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EL EQUIPO REFLEXIVO: UNA ALTERNATIVA DIDÁCTICA EN LA

SUPERVISIÓN Y ENTRENAMIENTO DE LOS TERAPEUTAS CON


ORIENTACION SISTÉMICA

Es innegable el valor que tiene para el futuro terapeuta el que atienda


casos clínicos al final de su formación y que pase por la supervisión. Aunque
esta última puede ser llevada a cabo de diferentes formas, este trabajo se
propone que sea adoptada la técnica del Equipo Reflexivo expuesta por Tom
Andersen, porque permite que se expresen las opiniones de todos los
participantes en el equipo, y no sólo la del profesor experto, logrando con
ello, además de las ventajas terapéuticas, la ejercitación de enunciados
proposicionales y preguntas circulares en aquellas personas que se encuentran
conformando el equipo de supervisión.

Esta propuesta será desarrollada en este trabajo, para lo cual se


presentarán primeramente algunos antecedentes de esta técnica,
posteriormente se mencionará la forma en que se lleva a la práctica y
finalmente se discutirá de su pertinencia de emplearla en la supervisión como
una herramienta didáctica.

Antecedentes: Multiverso más que universo

Al abordar los fundamentos de su trabajo, Andersen (1.987) destaca la


influencia del Pragmatismo, la Cibernética y en especial de Bateson y
Maturana. De ellos retoma el argumento de que el observador es quien genera
las distinciones de lo que llamamos la realidad y siguiendo con esa lógica se
afirma que no existe un universo, sino un multiverso, lo que implica que un
fenómeno, por ejemplo un problema, puede describirse y comprenderse de
diferentes maneras. Es decir que existen muchos significados posibles que
constituyen nuestro mundo, por lo que debemos estar abiertos a aceptarlos y
a trabajar con ellos, e incluso podemos construir nuevos significados. No hay
un universo unificado, cosas, objetos, relaciones o eventos únicos, sino que
todos son diferentes tanto entre ellos como en sí mismos. Al adoptar esta
perspectiva tenemos que aceptar que realmente estamos en un mundo de
diferencias y hay que reconocerlas, no obstante lo anterior es difícil pues
tanto los científicos como los individuos hemos sido entrenados para encontrar
regularidades y similaridades, y no así las diferencias y las excepciones; de
igual manera creemos y aceptamos que existe un mundo aparte de nosotros y
nos cuesta trabajo pensar que nosotros formamos parte de ese mundo y no
sólo eso sino que participamos en su construcción.

De lo anterior se desprende que la persona que describe, influye en lo que


puede ser observado y descrito, y al hacerlo hace distinciones especiales y
deja fuera otras.

Cada persona hace una descripción distinta a la otra, por lo que cada
descripción es igual de importante que las demás.
Esto es importante para el terapeuta que debe buscar y aceptar todas las
descripciones y explicaciones de una situación, e igualmente promover la
búsqueda de las que todavía no se hayan encontrado. Cada descripción es una
realidad y ninguna es mejor que otra, sino más bien todas son igualmente
reales.

Las diferencias y el cambio

En el mismo orden de ideas se retoma el argumento de Bateson y de la


Pragmática de las cosas, u objetos no están aislados, los objetos son ellos y el
contexto que los rodea, lo que implica que los objetos forman parte del
entorno o viceversa, el entorno forma parte de los objetos. De ahí que el
querer definir los objetos por sí mismos sea muy difícil a menos que se
establezca una diferencia entre ellos y el entorno. Estas ideas son el
fundamento para que Bateson afirme que: “La unidad elemental de
información... es una diferencia que hace una diferencia” y la palabra
diferencia debe ser entendida en dos acepciones: a) como algo diferente de
su entorno y b) como una diferencia a lo largo del tiempo, o sea una cambio.
(Lax, 1.990).

Tomando en cuenta estas afirmaciones, es claro que también Anderson se


nutre de los planteamientos de la Escuela de Milán pues en sus entrevistas
siempre trataban de identificar y establecer las diferencias, de igual manera
se realizan preguntas que buscan las diferencias y que causan diferencias,
pues son las que se centran en los cambios.

Por otra parte, al examinar los trabajos de los fisioterapeutas Bülow y


Hansen, Andersen (1.987) sugiere que si las diferencias causan cambios hay
que conocer el proceso en que ocurren y al respecto se propone que una
mínima diferencia, no causa cambios o diferencias, porque es algo usual,
debido a ello, es que Andersen prefiere sustituir la palabra diferencia por
inusual, y hablar de tres clases de diferencias, la primera sería la descrita
anteriormente, es decir si las diferencias son tan pequeñas, entonces no se
perciben como diferencias sino como algo similar, como algo usual y entonces
no suscitan cambio alguno. Otra clase de diferencia lo constituye el lado
opuesto, esto es una diferencia demasiado grande, es decir totalmente
inusual, pero esta tampoco genera cambios, pues resulta muy difícil de
aceptar o asimilar precisamente por inusual, pero no demasiado, la cual si
puede promover el cambio.

Estas apreciaciones son llevadas al campo clínico proponiendo que en las


conversaciones terapéuticas se proporcione al cliente una idea lo
suficientemente inusual para producir un cambio.

El acto de describir y explicar acciones e interacciones humanas

El terapeuta debe tener en mente que tiene una gran responsabilidad al


hacer las descripciones de las interacciones de los demás y de los significados
que se le otorgan, porque el terapeuta no puede saber que significados van a
extraer las personas de sus descripciones, de ahí que sea necesario indagarlo.
También debe ser consciente de que en cada acto de descripción se dejan
fuera muchas otras posibilidades y que la forma principal de hacer
descripciones es a través de preguntas. Con base a estas consideraciones, el
Equipo Reflexivo proporciona a los clientes la posibilidad de que ellos mismos
se hagan nuevas preguntas, logrando con esto diferencias nuevas y a su vez
cambios evolutivos, en el sentir, el conocer y el actuar.

Dos procesos de diálogo interrelacionados

En las relaciones se establece el sentir, conocer, actuar. Con estos tres


elementos se pueden establecer dos diálogos paralelos en una conversación
terapéutica: una interna y otra externa. La interna trata a) de las ideas que
se intercambian en la terapia y b) de la participación de la persona en la
conversación externa. Parte de la conversación interna tiene que ver con el
contenido significativo de la conversación externa y con el cómo se puede
realizar mejor la conversación externa.

En la conversación terapéutica se debe cuidar del ritmo, debe ser lo


suficientemente lenta para que el cliente y el terapeuta tengan tiempo
suficiente para sus conversaciones internas.

Guías para la Práctica

En esta sección se presentan algunos puntos que representan las


experiencias acumuladas a lo largo del tiempo y que permiten establecer una
conversación significativa entre el sistema fijo y el Equipo Reflexivo, aunque
éste último sigue algunos enfoques y supuestos de la Escuela de Milán, ofrece
nuevas formas y procedimientos (Davison y Lussardi, 1.994).

El sistema fijo está constituido por el terapeuta y el cliente, y el Equipo


Reflexivo lo conforman de dos a cuatro profesionales, que se encuentran por
lo general detrás del espejo de doble visión y desde ahí observan la entrevista
que se da en el sistema fijo. Durante la entrevista el Equipo Reflexivo debe
permanecer en silencio para que sus integrantes vayan realizando sus propias
puntuaciones e interpretaciones y no se contaminen con las de los demás.
Este es un requisito indispensable para que se cumpla con la noción de
multiverso planteado por Andersen y para que en el momento de que el
equipo vierta sus reflexiones se conforme una lluvia de alternativas diferentes
para el sistema fijo. La función del Equipo es expresar ideas aún cuando no
todas ellas resulten interesantes. Entre más ideas se presenten, el sistema
fijo puede elegir libremente aquellas que más concuerden con él y logren
realizar un pequeño cambio de encuadre.

La entrevista

La sesión inicia con la descripción de cómo se trabaja con el Equipo


Reflexivo y se pasa a una discusión de las ideas sobre porque se viene a la
terapia, lo que permite iniciar la conversación con los pacientes “en el punto
donde se encuentran” y no imponerles ninguna idea, se considera que no es
conveniente preguntar “¿cuál es el problema?”, pues esto puede reforzar la
creencia que el paciente ya tiene un problema.

La atención del terapeuta y del Equipo debe estar en los significados que
la gente le da a las conductas “problemáticas” y en el lenguaje que ellos
utilizan en tal descripción, lo cual puede identificarse porque teóricamente se
establece que existe una relación recursiva entre los significados y la
conducta.

Las preguntas principales que se realizan en un inicio se refieren al porque


los presentes están interesados en esta reunión, de quién fue la idea de
concertar la cita. A quién le gustó la idea, a quién le disgustó o quién
permaneció indiferente. El objetivo es identificar a las personas que tuvieron
más dudas y darles más atención pues ellas pueden parecerles demasiado
inusual lo que se esté realizando. El siguiente paso es preguntar de qué
manera le gustaría utilizar este encuentro, de qué temas les gustaría discutir
en él. El entrevistador habla con cada uno de los que sacan un tema en una
secuencia y durante el tiempo que crea que hay correspondencia con el orden
de importancia propio del sistema.

También hay que señalar que el entrevistador debe estar alerta para
identificar aspectos significativos que representen “aperturas”, es decir debe
encontrar expresiones que permiten la entrada al sistema de significados de la
familia. Las aperturas son incitaciones para continuar el diálogo. Sobre cuál es
la apertura que el terapeuta debe seguir no hay regla, se le deja a su
intuición, sin embargo, se recomienda no “abrir” aperturas que el propio
entrevistado considere desagradables. Una manera de crear nuevas aperturas
es a través de preguntas poco usuales, y para poder detectar el grado de lo
usual es necesario mostrarse sensibles a la tensión producida. Las preguntas
demasiado usuales no crean ninguna tensión, en tanto que las
apropiadamente inusuales sí la producen, provocando un cambio en la
actividad de la persona, pero sin que se reduzcan los intercambios del
diálogo. Las preguntas demasiado inusuales producen un cambio en la
actividad dirigido a cerrar la apertura.

El tipo de preguntas que se sugiere que se realicen se relacionan con la


idea crucial de que la gente no se relaciona con el tema problemático que
está "afuera", sino con lo que interpreta como tema problemático. Así pues
hay que preguntar acerca de la interpretación que tiene la persona del
problema.

Es importante hacer preguntas que faciliten descripciones dobles pues son


las que le dan perspectiva a un fenómeno. Pueden ponerse como ejemplo las
Preguntas de comparación “¿Cómo está ahora comparado con la época que
nos describe?”. Preguntas de relación “¿Cuáles fueron las circunstancias en
que se dio lo que nos narra?”. Preguntas de diferencia “¿Cuándo empezó,
cuando disminuyó?”. Si la persona rechaza las preguntas de diferencias ya sea
contestando con similitudes o negándose a responder, se pueden hacer otras
preguntas sobre lo que se sientan cómodos y después hablar cuando haya un
momento adecuado acerca de las diferencias. Hay otro tipo de preguntas, las
que inducen explicaciones “¿Cómo puede entenderse eso? ¿Cómo pudo haber
existido en ese momento?”. También se pueden hacer preguntas hipotéticas
y/o sobre el futuro, pues ellas permiten que se establezcan alternativas o
aspectos inusuales en las descripciones del problema de las personas. “Si ella
cambiara, cómo empezaría a notarlo”, “Si hubiera oportunidad de realizar
esta actividad, cómo cree que Ud. Reaccionaría”.

Participación del Equipo Reflexivo

La entrevista inicial dura alrededor de una hora y media, después de


transcurridos los 50 ó 60 minutos, el Equipo Reflexivo proporciona sus ideas,
ya sea a petición del entrevistador, o el propio Equipo comunica su deseo de
dar sus ideas al sistema fijo. Ello puede hacerse cambiando las luces en la
cámara de doble visión, o cambiándose de un cuarto a otro.

Tales ideas son denominadas reflexiones y deben tener ciertas


características. Los integrantes de Equipo deben mirarse entre ellos a los
ojos, y nunca mirar al sistema fijo debido a que con ello lo involucran en la
comunicación y le quitan su papel de escucha, le reducen la posibilidad de
que vea su problema o las interpretaciones de su problema desde fuera. Por
otra parte las reflexiones se presentan como una variedad de ideas como
opuestas a interpretaciones correctas, y ofreciéndolas como pensamientos
tentativos. También debe tenerse cuidado de omitir aquellos aspectos que se
advirtió en la entrevista que el sistema no desea que se mencionen.

Las reflexiones deben tomar forma de diálogo, pero deben quedar


formuladas como preguntas sin respuesta, dado que las preguntas son
aseveraciones sutiles, son perspectivas que sugieren sin obligar. Las
reflexiones deben a) proporcionar connotaciones positivas, nunca negativas;
lo que significa que deben desecharse todos los juicios normativos, b) deben
ser de tipo especulativo, c) si surgen sentimientos en el Equipo, éstos deben
presentarse de manera reflexiva.

Con esto se pretende facilitar la emergencia de nuevos significados en el


paciente a través de preguntas alternadas y reflexionadas, a partir de un
entrecruzamiento de ideas y reflexiones basados cada una en la anterior, para
conducir al cliente hacia una nueva idea y por consiguiente a la disolución de
la conceptualización anterior del dilema o problema.

Después de las reflexiones, que suelen durar de 5 a 10 minutos, el sistema


fijo habla espontáneamente o bajo expresa invitación del terapeuta sobre las
reflexiones que acaba de escuchar, mientras el Equipo adopta nuevamente el
papel de escucha. Posterior a ello el terapeuta cuestiona al cliente acerca de
las reflexiones que proporcionó el Equipo, sobre lo que está de acuerdo o
desacuerdo y si hay algo que el cliente pudiese haber incluido. Las primeras
dos preguntas están dirigidas a determinar aquello con lo que los pacientes
están de acuerdo y la última es para detectar si los clientes han empezado a
desarrollar una nueva historia de su situación y/o ha generado soluciones que
no hubiesen pensado antes de la entrevista. Una vez que los clientes han
respondido en detalle, el terapeuta introduce sus propias ideas pudiendo
ofrecer una idea alternativa a las del cliente para que “haga la diferencia”.
Debe quedar claro que tal alternativa es para agregarla a la historia del
cliente y no para reemplazar la historia del mismo.
El Equipo Reflexivo como herramienta Didáctica en la Supervisión y el
Entrenamiento

El programa de entrenamiento del Equipo Reflexivo estuvo influenciado


por la Escuela de Milán y por Hoffman y en un inicio se basaba en la idea de
que los alumnos iban a aprender de los terapeutas expertos, el Equipo de
estudiantes en supervisión veía cómo los profesores o terapeutas
experimentados trataban al paciente y aprendían a hacer hipótesis sistémicas.
No obstante esta idea didáctica no es congruente con el principio de
multiverso e que se basa el Equipo Reflexivo. Es decir la visión del experto
puntualiza ciertos aspectos que son igualmente válidos que los aspectos que
puntualiza el estudiante y que cada versión de un evento es igualmente
verdadera. Tomando esas consideraciones es que cada versión de un evento es
igualmente verdadera. Tomando esas consideraciones es que se aplican las
ideas de la cibernética y se abandonó la idea de que existían “expertos” y se
adoptó la noción de que todos, entrenadores y entrenados, construían la
comprensión del caso, tomando en cuenta que no había una verdad absoluta y
que había que considerar todas las presunciones y creencias de todos los
participantes, empleando para ello siempre las preguntas circulares.

Con esta actitud realmente se “modela el modelo” de terapia a través de


la enseñanza del Equipo Reflexivo.

El emplear el Equipo Reflexivo en la supervisión resulta ser una buena


estrategia didáctica pues permite que:

a) El terapeuta en formación exprese libremente sus ideas pues de


acuerdo al fundamento del Equipo Reflexivo todas ellas son igualmente
válidas, verdaderas y útiles. Esto hecho infunde confianza en los aprendizajes
aún en los más íntimos.

b) Todos los integrantes del equipo Reflexivo participan en la terapia


pues intervienen al formular sus ideas o reflexiones. De esta manera no sólo el
aprendiz que participa como terapeuta se foguea en la práctica clínica, sino
que todos pueden tener una intervención directa en la sesión y delante
del(os) paciente(s) y de sus colegas. Igualmente comparten la responsabilidad
de proveer retroalimentación a la familia y al terapeuta.

c) El hecho de que durante la entrevista los miembros del Equipo no


hablen entre sí y que después puedan expresar sus ideas libremente,
incrementa la seguridad y la autonomía en el terapeuta/aprendiz porque no
tiene que ir a la sesión con un conjunto de hipótesis a ser exploradas que
hayan sido predeterminadas por el equipo. También aumenta la cantidad de
ideas que se le presentan a la familia y disminuye la posibilidad de que se
eliminen ideas durante la discusión.
d) En el caso del terapeuta que funcione como entrevistador, se
desarrollan sus propias habilidades para entrevistar, pues en el modelo se
sobreentiende que no existen las preguntas “correctas”, de ahí que se
preocupa menos por su actuación y su entrevista resulta ser más espontánea y
con más confianza. Igualmente aprende que no hay intervención o solución
correcta, sino solamente unas son más flexibles que otras.

e) El estudiante que está realizando las actividades de terapeuta-


entrevistador se siente respaldado por el Equipo Reflexivo y cuando se siente
estancado sabe que puede recurrir a él, lo que reduce su ansiedad en la
entrevista y la conversación terapéutica.

f) Por otra parte, el Equipo Reflexivo como parte del entrenamiento de


terapeutas permite eliminar algunos problemas jerárquicos entre el
entrenador y el Equipo, precisamente porque todas las ideas son igualmente
válidas.

g) Otro efecto de este tipo de entrenamiento es que los miembros del


Equipo generan una actitud más respetuosa hacia el paciente y hacia sus
colegas porque los obliga a guardar las consideraciones negativas.

h) Establecer el equipo reflexivo resulta ideal para prestar servicio social


en la instituciones en las que se forman terapeutas permite dar terapia a
costos reducidos, no obstante todos los especialistas involucrados.

Todas estas características son las que permiten proponer que el equipo
reflexivo es una buena estrategia didáctica para los terapeutas en formación y
que debería ponerse en práctica durante el entrenamiento y/o la supervisión
en las instituciones que forman terapeutas con orientación sistémica.

BIBLIOGRAFÍA:
-Andersen, T. (1987). The reflecting team: Dialogue and meta-dialogue in
clinical work. Family Process 26,415-428
-Andersen, T. (1.994). El Equipo Reflexivo. Conceptos básicos y construcciones
prácticas. En Tom Andersen (ed.) El Equipo Reflexivo. Ed. Gedisa, Madris,
cap.2.
-Andersen, T. (1.994). El Equipo Reflexivo. Guías para la práctica, en Tom
Andersen (ed.) El Equipo Reflexivo. Ed.Gedisa, Madrid, cap.3.
-Davison,J. Y Lussardi, D. (1.994). Diálogos reflexivos en la supervisión y el
entrenamiento, en Tom Andersen (ed). El Equipo Reflexivo. Ed.Gedisa,
Madrid, cap.8.
-Lax, W. (1.990). Postmoderm thinking in a clinical practice, en McNamee S.,
et al. Therapy as a Social Construction, London, Sage, cap.5.
-Lax, W (1.994). El Equipo Reflexivo y la consulta inicial, en Tom Andersen
(ed.). El Equipo Reflexivo. Ed. Gedisa, Madrid, cap.7.

Iris Xóchitl Galicia Moyeda


Luz de Lourdes Eguiluz Romo
(Escuela Nacional de estudios Profesionales Iztacala Universidad Nacional Autónoma de México)

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