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GUIA PROFUNDIZACION DE LA FE

12-06-2021

01.- Leer y analizar, luego describir lo que entiendes sobre que es la Coronación a la Santísima
Virgen María.
02.- Hacer un poema o poesía a la virgen
03.- Escribir el credo Nicenoconstantinopolitano
04.- quien es San Juan Bautista
05.- Quien es el Espíritu Santo
06.- Cual es el Símbolo de la fe
07.- Hablar de la Devoción del Sagrado Corazón de Jesús y realizar un dibujo
08.- San Antonio
09.- San Pedro y San Pablo
10.- Devoción a la Virgen del Carmen
01.- Coronación a la Santísima Virgen María.
Mayo es un mes de especial devoción a nuestra Madre Santísima. La coronación de una imagen de la Santísima Virgen
María ha sido una devoción católica de larga tradición. Aunque es una costumbre practicar esta devoción como familia
parroquial, también podemos llevarlo a cabo dentro de nuestras propias familias, la iglesia doméstica. Hoy nos hemos
reunidos para coronarla. Esta ceremonia tiene una lección que nos enseña algo del Evangelio: que los más grandes en el
reino de los cielos son aquellos que son los primeros en servir y amar.
Nuestro Señor mismo no vino para ser servido, sino para servir; atrajo todas las cosas a sí mismo cuando fue levantado
de la tierra, y reinó desde el árbol de la cruz por el poder de la bondad y el amor.
Y nuestra Señora, cuya gloria proclamamos hoy, fue la humilde sierva del Señor cuando estuvo en la tierra: se entregó
por completo a su Hijo y su obra; con él, y bajo él, ella fue un instrumento de nuestra redención.
Ahora, en la gloria del cielo, ella sigue siendo la portadora de Dios para los hermanos y hermanas de Cristo: se preocupa
por su salvación eterna; ella es ministro de santidad y reina del amor.

La coronación de la Virgen tiene el significado de proclamar la realeza de Nuestra Señora... En el acto de coronarla
proclamamos:
1. Que la Virgen María es Reina del Universo no sólo en sentido metafórico, sino también en sentido estricto, literal y
propio. El fundamento principal de la realeza de María es su divina maternidad, que la eleva al orden hipostático y la une
indisolublemente con su divino Hijo Rey universal.
2. Que María es también Reina del Universo también por derecho de conquista, como Corredentora de la humanidad.
3. Que la potestad regia de María, aunque muy propia y verdadera, no es total y absoluta como la de su Hijo, sino
limitada y relativa, o sea recibida y participada de la de Jesucristo.
4. Que en sentido analógico y en plena dependencia y subordinación a la realeza de Jesucristo, corresponde también a
María la triple potestad legislativa, judicial y en el reino de Cristo.
5. Que a semejanza y en perfecta dependencia de Jesucristo el reino de María no es un reino temporal y terreno, sino
más bien un reino eterno y universal: reino de verdad y de vida, de santidad, de gracia, de justicia, de amor y de paz.
6. Que María empezó a ser reina en el momento mismo en que concibió por obra del Espíritu Santo a Jesucristo Rey;
reafirmó su realeza por derecho de conquista con su compasión al pie de la cruz de Jesús; la ejerció sobre la Iglesia
primitiva sobre los apóstoles y primeros discípulos del Señor, y sigue y seguirá ejerciéndola eternamente en el cielo
sobre todos los seres creados.
Coronándola reina de una nación en particular, los fieles de ese pueblo proclaman el reinado de María en particular sobre
los corazones de los hijos de esa tierra y su sumisión filial.

Coronación como Reina Madre de todo lo creado: La realeza de María es una consecuencia inevitable de la misión a la
que fue predestinada por Dios. Y esa misión, que constituyó la razón de su existencia, ella la aceptó con total entrega:
ser la de ser Madre de Dios y de nosotros. La Maternidad Divina de María va de la mano con la Asunción de María en
cuerpo y alma al Cielo, para luego ser coronada como Reina Madre, o sea, Señora de Cielos y tierra. Y la recoge el título
de la Salve Regina, Dios te salve Reina y Madre.
“María empezó a ser Reina en el momento mismo en que concibió por obra del Espíritu Santo a Jesucristo Rey; reafirmó
su realeza por derecho de conquista con su compasión al pie de la Cruz de Jesús; la ejerció sobre la Iglesia primitiva,
sobre los Apóstoles y primeros discípulos del Señor, y sigue y seguirá ejerciéndola eternamente en el Cielo sobre todos
los seres creados” (Antonio Royo Marín, La Virgen María). El papel de Reina en la Iglesia viene de una tradición que
aparece desde el Reino de David en el Antiguo Testamento. El reinado de María descansa también sobre esta tradición.

La Virgen María sigue intercediendo continuamente ante Dios por nosotros, sus hijos, por todos: los buenos y los malos,
los cristianos y los paganos, los judíos y los islámicos, los que la conocen y los que la ignoran, los que la aman y los que
la desprecian. El poder de la intercesión de María es tan grande que se le llama “Omnipotencia suplicante”, lo cual quiere
decir que Dios no pude negarle nada de cuanto le pida. Y esto es así porque María no pedirá nunca a la Santísima
Trinidad nada que no entre en los designios infinitamente sabios de Dios.

¿Cómo sería la Coronación de la Santísima Virgen María en el Cielo?


Cuando ya se habían percatado de que el cuerpo de la Santísima Virgen María no estaba en el sepulcro, mientras
cantaban himnos de alabanza al Señor y a su Santísima Madre, después de haber repuesto la loza del sepulcro a su
sitio, apareció un Ángel que les dijo: “Vuestra Reina y nuestra, ya vive en alma y cuerpo en el Cielo y reina en él para
siempre con Cristo. Ella me envía para que os confirme en esta verdad y os diga de su parte que os encomienda de
nuevo la Iglesia y conversión de las almas y dilatación del evangelio, a cuyo ministerio quiere que volváis luego, como lo
tenéis encargado, que desde su gloria cuidará de vosotros”.

Allá en el Cielo glorioso, mientras la Santísima Virgen María se encontraba postrada en profunda reverencia ante la
Santísima Trinidad y absorta en el abismo de la Divinidad, las Tres Divinas Personas pronuncian el decreto de la
Coronación de la Madre de Dios, y María, la más humilde de las criaturas, considerábase inmerecedora de semejante
reconocimiento.
La Persona del Eterno Padre, hablando con los Ángeles y Santos, dijo: “Nuestra Hija María fue escogida y poseída de
nuestra voluntad eterna la primera entre todas las criaturas para nuestras delicias, y nunca degeneró del título y ser de
hija que le dimos en nuestra mente divina, y tiene derecho a nuestro Reino, de quien ha de ser reconocida y coronada
por legítima Señora y singular Reina”. El Verbo humanado dijo: “A mi Madre verdadera y natural le pertenecen todas las
criaturas que por Mí fueron redimidas, y de todo lo que Yo soy Rey ha de ser ella legítima y suprema Reina“.

El Espíritu Santo dijo: “Por el título de Esposa mía, única y escogida, al que con fidelidad ha correspondido, se le debe
también la corona de Reina por toda la eternidad”. Dicho esto, la Santísima Trinidad solemnemente colocó sobre la
cabeza inclinada de María una esplendorosa y grandiosa corona de múltiples y brillantes colores que representan las
gracias que recibimos a través de Ella por voluntad de Dios.

Así, el Padre le entrega todas las criaturas y todo lo creado por El. El Hijo le entrega todas las almas por El redimidas. Y
el Espíritu Santo todas las gracias que El desea derramar sobre la humanidad, porque “todas nuestras cosas son tuyas,
como tú siempre fuiste nuestra”. El Padre Eterno anuncia a los Ángeles y Santos en medio de esa Fiesta Celestial que
sería Ella quien derramaría todas las gracias sobre el mundo, que nada de lo que Ella pidiera le sería negado a quien era
Reina de Cielo y Tierra. La Anunciación a María por parte del Arcángel Gabriel que tiene como resultado inmediato el
misterio más grande de la historia humana: la Encarnación de Dios, el misterio de Dios hecho Hombre. De toda esta
relación de la vida de la Santísima Virgen María, ¿cuál será la más importante mención de ella en la Biblia, entre el
Génesis y el Apocalipsis?

El hecho más relevante de la historia de la humanidad es, sin duda, el Nacimiento de Dios-Hombre. Tan importante fue
este acontecimiento que la historia se divide en “antes” y “después” de Cristo. Sin embargo, ese hecho fue antecedido
por el misterio más grande de nuestra fe cristiana: la Encarnación de Dios, es decir, Dios hecho hombre en el seno de la
Santísima Virgen María.
02.- Poema o Poesía a la virgen
De Santa Ana y San Joaquín Sus inocentes manitas,
Nació, del cielo, una estrella, De misericordia llenas,
Una preciosa niñita, Ofrecerán el Rosario
Como una blanca azucena, Para alcanzar, con sus perlas,
Vestida con luz de Sol, La mansión predestinada
Rondada por luna llena. Por su amable providencia.

Sus ojos recién abiertos Será su vientre el grial


Tienen mirada serena, Que albergará la Belleza,
Contemplan el infinito Futuro de salvación
Desde su cuna-saleta; Que en un cuerpo de hombre llega.
Ojos misericordiosos Niña Pura, Inmaculada,
Que piadosamente rezan Niña de Dios, Niña buena,
Por los seres pecadores Niña de Gracia Divina,
Que su intercesión espera. Que Dios regala a la tierra;
y será corredentora,
En su boca una sonrisa Abogada y madre nuestra.
Anuncia la primavera,
en sus labios entreabiertos Esta niña pequeñita,
Fiat de amor aletea. Bella y celestial princesa,
En silenciosa oración Será, por su abnegación,
Su arrullo a la Altura llega, Reina de cielos y tierra.
Es magníficat del alma, Ella es hija de Dios Padre,
La oblación a la Grandeza. Del Hijo madre perfecta,
Está llena de la Gracia, Del Espíritu es la esposa
El Creador la contempla y en la Trinidad se alberga.
y en su belleza purísima Por su humana lealtad,
Su espíritu se recrea. Por su honestidad sin tregua
Esta niña pequeñita, y por su perpetuo amor
Será una hermosa doncella, ¡Bienaventurada sea!
De castidad cristalina
Para cumplir la Promesa. Poeta: Emma Margarita R. A.- Valdés
Es la esclava del Señor, Tema sagrado corazón de Jesús
Humilde, en total entrega,
y el Amor abre sus alas
Para hacerla misionera.
03.- Escribir el credo Nicenoconstantinopolitano
(Solamente se recita los días Domingos y en Solemnidades)

Creo en un solo Dios, Padre, Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra, De todo lo Visible y lo invisible. Creo en un
solo señor Jesucristo, Hijo Único de Dios, Nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios Verdadero, Engendrado y no creado, De la misma naturaleza del padre, Por quien todo fue echo, Que
por nosotros los hombres, Y por nuestra Salvación bajó del cielo, Y por obra del Espíritu Santo, Se encarnó de María, la
Virgen. Y se hizo hombre; Y por nuestra causa fue crucificado, En tiempos de Poncio Pilato; Padeció y fue sepultado, Y
resucitó al tercer día, según las escrituras, Y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; Y de nuevo vendrá
con Gloria. Para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espiritu Santo, Señor y dador de Vida, Que
procede del Padre y del Hijo, Que con el Padre y el Hijo, Recibe una misma adoración y Gloria, Y que habló por los
profetas. Creo en la Iglesia, que es una Santa Católica y Apostólica. Confieso que hay un solo bautismo, Para el perdón
de los pecados. Espero la resurrección de los muertos, Y la vida del mundo futuro. Amén

¿Que se expresa en el Credo?


El concepto de credo puede emplearse con referencia al conjunto de convicciones, opiniones y principios de un individuo
o de una comunidad. La noción alude a las creencias que, por lo general, rigen las acciones de una persona. ... El Credo
de los Apóstoles se considera un resumen de la fe de los discípulos de Jesucristo.

¿Cuál es el significado de la oración del credo?


Un credo es una profesión, declaración o confesión de fe que es compartida por una comunidad religiosa, y en particular
es una fórmula fija que se recita en la liturgia. ... En la liturgia de la Iglesia católica y de varias denominaciones
protestantes se usa también el símbolo de los apóstoles.

¿Por qué se llama Credo Nicenoconstantinopolitano?


La versión ampliada del símbolo niceno dictada en el Concilio de Constantinopla, que se denomina símbolo niceno-
constantinopolitano, surgió por la necesidad de la Iglesia de establecer claramente lo que debe creer cualquier bautizado
sobre el Espíritu Santo, y en contra de las ideas heréticas de ese momento.

¿Qué significa cada palabra del Credo?


El Credo está dividido en tres partes: La primera parte habla de Dios Padre y de la obra de la Creación. La
segunda parte habla de Dios Hijo y de la Redención de los hombres. La tercera parte habla de Dios Espíritu Santo y de
nuestra santificación.

Estas tres partes contienen doce artículos que abarcan las principales verdades en las que creemos los católicos. Estos
doce artículos son:

1. Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra.


2. Jesucristo, Hijo único de Dios.
3. Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen.
4. Jesús fue crucificado, muerto y sepultado.
5. Jesús descendió a los infiernos y al tercer día resucitó.
6. Jesús subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre.
7. Jesús vendrá a juzgar a vivos muertos.
8. El Espíritu Santo.
9. La Iglesia una, santa, católica y apostólica y la comunión de los santos.
10. El perdón de los pecados.
11. La resurrección de los muertos.
12. La vida eterna.

Si nos fijamos bien en todo lo que creemos nos vamos a dar cuenta de lo importante que es Dios y de cómo nos amó
tanto que nos entregó a su Hijo Jesús para salvarnos. Se quedó con nosotros en la Iglesia, nos perdona y nos promete
volver a venir.

Todo lo que creemos lo debemos de vivir. Debemos demostrar con nuestras obras que creemos en Dios. Se debe notar
la diferencia entre un niño que no tiene fe y un niño que sí tiene fe. La vida se vive diferente. Por ejemplo, si yo creo que
tengo un Padre Todopoderoso que vela por mí, mis acciones deberán demostrar esa seguridad y confianza. Si yo creo
en la Iglesia, la voy a ayudar.

El Credo es una forma de profesar nuestra fe. Otra forma de profesar nuestra fe es haciendo la señal de la cruz, que es
la señal del cristiano. ¿Qué expresamos cuando nos persignamos? Decimos que creemos en Dios que es uno en tres
personas distintas. Esto lo hacemos al decir “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Al trazar la señal de
la cruz en nuestro cuerpo, expresamos que creemos en la Encarnación, Pasión y Muerte y Resurrección de nuestro
Señor Jesucristo. Al rezar el Credo entramos en comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y con toda la Iglesia.

Explicación del credo

 Creo en Dios: «Nuestro Dios es el único Señor».11


 Padre Todopoderoso: «Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios». 12
 Creador del cielo y de la tierra: «En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra». 13
 Creo en Jesucristo: «Él es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es». 14
 Su único Hijo: «Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo Único, para que todo aquel que crea en él no muera,
sino que tenga vida eterna».15
 Nuestro Señor: «Dios lo ha hecho Señor y Mesías». 16
 Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo
te cubrirá con su sombra. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios». 17
 Nació de Santa María Virgen: «Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del
profeta: ‘la virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel’, que significa "Dios con
nosotros"».18
 Padeció bajo el poder de Poncio Pilato: «Pilato tomó entonces a Jesús y mandó azotarlo. Los soldados trenzaron una
corona de espinas, la pusieron en la cabeza de Jesús, y lo vistieron con una capa de color rojo oscuro». 19
 Fue crucificado: «Jesús salió llevando su cruz, para ir al llamado ‘lugar de la Calavera’, que en hebreo se llama Gólgota.
Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado. Pilato mandó poner sobre la cruz un letrero, que decía: ‘Jesús
de Nazaret, Rey de los judíos’». 20
 Muerto y sepultado: «Jesús gritó con fuerza y dijo: -¡Padre en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto,
murió».21 «Después de bajarlo de la cruz, lo envolvieron en una sábana de lino y lo pusieron en un sepulcro abierto en
una peña, donde todavía no habían sepultado a nadie». 22
 Descendió a los infiernos: «Como hombre, murió; pero como ser espiritual que es, volvió a la vida. Y como ser
espiritual, fue y predicó a los espíritus que estaban presos». 2324
 Al tercer día resucitó de entre los muertos: «Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras, que lo
sepultaron y que resucitó al tercer día». 25
 Subió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso: «El Señor Jesús fue llevado al cielo y se
sentó a la derecha de Dios».26
 Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos: «El nos envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como
juez de los vivos y de los muertos».27
 Creo en el Espíritu Santo: «Porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos
ha dado».28
 La santa Iglesia católica: «La fe confiesa que la Iglesia [...] no puede dejar de ser santa». 29 «En efecto, Cristo, el Hijo de
Dios, a quien con el Padre y con el Espíritu se proclama 'el solo santo', amó a su Iglesia como a su esposa». 30 «Él se
entregó por ella para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del don del Espíritu Santo para
gloria de Dios».31 La Iglesia es, pues, «el Pueblo santo de Dios», 32 y sus miembros son llamados «santos».33 En griego,
καθολικῆ (katholikḗ) significa universal. Por fe, el hombre es salvo al confesar que Jesús es su Señor y Salvador, sin
importar el país de procedencia: «[...] Vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y
Jacob en el reino de los cielos». 34
 La comunión de los Santos:
 El perdón de los pecados: «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad».35
 La resurrección de la carne: «Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales». 36
 Y la vida eterna: «Allí no habrá noche, y los que allí vivan no necesitarán luz de lámpara ni luz del sol, porque Dios el
Señor les dará su luz, y ellos reinarán por todos los siglos». 37
 Amén: «Así sea. ¡Ven, Señor Jesús!».38

04.- quien es San Juan Bautista


También llamado el Bautista o Juan el Bautista; Predicador judío, santo en varias ramas del cristianismo y venerado en el
islam y otras confesiones como profeta. La tradición cristiana lo considera el precursor de Jesús.
San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo. Vivió toda su juventud dedicado nada más a la penitencia y a la
oración. Como vestido sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la Providencia pusiera a su
alcance: frutas silvestres, raíces, y principalmente langostas y miel silvestre. Solamente le preocupaba el Reino de Dios.
Era un hombre fuerte. La realidad es que bautizaba en la región del Jordán con el fin de limpiar los pecados de los que
acudían a él. También bautizó a Jesús y lo reconoció como Mesías, cuando el Espíritu Santo descendió sobre él. Fue
quién denunció la unión incestuosa de Herodes Antipas con su sobrina Herodías, mujer de su hermano. Esto causó gran
odio y Salomé, hija de Herodías, a instancias de su madre, solicitó la cabeza de Juan tras haber bailado ante el rey.
Herodes le mandó ejecutar en la prisión de Maqueronte, a orillas del Mar Muerto. Después su cabeza fue ofrecida a
Salomé en una bandeja de plata. A mediados del siglo IV el sepulcro de San Juan Bautista era venerado cerca de
Naplusa en Samaria. Fue profanado en tiempos del emperador juliano (361), pero San Jerónimo atestigua la persistencia
del culto del Precursor en aquel lugar, siendo erigida allí mismo una basílica en el siglo VI. Su festividad se celebra el 24
de junio, este es el único santo al cual se le celebra la fiesta el día de su nacimiento.

Seis meses después de haber nacido, el mismo ángel se apareció a la Santísima Virgen comunicándole que iba a ser
Madre del Hijo de Dios, y también le dio la noticia del embarazo de su prima Isabel. Llena de gozo corrió a ponerse a
disposición de su prima para ayudarle en aquellos momentos. Y habiendo entrado en su casa la saludó. En aquel
momento, el niño Juan saltó de alegría en el vientre de su madre, porque acababa de recibir la gracia del Espíritu Santo
al contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la Virgen. También Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo
y, con espíritu profético, exclamó: "Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde
me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi Señor venga a verme? Pues en ese instante que la voz de tu salutación
llegó a mis oídos, la criatura que hay en mi vientre se puso a dar saltos de júbilo. ¡Oh, bienaventurada eres Tú que has
creído! Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor". Y permaneció la Virgen en
casa de su prima aproximadamente tres meses; hasta que nació San Juan. Antes de iniciar su predicación, Jesús quiso ir
al encuentro del que le había preparado el camino, y se colocó entre los que esperaban el bautismo de Juan.
Él, el Hijo de Dios, quiso bautizarse como si fuera pecador, porque habió cargado con todos los pecados del género
humano. «Bautízame» —pidió Jesús. Y Juan obedeció; con mano temblorosa tomó agua y la vertió sobre la cabeza de
Jesús. Y se produjo el prodigio: los cielos se abrieron y Juan vio al Espíritu Santo descender como paloma y ubicarse
sobre la cabeza de Aquél a quien estaba bautizando. La misión de Juan estaba cumplida; el «precursor» del Cristo podía
finalmente anunciar a las gentes que el Mesías se encontraba en medio de ellos.

San Juan Bautista- El Bautismo De Cristo en el Jordán :«Yo enviaré a quien preparará el camino delante de mí». He aquí
la promesa que Dios había hecho antiguamente al pueblo hebreo, por boca del profeta Malaquías. Y cuando los tiempos
hubieron madurado, Dios quiso que la profecía se cumpliera y rué finalmente alguien anunciase en la Tierra la llegada de
Cristo. Ese hombre fue Juan el Bautista, hijo de un anciano sacerdote de nombre Zacarías. Después de años de
penitencia, predicó las gentes la llegada del Redentor, preparándolas para el acontecimiento. Puede que el evangelio
defina a Isabel como estéril por haber pasado ya la menopausia. Según el relato de Lucas, el ángel Gabriel le anticipó el
nacimiento de Juan a Zacarías mientras este ejercía de sacerdote en el Templo de Jerusalén. Zacarías es descrito como
un sacerdote de la casa de Abías e Isabel es descrita como descendiente de Aarón (Lucas 1:5). Esto implica que ambos
cónyuges eran descendientes de Aarón.44 Los católicos, los anglicanos y los luteranos celebran la natividad de Juan el
Bautista el 24 de junio, seis meses antes de la Navidad.
Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada. Un día en que su clase estaba de turno
y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el
Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se
ofrecía el incienso. Entonces se le apareció el ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo,
Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada.
Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. Él será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se
alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno
del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al
Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría
de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto». Pero Zacarías dijo al ángel: «¿Cómo puedo estar
seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el
que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder
hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido
tiempo».Lucas 1:5-20 Lucas dice que María, madre de Jesús, e Isabel, eran parientes. No obstante, no se menciona
ninguna relación familiar entre Juan y Jesús en los otros evangelios Según Lucas, Juan comenzó a predicar y
a bautizar en el desierto: El de Lucas es el único evangelio donde Juan enseña explícitamente la caridad, bautiza a
recaudadores de impuestos y da consejos a los soldados. El texto menciona brevemente que Juan fue arrestado y que,
posteriormente, fue decapitado por Herodes, pero omite la historia de la petición de la hijastra.
05.- Quien es el Espíritu Santo
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad; es una persona distinta del Padre y del Hijo (primera y
segunda persona de la Santísima Trinidad) pero posee con ellos una misma naturaleza y esencia divina.
¿Qué es el Espíritu Santo en la Iglesia? Es siempre el mediador de la unión del creyente con Cristo; es decir, Cristo mora
en el creyente por medio del Espíritu. Es una unidad producida por Él en el corazón y la conciencia de todos aquellos que
son de Cristo.
¿Qué hace el Espíritu Santo en la vida de las personas? Así, el Espíritu Santo es quien nos purifica. Él nos limpia de
nuestros pecados cuando acudimos al sacramento de la confesión. Es quien nos da las fuerzas necesarias para
erradicar de raíz todas aquellas imperfecciones y tendencias desordenadas en nuestra alma.
¿Cuándo actúa el Espíritu Santo? El Espíritu Santo radica en el hecho de que se trata del amor del Padre y del Hijo  hace
acto de presencia en la mayor parte de la vida de Jesús.

La venida del Espíritu Santo: Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino
del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les
aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos
llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. (Hch 2, 1-4).
«"Espíritu Santo", tal es el nombre propio de Aquél que adoramos y glorificamos con el Padre y el Hijo. La Iglesia ha
recibido este nombre del Señor y lo profesa en el Bautismo de sus nuevos hijos» (CIC, 691).

La Encarnación del hijo de Dios: No hay duda de que la vida de la Sma. Virgen estaba, desde su inicio, bajo la fuerte
influencia del Espíritu Santo. La Virgen es la “Toda santa” porque desde el primer momento de su existencia fue “sagrario
del Espíritu Santo”. Pero su gran encuentro con el Espíritu Santo fue la Anunciación del ángel que culminó con la
encarnación. Allí María tuvo su Cumbre de ese insertarse en el orden del Espíritu fue la espera de Pentecostés. Allí
María se convirtió en instrumento perfecto del Espíritu Santo. Condujo a los apóstoles y discípulos a la sala del Cenáculo.
Les transmitió su anhelo profundo por el Espíritu Divino. E imploró con ellos la fuerza de lo alto sobre toda la Iglesia
reunida.

En Pentecostés se colmó su ansia por el Espíritu de Dios. Allí quedó completamente compenetrada y transformada por
El. Ya en su vida tuvo un cuerpo espiritualizado, es decir, transformado por el Espíritu, de modo que no podía ser
destruido. Y así ya quedó preparada para su último y definitivo paso, la asunción en cuerpo y alma al cielo. “El Espíritu
Santo descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc 1, 35). A partir de ese acontecimiento,
Ella es llamada sagrario, tabernáculo, santuario del Espíritu Santo. Con ello se indica la inhabitación del Espíritu Santo en
María de un modo del todo singular y superior al de los demás. Como en todo ser humano, el Espíritu de santidad quiere
actuar en la Virgen y a través de Ella.
El Espíritu Santo quiere actuar junto con la Virgen. para unirse y atarse a María para que de Ella nazca Jesucristo, el Hijo
de Dios. Y quiere que la Sma. Virgen diga su Sí totalmente voluntario y libre, para entregarse al Espíritu de Dios, para
convertirse en Madre de Dios.
En diálogo con el Espíritu de Dios, tenía que recorrer su propio camino de fe. Pensemos en la pérdida de Jesús, al
cumplir los doce años. Difícil fue para Ella cuando su Hijo los abandonó y después les dijo:
“¿No saben que tengo que preocuparme de los asuntos de mi padre?” (Lc 2, 49). María no entendió lo que Jesús
acababa de decirles. Pero seguramente se dio cuenta de que su Hijo llevaba en su interior otro mundo, el mundo del
Padre, en el cual también Ella tenía que adentrarse de un modo más perfecto.
Otro momento difícil surgió en las bodas de Cana. “Mujer, Tú no piensas como yo: todavía no ha llegado mi hora” (Jn
2.4). El pensar de María es todavía muy humana: quiere ayudar a los novios en su necesidad. Jesús mira más allá,
piensa en su gran Hora, la hora de la Cruz. Y, sin embargo, cumple el deseo de su Madre.
Y cuando llegó la gran Hora, sobre el monte Calvario, ya callan en Ella los deseos y necesidades naturales. Todo queda
sujeto a la voluntad del Padre. Ya no quiere otra cosa que cumplir perfectamente con su rol en el plan de salvación.

El Espíritu Santo en los Sacramentos: La confirmación, sacramento unido al del bautismo, es presentada en los Hechos
de los Apóstoles bajo la forma de una imposición de las manos, por medio de la cual los Apóstoles comunicaban el don
del Espíritu Santo. A los nuevos cristianos, que habían sido ya bautizados, Pedro y Juan "les imponían las manos y
recibían el Espíritu Santo" (Hch 8, 17). Lo mismo se dice del apóstol Pablo con respecto a los otros neófitos:
"Habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo" (Hch 19, 6).
Por medio de la fe y de los sacramentos, por tanto, hemos sido "sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, que es
prenda de nuestra herencia" (Ef 1, 13-14). A los Corintios, Pablo escribe: "Es Dios el que nos conforta juntamente con
vosotros en Cristo y el que nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros
corazones" (2 Co 1, 21-22; cf. 1 Jn 2, 20. 27; 3, 24). La carta a los Efesios añade la advertencia significativa de que no
entristezcamos al Espíritu Santo con el que "hemos sido sellados para el día de la redención" (Ef 3, 30).
De los Hechos de los Apóstoles se puede deducir que el sacramento de la confirmación era administrado mediante la
imposición de las manos, tras el bautismo, "en el nombre del Señor Jesús" (cf. Hch 8, 15-17; 19, 5-6).
5. El vínculo con el Espíritu Santo en el sacramento de la reconciliación (o de la penitencia) lo establecen con firmeza las
palabras de Cristo mismo después de la resurrección. En efecto, san Juan nos atestigua que Jesús sopló sobre los
Apóstoles y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se
los retengáis, les quedan retenidos" (Jn 20, 22-23). Y estas palabras pueden referirse también al sacramento de la unción
de los enfermos, acerca del cual leemos en la carta de Santiago que "La oración de la fe -juntamente con la unción
realizada por los presbíteros "en el nombre del Señor"- salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera
cometido pecados, le serán perdonados" (St 5, 14-15). En esta unción y oración, la tradición cristiana ha visto una forma
inicial del sacramento (cf. Santo Tomás, Contra geentes, IV, c. 73).
Por lo que respecta a la Eucaristía, en el Nuevo Testamento la relación con el Espíritu Santo aparece, al menos de
modo indirecto, en el texto del evangelio según san Juan que refiere el anuncio hecho por Jesús en la sinagoga de
Cafarnaún sobre la institución del sacramento de su Cuerpo y de su Sangre, anuncio al que siguen estas significativas
palabras: "El Espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida"
(Jn 6, 63). Tanto la palabra como el sacramento tienen vida y eficacia operativa por el Espíritu Santo.
La tradición cristiana es consciente de este vínculo entre la Eucaristía y el Espíritu Santo "con la fuerza del Espíritu
Santo" (Plegaria eucarística tercera), o "con la efusión de tu Espíritu" (Plegaria eucarística segunda), o "bendice y acepta,
oh Padre, esta ofrenda" (Plegaria eucarística primera). La Iglesia subraya el misterioso poder del Espíritu Santo para la
realización de la consagración eucarística, para la transformación sacramental del pan y del vino en el Cuerpo y Sangre
de Cristo, y para la irradiación de la gracia en los que participan de ella y en toda la comunidad cristiana.
También con respecto al sacramento del orden, san Pablo habla del "carisma" (o don del Espíritu Santo) que sigue a la
imposición de las manos (cf. 1 Tm 4, 14; 2 Tm 1, 6), y declara con firmeza que el Espíritu Santo es quien "pone" a los
obispos en la Iglesia (cf. Hch 20, 28). Otros pasajes de las cartas de san Pablo y de los Hechos de los Apóstoles
atestiguan que existe una relación especial entre el Espíritu Santo y los ministros de Cristo, es decir, los Apóstoles y sus
colaboradores y luego sucesores como obispos, presbíteros y diáconos, herederos no sólo de su misión, sino también de
los carismas.
06.- Cual es el Símbolo de la fe

Oficialmente se dan dos credos dentro de la Iglesia: El apostólico y el niceno-constantinopolitano, ambos usados en la
liturgia de la misa. El credo es un resumen de la Sagrada Escritura y de la enseñanza oficial de la Iglesia.

El “Símbolo de la fe” es ante todo el Símbolo bautismal, ya que el Bautismo es dado “en el Nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 19); y, las verdades de fe profesadas en el Bautismo son articuladas según su
referencia a las tres Personas de la Santísima Trinidad
Quien dice "Yo creo", dice "Yo me adhiero a lo que nosotros creemos". La comunión en la fe necesita un lenguaje común
de la fe, normativo para todos y que nos una en la misma confesión de fe.
Desde su origen, la Iglesia apostólica expresó y transmitió su propia fe en fórmulas breves y normativas para todos
(cf. Rm 10,9; 1 Co 15,3-5; etc.). Pero muy pronto, la Iglesia quiso también recoger lo esencial de su fe en resúmenes
orgánicos y articulados destinados sobre todo a los candidatos al bautismo.
«Esta síntesis de la fe no ha sido hecha según las opiniones humanas, sino que de toda la Escritura ha sido recogido lo
que hay en ella de más importante, para dar en su integridad la única enseñanza de la fe. Y como el grano de mostaza
contiene en un grano muy pequeño gran número de ramas, de igual modo este resumen de la fe encierra en pocas
palabras todo el conocimiento de la verdadera piedad contenida en el Antiguo y el Nuevo Testamento
Se llama a estas síntesis de la fe "profesiones de fe" porque resumen la fe que profesan los cristianos. Se les llama
"Credo" por razón de que en ellas la primera palabra es normalmente: "Creo". Se les denomina igualmente "símbolos de
la fe".
 La palabra griego symbolon significaba la mitad de un objeto partido (por ejemplo, un sello) que se presentaba como
una señal para darse a conocer. Las partes rotas se ponían juntas para verificar la identidad del portador. El "símbolo de
la fe" es, pues, un signo de identificación y de comunión entre los creyentes. Symbolon significa también recopilación,
colección o sumario. El "símbolo de la fe" es la recopilación de las principales verdades de la fe. De ahí el hecho de que
sirva de punto de referencia primero y fundamental de la catequesis.
 La primera "Profesión de fe" se hace en el Bautismo. El "Símbolo de la fe" es ante todo el símbolo bautismal. Puesto
que el Bautismo es dado "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19), las verdades de fe
profesadas en el Bautismo son articuladas según su referencia a las tres personas de la Santísima Trinidad.
El Símbolo se divide, por tanto, en tres partes: "primero habla de la primera Persona divina y de la obra admirable de la
creación; a continuación, de la segunda Persona divina y del Misterio de la Redención de los hombres; finalmente, de la
tercera Persona divina, fuente y principio de nuestra santificación". Son "los tres capítulos de nuestro sello (bautismal)"
Entre todos los símbolos de la fe, dos ocupan un lugar muy particular en la vida de la Iglesia: El Símbolo de los
Apóstoles, llamado así porque es considerado con justicia como el resumen fiel de la fe de los Apóstoles. Es el antiguo
símbolo bautismal de la Iglesia de Roma. Su gran autoridad le viene de este hecho: "Es el símbolo que guarda la Iglesia
romana, la que fue sede de Pedro, el primero de los apóstoles, y a la cual él llevó la doctrina común"

¿Cómo se puede describir la fe?


La fe es la creencia, confianza o asentimiento de una persona en relación con algo o alguien y, como tal, se manifiesta
por encima de la necesidad de poseer evidencias que demuestren la verdad de aquello en lo que se cree. La palabra
proviene del latín fides, que significa 'lealtad', 'fidelidad'.

¿Cuáles son los símbolos de fe más importantes?


Los símbolos de la fe más importantes son: ‘el símbolo de los Apóstoles', que es el antiguo símbolo bautismal de la
Iglesia de Roma, y ‘el símbolo niceno-constantinopolitano', que es fruto de los dos primeros Concilios Ecuménicos de
Nicea y de Constantinopla, y que sigue siendo aún hoy el símbolo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y
Occidente.
Los símbolos de fe se compusieron para ser recitados en la liturgia cristiana. El más importante es el profesado en
Roma, donde testificaron su fe Pedro y Pablo, considerados columnas de la Iglesia.

• Al surgir los grandes problemas sobre la fe apostólica, los Concilios confirmaron y expresaron la fe auténtica en el
Credo que seguimos “confesando” cada domingo.

07.- Devoción del Sagrado Corazón de Jesús


El Sagrado Corazón de Jesús es una devoción católica referida al corazón de Jesucristo, como un símbolo de amor
divino. La devoción al Sagrado Corazón tuvo su origen en una corriente mística centrada en la persona de Jesucristo,
que concebía el corazón como centro vital y expresión de su entrega y amor total.
«La causa física de la muerte de Cristo» que la causa de la muerte fue la rotura del corazón con hemopericardio. En la mayoría de los
casos de esto, los moribundos emiten un fuerte grito. El obispo Giulio Ricci, estudioso del Santo Sudario de Oviedo, ha defendido esta
teoría en varios congresos. A los crucificados se les rompían las piernas para provocarles la muerte. Rompieron las piernas a los dos
crucificados junto a él, pero al llegar a Jesús vieron que estaba muerto. Entonces, un romano le asestó una lanzada, con el propósito
de asegurarse de que estaba muerto. En el Evangelio de Juan se dice que, tras la lanzada, de su costado salió "sangre y agua" (Juan
19:33). Según la teoría de que murió con hemopericardio, habría acumulado sangre en la cavidad pericárdica del corazón. La lanzada
habría atravesado el pulmón hasta el corazón, provocando que saliese esta sangre.

Mes del Sagrado Corazón de Jesús


Adoramos el Corazón de Cristo porque es el corazón del Verbo encarnado, del Hijo de Dios hecho hombre.

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y
todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida. Y tanto nos ama, que sufre cuando su
inmenso amor no es correspondido.
La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y
lo imitemos especialmente en estos 30 días del mes de Junio.

Esto significa que debemos vivir este mes demostrándole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran
amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos
el camino a la vida eterna.
Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y
amando.

Debemos vivir recordándolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón? Y eso
es lo que debemos hacer (ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc.).
Debemos, por tanto, pensar si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.

Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la Orden de la Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un
amor especial por ella.

Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su
Corazón que los hombres se alejaran de Él por el pecado.
Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un
buen comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados.

El pecado nos aleja de Jesús y esto lo entristece porque Él quiere que todos lleguemos al Cielo con Él. Nosotros podemos demostrar
nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de
Jesús.

Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús:

Jesús le prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si una persona comulga los primeros viernes de mes, durante nueve meses
seguidos, le concederá lo siguiente:

1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado (casado(a), soltero(a), viudo(a) o consagrado(a) a Dios).
2. Pondré paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas las aflicciones.
4. Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.
5. Bendeciré abundantemente sus empresas.
6. Los pecadores hallarán misericordia.
7. Los tibios se harán fervorosos.
8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
12. La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin haber recibido los Sacramentos.
1.- CREACIÓN
La creación del mundo no pudo haber sido un proceso sencillo pues es el principio de todas las cosas. En el caso de la Biblia, nos dice que se
tomó 7 días la creación del mundo y en cada uno de estos días tuvo lugar una creación importante. Un proceso que, para los creyentes, es
sobrenatural y para los científicos, puede que resulte algo difícil de creer. 

2.- CREACION DEL HOMBRE


Día 6
Este día fue en el que el mismo Dios decidió crear todas las criaturas que viven en lo que es la tierra firme. Entre estas criaturas está también el
ser humano. El Génesis en este pasaje explica que el creador hizo con sus propias manos al hombre. Para esto usó barro y creó entonces una
criatura en donde se reflejaba su imagen y semejanza. 

Dios le dio entonces al hombre la capacidad física y la orden específica de reproducirse y llenar la tierra. Además le dio la capacidad de poder
ejercer dominio sobre las demás criaturas de todas las especies. 

Es el día final de todo el proceso de creación en donde el mismo Dios afirma que todo eso que había creado era bueno. 

3.- NACIMIENTO DE LA VIRGEN MARIA

Sus plegarias fueron oídas; un ángel se presentó ante Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha visto tus lágrimas; concebirás y darás a luz, y el fruto de tu seno
será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, que volvió al lado de su esposa. Ana dio a luz una hija, a la que llamó
Miriam.

l Nacimiento de la Virgen o Natividad de María es EL 8 DE SEPTIEMBRE

3.- ENCARNACION
¿Cuál es el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios?
Encarnación (del latín incarnatio, de incarnatum, incarnare) para los cristianos es el momento en que el Verbo de Dios
(Dios Hijo) se encarnó en Jesucristo, por el poder del Espíritu Santo, asumiendo la naturaleza humana en obediencia
a Dios Padre para reconciliar a la humanidad perdida por el pecado.

4.- PRESENTACION DEL HIJO DE DIOS AL TEMPLO

La fiesta de la Presentación del hijo de dios al templo se celebra el día dos de febrero. Por asociación de actos y de simbolismos se celebra el mismo día la Purificación de
la Virgen, llamada también fiesta de las Candelas o de la Virgen de Candelaria.

Viacrucis del Hijo de Dios


conscientes de que el Viacrucis del Hijo de Dios no fue simplemente el
camino hacia el lugar del suplicio. Creemos que cada paso del
Condenado, cada gesto o palabra suya, así como lo que han visto y hecho
todos aquellos que han tomado parte en este drama, nos hablan
continuamente. En su pasión y en su muerte, Cristo nos revela también la
verdad sobre Dios y sobre el hombre.

Posibles causas de muerte[editar]


Algunos investigadores han creído que la muerte de Jesús pudo producirse como resultado de una “rotura del corazón”, debido a la historia evangélica del agua y la sangre
que fluye de la herida de Cristo.85 Según ellos, la ruptura cardíaca habría estado relacionada con un daño miocárdico previo que podría haber sucedido debido a un golpe en
el pecho durante la ejecución. El relato sobre la sangre y el agua simplemente podría ser también un simbolismo o relato "milagroso" carente de significado forense. 8687

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