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Revista de Estudios de Género.

La ventana
ISSN: 1405-9436
revista_laventana@csh.udg.mx
Universidad de Guadalajara
México

Rico Chavéz, Alfredo


Reseña de "Violencia masculina en la pareja" de Jorge Corsi, Mónica Liliana Dohmen y Miguel
Ángel Sotés
Revista de Estudios de Género. La ventana, núm. 8, diciembre-, 1998, pp. 302-308
Universidad de Guadalajara
Guadalajara, México

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302 LA VENTANA, NÚM. 8 / 1998

de no discriminación. No obstante los ALFREDO RICO CHÁVEZ


avances, se impone reconocer también LA VIOLENCIA
que incluir a las mujeres en lo humano NUESTRA DE CADA DÍA
trastoca la concepción tradicional de
humanidad y la experiencia histórica Corsi, Jorge; Dohmen, Mónica Liliana
misma, lo que no se ha logrado inser- y Sotés, Miguel Ángel. Violencia mas-
tar del todo ni en la cultura ni en la culina en la pareja, Paidós, Buenos Ai-
práctica de los derechos humanos. res, 1995

Leo las primeras páginas y me llega un


miedo acompañado de la pregunta casi
inevitable: ¿Soy — acaso potencialmen-
te— un hombre golpeador? El libro de
Jorge Corsi et al., Violencia masculina
en la pareja, incluye desde las defini-
ciones más elementales hasta la prác-
tica profesional del tratamiento a
quienes ejercen violencia intrafamiliar,
y lo hacen tan amplia y detalladamen-
te que casi cualquiera se identificaría
con al menos una de las característi-
cas de los hombres golpeadores.
¿Quién de nosotros alguna vez no
ha intentado imponer en la pareja su
voluntad por celos, por capricho, con
chantajes o amenazas, con indiferencia
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fingida, con el aparente uso de la razón cesidad de abordar el tema desde las
que deja a un lado la opinión de la otra? distintas áreas del conocimiento: desde
Los autores del libro hablan sólo de los la contundencia de las estadísticas
hombres golpeadores, no de los poten- que, sin embargo, son limitadas por
ciales. Dividen el libro en tres partes: la su inexactitud ante los casos que no
primera, que trata sobre las definicio- son registrados y la influencia de la so-
nes básicas y la caracterización teórica ciedad, así como de los patrones
de estos individuos, corre a cargo de sociales y culturales sobre lo que es
Jorge Corsi; la segunda señala detalla- ser “hombre”, que se mantienen has-
damente, a partir de algunos casos, esas ta hoy, hasta el caso particular de quie-
características, por cuenta de Mónica nes ejercen la violencia.
Liliana Dohmen; la tercera refiere la ex- Corsi señala que “el proceso de
periencia del tratamiento psico-educa- construcción de la identidad masculi-
tivo con hombres golpeadores, Corsi y na es un complejo extramado de fac-
Miguel Ángel Sotés son los autores. tores macro, exo y microsistémicos”2
Con un estilo sencillo y accesible, donde el contexto cultural, las carac-
el libro trata un problema que es tan terísticas de la sociedad y las interac-
grave como cotidiano en la pareja y que ciones familiares juegan un papel
permea a prácticamente todos los ho- fundamental para producir individuos
gares. Corsi habla de las definiciones que de manera física, emocional y/o
básicas1 para introducir el tema. Des- psicológica agreden a sus parejas.
de los términos violencia, fuerza, po- Género y poder son para Corsi los
der, género, el modelo masculino “pilares conceptuales”3 de este proble-
tradicional, y remite también a la ne-
2
Ibid., p. 21.
1
Corsi et al., op. cit., p. 11. 3
Ibid., p. 136.
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ma. Señala que la violencia se da en Corsi habla de que las nuevas ge-
un desequilibrio de poder donde el neraciones se siguen educando con el
hombre actúa de manera violenta a modelo tradicional, por lo que los es-
partir de una identidad que él ha crea- fuerzos hechos por transformar la iden-
do y le han creado; desde que se sien- tidad masculina y evitar la violencia en
te y es considerado del género el hogar han sido insuficientes. Es con-
masculino, una de sus características tundente: “...la estructura de la so-
es la de dominar a la mujer por cual- ciedad patriarcal ha permanecido
quier medio. El modelo masculino tra- intacta”.5
dicional que señala Jorge Corsi se En la segunda parte, a cargo de
construye en los individuos “sobre la Mónica Liliana Dohmen, se ilustran y
base de dos procesos psicológicos si- analizan los casos de algunos hom-
multáneos y complementarios: el bres golpeadores que fueron tratados
hiperdesarrollo del yo exterior (hacer, para resolver su problema. Esta parte
lograr, actuar) y la represión de la es- resulta enriquecedora porque refleja en
fera emocional”. Esto repercute direc-
4
una medida las características de es-
tamente en la conducta violenta ya tos individuos y que Dohmen divide
que, al no poder exteriorizar sus sen- en cuatro: las cognitivas, las compor-
timientos y ver que una situación es- tamentales, las emocionales y las
capa a su dominio, para recuperar el interaccionales.
control manifiestan la única sensación Las cognitivas se refieren al apren-
permitida y utilizan la salida aprendi- dizaje que se tiene de la masculinidad
da —el enojo y la violencia—. y la feminidad, y lo que eso implica.
Las comportamentales son las de la

4
Ibid., p. 15. 5
Ibid., p. 23.
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actuación frente al problema, tanto en voca en la mujer el miedo a que ésta


lo público como en lo privado. Las se repita; la segunda, la que nos pue-
emocionales tienen que ver con las de identificar, es la que se presenta sin
sensaciones del individuo, que gene- que exista antecedente de violencia fí-
ralmente se niega a expresar verbal- sica pero en la que se dan actitudes
mente y denotan la inseguridad y agresivas (gritos, indiferencia hacia sus
dependencia con la pareja. Las emociones, imposición de la voluntad,
interaccionales son las que hacen re- etcétera).
ferencia a su actuación con la pareja Sin dejar de reconocer el buen tra-
para controlarla. Todas éstas son ilus- bajo de Dohmen, existe dos puntos
tradas detalladamente por Dohmen. que me provocan algunos cuestio-
Y es aquí donde más me llega la namientos y aventuro una opinión
pregunta de mi potencialidad como axiomática. La autora, para referirse a
hombre golpeador: el modelo mascu- distintas características de los gol-
lino tradicional que perfila a estos in- peadores, recurre sólo a algunos ca-
dividuos —con el que en mucho estoy sos y los reitera para cada una de las
identificado—, la dificultad para expre- características, además de presentar-
sar los sentimientos, suponer que los los sólo de manera parcial, lo que im-
problemas de la relación son por mu- pide ver la totalidad de la declaración
cho culpa de ella, los celos, el deseo sin permitir contextualizarla; presenta
de controlar su vida. La autora hace fragmentos que, después de aparecer
una diferencia entre la violencia psico- varias veces, se descubre que corres-
lógica y emocional que provoca más la ponden a un mismo caso y al recons-
duda. La primera, según Dohmen, es truirlos hacen dudar, por momentos,
la que se genera después de, por lo del trabajo de campo realizado. Por
menos, una agresión física, y que pro- otra parte —y ésta es una opinión to-
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davía más axiomática—, la explicación describa exactamente lo que en reali-


que da al interpretar las declaraciones dad sucedió, como lo señala Adams”.6
es extremista y deja la sensación de Las mujeres no son, por el sólo hecho
que a las mujeres se les da el lugar de de ser mujeres, automáticas portado-
objetos pasivos que no juegan un pa- ras de la verdad. Insisto que con esto
pel en la relación de pareja, y que los no quiero restarle responsabilidad a los
hombres son seres despiadados que hombres golpeadores, pero sí creo que
calculan hasta la última consecuencia —como se hace en toda investiga-
de su acción. Esto lo señalo no por ción— la versión de las partes (con
disminuir la responsabilidad y la cul- las contradicciones que encierra) cons-
pa de los golpeadores, sino para esta- truye una visión más completa y rea-
blecer que las mujeres también sienten, lista del caso, sin que las mujeres dejen
viven la relación, punto que no se aso- de ser las víctimas y los hombres los
ma en esta parte. victimarios.
Un ejemplo de su interpretación Por lo demás, el trato de la autora
extremista, y contradiciendo un poco no deja de mostrarnos una cruda reali-
el manejo durante el resto de su tra- dad que desenmascara la equivocada
bajo donde las mujeres son sólo obje- dominación masculina durante siglos,
tos, señala que “Esta característica de y que apenas en nuestros días es de-
los esposos agresores de minimizar y nunciada y combatida por mujeres y
hasta negar la frecuencia y severidad hombres.
de su conducta, determina la necesi- La tercera parte, que corre a cargo
dad de que el terapeuta de estos hom- del propio Jorge Corsi y de Miguel
bres deba recurrir a la esposa, Ángel Sotés, señala la experiencia del
particularmente durante la fase
diagnóstica, para que sea ella quien 6
Ibid., p.78.
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trabajo público-institucional con hom- es tampoco un problema exclusivo de


bres violentos, donde hablan de los las clases bajas o individuos con bajo
programas, los modelos, la metodo- nivel de educación. Dohmen presenta
logía y los objetivos. Estos últimos los algunos datos que revelan esta situa-
resumen así: ción. Tampoco es desde la perspectiva
de una sola área del conocimiento que
Controlar y detener la con- se puede estudiar y entender el pro-
ducta violenta. blema.
Mejorar las habilidades y co- No está de más darle un vistazo a
municaciones. este libro. Hacerlo nos ayudará a re-
Promover la flexibilización de flexionar sobre nuestro propio accio-
los roles de género estereotipados. nar y a rectificar el camino de quienes
Disminuir el aislamiento so- de alguna manera violentamos a nues-
cial.
tra pareja o evitarlo en quienes no lo
Revisar creencias culturales
que contribuyen a legitimar la vio- hemos hecho aún.
lencia. Quisiera señalar dos cosas antes
Incrementar la autoestima y de terminar:
la asertividad.7
Por un lado, es importante saber
Con el resultado de este trabajo los que este libro fue impreso en Argenti-
mitos que con respecto a este proble- na, país en el que se toman ya cartas
ma existían, quedan en duda: ni se tra- en el problema. En México, aunque ya
ta de enfermos mentales ni de personas existen varios trabajos de estudio so-
afectadas por el alcohol o las drogas bre el tema, en lo que se refiere a la
(y que sólo con ese efecto actúan), ni práctica cotidiana y a las políticas pú-
blicas, lo que se ha logrado es míni-
7
Ibid., p.135. mo, casi simbólico. En el caso de la
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práctica cotidiana, la mayor parte de bajo, después de pasadas la alegría y


los casos no son denunciados ni he- la preocupación, pensé en escribir so-
chos públicos; en lo que respecta a las bre un libro de Octavio Paz y referirme
políticas públicas —y de manera a la, tal vez, cara opuesta de lo que el
ilustrativa— hace algunos meses se trabajo de Corsi hace referencia: el amor
presentó en la Cámara de Diputados y el erotismo, donde por supuesto que
Federal una iniciativa que establece la los hombres tenemos que ver. Pero,
violencia intrafamiliar como delito, que después también de una pequeña re-
desató un debate donde algunos le- flexión y una acertada sugerencia, opté
gisladores se opusieron a la iniciativa. por este último. Sin embargo, no qui-
Si esto se presenta con las leyes, más siera dejar de decir que los hombres
lejos estamos de contar con progra- intentamos, como lo dijera Paz en re-
mas institucionales para tratar el pro- ferencia al amor, vivir la “...apuesta,
blema. Aunque, por otra parte, los insensata, por la libertad. No la pro-
esfuerzos no cesan: en el Congreso de pia, la ajena”.8
Jalisco se presentó una iniciativa sobre
el punto y en el Cabildo Tapatío se in-
cluyó otra iniciativa de igualdad de
oportunidades entre hombres y muje-
res que contempla la violencia intra-
familiar; más allá de lo que se pueda
señalar en concreto a las propuestas,
el hecho en sí es importantísimo, aun-
que incipiente.
Finalmente, cuando se me presen-
8
Octavio Paz. La llama doble, Seix Barral, México, 1994,
tó la oportunidad de realizar este tra- p. 60.

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