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Cambiar para crecer

Raúl Castellanos Latouche. Periodista venezolano


@raulcastellanos

Para crecer como personas, es necesaria una armonía interna que nos permita
dominar las emociones e identificar aquellas que teóricamente pueden ser
productivas o gravemente toxicas. Este es un gran inicio para poder cultivar
eficientemente el equilibrio deseado y una excelente salud mental. Si a las
emociones las dejamos en plena libertad, en ocasiones pueden hacernos pasar
una mala jugada, aflorando sobresaltos y trastornos, hasta mostrar emociones
tóxicas frente a cualquier eventualidad inesperada, haciéndonos actuar, reaccionar
y responder de forma irracional y muchas veces inconveniente.

Sin embargo todos estamos expuestos a situaciones adversas, perdidas, fracasos,


desilusiones, traiciones, errores, desafíos y hasta en cierto modo abusos. No
podemos controlar estas circunstancias externas, que seguramente van generar
emociones, pensamientos y sentimientos que desembocan en cada uno de
nosotros, con una forma muy personal de respuesta.

Entonces está claro, que las emociones afectan y condicionan nuestra vida diaria
para bien o para mal. Es de esta manera que las emociones, intervienen y
moldean cada una de las decisiones que podemos tomar en todo momento.
Difícilmente podemos disimularlas. Pero tanto tú como yo, con cierta práctica
podemos ser personas inteligentemente emocionales, garantizar una buena salud
mental, manifestar nuestros pensamientos y comunicarnos sin mayores problemas
con los demás.

La manera más sencilla es aplicar los principios de la Inteligencia emocional y


social, así evitamos algunos estados de angustia y depresión. La idea es saber
identificar nuestros pensamientos, los buenos, los malos, las limitaciones y
aquellas emociones toxicas que condicionan el carácter. Por esto, muchas
personas no pueden alcanzar el éxito y ni felicidad, porque sus pensamientos
viven secuestrados por emociones negativas.

Esto tiene solución con una efectiva dosis de conciencia y voluntad personal. Te
invito a estar más atento y de vivir el placer de caminar, que de la velocidad por
llegar a alguna meta. El querer lograr las cosas producto de la inmediatez, en la
mayoría de los casos termina en errores que son empujados por decisiones
equivocadas y emociones tóxicas.
Se debe aprender a observar y conocer nuestros sentimientos, comportamientos y
reacciones, al igual que los gestos que acompañan cada emoción, porque nuestro
cuerpo y las expresiones de nuestro rostro, también tienen una potente carga
comunicacional que puede influir en los demás y transformarse, en el peor de los
casos, en obstáculos para alcanzar esos pequeños triunfos que al final pueden ser
grandes satisfacciones.

Aprender a conocer y manejar las emociones, ayuda a controlar el estrés y


prevenir algunas enfermedades de alto riesgo como la hipertensión, la arritmia
cardíaca, los trastornos digestivos, la migraña y la depresión, entre otras
patologías. Igual ayuda a tomar mejores decisiones de manera reposada y bien
pensada. Por consiguiente nos convertimos en dueños del resultado de lo que
deseamos y de las relaciones con nuestros semejantes. Es así que es importante
hacer algunos cambios de la forma como percibimos lo que nos rodea, para
evolucionar y salir de la zona de confort. Hay que arriesgarse y cambiar…!

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