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Geopolítica de la alteridad.
Levinas y la filosofía de la liberación de E. Dussel
Geopolitics of Alterity.
Levinas and the Philosophy of Liberation of E. Dussel
PEDRO ENRIQUE GARCÍA RUIZ
UNAM. México
Palabras clave: analogía; alteridad; filosofía de Key words: Analogy; Alterity; Philosophy of
la liberación; política; justicia. Liberation; Politics; Justice.
El tercero es otro distinto que el prójimo, pero La “exterioridad del Otro”, del pobre, se en-
es también otro prójimo, es también un prójimo cuentra, desde siempre más allá del ser.
del Otro, y no simplemente su semejante. Dussel, 1983, 13.
Levinas, 1987, 236.
Sin embargo, el que me permitió, alguien siem- La influencia de Emmanuel Levinas en la fi-
pre da el disparo cuando se está preparado, y “me
despertó del sueño ontológico” (heideggeriano losofía de la liberación es de sobra conoci-
y hegeliano) fue un extraño libro de Emmanuel da, particularmente en su representante más
Levinas, Totalidad e infinito. Ensayo sobre la ex- señero: Enrique Dussel (cf. Barber, 1998, 18-
terioridad [...] Esta obra del primero y más gran- 49; Beorlegui, 1997, 347-371; García Ruiz,
de de los fenomenólogos franceses […] me per-
mitió encontrar, desde la fenomenología y la on- 2003, 172-237; Guillot, 1977, 31-33; Sudar,
tología heideggeriana, la manera de superarlas. 1981, 161-178). Sin duda, es gracias a su obra
que Levinas cobró, durante las décadas de tuvo presente en la recepción de Levinas
1970 y 1980, una inusitada presencia en por parte de Dussel; la mejor forma de
América Latina con una impronta muy dis- comprender el porqué de esta crítica es
tinta a su posterior reapropiación por parte describiendo el derrotero teórico de Dus-
de algunas tendencias deconstructivistas y sel hasta su contacto con la obra de Levi-
posmodernas que, ya a finales de la última nas, Totalidad e infinito. Ensayo sobre la
década del siglo XX, reclamaron al lituano- exterioridad, a inicios de la década de
francés como padre de la ética de la “alte- 1970. El pensamiento de Dussel durante la
ridad” y la “diferencia” (cf. Critchley, 1999; década de 1960 se sitúa en la tradición de
Ross Dryer, 2004). Esta lectura, que sigue do- la fenomenología y la hermenéutica; desde
minando en amplios sectores académicos la- ella intenta la elaboración de una antro-
tinoamericanos, minimiza u omite la inter- pología filosófica fundada en la recons-
pretación que la filosofía de la liberación re- trucción de las visiones de mundo subya-
alizó del pensamiento de Levinas. Se trató centes al “ser” de lo latinoamericano
de una interpretación creativa que puso én- inspirada en Paul Ricoeur y, en general, en
fasis en la originalidad de su propuesta en tan- los análisis de la fenomenología postras-
to crítica de la ontología occidental, pero tam- cendental —Heidegger, Merleau-Ponty,
bién indicó sus limitaciones conceptuales en Sartre, etc.— (cf. Dussel, 1969, 1974,
el plano de lo político. La relectura que po- 1975).1 Este proyecto queda expuesto en
dríamos denominar “geopolítica” de las diversos trabajos de carácter filosófico e
categorías principales de la filosofía de Le- histórico donde Dussel se sirve de la her-
vinas por parte de Dussel, muestra que el menéutica ricoeuriana para dar cuenta de
tema de la construcción de una nueva tota- la situación de América Latina en la his-
lidad –de un orden político al servicio del toria universal, problema que le fue suge-
otro– es donde se aleja de Levinas a la vez rido por la obra de Leopoldo Zea (cf. Dus-
que reconoce la importancia de su crítica éti- sel, 1965, 85-95).2 La hipótesis que guiaba
ca. Se trata del problema del “tercero” (le estas obras era la siguiente: “toda civili-
Tiers), que plantea el tema de la justicia. En zación tiene un sentido, aunque dicho sen-
lo que sigue describiremos brevemente el iti- tido esté difuso, inconsciente y sea difícil
nerario de este fructífero diálogo entre Dus- de ceñir. Todo ese sistema se organiza en
sel y Levinas. torno a un núcleo ético-mítico que estruc-
“He conocido a Dussel, que en otro tura los contenidos últimos intencionales
época me citaba muy a menudo, y que de un grupo que puede descubrirse por la
ahora está más cercano a un pensamiento hermenéutica de los mitos fundamentales
político, incluso geopolítico” (Levinas, de la comunidad” (Dussel, 1967, 28).3 La
1993c, 145). Con esta afirmación, reali- civilización se sustenta en valores que se
zada durante una entrevista en 1982, Le- encuentran ocultos en sus distintas mani-
vinas reconoce que la cuestión de lo polí- festaciones; para acceder a ellos es nece-
tico era lo que separaba su concepción de sario investigar las estructuras intencio-
la ética de la que proponía la filosofía de nales (simbólicas, axiológicas, etc.) que en
la liberación. Esta cuestión siempre es- su conjunto constituyen a una comunidad
histórica.4 En estas obras se prefigura una mitas] que, a primera vista y sin medir
crítica a la cultura griega y al eurocen- las consecuencias, pareciera del todo
trismo asociado a ella; Dussel opone a la alejada de las preocupaciones del hom-
concepción griega del ser humano y del bre contemporáneo latinoamericano;
mundo la judeo-cristiana (semita). La fi- pero, si indagamos un poco más pro-
nalidad era cuestionar la visión de la his- fundamente los contenidos mismos de
toria universal que interpreta el acontecer nuestra conciencia actual, si pretende-
histórico desde el concepto de “desarro- mos fundar los valores de nuestra cul-
llo” (Entwicklung),5 es decir, compren- tura, entonces comprenderemos que no
diendo la historia como una sucesión li- se trata de una investigación gratuita e
neal de etapas que son la proyección de la inútil, sino de la gran necesidad para
historia interna de Europa al estatus de abarcar científicamente los supuestos
universalidad. América Latina se encuen- de nuestro “mundo” latinoamericano
tra, en este sentido, fuera de la modernidad (Dussel, 1969, XI-XII).
(cf. Dussel, 1992a, 21-34).6
En su conjunto, dichas obras ofrecen La comprensión del pasado de América
una visión hermenéutica de la historia de Latina, de su gestación como totalidad
América Latina que define las categorías cultural, es un paso necesario para alcan-
antropológicas y éticas –griegas, judías y zar una plena comprensión de sí desde el
cristianas– que subyacen a la compren- presente hacia el futuro. “El ser de Amé-
sión de lo latinoamericano. Sin embargo, rica, su mundo, está falto de una com-
el enfrentamiento entre diversas culturas prensión suficiente de su pasado, y por
cuestionó el modelo hermenéutico de Ri- ello de su presente y futuro. Falto de una
coeur adecuado para un análisis cultural esperanza en su futuro, carece del entu-
endógeno pero insuficiente para explicar siasmo para indagar su pasado. Pero mien-
un enfrentamiento exógeno y asimétrico tras no se tome conciencia plenaria de la
entre distintas culturas; en otros términos: totalidad de su ser histórico, pasado mile-
la hermenéutica cultural parece incapaci- nario, presente crítico y futuro universal,
tada para explicar el tema de la domina- se debatirá en la noche que nos ha dejado
ción (cf. Dussel, 1993, 135-166). Las in- el siglo XIX” (Dussel, 1974a, 34).
vestigaciones de Dussel se centran durante Simultáneamente a estas investigacio-
estos años (1965-1969) en un aspecto fun- nes, Dussel había profundizado en la ética
damental de la hermenéutica cultural: dar con la convicción de que las cuestiones
cuenta del “ser” de América Latina a tra- prácticas deberían adquirir un lugar privi-
vés de una reconstrucción de su “proto- legiado en el proyecto de una hermenéu-
historia” (en el sentido de Karl Jaspers); la tica cultural. En 1969, en un largo artículo
cuestión era histórica pero ante todo on- que posteriormente será publicado como
tológica. Así lo sostiene en El humanismo Para una de-strucción de la historia de la
semita: ética (cf. Dussel, 1970, 163-328), Dussel
Se trata de una problemática [el análi- intenta establecer las bases de una “ética
sis de las estructuras intencionales se- ontológica” que a su juicio se podía ela-
momento más de este ethos pero expresado axiológica (Scheler y Hartmann), se reali-
ya un nivel temático; la ética filosófica es zan tomando como hilo conductor la idea
un pensar meditativo y metódico y, si se de una destrucción de la historia de la on-
quiere, científico pero sigue siendo un mo- tología anunciada en Ser y tiempo. La in-
mento del “ser-en-el-mundo”. Toda ética, tención de Dussel puede resumirse en tres
incluso la filosófica, se da en un contexto puntos que se implican mutuamente: 1.
y alcanza su realización al interior de éste. Continuar la crítica y destrucción de la
“Al fin, todas las éticas filosóficas griegas noción de subjetividad moderna 2. En-
[como cualquier ética] fueron un pensar marcar las diversas éticas filosóficas en el
de-structor o crítico del ethos griego, es de- horizonte de la ontología fundamental y 3.
cir, pensaron los últimos supuestos, pero de Mostrar la existencia de una ética ontoló-
su mundo históricamente determinado” gica. “La ética ontológica demuestra te-
(Dussel, 1970, 166-167). El mundo histó- mática y metódicamente, filosóficamente,
rico condiciona el papel crítico de la ética; de la estructura ontológica que el hombre
la ética de Aristóteles, Agustín o Kant, ex- es, y, por ello, y al mismo tiempo, dicha
presan un ethos propio que es irrebasable estructura ontológica es una estructura
en un sentido cultural e histórico. Las éti- ética: las notas esenciales del hombre, no
cas filosóficas “descubren y ponen a la luz sólo en tanto que emergen de dicha esen-
del día una estructura ontológica funda- cia sino en tanto se las apropia libremente
mental que es ya una ética igualmente on- como posibilidades, constituyen la mora-
tológica pero desdibujada bajo el ropaje, a lidad ontológica. Dicha estructura de la
veces nuevamente encubridor, de muchos cotidianidad es el tema de la ética ontoló-
corolarios propios a tal o cual cultura” gica” (Dussel, 1970, 168, nota 9). El as-
(Dussel, 1970, 167-168). Lo que trasciende pecto antropológico, siempre fundamental
su mundo histórico forma parte de la ética para Dussel desde sus primeros escritos,
ontológica que se gesta en la historia quedará reivindicado en Para una destruc-
misma de la filosofía; por ello “es necesa- ción de la historia de la ética y se tornará
rio dejar lo griego de las éticas griegas, lo piedra angular de su filosofía de la libera-
cristiano de las éticas cristianas, lo mo- ción. Y, en efecto, las últimas palabras de
derno de las éticas modernas y ante nues- esta obra anuncian inequívocamente el
tros ojos aparecerá una antigua y siempre derrotero posterior del pensamiento de
fundante ethica perennis que es necesario Dussel: “La metafísica del sujeto se con-
hoy des-cubrirla, pensarla, exponerla” cretó históricamente, desde el siglo XVI,
(Dussel, 1970, 168). como dialéctica de dominador-dominado,
Para una de-strucción de la historia ya que la ‘voluntad de poder’ fue la cul-
de la ética trata de iniciar el camino para minación de la modernidad. Pero, si la su-
elaborar y fundamentar tal ética; su tarea, peración de la modernidad es lo que se
todavía indicativa e introductoria, versará viene gestando, dicha superación histó-
sobre las éticas filosóficas situadas en su rica, es un movimiento de liberación. La
ethos. Los análisis de las éticas de Aristó- filosofía latinoamericana tiene ahora su
teles, Tomás de Aquino, Kant, y de la ética oportunidad” (Dussel, 1970, 318).
serio los condicionamientos epistemoló- tinta. Levinas “no pudo menos que acep-
gicos del pensar mismo, los condiciona- tar que nunca había pensado que ‘el Otro’
mientos políticos de un pensar latinoame- pudiera ser un indio, un africano o un asiá-
ricano desde la opresión y la dependencia tico” (Dussel, 1975b, 8). Pero no se trata
no puede ser sino una filosofía de la libe- de afirmar al otro únicamente como una
ración” (VV. AA. 1973b). La relectura mera individualidad, sino de concebirlo
creativa de la filosofía de Levinas que como una totalidad cultural e histórica, es
permitió construir categorías para explicar, decir, como un otro geopolíticamente de-
más allá del marco categorial de la her- finido. “Levinas describe en definitiva una
menéutica cultural de Ricoeur y de la ana- experiencia primera: el cara-a-cara, pero
lítica existencial de Heidegger, el pro- sin mediaciones. ‘El Otro’ interpela, pro-
blema de la dominación; Levinas permitió voca, clama… pero nada se dice, no sólo
pensar la ética en términos geopolíticos.10 de la condiciones de saber oír la voz del
¿Por qué Levinas? Porque la experiencia otro, sino sobre todo de saber responder
originaria de la filosofía de la liberación por una praxis liberadora, ‘servicio’ (ha-
consiste en descubrir el “hecho” masivo bodáh en hebreo), a su exigencia de Jus-
de la dominación, del constituirse de una ticia” (Dussel, 1975b, 8-9). Levinas in-
subjetividad como “señor” de otra sub- dica el carácter negativo de la Totalidad en
jetividad […] Esta “experiencia” origi- tanto que negación del otro. Pero no indica
naria –vivida por todo latinoamericano nada sobre la construcción de una nueva
aun en las aulas universitarias europeas Totalidad, más justa y que reconozca a
de la filosofía–, quedaba mejor indicada los múltiples otros que surgen de una re-
en la categoría de “Autrui” (otra persona lación que desborda los límites de la rela-
como Otro), como pauper. El pobre, el ción ética. Es el orden de lo político donde
dominado, el indio masacrado, el negro la alteridad del otro se ve necesitada de
esclavo, el asiático de la guerra del opio, mediaciones, de comparaciones; se tiene
el judío en los campos de concentración, que concretar la figura del otro en el inte-
la mujer objeto sexual, el niño bajo la rior de una Totalidad histórica: el Estado.
manipulación ideológica, no pueden par- La política como búsqueda del “reconoci-
tir simplemente de “l’estime de soi”. El miento recíproco” (Levinas, 1977, 87), no
oprimido, torturado, destruido en su cor- puede pensar adecuadamente al otro en la
poralidad sufriente simplemente grita, medida en que debe suprimir su alteridad
clama justicia (Dussel, 1993, 141). a favor de una homogeneidad como con-
dición de un orden político. Por ello
El problema de la justicia supone así tanto afirmó Levinas: “el arte de prever y ganar
una aceptación como una crítica a la con- por todos los medios la guerra –la polí-
cepción de la alteridad que propone Levi- tica– se impone, en virtud de ello, como el
nas, pues para éste el otro es “absoluta- ejercicio mismo de la razón. La política se
mente otro” (Levinas, 1977, 57). Frente a opone a la moral, como la filosofía a la in-
esta equivocidad de la alteridad levina- genuidad” (Levinas, 1977, 47). Dussel
siana Dussel propuso una concepción dis- analiza esta cuestión a través de la adap-
mas de la alteridad ética– exige justicia al afirmar que Levinas careció de las ca-
desde su corporalidad sufriente, dolida, y tegorías económicas y políticas necesarias
necesitada. En el poder colmar estas ne- para proponer una filosofía que pudiera
cesidades radica la justicia del acto ético mostrar cómo se hace justicia al otro (cf.
y del orden político. “La miseria y la po- Dussel, 2003, 124), pero recordemos que
breza no son propiedades del Otro, sino su preocupación fundamental estaba en
los modos de su aparición, su manera de otro ámbito: la ética. “La política debe po-
concernirme, su modo de proximidad. der ser siempre controlada y criticada a
Uno puede preguntarse si vestir a los que partir de la ética” (Levinas, 1991, 76). La
están desnudos y alimentar a los que tie- importancia de lo ético radica en estable-
nen hambre no nos acerca al prójimo más cer ese fondo de sentido desde el cual se
que el éter en el que se celebra a veces el estructura el orden de lo humano; la so-
Encuentro de Buber” (Levinas, 1997, 33). ciabilidad en la que el otro busca justicia
La justicia es material para Levinas, pues y reconocimiento es también un ámbito
implica la “igualdad económica” (Levi- en el que se alcanza la fraternidad y el
nas, 1993a, 49);13 con ello la resistencia a amor. “El extraordinario compromiso del
la Totalidad se vence a favor del otro, Otro frente al tercero invoca el control, la
pues para Levinas es claro que el “cara-a- búsqueda de la justicia, la sociedad y el
cara del lenguaje admite, efectivamente, Estado, la comparación y el tener, el pen-
un análisis fenomenológico más radical” samiento y la ciencia, el comercio y la fi-
(Levinas, 1993a, 48). Dicha radicalidad losofía y, al margen de la anarquía, la
implica abandonar el orden de la alteridad búsqueda de un principio. La filosofía es
formal para adentrarse en lo “econó- esta medida aportada al infinito de ser-
mico”; y es aquí donde “servir a la totali- para-el-otro propio de la proximidad, algo
dad es luchar por la justicia” (Levinas, así como la sabiduría del amor” (Levinas,
1993a, 49). Sin duda, tiene razón Dussel 1987, 241).
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NOTAS
1
Esta trilogía geopolítica-cultural fue redactada entre 6
A esta postura, sostenida por Dussel desde finales de
1962 y 1968. Un análisis puntual de estas obras se encuen- los años sesenta, se le denomina actualmente, junta a otras
tra en García Ruiz, 2003, pp. 24-83. afines, “teorías postcoloniales”. Cf. Mignolo, 1997, 61.
2
“La obra de Zea América como conciencia me impactó 7
A partir de su estudio de los semitas Dussel desarro-
de tal manera que desde aquel momento hasta hoy mi intento lla una crítica al dualismo sôma-psique propio de la tradi-
es justamente posibilitar la ‘entrada’ de América Latina en ción indoeuropea, a favor de una concepción unitaria del ser
la historia mundial. Debo agradecer a Zea el haberme en- humano como corporalidad viviente que coincide con la vi-
señado que América Latina está fuera de la historia”. Dus- sión levinasiana de la subjetividad como gozo (jouissance).
sel, 1992b, 30, nota 11. Cf. Dussel, 2001, 319-341.
3
La idea es retomada de un artículo de Paul Ricoeur 8
“Toda auténtica filosofía comienza hoy por ser una
publicado originalmente en la revista Esprit en octubre de conversación con Hegel”. Zubiri, 1963, 225.
1961: “Civilización universal y culturas nacionales”. Cf. Ri- 9
Esta es la obra emblemática del grupo original de la
coeur, 1990, 251-263. filosofía de la liberación.
4
“Me parece que, si se quiere llegar al núcleo central, 10
“Se trata entonces de tomar en serio al espacio, al es-
hay que penetrar hasta esa capa de imágenes y de símbolos pacio geopolítico. No es lo mismo nacer en el Polo Norte
que constituyen las representaciones de base de un pueblo o en Chiapas que en New York”. Dussel, 1996, 14.
[...]. Las imágenes y los símbolos constituyen lo que po- 11
“Conocer viene a ser aprehender el ser a partir de
dríamos llamar el soñar despierto de un grupo histórico. En nada o llevarlo a la nada, quitarle su alteridad […] La me-
este sentido hablo del núcleo ético-mítico que constituye el diación (característica de la filosofía occidental) sólo tie-
fondo cultural de un pueblo”. Ricoeur, 1990, 259. ne sentido si se limita a reducir distancias”. Levinas, 1977,
5
“De Hegel el concepto ‘desarrollo’ pasó a Marx, y de 67-68.
éste a la economía y sociología del ‘desarrollo’. Por ello de- 12
Con este término Levinas quiere designar el orden
seamos hoy retornar al contenido ‘filosófico’ de esta pala- de “lo político” que sustrae al de la ética. Cf. Chalier, 1995,
bra que, como decimos fue el más antiguo. Un país ‘sub-des- 93-114.
arrollado’, ontológicamente, es ‘no-moderno’, pre-Aufklä- 13
En otro lugar afirma: “pensar en el hambre de los hom-
rung, para Hegel”. Dussel, 1992a, 23, nota 6. bres es la primera función del político”. Levinas, 1982, 34.