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Derecho Internacional Privado Ejercicios Prácticos

1. Matrimonio

2. María Suarez, de 22 años, Venezolana. Conoce a Joao De Abreu, de 24 años, originario de

Portugal. Después de 2 años de relacion, deciden contraer matrimonio el 20 de junio de 2018. Por

ser Joao de nacionalidad diferente les preocupa el efecto del matrimonio, por lo que deciden

consultar a un abogado especialista. Al hacerlo, pudieron conocer que dichos efectos se rigen por
el

derecho del domicilio de los cónyuges, en su caso, la ciudad de Caracas, es decir, su matrimonio

obedece a las leyes venezolanas aunque tengan diferentes nacionalidades. Así como lo establece el

Art. 22 de la Ley de Derecho Internacional Privado. Además conocieron que la capacidad y los

requisitos de fondo para contraer matrimonio se rigen igualmente por el domicilio según el Art. 21

de la misma Ley.

5. Protección de Incapaces

6. Matilda Cortez acaba de cumplir 14 años de edad. Esta domiciliada en Barquisimeto, Estado

Lara, Venezuela. Hace una semana perdió a sus padres debido a un accidente de transito, del cual,

Matilda fue la única que salio ilesa. Su único familiar se encuentra en Buenos Aires. Esta es su

abuela, quien es de raíces Argentinas. Precisamente el Art. 308 del Código Civil establece que si no

hay nombramiento de algún tutor por parte de los padres, este papel lo llevara a cabo un abuelo o

abuela. Y siendo este el caso de Matilda, su abuela Lourdes al solicitar la tutela de la menor,

incapaz, en razón de su edad, se rige por el derecho del domicilio de Matilda, por lo tanto se
adapta

a las normas venezolanas, de acuerdo al Art. 26 de la Ley de Derecho Internacional Privado

Caso Ugarteche y el Derecho Internacional Privado

La sentencia conocida como “Caso Ugarteche” ha sido objeto de varios comentarios tanto a

favor como en contra, todos los cuales o la gran mayoría se han sustentado en el aspecto

constitucional de la misma. Sin embargo, consideramos que antes de llegar a este ámbito,

hubiera sido recomendable verificar si nuestro ordenamiento civil acepta un matrimonio


celebrado en el extranjero (tanto entre personas de distinto sexo como del mismo) para que

como consecuencia de ello se pueda establecer la factibilidad de su inscripción en RENIEC.

Para dicho fin, nuestro Código Civil ha regulado al Derecho Internacional Privado (DIP) en

su Libro X, disponiendo como marco general[1] que los jueces (debe entenderse también a

los órganos administrativos) aplicarán únicamente el derecho interno del Estado declarado

competente por la norma peruana de DIP. En el caso de matrimonios celebrados en el

extranjero, se dispone que la capacidad y requisitos de éste se rijan por las leyes de los

domicilios de los contrayentes[2], pudiendo reconocerse estos en nuestro país, siempre y

cuando, la ley extranjera no sea incompatible con el orden público internacional o las

buenas costumbres[3].

Nótese que nuestro DIP[4] determina que todo derecho regularmente adquirido al amparo

de un ordenamiento extranjero, competente según sus normas, tiene la misma eficacia en

nuestro territorio. Por tanto, la norma extranjera o el derecho adquirido se acepta y aplicará

siempre que: i) haya nacido al amparo de un ordenamiento competente, y ii) exista

compatibilidad con el orden público internacional y las buenas costumbres.

En el caso concreto, el matrimonio entre los señores Aroche Reyes y Ugarteche Galarza fue

celebrado en México, país que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo y en el

cual entendemos tienen o tuvieron su domicilio para contraer matrimonio; por tanto, el

mismo tiene su origen en un ordenamiento competente según nuestras normas de DIP,

cumpliéndose de esta forma el primer requisito. En cuanto al segundo, debemos empezar

por indicar que el orden público es un término que no se encuentra plenamente definido a

nivel legislativo y en el que a nivel doctrinario no existe un criterio uniforme. No obstante

ello, se señala que: “Para un buen observador, un término como “orden público” se

acerca bastante a una calificación como “acto impuro”. Dependerá del carácter liberal o

conservador, privatista o publicista, nacionalista o internacionalista, del interpreté para

arrojar resultados bastantes distintos.”[5]

Debe considerarse que trasladar el orden público al plano internacional genera la existencia

de un “orden público interno” y el de un “orden público internacional”. Por ello, se

menciona que,
“(…) el concepto de orden público interno no es el mismo que el de orden público

internacional. Lalive nos explica ello, señalando que una norma imperativa doméstica no

necesariamente prevalecerá en asuntos internacionales. Las normas imperativas de orden

público pueden importar poco en el ámbito internacional. Ello no es más que un

reconocimiento de una máxima del Derecho Internacional Privado, y que se materializa en

la distinción fundamental entre las situaciones domésticas y las internacionales. (…) Así,

en la “nube” internacional que se eleva sobre los Estados, y como ocurre cuando uno se

va al cielo, las reglas son distintas. Son usualmente más permisivas y flexibles, y las reglas

de orden público pierden el tono marcial que muchas tienen en sus países de origen. Los

“actos impuros” terrenales no necesariamente tienen el mismo carácter que los “actos

impuros celestiales”.[6]

Se puede advertir que el orden público internacional resulta ser más flexible en el sentido

que se sustenta no solo en lo que determina un sistema normativo respecto a sus principios

y esencia fundamental, sino en lo que a nivel internacional se entiende por ellos. En la

misma línea, se ha indicado que:

“Este orden público internacional es la expresión de principios fundamentales comunes a

toda la humanidad y, para evitar que bajo esa cobertura se erijan en principios

universales las concepciones particulares de un Estado o grupo de Estados, hay que

buscar su certificación en instrumentos que tengan efectivamente este carácter, como la

Carta de las Naciones Unidas (…) Las leyes estatales que violan uno de estos principios

son contrarias al orden público internacional y, por tanto, no pueden aplicarse en virtud

de normas de conflicto de otro Estado.”

En este sentido, el matrimonio entre personas del mismo sexo no trasgrede o vulnera los

principios fundamentales comunes a toda la humanidad, conforme se ha expuesto y

argumentado en la Sentencia. Cabe mencionar que en el mes de setiembre del año pasado,

se presentó un caso similar que fue resuelto por el Tribunal Registral al amparo de la

normativa del DIP (Resolución No. 1868-2016-SUNARP-TR-L) disponiendo la inscripción

de la transferencia de un predio a favor de personas del mismo sexo casadas en el


extranjero. Por ello, consideramos que la sentencia Ugarteche si bien se encuentra

sustentada en aspectos constitucionales y de derechos humanos, también lo es que en el

ámbito civil encuentran sustento en las normas de DIP.

No obstante lo antes dicho, debe tenerse en cuenta que las disposiciones del DIP no son

una puerta para que dos peruanos del mismo sexo viajen a un país en el que esté regulado el

matrimonio entre personas del mismo sexo, constituyen su domicilio de forma temporal,

contraigan matrimonio y regresan al Perú solicitando su reconocimiento en RENIEC u otra

entidad, puesto que ello podría considerarse por las autoridades nacionales como un fraude

a la ley.

El fraude a la ley en el ámbito civil es considerado como fraudulento de todo acto jurídico

que aun cuando válido en sí mismo, se otorgue con la finalidad de evitar la aplicación de

una disposición legal. En el ámbito del DIP[8], “(…) se persigue sancionar los casos en

los cuales las partes han obtenido indebidamente un elemento de conexión con un

ordenamiento jurídico que no es el que normalmente les corresponde, con el fin de eludir

el cumplimiento de determinadas disposiciones de su propia click here legislación o de

acogerse a disposiciones más favorables de una legislación extranjera.”[

Esta figura establece como presupuestos necesarios los siguientes:

“(…) la realización de actos tendientes a establecer la conexión con el ordenamiento

jurídico extranjero (elemento material), el propósito o la intención de burlar la ley a la

cual se está o se ha estado normalmente conectado (elemento sicológico), la diferencia de

disposiciones aplicables entre los dos ordenamientos jurídicos (elemento legal) y la

obtención de un beneficio como consecuencia de la evasión fraudulenta de un sistema de

derecho para acogerse a otro (elemento real).”[10]

En este contexto, el hecho de que dos peruanos del mismo sexo contraigan matrimonio en

el extranjero y luego regresen al país, podría considerarse como un fraude a la ley, en la

medida que se estarían acogiendo a otro ordenamiento jurídico para contraer matrimonio y

posteriormente hacer que sus efectos se apliquen en nuestro país. Sin embargo, para que

ello ocurra tiene que existir un elemento intencional, una clara voluntad de eludir la ley
peruana, lo cual en muchos casos resultará muy subjetivo, debiendo cada instancia

determinar la existencia o no del fraude. Un ejemplo de ello podría ser el caso que el

cambio de domicilio a un país extranjero y luego al Perú se realice en un periodo de tiempo

muy corto, lo cual podría hacer presumir que se pretendió eludir la ley peruana. Sin

embargo, tendrá que analizarse caso por caso para determinar la existencia de esta figura

jurídica

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