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Lucrecia Radyk
Resumen
Las preguntas son una constante en la obra de Virginia Woolf, tanto en sus
escritos personales, como en la ficción y en los ensayos. La pregunta que insiste en el
diario es aquella sobre el estilo. En ensayos como “Modern Fiction” se pone en cuestión
la representación que se realiza desde la literatura, lo cual implica revisar el objeto de
dicha representación y qué tratamiento requiere. El vuelo de la garza en “Monday or
Tuesday” atrapa la mirada mental del lector, pero el paisaje se interrumpe por el
cuestionamiento sobre la verdad. La lectura de este relato breve a la luz del citado
ensayo permite considerar que se trata de la verdad de la representación en el arte, que
en la literatura de Woolf implica la pregunta sobre la verdad en la vida.
1
Las preguntas son una constante en la obra de Virginia Woolf, tanto en sus escritos
personales, como en la ficción y en los ensayos. A partir de esta primera constatación, y
en función del tema que ha convocado este congreso, el presente trabajo sostiene que la
búsqueda en la obra de Woolf se presenta en el origen de sus composiciones, tanto
como motivo en sus textos. Así, mientras la pregunta que insiste en los ensayos es en
torno de la representación, tanto en la literatura como en las artes plásticas, los
cuestionamientos que aparecen reiteradas veces en su diario personal tienen que ver con
el estilo. En las páginas que siguen, se argumentará que dichos asuntos están
relacionados, es decir, la preponderancia de lo visual en los textos de Woolf, constituye
una de las formas en que la búsqueda por un estilo propio se resuelve en su literatura.
Entre otros, Jesse Matz en The Modern Novel ha señalado una tendencia en la
literatura modernista a cuestionar las verdades establecidas por los “grandes relatos” del
ámbito social, religioso y científico que, hasta el siglo XIX funcionaron como marcos
de certeza en los cuales se desarrollaba la “experiencia humana” en su totalidad. Hacia
finales de ese siglo y, en especial, a principios del XX, comenzaron a interpelarse los
paradigmas que, hasta entonces, organizaban la realidad. A partir de ese momento, la
pregunta, es decir, el cuestionamiento mismo, queda en primer plano.1
1
Matz, Jesse, The Modern Novel: A Short Introduction (Oxford: Blackwell, 2004), 32-33.
2
El vuelo de la garza atrapa la mirada mental del lector: hay un lago con sus orillas
esfumadas y el sol dora las montañas. En unas pocas líneas se conforma entonces un
paisaje que, el segundo párrafo recuerda, está hecho sólo de palabras. La escena se
interrumpe con el cuestionamiento sobre la verdad, orientado tanto hacia la vida como a
la creación artística.
2
Escribe Baudelaire: « Le beau est fait d'un élément éternel, invariable, dont la quantité
est excessivement difficile à déterminer, et d'un élément relatif, circonstanciel, qui sera, si l'on
veut, tour à tour ou tout ensemble, l'époque, la mode, la morale, la passion. » Le Peintre de la
vie moderne, edición crítica y bilingüe, Silvia Acierno y Julio Baquero Cruz (trad.) (Madrid: De
Langre, 2008). “Desiring truth, awaiting it, laboriously distilling a few words, for ever
desiring”.
3
Woolf, Diary III, 202,203. 7 de noviembre de 1928.
3
los proyectos que le gustaría desarrollar en el futuro.4 El factor constante en esta
variedad de estilos es, justamente, la experimentación, la búsqueda, y respetar el
impulso instintivo.
Por lo demás, incluso hasta en sus últimos años Woolf se preocupó, según consta
también en el diario, por ensayar un nuevo estilo en cada uno de sus proyectos. Así se
refiere, en 1940, a un libro que finalmente no llegó a publicar: “I am a little triumphant
about the book. I think its an interesting attempt in a new method. I think its more
quintessential than others. More milk skimmed off. A richer pat, certainly fresher than
that misery The Years”.6
que en la escritora tuvo el formalismo de Roger Fry y Clive Bell. En los últimos años,
4
Woolf, Diary III, 202,203.
5
Woolf, Diary III, 203. “The Moths” llevará por título, finalmente, The Waves.
6
Woolf, Diary V, 340. Sobre este último proyecto de Woolf, véase Brenda R. Silver,
“‘Anon’ and ‘The Reader’: Virginia Woolf's Last Essays” Twentieth Century Literature, Vol.
25, No. 3/4, Virginia Woolf Issue (Autumn - Winter, 1979), 356-441.
4
además, investigadoras tales como Jane Goldman y Diane Gillespie han señalado que la
examinarán algunos relatos debidos a Woolf para analizar de qué modo se resuelve en
“Blue and Green” está compuesto por dos párrafos, precedidos por sendos
subtítulos, “Green”, “Blue”. Cada uno de los párrafos ofrece imágenes asociadas a los
colores anunciados, por ejemplo, estanques en el desierto o una ballena. La inversión en
el orden, entre el título y los subtítulos, tiñe los párrafos de forma tal que, en cada uno
de ellos, se encuentra también el otro.
Aquello que Woolf afirma acerca de los dos textos mencionados: “Green and
Blue and the heron were the wild outbursts of freedom, inarticulate, ridiculous,
unprintable mere outcries” resulta certero al observar que se trata de textos que han
escapado a todas las convenciones del relato tradicional: personaje, acción,
temporalidad y argumento.8 En su lugar, en cambio, se encuentra un espacio más
parecido al del lienzo que al de la página, y las palabras conforman imágenes visuales
que evocan mejor el silencio de la pintura que la elocuencia que le es propia, según el
7
Véase Suzanne Bernard, Le Poème en prose (París : Nizet, 1994) y Ana Lía
Gabrieloni, Literatura y pintura. Las palabras, las imágenes y la distinción entre poesía y
prosa. Tesis doctoral parcialmente inédita. Universidad Nacional de Rosario, 2004.
8
Woolf, Virginia, carta a Ethel Smyth, 16 de octubre de 1930, 5888.
5
dictum de Simónides de Ceos, donde tempranamente se plasmó toda una tradición a
favor de su idea.
6
como el aspecto de “inacabado” que presenta la selección aparentemente inmotivada de
escenas y detalles.
11
Woolf, The Complete Shorter Fiction, 228.
7
El “segundo cuadro” es un grito en la noche, que empaña la alegría de aquella
primera imagen. Sin embargo, la angustia que produce este grito y la incertidumbre
acerca de su origen, en el “Tercer cuadro” pueden aligerarse con detalles visuales que
el narrador incorpora:
12
Woolf, The Complete Shorter Fiction, 230.
8
elegir su materia. La presencia de lo visual es aquí flagrante en tanto se explicita a la
imagen como motivación del relato, así como también se declara que la narración
misma se compone de escenas sucesivas.
En síntesis, cabe entonces considerar que las transposiciones artísticas, que aquí
se han examinado apenas en una porción de la obra de Virginia Woolf, constituyen una
de las maneras que la escritora utiliza para resolver el cuestionamiento incesante en
torno de la representación. Además, es posible concluir que la búsqueda misma, y en la
forma aquí aludida en particular, se presenta como estilo en sus textos, ya sea que se
estructuren en función de ciertas preguntas, ya sea que la reflexión en torno de la
composición artística sea el tema preponderante.