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El Banquete Aymara PDF
El Banquete Aymara PDF
Aspectos simbólicos de
las mesas rituales aymaras
Gerardo Fernández Juárez
INTRODUCCION
(pachamama), los cerros (apus, wamanis o achachilas), ciertos personajes maléficos (saxras,
ñanqhas, supayas, anchanchus), restos arqueológicos morada de los antiguos
"gentiles"(chullpas) y, por supuesto, santos y vírgenes "mamitas" asociadas a cerros y pro-
montorios de antigüedad reconocida en su culto.
Estos seres y personajes sagrados, algunos de tradición prehispánica, otros como las
vírgenes y los santos, procedentes del panteón católico que se han incorporado desde la época
colonial adaptándose a los caracteres y exigencias de la religión popular andina, muestrdll un
empecinado interés por cierto tipo de atenciones culinarias. El entorno geográfico "vivo" en
el cual el aymara, como indica Albó (1992:93), desarrolla su experiencia religiosa, exige con
periodicidad convites, agasajos, ch'allas y ofrendas diversas;si los hombres no satisfacen este
tipo de demanda alimenticia ritual corren el riesgo de sufrir alguna desgracia en su propia familia.
Cualquier personaje sobrenatural que se encuentre "hambriento" resulta sustancialmente
peligroso; es capaz de hacer enfermar y "comer" gente. La víctima puede ser un miembro de
la familia que no cumple con las atenciones rituales, una visita o simplemente alguien que
camine por las inmediaciones del lugar culinariamente desatendido, es decir "olvidado" 1•
Si el comensal ha sido desairado y no recibe alimento ceremonial alguno, reemplaza el
objeto predilecto de sus apetencias culinarias por una víctima propicia;el comensal hambriento
se la "come", para calmar un apetito que debiera haber satisfecho suficientemente con la mesa.
El plato ritual, la mesa, es emparentada de esta forma con el sacrificio cruento. Mesa y víctima
parecen, de este modo, intercambiar sus papeles; el plato ceremonial o en su defecto, la sangre
del sacrificio, ocupan un lugar privilegiado en las apetencias culinarias de los comensales
aymaras.
La práctica del servicio ritual culinario a los seres tutelares aymaras se enmarca dentro
de un principio fundamental que es el que se refiere a las responsabilidades de carácter re-
cíproco que se establece entre hombres y "dioses". Los múltiples recursos de atención mutua
que existen en los Andes se considera ejemplo apropiado en la cimentación de los vínculos
pertinentes con los seres sobrenaturales.
Ofrecer un "pago" o una mesa implica establecer un ayni temporal con su destinatario
mediante el cual la productividad y la salud se consideran garantizados durante un espacio
de tiempo concreto2• Este tipo de ayni debe ser renovado periódicamente de forma tal que la
calidad de la ofrenda justifique la eficacia de los servicios prestados por los seres sobrena-
turales.
La comida ha sido objeto de atención recíproca entre hombres y "dioses" desde antiguo.
Los hombres del altiplano, así como los de otras regiones andinas, recibieron el alimento y
otros recursos culturales de héroes y "divinidades" de carácter ancestral (Wiracocha,
El olvido es una de las causas frecuentes de enfado por parte de los comensales sagrados. Un "maestro"
kallawaya originario del pueblito de Ch 'aj aya acostumbra incluir entre los convites a comensales "ol-
vidados" ("olvidado" te estamos recordando, te lo estamos pagando con una mesita") con la intención
de que sean igualmente complacidos y no incurran en celos poco recomendables. Esta fórmula resulta
muy frecuente entre los "maestros" aymaras para complacer a todos los comensales implicados, aunque
no se recuerde su nombre;así se dice "amtala, jam am1a1a ...." (recordado, no recordado ... etc).
2 Ayni:Modalidad de intercambio de productos, bienes o servicios de carácter simétrico (Alberti-
Meyer: 1974;Esteva 1972:313-329).
Pachacamac), como hacen constar ciertas crónicas y tradiciones populares (Calancha 1639:4 l 2-
4 l 4;0rtiz 1982:121-128;Morote 1988:101-109). El hambre de las personas, sus carencias y
necesidades prioritarias, dependen hoy de la tutela que ejercen diferentes personajes con poderes
excepcionales que aparecen implicados en la vida cotidiana de los aymaras. De esta forma,
el éxito productivo, la salud, el bienestar familiar y el equilibrio comunitario son deudores,
no sólo del trabajo y empeño colectivo, sino que, en última instancia, se ajustan al beneplácito
de estos seres tutelares quienes agudizan su complacencia si son invitados a comer.
VIANDAS Y ADEREZOS
Los aymaras del altiplano emplean diferentes ofrendas para satisfacer los reclamos y
exigencias culinarias de que son objeto por parte de los seres tutelares. Los "platos" que colman
las preferencias gastronómicas de los comensales sagrados son las mesas.
Una mesa es una ofrenda culinaria;un plato de comida ritual que está configurado con
una serie de ingredientes específicos. Estos ingredientes son seleccionados según ciertos
caracteres sensibles y se manipulan, durante el proceso de elaboración de la ofrenda, para
articularlos convenientemente de acuerdo al gusto de los comensales que van a ser agasajados.
De esta forma se logra "seducir" a los contertulios del "banquete" complaciendo sus gustos
y caprichos culinarios con el "cariño" y tratamiento que corresponde.
Los ingredientes de las mesas son de variada naturaleza, si bien la mayor parte de ellos
aparecen en las narraciones de los cronistas más sensibilizados con la religiosidad popular andina
(Aniaga 1968:209-2ll;Cobo 1964, II:203; Guamán Poma 1987:258-264). Es el caso de la
hoja de coca, las grasas animales (en especial grasa de llama que denominan llamp' u), especies
vegetales, algunas de apreciada fragancia y relieve como la wira q' uwa, excrecencias resinosas
(copal, incienso), piedras deleznables (mullu), restos orgánicos variados, dulces, miniaturas
de plomo y estaño (chiwchis) vellones de lana de colores diversos y, en su caso, fetos de di-
ferentes especies (llama, oveja y chancho, en función de la mesa que se precise). Estos in-
gredientes "sólidos" se acompañan de libaciones (ch' a/las) con cerveza, alcohol o vino, según
las preferencias de los comensales agasajados 3•
El especialista ritual, encargado de la elaboración de la ofrenda, tiene que comportarse
como un avezado "anfitrión", habituado a satisfacer los caprichos culinarios distintivos de los
invitados. No todos los comensales sagrados comparten idénticos gustos ni son convidados
por los mismos motivos. El "anfitrión" aymara tiene que discernir en cada caso la pertinencia
o impertinencia de cierto tipo de mesas, dependiendo tanto de la aflicción o carencia que afecta
al doliente, como del comensal invitado. Si el comensal resulta complacido en el banquete,
es decir, si "recibe" bien la mesa, se considera que adquiere el compromiso de reciprocidad
sugerido a lo largo del convite y que permitirá igualmente complacer a la persona que encargó
la ofrenda;de esta forma el "doliente", cuya aflicción origina el ofrecimiento de la mesa, espera
3 La crónica de Aniaga (1968),así como los trabajos de Girault(l 988),Frisancho (1988),Kusch(l 977),Berg
(1985; 1989),Bastien (1978) Rosing (1990; 1991), Contreras (1985) y Mariscotti (1978),entre otros
muchos, contienen abundante información descriptiva sobre este tipo de elementos rituales presentes
en los Andes.
obtener su deseo por intennediación del especialista ritual quien ha convocado el banquete
y ha satisfecho correctamente las apetencias culinarias de los comensales implicados en la
resolución de su caso. Así pues, el hambre, el apetito de los seres tutelares y sus deseos culinarios
son objeto de manipulación por parte de los hombres para resolver igualmente sus propias
carencias y necesidades.
LOS COMENSALES
El buen "anfitrión" conoce bien a sus invitados y sabe, por tanto, las "debilidades"
gastronómicas que presentan. Estas debilidades son las que el especialista ritual trata de alentar
preparando la mesa. Aprovechará la seducción que la ofrenda opera en sus invitados para
sensibilizarlos (mediante los ruegos y solicitudes que de fonna exprofesa recomiendan la cortesía
y educación aymaras ), con el problema planteado por su paciente. Algunos comensales muestran
cierta afinidad alimenticia y no les incomoda compartir una misma mesa. En cualquier caso,
es el "maestro" quien decide, según los matices y caracteres propios de la aflicción expuesta,
qué comensales tienen que ser convidados en el banquete de la mesa, así como el tipo de ofrenda
que mejor se ajusta al caso4 •
Los comensales sagrados especialmente tenidos en cuenta en la elaboración de las mesas
aymaras son los achachilas, lapachamama, el kunturmamani, luriya (gloria), saxras y chullpas.
El achachila es el cerro. El ténnino achachila es un apelativo cariñoso de "abuelo" y
se refiere a los personajes que habitan en las cumbres de cerros y montañas, identificándose
el propio ténninocon el macizo montañoso (lntipampal991:30;Paredesl976:35;Valdal973: 15).
El achachila es el antepasado de la comunidad, encargado de su tutela y protección (Berg
1985:11). Dueño del ganado y de los animales salvajes así como de la lluvia. El prestigio y
poder de cada achachila depende, en buena medida, de su porte y tamaño existiendo una
minuciosa escala jerárquica. Los más poderosos son los achachilas localizados en la Cor-
dillera Real andina, poblada por numerosas cumbres engalanadas de blanco todo el año que
resaltan a larga distancia sobre las llanuras pardas del altiplano. El Illimani, Mururata, Illampu
o Wayna Potosí se encuentran entre los más señalados e importantes. Sin embargo, cada
comunidad posee su propio achachila de corte "local", pero mucho más implicado en el
desarrollo habitual de la vida campesina. En ciertos lugares los achachilas, generalmente
"masculinos" tienen su contraparte "femenino", t' alias que se corresponden con ciertos
promontorios, colinas suaves y llanuras (Martínez 1989:29). Cada achachila tiene su carácter
peculiar y su propia tradición legendaria;litigan entre sí por atraer los cuidados y atenciones
de los hombres (Monast 1972:87). Poseen un humor variable, lo que les hace sumamente
"ambiguos" capaces de infundir un profundo temor entre las personas (Carter-Marnani 1982:289).
Cada año, según algunos especialistas, un achachila diferente ocupa la máxima jerarquía
ejerciendo el cargo de autoridad (mallku maram) entre todos los demás 5 •
heladas, granizo, sequía... etc). El buen yatiri tiene que saber discernir la autoridad de los mallkus
maranis.El sistema de mallkus maranis parece estar inspirado en el propio de los cargos comunitarios
que desempeñan temporalmente y con carácter rotativo los miembros de la comunidad (Alba
l 989;5,6;Martínez 1983:92).
Los comensales deben ser agasajados por alguien habituado en organizar el banquete
de la mesa;alguien avezado en atender a los caprichos y sugerencias de los invitados. Este
"anfitrión" especializado ha de resultar exquisitamente cortés en el trato con los comensales,
sin ser inoportuno y tiene que mostrar la suficiente capacidad y destreza como para garantizar
6 Los trabajos de Taylor (1980) y Harris (1983) muestran la relación existente entre los diablos y los
muertos en los Andes.
7 Los saxras devoran una de las entidades anímicas que los aymaras reconocen ( ajayu) en la persona,una
vez que ha sido capturada.provocando la aflicción y dolencia del paciente.El "maestro" tiene que recuperar
a toda costa el ajayu por cuanto, a medida que el tiempo transcurre,el proceso se complica resultando
más dificil su restitución.Por otra parte,el ajayu puede ser devorado por los saxras que lo retienen si
el tratamiento se demora.El ofrecimiento de una ch' iyara misa.en este caso, persigue la liberación del
a!ma;es preciso que el saxra o demonio involucrado en su captura.lo "desampare". Merced a la mesa
es posible canalizar este acuerdo como si de un ayni se tratara.
tanto el éxito del banquete como la pertinencia del homenaje que el comensal va a recibir a
lo largo del proceso. De esta fonna, complacido el invitado por el trato y el valor sustancialmente
sabroso de su comida , el e~µ:cialista podrá interceder con más garantías en favor de su paciente.
Es competencia del especialista ritual la selección de los platos que mejor se ajustan a
los gustos de cada invitado;para ello, hay que "saber". Este "saber" conlleva la articulación
pertinente de los ingredientes constitutivos de la ofrenda, así como las "palabras" precisas con
las que efectuar el convite. Es preciso "rogar" y entregar "con cariño", tal y como recomienda
la cortesía aymara, para no incomodar ni "molestar" a los invitados. Parte del prestigio de los
"anfitriones" o especialistas rituales aymaras estriba en que no hacen "así no más", sino que
"saben" cumplimentar cada ofrenda empleando el tiempo preciso, a la vez que reiteran los
ruegos y solicitudes que el cliente desea hacer patente en la resolución de su caso.
En el altiplano aymara existen diversos especialistas rituales cuya denominación diversa
ha conducido a la elaboración de clasificaciones complejas por parte de los estudiosos, al incidir
sobre ciertos matices distintivos entre sus competencias (fschopi.k 1968: l 79;La Barre l 948:2 l 7-
227;Carter-Mamani 1982:294-295;Huanca 1990:27-36)8. Respecto a la elaboración de las mesas,
son los yatiris y ch' amakanis los "maestros" aymaras más avezados.
El yatiri, como su propia denominación indica, es "el que sabe". Su especialidad más
representativa es la lectura de hojas de coca, elemento de consulta y diagnóstico, mediante
el cual es capaz de aventurar predicciones diversas sobre los problemas que le son consultados.
Habituado al trato con sus clientes otorga un fonnato narrativo coherente, muy preciso, mediante
las hojas de coca, al conflicto que el paciente le expone, ordenando de esta forma la infor-
mación aportada por el interesado.
El yatiri es un especialista que , como en otras regiones de los Andes, ha sido "selec-
cionado" por el rayo9 • El rayo le golpea hasta tres veces, para volverlo finalmente a la vida
cargado de poder (Ochoa 1974: l-6;Huanca 1990:56-57). A partir de este momento, el elegido
8 Los especialistas rituales aymaras presentan en los diversos informes etnográficos denominaciones
diferentes.Es preciso constatar las variedades locales que existen al respecto;en cualquier caso,se produce
un solapamiento de competencias entre los especialistas de mayor "poder" respecto a los de inferior
categoría El yatiri fundamentalmente lee la coca.pero también entiende algo de plantas y remedios.luego
participa de los saberes del qulliri (curandero);por su parte,el ch' amakani,lee la coca, sabe de hierbas
y se comunica con los aphallas ... etc. En la etnografía boliviana se ha privilegiado de una forma marcada
los estudios sobre los kallawayas (Oblitas 1978;Bastien 1978;Rosing 1990;1991;Girault 1987) reper-
cutiendo en la consideración que estos curanderos tienen de sí mismos,a la vez que el yatiri, salvo apuntes
ocasionales (Tschopick 1968;0choa 1974,Albó 1971-1974;1992;Berg:1989) ha quedado ,respecto a
los primeros, en una situación marginal .En relación con el yaJiri cabe destacar el reciente trabajo de
Tomás Huanca (1990).
9 El rayo no es el único medio de selección de los yatiris y "maestros".Los mellizos ispa tienen muchas
posibilidades de ser yatiris,están tocados por el rayo como entidad responsable de la división ;los que
nacen de pie;los que se curan por sí mismos de enfermedades que los tenían impedidos;los ciegos y
mutilados; determinado tipo de sueños;castigos de carácter "rJÚstico" ;por herencia familiar ,siempre
que se obtenga el correspondiente permiso de los achachilas.Otros yatiris "modernos" se hacen con
suma rapidez para acudir a los núcleos urbanos con la intención de obtener ingresos de los clientes
citadinos("por plata no más hacen estos yatiris",me indicaba una "caserita" de la calle Linares de La
Paz) .Buena parte de estos motivos se encuentran ya recogidos en las crónicas de Arriaga (1968:207)
y Cobo (1964,11;224).
se va adentrando en los secretos de la hoja de coca así como en la elaboración de las ofrendas
frecuentemente de la mano de otro especialista, de reconocido prestigio en su zona, quien le
iniciará en los requisitos imprescindibles que hay que cumplimentar correctamente para "pedir
permiso" al achachila y adiestrarse en el ejercicio de su profesión 10. El análisis y profundización
en el desempeño de su oficio viene inspirado, tras la ligera base de conocimientos impartida
por el "maestro" asesor, mediante sueños. Son los diversos seres tutelares los que aleccionan,
en los sueños, al inexperto "maestro" en el perfeccionamiento de las técnicas que debe manejar,
según sea el carácter de su especialización. De esta forma, soñando y reflexionando sobre los
sueños, algunos "maestros" reconocen haber mejorado notablemente su eficacia.
El ch' amakani es el "dueño de la oscuridad" según recoge Berg (1985:49), derivado de
la traducción literal del término. Este especialista tiene la capacidad de comunicarse y hablar
directamente con los distintos seres tutelares amparándose en las sombras. Esta cualidad ya
fue rigurosamente recogida por los cronistas de la Colonia al referirse a "hechiceros" que
hablaban en la oscuridad con sus "demonios" (Guamán Poma 1987:270). Curiosamente los
actuales ch' amakanis no tienen inconveniente en hablar con "santos" relampagueantes que
acuden a sus invocaciones y se constituyen en los principales ayudantes del ch' amakani;son
sus aphallas 11 • Este especialista establece, en una sala oscura, una magnífica labor de media-
ción entre todos los personajes implicados en la aflicción sufrida por su cliente. Los seres tutelares
son convocados y adquieren presencia mediante las diferentes voces que el especialista in-
corpora a lo largo de la conversación. De igual forma los sospechosos de haber causado el
problema que aflige al doliente son "traídos" a la habitación por los aphallas del ch' amakani
y allí se les interroga e incluso son castigados de ser considerados culpables. Con frecuencia
los seres tutelares recomiendan el ofrecimiento de alguna mesa destinada a aquellos personajes
implicados en la aflicción del paciente. Cuando se despiden y el "maestro" o alguno de los
presentes enciende la vela o una lámpara de querosene para iluminar la sala, aparecen tes-
timonios que justifican la presencia de los aphallas durante la sesión. Por ejemplo, observar
las hojas de coca del "maestro" revueltas y desparramadas fuera del tari (tejido rectangular
empleado para llevar la coca), la presencia de algunas hojas alineadas sobre el tapete, o el alcohol
derramado sobre el propio tari así como en el suelo de la habitación, son indicios que muestran
el gusto inconfundible de los aphallas por el pijchu o akulli de coca, con su respectiva llujt' a
(lejía preparada de ceniza de quinoa principalmente) y su afición por el alcohol.
10 El yatiri o "maestro" ritual presenta en lacomunidad un carácter de servicio que hace de su figura un
"cargo" de importancia y responsabilidad apreciables como se recoge en las periódicas asambleas co-
munales. El "maestro" es una persona que habitualmente cumple o ha cumplido como autoridad, participa
abiertamente en las asambleas y su opinión ,dada su veteranía y experiencia ,es escuchada con respeto.En
la ciudad,sin embargo, la actuación del yatiri tiende hacia la "profesionalización",cobrando una can-
tidad estipulada a cambio de su trabajo.
11 Los aphollas son los personajes consultados por los ch' amakanis en sus sesiones nocturnas.El ch' amakani
les considera sus "apoyos" en la resolución de los casos.Llegan "como viento" al interior del recinto,
convocados por el especialista.y se disponen sobre el hombro del " maestro" al que tratan de una forma
rigurosa.según el carácter de cada aphalla. El "maestro" ,al que los aphallas se refieren como
"muchacho"jadea,por el peso que soporta.durante la sesión.
LAS MESAS
Las mesas aymaras presentan una tipología variada y extensa resultando complicado
otorgar una clasificación sistemática que pueda incorporar todas las posibles variantes. Existen
diferencias locales, "cada comunidad tiene su costumbre, distinto no más es", y otras de tinte
"rural" frente a los usos urbanos que los "residentes" hacen de las mesas12• Por otra parte suelen
Pachamama mesa
12 Los "residentes" ayrnaras son campesinos afectados por el éxodo rural que emigran a las ciudades en
busca de ciertas mejoras económicas y educacionales raras veces conseguidas. Sobre su problemática
situación y la dificultad del proceso de acomodo urbano:Albó, Greaves, Sandoval (1981; 1982; 1983; 1987).
comentar los "maestros" que cada uno de ellos hace las mesas "como las mujeres sus platos",
es decir distinto, "la mujer sabe preparar como gusta al marido, ¡igual con las mesas hacemos
nosotros!". Por tanto, cabe pensar que existan tantas formas de proceder en la elaboración de
las mesas como yatiris y "maestros" haya, si bien es posible localizar ciertos usos "de escuela"
junto a innovaciones de carácter personal.
A pesar de estas dificultades para encontrar un formato de cierta coherencia sistemática,
sí es posible identificar el carácter distintivo de los diferentes platos merced a sus atributos
sensibles que son los que justifican la seducción gastronómica que operan en los comensales.
El color, el aroma, el "sabor", e incluso el tacto son los elementos que juegan en la identi-
ficación de cada plato y, en consecuencia, en la naturaleza de los comensales invitados, así
como en la designación de la finalidad o motivo que causa el ofrecimiento.
La mesa de pachamama (pachamama mesa) destaca por el color k' isado de su conjunto.
"Pachamama es panqara (flor)" me indicaba en cierta ocasión un célebre "maestro" de El
Alto en las inmediaciones de la Ceja 13 • El color es uno de sus caracteres distintivos, un color
seriado, formando degradaciones de color o k' isas semejantes a las identificadas por Verónica
Cereceda (1987:184) en las talegas de Isluga 14 • El color es un indicio productivo en el alti-
plano, la pachamama campesina es flor que antecede a la cosecha. En la ciudad, sin embargo,
aunque la mesa presente un formato semejante, pachamama es reclamada cada primero de
agosto para el éxito económico en los negocios, la consecución de una buena "pega", la atracción
de clientes en el puestito atendido por la "casera". En este entorno urbano, pachamama es
"plata" y su consecución parece unida a un empeño personal, individual sancionado por la
"suerte". El plato de pachamama es compartido habitualmente por los achachi/as,
kunturmamanis y uywiris;junto a ellos se localiza al paciente y su familia así como las en-
tidades anímicas que se encuentran en cada persona (animu, ajallu, kuraji, anjil ti la warta).
Cada uno de los achachilas invitados así como los familiares y sus respectivas "almas" se
"encarnan" en una hoja de coca situada en círculo desarrollado "por la derecha", en sentido
contrario a las agujas del reloj.
La inclusión de los diferentes ingredientes de la mesa se efectúa con ciertas variantes
apreciables entre los "maestros", pero sí he podido constatar cómo los especialistas rurales
valoran el trabajo sosegado, sin prisa; los comensales tienen su "horario" propicio para recibir
el convite y debe ser respetado. Los "maestros" rurales invierten una gran cantidad de tiempo
en el ablandado de ingredientes, formando una masa homogénea que tiene el aspecto de una
esfera grasa de la cual van separando pequeñas porciones. Del amasado concienzudo de los
ingredientes depende su propia cocción:"cuando hasemos coser así, todo blando se vuelve",
comenta Pedro Chura. Esta bola grasa "cocinada" está configurada con wira q' uwa, titi, mullu
raspado, llamp' u y coca, todo ello impregnado en vino dulce edulcorado con ayrampu, (fruto
13 La Ceja es el principal nudo de comunicaciones de la ciudad de el Alto (por encima de los 4.000 metros
de altura),conectada con la capital paceña por una moderna autopista.En las proximidades de la Ceja
selocaliza el mirador del Sagrado Corazón,en cuyas inmediaciones trabajan los yatiris ofreciendo sus
sahumerios y mesas hacia los principales achachilas de la Cordilllera Real perfectamente visibles desde
el mirador: lllimani,Mururata, Wayna Potosí...etc.
14 La K' isa es un recurso de adorno textil consistente en la degradación transitoria de un color;se aplica
igualmente el término a las frutas pasas,muy dulces.
muy conocido y estimado en el altiplano de una especie herbácea queratinosa identificada por
Girault(l 987:480) como Opuntia soehrensii B&B, );estos ingredientes ablandados y
homogeneizados convenientemente, se conocen como los "complementos" de la mesa.
Para los "maestros" urbanos que reciben a los clientes en las "carpitas" y puestos de la
Ceja de El Alto y Faro Murillo, el tiempo resulta tremendamente valioso por cuanto, mientras
atienden a un paciente en el interior de la carpa, en los períodos de aglomeración de trabajo,
resulta frecuente que otro cliente espere en el exterior, de tal forma que el "maestro" debe
armonizar en el tratamiento, eficacia, destreza y rapidez, aspectos vinculados de forma indu-
dable al propio pulso de la ciudad:"así así, rápido no más quieren, algunos no tienen tiempo",
indica Modesto Capcha. Los ingredientes no se ablandan pacientemente como sucede en el
campo sino que se trocean y se incorporan al plato mezclándoseu.
El azúcar es uno de lo ingredientes predilectos del plato de pachamama. Su presencia
realza el valor de la ofrenda y "casi" garantiza su éxito. El azúcar es un bien escaso en el altiplano
y muy caro, por lo que su presencia como vianda de calidad excepcional está justificada en
la ofrenda a los comensales sagrados vinculados a la pachamama. En los mercados de re-
medios, plantas medicinales y mesas (jampi qhatu) se adquieren las bolsas de muxsa misa,
16 Los ingredientes dulces de la mesa se adquieren en los mercados de remediosJampi qhatu, empa-
quetados y listos para su venta El conjunto recibe la denominación de muxsa misa (ofrenda dulce)
e incluye caramelos, figuras dulces, confetis, alguna fruta pasa (k' isa), caramelos en forma de nudo
(roscas), "misterios" y pan de San Nicolás. Los caramelos roscados se dice que "amarran y unifican"
los ingredientes de la mesa; el "pan de San Nicolás" es una especie de galleta redonda con una virgencita
o una estrella grabada en su superficie; los "misterios" son unos dulces rectangulares hechos, a modo
de galletas, con azúcar y cal. Presentan en su superficie un grabado en bajo relieve que tiene que ver
con el motivo del ofrecimiento. Los "misterios" son elegidos en función del trabajo que se quiere realizar
y el tipo de mesa pertinente; otros " maestros" utilizan los "misterios" que entran en la bolsa porque
depende de la "suerte" del doliente.
17 El feto "seco", tal y como se encuentra en los puestos de venta de los mercados de remedios.no se
puede incorporar a la mesa. Es preciso adornarlo y mejorar su aspecto,como indica Modesto Capcha,
"para que esté vivo". Esta vitalidad del feto se consigue humedeciendo su piel con llamp' u (grasa de
llama) mediante múltiples fricciones con la grasa por todo su cuerpo al tiempo que se ofrece a los
comensales, en todas las direcciones del espacio. El feto brillante y jugoso, por la grasa extendida sobre
su piel, se decora con vellones de lana,bien de colores k' isados, bien de color blanco y se le "carga"
con quri Tanta, qullqi t' anla,"pan de oro","pan de plata"(láminas de papel brillante, dorado y pla-
teado) sobre el lomo, perfectamente sujetos con los husos de lana extendidos. Algunos "maestros"
colocan claveles en en las sienes del feto y "aretes" de lana en sus orejas. De esta forma,el feto colocado
incluso "parado", en actitud vital, es entregado a la hoguera. Es un ser "vivo" con la vida por "estrenar"
el feto sacrificado. Duviols (1977: 117) ,citando a Polo de Ondegardo, relaciona el gusto por los sacrificios
de fetos y "miniaturas" en los Andes por sus aparentes ventajas en pasar desapercibidas a las auto-
ridades coloniales y dentro de un proceso de privatización del ritual; sin embargo, estimo que resultaria
muy interesante profundizar en el concepto de "escala" y en el valor social y cultural que los andinos
contemporáneos otorgan a las propias miniaturas.
de la consulta con los ingredientes dulces, mientras "complementa" la ofrenda con los que
previamente ha reblandecido configurando pequeñas esferas grasas.
La mesa de pachamama se emplea, en el dominio rural, el primero de agosto tratando de
garantizar un fructífero año de producción agrícola;algunos la ofrecen durante la siembra aunque
ya no es tan frecuente como parece lo fue en el pasado ("porque ya no darnos mesas, así el campo
apenas produce"). La víspera de Candelaria se ofrece una "pagansia" a la pachamama para que
los productos sigan madurando en la forma pertinente y finalmente, tras la cosecha, se festeja
a los productos, en la festividad de ispiritu (víspera de Pentecostés) entregando una ofrenda a
las ispiillas para que no se vayan y sean más generosas en la próxima cosecha18 • En la festividad
de San Juan algunos ancianos recuerdan la costumbre de efectuar un mesa a las illas del corral,
una vez marcado el ganado con la ch' ikulla de color sobre su lomo (un vellón de lana de color),
si bien parece que esta tradición se va perdiendo en esta parte de la península de Huata donde
recogí los datos19• Si se considera que pachamama ha "cogido" (katjata) el alma de algún paciente
y lo está haciendo enfermar, se le ofrece su plato predilecto, es decir , la mesa apropiada, para
que lo libere a cambio;a la vez que el ofrecimiento de la mesa se acostumbra llamar el animu
del paciente, en especial cuando el doliente es un nifid°.
En la ciudad, las mesas de pachamama se ofrecen durante la primera semana de agosto,
concretamente la víspera del primero de agosto. La tierra "está abierta" y recibe satisfecha las
ofrendas, eso sí, es preciso madrugar, para que corresponda a las solicitudes que se hacen por
cuanto, una vez "harta", ya no resulta tan complaciente. Los ingredientes se integran en esa
dinámica centrípeta que otorga al conjunto un aspecto confuso, "mezclado". Las mesas de "color"
o de pachamama que se ofrecen en agosto, están relacionadas con solicitudes fundamental-
mente económicas (atraer a los clientes del negocio, encontrar "pega", mejores rendimientos ...
etc). En este tiempo se acostumbra a ch' aliar los carros y movilidades, por parte de los
"chofersitos" en las apachitas y lugares de tránsito de especial veneración21 • La ch' al/a del
auto suele incluir el ofrecimiento de alguna "mesa de color" con la esperanza de que el auto
no se accidente y procure abundantes beneficios a su duefio.
El color de la mesa campesina que el "maestro" ha relacionado , como atributo propio
de la pachamama, con la flor y la productividad agrícola, en la ciudad se impregna del brillo
18 Las ispiillas son consideradas como los espíritus responsables de la germinación de los
productos(Bouysse-Hanis 1987:48; Albó 1992:96). Son las ispiillas, especialmente la ispiilla de la papa,
las que resultan especialmente consideradas tanto en la siembra como en la cosecha (en el "pago" a los
productos). Se urge a la ispiilla a que se quede con la familia, que no se vaya a las chacras de otras
personas. A veces ispiillarecrimina el trato de que es objeto por la familia, "¡al perro me han botado!"
y se marcha donde le traten con mayor respeto. Por eso, cuentan los mayores que nunca hay que dejar
ninguna papa en el suelo, por pequeña que resulte, ni hay que quejarse por la escasez de la cosecha,
siempre hay que recibir "con alegría", para que ispiilla mama no se enoje y se marche.
19 Las illas se encargan de la fertilidad reproductora del ganado. El término procede.como muestra
Albó(l 992:96) de Jllapu, rayo, que es quien posee el poder multiplicador de los seres. Algunos amuletos
y talismanes con forma de animal efectuados de piedra tallada (mullu) , reciben el nombre de illa; estas
illas protegen y multiplican el ganado (Berg 1985:62). Sobre los usos rituales que los pastores andinos
efectúan con el ganado destacan,entre otros los trabajos de Flores(l977:21 l-237), Gow(l975:141-164)
y sobre los atados, Zom (1987:489-522).A excepción del señalado de los animales, extendido en los
Andes, no he observado especial atención ritual del ganado en esta parte del lago Ti ti caca (entre Achacachi
y Huata -Provincia Omasuyo-). Si bien es cierto que en este sector no se dan especies "andinas" como
los auquénidos próximos de Ulla-Ulla. La llama se deja ver en ciertas ocasiones en el mercado ferial
de ganado de Achacachi y constituye un preciado trofeo en los principales torneos de fútbol que se
disputan en el sector.
20 Los niños, al asustarse, pierden con facilidad el animu que es una de las entidades anímicas que in-
tegran el alma de las personas.
21 Lugar sagrado en el paso entre cordilleras donde el viajero reza, hace sus peticiones incluyendo algún
ofrecimiento de coca y alcohol, recuperando el ánimo y la fuerza para proseguir con la convicción de
que todo transcurrirá con normalidad.
Gloria mesa
metalizado de la plata cuyo logro resulta de una empresa individual afortunada, es decir,
propiciada por la "suerte".
La mesa de Gloria, luriya misa, se coooce como "mesa de salud", o salutu misa. Se recoooce
formalmente por sus ingredientes dulces ("misterios", caramelos, confetis... ) todos ellos de
color blanco. El color blanco es igualmente el que corresponde a los vellones de lana que se
emplean en su elaboración (algunos "maestros" utilizan algodón). Admite la inclusión de claveles,
blancos o rojos, así como el uso de vino dulce en las ch' alias. Es desaconsejable abusar de
las "especias" fragantes como la wira q' uwa e inapropiado el uso de alcohol. Gloria gusta del
aroma del incienso que debe obtenerse "purito", sin adherencias ni mezclas y finamente molido.
La "mesa de Gloria" o "mesa de salud" resulta pertinente en el tratamiento de los pacientes
asustados por el rayo. "Gloria" incumbe a un conjunto de personajes, símbolos y fenómenos
atmosféricos que le pertenecen. Los santos, las vírgenes, los calvarios, así como velas, cálices,
ángeles , soles, cruces y rayos (todos ellos blancos), son de Gloria, pertenecen a Gloria. Los
"misterios" de Gloria deben ser blancos y presentar en su superficie una imagen grabada de
alguno de los motivos precedentes. Este aspecto de la blancura de Gloria no deja de levantar
suspicacias entre los especialistas rurales que consideran que esta "mesa blanca",janq' u misa,
como también es denominada, es un invento de los comerciantes y "caseras", a la vez que un
abuso de los "maestros" de la ciudad, para hacer más plata, por cuanto se trata simplemente
de azúcar teñido ("igual no más es, azúcar no más es"). El formato de construcción de la "mesa
blanca" depende de los criterios del especialista y se asemeja a lo comentado para la
pachamama;cambia el destinatario del plato (vírgenes, santos y rayos), pero el modelo
Ch'iyara misa
22 En cierta ocasión el "maestro" Cannelo Condori recomendó a una de sus pacientes,ante la inminencia
del parto.hacer pagar una "mesa de salud".Su joven marido,obrero en La Paz, apenas se preocupaba
en visitarle en su comunidad;era preciso preparar la mesa para garantizar el orden familiar de la pareja
así como para ajustar los órganos internos de la madre con la intención de facilitar el nacimiento y
su posterior recuperación física
23 Los saxras rechazan el azúcar porque no comen "rico",según criterio de Carmelo Condori.
parte de alguna de estas entidades maléficas. Entre los "residentes" urbanos, sin embargo, su
empleo se agudiza en relación con la envidia y la maldición producida por los desarreglos
conyugales y el excesivo celo de los vecinos ("en la ciudad no hay cómo confiar"). La "mesa
negra" es, por tanto, el plato propicio de los saxras y, al mismo tiempo, recurso de "limpia
simbólica" o devolución del "daño" provocado por una voluntad maléfica cuyo ejercicio precisa
de la participación de un layqa azuzado por el rival 24 ; este último aspecto, relativo a la vigencia
de los procesos de higiene ritual y alejamiento de maldiciones y penas ha sido puesto de relieve
por Rosing (1990) entre los kallawayas.
Varios de los frutos y semillas muestran en su propia estructura y denominación el rechazo
que se pretende del daño. Es el caso del kuJi kuti, variedad de leguminosa propia del Chaco
cuya estructura espiroidal está desarrollada "hacia la izquierda"; ch' iqa ch' ankha, hilo negro
y blanco trenzado hacia el lado izquierdo que se emplea igualmente en los procesos de limpia
ritual, alejando la enfermedad y que habitualmente se incorpora en la elaboración de la "mesa
24 El layqa es el " brujo" .Existen acusaciones y reproches por la actuación dañina de alguno de los "maes-
tros", pero ninguno afirma serlo.Curiosamente, aunque nadie dice saber cómo trabajan estos
especialistas,los "maestros" consultados reconocen el empleo de sapos,lagartos y figuras dañadas con
espinas así como preparados de inmundicias que supuestamente producen la maldición.El yaliri que
devuelve la maldición hacia su causante para que le llegue a éste el daño y no a su paciente,no es concebido
como layqa.En cualquier caso los layqas tienen poder para matar,saben cómo hacerlo y cobran ex-
traordinarias sumas por sus servicios.
negra" 25 • Los componentes de la ch' iyara misa son secos, queratinosos y duros. El color ca-
racterístico de la ofrenda es el negro, debido a la base de papel de calco negro que se emplea,
así como a los vellones de lana de idéntico color que conforman el círculo periférico de la ofrenda.
La fragancia de la "mesa negra" se distingue con facilidad en los mercados;el olor de la q' ili
q' uwa, y las excrecencias del copal y el incienso negro hacen de este plato un conjunto
poderosamente aromático. El alcohol "puritu" es el trago predilecto de los saxras y con él se
efectúan las libaciones correspondientes antes y después de "hacer pasar" la ofrenda en la hoguera
Los chullpas tienen igualmente su propia mesa, a pesar de que algunos yatiris y "maes-
tros" prefieren convidarlos como a los saxras y demonios empleando ch' iyara misa. La chullpa
misa, sin embargo, difiere ostensiblemente de la ch'iyara misa;es otro su "sabor" por cuanto
los ingredientes que la componen son de distinta naturaleza y presentan atributos sensibles di-
ferenciados.
Los ingredientes vegetales de la chullpa misa son variedades silvestres del altiplano (mutu
mutu, akhana, kantuta, qañawa ... etc), de tal forma que el especialista apenas tiene que dar
un paseo en los alrededores para localizar los ingredientes fundamentales, si bien, algunos más
específicos y sabrosos para la chullpa (como el feto de chancho, khuchi sullu, o la qañawa)
Chullpa mesa
25 Las especies herbáceas de la ch' iyara misa son consideradas medicinales por los especialistas,"hierbas
de monte" que resultan aptas para combatir diversos trastornos orgánicos,de esta forma cubren el espectro
probable que la enfermedad,causada por la maldición,pueda presentar.La mayor parte de los frutos,semillas
y bayas de la ch' iyara misa son especies que no se dan en el altiplano,sino en los trópicos,son "de afuera".
probablemente tenga que adquirirlos en el mercado. Los chullpas gustan de las grasas crudas,
ch' uqi [¡¡¿ i, de cinco especies diferentes:gallina, oveja, chancho, vaca y conejo (mejor si es
conejo de Castilla). Así pues, junto a las especies vegetales autoctónas, los chullpas decantan
sus preferencias culinarias por las grasas animales "ajenas" (la grasa de los diferentes camélidos
andinos no resulta pertinente en su comida). El chancho es el animal predilecto de chullpa,
por eso se acostumbra utilizar un feto, correctamente adornado con lanas de colores, en la
preparación de la ofrenda. Si no se dispone de khuchi sullu (feto de chancho), se puede utilizar
feto de oveja. Las especies herbáceas y grasas que conforman el plato de chullpa constituyen
los ingredientes que éste prefiere; el "maestro" invita a la chullpa con gran dedicación y cariflo
como si aquellos ingredientes "modestos" fueran de excepcional calidad, como excepcionales
son los alimentos de pachamama. Los tonos cromáticos de la chullpa misa son igualmente ch' uqi,
crudos, "naturales". Admite el azúcar en pequei'las proporciones, si bien su empleo no resulta
imprescindible para complacer sus caprichos culinarios.
Tinku culinario
Por su parte, chullpa pennanece en plena naturaleza;sus recetas hablan de los sabores de "otros
tiempos" con sus ingredientes "crudos" y el feto de chancho, animal de cierto corte "precultural"26 •
Los "sabores" de las diferentes ofrendas expresados en los caracteres sensibles de las
mesas son los que seducen de una fonna manifiesta a los diferentes comensales.
Los colores de la mesa de pachamama, el equilibrio establecido en el tinku entre los
ingredientes salados y dulces fundamentan su carácter sabroso. El encuentro articulatorio y
complementario entre el presente y el pasado así como entre naturaleza y cultura expresado
a través de los colores, la "blandura" en la manipulación de las viandas y la fragancia de sus
componentes, hacen del plato de pachamama, un plato "rico", sabroso. Gloria prefiere el com-
ponente dulce, renunciando a las especies y condimentos de la ofrenda;su plato es
"delicado"como su paladar y culinariamente "insípido"Z7. Saxra no soporta el dulce, sus
preferencias van por lo "picante", por el abuso de condimentación y las fragancias penetrantes;
color negro, abundancia de "basuras" y despojos como resinas aromáticas , espinos, especies
26 El chancho es un animal glotón, reñido con la actividad agrícola,esquilmador de los cultivos y de com-
portamiento presocial ,"fétido" (Bernand 1986: 152).
27 La comida sabrosa ,en el dominio rural aymara, ha de ser picante;según Carmelo Condori,"comer sin
picante no es comer".En la ciudad.el propio Carmelo comenta haber participado con algunos com-
padres comiendo locoto crudo para ver quien era más "macho" aguantando el picor.
herbáceas queratinosas que aparecen mezcladas, sin apenas articulación posible28 • Chullpa, por
el contrario, se satisface con viandas culturalmente "crudas" como ciertas grasas animales y
especies herbáceas del altiplano, privando los tonos naturales.
En las mesas urbanas empleadas por los "residentes" predomina la mezcla frente a la
diferenciación y enfrentamiento de condimentos de las rurales. En la mesa urbana, el encuen-
tro a través del tinku entre condimentos opuestos, parece desvirtuarse en favor de la mezcla
y la definición de un centro de poder. Este "centro" de la mesa configura la principal estrategia
de articulación de los ingredientes que parecen competir entre sí por acceder paulatinamente
a dicho centro. En el dominio culinario urbano es el taypi (centro) el recurso articulatorio de
ingredientes que emplean los "maestros" urbanos para establecer la integración complemen-
taria de viandas en el seno de la ofrenda. De esta forma, el tinku, característico del dominio
rural, es sustituido por el taypi en un ámbito como el urbano, donde prevalece la "mezcla"
resultando difícil discernir, como en la ofrenda, "quién es quién".
El carácter complementario establecido entre el condimento "masculino" (la sal y los
picantes) y el "femenino" (el azúcar), cuya confrontación constituía la espina dorsal de las
ofrendas campesinas de pachamama, sufre un cambio ostensible en el caso de las mesas urbanas.
El modelo en el que se mide la articulación entre las viandas de la ofrenda no es la reciprocidad
característica del tinku campesino, sino la competencia hegemónica del taypi. Es en el taypi
donde los condimentos opuestos de las mesas citadinas (azúcar/sal; cultura/naturaleza; Pre-
sente/pasado; femenino/masculino) encuentran una sólida conciliación.
El modelo de integración familiar evocado por la figura del hombre y la mujer definida
por Harris (1985:18) como chacha/ warmi, que refleja una complementación perfecta entre
ambos, (sal y azúcar de la mesa), resulta compatible con lo expresado por Platt (1980:164)
en el término Yanantin (lo que va naturalmente emparejado) que ilustra el tipo de relación
pertinente en el dominio rural. Esta relación de simetría especular perfecta hacia la que debe
orientarse la relación entre hombre y mujer, parece ceder en el ámbito citadino; el término
yanantin (yanani en aymara), característico entre los Macha de Potosí como modelo de ar-
ticulación y equilibrio en la relación familiar entre hombres y mujeres, cede ante el auge de
la situación ch' ulla (lo que va solo, sin su contraparte) de la ciudad. La lucha por el dominio
del centro afecta el hogar de los "residentes" produciendo notables desajustes en el orden familiar
y cierta competencia entre hombres y mujeres.
DE LA OFRENDA AL SACRIFICIO
"De las pachamamas, color le gusta, lana de color, dulces de color, puede ser q' uwa,
¡muchas cosas entran!, pues porque ese es su comida Le gusta el color, sus sapitos, su
viborita, recibe con todo corazón, con todo su fe. Cuando se puede nos entregar , así
28 La apariencia que muestra la ch' iyara misa es un conjunto inarticulado de "inmundicias" y desechos
que, como indica Rosing (1991:115),semeja "basura".
su sapito, o le estamos dando una víbora o digamos le estamos cociendo del color de
la gente, los gentesitos, así, hombre, mujer, es como decir, al tío le estamos convidando
gentes, como gentes para que nos ayude. "
(Severino Vila, "maestro" kallawaya).
corajes y ajayus de cada uno de sus familiares, la capacidad expresiva de la mesa como "cuerpo
hermético" constituido por los ingredientes dulces 33 , permiten configurar con la mesa el ali-
mento preferido por los comensales sagrados:los propios hombres y mujeres aymaras. El deseo
"caníbal" de las divinidades aymaras afecta igualmente a la sociedad. No es sólo el cuerpo
desarticulado del enfermo sino su entorno familiar, el hogar y la red pertinente de relaciones
sociales la que se pone en juego durante la preparación del plato. La rigurosa exactitud con
la cual es preciso elaborar la ofrenda, ciñéndose a las normas usuales de comportamiento y
cortesía exigidas en cada momento por la sociedad aymara, implica a esta, igualmente, en la
solución del problema A través de la mesa es el cuerpo del doliente y la propia sociedad afectada
la que es objeto de sacrificio.
UN SACRIFICIO GENEROSO
La mesa es algo más que una ofrenda alimenticia. Es un sacrificio cruento. En cierta forma,
es la antítesis de una misa católica34 • El yatiri emplea ciertos recursos ceremoniales inspirados
en la parafernalia católica y en los atributos de los sacerdotes35 • Mediante el ofrecimiento de
la mesa, los aymardS conciertan el ayni más generoso de que son capaces; se ofrecen a sí mismos
junto con todo aquello que más desean, para obtener los dones que precisan. La mesa es el
punto de encuentro conciliatorio capaz de articular los deseos y necesidades de unos y otros;lo
que a los "dioses" alimenta, cura a los hombres consolando sus carencias y aflicciones.
El conjunto de dones alimenticios que los aymaras entregan en el sacrificio de la mesa
configura el "mundo del querer" cuyos beneficios esperan obtener tras el holocausto del plato.
Este conjunto de dones se ofrece con mucha frecuencia de una forma estereotipada que incluye
¿Mesa, "misa"?
36 Las "esquinas" de la mesa definen los límites de la ofrenda y son especialmente atendidas durante su
elaboración. Este papel otorgado a las cuatro esquinas de la mesa se fundamenta en el equilibrio deseado
del conjunto "arquitectónico" que se construye con los ingredientes.Carmelo Condori realiza los di-
''Clausura" de la mesa
seños de las mesas,como si estuviera levantando un muro (pirqsuña) utilizando los dulces como adobes
(ti/ca). Las esquinas son esenciales para evitar el descalabro del conjunto, tienen que aguantar su peso;
por esta circunstancia ,las esquinas de los cimientos,al construir un nuevo hogar.reciben una atención
ritual privilegiada,tienen que soportar el peso sin agrietarse.Por otro ladoJas esquinas son las delimitadoras
de la mesa y los límites presentan una gran carga simbólica en los Andes (Molinié l 986-87:251 -286).
37 El movirrúento circular en sentido contrario a las agujas del reloj.con el que los "maestros" incorporan
los ingredientes del plato,consolida una estructura "cerrada" oportuna para evitar la presencia de
comensales impertinentes. Watchel (1985: 16) muestra este tipo de movirrúento de cierre simbólico entre
los chipaya
La destrucción y el sacrificio del pacha que ha sido configurado con la ofrenda, supone
un "vuelco" en la situación, un pachakuti. Con la mesa "pasa" igualmente la enfermedad, la
aflicción, el desorden;el doliente "nace" a una situación "nueva" encauzada por la disciplina
configurativa, el orden y el hermetismo de la ofrenda. La quema del pacha, expresado
metafóricamente en el plato, supone la instauración de un nuevo "tumo", esta vez caracte-
rizado por el equilibrio y el orden perfecto que la ofrenda reproduce.
El hambre de los comensales sagrados y la apropiada satisfacción del mismo por parte
de los aymaras, formula un convenio permanente, a partir del cual, el mundo en el que unos
y otros viven, resulta constantemente fortalecido mientras el ayni subscrito no se interrumpa.
Este aspecto de la mesa como "sacrificio universal" efectuado con la sangre de la víctima
(aunque sea, como en la mesa, de carácter sustitutorio como "vicario" o "sucedáneo") guarda
un paralelismo sorprendente con el tratamiento de la aflicción más importante de cuya refe-
rencia tenemos noticia en la época incaica:La capac hucha. La aflicción del inca en momentos
de tribulación, sucesión, enfemedad o conflicto guerrero implicaba el convite ritual de víc-
timas sacrificiales a todas las huacas del Imperio. El mundo incaico, y el propio inca resultaban
fortalecidos mediante la alianza sellada con la sangre del sacrificio efectuado en el Cusco, así
como en relación con las víctimas ofrecidas en cada ayllu, por parte del señor del lugar (Duviols
1976: 11-57). Este sacrificio cruento revitalizaba la estabilidad del Tawantinsuyu y la salud
del inca. Cuando el pacha peligra, es preciso sacrificar el don más apreciado para restaurar
el orden. Este esquema parece reproducir , a grandes rasgos, la naturaleza del sacrificio de
la mesa como si de una "moderna" capac hucha se tratase. Sólo a través del sacrificio "com-
pleto", del máximo desprendimiento, es capaz de fortalecerse un mundo atribulado por la
aflicción.
Tinku, taypi, pachakuti y capac hucha constituyen parte esencial de este equilibrio de
contrarios, formulado culinariamente en las ofrendas de mesa aymaras, de cuya eficacia y
correcto aderezo depende la suerte de los seres (dioses y hombres) implicados en "este mundo"
(aka pacha). "Dioses" y hombres respectivamente comedores y donadores de comida, cuyo
celo recíproco de atenc,ión culinaria constituye el acuerdo básico, el eslabón principal, sobre
el que se asienta... la vida.
CONCLUSIONES
Los seres tutelares aymaras no son especialmente diferentes de los jaqi que los alimentan.
Unos y otros precisan de sus atenciones respectivas para subsistir y observan con pulcritud las
normas de "urbanidad" apropiadas para establecer acuerdos. Cualquiera que haya tenido la
oportunidad de disfrutar en el altiplano de algún akulli interminable, con el aderezo indis-
pensable de alcohol y el complemento postrero de una comida colectiva, habrá comprobado
que posturas en principio irreconciliables pueden ser convenientemente tratadas a través del
agasajo, la disculpa y el ruego, junto con el ofrecimiento de dones culinarios, para finalmente
establecer las bases del acuerdo que la colectividad demanda. De forma semejante, los seres
tutelares aymaras hablan y comen como lo hacen los jaqi y agradecen igualmente las for-
malidades , "cariños" y atenciones que con ellos se tienen.
Las prácticas culinarias rituales efectuadas por los "maestros" en la elaboración de las
mesas seducen el apetito de los comensales sagrados configurando un marco óptimo para la
consecución de "acuerdos", en los términos de reciprocidad que recomiendan las buenas maneras
y la educación aymaras. Nada se obtiene "así no más" sin algún tipo de esfuerzo (salvo que
uno sea gringo);para conseguir es preciso dar, a su vez, primero. Ni tan siquiera la tierra da
"así no más";es preciso ofrecerle antes con cariño el respeto y su "alimento" para que otorgue
a su vez, con generosidad, los bienes en la cosecha. La enfermedad y la aflicción resultan
igualmente "negociables" en los términos de reciprocidad que el convite ceremonial establece
de una forma privilegiada;la salud del paciente es restituida por el comensal "a cambio" de
su plato preferido. De esta forma, las necesidades y carencias que afligen a los jaqí son
formuladas en el "banquete" de la mesa;de su impecable ejecución depende el éxito del mismo
y, en última instancia, la satisfacción conjunta tanto del comensal como del doliente.
El éxito del "banquete" es deudor, en gran medida, de la competencia del "maestro".
Su responsabilidad específica consiste en conocer con exactitud qué prefiere comer cada uno
de sus invitados, cuales son sus "caprichos" y cómo tiene que ser agasajado cada comensal
sin que se sienta "molesto". Sólo conservando esta rigurosa etiqueta, el especialista puede esperar
que el comensal atienda sus ruegos y súplicas en beneficio del doliente. La articulación de los
ingredientes de cada mesa, bien a través de un enfrentamiento de especies -tinku- o mediante
la definición de un centro de poder -taypi-, así como la combinación de sus atributos sensibles,
configuran la presentación definitiva del "plato" que es la que necesariamente tiene que ajus-
tarse a las exigencias del comensal para su completo deleite("¡ acaso con orín comemos!", pueden
contestar airados, a juicio de Pedro Chura, los achachilas y el resto de comensales si el plato
no se ajusta al formato y aspecto adecuados).
Los comensales insatisfechos resultan muy impertinentes. Vuelcan su voracidad sobre
los jaqi y se los "comen", haciéndolos enfermar. La mesa libera a las personas del deseo "camba!"
de los comensales al satisfacer su apetito de una forma original:Ofrecer una mesa es como "dar
gente". La mesa es por tanto algo más que una ofrenda, es un sacrificio aceptado en sustitución
de cuerpos y fluidos humanos que el "maestro" es capaz de representar con los ingredientes
del plato. Los seres tutelares profesan una gran atracción por los jaqi y sus objetos de deseo;no
se conforman si no es con el conjunto íntegro de sus anhelos y solicitudes;con ese universo
de ruegos en forma de especies, dones y "miniatur~" que constituyen la mesa y que son
concebidos como "comida", cuya razón de ser no es otra sino complacer y ajustar las bases
para un acuerdo definitivo que comprometa la resolución de las aflicciones, carencias y ne-
cesidades humanas.
MESA DE COLOR
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