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Un milagro Sustento de profetas

Hace un momento todavía flojo y Cuando la langosta invadió nuestra


gastado, ciudad, no traían ya la leche a cas ay
después de tantos años de uso, el periódico se asfixiaba, abrieron las
él está de pie cárceles y soltaron a los profetas.
-¡qué milagro!, Entonces recorrieron las calles los
está de pie-, 3800 profetas. Podían hablar
quiere ser objeto de tu asombro, del impunemente y alimentarse a placer
mío y del tuyo, de aquel fiambre saltarín y gris que
difamado y al mismo tiempo útil. llamábamos plaga.
Que otra cosa se hubiera podido
esperas…
Pronto volvieron a traernos la leche,
el periódico respiro y los profetas
llenaron las cárceles.

Sustento de profetas

Cuando la langosta invadió nuestra


Un milagro ciudad, no traían ya la leche a cas ay
el periódico se asfixiaba, abrieron las
Hace un momento todavía flojo y
cárceles y soltaron a los profetas.
gastado,
Entonces recorrieron las calles los
después de tantos años de uso,
3800 profetas. Podían hablar
él está de pie
impunemente y alimentarse a placer
-¡qué milagro!,
de aquel fiambre saltarín y gris que
está de pie-,
llamábamos plaga.
quiere ser objeto de tu asombro, del
Que otra cosa se hubiera podido
mío y del tuyo,
esperas…
difamado y al mismo tiempo útil. Pronto volvieron a traernos la leche,
el periódico respiro y los profetas
llenaron las cárceles.

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