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DESARROLLO FACIAL

El primordio facial aparece al inicio de la cuarta semana alrededor del gran


estomodeo primitivo (figura 1 A y B). Los cinco primordios faciales que se
observan como prominencias alrededor del estomodeo son:
 La prominencia frontonasal única.
 El par de prominencias maxilares.
 El par de prominencias mandibulares.

FIGURA 1 A Y B: Primordios faciales.


Los pares de prominencias faciales derivan del primer par de arcos faríngeos.
Las prominencias se producen predominantemente por proliferación de células
de la cresta neural. Estas células constituyen la fuente principal de componentes
de tejido conjuntivo, como cartílago, hueso y ligamentos de las regiones facial y
bucal.
La prominencia frontonasal (PFN), da lugar a las vesículas ópticas que forman
los ojos (figura 2). La parte frontal de la PFN forma la frente: su porción nasal
constituye los límites rostrales del estomodeo, primordio de la boca y de la nariz.
El par de prominencias maxilares origina los límites caudales de la boca primitiva.
Las cinco prominencias faciales son centros de crecimiento activo en el
mesénquima subyacente. Este tejido conjuntivo embrionario es continuo de una
prominencia a otra. El desarrollo facial se produce principalmente entre las
semanas cuarta y octava (figura 3). La mandíbula y el labio inferior son las
primeras partes de la cara en formarse y provienen de la unión de los extremos
mediales de las prominencias mandibulares en el plano medio.

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FIGURA 2: Vesículas ópticas.

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FIGURA 3: Vistas laterales y frontales del desarrollo de un embrión de la cuarta a la
octava semana.

Al finalizar la cuarta semana, se han desarrollado algunos engrosamientos


ovales bilaterales: las placodas nasales, que representan los primordios de la
nariz y cavidades nasales, en las porciones inferolaterales de la PFN (figuras 4
y 5 A y B). Inicialmente, estas placodas son convexas, pero posteriormente se
estiran para producir una depresión plana en cada una de ellas. Se observa una
proliferacón del mesénquima de los márgenes de las placodas, lo que produce
elevaciones en forma de herradura, las prominencias nasales medial y lateral.
Como consecuencia de ello, las placodas nasales se encuentran en unas
depresiones, las fosas nasales (figura 5 C y D). Estas fosas constituyen los
primordios de las narinas anteriores (orificios nasales) y las cavidades nasales
(figura 5 E).

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FIGURA 4: Microfotografía electrónica de barrido de imagen ventral de un embrión
humano de unos 33 días. Obsérvese el proceso frontonasal prominente (FNP), las fosas
nasales (NP) localizadas en las regiones ventrolaterales de la prominencia frontonasal.
Estas fosas se rodean de las prominencias nasales mediales y laterales. Las
prominencias nasales MXP forman los límites laterales del estomodeo. Las
prominencias mandibulares (MDP) en fusión se localizan inmediatamente caudales al
estomodeo. Se observa el segundo arco faríngeo (BA2). También se visualiza el tercer
arco faríngeo (BA3).

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FIGURA 5: Etapas progresivas del desarrollo de un saco nasal humano (futura cavidad
nasal). A, vista ventral de un embrión de 28 días, B a E, cortes transversales del lado
izquierdo del saco nasal en desarrollo.
La proliferación del mesénquima en las prominencias maxilares hace que se
alarguen y se acerquen medialmente entre sí y con las prominencias nasales
(figura 4 y 6). La migración medial de las prominencias maxilares acerca a las
prominencias nasales mediales hacia el plano medio y entre sí. Cada
prominencia nasal lateral está separada de la maxilar por una hendidura
conocida como el surco nasolagrimal (figura 2 y 6).

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FIGURA 6: Diagramas que ilustran las etapas progresivas del desarrollo de la cara
humana.
Al final de la quinta semana, los primordios de los pabellones auditivos (parte externa
de los oídos) ha comenzado a desarrollarse. Alrededor del primer surco faríngeo se
desarrollan seis montículos auditivos que son los primordios de las orejas y del conducto
auditivo externo. Al principio los oídos externos se encuentran en la región cervical, pero
a medida que se desarrolla la mandibula pasan a situarse a los lados de la cabeza a la
altura de los ojos (figura 3).

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A finales de la sexta semana, cada prominencia maxilar ha iniciado su fusión con la
prominencia nasal lateral o a lo largo de la línea del surco nasolagrimal (figura 7 y 8).
Ello establece la continuidad entre el lado de la nariz formado por la prominencia nasal
lateral y la región de la mejilla originada por la prominencia maxilar.

FIGURA 7: Microfotogragía electrónica de barrido de la región nasal derecha de un embrión


humano de unos 41 días, muestra la prominencia maxilar (MXP) en fusión con la prominencia
nasal medial (MNP). Obsérvese la fosa nasal (NP) de gran tamaño. Se pueden visualizar el
surco que representa el surco nasolagrimal entre la MXP y la prominencia nasal lateral (LNP)

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FIGURA 8: Representación del desarrollo inicial de los amxilares superiores, paladar y
labio superior. A, vista de la cara de un embrión de cinco semanas. B y C esquemas de
cortes horizontales en los niveles mostrados en A. las flechas en C indican el
crecimiento posterior de las prominencias maxilares y nasales mediales hacia el plano
medio, así como la fusión de las prominencias entres Sí. D y F, cortes similares de
embriones mayores que ilustran la fusión de las prominencias nasales mediales entre sí
y con las prominencias maxilares para formar el labio superior.
El conducto nasolagrimal se desarrolla a partir de un engrosamiento ectodérmico
con forma de bastón en el suelo del surco nasolagrimal. Este engrosamiento da
lugar a un cordón epitelial sólido que se separa del ectodermo y se hunde en el
mesénquima. Posteriormente, y como consecuencia de la degradación celular,
el cordón umbilical epitelial se canaliza y origina el conducto nasolagrimal. El
extremo craneal de este conducto se expande para formar el saco lagrimal. A
finales del periodo fetal, el conducto nasolagrimal drena hacia el meato inferior
en la pared lateral de la cavidad nasal. Por lo general, el conducto se hace
totalmente permeable después del nacimiento. En ocasiones, una parte de este
conducto no canaliza, lo que comporta una anomalía congénita: la atresia del
conducto nasolagrimal. La obstrucción del citado conducto con síntomas clínicos
se presenta en alrededor del 6% de los recién nacidos.
Durante la séptima semana se produce un cambio en la irrigación de la cara
desde la arteria carótida interna a la externa. Esta modificación está relacionada
con la transformación del arco aórtico primitivo en la reorganización arterial
posnatal. Entre las semanas séptima y décima, las prominencias nasales
mediales se fusionan entre si y con las prominencias maxilar y nasal lateral
(Figura 6- 10 semanas).
A medida que las prominencias nasales mediales se fusionan, forman un
segmento intermaxilar (figura 8 E y F). El segmento intermaxilar da lugar a:
 La parte media o filtrum del labio superior
 La parte premaxilar del maxilar superior y su encía correspondiente.
 El paladar primario.
DESARROLLO DE LAS CAVIDADES NASALES
A medida que la cara se desarrolla, las placodas nasales presentan una
depresión y forman las fosas nasales (figuras 4, 5 y 7). La proliferación del
mesénquima circundante forma las prominencias nasales mediales y laterales,
produciendo un aumento de la profundidad de las fosas y la formación de sacos
nasales primitivos. Al principio los sacos nasales están separados de la cavidad
oral por la membrana buconasal, pero esta se rompe al final de la sexta semana
permitiendo la comunicación entre la cavidad nasal y oral. (Figura 9C)

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Figura 9: Cortes sagitales de la cabeza que muestran el desarrollo de las cavidades
nasales. Se ha retirado el tabique nasal. A, cinco semanas. B, seis semanas, que muestra
destrucción de la membrana buconasal. C, siete semanas, presenta la comunicación de
la cavidad nasal con la oral y desarrollo del epitelio olfatorio. D, doce semanas, se
observan el paladar y la pared lateral de la cavidad nasal.
Las regiones de continuidad entre las cavidades nasal y oral son las coanas
primitivas situadas por detrás del paladar primario. Después de formarse el
paladar secundario, las coanas se hallan en la unión de la cavidad nasal y la
faringe (Figura 9 D)
Los cornetes nasales, unas estructuras similares a los procesos, se constituyen
durante el tercer mes en la pared lateral de la cavidad nasal, a partir de los
huesos etmoides. Etas estructuras aumentan la superficie disponible para
acondicionar el aire en el interior de la cavidad nasal.
SENOS PARANASALES
Algunos senos paranasales por ejemplo los senos maxilares comienzan a
desarrollarse al final de la vida fetal y el resto lo hacen después del nacimiento.
Se forman a partir de evaginaciones o divertículos de las paredes de las
cavidades nasales y se convierten en extensiones neumáticas (llenas de aire) de
estas cavidades en los huesos adyacentes como sucede con los senos maxilares
o los senos frontales.
La primera muestra de los primordios vomero nasales son los engrosamientos
epiteliales bilaterales que aparecen en el tabique nasal.
La posterior invaginación de los primordios y sus separación del epitelio del
tabique nasal da lugar a un órgano vomeronasal (órgano vomeronasal de
Jacobson) tubular visible entre los días 37 a 43.

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El órgano vomeronasal existe siempre en todas las edades en forma de
estructura tubular bilateral sobre el tabique nasal por encima del cartílago
paraseptal.
DESARROLLO DEL PALADAR
El paladar deriva de tres primordios:
 Un proceso palatino medio.
 Dos procesos palatino laterales. (Figura 10)

FIGURA 10: Desarrollo del paladar visto desde abajo.


El paladar cuenta con dos estadios
 Desarrollo de un paladar primario.
 Desarrollo de un paladar secundario.
La palatogenia comienza en la sexta semana, pero el desarrollo no se completa
hasta la semana duodécima.
Paladar primario.
Al principio de la sexta semana, comienza a desarrollarse el paladar primitivo o
prolongación palatina media.
El paladar primitivo forma la porción anterior y media del maxilar, y la porción
premaxilar del maxilar, que solo representa una pequeña parte del paladar duro
del adulto (la anterior a la fosa incisiva). Los cuatro dientes incisivos superiores
se originan a partir de esta estructura. (Figura 11)

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FIGURA 11: Paladar óseo posnatal donde puede observarse el segmento pre maxilar.

Paladar secundario
El paladar secundario es el primordio de las partes duras y blandas del paladar.
(Figura 11 y 12)

FIGURA 12: Ilustra la localización del paladar.


Durante la séptima y octava semana, las prominencias palatinas laterales
adoptan una posición horizontal por encima de la lengua.
Gradualmente se forma hueso en el paladar primario. Al mismo tiempo el hueso
se extiende desde los huesos maxilares y palatinos hasta las prolongaciones
palatinas para formar el paladar duro.

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FIGURA 13: A, corte sagital de la cabeza del embrión a finales de la sexta semana que
representa la prolongación palatina medial. B, D, F y H, dibujos del techo de la boca de
la sexta a la decimosegunda semana que muestran el desarrollo del paladar. Las líneas
punteadas en D y F señalan los lugares de fusión de las prolongaciones palatinas. Las
flechas indican el crecimiento medio y posterior de las prolongaciones palatinas
laterales C, E y G. Dibujos de cortes frontales de la cabeza que ilustran la fusión de las
prolongaciones palatinas laterales entre sí y con el tabique nasal así como la separación
de las cavidades nasal y bucal.

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Las partes posteriores de estas prolongaciones no se osifican sino que se
extienden en sentido posterior más allá del tabique nasal y se fusionan para
formar el paladar blando, incluida su proyección cónica blanda, la úvula
En el plano medio del paladar entre la porción premaxilar del maxilar superior y
las prolongaciones palatinas del maxilar superior se mantiene un conducto
nasopalatino pequeño. Este conducto esta representado en el paladar duro por
la fosa incisiva.
DESARROLLO DE LA MANDÍBULA
Se origina a partir de una sección del primer arco faríngeo. El cartílago
mandibular dirige su crecimiento. Este luego desaparece, es decir a diferencia
de otras secciones de la cabeza este cartílago no osifica endocondralmente,
degenera y permite una osificación directa. Sin embargo periféricamente, en el
cóndilo, en la coronoides, en el ángulo y en la sínfisis mandibular existen
remanentes de cartílago que si osifican endocondralmente (núcleos
cartilaginosos), la mandíbula posee osificación mixta: endocondral en sus
núcleos cartilaginosos, y directa en el cuerpo mandibular.

FIGURA 14: Mandíbula


El crecimiento facial también se guía por la erupción de piezas dentarias. Se
inicia a los seis meses de vida con la erupción del primer diente. Esto es debido
principalmente al avance y desarrollo del germen dentario hacia los procesos
alveolares. Además determina un crecimiento del volumen de la cara (por eso
cuando vemos a una persona de maxilar desdentado, un anciano por ejemplo,
notamos que su cabeza es mas pequeña en proporción a un persona de maxilar
dentado). Las piezas dentarias dan estabilidad a la cara.
La primera pieza dentaria temporal aparece a los seis meses, la primera pieza
dentaria definitiva aparece a los seis años. Por convencionalismos se estima que
el final del desarrollo facial finaliza con la erupción de la última pieza dentaria
definitiva, se deduce entonces de que si faltasen piezas el desarrollo facial será
menor.
Las piezas dentarias nos indican hasta cuando llega el desarrollo de los huesos
faciales, es decir, del esplacnocraneo.

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*En la VII semana ya es posible distinguir un rostro humano en el pequeño
embrión.
DESARROLLO DENTAL
Normalmente se desarrollan dos grupos de dientes los dientes primarios o
dientes deciduos y los dientes secundarios o dientes permanentes. Los dientes
se desarrollan a partir de:
Ectodermo bucal
El mesodermo
Las células de la cresta neural.
El esmalte deriva del ectodermo de la cavidad bucal; los tejidos restantes se
diferencian a partir del mesénquima circundante derivado del mesodermo de las
células de la cresta neural. Los indicios experimentales sugieren que las células
de la cresta neural reciben información morfogenética antes o poco después de
migrar desde la cresta neural. A medida que el maxilar inferior y el superior
crecen para acomodar los dientes en desarrollo cambia la forma de la cara. La
odontogenia (desarrollo de los dientes) comienza por la influencia inductora del
mesénquima de la cresta neural sobre el ectodermo suprayacente. El desarrollo
de los dientes es un proceso continuo; sin embargo, habitualmente se divide en
etapas con fines descriptivos según la aparición de los dientes en desarrollo. No
todos los dientes inician su desarrollo al mismo tiempo. Las primeras yemas
dentarias aparecen en la región mandibular anterior; posteriormente, el
desarrollo de los dientes se produce en la región maxilar anterior y, a
continuación, avanza en sentido posterior en ambos maxilares. El desarrollo de
los dientes continúa durante varios años tras el nacimiento (Tabla 1). La primera
indicación del desarrollo de los dientes se registra a principios de la sexta
semana como un engrosamiento del epitelio oral, un derivado del ectodermo de
superficie. Estas bandas en forma de U, las láminas dentales, siguen las curvas
de los maxilares. (Figuras 15 y 16)

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TABLA 1: Orden y época habitual de erupción de los dientes y edad de
desprendimiento de los dientes deciduos.

Figura 15: dibujos esquemáticos de cortes sagitales a través de mandíbulas en desarrollo


que ilustran la formación inicial de los dientes. A, comienzos de la sexta semana; se
muestran las láminas dentarias. B, hacia el final de la sexta semana se señalan las yemas
dentarias que surgen de las láminas dentarias.

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Figura 15: Dibujos esquemáticos de cortes sagitales que muestran las etapas sucesivas
del desarrollo y erupción de un dientes incisivo. A, seis semanas; se muestra la lámina
dentaria. B, siete semanas; se muestra la formación de la yema dentaria a partir de la
lámina dentaria. C, ocho semanas; señala la etapa de caperuza del desarrollo del diente.
D, 10 semanas; etapa temprana de campana de un diente deciduo y la etapa de yema de
un diente permanente en desarrollo. E, 14 semanas; etapa avanzada de campana del
desarrollo del diente. Obsérvese que la conexión (lámina dentaria) del diente con el
epitelio bucal se encuentra en proceso de degeneración. F, 28 semanas; se señalan las
capas de esmalte y dentina. G, seis meses después del nacimiento, se muestra el
comienzo de la erupción dental. H, 18 meses después del nacimiento; se representa un
diente deciduo incisivo que ha brotado totalmente. El diente incisivo permanente tiene
ahora una corona bien desarrollada. I, corte a través de un diente en desarrollo que
muestra los ameloblastos (productores de esmalte) y los odontoblastos (prductores de
dentina.
Etapa de yema del desarrollo de los dientes.
Las yemas dentarias se convierten en los primeros dientes o dientes deciduos,
existen diez yemas dentales en cada maxilar, cada una de las cuales
corresponde a un diente deciduo. Las yemas dentarias de los dientes
permanentes que tienen predecesores deciduos comienzan a aparecer
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alrededor de la décima semana a partir de continuaciones profundas de las
láminas dentales (FIGURA 16-D). Se desarrollan en sentido lingual (hacia la
lengua) respecto de las yemas dentales deciduas. Los molares permanentes que
carecen de predecesores deciduos se desarrollan como yemas de las
extensiones posteriores de las láminas dentarias. Las yemas dentarias de los
dientes permanentes aparecen en momentos distintos, en su mayoría durante el
período fetal. Las yemas correspondientes al segundo y tercer molares
permanentes lo hacen después del nacimiento.
Etapa de caperuza del desarrollo de los dientes.
A medida que cada yema dental es invaginada por el mesénquima, el primordio
de la papila dental, la yema adquiere forma de caperuza (figura 17). La parte
ectodérmica del diente en desarrollo, el órgano del esmalte (órgano dental),
produce finalmente esmalte. La parte interna de cada diente en forma de
caperuza, la papila dentaria, constituye el primordio de la pulpa dental. En
conjunto, la papila dentaria y el órgano del esmalte forman el germen del diente.
La capa celular externa del órgano del esmalte es el epitelio externo del esmalte
y la capa celular interna que reviste la “caperuza” representa el epitelio interno
del esmalte (figura 16-D). El núcleo central de células en disposición laxa entre
las capas del epitelio del esmalte es el retículo (estrellado) del esmalte. A medida
que se desarrollan el órgano del esmalte y la papila dentaria, el mesénquima que
rodea al diente en desarrollo se condensa para formar el sao dentario, una
estructura capsular vascularizada (figura 16-E). El saco dentario es el primordio
del cemento y del ligamento periodontal. El cemento es el tejido conjuntivo rígido
semejante a hueso que recubre la raíz del diente. El ligamento periodontal es el
tejido conjuntivo fibroso que rodea a la raíz y la ancla al hueso alveolar (figura
16-G)

Figura 17: Izquierda: microfotografía de un diente en desarrollo en la etapa de caperuza


que muestra el órgano del esmalte unido a la mucosa bucal a través de la lámina dental.
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Derecha: microfotografía de un diente en desarrollo en la etapa de campana tardía con
ameloblastos (epitelio interno del esmalte A) diferenciados y en contacto con
odontoblastos O.

Etapa de campana del desarrollo de los dientes


A medida que se diferencia el órgano del esmalte, el diente en desarrollo
adquiere la forma de una campana (figuras 16 D y E y 17). Las células
mesénquimales de la papila dental situadas junto al epitelio interno del esmalte
dan lugar a odontoblastos, los cuales producen predentina y la depositan junto
al epitelio. Posteriormente, la predentina se calcifica y convierte en dentina.
Conforme se engruesa esta sustancia, los odontoblastos regresan hacia el
centro de la papila dental; no obstante, sus prolongaciones citoplasmicas
digitiformes, las prolongaciones odontoblásticas o Tomes, permanecen incluidas
en la dentina (figura 16 F e I). El esmalte amarillento es el segundo tejido más
duro del cuerpo. Recubre y protege a la frágil dentina, el tejido más duro del
organismo, frente a una rotura (figura 18).

FIGURA 18: Microfotografía de la corona y el cuello de un diente. Obsérvese el


esmalte (E), la dentina (D), la pulpa dentaria (P) y los odontoblastos (O).
Las células del epitelio interno del esmalte se diferencian en ameloblastos, los
cuales producen esmalte en forma de prismas sobre la dentina. A medida que el
esmalte crece, los ameloblastos retroceden hacia la futura raíz. La raíz del diente
inicia su desarrollo cuando la formación de dentina y de esmalte está avanzada
(figura 19) el epitelio interno y externo del esmalte se unen en la región del cuello
del diente, donde forman un pliegue, la vaina de la raíz epitelial (figura 16 F).
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Esta vaina crece haca el mesénquima e inicia la formación de la raíz. Los
odontoblastos adyacentes a la vaina producen dentina, que es continua con la
de la corona. Conforme aumenta esta sustancia, la cavidad de la pulpa se reduce
a un estrecho conducto radicular a través del cual pasan vasos y nervios. Las
células internas del saco dentario se diferencian en cementoblastos, que
producen el cemento, confinado a la raíz. El cemento se deposita sobre la
dentina de la raíz y entra en contacto con el esmalte en el cuello del diente (unión
cemento-esmalte).

FIGURA 19: Microfotografía de un diente en desarrollo en una etapa muy avanzada de


formación de la corona. Se observan el esmalte y la dentina con una delgada capa de
predentina en relación con los odontoblastos. Fotografía superior derecha: ampliación
de parte del diente que señala, de izquierda a derecha, pulpa, odontoblastos, predentina,
dentina, esmalte (negro), ameloblastos, estrato intermedio y retículo del esmalte.
A medida que se desarrollan los dientes y se osifican los maxilares, las células
externas del saco dentario participan activamente en la formación del hueso,
salvo su corona. El ligamento periodontal, un derivado del saco dentario,
sostiene al diente en su alveolo (figura 16 G y H). Algunas fibras de este
ligamento se encuentran englobadas en el cemento, mientras que otras están
incluidas en la pared ósea del alvéolo. El ligamento periodontal se sitúa entre el
cemento de la raíz y el alvéolo óseo.

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BIBLIOGRAFÍA

1. Jessell, Lewis Wolpert, “Principios Fundamentales Del Desarrollo”


2. Rohen, Johannes Wilhelm; Lütjen-Drecoll, Elke, “Embriología
Funcional” 3ªed
3. Gilbert, Scott “Biología Del Desarrollo”
4. Sadler, T.W.“Langman. Fundamentos De Embriología Médica. Con
Orientación Clínica”
5. Bruce M. “Embriología Humana Y Biología Del Desarrollo + Student
Consult Carlson
6. Méndez Herrera, Carmen; Pedernera Astegiano, Enrique.
“Embriología En La Clínica”

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