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2016 European Network for Avant-Garde and Modernism Studies Conference

La búsqueda como estilo en la ficción breve de Virginia Woolf

Lucrecia Radyk

Quest as Style in Virginia Woolf’s Short Fiction

Resumen

Las preguntas son una constante en la obra de Virginia Woolf, tanto en sus
escritos personales, como en la ficción y en los ensayos. La pregunta que insiste en el
diario es aquella sobre el estilo. En ensayos como “Modern Fiction” se pone en cuestión
la representación que se realiza desde la literatura, lo cual implica revisar el objeto de
dicha representación y qué tratamiento requiere. El vuelo de la garza en “Monday or
Tuesday” atrapa la mirada mental del lector, pero el paisaje se interrumpe por el
cuestionamiento sobre la verdad. La lectura de este relato breve a la luz del citado
ensayo permite considerar que se trata de la verdad de la representación en el arte, que
en la literatura de Woolf implica la pregunta sobre la verdad en la vida.

La crítica ha señalado el acercamiento de Virginia Woolf a la pintura, se


ha insistido sobre la influencia que en la escritora tuvo el formalismo de Roger Fry y
Clive Bell. En los últimos años, además, investigadoras tales como Jane Goldman y
Diane Gillespie han señalado que la influencia de la pintora Vanessa Bell ha sido aún
más importante. Nuestra ponencia propone relacionar estos cruces interartísticos y la
preponderancia de lo visual en la ficción breve de Woolf con la búsqueda que aparece
tematizada en textos como “Three Pictures” o “The Symbol”, en los que se halla el
desarrollo de la escritura puesto en acto, en el centro del relato. La pintura, el “arte
hermana”, acude a auxiliar a la escritora en su búsqueda incesante.

1
Las preguntas son una constante en la obra de Virginia Woolf, tanto en sus escritos
personales, como en la ficción y en los ensayos. A partir de esta primera constatación, y
en función del tema que ha convocado este congreso, el presente trabajo sostiene que la
búsqueda en la obra de Woolf se presenta en el origen de sus composiciones, tanto
como motivo en sus textos. Así, mientras la pregunta que insiste en los ensayos es en
torno de la representación, tanto en la literatura como en las artes plásticas, los
cuestionamientos que aparecen reiteradas veces en su diario personal tienen que ver con
el estilo. En las páginas que siguen, se argumentará que dichos asuntos están
relacionados, es decir, la preponderancia de lo visual en los textos de Woolf, constituye
una de las formas en que la búsqueda por un estilo propio se resuelve en su literatura.

Entre otros, Jesse Matz en The Modern Novel ha señalado una tendencia en la
literatura modernista a cuestionar las verdades establecidas por los “grandes relatos” del
ámbito social, religioso y científico que, hasta el siglo XIX funcionaron como marcos
de certeza en los cuales se desarrollaba la “experiencia humana” en su totalidad. Hacia
finales de ese siglo y, en especial, a principios del XX, comenzaron a interpelarse los
paradigmas que, hasta entonces, organizaban la realidad. A partir de ese momento, la
pregunta, es decir, el cuestionamiento mismo, queda en primer plano.1

En efecto, dicho movimiento puede observarse en el célebre ensayo de Virginia


Woolf, “Modern fiction”. Woolf allí pone en cuestión la representación que se realiza
desde la literatura, lo cual implica revisar el objeto de dicha representación y qué
tratamiento requiere. Así, el ensayo comienza preguntando si la vida es realmente como
la describen en sus novelas los escritores Wells, Bennett y Galsworthy. Por medio de
preguntas retóricas, Woolf sugiere cuál es su veredicto al respecto, pero el objeto de la
representación, en cambio, elude la definición. Así, aquello que la escritora vacila en
llamar “la vida o una cierta atmósfera, la verdad, la realidad, lo esencial”, no encuentra
una forma apropiada que lo represente. De este modo, el cuestionamiento de la
representación en el arte conlleva en principio la interrogación por la verdad en la vida.
La pregunta que aparece en “Monday or Tuesday”, la composición que da título
al libro de ficción breve publicado por Woolf en 1921, indicaría también en este sentido.

1
Matz, Jesse, The Modern Novel: A Short Introduction (Oxford: Blackwell, 2004), 32-33.

2
El vuelo de la garza atrapa la mirada mental del lector: hay un lago con sus orillas
esfumadas y el sol dora las montañas. En unas pocas líneas se conforma entonces un
paisaje que, el segundo párrafo recuerda, está hecho sólo de palabras. La escena se
interrumpe con el cuestionamiento sobre la verdad, orientado tanto hacia la vida como a
la creación artística.

Por otra parte, la insistente búsqueda de (o sobre) la verdad en el paisaje de


“Monday or Tuesday” remite directamente a la célebre frase de Charles Baudelaire en
Le Peintre de la vie moderne que declara que la belleza se compone de dos elementos,
uno eterno e invariable, y otro relativo y circunstancial. El relato mencionado la
interpela de manera frontal: 2 en la escena pasajera que compone el texto, que no toma
más de cinco minutos de lectura corrida, ¿dónde está la verdad? Lo “eterno”
baudelairiano adquiere aquí la forma del anhelo por la verdad, insatisfecho.

Pero si la vida o la verdad aparecen como aquello que elude definición, y en


relación con esto se indaga acerca del modo de la representación, tanto en el ensayo
mencionado como en el relato la búsqueda misma aparece en primer plano.

Ciertamente, en la obra de Virginia Woolf es posible observar el incesante


escrutinio al que sometía todas las cuestiones que conciernen a la literatura, en los
ensayos publicados así como en los escritos personales, el diario y las cartas. La
interrogación acerca del estilo ha quedado registrada en el diario, por ejemplo, en el
análisis de las modificaciones en su escritura al finalizar la novela To the Lighthouse.3
Se trata de un fragmento donde realiza un repaso por sus novelas previas y la intención
que motivó el estilo y la estructura en cada caso, así como también comenta allí sobre

2
Escribe Baudelaire: « Le beau est fait d'un élément éternel, invariable, dont la quantité
est excessivement difficile à déterminer, et d'un élément relatif, circonstanciel, qui sera, si l'on
veut, tour à tour ou tout ensemble, l'époque, la mode, la morale, la passion. » Le Peintre de la
vie moderne, edición crítica y bilingüe, Silvia Acierno y Julio Baquero Cruz (trad.) (Madrid: De
Langre, 2008). “Desiring truth, awaiting it, laboriously distilling a few words, for ever
desiring”.
3
Woolf, Diary III, 202,203. 7 de noviembre de 1928.

3
los proyectos que le gustaría desarrollar en el futuro.4 El factor constante en esta
variedad de estilos es, justamente, la experimentación, la búsqueda, y respetar el
impulso instintivo.

Shall I now check and consolidate, more in the


Dalloway Jacob’s Room style?
I rather think the upshot will be books that relieve
other books: a variety of styles & subjects: for after all,
that is my temperament, I think: to be very little
persuaded of the truth of anything—what I say, what
people say—always to follow, blindly instinctively with a
sense of leaping over a precipice—the call of—the call
of—now, if I write The Moths I must come to terms with
these mystical feelings.5

Por lo demás, incluso hasta en sus últimos años Woolf se preocupó, según consta
también en el diario, por ensayar un nuevo estilo en cada uno de sus proyectos. Así se
refiere, en 1940, a un libro que finalmente no llegó a publicar: “I am a little triumphant
about the book. I think its an interesting attempt in a new method. I think its more
quintessential than others. More milk skimmed off. A richer pat, certainly fresher than
that misery The Years”.6

Si nos detenemos en la ficción más breve de Virginia Woolf, es posible observar

que a menudo la búsqueda de un estilo propio se encuentra asociada a la relación con lo

visual y, en particular, con las artes plásticas. La crítica en efecto ha señalado el

acercamiento de la literatura de Woolf a la pintura, se ha insistido sobre la influencia

que en la escritora tuvo el formalismo de Roger Fry y Clive Bell. En los últimos años,

4
Woolf, Diary III, 202,203.
5
Woolf, Diary III, 203. “The Moths” llevará por título, finalmente, The Waves.
6
Woolf, Diary V, 340. Sobre este último proyecto de Woolf, véase Brenda R. Silver,
“‘Anon’ and ‘The Reader’: Virginia Woolf's Last Essays” Twentieth Century Literature, Vol.
25, No. 3/4, Virginia Woolf Issue (Autumn - Winter, 1979), 356-441.

4
además, investigadoras tales como Jane Goldman y Diane Gillespie han señalado que la

influencia de la pintora Vanessa Bell también ha sido importante. A continuación, se

examinarán algunos relatos debidos a Woolf para analizar de qué modo se resuelve en

ellos la señalada búsqueda de un estilo propio.

“Blue and Green” está compuesto por dos párrafos, precedidos por sendos
subtítulos, “Green”, “Blue”. Cada uno de los párrafos ofrece imágenes asociadas a los
colores anunciados, por ejemplo, estanques en el desierto o una ballena. La inversión en
el orden, entre el título y los subtítulos, tiñe los párrafos de forma tal que, en cada uno
de ellos, se encuentra también el otro.

El texto desafía la clasificación como relato breve, en tanto prescinde de los


elementos convencionales de una historia, como personajes y acción. Aún más que
“Monday or Tuesday”, “Blue and Green” parece asociarse mejor con el género del
poema en prosa que con el del cuento, en lo que respecta a su composición
imaginativa.7 El museo parece encontrarse también en la génesis del texto, en su
explosión de color contenida en dos rectángulos, si bien conformados por líneas de
palabras.

Aquello que Woolf afirma acerca de los dos textos mencionados: “Green and
Blue and the heron were the wild outbursts of freedom, inarticulate, ridiculous,
unprintable mere outcries” resulta certero al observar que se trata de textos que han
escapado a todas las convenciones del relato tradicional: personaje, acción,
temporalidad y argumento.8 En su lugar, en cambio, se encuentra un espacio más
parecido al del lienzo que al de la página, y las palabras conforman imágenes visuales
que evocan mejor el silencio de la pintura que la elocuencia que le es propia, según el

7
Véase Suzanne Bernard, Le Poème en prose (París : Nizet, 1994) y Ana Lía
Gabrieloni, Literatura y pintura. Las palabras, las imágenes y la distinción entre poesía y
prosa. Tesis doctoral parcialmente inédita. Universidad Nacional de Rosario, 2004.
8
Woolf, Virginia, carta a Ethel Smyth, 16 de octubre de 1930, 5888.

5
dictum de Simónides de Ceos, donde tempranamente se plasmó toda una tradición a
favor de su idea.

Como se adelantó, la relación entre Virginia Woolf y Vanessa Bell aparece en


más de una investigación literaria como la encarnación de un paragone modernista,
según el cual la literatura y la pintura miden sus fuerzas en la justa por la aprehensión de
la realidad. Entre otros proyectos que compartieron ambas artistas, el libro Monday or
Tuesday se publicó por Hogarth Press con cuatro xilografías de Vanessa Bell y, en
1927, realizaron una edición de “Kew Gardens”, donde las imágenes y las palabras
comparten el espacio de la página hasta conformar un único texto o diseño.9

Este último relato mencionado ha sido asociado con frecuencia a un


“impresionismo literario”. La voz narradora sobrevuela un arriate, se posa aquí sobre el
suelo, para adoptar la perspectiva de un caracol; allí ronda un grupo de personas que
pasan. Si es omnisciente al transcribir los pensamientos de un hombre, se detiene
también a observar el recorrido del caracol y su andar vacilante. El movimiento sin
dudas habilita la analogía con una cámara cinematográfica, pero la textura de las
imágenes auspicia una asociación más directa con el impresionismo en pintura en lo que
respecta a la preeminencia del color, la descripción de las luces y las sombras, y la
percepción visual como motor de la composición.10 La propuesta de un relato que no se
estructure en función de la acción de unos personajes identificables, esta ruptura radical
con el cuento tradicional, emparenta el relato, en el plano de las artes plásticas, con el
impresionismo pictórico tal como lo describen los teóricos de la historia del arte, a partir
de la modificación en la concepción del espacio plástico que supuso este movimiento.
Desde esta perspectiva, interesa además la llamada democratización del motivo, así
9
Las imágenes se han recuperado del blog de las colecciones especiales de la University
of St Andrews
https://standrewsrarebooks.wordpress.com/2015/05/19/reading-the-collections-week-
16-kew-gardens/
http://irisveysey.com/2014/08/09/kew-will-do/
10
Véase Leslie Kathleen Hankins, “Virginia Woolf and Film”, en The Edinburgh
Companion to Virginia Woolf and the Arts, Maggie Humm, ed. (Edinburgh: Edinburgh
University Press, 2010), 351-374.

6
como el aspecto de “inacabado” que presenta la selección aparentemente inmotivada de
escenas y detalles.

Nos detendremos a continuación en el relato “Three Pictures” se publicó por


primera vez en A Haunted House and Other Stories, que editara Leonard Woolf en
1944. El desarrollo de este cuento consiste en la transcripción que realiza el narrador-
protagonista de las escenas suscitadas en su fantasía a partir de una imagen inicial
observada al azar. Es decir, lo visual aparece como la motivación de la escritura y del
relato, en donde, a su vez, las imágenes se presentan como uno de los fundamentos
básicos de la composición de la narración.

El relato se divide en tres partes, marcadas por subtítulos. El “primer cuadro” se


abre con la afirmación: “It is impossible that one should not see pictures” [“Es
imposible no ver cuadros”] que refiere a la percepción de la realidad con los ojos del
arte, en cuanto esto implica una selección entre los elementos percibidos, lo cual
equivale a enmarcar una escena, y ponerle un título:

So now at the turn of the road I saw one of these


pictures. It might have been called ‘The Sailor’s
Homecoming’ or some such title. A fine young sailor
carrying a bundle; a girl with her hand on his arm;
neighbours gathering round; a cottage garden ablaze
with flowers 11

De pronto, a la vuelta del camino, vi una de estas escenas. Podría


llamarse “El marinero vuelve a casa” o algo parecido. Un joven y apuesto
marinero cargado con un petate; una muchacha cogida de su brazo; los
vecinos congregándose; el jardín de una casita de campo inflamado de flores
(Woolf, 2007, p. 349-350)

De allí, el narrador explícitamente declara que la escena del marinero y su


esposa permanece en su imaginación y, a partir de ella, continúa el relato con elementos
de su fantasía: le otorga un nombre al marinero e imagina cómo continuaría la vida de la
pareja.

11
Woolf, The Complete Shorter Fiction, 228.

7
El “segundo cuadro” es un grito en la noche, que empaña la alegría de aquella
primera imagen. Sin embargo, la angustia que produce este grito y la incertidumbre
acerca de su origen, en el “Tercer cuadro” pueden aligerarse con detalles visuales que
el narrador incorpora:

And then to cheer oneself out of this apprehensive


mood one turned to the picture of the sailor’s
homecoming. One saw it all over again producing various
little details – the blue colour of her dress, the shadow
that fell from the yellow flowering tree – that one had not
used before. So they had stood at the cottage door, he
with his bundle on his back, she just lightly touching his
sleeve with her hand. And a sandy cat had slunk round the
door. Thus gradually going over the picture in every
detail, one persuaded oneself by degrees that it was far
more likely that this calm and content goodwill lay
beneath the surface than anything treacherous, sinister.12

Volví a la escena del marinero que regresaba a


casa para mitigar mi ánimo inquieto. La vi otra vez
completa, añadiendo pequeños detalles —el color azul del
vestido de ella, la sombra del árbol cubierto de flores
amarillas— que no había empleado con anterioridad. Se
habían detenido en la puerta de la casa, él con el petate al
hombro, ella rozando ligeramente con la mano la manga
de su camisa. Y un gato rubio se había colado por la
puerta entreabierta. Y así, al adentrarme poco a poco en
cada detalle de la escena, fui persuadiéndome de que lo
que yacía bajo la superficie no era nada traicionero ni
siniestro, sino tranquilo, alegre y bienintencionado. (352-
353)

Dichos detalles, en este relato, se encuentran directamente asociados con la


tranquilidad del ánimo. Pero también remiten a la creatividad del artista, a aquello que
la escritora tiene la posibilidad de construir a partir de la realidad. El desenlace del
relato, con el anuncio de la muerte del marinero, afirma que la realidad no siempre se
acompasa al arte. “Three Pictures”, así, se construye a partir de las imágenes
encadenadas, y el desarrollo de la breve historia destaca la posibilidad del narrador de

12
Woolf, The Complete Shorter Fiction, 230.

8
elegir su materia. La presencia de lo visual es aquí flagrante en tanto se explicita a la
imagen como motivación del relato, así como también se declara que la narración
misma se compone de escenas sucesivas.

Si bien en el relato no se explicitan las preguntas, el claro formato ensayístico de


este texto implica una búsqueda o exploración personal en torno a un tema recurrente en
la obra de Woolf, la cuestión de la representación.

La relación de las artes visuales y la literatura atraviesa toda la práctica literaria


de Woolf, desde su intención de “describir los cuadros de la National Gallery para
ubicarlos como naturalezas muertas” en sus novelas, hasta la disposición en la página de
un relato como “Blue and Green”, un párrafo por color en cada página, como si se
tratara de pinturas en las paredes de un museo. La imagen como génesis y motor de un
desarrollo descriptivo y narrativo, tal como se manifiesta en el relato “Three Pictures”,
está presente también en el diario, en declaraciones que hace Woolf al proyectar la
escritura de sus novelas más canónicas, como To the Lighthouse y The Waves. No se
trata, así, de líneas que evocarían una obra de arte, observando filiaciones destacadas en
los estudios sobre la écfrasis, sino de una poética según la cual los textos se conforman
tanto de palabras como de imágenes

En síntesis, cabe entonces considerar que las transposiciones artísticas, que aquí
se han examinado apenas en una porción de la obra de Virginia Woolf, constituyen una
de las maneras que la escritora utiliza para resolver el cuestionamiento incesante en
torno de la representación. Además, es posible concluir que la búsqueda misma, y en la
forma aquí aludida en particular, se presenta como estilo en sus textos, ya sea que se
estructuren en función de ciertas preguntas, ya sea que la reflexión en torno de la
composición artística sea el tema preponderante.

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