lircay no sólo cuenta con el apoyo de la elite, sino que
también reduce el poder político-militar. Se dan de baja a los oficiales “constitucionalistas” vencidos, se crea también una fuerza
paramilitar muy poderosa “la guardia cívica”, se negocia también la presencia de militares en el gobierno. Producto de esto los 4
administradores siguientes del poder, serán civiles.

En tercer lugar, desde 1829 se encara el problema central que hacía frágil el equilibrio oligárquico militar. Con Portales por fin se
resuelve el problema del orden, pero institucionalmente y no de facto cómo ocurría hasta entonces. Esto permite un gobierno
más práctico y que posee instrumentos legales para generar orden, como por ejemplo los estados de excepción.

El que muchos historiadores señalen a este período como uno de “Anarquía”, es a juicio del autor una exageración, ya que
a pesar de existir algunos motines y desórdenes del ejército, éstos fueron controlados, por lo que incurrimos en un error al
calificarlo como un quiebre total de la autoridad. Además, a pesar de que existieron situaciones de inestabilidad, hay claridad de
cuáles son los fines que se quieren alcanzar.

En resumen, lo que generó este conflicto no tuvo causas jurídicas sino que políticas. Ambos bandos respetaban la constitución,
por lo que el motivo de disenso, parece ser las decisiones u omisiones del gobierno, más que la carta fundamental misma. El gran
problema es que no fueron capaces de institucionalizar legalmente lo que ocurría en la praxis política, el denominado “arbitraje
político- militar”. Una de las causas de no poder poner esto en práctica fue el constante prejuicio antiautoritario (heredado del
triunfo contra O Higgins) y el afán de debilitar al ejecutivo, lo que generó que en momentos en donde se necesitó una decisión de
imponerse por parte del ejecutivo, ésta no llegase.
La constitución de 1833 va a continuar con el ideario republicano y liberal. Pone fin a una época de ensayos fallidos y permite
que aparezcan nuevos protagonistas en el poder.

El fin de la década de los 20 anuncia una nueva época de consolidación liberal, con un régimen de gobierno institucional y sólido,
pero lo principal es que seguirá gobernando la misma elite tradicional.

El período que sigue a esto, se denomina “la coyuntura crítica”, en donde se quiere encontrar una fórmula viable para la
república. Para lograr esto se realizan tres intentos fallidos, los que se resumen en: autoritarismos personalistas, equilibrio entre
el poder civil y militar y el ensayismo legal. Así y todo, a pesar de estos fracasos se logra combatir la crisis del 29, al reconocer
constitucionalmente el ejercicio autoritario por parte del Ejecutivo.

- CAPÍTULO IX: EL CAMBIO HACIA LO MODERNO

Si bien nuestra atención se ha centrado en las transformaciones y consecuencias políticas de la Independencia, no fueron las
únicas. Ésta se inserta en un proceso más profundo que viene de antes y continuará más allá de la emancipación de España, y
afianza una inclinación hacia el cambio: el reformismo borbónico. La independencia se proyecta de manera nacional, cosa que
antes carecía. Se comienza a sentar una sociedad moderna más cabal, más local.

Si bien el cambio es fundamentalmente político, manejado por una elite modernizante, también lo es tradicional. El resultado no
por ser inconcluso y parcial es menos revolucionario.

• LA TRADICIÓN DEL CAMBIO

La Independencia no introduce el cambio, lo reitera y ratifica. Antes de 1810 ya existía en Chile una predisposición favorable hacia
lo moderno (reformismo borbónico). Una vez producido el eclipse imperial, se debe erigir un nuevo orden legitimante y además
reconstruir el régimen político gubernamental. Sin embargo, el grupo dirigente no se encuentra desprovisto de orientación. Existe
ya una aceptación del mismo criterio, que le permite innovar, ensayar sin temor al error, incluso negar lo hecho en el pasado, un
pasado que no había sido especialmente reacio a algo similar. Desde el siglo XVIII en adelante existe una dinámica renovadora
continua, que hace posible conciliar cambio y poder.

El ultimo gran periodo de dominio español (siglo XVIII) dista mucho de la imagen de un poder inmóvil y conservador. En el caso
chileno, esta imagen es más distorsionadora: España lleva a cabo iniciativas beneficiosas para el país. El reformismo borbónico
no produjo una reacción contraria a la Corona. La elite optó por aceptar y dejarse influir por el nuevo espíritu modernizador: se
consolidó como un grupo dirigente, se enriqueció gracias al reformismo. Tanto así que hasta los últimos días de dominio español
solicito reiteradas veces que se profundizaran aun mas las reformas. Madrid ya no podía satisfacer las crecientes expectativas.

La consecuencia más trascendental del proyecto modernizador fue, sin duda, la aceptación por parte de la elite de la figura
central que tendría el Estado desde ese entonces. Se incorporó activamente a él, aprovechando espacios provistos por la
administración borbónica. Durante el siglo XVIII el grupo dirigente se aparta del mundo rural y extralegal que le era tan familiar,
se muestra dispuesto a co-gobernar el país con las autoridades peninsulares. El Estado es el nuevo eje central de la sociedad. Sin
embargo, este grupo dirigente termina aprovechándose del mismo para lograr fines hegemónicos.

El cambio producido en el siglo XVIII no será únicamente político. El crecimiento demográfico del siglo anterior a 1810 es notorio;
el país se vuelve cada vez ms homogéneo racialmente. El repunte urbano es considerable, si bien la población sigue siendo
mayoritariamente rural, sin embargo, el eje dinámico deja de ser el mundo agrícola. Junto con esto, se produce una marcada
apertura comercial junto con un sostenido desarrollo minero y agrícola. Se perfila lentamente una identificación con el entorno
natural y criollo vivencial, que confirma el efecto cosmovisual del arraigo local.

Las transformaciones económico-sociales no amenazarán a la elite, debido a una serie de características que neutralizaran los
efectos potencialmente inquietantes: medios que el aseguran un fuerte control social (inquilinaje), mayor pluralidad racial,
coherencia interna (aclanamiento), equiblrio de vínculos urbano rurales, regionalismo planteado de manera aun mas localista. Si
todo lo anterior no hubiese sucedido, la elite se hubiese inclinado hacia una postura más recalcitrante.

La elite aprovecho estos cambios y reforzó su poder. La mano de obra aumento en momentos de expansión del agro,
la estructura predominantemente rural no se vio afectada tras la consiguiente urbanización y apertura económica. La
homogeneización no implico un desajuste en el orden de la estratificación: la elite se distingue asumiendo pretensiones
aristocrizantes, sumando clanes inmigrantes. La conciencia regionalista fue de gran ayuda a la elite: pudo apoyarse en una idea de
carácter más global a fin de legitimizar sus aspiraciones de liderazgo.

El cambio del siglo XVIII fue en buena medida autónomo. La elite no hubiese sido tan asertiva si no se hubiese convencido que
las transformaciones podían ser controladas. El reformismo borbónico proporcionó el medio de control, fijando al Estado como
encauzador de procesos.

El Estado borbónico era dirigista e intervencionista, imbuido de un ethos de progreso que orientaba sus metas. Exigía que todas
las fuerzas institucionalizadas aceptaran sus parámetros, quedando marginadas aquellas que no lo hiciesen.

Este Estado proporcionaba:

1. Un aparato conceptual ilustrado capaz de diagnosticar y modelar la realidad.


2. Una mayor flexibilidad y neutralidad moral, aprovechable por aquellos que aceptaran la nueva cosmovisión en el nuevo
orden de las cosas.
3. Progreso sin revolución.

En el fondo, el reformismo borbónico proporciono instrumentos que acrecentaban el influjo de quienes gobernaban.

El problema central con el que deberá enfrentarse la elite tas el desmoronamiento de la monarquía está en parte resuelto. El
Estado permanece y ella forma parte de su funcionamiento. A lo sumo, se produce un traspaso del ejercicio del poder, pues
su acumulación y concentración ya eran un hecho. Sólo faltaba legitimarlo: acomodarlo a patrones ideológicos ilustrados
preexistentes. El republicanismo es la solución.

El vacío producido por la desaparición de la monarquía no era despreciable política y gubernamentalmente. Si bien se seguí
disponiendo de una idea ilustrada de Estado y se podía recurrir fácilmente al republicanismo para justificar legitimidad del poder,
ninguno de estos dos componentes de la ecuación política aseguraba el respeto a la opción tomada a parir de 1810. Si bien
confirman un propósito ideológico político, no garantizan el éxito gubernamental.

¿A qué se debió entonces que en Chile se lograra una salida favorable a la coyuntura y se resolviera el problema político-
gubernamental y en otros países de la América española no fuese así?. La vía comparativa nos permite destacar aspectos del caso
chileno. Teniendo en mente la falta u presencia de trayectoria independentista de México, Argentina, Venezuela y Cuba vemos
que en dichos casos o faltaron elementos presentes en Chile o no hubo buena conjugación de factores en juego.
En Chile, la elite no se dividió internamente en ningún momento. Ausencia de motivos económicos y regionales divisivos hicieron
de la unidad algo relativamente fácil de lograr en crisis y luego fácil de mantener. No fue necesario recurrir al pretorianismo
carismático (fuertemente contrapesado por la coherencia de la elite). El republicanismo fue tempranamente aceptado, y en Chile
la amenaza étnica nunca constituyó un peligro para la Independencia. No hay indicios de tradicionalismo consciente en la elite
chilena.

La unidad y coherencia de la elite, sumado a su predisposición hacia el cambio fueron los factores más cruciales. Si bien también
podemos encontrarlos en el caso cubano, se asemeja bastante al caso chileno con una gran salvedad: la ausencia de la amenaza
étnica. De ahí que la elite chilena no se petrificara en una postura colonialista estrecha. La ausencia del problema étnico-social
impidió que criterios económicos prevalecieran por sobre políticos. La política finisecular de Chile fue siempre un riesgo menor.

Ante la sorpresa inesperada de la debacle española, la elite (preparada y cohesionada) se prepara para asumir el poder total que
de hecho cae en sus manos en 1810. Es la predisposición ya arraigada hacia el cambio sumada a una no depreciable experiencia
política previa y una fuerte cohesión interna las que le permitieron afrontar un trastorno mayúsculo, con cautela y prudencia, no
aceptando una vez más la inmovilidad.

• EL AFIANZAMIENTO DEL CAMBIO

El proceso favorable a lo moderno continúa profundizándose durante la Independencia (1810-1818) y de igual forma en la
época de consolidación de un gobierno estable (1817-1829). Las transformaciones de estos dos periodos coyunturales son
prolongaciones del reformismo modernizador precedente. Se produce un afinamiento cualitativo, que permite erigir a la
Independencia como un hito marcador. Se prolonga y afianza un proceso de cambio precedente de una elite y un Estado, dándole
un sentido proyectual nacional del que carecía. El valor que se le adjudica al cambio permanece constante, pero el logro de la
Independencia no fue solo profundizar estos aspectos: ahondó en lo relativo a la legitimidad de transformar.

En el plano económico-comercial, la Independencia tuvo un impacto favorable (manifestado en la década de 1830). Este saldo
favorable no se da tan temprano en la mayoría de los demás países hispanoamericanos, y se logra gracias una serie de reformas y
administración pragmática de los gobiernos chilenos de ese entonces. El Estado se reservó a un papel netamente orientador.

La razón fundamental del éxito económico radica en la apertura comercial hacia afuera por parte de Chile. Desde el deceto
de libre comercio de 1811 y después de 1817, se estimula sistemáticamente el comercio exterior, tanto de extranjeros
(alentándoseles a establecer casas comerciales y nacionalizarse a cambio de protección), como de nacionales (se les adjudica el
comercio al detalle y el cabotaje), sumado a la rebaja arancelaria de naves nacionales. Además se autorizan los almacenes francos
en Valparaíso. Se explica así el extraordinario auge económico durante la Independencia.

Los beneficios generales reportados fueron significativos. El tonelaje navío creció, bajaron los precios de productos importados,
hubo mayor disponibilidad de mercados para bienes chilenos. El valor total del comercio se eleva en un 40% en la década de
1820, y aumenta tanto el número de comerciantes chilenos como la recaudación fiscal por concepto de tarifas aduaneras
(principal ingreso público).

De igual manera, el rubro minero (en el norte del país) se vio claramente favorecido con la apertura comercial. La agricultura,
del mismo modo, logra recuperarse tras la guerra y se aprovecha de los nuevos mercados, el aumento de la demanda, los bajos
costos de transporte y la estabilidad de la propiedad rural, que implicaron un aumento del valor de la tierra.
Este cuadro general positivo no estuvo exento de problemas. Crisis periódicas de sobresaturación causan quiebras, el
contrabando sigue acechando. La hacienda pública ya no puede financiarse de aranceles aduaneros y es deficitario todo el
periodo, aunque al disminuir gastos militares en 1826 experimenta un leve mejoramiento. Una serie de desaciertos como el no
pago del empréstito en Londres marginan a Chile de toda posibilidad de crédito extranjero hasta 1840. Los comerciantes chilenos
no pueden competir con los extranjeros, aunque llegan a un acuerdo que redunda en beneficios mutuos. La inestabilidad política
resta confianza a la economía chilena.

Sin embargo, el balance es positivo, sobre todo al comparar el caso chileno con otros hispanoamericanos. La apertura comercial
y el crecimiento económico pudieron ser enfrentados provechosamente por un Estado y una elite predispuestos a este tipo
de pruebas. El manejo económico estuvo marcado por un prurito nacional inédito, y a pesar de lo gravitante de los intereses
extranjeros para con Chile, a partir del decreto de 1811, se ejerce una soberanía económica marcada por la apertura comercial.

La apertura de Chile hacia afuera no fue solo comercial; implicó integrar a Chile en el mundo no hispánico. La afluencia cada vez
mayor de extranjeros aporta considerablemente en materia jurídica, educacional, medica, científica, cultural y militar. Un número
no insignificante de jóvenes chilenos se trasladan a Europa donde residirían varios años antes de retornar. El reconocimiento
diplomático de Chile fue un tanto lento en lo formal pero inmediato en los hechos. Vínculos con otras naciones hispanas
fueron beneficiosos (y providenciales como el caso de Argentina). La consolidación del republicanismo en momentos en que se
encontraba en retirada en otros lugares empuja a Chile a la necesidad de demostrar la vialidad de la utopía republicano-liberal.

Cambios en materia educacional y cultural fueron orientados con criterios análogos ya utilizados: predomina una concepción
dirigista respecto del papel del Estado en la educación. Se propone centralizar las instituciones existentes, fomentar la educación
superior y controlar la educación primaria popular. La organización jerarquizada debió esperar hasta la década de 1840. La
carencia de recursos impedía sustanciales gastos fiscales en educación. Con todo, se produce un cambio cualitativo. Se introduce
el principio de la educación del ciudadano para el Estado (influenciado por patrones franceses). Se arraiga la idea de que la
educación es un medio para hacer nación. L a creación del Instituto Nacional permite proyectar un modelo elitista de institución
superior, antecedente de la posterior Universidad de Chile.

En un plano cultural más amplio, durante el período 1810-1829 se repiten tendencias observadas en ámbitos anteriores. La
política de fomento por parte del gobierno es visible en los comienzos del periodismo, que se verá posteriormente fomentado
por el fraccionalismo político. El Estado contrata extranjeros para llevar a cabo estudios y asesorías. Se crea de la Biblioteca
Nacional y se fomenta el teatro. La labor urbanística se concentra en la creación de espacios públicos, erradicar conductos
consideradas perniciosas y celebrar festividades cívicas. La creación artística y los avances culturales son esencialmente producto
de iniciativas privadas. El Estado respalda fundamentalmente la difusión de una cultura cívica concordante con el orden
legitimante. Coinciden los poseedores de una amplia formación ideológica, que prestan servicios de funcionarios y asesores
políticos. El impulso cultural más asertivo fue la socialización de una nueva cosmovisión republicana.

En materia religiosa, hay un cambio notorio promovido a instancias de los gobiernos republicanos. Desde 1810 el Estado decreta
normas que refuerzan una postura regalista. Se discuten, promueven y aprueban proyectos relativos a la creación de cementerios
a extramuros, la prohibición de sepultar al interior de iglesias, la clausura de conventos pequeños, edad para profesar votos,
abolición del cobro de derechos parroquiales y elección popular de párrocos. Los conventos son utilizados como albergues
durante guerras y en repetidas ocasiones se les exige que mantengan escuelas primarias. Las relaciones locales con Roma se ven
agravadas dada la resistencia de esta a reconocerlas como legítimas. Los gobiernos insisten en estas medidas, no transan frente a
lo que consideran sus derechos e incluso persiguen a los más enconados jerarcas opositores.
Sin embargo, no se produjo una ruptura total con la Iglesia Católica, pues es oficialmente reconocida por todos los textos legales
y constitucionales. En lo referente a otros cultos nos e hizo mucho, aunque las constituciones de 1822 y 1828 fueron algo mas
humanitarias. Se opta por una postura regalista inspirada en tradiciones galicanas, cuyos postulados sostenían que la Iglesia decía
ser un instrumento del Estado. Se pretende maximizar el poder estatal por sobre el clerical.

Lo anterior parece ser altamente cuestionable. La Iglesia chilena fue perdiendo poder desde la expulsión de los jesuitas en 1767.
La Iglesia deja de ser un importante terrateniente. Su influencia en el mundo rural a partir del siglo XVIII fue menor que en otras
regiones hispanoamericanas. En el ámbito intelectual su importancia decayó, y su papel en la estructuración del nuevo orden
fue insignificante. En un plano político, lo religioso se desdibujó. La ausencia del factor movilizador de la Iglesia (a diferencia, por
ejemplo, de México), lo vuelve un aspecto marginal. Una suerte de deísmo ilustrado entibia posibles planteamientos religiosos
de tipo tradicionalista. No fue imperativo oponer un anticlericalismo confrontacional. A la Iglesia había que tratarla como entidad
institucionalizada.

Los cambios a nivel social como la abolición de la esclavitud, la supresión de títulos de nobleza y el fin de los mayorazgos (hasta
1829) asentaron el principio de igualdad ante la ley y terminaron con los rasos estamentales pronunciados. La integración
indígena no pasa más allá de meros intentos. El liderazgo político y militar seria desempeñado por un grupo relativamente joven.

Pero, por sobre todos los otros aspectos sobresale uno que sella definitivamente la trascendencia histórica de la Independencia:
surge el nacionalismo en Chile. Se le imprime un sentido proyectual comunitario-político del que antes carecía.

No puede hablarse de nacionalismo antes de la Independencia. Previo a 1810 se está frente a un protonacionalismo regionalista
criollo, deficiente en cuanto a la dimensión político-ideológica. Una vez realizado el quiebre político y aceptada la ideología
republicana-liberal se puede asumir el forjamiento de una nación como proyecto. En un inicio, los elementos definitorios del
nacionalismo se confunden con el ideario republicano-liberal. La idea de nación en la época está fuertemente asociada a la
idea de génesis. Se tiene consciencia de estar viviendo un periodo de infancia política y nacional (de estar creando una “Patria
Nueva”), la que se acompaña de un fuerte carácter utópico. Se quiere destruir el orden español preestableció y crear otro capaz
de ser pensado.

Este sentido utópico esta dectras de la creación de una serie de instituciones de la época: el Instituto Nacional en 1813 creado
para la formación de ciudadanos, la Orden al Mérito de Chile en 1817 que pretendía reemplazar los títulos de nobleza, las
festividades patrias del 18 de Septiembre y del 12 de Febrero, que servirían para acentuar la legitimidad del nuevo régimen y
estimular el apoyo popular.
Todas estas instituciones apuntan a una idea central: es preciso rechazar el pasado colonial español para permitir el crecimiento
de la nueva nación. La creación de ésta presupone un quiebre con la tradición. Esta visión se aparta sin duda de la idea romántica
de un “espíritu del pueblo”, siendo más bien constructivista y voluntarista del tipo francés-jacobino.

El papel que se le asigna a la libertad evidencia la concepción liberal. A ésta se le concibe como el agente que posibilita el quiebre
con el pasado. La conexión entre nacionalismo y liberalismo se hace evidente: son aspectos de un mismo fenómeno. Está
surgiendo una nación liberal. El discurso republicano-liberal se postula como sinónimo de identidad nacional, condenando al
fracaso cualquier ideología conservadora.

La cercana afinidad de la idea liberal de nación con la modernidad es otro elemento distintivo. Lo español será pasado, lo
moderno significará integrarse al mundo y al ritmo alcanzado afuera (Francia). Ser moderno significará para el liberalismo
decimonónico chileno absorber todo aquello que pudiera asimilarse de la civilización europea. Durante las décadas del cuarenta
y cincuenta, se consagrará en una fórmula que se contrapone a la barbarie americana y el potencial civilizador europeo. El
nacionalismo liberal decimonónico será extrovertido desde un comienzo. Esto se resolverá sosteniendo que es necesario
aplicar la “forma” europea al “contenido” americano. Se consigue algo que parecía imposible: conciliar una visión vertida hacia
afuera con una apreciación de lo propio y lo autóctono. Se persigue la integración de una nación en la corriente universal de la
civilización cosmopolita.

El nacionalismo independentista cumplirá una serie de funciones. Se transforma en una herramienta politca útil, que sirve al
Estado para integrar y homogeneizar a la naciente sociedad. Proyecta hacia la sociedad un imaginario social de enorme alcance,
integra políticamente a vastos sectores. En otras palabras, hará posible pensar el cuerpo social amplio como cuerpo político.
Surgen nuevos ciudadanos a partir de entes pasivos, la incorporación del grueso de la sociedad al proyecto fundacional debe
entenderse como una incorporación programática. Gracias a esto la elite configura un universo tipológico y sienta las bases para
la ampliación de quienes pudieran acceder a gobernar. El nacionalismo integrador delimita la estructura de la soberanía popular,
evidenciando la conexión existente con el discurso ideológico.

El expediente nacionalista también ira creando significados compartidos. Asimilará a sectores que poco tenían que ver con otros,
da un sentido de pertenencia y comunidad. Chile se puede definir como una comunidad política “imaginada”, en el sentido
que todos sus miembros comparten mentalmente la imagen propia de comunión solidaria. Se pueden concebir unos a otros
vinculados por un sentimiento de camaradería que opera horizontalmente. En la medida en que la imagen se proyecta desde el
Estado, la solidaridad en ningún caso desvirtúa el carácter hegemónico de la elite.

El nacionalismo naciente de la independencia da sentido y coherencia ideológica a fenómenos precedentes, polariza el sentido
protonacionalista y acentúa el carácter desvinculatorio del contexto cultural y político español. Agudiza el quiebre con el pasado
español y prepara al nuevo Estado en su aceptación de la anhelada modernidad.

Por último, sirve para canalizar socialmente las fuerzas irracionales que existen sobretodo en una sociedad tras la ruptura con
España. Promueve un sentimiento cuasi-religioso asignándole progresivamente a la “nación” un carácter sacro y superior.
Permite ubicar a cada hombre, cada chileno, dentro del cosmos. Imprime un significado trascendente a la afatalidad accidental
de haber nacido “en este territorio y en esta comunidad”. Muchos chilenos, entonces, serían capaces de amar, morir , odiar y
matar en nombre de la nueva nación. Bien es sabido que el nacionalismo puede suscitar un sentimiento cuasi-carismático de
continuidad inmortal. Éste ya está presente en las guerras de la Independencia y se traspasa a los que combatan en nombre de
Chile durante el siglo XIX. Si el sentimiento nacional hubiese sido menor es posible que los resultados de estas empresas hubiesen
sido diferentes.

En síntesis, el nacionalismo comienza a cumplir una función creacional y de legitimidad. No es raro si se piensa en la realidad
vivida de comienzos de siglo XIX. No existía una comunidad integrada, tampoco una identidad propia que sirviera a los criollos
para diferenciarse de los españoles política y culturalmente. Existía el peligro real de que tras la separación con España la
sociedad embrionaria se atomizara. El nacionalismo viene a zanjar dichos problemas. Crea una identidad capaz de relacionar
y englobar distintos grupos. Estableció artificialmente objetos de lealtad y diferenciación que posibilitan la distinción entre el
chileno y el español. Promueve la idea de un proyecto nacional común. Originalmente, es un mecanismo político que sirve al
Estado preexistente para realizar ciertas tareas fundacionales de primera urgencia. Es más la consecuencia que el despertar de
una nueva forma de organización e institucionalidad social y política.

El primer período del nacionalismo chileno (1810-1836) se caracteriza por ser proyectual, no existe aún una nación, sino que
se aspira a una, paralelo a su vez a un Estado liberal-republicano. En líneas generales, se confunde con un proyecto político-
ideológico de corte modernizante y liberal. Su papel, sin embargo, no es enteramente político: sirve también como mecanismo
capaz de suscitar adhesiones y lealtades necesarias para llevar a un buen término de guerra. Se extiende hasta la guerra contra la
Confederación Perú-Boliviana (la segunda independencia de Chile).

No obstante el carácter moderno del nacionalismo, persisten algunos rasgos protonacionalistas. La fuente más poderosa de
identificación fue. En un comienzo, la pertenencia familiar. Buena parte del núcleo dirigente entre 1810 y 1817 pertenecía a unas
cuantas familias interrelacionadas. Esto sumado a la identificación de chilenos frente a los partidarios del rey como “patriotas”
nos hace pensar que todavía estamos frente a una sociedad tradicional. Con el advenimiento de los Carrera al poder ocurre
un cambio importante en este sentido. Definen el tipo de nacionalismo que desde ese entonces se impondrá, uno político e
ideológico consustancial a la opción legitimante que se hace a partir de 1810.

En el período que estamos analizando, el cambio no solo es promovido y orientado por el Estado, además existe un creciente
apoyo en el expediente ideológico nacionalista: el cambio es global e involucra a la comunidad entera.

• UN CAMBIO INCONCLUSO

No estamos frente a un proceso unilateral, si bien una extraordinaria inyección de cambio se comenzó a sentir en Chile a
partir del siglo XVIII. La aceptación y toleración de numerosas transformaciones predispuso favorablemente a la elite a admitir
posteriores innovaciones. La Independencia ayuda a consolidar y proyectar el proceso de modernización. Se tuvo cautela frente
al cambio, en ningún caso se permitió que alterara el orden establecido, se hizo todo lo posible para que fuese tutelado por el
Estado. A la larga prevalece un cambio sostenido pero no audaz, más bien pragmático aunque inevitable, ante todo institucional,
un cambio preferentemente publico más que privado. Predomina un cambio limitado por la continuidad y avalado por la
tradición.

Condicionantes geográficos, técnicos, económicos y atávicos mantendrían a Chile todavía apegado a un orden tradicional.
A pesar de la constante apertura al exterior experimentada por Chile durante la independencia, aun se mantendría alejado
geográficamente. La época de los vapores y clippers no se iniciaría hasta la década de los cuarenta.

El transporte terrestre era lento y engorroso. Generalmente a caballo o lomo de mula, las carretas de bueyes cubiertas
trasladaban mercaderías, mujeres y niños. Era necesario proveerse de enceres para pasar las noches, y había que contar con
suficientes empleados que hicieran de guías y protección, pues el riesgo a ser asaltado era grande. Los tiempos de viaje eran
extensos, y según Pérez Rosales: “¡Cuánto tiempo no se perdía entonces, cuánta vida no se malgastaba en viajes!”.

Las principales ciudades, a su vez, difícilmente calzaban con la imagen de centros urbanos pujantes. La primera impresión que
Valparaíso ofrecía al viajero era la de un “ladrillal” más que una población. Según Mary Graham, a pesar de su importancia
naviera y comercial, el puerto “era poco mas, en apariencia, que cualquier pueblo inglés de pescadores”.

Santiago, por su parte, no resultada menos decepcionante para los extranjeros. Según G.F.Mathison, podía confundirse
fácilmente con “Un pueblo de provincia antes que la capital de un gran país”. Sólo unos pocos puntos llamaban la atención, y la
ausencia de alumbrado público hacían que ya al atardecer cargara sobre los espíritus el “peso de la noche” colonial.

Ambas ciudades, sin embargo, estaban dotadas de una amplia actividad comercial y hacían las veces de emporios regionales.

Se expendían mercaderías no solo en plazas y mercados, sino también en bodegones o pulperías e incluso a través de vendedores
ambulantes. No existía nada semejante a instituciones bancarias ni bolsas de comercio. Éste, por lo demás, era informal e
inorgánico, y no se ofrecían bienes manufacturados localmente salvo algunos productos de menor consumo diario.
El Estado en la técnica estaba sumamente atrasado. Extrañaba lo precario del arado en un país eminentemente agrícola.
Escasamente se conocían la pala y el rastrillo. Como consecuencia, el rendimiento era bajo, y en esto también incidían la falta de
cuidado y esmero que bien podría haberse empleado.

El desarrollo manufacturero también era retasado por carencias tecnológicas. Todavía se empleaban técnicas indígenas salvo
con zapatos y sombreros, el resto de las prendas se confeccionaba en casa. La artesanía proveía de utensilios burdos. Si se suma
a esto que el pan no duraba más de un día, el precario proceso de fabricación de mantequilla y que las piezas de carrocerías no
estuvieran ajustadas ni con clavos ni fierros llegábamos a la conclusión de que Chile estaba muy atrasado en técnica.

El confort, tal y como se conocía en Europa y Norteamérica, era un lujo extravagante. Viviendas urbanas, incluso la de sectores
pudientes delataban un origen rural colonial. Albergaban de pronto a familias enteras y servían incluso para efectos diferentes
que los meramente habitacionales. Sin duda la principal comodidad era la numerosa servidumbre disponible, a cada miembro de
la familia señorial (incluso niños) se les asignaba uno o más sirvientes.

El mobiliario era escaso y austero. La falta de vidrios proverbial igual que la ausencia de chimeneas, el agua potable se hacía llevar
a lomo de mula. “Se encuentra menos bienestar en un palacio de Chile que en la choza de un labrado de Escocia” sentenciaba la
señora Graham.

A pesar de todo, se vislumbran algunos cambios que reflejan un mayor contacto con el exterior. Artículos importados eran cada
vez más frecuentes en las casas chilenas. Birlochos o calesas comienzan a reemplazar a las antediluvianas carretas. La costumbre
de tomar mate se sustituye por “la hora del té”. La creciente asimilación por lo extranjero tiene cierto aire de afectación, pero el
esfuerzo que se gasta por parecer más cosmopolita resulta cada vez menos torpe.

En el vestir es donde se hace más evidente el afán de “estar a la moda”. La moda neoclásica del Directorio e Imperio que se
generaliza en el estrato alto anticipa el cambio ideológico producido a partir de 1810. El atuendo femenino tradicional de origen
español se relega a clases populares, el vestuario masculino mas acomodado distancia aún más al joven elegante de la plebe
campesina. La introducción de nuevas modas de vestir, que en Europa “democratizan” a los distintos grupos sociales tienen
efecto contrario en Chile. Si además añadimos que la recepción de las modas era más bien lenta, el paisaje urbano revela
claramente un dinamismo y asimilación de lo nuevo que acelera la sensación de cambio, al menos en orden superficial.

Sin embargo, el peso de la tradición se hace sentir paralelamente a estas innovaciones. Los analfabetos aun ascendían a un
87% de la población total y la gente “leída” (como Judas Tadeo Reyes) todavía sostenía tenazmente la teoría ptolomeica. En el
Colegio de “nobles” de San Carlos un día cualquiera de clases de 1811 comenzaba con la santa misa, en otras escuelas primarias
se segregaba dentro de la sala de clases a los niños según su categoría social. Los azotes por mala conducta eran frecuentes hasta
1833. Hasta sus últimos días en 1842, la Universidad de San Felipe titulaba filósofos, teólogos y legistas, y los médicos en Santiago
ascendían a 18. La cantidad de bibliotecas privadas aumentó, pero en el comercio santiaguino “entre tanta cuchillería y ferretería
se hacía difícil encontrar algún Quijote”. El Presidente Pinto puede haber “premiado” al mejor alumno del Instituto en 1828 con
obras completas de Voltaire, pero varios de sus volúmenes estaban escritos en latín. En Santiago de los años veinte “sobraban los
pianos pero no había ningún profesor de música”, y las esculturas se entendían como tallados sacros.

El estatus asignado a la mujer es otro indicador de lo tradicional que sigue siendo la sociedad. Se mantiene una marcada
tendencia a relegar a la mujer a un plano doméstico. Prueba de ello es que la primera escuela de mujeres nace recién en 1812.
A lo que luego se le denominaba “deberes del sexo”, la sociedad patriarcal chilena reserva a la mujer como casi único aliciente
donde explayarse el terreno de la fe y la piedad. La única imagen de mujer de mundo recabada a partir del retrato de la señora
Graham de Mercedes del Solar, madre de Vicente Pérez Rosales.

La alusión a lo religioso al referirnos a la persistencia de la tradición es evidente. En esa sociedad aun resultaba familiar la misa
matinal, las oraciones vespertinas, retiros espirituales. Con todo, habían signos que anunciaban una nueva era. Las piezas
teatrales de la época se mofaban del clero y algunos decretos emanados del gobierno extirpaban muestras de fanatismo
extremo, algunas procesiones eran prohibidas. En Valparaíso, el “Ave Purísima” fue reemplazada por un “Viva Chile”. Algunas
autoridades muestran disgusto frente a ritos públicos de observancia religiosa; pero de todos los aspectos sociales el que revela
una mayor obstinación a ser desechado es el del ritmo vital, descrito metafóricamente por Vicuña Mackenna.
Chile, en su acontecer diario, sigue siendo colonial. La vida cotidiana sigue enmarcada en una cadena secuencial. En todo había
una especie de monotonía provinciana que infundía cierta laxitud e indolencia generalizada a la población. Sumido en su natural
hábitat, seguía siendo todavía un mero punto de avanzada, remoto y atrasado, de la civilización europeo-occidental. En Chile,
además, la naturaleza lo era casi todo, y por eso la historia fue tan lenta en su tímido despertar.

La persistencia de la tradición no desvirtúa la argumentación tratada a lo largo de este libro. A lo sumo, condiciona el cambio que
en un plano político e ideológico resulta inentendible. Hay cambio y tradición, pero esta última pierde algo que le es esencial: su
capacidad de transmitir, se va transformando en un mero reposo frente a un cambio que se encarga de ofrecer y proyectar. De
ahí que persista pero no crezca. El cambio adquiere una viabilidad embrionaria que promete germinar. Se trata de una sociedad
tradicional, pero no conservadora. Si bien la Independencia introduce un cambio que el contexto vuelve anacrónico, pero
únicamente a la luz de un presente que de a poco se perfila como un “pasado” aun por superar.

• BREVE RESUMEN DEL CAPÍTULO

Durante el siglo XVIII, la sociedad chilena venia experimentando una serie de cambios de orden económico, demográfico, urbano
y cosmovisual. La elite no se sintió amenazada por ellos, acepta en gran medida el mecanismo que le otorga el reformismo
borbónico: un Estado poderoso y racionalizador, encauzador de procesos. La elite enfrenta el “vacío” de poder de 1810 y refuerza
su ánimo frente a futuras transformaciones.

La Independencia estimula aún más el curso dinámico iniciado durante el siglo XVIII, el que fue aceptado o bien tolerado por
el grupo dirigente chileno que asumió la totalidad del poder. Las transformaciones son encauzadas dentro de una perspectiva
nacional, se busca legitimarlas y hacerlos extensivos. El tipo de cambio producido antes de 1810 es aceptado únicamente bajo
criterios presupuestos condicionantes de una sociedad aun tradicional, tutelado por un Estado en manos de una elite y que no
vulnera el orden establecido. Una considerable cuota de tradición perduraría a la par con un ánimo de cambio cada vez mayor.

- CAPÍTULO X

La independencia de Chile no es plenamente entendible a menos que la fijemos en función de las perspectivas interpretativas
asumidas, por los actores o por quienes nos `pronunciamos sobre ella, solamente así alcanza su máxima realidad significativa
como hecho trascendente a la independencia de Chile.

Son tres ángulos los que nos permiten acercarnos a estos otros aspectos. Primero desde el comienzo la independencia fue
considerado por figuras presenciales como un quiebre con el `pasado español. Aunque esta apreciación no ha sido comprendida
por todos los que posteriormente se han propuesto comprender este fenómeno, la independencia fue adquiriendo una realidad
interpretativa, apologética o revisionista dependiendo de la escuela histografica. Aunque concuerdan en el recurso mítico `para
fines de valoración de sus respuestas interpretativas.
Se debe entender los tres niveles, la perspectiva de los actores, la de las escuelas histograficas y la mitificación hecha del tema.

• LA RUPTURA CON EL PASADO

Esta idea comienza a desdibujarse a medida que en que se hace cada vez más evidente que se está en un momento crítico y
que es imposible la constitución del orden gubernamental conforme a patrones tradicionales legitimistas, encuadrados en un
marco imperial. En este punto las críticas al sistema se vuelven frecuentes y apartan cada vez más a los dirigentes chilenos de
posturas y estrategias inicialmente ambiguas. Asumido el nuevo orden legítimamente republicano la crítica a lo español deviene
en una negación del pasado imperial colonial. Desde aquí las miras se vuelcan hacia la consolidación de nuevos mecanismos de
legitimación y hacia la proyección de una nueva nación, a lacual se dirigen los esfuerzos posteriores.

Que se haya llegado como resultado a la negación del pasado radica en la naturaleza misma de los hechos y las consecuencias
que se desprenden de ellos. Si no hubiese ocurrido un debilitamiento legitimante previo a la coyuntura crítica que produce
el desmoronamiento del orden monárquico y si en esta no se hubieran puesto en juego los fundamentos del orden político-
tradicional, seguramente no hubiese sido tan radical. Cuando se vuelve imperioso enfrentar una serie de acontecimientos y
justificar un poder de hecho en manos de los criollos conforme a patrones conceptuales y doctrinarios ajenos a la cosmovisión
tradicional, solo asi se explica el momento histórico que se vive.

La interpretación rupturista de la independencia cumple un carácter legitimante, justifica el inicio de un nuevo orden y deja por
sentado el hecho que estamos posesionados frente a actores posesionados de su papel histórico.

La visión rupturista viene a ser un mecanismo compensatorio alternativo mediante el cual los afectados asumen
retrospectivamente un grado de voluntad y propósito mayor que el que efectivamente hubo. Una vez que se vuelve irreversible
el proceso independencia la ficción a posteriori permite constatar el mismo efecto junto con ocultar e alto grado de ambigüedad
inicial.

Al adoptarse esta situación se afianzan dos supuestos que se confundirán con el hecho propiamente dicho. Negar el pasado
español significa negar sus condicionamientos, también implica presumir un grado de volición mayor que el que se había dado.
Esta visión tiende rechazar todo vinculo continuista con el pasado inmediato y a cubrir la pasividad intrínseca del fenómeno
independentista.

Ayuda a consolidar esta visión la similitud natural a del caso chileno con otros casos americanos, también legitimados por visiones
rupturistas. Romper con el pasado significa hacer frente al futuro e insertarse en el flujo de la modernidad.

Adjudicarle importancia al quiebre no estuvo exento de dificultades. La principal era explicar cómo seguía pesando el peso de
la tradición, a modo de excusa se dijo que la mutación de un orden a otro era difícil, como superar antiguas preocupaciones y
habitudes. Existía conciencia de que no bastaba con sentirse libres, era necesario ahondar en el ejercicio práctico de las nuevas
instituciones y purgarse de un pasado aun presente.

Con el correr del tiempo el pasado no se reusaba a desaparecer, se volvía indispensable reflexionar sobre el significado de la
independencia, sus consecuencia y proyección. Influiría en esto el cambio gubernamental iniciado en 1829.

Durante la década de 1840 se sigue fiel a los parámetros interpretativos vistos. Lo novedoso es que lo inconcluso de la
independencia se debe a la parcialidad de sus objetivos.

Se cuestiona la naturaleza del cambio operado desde 1810, ya no parece suficiente haber encauzado el proceso en términos
estrictamente políticos. Era necesario que la generación del 40 ordenar el plan de ataque contra los vicios sociales y reunirse en
torno a esa democracia entronizada entre nosotros. Solo así se podía recuperar la naturaleza ultrajada por la conquista y alcanzar
la identidad propia. Según Lastarria la solución radicaba en el afianzamiento de una cultura auténticamente nacional.
Según Bilbao había que asumir nuestra revolución y pasado porvenir, se debía eslabonar el pensamiento revolucionario chileno
al francés de la revolución. Remplazar la síntesis de pasado español, a por la filosofía moderna. Incluso Bello toca el argumento
medular de esta fórmula revisionista, según él era necesario distinguir la independencia política de la libertad civil.

La independencia no podía darse por concluida, ya que cobraba una existencia proyectual aun más ambiciosa, se descarta un
fracaso total, pero su formulación constata la insuficiencia de la versión inicial.

De haberse supuesto inicialmente que se estaba frente a una ruptura con el pasado, se llega eventualmente a la conclusión que
dicha ruptura no había sido plenamente exitosa dada la existencia de fuerzas tradicionales.

• LA DISTANCIA Y PROYECCIÓN HISTÓRICA

La versión revisionista liberal formulada durante l década de 1840 sienta las bases de la discusión historiográfica posterior
relativa al siglo XIX. Aquí están consignadas las bases de las dos visiones historiográficas más importantes sobre tres temas:
independencia, su legado doctrinal y su efecto histórico principal, la modernidad. Ambas intentan explicar el papel de la tradición
en el porqué del cambio posterior a la independencia fue insuficiente. Estas fueron la escuela liberal del siglo XIX y conservadora
del siglo XX, las cuales difieren en la apreciación valorica que se le da la argumento y diagnostico compartido.

La escuela liberal argumente que la independencia habría sido un quiebre con el pasado, provocado por un proyecto liberal,
la penetración de nuevas ideas y lo revolucionario de estas, entre otras cosas. Este ideario habría generado una radicalización
constante y progresiva, un quiebre continuo con el trasfondo tradicional hispano.

Según esta corriente, esta doctrina liberal no lograría consolidarse de inmediato, ya que tendría que enfrentarse a fuerzas
liberales poderosísimas arraigadas en al sociedad. Pero al final lograría socializarse y afianzarse hasta constituir la base de la
organización del estado. Al mismo tiempo conducirían al país a la modernidad, saliendo del aislamiento impuesto por el dominio
español.

El país se desespañolizaría, su clase dirigente se volvería más cosmopolita, se abriría su economía hacia fuera, en fin. El
liberalismo se constituiría en agente de cambio y transformación, en fuerza anti tradicional y produciría una revolución de
expectativas, anhelos y aspiraciones. El liberalismo seria la columna vertebral de Chile republicano.

Esta visión fue cuestionada a principio del siglo XX. Historiadores conservadores le han restado importancia a la independencia
y a la doctrina liberal. Los autores distinguen entre liberalismo doctrinario e instintivo. El doctrinario tendría influencia a partir
de 1849 o durante la década de 1860 al recepcionarce con fuerza el romanticismo y la ideología liberal de origen francés.
Pero a juicio de los autores el liberalismo doctrinario se introdujo demasiado tarde como para haber sido trascendente en la
institucionalidad chilena. Esta sería más bien fruto de una restauración de un orden anterior de tipo hispano y autoritario.

Esta restauración se habría producido en el periodo 1830-1860, aquí a juicio de esta corriente se habría consolidado el estado
chileno. Este seria un estado de carácter autoritario, enraizado en la ley, un estado fundamentalmente nacional, celoso de
cualquier intromisión foránea, congruente a la realidad y experiencia chilena. Se cree que este estado es creación del genio
intuitivo de Diego Portales, cuya genialidad recae en haber comprendido que los años anteriores a la independencia no eran en
vano sino que se habría arraigado el anhelo de orden en la nación.

Hay acuerdo entre os conservadores en que la restauración seria una especie de reacción a los intentos de establecer un
nuevo orden publico entre 1817 y 1829 periodo anárquico según esta escuela. Aunque requieren cierta modernidad a la
institucionalidad portaliana. Los autores concuerdan en que existen diferencias entre institucionalidad colonial y la portaliana, la
primera tendría un fundamento ético-religioso y la segunda estaría imbuido de un fuerte positivismo jurídico.
La restauración portaliana según esta escuela habría reorientado a Chile en la senda histórica y le habría evitado caer en
caudillismos, desordenes y anarquía como el resto de América post hispánica. Pero el liberalismo a mediados de siglo comenzaría
a decaer y se constituye en variados problemas, que terminarían por quebrar la unidad y el consenso de sociedad. Transformaría
el régimen presidencial univoco y eficaz en un régimen parlamentario, plural, corrupto y desprestigiado. Volvería a la clase
dirigente frívola, cosmopolita, mimética y desnacionalizada. El liberalismo, según esta línea vendría a acabar con el orden
preestablecido, desarticulando la institucionalidad portaliano.

Ambas visiones centran su argumentación alrededor del quiebre con el pasado español, en lo que difieren es en el momento
en que ocurre dicho quiebre. Según los liberales ocurre a partir de la independencia, mientras que los conservadores lo sitúan
durante la segunda mitad del siglo XIX.

La escuela liberal erige su argumentación sobre una visión lineal y optimista de la historia, piensa que luego del quiebre todo
lo que sigue deviene en una profundización de la ruptura inicial, no obstante aceptarse la inconclusividad parcial de dicho
proceso en sus distintas etapas. De ahí también que la incapacidad de llevar termino el propósito inicial sea interpretado como
un obstáculo superable, explicable a su vez como parte de un itinerario de aprendizaje por el cual es necesario transitar. Nos
encontramos con un diagnostico ficticio y con una proposición filosófica-histórica que pretende explicar el cambio producido y
que ha de producirse en la sociedad chilena en su trayectoria a la modernidad.

La escuela conservadora estructura su argumentación sobre una visión cíclica y pesimista de la historia. Dado el sentido cíclico
no se establece un origen puntual tajante; el acento estará puesto en la reversión del proceso de cambio y en la constante
devolución a un origen remoto, aunque no definido. Pero esta visión cíclica admite la posibilidad de cierto alejamiento temporal
del centro referencial. La tradición, ya que es tan inevitable acercarse como distanciarse de este centro.

Según esta visión el quiebre es fatal pero reversible, se producen distanciamientos del acervo tradicional español, lo que trae
consecuencias, pero la fuerza gravitatoria de la tradición frena el desenlace inevitable haciendo volver al país a su eje natural.

Su estructura cíclica le permite aceptar la independencia, le basta con identificar cierta presencia tradicional con el periodo, a
fin de presentarla como un hecho meramente casual a la vez que condicionado por el acervo tradicional hispano. Para ellos el
periodo portaliano seria una restauración del espíritu español.

La historia de Chile para los conservadores es un recorrido zigzagueante con avances y repliegues, inicios y retornos,
sucediéndose unos a otros de manera pendular.

En última instancia la visión conservadora depende de la liberal, toma esta visión que la precede y la somete a una visión
interpretativa distinta. En definitiva en lo medular ,ambas escuelas provienen de un mismo tronco revisionista original.

• LA INDEPENDENCIA COMO MITO

De aceptarse que la hipótesis que el distanciamiento historiográfico de la independencia a sido interpretativo y valórico, facilita la
aceptación de que la aproximaciones actuales sobre el tema constituyen propuestas ideológicas, incluso, mitificaciones.

Ambas escuelas recurren a mitificación para explicar algunos hechos de la independencia y su periodo posterior. A fin de
comprender el tiempo histórico ambas constituyen un tiempo primordial y fabuloso, el de los orígenes, que sirve de antecedente
axiológico referencial del discurso historiográfico. Para los liberales la independencia constituye un origen germinal, para los
conservadores es una recapitulación, un nuevo comienzo.

En ambas corrientes se observa la configuración de un panteón deifico, o por lo menos historiográficos o heroicos.
Mitificante también es que se le atribuya un poder funcional a la palabra o al lenguaje. Mas presente en los liberales, pero
aun así se encuentra en los conservadores. Los primeros creen que el verbo republicano dio vida al nuevo ser nacional. Los
segundos hablan de una reactualización del lenguaje fundamental olvidado. Se habla del componente linguistico-semiotico como
constitutivo del ser histórico de chile.

En chile desde el siglo XIX el debate a sido sectario y repetitivo

Es difícil que existan visiones históricas neutras a un nivel interpretativo, sin desmerecer el trabajo y aportes de las escuelas, que
ofrecen respuestas ideológicas y excluyentes a los problemas de la independencia, estas nos han entregado unos parámetros
significativos y simbólicos que indudablemente han enriquecido la cultura chilena.

El problema radica en los vicios y defectos en que caen algunos, básicamente la vulgarización ortodoxa buda de algunas tesis.

Que la historiografía se pronuncie ideológicamente sobre las incógnitas de la independencia deja entre ver otro aspecto crucial:
el hecho de que aun no se ha producido un distanciamiento suficiente del tipo de desafíos que la independencia como fenómeno
histórico ha propuesto.

No es bueno seguir pronunciándose sobre la tradición y cambio de acuerdo a estos parámetros. Insistir una y otra vez en los
mismos argumentos paraliza la discusión, aunque tampoco se pueden dejar totalmente al margen, a que son consustanciales al
fenómeno mismo.

Autores:
- Francisco Ribbeck G.
- María José González M.
- María José Aliste H.
- Marcela Campusano O.
- Maximiliano Santibáñez C.
- Consuelo Olivares V.
- Álvaro Rioseco R.
- Renato Rayo G.

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