Está en la página 1de 3

La ofrenda de arroz

[Fuente: Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio, Soka Gakkai, 2008, págs.
1171-1173.]

He recibido el saco de arroz pulido, el saco de ñames y la cesta con algas de río
que se tomó la molestia de enviarme a través de un mensajero.

El hombre posee dos clases de tesoros: uno en la ropa; el otro, el alimento. Un


sutra señala: ―Los seres animados dependen del alimento para vivir‖. 1 Esta
frase significa que los seres vivos subsisten en este mundo gracias a la comida
y a la vestimenta. Los peces moran en el agua y la consideran su tesoro. Los
árboles crecen en la tierra, y para ellos, esta es su bien más preciado. Los seres
humanos sobreviven gracias a la comida y, por eso, la valoran.

Pero, de todos los tesoros, el mayor es la vida. Se dice que el valor de nuestro
cuerpo y de nuestra existencia es superior, incluso, al de todas las riquezas de
un gran sistema planetario.2 Ni siquiera los tesoros que colman el universo
pueden remplazar la vida; esta es como una lámpara, y el alimento, como el
aceite. Cuando el combustible se acaba, la llama se extingue; del mismo modo,
sin alimento, la vida deja de existir.

Para venerar a todas las deidades y budas, se agrega el término namu delante
de sus nombres. Para explicar exactamente su significado, esta palabra, namu,
proviene de la India; en la China y en el Japón, se la traduce como ―consagrar la
vida‖, lo cual quiere decir ofrendar nuestra existencia al Buda. De acuerdo con
la situación personal de cada uno, hay quienes tienen cónyuges e hijos,
parientes, tierras, oro y plata, mientras que otros carecen de toda riqueza. Pero,
más allá de que uno tenga bienes o no, ningún tesoro puede superar el valor de
la vida. Por eso, los sabios y venerables de la Antigüedad ofrendaban la suya al
Buda y así ellos mismos manifestaban la Budeidad.

El niño Montañas Nevadas ofrendó su cuerpo a un demonio para recibir una


enseñanza compuesta de ocho caracteres.3 El bodhisattva Rey de la Medicina
se quemó los brazos como ofrenda al Sutra del loto. También en nuestro país, el
príncipe Shotoku se arrancó la piel de la mano para copiar en ella el Sutra del
loto, y el soberano conocido como el emperador Tenji4 se quemó el dedo del
medio como ofrenda al buda Shakyamuni. Pero estas cosas son propias de
sabios y de venerables, y a nosotros nos resultan imposibles de hacer.

Sin embargo, en lo que concierne al logro de la Budeidad, las personas


comunes llegan a ser budas en la medida en que mantienen una ―determinación
seria y sincera‖. Cuando consideramos bien a qué se refiere exactamente esta
1
determinación seria y sincera, vemos que consiste en la doctrina de observar
nuestra vida.5 Y cuando nos preguntamos qué significa con exactitud la doctrina
de observar nuestra vida, la respuesta es que ofrendar nuestra única vestimenta
al Sutra del loto equivale a arrancarnos la piel; que, en épocas de hambruna,
ofrecer al Buda el único alimento del que depende, ese día, nuestra
supervivencia es ofrecerle nuestra vida. Los beneficios obtenidos de este modo
son, de ninguna manera, inferiores a los que logró el bodhisattva Rey de la
Medicina cuando se quemó los brazos, o a los que consiguió el niño Montañas
Nevadas cuando entregó su cuerpo a un demonio. Así pues, lo que resulta
apropiado para los venerables es la ofrenda real [es decir, ofrendar literalmente
la vida en bien de la Ley]. Lo apropiado para la gente común es la ofrenda por
principio [la sincera entrega de lo que es importante para la propia vida]. A esta
enseñanza se la llama el paramita de la ofrenda6 para la observación de
nuestra vida, expuesto en el séptimo volumen de Gran concentración e
introspección.

El verdadero Camino yace en los asuntos de este mundo. El Sutra de la luz


dorada afirma: ―Tener un profundo conocimiento de este mundo es, en sí, el
budismo‖. El Sutra del nirvana dice: ―Todas las escrituras y los escritos no
budistas de la sociedad son, en sí mismos, enseñanzas budistas; no son
doctrinas no budistas‖.

Cuando el gran maestro Miao-lo comparó estos pasajes con el del sexto
volumen del Sutra del loto que afirma: ―No existe ningún asunto de la vida o del
trabajo que contradiga la realidad verdadera en ningún sentido‖,7 reveló su
significado y señaló que, aunque los primeros dos sutras eran profundos, su
sentido era aún superficial y no se aproximaba al del Sutra del loto, porque
aquellos relacionaban los asuntos seculares en función del budismo, mientras
que este último sutra explicaba que las cuestiones mundanas eran, en sí
mismas, el budismo en su totalidad.

En esencia, los sutras predicados antes que el Sutra del loto dicen que todos los
fenómenos derivan de nuestra vida. Como ejemplo, explican que la vida es
como la gran tierra, mientras que los fenómenos son como las hierbas y plantas
que crecen en ella. Pero el Sutra del loto no expone lo mismo: afirma que la vida
es la gran tierra, y que la gran tierra es, en sí, las plantas y las hierbas. Los
primeros sutras enseñan que la claridad de nuestra vida es como la luna, y que
la pureza de esa vida es como una flor. Pero el Sutra del loto no dice lo mismo:
sostiene que la luna es la vida, y que la flor, en sí, también lo es. A partir de esto,
debe comprender que este arroz pulido no es arroz, sino la vida misma.

Antecedentes

En la carta faltan el nombre del destinatario y la fecha en que fue escrita. El


título, La ofrenda de arroz, deriva del primer fragmento, donde Nichiren
2
Daishonin agradece los obsequios recibidos. También alude al tema principal
del escrito, que es el espíritu de ofrenda propio del budismo. Aunque los
venerables de la Antigüedad practicaban la ―ofrenda real‖, ya que daban la vida
por el budismo, la gente común de la época actual practica las ―ofrendas por
principio‖, entregando aquello que da sustento o valor a su vida. En última
instancia, dice el Daishonin, lo que convierte nuestras ofrendas en actos
significativos es la ―determinación seria y sincera‖. Por lo tanto, para él ese arroz
pulido que ha recibido equivale a la vida en sí.

Las condiciones en el monte Minobu eran durísimas; a menudo, el Daishonin y


sus discípulos carecían de alimentos y de provisiones indispensables. Por
suerte, había un grupo de fieles seguidores laicos que lo ayudaba a cubrir sus
necesidades.

Notas

1
Se desconoce la fuente.
2
Hay un pasaje parecido que aparece en el Comentario sobre el “Sutra de la red de
Brahma”, que a su vez es una cita del Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría.
3
El relato del niño Montañas Nevadas, que ofrendó su cuerpo a un demonio, aparece en el
Sutra del nirvana. ―Una enseñanza compuesta de ocho caracteres‖ se refiere a la última
frase del siguiente fragmento: ―Todo es mutable; nada es constante. Esta es la ley del
nacimiento y la muerte. Extinguiendo el ciclo del nacimiento y la muerte, uno ingresa en la
alegría del nirvana‖.
4
La crónica donde se cuenta que el príncipe Shotoku (574-622) se arrancó la piel de la
mano aparece en Comentario personal sobre cuestiones referidas al príncipe Shotoku. El
relato del episodio en que el emperador Tenji (626-671), trigésimo octavo en la línea
imperial, se quemó el dedo del medio, o dedo cordial, aparece en Breve historia del
Japón.
5
En este caso, se ha traducido como ―vida‖ el término japonés kokoro, que se refiere al ser
esencial de un sujeto. Al respecto, véanse las Notas sobre la traducción.
6
El paramita de la ofrenda es uno de los seis paramitas –o prácticas— que observan los
bodhisattvas del budismo Mahayana.
7
Este pasaje en realidad aparece en la obra de T’ien-t’ai Profundo significado del “Sutra
del loto”, como comentario al siguiente fragmento del capítulo ―Los beneficios del Maestro
de la Ley‖ del Sutra del loto: ―Las doctrinas que ellos prediquen durante esa época se
ajustarán a la esencia de los principios y jamás contradirán la realidad verdadera. Y
cuando expongan algún texto del mundo secular o hablen sobre asuntos de gobierno u
ocupaciones que sostienen la vida, en todos los casos lo harán de acuerdo con la Ley
correcta‖.

También podría gustarte