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El Plazo de La Investigación Preparatoria Es Perentorio PDF
El Plazo de La Investigación Preparatoria Es Perentorio PDF
PERENTORIO?(*)
Breves reflexiones dogmáticas sobre la teoría de los plazos procesales.
Análisis a la Casación N° 134-2012-Ancash
Abstrac
En el presente trabajo, realizamos algunas breves reflexiones
dogmáticas sobre los plazos procesales perentorios y ordenatorios y las
consecuencias jurídicas que estos implican. En este breve estudio se
llega a la conclusión que el tipo de plazo que ha optado nuestro
Código Procesal Penal del 2004 al regular los plazos de la investigación
preparatoria, es ordenatorio –y no perentorio como se suele decir con
frecuencia–. Asimismo, nos ocupamos de los problemas de la Casación
N° 134-2012-Ancash. Y finalmente, exponemos las aristas que presenta la
teoría de los plazos ordenatorios.
I. Introito(**)
El proceso penal es un proceso de atribución. Este procesamiento
penal de la atribución (imputación), según la estructura dada por
nuestro Código Procesal Penal del 2004 –en adelante CPP–, está
1 Vid. NEYRA FLORES, José Antonio; Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación
Oral. IDEMSA, Lima, 2010, p. 268.
2 Tradicionalmente, el tiempo es entendido como la síntesis de la relación de
posiciones y periodos de dos o más procesos factuales que se mueven
continuamente. Así vid. ELÍAS, Norbert; Sobre el tiempo. Fondo de Cultura Económica,
3ra edición, México D.F., 2010, p. 35.
3 Para Amsterdam y Bruner, “las categorías son omnipresentes e inevitables en el uso
del pensamiento, pues constituyen el principal instrumento que utilizamos para
interpretar y para organizar la realidad, asignando significados y ubicando los
sucesos en un contexto específico […]”. Citados por TARUFFO, Michele; Simplemente
la verdad. El juez y la construcción de los hechos. Marcial Pons, Madrid, 2010, p. 67.
4 La teoría de los sistemas sociales o teoría de la comunicación, define al tiempo
“como la observación de la realidad con base en la diferencia entre pasado y
futuro. Cada sistema existe siempre sólo en el presente y simultáneamente con el
propio entorno: en este sentido, pasado y futuro no son puntos de partida o de
llegada, sino horizontes de posibilidad”. Cfr. CORSI, Giancarlo/ESPOSITO,
Elena/BARALDI, Claudio; GLU: Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann. En
Colección Teoría Social, 1° reimp. (2006), Universidad Iberoamericana, 1° edición en
español, 1996, México DF., p. 212.
Esta operación de categorización, ha dado lugar a las unidades de
“medición” del tiempo: horas, días, meses y años. Estas unidades de
tiempo están socialmente estandarizadas5, es decir, son compartidas en
el sistema social global6. Los medios sociales simbólicos de tiempo
utilizados son: el reloj y el calendario gregoriano.
Ninguna sociedad (moderna), ni siquiera en la más antigua, ha
podido prescindir del tiempo. Y es que existe una configuración
temporal de la sociedad. Esta configuración, según la sociología del
tiempo, es cíclica7 y lineal8. Sin embargo, al sistema jurídico (como
Derecho material y Derecho Procesal) le interesa únicamente este
último: el tiempo lineal.
El sistema del Derecho hace una lectura del tiempo en forma
precisa e inequívoca, y lo realiza a través de las unidades de
“medición” temporal (horas, días, meses, años) fijadas en la ley. Esta
información que debe desprenderse del principio de legalidad (lex
certa), genera seguridad jurídica. Y como tal, no debe producir
incertidumbre.
En el derecho procesal penal específicamente, el tiempo lineal se
representa en el concepto jurídico de plazo. El plazo, en el derecho
procesal penal, afirma Vicenzo MANCINI, “es toda ‘condición de tiempo’
puesta al ejercicio de una determinada actividad procesal”9.
Al proyectarse en el tiempo, como bien refiere CLARÍA OLMEDO, “el
proceso penal requiere, más que cualquier otra institución jurídica, una
5 Para Héctor Vera, “estas unidades de ‘medición’ tienen que estar socialmente
estandarizadas, es decir, deben ser compartidas por los miembros de un mismo
grupo social. Vid. en el prólogo de la tercera edición en español del libro de ELÍAS,
Sobre el tiempo, p. 10.
6 Así, por ejemplo, al ver el reloj sé qué hora es, no sólo para mí, sino para toda la
Melendo y Merino Ayerra Redín. Tomo III. Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos
Aires, 1952, p. 76.
regulación estricta; con ella se contribuirá muy eficazmente a la tutela
de los intereses comprometidos. Esa regulación implica el
emplazamiento de los actos a lo largo del desenvolvimiento del
proceso, poniendo límites a la actividad y a la inactividad. Se fijan
lapsos que exigen, impiden o fijan el cumplimiento del acto, como si se
tornara un punto en el segmento del tiempo, antes, en o después del
cual corresponde realizar el acto”10.
Lo cierto es que el plazo en el proceso penal es siempre un espacio
de tiempo que está entrelazado en dos puntos fijos. Es, como refiere el
jurista SAN MATÍN CASTRO, “el periodo o lapso de tiempo dentro del cual
(…) debe realizarse un acto procesal”11.
En cuanto a la etapa de investigación preparatoria –en adelante
IP– que es la que aquí nos interesa, está una “fase procesal”12 que,
como todas las demás etapas procesales, reclama tiempo. Y es que,
como es evidente, para investigar se necesita tiempo. En este sentido, el
legislador, en las normas procesales penales, ha prescrito que se
investigue en unidades de tiempo13. De esta manera, el artículo 334
numeral 214 y el 342 numeral 1 y 2 del CPP15, regulan los plazos de las
10 Cfr. CLARÍA OLMEDO, Jorge; Derecho procesal penal. Tomo II. Rubinzal - Culzoni
Editores, Buenos Aires, 1998, p. 186.
11 Vid. SAN MARTÍN CASTRO, César; “Plazos, causas complejas y derecho transitorio en
normas potestativas. Sobre este concepto de normas vid. MAIER, Julio; Derecho
Procesal Penal. Tomo I – Fundamentos. 3° reimpresión 2004, Buenos Aires, Editores del
Puerto, 1996, p. 93. En efecto, esta clase de normas establecen el tiempo que debe
durar la investigación forense que realice el Ministerio Fiscal e informan que su
inobservancia genera ciertas consecuencias jurídicas.
14 Artículo 334 numeral 2 del CPP, “El plazo de las diligencias preliminares, conforme al
juez [y el fiscal] sólo está[n] facultado[s] fijar un plazo en aquellos casos en los que el
legislador le[s] ha extendido esa atribución, ciertamente siempre limitada
(parámetros legales)”. Vid. PASTOR, Daniel R.; El plazo razonable en el proceso del
Estado de Derecho. Una investigación acerca del problema de la excesiva duración
del proceso penal y sus posibles soluciones. Ad-Hoc, Buenos Aires, 2002, p. 416. Lo de
los corchetes ha sido agregado por nosotros.
19 Así, en cuanto a la investigación preliminar, ha sostenido el Tribunal Constitucional:
23 Tal como afirma el profesor Daniel PASTOR, “(d)esde la perspectiva de los derechos
del imputado, se debe tener en cuenta que el proceso penal del Estado de derecho
reclama tiempo: aquel que resulte necesario para satisfacer el ejercicio de todos los
derechos y garantías del inculpado. Sin embargo, es posible llegar a un estadio
temporal en el cual la duración del procedimiento no sirva ya para asegurar esos
derechos, sino para conculcarlos, especialmente si esa duración se prolonga”. Cfr.
PASTOR, El plazo razonable en el proceso del Estado de Estado, p. 51.
Por eso es que al menos, para la etapa de investigación preparatoria, nuestro CPP ha
implementado un mecanismo técnico de examen, llamado “control de plazo” o
“control jurisdiccional del tiempo”, reservado únicamente para controlar los plazos
de la investigación y su razonabilidad. Mediante este instrumento, el plazo de
investigación que establece el fiscal por permisión de la ley, siempre está sometido a
control jurisdiccional, a fin de interdictar arbitrariedad alguna por parte del órgano
persecutor como el excederse en el tiempo (plazo) de la investigación.
24 Y decimos que estos autores han sido los únicos, precisamente porque la demás
voces de la doctrina procesal penal peruana aunque han tratado sobre los plazos de
la investigación preparatoria, han ignorado el punto en cuestión.
Por otro lado, cabe anotar que si bien Alva Florián afirma la caducidad de los plazos
–y no su perentoriedad–, sin embargo ambos conceptos terminan siendo
equivalentes en su significado. Por eso es que hemos considerado que este autor
también es uno de los que defiende la tesis de la perentoriedad.
25 Vid. PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl; Exégesis Nuevo Código Procesal Penal.
Tomo II. Rodhas, 2° edición, Lima, 2009, p. 289.; ALVA FLORIÁN, César; “Cuestiones
referidas a la tutela de derechos y al control de plazos en el nuevo Código Procesal
Penal”. Investigación Preparatoria y Etapa Intermedia. Gaceta Jurídica. Lima, 2010,
pp. 58 y ss.
En la teoría de los plazos procesales se ha desarrollado una
clasificación de los plazos distinguidos según determinados criterios. Así,
básicamente suelen clasificarse los plazos: 1. Por la especie de actividad
a que se refieren; 2. Según el efecto característico por el límite que ellos
ponen a la actividad procesal; y 3. Por el origen de su
predeterminación.
El que nos interesa aquí, es la clasificación sobre el efecto
característico por el límite de tiempo que los plazos ponen a la
actividad procesal, y que divide los plazos en perentorios y ordenatorios.
Los mismos que enseguida abordaremos:
1. Los plazos perentorios
Los plazos perentorios –o llamados también plazos fatales o finales–,
dice el Profesor italiano Vicenzo MANCINI, “son los que fijan un periodo de
tiempo dentro del cual se debe desplegar una determinada actividad
procesal bajo pena de decadencia de un derecho subjetivo o de una
potestad procesal pública”26.
El vencimiento del plazo perentorio inhibe la actividad procesal de
que se trata, de manera que antes de ese momento es libre y válida en
cualquier momento del plazo27. Ahora bien, la sanción de decadencia
(o de caducidad), que es lo que caracteriza al plazo perentorio, debe
resultar expresamente de la ley; de no ser así, el plazo tendrá carácter
meramente ordenatorio28.
El plazo perentorio además de decadencia del poder, señala
CLARÍA OLMEDO, produce preclusión, y aniquila la posibilidad de realizar el
acto previsto. Con ello se impide la indeterminada paralización del
proceso29. En efecto, dice este autor, “el acto que pretenda cumplirse
después será inadmisible [o ineficaz]. Sólo pueden aplicarse, como
regla, a la actividad disponible de las partes, conforme ocurre respecto
de las impugnaciones o de la constitución en parte civil, y por
30 Cfr. CLARÍA OLMEDO, Derecho procesal penal, p. 191. Lo de los corchetes son
nuestros.
31 Vid. MANCINI, Tratado de Derecho procesal penal, p. 81.
32 Cfr. MANCINI, Tratado de Derecho procesal penal, p. 82.
33 Cfr. MANCINI, Tratado de Derecho procesal penal, p. 82.
34 Vid. CLARÍA OLMEDO, Derecho procesal penal, p. 190.
incluso hasta con una responsabilidad penal35–, pero no de carácter
procesal.
III. Análisis teórico-práctico
Conocido los conceptos el plazo perentorio y ordenatorio,
entonces analizaremos qué tipo de plazos son los establecidos en
nuestro CPP para la IP. Veamos:
1° Cuando vencen los términos del plazo tanto en las D.pre como en la
I.pre, estos no implican automáticamente la inhibición o el cese
[decadencia o caducidad] de la actividad investigadora (como
derecho subjetivo36) del Órgano persecutor en esta primera fase
procesal; entonces la perentoriedad debe quedar descartada.
La automaticidad de la decadencia de un derecho subjetivo es
característica de los plazos perentorios, como vimos supra; en cambio,
la no automaticidad de la decadencia caracteriza a los plazos
ordenatorios.
La actividad indagatoria o investigadora del representante del
Ministerio Fiscal, no cesa (o decae) automáticamente por simple
vencimiento de los plazos establecidos para esta fase procesal; si no
que se requiere necesariamente, que sea el fiscal quien lo dé por
terminada –sea dictando la disposición que corresponda en el caso de
encontrarse aun en D.pre, o clausurando la I.pre–.
A esta conclusión puede llegarse fácilmente si echamos mano
tanto del artículo 334 numeral 2 del CPP, en el que se precisa
literalmente “(…) Quien se considere afectado por una excesiva
duración de las diligencias preliminares, solicitará al fiscal le dé término y
dicte la disposición que corresponda”. Así como del artículo 343
numeral 2 del Código Procesal Penal, que precisa que “Si vencidos los
plazos previstos… el Fiscal no dé término, las partes pueden solicitar su
conclusión”.
peruano”. Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo N° 29. Gaceta Jurídica, Lima, 2011,
p. 245. Lo de los corchetes es nuestro.
334 numeral 2, y 342 numeral 2 del CPP, al no generar la decadencia o
la caducidad del derecho subjetivo de investigar, no tiene consigo
sanción procesal (como la inadmisibilidad), a pesar de que la actividad
indagatoria o investigadora se haya desplegado una vez vencidos los
plazos fijados.
La inobservancia de los tiempos establecidos (plazos) para la
investigación, que puede originarse por negligencia39 o maliciosamente,
no tiene repercusión procesal sino extraprocesal penales como la
responsabilidad administrativo-disciplinaria.
Las consecuencias jurídicas por inobservancia del tiempo (plazo)
establecido legalmente, están reguladas en el artículo 144 de CPP. El
numeral 1 del citado artículo del CPP, regula a la caducidad como
consecuencia por la inobservancia de los plazos perentorios cuando en
la prescripción se dice: “El vencimiento de un plazo máximo implica la
caducidad de lo que se pudo o se debió hacer”. Sin embargo, en esta
misma norma se introduce una diferencia que se distancia de los plazos
que se sancionan con la caducidad (perentorios) cuando se precisa
que: “salvo que la Ley permita prorrogarlo”. En efecto, si la Ley permite
prorrogar los plazos (característica básica de los plazos ordenatorios),
entonces no será factible sancionar su inobservancia con la caducidad.
El numeral 2 del Art. 144 del CPP, por otro lado, regula las
consecuencias jurídicas cuando se inobserva los plazos ordenatorios:
“Los plazos que sólo tienen como fin regular la actividad de Fiscales y
Jueces, serán observados rigurosamente por ellos. Su inobservancia sólo
acarrea responsabilidad disciplinaria”. La inobservancia a los plazos que
Esta postura equivocada puede deberse a, como señala Teresa Armenta, “un
42
45 “Si el legislador dicta un procedimiento que puede ser violado al arbitrio de los
jueces, no hace una ley, sino que se limita a dar un consejo”. Cfr. PASTOR, El plazo
razonable en el proceso del Estado de Estado, p. 348.
46 “Una norma según la cual el imputado debe ser juzgado dentro de un plazo
49 Cfr. PASTOR, El plazo razonable en el proceso del Estado de Estado, pp. 436-437.
3. Los plazos de la etapa de Investigación preparatoria en nuestro
Código Procesal Penal, son ordenatorios; porque el sólo
vencimiento de los plazos fijados no produce automáticamente la
caducidad (o decadencia) de la actividad investigadora; si no
que se requiere, necesariamente, que sea el fiscal quien lo dé por
terminada –sea dictando la disposición que corresponda en el
caso de encontrarse aun en D.pre, o clausurando la I.pre.
4. La inobservancia de los plazos legales previstos en los artículos 334
numeral 2 y 343 numeral 2 del Código Procesal Penal, no trae
consigo sanción procesal (como la inadmisibilidad o ineficacia),
sino disciplinaria (artículo 144 numeral 2 del CPP).
5. Tanto la actividad investigadora que se haya desplegado una vez
vencidos los plazos fijados en la D.pre; así como las fuentes de
prueba de cargo y de descargo dispuestas antes de la conclusión
de la I.pre, a pesar de que hayan superado el plazo establecido,
podrán realizarse y acopiarse sin mediar sanción procesal alguna.
6. La Casación N° 134-2012-Ancash, presenta contradicciones
lógicas en su argumentación, sin embargo, la conclusión de su
segundo considerando, esto es: que la prórroga del plazo de la
investigación preliminar NO procede efectuarla vencido el plazo
por el Ministerio Público, es acertada.
7. Los plazos ordenatorios, presentan un grave problema, y es que
no prevén en caso de incumplimiento una consecuencia procesal
relevante para la facultad no ejercida en tiempo, asemejándose
a meras invitaciones a las autoridades. De esa manera, deja
latente la posibilidad de transgredir el derecho constitucional de
todo procesado a ser juzgado dentro de un plazo razonable, y de
someterlo a un proceso penal donde será perseguido más allá de
un plazo cierto, generando cierta inseguridad jurídica.