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El documento describe cómo una plaga de langostas invadió una ciudad y causó escasez de leche y problemas con los periódicos. Las autoridades liberaron a 3800 profetas de la cárcel para que se alimentaran de las langostas. Luego de que las langostas se fueron y se resolvieron los problemas de abastecimiento, los profetas volvieron a ser encarcelados.
El documento describe cómo una plaga de langostas invadió una ciudad y causó escasez de leche y problemas con los periódicos. Las autoridades liberaron a 3800 profetas de la cárcel para que se alimentaran de las langostas. Luego de que las langostas se fueron y se resolvieron los problemas de abastecimiento, los profetas volvieron a ser encarcelados.
El documento describe cómo una plaga de langostas invadió una ciudad y causó escasez de leche y problemas con los periódicos. Las autoridades liberaron a 3800 profetas de la cárcel para que se alimentaran de las langostas. Luego de que las langostas se fueron y se resolvieron los problemas de abastecimiento, los profetas volvieron a ser encarcelados.
Hace un momento todavía flojo y Cuando la langosta invadió nuestra
gastado, ciudad, no traían ya la leche a cas ay después de tantos años de uso, el periódico se asfixiaba, abrieron las él está de pie cárceles y soltaron a los profetas. -¡qué milagro!, Entonces recorrieron las calles los está de pie-, 3800 profetas. Podían hablar quiere ser objeto de tu asombro, del impunemente y alimentarse a placer mío y del tuyo, de aquel fiambre saltarín y gris que difamado y al mismo tiempo útil. llamábamos plaga. Que otra cosa se hubiera podido esperas… Pronto volvieron a traernos la leche, el periódico respiro y los profetas llenaron las cárceles.
Sustento de profetas
Cuando la langosta invadió nuestra
Un milagro ciudad, no traían ya la leche a cas ay el periódico se asfixiaba, abrieron las Hace un momento todavía flojo y cárceles y soltaron a los profetas. gastado, Entonces recorrieron las calles los después de tantos años de uso, 3800 profetas. Podían hablar él está de pie impunemente y alimentarse a placer -¡qué milagro!, de aquel fiambre saltarín y gris que está de pie-, llamábamos plaga. quiere ser objeto de tu asombro, del Que otra cosa se hubiera podido mío y del tuyo, esperas… difamado y al mismo tiempo útil. Pronto volvieron a traernos la leche, el periódico respiro y los profetas llenaron las cárceles.