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La Docena Dorada

Irving Chernev
Partida Nº 15 al centro, donde puede lograr mucho en el
final. Las torres blancas también se apodera-
Hay nueve Musas de Caissa que están rán de las columnas abiertas, lo que dificulta
dedicadas a inspirar a los maestros de aje- a las negras desarrollar sus piezas del flanco
drez. Son las musas de: de dama.
Imaginación 10.¦b1 ¥xd2+
Comprensión - Confianza - Precisión Hay una pequeña trampa aquí con
Precaución - Coraje 10...¤c6 11.¦xb4 ¤xb4 12.£b3 £xa2
Ambición - Paciencia 13.£xa2 ¤xa2 14.¥c4, y el caballo no pue-
Memoria de salir vivo.
En este juego, varios de ellos inspiran a 11.£xd2 £xd2+
Rubinstein para crear una obra maestra de 12.¢xd2 O-O
habilidad técnica.

Blancas: A. Rubinstein
Negras: K. Schlechter
Gambito de Dama Declinado
San Sebastián, 1912

1.d4 d5
2.¤f3 ¤f6
3.c4 e6
4.¤c3 c5
Esta defensa, que ataca inmediatamente
en el centro, tiene como objetivo evitar las
posiciones restringidas que las negras deben
soportar en la defensa ortodoxa. Schlechter le brinda seguridad a su rey,
5.cxd5 ¤xd5 enrocando. Pero si hay una etapa del juego
6.e4 ¤xc3 en la que el rey no tiene que preocuparse por
7.bxc3 cxd4 la seguridad, es en el final, cuando las damas
8.cxd4 ¥b4+ están fuera del tablero, y hay poco peligro de
9.¥d2 £a5 perder por jaque mate.
Un movimiento natural, pero inferior El movimiento correcto aquí era
a 9...¥xd2+ 10.£xd2 O-O 11.¥c4 ¤c6 12...¢e7, ya que el rey pertenece cerca del
12.O-O b6 13.¦fd1 ¤a5 14.¥d3 ¥b7, y el centro, donde puede participar en la acción.
juego está igualado . 13.¥b5!! ...
Los intercambios que resultan del movi- ¡Un movimiento inspirado! Se enfrenta
miento de Schlechter acercan al rey blanco al negro con el problema de poner en juego

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sus piezas del flanco de dama. 18.¤e5 ...
13. ... a6 Con una torre al mando de la séptima
Esto debilita el cuadrado b6 de las ne- fila, un caballo que ocupa un fuerte puesto
gras, pero ¿qué más hay? Si: de avanzada, y su rey centralizado, el blanco
(a) 13...¥d7 14.¥xd7 ¤xd7 15.¦xb7, y disfruta de una considerable ventaja.
las blancas ganan un peón. 18. ... ¥d7
(b) 13...¤d7 14.¥xd7 ¥xd7 15.¦xb7, y
las blancas ganan un peón.
(c) 13...¤c6 14.¥xc6 bxc6 15.¦hc1
¥d7 16.¤e5, y las blancas ganan un peón.
(d) 13...b6 14.¦hc1 ¥b7 15.¢e3 ¦c8
16.¦xc8+ ¥xc8 17.¦c1 ¥d7 (si 17...¥b7
18.¦c7, debería ganar); 18.¥xd7 ¤xd7
19.¦c7 ¤f6 20.¤e5, y las blancas tienen
una posición ganadora.
14.¥d3 ¦d8
Si el negro intenta poner en movimien-
to su peón caballo jugando 14...b5, se en-
cuentra con este contratiempo: 15.¦hc1
¦a7 (para evitar la invasión de la séptima
fila) 16.a4 ¦b7 17.axb5, y las blancas ganan 19.g4! ...
un peón. La idea es dificultar las cosas a las ne-
15.¦hc1 b5 gras, desalojando al caballo (el mejor pro-
Si 15...¤c6, la respuesta 16.¢e3 deja al tector del enroque) de su fuerte puesto ac-
negro avergonzado por una continuación tual.
razonable. 19. ... h6
16.¦c7! ... Si en cambio 19...¥e8 (para evitar per-
der una pieza después de 20.g5 seguido por
21.¦xd7) sigue 20.g5 ¤h5 21.¦bc1, y las
negras enfrentarían un largo y duro invier-
no.
20.f4! ¥e8
21.g5 hxg5
22.fxg5 ¤h7
No hay nada mejor. Si 22...¤d7 23.¤c6
gana calidad, o si 22...¤h5 23.¥e2 esta res-
puesta es lo suficientemente fuerte como
para ganar.
En este punto en sus notas, Capablanca
comenta que admira la precisión con la que
Rubinstein conduce este juego.
¡Dominación de la séptima fila! Esto es 23.h4 ¦dc8
suficiente por sí solo para ganar el juego. 24.¦bc1 ¦xc7
16. ... ¤d7 25.¦xc7 ¦d8
17.¢e3 ¤f6 Capablanca sugiere que 25...f6 ofrece-
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ría más resistencia. el ala, todo lo que resta es que Rubinstein
26.¦a7 f6 amarre las cosas con una bonita cinta de co-
27.gxf6 gxf6 lor.
28.¤g4 ¥h5 37.¢f4 ¢g8
29.¤h6+ ¢h8 38.¢g5 ¦f8
30.¥e2! ¥e8 Regresar con el caballo a h7 solo em-
Pero no 30...¥xe2, porque perdería en peora las cosas, ya que después de 39.¢h6,
el intercambio después de 31.¤f7+. las amenazas de mate por 40.¦g7+ seguido
31.¦xa6 ¢g7 por 41.¤g6 mate, o 40.¤g6 y luego mate
32.¤g4 f5 con la torre, son decisivas.
39.¢g6! ...
Amenaza con este bonito final: 40.¦g7+
¢h8 41.¤f7+ ¦xf7 42.¦xf7 ¤g8 43.¦h7
mate.
1-0
Rinden
Si 39...¤e8 40.¤f7!, con la amenaza de
41.¤h6+ ¢h8 42.¦h7 mate, debería disipar
cualquier duda de seguir persistiendo.

33.¦a7+! ...
Esto obliga al rey a retirarse, a evitar
la pérdida de una pieza, o incluso recibir
mate. Por ejemplo, si 33...¢g6 34.h5+ ¢g5
35.¦g7+ ¢xh5 36.¤f6+ ¢h6 37.¦xh7+
¢g6 38.e5, y el blanco ha ganado una pieza.
O si 33...¢g6 34.h5+ ¢g5 35.¦g7+ ¢h4
36.exf5 exf5 37.¤h6! ¤f8 38.¤xf5+ ¢h3
39.¥f1+ ¢h2 40.¦g2+ ¢h3 (si 40...¢h1
41.¤g3 es mate) 41.¢f2, y no hay escape
después de 42.¦g3+ ¢h2 43.¦h3 mate.
33. ... ¢h8
34.¤e5 fxe4
35.¥xb5! ...
La misma idea que antes: si las negras
capturan al alfil, pierden su torre por el ja-
que doble del caballo.
35. ... ¤f6
36.¥xe8 ¦xe8
Con una torre dominando el séptimo
fila, y un peón pasado lejano esperando en
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